-^ .* -^^^^riM
\á
•"Nr
íi
■%» ■ ^
^ )
r ^
^J
. ' ■^■•^-
' 'C. \,
^ V.
n .4^
yK .f^j..á^ ^^':ih^.%L-7rf
Tomo 26. No. 1
MEMORIAS Y REVISTA
SOCIEDAD científica
6W
A_iitonio ^lz:ate
publicadas bajo la dirección de
RAFAEL AGUILAR Y SANTILLÁN,
Skobktario General Perpetuo
SOMMAIRE.
(Mémoires, feuilles 1 á 6")
99
Blologle. — ^Expériences de Plasmogénie. Infilti-ations d'acide chlorhydiáque dans
un silicate alcalin, par le Prof. A. L. Herrera, p. 43-49. pl. V-XIII.
Chemins de fer. — Observations faites dans le F. C. Nacional de Tehuantepec,
par M. A. Peimbert, p. 5-41, pl. I -IV.
MÉXICO
Ils/LFT<.:EnsrTA. DEL GS-OBIEFllSrO FEr)EFÍ,A.3L
(3» CALLE DE BEVILLAGIGEDO NÚM. 8).
Jiüio 1907.
Publicación registrada como articuio de segunda ciase en 12 de Febrero de i907
Dons et nouvelles pnblications reines pendant jnillet 1907.
Les noms des donateurs sont imprimes en italiques; les membres de la Société
sont designes arec M. S. A.
Abbe (Cleveland). — The Progress of Science as illustrated by tlie Development
of Meteorológy. Annual Presidential Address. Washington. {Philoso-
fUcál Society, Bulletin. Vol. XV, pp. 27-56). July 1907.
Aotes de la Société Melvétique des Sciences Naturelles. 89me. Session du 29 JuiUet
au 1 Aoút 1906 á St.-Gall. 89 fig. & pl.
Albera (Dott. Cario). — Riassunto delle osservazioni meteorologiche fatte al
Grand Hotel du Mont Cervin (Griomein-Valtoumanche) in Valle d'Aosta
durante la stazione estiva (1906). — Perugia (L'Idxol., la Climat. et la Te-
rapia Fisica). 1907. 89 {Osservatorio del E. Collegio Cario Alberto inMon-
calieri).
Baber (Prof . Alfred). — The Foundations of G-eometry. Pressidential Address
to Sectíon HI. (Trans. R. Soc. Canadá, 2ds. XH). Ottawa. 1906. 89 {Prof.
a. B. Halsted, M. S. A.)
Berüner Astronomisches Jahrbuch für 1909 mit Angaben für die Oppositionen
der Planeten (l)-(569) für 1907. Herausgegeben vo a dem -Eomí^Z. Astro-
nomischen Eecheninstitut unter Leitung von J. Bauschinger. — Berlin.
1907. 89
Biolley (P.) — MoUusques de l'Isla del Coco. Résultats d'une expédition faite en
janvier 1902, du 11 au 16, sous les auspiees du Gouvernement de Costa
Rica. — San José. 1907. 89 2 pl. (Museo Nacional de Costa Rica).
Briosi {Prof. Giovanni), M. S. A. — Atti dell' Istituto Botánico deU' Universitá
di Pavia. Seguito dell' Archivio Triennale del Laboratorio di Botánica
Crittogamica. II Serie. Vol. X. Con 28 tav. e 1 ritratto. Milano. 1907. 89
Clarke (John M.) — Naples Fauna in Westera New York. Part 2. Albany. 1904.
49 pl. {Xew York State Maseum. 57 th Annual Report. 1903. Vol. 3. Me-
moir 6).
Clarke (John M.) and Ruedemann (R.) — Gruelph Fauna in the State of Neiv
York. Albany. 1903. 49 pl. New York State Museum. 57 th. Annual Report.
Vol. 3, Memoir 5).
Credner (Prof. Dr. Hermann), M. S. A — Elemente der Geologie. Zehnte, un-
veránderte Auflage mit 624 Abbild. im Text. Leipzig. 1906. 8? — Die gra-
nitischen Gange des sachsischen Granulitgebirges. Eine Studie auf dem
Gebiete geneti.scher Geologie. Berlín (Zeit&chr. D. Geol. Ges.) 1875. 1
Taf. — Das sáehsische Granulitgebirge und seine Umgebung. Leipzig.
1884. 129
MEMORIAS
DE LA
(}„„ ((
le.
MEMOIRES
/ /
nrrii
I
I
m
rr
If
E
"Antonio Álzate."
Publiés sous la direction de
RAFAEL AGUILAR Y SANTILLAN,
Secrétaire perpétxiel.
TOME 26
1907-1908-
MEXIOO
Imprimerie du Gouvernement Federal.
1907
MEMORIAS
IIL
"Antonio Álzate."
Publicadas bajo la dirección de
RAFAEL AGUILAR Y SANTILLAN,
Seoretario perpetuo.
TOMO 26
1007-1908.
LIBRARY
NEW YORK
botanical
MÉXICO
IMPRENTA DEL GOBIERNO FEDERAL
(3? de Kevillag-igedo nám. 3).
1907
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQÜE "ANTONIO ÁLZATE."
IMKXICO.
FONDEE EN OCTOBRE 1884,
Meiiibrfs fondateurs.
MM. Rafael Aguilar y Santillán, Guillermo B. y Puga, Ri-
cardo E. Cicero et Manuel Marroquín y Rivera.
Président honoraíre perpétuel.
M. Ramón Manterola.
Secrétaire géuéral perpétuel.
M. Rafael Aguilar y Santillán.
Conseíl directif.— 1907.
Président. — Dr. Antonio J. Carbajal.
Vice-Prbsident. — Ing. G. M. Oropesa.
Secrétaire. — Prof. E. E. Schulz.
Vice-Secrbtaire. — Pro. M. Lozano y Castro.
TrésORIER perpétuel. — M. José de Mendizábal.
La Bibliothéque de la Société (Ex-Mercado del Volador), est ouverte
au publie tous les jours non feries de 4 h. a 7 h. du soir.
Les "Métnoires" et la ' 'Revue" de la Sociétó paraissent par cahiers in 89
de 64 pags. tous les mois.
La eorrespondanee, mémoires et publications destines á la Société, doi-
vent étre adressés au Secrétaire general á
Palma 13.— MÉXICO (Mexique).
Les auteurs sont seuls responsables de leurs écrits.
Les membres de la Soeiété sont designes avec M. S. A.
SOCIlíTÉ SCIKNTIFIQDE "ANTONIO ALZATK." MÉMOIHKS. T. 26.
ESTUDIO SOBRE LA SOPElíESTRüCTÜR-l DE LAS VÍAS FÉRREAS,
Observaciones hechas en el Ferrocarril Nacional de Tehuantepec
POR EL INGENIERO CIVIL
ÁNGEL PEIMBEET, M. S. A.
LIBRARY
NEW YORK
«OTANICaL
1. — Las maderas empleadas ala fecha para durmientes en
el Ferrocarril Nacional de Tehuantepec, pueden considerarse
naturalmente agrupadas en dos clases diversas :
Maderas del país. Maderas norte-americanas.
(a.) En cuanto á las primeras existen en una variedad in-
mensa, p'iro las que pueden considerarse de primera clase y
cuya duración ó eficieacia en la vía está comprendida entre
cuatro y cinco años, son las sigaieates:
Primera clase. Encino, Guayaeán, Moral, Cocuite, Chipi-
le, Grisiño, Nazareno, Macaya (corazón), Tepesuchil, Nacax-
tle (corazón), Palo-María. Granadillo.
Las que pueden estimarse de segunda clase y cuya dura-
bilidad oscila entre tres y tres y medio años, son las que si-
guen:
Segunda clase. Chico Zapote, Ubero, Solerilla, Picho, Da-
Anqél Pbimbeet.
game, Roble, Caoba, Cedro, Caobilla, Texhuate, Tepozontle,
Huesillo, Sangregado.
Deben considerarse como inútiles las siguientes cuya du-
ración no excede de un año :
Inútiles. Jonote, Palo Mulato, Ceyba, Rabo Lagarto, Pa-
lo Blanco, Lecberillo, Manzanilla, Tepe-Cacao; Mala Mujer,
Macayita, Espino Blanco, Chicharrón, Chancarro y en gene-
ral aquellas maderas blandas y que carecen de lo que vulgar-
mente se llama corazón; entendiéndose por "maderas de co-
razón" aquellas cuyo durainen ó albura se encuentra coloreado
de un tinte generalmente oscuro, de gran dureza y densidad.
Generalmente estas maderas no crecen en los pantanos, en los
cuales de preferencia abundan las maderas blandas y de poca
resistencia, sino que más bien abundan en las partes altas.
Comparadas las maderas que se producen en las tres regio-
nes principales del Istmo, es decir, la Norte, la Central y la
Sur, se encuentra que la misma clase de madera varía según
que se produzca en cualquiera de las tres regiones menciona-
das aumentando su consistencia y duración gradualmente del
Norte al Sur. Considerando climatéricamente las condiciones
de las tres regiones, podemos clasificarlas como sigue :
Región Norte. Coatzacoalcos á Río Jaltepeo km. O á 127.
Clima cálido y excesivamente húmedo, (abundan las regiones
pantanosas).
Región Central. Río de Jaltepec á Cañón de Malatengo,
km. 127 á 200. Clima cálido y húmedo, (existen pocos panta-
nos).
Región Sur. Rincón Antonio á Salina Cruz. km. 200 á 305.
Clima cálido y seco, aumentando la sequedad con la proximi-
dad al Pacífico, (no hay pantanos).
Si se comparan estas condiciones de clima en su relación
con la duración de las maderas, resulta, como indiqué ante-
riormente, que la mejor calidad se obtiene cuando la madera
se produce fuera de las zonas pantanosas, en los terrenos ele-
SüPEBKSTRüCTüHA DE LAS VÍAS FÉRBEAS.
vados, ó en la región Sur bajo la influencia de un clima exce-
sivamente cálido y seco.
En los últimos contrafuertes de las sierras que circundan
la costa del Pacífico, y del lado de este Océano, se encuentran
algunas maderas resinosas que bajo la influencia de los vien-
tos marítimos, adquieren una consistencia y dureza verdade-
ramente excepcionales. Se han usado muy poco en el Ferro-
carril en virtud de lo diseminadas y escasas que se hallan y
en la dificultad consiguiente de transportarlas á la vía á pre-
cios razonables.
{!).) Respecto á las maderas americanas se han usado en
el Ferrocarril las siguientes:
Pino Amarillo (Yellow Pine), Cedro Colorado de Califor-
nia (Red-wood).
2. — Según acabamos de ver en el cuadro de las maderas
del país, la duración máxima de los de primera calidad no
excede de 5 años. En cuanto al cedro colorado no hay toda-
vía experiencia en los colocados últimamente, pero parece que
esta madera resiste mucho á la acción combinada del calor y
de la humedad que son los agentes atmosféricos que originan
la destrucción de la madera, pues aún se han encontrado en
algunos de los tramos mejor drenados de la División Sur, dur-
mientes de esta clase desde la época de la construcción, los
que seguramente vivieron 8 años por lo menos.
3. — En cuanto á las maderas preparadas, la única que á la
fecha se ha usado en la vía es el pino creosotado.
4. — El procedimiento para la creosotización ó alquitrana-
miento de estos durmientes, consiste en sumergirlos primera-
mente en un recipiente ó caldera cerrada en la cual se hace el
vacío para desalojar en lo posible el agua de los vasos capila-
res de la madera y después por medio de llaves especiales se
hace entrar el creosote caliente, comprimiéndose después el
aire para que la penetración sea más rápida y perfecta. Los
durmientes ó pilotes que se trata de creosotizar entran al re-
Ángel Peimbebt.
cipiente por medio de un carrito sobre rieles á propósito y tan-
to el vacío como la compresión posterior se verifican por me-
dio de bombas especiales. Teniendo de este modo la madera
sujeta á una pres'ón de 100 libras por pulgada cuadrada ó sean
7.27 kilos por centímetro cuadrado durante 24 horas, se logra
que el creosote penetre por lo menos una pulgada, lo que se
juzga suficiente para preservar la madera por un período de
8 á 10 años.
El creosote tiene además la ventaja de preservar la made-
ra en el agua salada, contra los insectos que como la "broma"
ó el *'teredo" la destruyen rápidamente en condiciones nor-
males, y es por esta razón que se usan de preferencia los pi-
lotes preparados con este sistema en la construccióa de mue-
Des provisionales, viaductos, etc.
5. — Pueden preservarse las maderas inyectándoles sulfato
de zinc ó cobre ú otros antisépticos, para lo cual se procura
desalojar previamente, como en el procedimiento anterior des-
flemando previamente las maderas la savia de los vasos; pero
con respecto á estos sistemas no se han usado en el Ferroca-
rril de Tehuantepec.
La alteración principal de los durmientes en los climas tro-
picales se debe, como indiqué anteriormente, á la acción com-
binada del calor y la humedad, agentes que en estos climas
obran casi de una manera constante y refiriéndome al Istmo,
con mayor intensidad en la región Norte, decreciendo la hu-
medad gradualmente hacia el Sur,
Respecto al calor solar, puede en parte amortiguarse su
efecto de oxidación ó combustión lenta, cubriendo el durmien-
te por una pequeña capa del mismo balastre que se use en la
vía, en la forma adjunta; esto evita la acción directa de los
rayos solares y aunque las chispas ó rescoldos de las locomo-
toras incendien los durmientes como frecuentemente acon-
tece.
En cuanto á la humedad, esta puede ser de dos naturale-
SOPEBESTBUCTÜBA DB LAS TÍAS FÉBRBA8.
zas ; atmosférica ó subterránea. La primera no puede evitar-
se su efecto, el cual por otra parte es transitorio, en tanto que
dura la precipitación acuosa; pero la segunda, resultado direc-
to de la primera, puede ser más ó menos permanente y es in-
dudablemente la que más perjudica al durmiente que se en-
cuentra de este modo parcialmente sumerjido en un terreno
húmedo ó fangoso. Esto acontece naturalmente en vías que
carecen de balastre permeable y que los durmientes asientan
directamente sobre el terreno natural, el cual por su natura-
leza arcillosa ó barreal es poco permeable y retiene por lo mis-
mo la humedad de las precipitaciones acuosas, lluvias, rocíos,
nieblas, etc.; y viene de aquí precisamente la necesidad de ais-
lar al darmiente drenando el lecho inferior de la vía, para lo
cual una capa de balastre permeable, incompresible y elástico
que generalmente no exceda de 12" ó sean 0.30 cm., es sufi-
ciente. La grava de río bien limpia ó en su defecto la roca
quebrada, son balasti-es de primera calidad. El objeto del ba-
lastre no es solo, como pudiera creerse, el verificar el drenado
completo de la superestructura, reparte á la vez la presión
ejercida por las cargas rodantes en una superficie mayor, im-
pide por consiguiente el hundimiento de los durmientes espe-
cialmente en los terrenos blandos ó pantanosos indicados, ha-
ciendo que los rieles y durmientes trabajen propiamente, evi-
tando los esfuerzos exagorados de flexión y aun torsión; cons-
tituye por consiguiente el cimiento de la vía.
Dadas las anteriores consideraciones se comprende la im-
portancia del balastre para la duración ó eficiencia de los dur-
mientes en las vías férreas y refiriéndome especialmente al
Ferrocarril de Tehaantepec, diré qué aún no tenemos datos
sobre la vida de los durmientes en tramos de vía balastrados,
puesto que relativamente hasta una época reciente (cinco años
á la fecha) es cuando se ha comenzado á balastrar el camino
de una manera definitiva y constante; por lo tanto los datos
anteriormente consignados se refieren exclusivamente á tra-
Mem. Soe. Álzate. México. T. 26. (1907-1908),— 2.
10 Ángel Peimbest.
mos de vía no balastrados y sujetos completamente á la ac-
ción destructora de los agentes atmosféricos.
Siendo la División Sur del Istmo en general bastante seca,
la duración de los durmientes es mucho mayor que en la divi-
sión Central óNorte, ayudando también la naturaleza del sub-
suelo mucho más permeable. Como el drenado de la supei'es-
tructura es enteramente necesario para la buena conservación
del durmiente, es de aconsejarse perfiles análogos á los adjun-
tos para el fácil escurrimieato de las aguas, perfiles que sería
conveniente adoptar en genei'al para la vía ancha y que aun-
que está de acuerdo con las dimeasiones adoptadas comun-
mente, difieren sin embargo en lo que respecta á los talu-
des de escurrimiento, los que he procurado acentuar así co-
mo las cunetas de desagüe para asegurar el drenado perfecto
de la vía.
(6) Hay en el Istmo y en general en toda la costa de Sota-
vento un detalle aunque curioso, de exactitud perfectamente
comprobada. Las maderas que no se cortan cuando la Luna
está en cuarto menguante, son atacadas rápidamente por los
insectos, especialmente por el comején. Este fenómeno orgá-
nico queda aparentemente explicado por las inflaencias que
nuestro satélite ejerce sobre los movimientos ascencional y
descencional de la savia, la cual es necesario desalojar de los
vasos para que la madera se conserve por más tiempo.
Hay otra circunstancia que influye mucho para la dura-
ción de estas maderas: Como naturalmente se paga á los con-
tratistas un tanto por durmiente labrado con hacha, resulta
que el trabajador escoje las ramas de loá árboles que menos
trabajo d'i desvaste le originen para obtener pronto el dur-
miente y es bien sabido que la madera de las ramas no presta
la misma consistencia que la de los troncos, cuya albura se
encuentra en condiciones de perfecto desarrollo y endureci-
miento. Para obtener buenos durmientes coa las maderas du-
rísimas del Istmo, sería preciso instalar sierras meeánieas ade-
Sdpekesteüctüka dk las vías férreas. 11
cuadas, con el objeto de aprovechar los gruesos troncos que no
pueden labrarse con hacha de una manera económica.
No sucede lo propio con las maderas americanas blandas,
como el cedro colorado y pino ; si estas se aserraran resultaría
que la superficie de la madera, no quedando lisa sino más bien
porosa y áspera por el efecto de la sierra, absorbería gran can-
tidad de agua. Por esta razón estos durmientes de cedro colo-
rado y pino se han pedido "splitted," es decir, cortados con
hacha al hilo de la madera, pues de esta suerte se disminuye
en gran parte la absorcióu del agua y se facilita su escurri-
miento sobre la superficie del durmiente.
Respecto á las cargas que han circulado sobre estos dur-
mientes, si se tiene en cuenta que el tonelaje trasportado en
el último año fiscal de 1905 á 1906 fué un total de 121,438 to-
neladas, que en la vía hay aproximadamente 556,200 durmien-
tes y que la distancia media recorrida por tonelada fueron 107
kilómetros, resulta que por durmiente circuló una carga me-
dia de 42,116 toneladas. Suponiendo que el material i'odante
que trasportó la carga esté en relación al peso de la carga mis-
ma en una proporción de 130%, resulta que su peso fué de
54,750 toneladas, ó sea un total de carga anual sobre el men-
cionado tramo de 96,866 toneladas por durmiente.
Respecto al peso de cada tren puede decirse que el máxi-
mo nunca excedió de 400 toneladas iucluso el material rodan-
te y en ciiaiito á su velocidad tuvo como límites para los tre-
nes de carga 25 ó 30 kilómetros por hora y para los trenes de
pasajeros 35 á 40 en las Divisiones Norte y Central y 45 á 50
kilómetros por hora en la División Sur.
Respecto al peso de las locomotoras el cuadro que se halla
adelante, resume los pesos sobre los ejes y el de los tanques
respectivos de los usados para el tráfico de carga y pasajeros
de este Ferrocarril.
(7). Los durmientes de maderas del país comienzan á des-
truirse siempre del exterior al interior, siendo el centro ó co-
12 Ángel Pbimbeet.
razón lo último que se pudre, permitiendo esta circunstancia
que su eficiencia sea la máxima; varias veces se rajan longi-
tudinalmente y casi siempre concluyen por quebrarse trans-
versalmente. No sucede lo propio con las maderas americanas,
pino amarillo (yellow pine) y el cedro colorado (red wood); en
virtud de su porosidad la alteración es casi simultánea en la
totalidad de la sección y por lo mismo comenzando á hacerse
sentir la alteración puede decirse que el durmiente no durará
mucho tiempo.
Los durmientes generalmente se hienden longitudinal-
mente.
La alteración sufrida por los durmientes siempre es ma-
yor en la cara inferior ó de asiento que en la cara superior y
se hace más sensible esta diferencia de alteración especialmen-
te en vías que carecen de balastre y en las cuales el durmiente
asienta directamente sobre el terreno natural.
Los durmientes sufren además ciertas alteraciones debi-
das á la influencia de los trenes. Desde luego el riel tiende á
hundirse en el durmiente bajo la acción de las cargas rodan-
tes y á deslizarse lateralmente en las curvas en virtud de la
fuerza centrífuga. Además, en las vías no balastradas ó balas-
tradas imperfectamente la vía se hunde al peso de los trenes,
produciéndose cierta flexión del riel en un plano vertical, fle-
xión que tiende á aflojar los clavos. Los dos primeros incon-
venientes se destruyen en gran parte empleando placas de
trasmisión que distribuyen la presión en una superficie mayor
é impiden que el riel penetre en la madera del durmiente.
Además, como las placas en las curvas tienen tres agujeros y
por consiguiente tres clavos, resulta que en realidad quedan
éstos hechos solidarios por el intermedio de la placa, y el riel
para deslizarse transversalmente necesitaría arrastrar estos
tres clavos y la placa misma. En caso de no existir la placa,
un solo clavo es el que se opone al deslizamiento transversal
ó dos si acaso la curva se ha reclavado del lado exterior. (Vean-
SUPEBESrrBDCTCHA DE LAS VÍAS FÉEBKA8. 13
se los dibujos adjuntos de las placas Servís usadas en el Fe-
rrocarril Nacional de Teliuantepec, para rieles de 56 y 80 libras
por yarda). Con respecto á los movimientos de flexión que
tienden á aflojar los clavos, estos solo pueden evitarse conso-
lidando el lecho de la vía con un buen balastre, pues solo de
esta manera el durmiente trabaja con propiedad.
(8) Para comí dementar este estudio diré algo respecto á
la colocación de los durmientes, sus dimensiones y costo de
conservación.
Las dimensiones comunes adoptadas han sido en medidas
inglesas 8'xG"x8" ó sean en medidas métricas 2.44x0.15 X
0.20. Con rieles de 80 libras por yarda se ha seguido la prác-
tica de espaciar los durmientes 0.80 ms. centro á centro ó sean
0.60 ms. de claro, lo que da por kilómetro un número de 1400.
De un modo práctico se han colocado 13 á 14 durmientes por
riel de 30" de largo lo que da un promedio por kilómetro de
1,498 durmientes. Con el riel de 06 libras por yarda se ha re-
ducido Is separación 0.60 ms. centro á centro ó sean 0.40 ms.
de claro por riel, resultando por kilómetro una proporción de
2,000, ó sean de un modo práctico 18 durmientes por riel de
30', ó lina proporción ae 1,998 durmientes por kilómetro.
Respecto al costo anual de conservación de los durmien-
tes usados en el Istmo, presento los cuadros siguientes que
he calculado teniendo en cuenta su costo actual y comparán-
dolos con el correspondiente á los durmientes de acero de for-
ma "'Gamellón" experimentados en el F. C. Mexicano y cuyos
resultados entre Orizaba y Veracruz pueden considerarse co-
mo típicos para las regiones tropicales de nuestras costas y
manifiestan las ventajas que se obtienen en favor de dichos
durmientes de acero, aunque su uso exije, como condición in-
dispensable, lechos de vía bien consolidados y balastrados.
14 Ajígel Peimbéet.
Ferrocarril nacional de Teliuantepec.
Costo comparativo de durmientes.
Calidad. Duración. Costo. Costo por A5o.
Maderas del país 2^ clase 3 años $ 1.00' $ 0.333
„ „ „ P „ 5 „ 1.50 0.300
„ americanas Pino ama-
rillo.... 6 „ 1.90 0.316
„ „ Cedro co-
lorado.. 8 „ 2.40 0.300
„ „ Pino creo-
sotado.. 10 „ 2.90 0.290
Acero 30 „ 3.50 0.116
Costo comparativo tomando como unidad un período de 30 años
ó sea la duración de un durmiente de acero.
Costo en 30 Costo de coloca-
anos, cien en 30 anos. Costo Total Costo por año.
Maderas del país 2^ clase. $ 9.99 $ 10.00 $ 19.99 $ 0.66
»
1^
9.00
6.00
15.00
0.50
n
Pino amarillo . .
9.48
5.00
14.48
0.48
>•
Cedro colorado.
9.00
3.66
12.66
0.42
>j
Creosotados
8.70
3.00
11.70
0.36
Acero .
3.50
1.00
4.50
0.15
Para los durmientes de maderas americanas hay que aña-
dir el costo de las placas de trasmisión "Servís" que es de
$0.17 por placa; resulta que la proporción de conservación se
aumenta de 4¿ centavos por año, suponiendo que la placa con-
tinúe sin alteración.
SUPÉEKSTEDOTUBA DE LAS VlAS I'ÉEBÉAS. 15
Ferrocarril Nacional de Telmantepec.
Peso del material de tracción.
Clase.
Peso sobre la
Carretilla.
Libras.
Peso sobre las
Euertas Motrices.
Libras.
Peso Total.
Libras.
Peso del Tanque
20
y 22
30,800
56,500
87,300
62,400
;
21
35,500
67,000
102,500
62,400
60
á65
15,500
114,700
130,200
82,300
m
y 67
15,500
114,700
130,200
82,300
68
á71
15,500
114,700
130,200
82,300
15
y 16
27,900
84,380
112,280
60,500
30
á32
26,960
82,800
109,760
80,000
50
á55
10,000
100,000
110,000
80,000
40
á43
25,000
84,000
109,000
110,100
MÉTODOS DE CONSERVACIÓN.
(9). El rápido desarrollo de nuestras vías férreas exige el
uso cuantioso de maderas para emplearse como durmientes,
los bosques cercanos á las vías férreas han ido desaparecien-
do rápidamente á consecuencia de esta explotación y llegará
un futuro no muy remoto en que las Compañías Ferrocarrile-
ras se preocupen seriamente sobre la manera de obtener ó
reemplazar dentro de condiciones económicas este importante
elemento de la superestructura.
Por lo que al Ferrocarril Nacional de Tehuantepec respec-
ta, puedo decir que las maderas á los lados da la vía están
prácticamente agotadas, es necesario ahora para conseguir los
durmientes del país que se utilizan en la vía el internarse en
el interior á largas distancias, no pudiéndose lograr el obtener
en un momento dado un cierto número importante de durmien-
tes, pues además de las dificultades naturales de la región y
16 Ansel Pkimbbet.
de la escasez indicada de maderas, existe la no menos impor-
tante de la escasez de brazos que puedan dedicarse á este tra-
bajo. Estas dificultades han producido como resultado natu-
ral una alza de consideración en el costo de los durmientes á
tal grado que hace diez años, por ejemplo, cuando el que sus-
cribe estuvo encargado de la construcción del Ferrocarril del
Juile á San Juan Evangelista, ramal bien conocido del Ferro-
carril Nacional de Tehuantepec, pudo obtener durmientes de
maderas duras de primera calidad á razón de $0.60 á $0.70
cada uno, en tanto que ahora, debido á las circunstancias an-
tes mencionadas, ha sido preciso pagar de $ 1.50 á $ 1.75 por
durmiente de la misma calidad ó quizá inferior, es decir que
el aumento en costo ha sido de 250%.
Esta escasez de durmientes, ha obligado á la Compañía á
usar maderas norteamericanas traídas de los E. U., como in-
diqué anteriormente, pei'o el precio también creciente cada día
de estas maderas y su eficiencia quizá no muy satisfactoria pa-
ra el uso especial de nuestros climas tropicales, hace pensar en
la necesidad urgente de buscar otros medios que puedan hacer
frente á las demandas constaiites del Ferrocarril,
En Nueva York el precio de la madera llamada "hemlock"
ó sea una variedad de Pino del Canadá ha aumentado en los úl-
timos diez años un 95 por cieuto, el pino amarillo del Sur, un
110 por ciento, el encino blanco está agotado en los Estados
del Nordeste y se cree que el consumo general de durmientes
de pino y de encino muy pronto excederá á la producción de
los Estados del Sur y hará del todo punto imposible á los ca-
minos del Este el usar durmientes de primera calidad, proce-
dentes del Sur. El consumo anual de maderas es en los E.U.
enorme y llega en números redondos á la cifra de
$ 1.000,000.000 y solamente un 25% de esta cantidad se con-
vierte en productos labrados, el resto puede decirse, se em-
plea como madera de construcción.
En México, el consumo de durmientes en toda la red fe-
SOPBKESTRUCTURA DE LAS VÍAS FÉRREAS. 17
rrocarrilera, debe variar aproximadamente de 5 á 6 millones
de durmientes por año y aunque si bien es cierto que aún exis-
ten bosques casi vírgenes que podrían perfectamente atender
este consumo, el hecho real es que por lo común las distancias
de transporte van siendo cada día más grandes y llegará un
momento en el que verdaderamente sea imposible el obtener
estos durmientes á precios razonables.
ün examen somero de esta situación ligeramente descrita,
nos demuestra palpablemente la necesidad que hay de preo-
cuparse serianií^nte, sobre la manera de sustituir la madera
por algún otro material más permanente, hierro ó concre-
to y aunque con este último se han hecho numerosos ensayos,
especialmente usando el concreto armado, hasta la fecha no
se ha llegailo aún á obtener un resultado satisfactorio, la difi-
cultad {.rinc'ipal consiste en la unión entre el riel y el durmien-
te, la cual es sumamente difícil de obtenerse y de conservar-
se en buenas condiciones de seguridad en los durmientes de
concreto armado.
Respecto á los durmientes de acero, he mostrado en el cua-
dro anterior los resultados obtenidos en el F, C. Mexicano de
Veraeruz, los cuales son bastante satisfactorios, pero lo ele-
vado del costo hace pensar en algún otro medio más económi-
co, es decir, en los diversos procedimientos empleados para la
conservación de las maderas por medio de la inyección de sus-
tancias antisépticas, las cuales en tanto que su costo no exce-
da al costo del durmiente presentan ventajas, pues desde lue-
go, suponiendo que la vida ó duración del durmiente se duplica
el costo de mantenimiento se reduce, eliminándose el relativo
á la sustitución del durmiente.
La adopción de balastres de buena calidad en las vías fé-
rreas, es también un factor importantísimo que influyo esen-
cialmente en la duración de los durmientes, siendo natural-
mente el mejor de ellos, la grava limpia ó piedra quebrada,
Mem. Soo. Alnate. México. T. 26 (1907-1908)— 3.
18 Ángel Peimbert.
pues es el que asegura la permeabilidad más completa y el que
garantiza más la vida del durmiente.
10. — Creo coaveniente indicar á continuación las reglas ge-
nerales que deben seguirse para la preparación de las made-
ras, ya sea que éstas se usen solas ó inyectadas con sustancias
antisépticas.
La madera no debe usarse si no está bien desarrollada y
sazonada, es decir, cuando la albura ó durámezi e^tá en pleno
desarrollo, pues en estas condiciones su re^^istencia y duración
son mucho mayores. Cuando la madera está tierna ó verde las
paredes celulares son blandas en tanto que con la evaporación
del agua de la savia, se secan las sustancias minerales y se
consolidan dichas paredes celulares aumentándose la resisten-
cia. Además si la savia queda encerrada en las celdillas, co-
mo acontece cuando las maderas tiernas se entierran ó se pin-
tan, se producen fermentaciones muy favorables al crecimien-
to de ciertos hongos que rápidamente atacan la materia orgá-
nica y destruyen la madera. Por otra parto si la madera debe
inyectarse con sustancias antisépticas, es enteramente nece-
sario desalojar la savia de los vasos celulares á fin de que este
espacio sea ocupado por la sustancia inyectante ó preserva-
tiva.
Los métodos más usuales para preparar la madera, es de-
cir, para secarla convenientemente son los tres siguientes:
1? — Apilar ó entongar la madera al aire libre en pilas ó
tongas de tal manera que las piezas queden espaciadas unas
de otras á fin de asegurar el libre acceso del aire, teniendo so-
lamente cuidado de proteger las hiladas superiores contra la
lluvia, ya sea por medio de piezas inclinadas ó ya con algún
otro material á propósito.
2? — Secar la madera en un horno especial por medio de
aire caliente. Este procedimiento es rápido, pero tiene el in-
conveniente de que la madera se tuerce ó hiende fácilmente y
solo puede usarse para piezas de gran escuadría.
Sdpeekstructuka dk las vías férreas. 19
39 — Sujetar la madera en un recipiente cerrado ó caldera
á la presión del vapor, la cual desaloja la savia y después á un
vacío en el mismo recipiente á fin de extraer el agua de las
celdillas.
Una vez la madera preparada y seca por alguno de los pro-
cedimientos anteriores puede sujetarse á la inyección de las
sustancias antisépticas por cualquiera de los métodos siguien-
tes que son los más en uso actualmente en los ferrocarriles
americanos y europeos.
MÉTODO DE PRESERVACIÓN DE LAS MADERAS.
11. — {A). Procedimiento del cloruro de zinc sin vapor.
El procedimiento es enteramente semejante al que se usa
para la inyección del creosote. Los siguientes datos correspon-
den á un ensaye recientemente hecho en la instalación de Las
Vegas, Santa Fe, E. U. A.
Se colocaron durmientes de madera de pino perfectamen-
te sazonada y seca:
Se practicó el vacío en el recipiente á las 5.50 p. m.
Se alcanzó un vacío de 21" „ 6.50
Se bombeó el cloruro de zinc ,, 6.50
Se alcanzó una presión de 80 libras „ 7.15
Se principió á disminuir la presión „ 10.15
Se concluyó la operación „ 10.35
Tiempo total del tratamiento 3 hs. 45 ms.
Los durmientes se pesaron cuidadosamente antes y des-
pués del tratamiento, acusando al final ixn aumento de peso
de 84.22 /í. La solución que se usó, penetró completamente la
madera. Los ensajes se repitieron con el mismo resultíido sa-
tiiífactorio. Hay que hacer notar que este procedimiento exi-
je el uso de madera perfectamente seca. Se recomienda por
su economía y por no exijir el uso del vapor.
(JB). Procedimiento del creosote.
20 Ángel Peimbeet.
El procedimiento del creosote es i ndudabl emento el más
eficiente de todos los conocidos para preservar las maderas.
A la fecha se hace de este procedimiento un uso cada vez más
creciente y es indispensable la necesidad de inspeccionar cui-
dadosamente el creosote. Han habida largas discusiones para
determinar con exactitud cuales deben ser los componentes
de un buen creosote, pero el ideal indudablemertte consiste
en aquel cuyos componentes permanezcan en la madera por
tiempo indefinido.
El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos
da para el creosote ó alquitrán las siguientes especificaciones:
(a). El alquitrán debe ser claro, es decir no debe contener
sustancias en suspensión. Esto puede ensayarse colocando una
gota sobre papel filtro, la mancha resultante debe ser limpia
y transparente.
(&). El peso específico debe ser 1.04 á 1.05 á la temperatu-
ra de 20°c.
(c). Puntos de ebullición. Hasta 150°c nada debe evapo-
rarse. A 200°c debe haber una pérdida por ebullición no su-
perior á un 10%. Hacia 235°c debe perderse una cantidad no
mayor de un 25%. A 355°c debe haber una péidlda por lo me-
nos de un 90%.
[d). El alquitrán debe ser absolutamente soluble en benzi-
na ó alcohol absoluto.
Respecto al procedimiento de inyección del creosote ya
indiqué anteriormente el más usado; existe sin embargo el si-
guiente enteramente moderno y que puede presentar algunas
ventajas; es como sigue:
(C). Procedimiento Rüping de Creosotado.
El procedimiento tiende esencialmente á economizar el
creosote inyectado á la madera y por consiguiente á baratar
su costo. Puede describirse brevemente como sigue: la made-
ra absolutamente seca y bien sazonada se coloca en un reci-
piente en el que se inyecta aire comprimido hasta la presión
SüPERESTBUCTüBA DE LAS VÍAS FÉBREAS. 21
de 5 atmósferas; esta presión se coi:iserva darante una hora.
El alquitrán se inyecta luego bajo una presión de cerca de 80
libras por pulgada cuadrada hasta que se llene el recipiente y
se coi'itinúa elevando la presión hasta alcanzar 14 ó 15 atmós-
feras. E^ta presión se mantiene hasta que la madera no pueda
absorber más cantidad de alquitrán. Entonces se baja la pre-
sión, se vacía el alquitrán y se hace el vacío en el recipiente.
El aire compri:uido contenido en las celdillas, expulsa el exce-
so de aceite mineral no absorbido por las fibras de la madera.
Se pretende que el procedimiento ahorra un 50 á 60% de la
cantidad de creosote usado en el método ordinario. Los ensa-
yes hechos cerca de Berlín atestiguan estos resultados.
{JD). Procedimiento del Cromo- Alumbre.
Este procedimiento ha sido inventado por el Sr. Kester de
Munich. La teoría del procedimiento brevemente descrita es
como sigue:
El inventor asienta que la dificultad principal que se en-
cuentra con las diversas sales usadas para la preservación de
la madera, es su mayor ó menor solubilidad en el agua y por
consiguiente su pérdida gradual bajo la acción del agua atmos-
férica. Para su preservativo emplea el alumbre de cromo y el
sulfato de sosa ácido. Estas dos sales disueltas y mezcladas
en frío no se combinan, pero si se calientan á 80°c se unen for-
mando un compuesto insoluble (Sal de Cromo).
La manera de emplearlo es como sigue:
La sales se mezclan en frío disueltas y se inyectan á la ma-
dera bajo presión de 4 atmósferas. Se inyecta en seguida el
vapor de agua al recipiente hasta elevar la temperatura á 80°c,
entonces las sales se combinan y el precipitado insoluble se
deposita en las celdillas. El único ensaye hecho fué en 25 dur-
mientes de los Ferrocarriles del Grobieruo de Baviera, durante
el año próximo pasado.
(E). Procedimiento de Giussani.
22 Angél Pbimbeet.
En los ferrocarriles italianos, está actualmente este proce-
dimiento en pleno uso y su descripción general es como sigue:
La base consiste en calentar el aire interior de las celdillas
de la madera, de suerte que éste en virtud de la dilatación es-
cape formándose un vacío parcial. La madera se sumerge en-
tonces en una solución fría de alquitrán ó cloruro de zinc, lo
que trae como consecuencia una penetración del preservativo.
La manera de operar es la siguiente:
Los durmientes se sumergen por medio de un mecanismo
automático en un baño caliente de alquitrán lo que produce la
dilatación y expulsión parcial del aire en las celdillas, después
rápidamente se arrojan á un baño frío de la misma sustancia,
lo que produce una penetración de 2 á 3 pulgadas. Los resul-
tados obtenidos con este procedimiento han sido satisfactorios
y se recomienda por no requerir planta especial y por su ma-
nipulación rápida, sencilla y económica.
I^IELES.
1. — Los rieles usados en el Ferrocarril Nacional de Te-
huantepec en un principio fueron de 56 y 60 libras por yarda
(27.78 y 29.8 kilos por metro) y en cortos tramos de 70 libras
por yarda (34.7 kilos por metro). Adjuntos pueden verse los
dibujos de las secciones al tamaño natural. Estos antiguos rie-
les en virtud de su estado defectuoso y de ser verdaderamen-
te inadecuados para el tráfico pesado que se espera en el Fe-
rrocarril, se han ido sustituyendo gradual y progresivamente
por rieles de mayor peso (80 libras por yarda, 39.7 kilos por
metro) comprados á la acreditada Compañía "Carnegie Steel
Co." Las secciones adjuntas de estos rieles y planchuelas al ta-
maño natural pertenecen á las aprobadas como Standard por
la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles.
SüPBBKSTHUCTüRA DB LAS VlAS FÉBBBA8. 23
En cuanto á las especificaciones generales, composición
química, fabricación, etc., de estos rieles puede decirse lo si-
guiente:
2. — Composición química:
Carbón 0.50 %
Fó.<£oro no excediendo de 0.10%
Siliza „ „ 0.20%
Manganeso 1 .05%
Sección :
La sección, como indiqué anteriormente es de las acepta-
das como Standard. Se aceptan como límite de tolerancia pa-
ra la altura de esta sección los siguientes:
Límite inferior 1.64" ó sean 0.004 mm.
„ superior 1.32" „ 0.008 „
Respecto á las planchuelfis se exije siempre un ajuste per-
fecto al riel.
Peso:
Con respecto al peso se ha permitido una tolerancia de ¿
á 1 por ciento, respecto al tonelaje total de cada pedido, pro-
curándose naturalmente ajustar el peso individual de los rie-
les lo más poí?ible al prescrito por la sección.
Longitud.
La longitud Standard de los rieles es de 30' (9ml44) Co-
munmente se acepta un 10% del pedido en longitudes pares
decrecientes de 28', 26' y 24' (7m315 y aun algunas veces,
sobre todo si van á usarse curvas de corto radio, convie-
ne pedir algún corto número de rieles de 16' ó 18' con el ob-
jeto que indicaré adelante cuando se trate del sistema de jun-
tas. Con referencia á las longitudes para riel, se admite una
tolerancia de ^'' ó sean 0.0064 ms. con relación á los largos in-
dicados antes.
24 Ángel Peimbbet.
Perforado:
Los agujeros circulares deben de estar de acuerdo con los
de las planchuelas correspondiendo con ellos perfectamente y
quedar exentos de rebabas.
Acabado y perfeccionamiento:
Los rieles deben enderezarse cuando estén fríos, pulirse
bien en las cabezas, cortarse á escuadra en las extremidades,
las cuales deben quedar perfectamente limpias y libres de las
rebabas que deja siempre la sierra. No del en tener ninguna
clase de defectos como grietas, fallas ó terceduras de cualquier
naturaleza que sean y que revelan defectos interiores que pue-
den comprometer su resistencia.
Marca:
Cada riel debe traer en letras realzadas sobre el alma la
marca de la Fábrica Constructora, así como el mes, año y tem
peratura de la fabricación.
Inspección:
Generalmente las Compañías de Ferrocarriles recurren á
Inspectores especialistas para vigilar la fabricación de sus rie-
les. El Iní>pector que en este caso representa al comprador,
tiene acceso libre á los talleres y vigila que los rieles se cons-
truyan de acuerdo con las especificaciones estipuladas. El
constructor sumínií^tra diariamente al Inspecto'r los ensayes
cuantitativos que se hacen respecto al carbón existente en ca-
da hornada, y cada 24 horas, un análisis completo represen-
tando un promedio de los demás elementos contenidos en el
acero.
La Compañía de este Ferrocarril ha empleado para la ins-
pección de sus rieles al Ing. F. Stuart "Williamson, de New
York.
En cuanto á la fabricación de los rieles, sin entrar en de-
detalles que serían verdaderamente objeto de un estudio es-
pecial, puedo decir en conjunto lo siguiente que he tomado de
SüPBBESTRDCTUBA DK LAS VÍAS FÉRREAS. 25
un informe presentado últimamente á la Sociedad de Ingenie-
ros Mecánicos en New York por el Sr. J. Kennedy.
"La mayor parte de los rieles hechos en los Estados Uni-
dos son de acero Bessemer, aunque algunos provienen de ace-
ro obtenido por el procedimiento del "open-hearth" y la ten-
dencia general consiste en obtener un grano fino y natural-
mente mayor resistencia. En los convertidores "Bessemer" el
carbón en exceso y otras impurezas del hierro se queman en
virtud de una fuerte corriente de aire que se inyecta á la ma-
sa fundida. La combustión hace que el hierro se eleve en el
convertidor á una alta temperatura. Cuando las impurezas se
han quemado, lo cual puede juzgarse por el aspecto de la fla-
ma al salir del convertidor, se añade nuevamente hierro con
una proporción conocida de carbón, de tal manera que la mez-
cla resultante contenga el tanto por ciento de carbón deseado.
Es de deseatse siempre eliminar en lo posible el azufre y el
fósforo que hacen el acero quebradizo. La cantidad de fósfo-
ro depende de la calidad del mineral que se use, y el azufre
generalmente proviene del carbón ó coke que se use en el pro-
cedimiento de reducción.
El metal pasa en seguida á las rieleras sucesivamente has-
ta enfriarse. Para producir un riel de grano fino que posea
buenas cualidades de resistencia, es necesario que el metal se
trabaje á una temperatura baja. Las secciones actuales domi-
nantes en los rieles, dice Mr. Kennedy, han sido aparentemen-
te dibujadas por los ingenieros para obtener las mejores con-
diciones con respecto á resistencia y á la adaptación al mate-
rial rodante, pero nunca en cuanto á las facilidades para su
manufactura. La preponderancia del metal en la cabeza ú hon-
go del riel, obliga á esta parte á conservar por más tiempo el
calor que el alma y el patín, los cuales se solidifican y enfrían
primero. Los rieles no pueden laminarse en las rieleras con
buenos resultados, atendiendo á esta circunstancia, que obli-
ga á darles la última pasada por la rielera cuando la tempera-
Mem. Soc. Álzate. México. T. 26 (1907-1908j,^l.
26
Ángel Peimbebt.
tura del hongo es todavía relativamente alta. Para obtener
mejores resultados la "E. Thompson Steel Works" emplea el
procedimiento siguiente antes de dar á los rieles la última la-
minada: cuando se enfrían el alma y el patín de un riel, se co-
loca este sobre el suelo. En seguida otro riel en las mismas
condiciones se coloca sobre este procurando que la cabeza que-
de sobre el patín frío del nuevo riel. De esta manera se obtie-
ne una cama de rieles, en las cuales estando en contacto los
hongos con los patines, la temperatura se hace uniforme j la
última pasada por la rielera puede darse con una temperatu-
ra casi constante y uniforme en la masa del riel, obteniéndose
de esta suerte mejores resultados."
3. — Con respecto al metal que deba recomendarse para los
rieles, he indicado ya la composición química del que se usa
por la Oarnegie Steel Co. para los rieles de 80 libras por yar-
da y estas proporciones las hace variar la mencionada fábrica
según la sección del riel, de acuerdo con el siguiente cuadro:
Bieles de
Eieles de
Eieles de
Eieles de
Eieles de
Componentes.
50 á 60 libras.
60 á 70 libras.
70 á 80 libras.
80 á 90 libras.
90 á 110 libras.
Carbón
35 á 45%
38 á 48%
40 á 50%
43 á 53%
45 á 55%
Fósforo . . .
No excediendo
No excediendo
No excsdiendo
No excediendo
NO excediendo
de 10%
de 10%
de 10%
de 10%
de 10%
Siliza
ídem de 20
ídem de 20
ídem de 20
ídem dé 20
ídem de 20
Manganeso.
,,.70 á 1.00
,,.70 á 1.00
,,.75 á 1,05
,,.80 á 1.10
,,.80 á 1.10
El cuadro y las especificaciones anteriores son las acepta-
das por la Oarnegie Steel Co. Examinando las últimamente
adoptadas por la Sociedad de Mantenimiento de Vía (Maint-
enance of Way Association) resulta que en general son las
mismas difiriendo en los puntos siguientes:
Ensaye á la ruptura:
Se praclicará también un ensaye á la ruptura dejando caer
un peso de 2,000 libras sobre una longitud de riel de 4' á 6'
elegida de cada fundición, procurándose escojer la pieza de en-
SüPKRKSTRDCl'üBA DE LAS VÍAS FÉERKA8. 27
tre los últimos rieles de la hornada. El riel se colocará con el
hongo hacia arriba sobre los soportes de una máquina de en-
saye especial, que consiste en un yunque pesado de 20,000 li-
bras con soportes especiales para recibir el riel. El peso de
20,000 libras se dejará caer de alturas variando según el si-
guiente cuadro :
Peso del riel Altiira de caída del peso.
45 á 55 libras por yarda 15'
55 á 65 „ „ 16'
65 á 75 „ „ 17'
75á85 „ „ •... 18'
85 á ICO „ „ 19'
Estas alturas pueden aumentarse como máximo á las si-
guientes :
45 á 55 libras por yarda 15'
55 á 65 „ „ 16'
65á75 „ „ 18'
75á85 „ „ 20'
85 á 100 „ „ 22'
Si la pieza no resiste la prueba se repetirá por dos veces
más y si falla nuevamente será esto suficiente para recha-
zar toda la hornada de rieles de la cual se tomó la pieza para
ensaye.
Longitud de los rieles.
La longitud Standard de los rieles será de 33' ó sean 10.065
metros. Un 10% del pedido se aceptará en longitudes más cor-
tas variando según los números impares hasta 27' ó sean 8.235.
Se admitirá una variación de ^" como límite de tolerancia pa-
ra estas longitudes.
Ignoro si á la fecha estas nuevas longitudes han sido acep-
tadas de hecho por todos los fabricantes ó si prevalece toda-
28 Ángel Peimbeet.
vía el antiguo Standard de 30', El Ferrocarril Nacional ha usa-
do esta nueva longitud Standard de 33' para sus rieles.
En cuanto á la composición química, bien sabido es que el
manganeso, el cobalto y especialmente el níquel, aumentan
las cualidades resistentes del acero, por lo cual se hace crecer
la proporción de estos metalis en los rieles de grandes seccio-
nes para compensar en parte los defectos inherentes á las di-
ficultades que existen para fabricar estos rieles de gran peso.
En cuanto al azufre, fósforo y siliza hacen al acero quebradi-
zo, de d(inde viene la tendencia á eliminar, hasta donde sea
posible estos componentes.
4. — Las juntas-usadas en este Ferrocarril en los antiguos
rieles han sido de dos naturalezas :
Planchuelas planas y planchuelas de ángulo, y con los rie-
les modernos de 80 libras por yarda se han usado exclusiva-
mente planchuelas de ángulo. Refiriéndome á estas últimas,
cuya sección al tamaño natural está anexa al dibujo del riel,
tienen 6 pernos pesando cada par 59.3 libras ó sean 26 9 kilos.
Respecto á los pernos ó tornillos de unión, su peso es 200 li-
bras ó sean 90.7 kilos, por cuñete de 240 pernos, con sus tuer-
cas.
Las especificaciones requeridas para estas planchuelas, son
las siguientes :
Composición química.
Carbón no excediendo de 0.15%
Fósforo „ „ 0.10%
Manganeso „ „ 0.40 á 0.60%
Propiedades físicas.
La pieza de ensaye que se corte de la extremidad de una
planchuela cualquiera debe satisfacer los siguientes requisi-
tos:
Resistencia á la tracción (carga de ruptura) 54,000 á
SopBeesteuotdka de las vIas férbeas. 29
64,000 libras por pulgada cuadrada ó sean 3,800 á 4,500 kilos
por centímetro cuadrado.
Límite de elasticidad.
Este no debe ser inferior á la mitad de la carga de ruptura.
Alargamiento.
No debe ser inferior á un 25% medido en un largo de 8" ó
sean 0.203 metros.
Flexión.
La pieza podrá doblarse sobre sí misma 180° sin acusar
fractura del lado exterior de la parte doblada.
General.
Todas las planchuelas deberán estar libres de grietas ó de-
fectos y ajustar perfectamente al riel á que están destinadas.
El nombre del constructor y el año de la manufactura debe-
rán constar en letras realzadas.
Por juzgarlas de interés adjunto las especificaciones rela-
tivas á los pernos y tuercas para estas planchuelas, que son co-
mo sigue:
Composición química.
El material será acero Bessemer blando con una propor-
ción de carbón (jue no exceda de 0.15%.
Propiedades físicas.
Las piezas que se corten para ensaye, tomadas de una ba-
rra destinada para pernos, deben ajustarse á lo siguiente :
Resistencia á la tracción (carga de ruptura) 52,000 á 62,000
libras por pulgada cuadrada ó sean 3,660 á 4,360 kilos por cen-
tímetro cuadrado.
Límite de elasticidad. No debe ser inferior á la mitad de
la carga de ruptura.
Alargamiento. No debe ser menor que un 25% medido en
un largo de 8" ó 0.203 metros. Las tuercas deben hacerse de
hierro dulce correoso y de la mejor calidad.
Flexión. La pieza de ensaye podrá doblarse sobre sí mis-
30 Ángel Pkimbeet.
ma 180° sin acusar fractura en la parte doblada del lado ex-
terior.
Trarrosque. La rosca igual en longitud á la de la tuerca
deberá resistir la destrucción del perno por ruptura á la trac-
ción sin romperse.
Cabeza. Las cabezas de los pernos deben resistir cuando
se doblen estos hacia atrás para demostrar que están firmemen-
te soldadas al cuerpo del perno.
General. Todos los pernos deben quedar bien pulidos, de-
rechos, de tamaño uniforme, con una variación en longitud
que no exceda de ^" 6 0m0032 de las dimensiones estipuladas.
Las cabezas deben ser bien formadas, concéntricas y sólida-
mente unidas al cuerpo del perno y libres de rebabas salien-
tes. Los tornillos serán del "United States Standard" y las
tuercas deben atornillar justo ó apretado.
Con respecto á los clavos de vía para estos rieles de 80 li-
bras por yarda, creo del caso indicar las especificaciones y de-
talles siguientes:
Composición química. Acero Bessemer blando, con una
cantidad de carbón que no exceda de 0.15%.
Prepiedadés físicas.
Resistencia á la extensión. (Carga á la ruptura) 54,000 á
64,000 libras por pulgada cuadrada ó sean 3,800 á 4,500 kilos
por centímetro cuadrado.
Límite de elasticidad. No debe exceder de la mitad de la
carga de ruptura.
Alargamiento. No debe ser inferior á un 25% medido en una
longitud de 8", 0m203.
El clavo acabado debe resistir las siguientes pruebas :
Flexión. Deberá doblarse sobre sí mismo 180° sin acusar
fractura del lado exterior de la parte doblada.
Torsión. Debe resistir dos vueltas completas sin romperse.
Cabeza. Colocado el clavo horizontalmente la cabeza po-
drá doblarse en la dirección del cuerpo del clavo con un golpe
de martillo sin acusar ruptura.
Sdpekkstedctuha dk las vías fébbbas. 31
Clavado. Podrá ensayarse el clavo prácticamente en un
durmiente de madera dura como encino, sin que acuse ningún
signo de fractura.
5. — Con los rieles antiguos de 56 y 60 libras por yarda, se
han usado los dos sistemas de juntas, suspendidas ó apoyadas,
pero, el hecho de no haber estado la vía bien balastrada y de ha-
ber sido estos rieles demasiado ligeros, atendiendo al tráfico
y á la poca resistencia del subsuelo, dio como resultado final
el que las juntas en estos rieles eran pésimas. Acontecía que
si se quería apretar alguno de los tornillos, se quebraba antes
de que la tuerca pudiese deslizar. Con las planchuelas nuevas
de seis pernos para rieles de 80 libras por yarda, se ha usado
exolusivamente el sistema de junta suspendida, es decir colo-
cando la planchuela sobre dos durmientes extremos. A la fe-
cha y sobre los tramos balastrados los resultados han sido ex-
celentes. Los rieles de 80 libras por yarda han sido tendidos en
una longitud de 247 kilómetros ó sean en un 81% de la longi-
tud total de la vía, 305 kilómetros.
6. — En los rieles nuevos se ha usado el sistema de juntas
alternadas (Broken Joints) pero en algunos de los antiguos
tramos con rieles Krupp se encuentra el sistema de juntas apa-
readas, es decir, una frente á otra (Even Joints). Técnicamente
es difícil resolver cual de los dos sistemas es el que presenta ma-
yores ventajas; la mayor parte de los autores americanos reco-
miendan el primer sistema, indicando qne compensa mejor el
movimiento del material rodante y evita el golpe seco que pro-
duce la junta pareada; en cambiólos autores ingleses son exclu-
sivamente partidarios del segundo sistema, indicando como ra
zón principal que uniformiza la marcha de los trenes evitan-
do el movimiento lateral que producen los hundimientos de las
juntas impares (golpes), movimiento que los franceses deno-
náinan de "lancet" ó de lanzadera.
Considerando el asunto desde el punto de vista práctico
parala construcción, especialmente en las vías de nuestro país,
32 Ángel Peimbeet.
que tienen curvas forzadas en las cuales el riel exterior difie-
re notablemente en longitud ó desarrollo del riel interior, re-
sulta que para emplear el sistema inglés se necesitaría usar
rieles exteriores de una longitud especial para cada curva, con
el objeto de que las juntas quedaran una frente á otra, coinci-
diendo en este caso con el mismo radio, Fig. A.
Esto no resulta práctico ni macbo menos cortar los rieles
en cada caso especial. De aquí proviene la necesidad de adop-
tar de preferencia el sistema americano absolutamente prácti-
co y es por esta razón por la que se piden rieles de longitudes
variables entre 24' y 30' ó 33' y aun algunos cortos de 16' ó 18'
pues de esta manera al tenderse la vía con el sistema de jun-
tas alternadas, como este sistema por otra parte no requiere la
exactitud precisa del sistema inglés, las diferencias que resul-
tan en las curvas en virtud de los distintos desarrollos del riel
exterior é interior, se compensan fácilmente intercalando un
riel más corto. Atendiendo á esta circunstancia creo de acep-
tarse este sistema en nuestras vías férreas.
7. — La única manera de reducir el número de las juntas, es
aumentando el largo de los rieles. Hemos visto ya que ultima-
mente se ha adoptado la nueva longitud de 33' como Standard
en lugar de 30'. Con esta última longitud resulta que por ki-
lómetro hay aproximadamente 216 juntas siempre que sea en
línea recta, aumentando lijeramente el número según sean las
curvas que pudiera haber, aunque por lo general hay compen-
sación en virtud de que las curvas alternan sucesivamente de
la derecha á la izquierda. Con la nueva longitud de 33' resul-
tarán 189 juntas por kilómetro, es decir, que se obtendrá una
reducción de 12% en el número actual.
8. — Con respecto á los deslizamientos pueden ser de dos
naturalezas : transversales á la vía ó en el sentido de la vía
misma.
A. — En cuanto á los primeros producidos principalmente
por la acción de la fuerza centrífuga en las curvas y por la
SüPEfiESTHÜCTOHA DE LAS VÍAS FÉEBKAS. 33
fricción que no queí^an lo suficientemente destruidas por el
peraltamiento del riel extí^rior, es decir por la componente
(P sen. a) en la cual P es el peso rodante y a el ángulo de in-
clinación del plano de la curva. Para destruirlo se usan las
placas de trasmisión, las silletas, el reelavadodel riel exterior,
etc., etc., y sobre todo el peraltamiento bien calculado tenien-
do en cuenta la velocidad y el peso del material rodante que
va á circular.
Supongamos que un tren de peso P, circula en una curva
de radio E con una velocidad V, la expresión de la fuerza cen-
trífuga es:
-^
P
y sustituyendo el valor conocido de M=jt en la cual M es
la masa y G^ la aceleración debida á la presantez, resulta:
En la figura B si a es el ángulo de inclinación del pla-
no de la curva, resulta, que el peso rodante P puede descom-
ponerse en dos componentes, una normal al plano de la vía y
que queda destruida por la resistencia de ésta y otra paralela
y precisamente opuesta á la fuerza centrífuga. Igualando el
valoi' de esta última á la expresión anterior para establecer la
ecuación de equilibrio, resulta:
pr p
^^=Psena
Mem. Soo. Álzate, Mézioo. T. 26 (1907-in08)— 5.
34 Ángel Pkimbert.
72
de la cual sen a=Yp^- y como tratándose de ángulos tan pe-
queños puede tomarse el arco por el spno, queda para el valor
del peral tamiento:
V^ peraltamiento,
GR calibre de la vía
fórmula entei'amente práctica con la cual pueden calcularse
los peraltamientos de las curvas.
B. — Hay también otra clase de deslizamientos transver-
sales producidos por el riel mismo, cuando este ha sido tendi-
do encorvándolo en el momento de clavarse con barreta, es
decir, que el riel continúa en virtud de su elasticidad ejercien-
do un esfuerzo sobre los clavos para volver á su forma primi-
tiva. Para destruir este efecto es conveniente doblar los rie-
les con un aparato especial (Rail Bender) antes de tenderlos;
de esta suerte cada riel llevando ya la curvatura permanente
que debe tener en la vía, no ejerce ningún esfuerzo transver-
sal debido á su elasticidad y por consiguiente no puede haber
deslizamiento por esta causa.
C. — En cuanto á los deslizamientos longitudinales, no ha
sido posible el observarlos en este Ferrocarril, en virtud denlas
malas condiciones generales que guardaba la vía, que hacían
infructuosas esta clase de observaciones, esencialmente deli-
cadas, pero en los tramos de vía que van balastrándose y con-
cluyéndose actualmente, podrán hacerse en lo sucesivo estas
observaciones.
Generalmente estos deslizamientos se producen en el sen-
tido de mayor tráfico y en las pendientes pero no pueden ex-
cederse de cierto límite natural (el que permite el juego de las
planchuelas á lo sumo) y parecen no tener importancia direc-
ta sobre el movimiento de los trenes. Si se usan planchuelas
grandes de ángulo de los tipos modernos, que bajan hasta el
SnPEBEüTRDCl'DllA US LAS VÍAS FÉBKEAH. 35
durmiente, que tienen huecos especiales para recibir los clavos,
quedan en mi opinión comi)letamente destruidos estos desliza-
mientos, pues para deslizar el riel y hi planchuela necesitaría
arrastrar el durmiente.
Con las antiguas planchuelas planas el riel y la planchue-
la podían deslizarse independientemente del durmiente, pues
los clavos ejercen solamente esfuerzo de vetensión cuando es-
tán recientemente clavados por la adherencia de las cabezas
al patín del riel; más como acabo de indicar, empleando los
sistemas modernos de planchuelas en los que éstas quedan li-
gadas directamente á los durmientes por el intermedio de los
clavos, quedan completamente destruidos estos delizamientos
longitudinales.
El balastre constituye propiamente el cimiento de las vías
férreas y sus condiciones para SHtisf¿icer debidamente su ob-
jeto, son: desde luego resistencia suficiente á las cargas rodan-
tes, permeabilidad lo más perfecto posible para facilitar el es-
ourrimiento de las aguas pluviales ó de precipitación é inalte-
rabilidad relativa ante la acción de los agentes atmosféricos.
Satisfechas estas tres indicaciones generales puede decirse que
el balastre es bueno, es decir, que distribuirá uniformemente
las cargas rodantes sobre el lecho de la vía, que drenará las
aguas superficiales ó de lluvia con rapidez, manteniendo seca
la superestructura, y que, resistiendo á los agentes atmosféri-
cos, su eflciencia será siempre la misma en todas las épocas del
año, y su duración más ó menos indefinida,.
En el Ferrocarril Nacional de Tehnantepec se han usado
diversos materiales para balastre, y puedeu considerarse na-
turalmente agrupados como sigue:
36 Anqel Pkimbeet.
Balastre arenoso, procedente do medias aguas, km. núm. 97.
Balastre de grava arenosa, km. 190 — 290, ríos Malatengo
y Tehuantepec. ,
Balastre de grava arcillo-arenoso, km. 17 y 131.
Balastre de roca arenisca, km. 190 á 195, cañón de Ma-
latengo.
Balastre de roca calcárea, km. 96, 16-1 y 212, Medias Aguas,
Paso de Buques y Niza Conejo.
Balastre de roca porfírica, km. 290, ramal á las canteras de
Santa María.
Trataré de examinar los resultados prácticamente obteni-
dos con estos diversos materiales.
BALASTKE ARENOSO DE MEDIAS AGUAS.
Al Oeste de la estación de Medias Aguas, kilómetro 97, se
encuentran á unos ciento cincuenta metros de la vía, unas co-
linas de arena de 8 á 10 metros de elevación. La arena es fina
ligeramente arcillosa, con densidad variable, de 1,950 á 2,100
kilogramos el metro cúbico. Sa facilidad de extracción y la
economía de su inanejo, han hecho que este material se haya
usado en los sitios cercanos como balastre para levantar la vía
sobre los terrenos pantanosos en que está localizada. Para cal-
zar y levantar la vía, así como para las operaciones relativas
al cambio de durmientes, la arena se presta perfectamente, pe-
ro tiene la desventaja de deslavarse con facilidad bajo la ac-
ción de las lluvias. Además, la proporción de arcilla que con-
tiene es suficiente para dar margen al crecimiento de cierta
vegetación que rápidamente invade la vía, siendo perjudicial
como es bien sabido para la fácil circulación de los trenes y
para la conservación de los durmientes por la humedad que re-
tiene.
Con la circulación de los trenes, es decir, bajo la presión
de las cargas rodantes, la arena se hunde en el subsuelo pan-
SOPERESTfiüCTQHA DK LAS VtAS FÉEBEA8. 37
tíinoso y ha sido preciso reforzar este material al cabo de dos
ó tres años de servi(?io, tanto por esta causa como por los des-
laves que experimentan en la estación de lluvias. Además, su
permeabilidad no es satisfactoria, pues el escurrimiento de las
aguas pluviales á través de su masa, no es tan rápido como
fuera de desearse y se hace más lento debido á la ligera pro-
porción de arcilla que contiene. Está por consiguiente lejos de
satisfacer lar condiciones de un buen balastre y solo se ha
usado provisionalmente como el material más á mano y econó-
mico de que podía disponerse para atender las necesidades
más urgentes de la conservación de la vía.
BALASTRE DE GRAVA ARCILLO-ARENOSO, KILÓMETROS 17 y 131.
El balastre de grava, en general, es el material más comun-
mente usado en la vías férreas, tanto por su economía como
por su relativa facilidad de manejo. Comparado con la piedra
quebrada es inferior en algunos conceptos, pero es superior
en otros muchos á este material y cuando la proporción entre
la grava y la arena está dentro de buenos límites, 35 á 40% de
arena y 60 á 65% de grava, puede decirse que es el mejor ma-
terial que puede encontrarse para balastre; su manejo es mu-
cho más fácil que el de la piedra quebrada, es decir que las
operaciones de nivelación de la vía, cambio de durmientes, &,
se facilitan mucho más con este material que con la piedra
quebrada y hace, por consiguiente, que los gastos de manteni-
miento de la vía sean menores.
En el Ferrocarril Nacional de Tehuantepec se ha usado
una grava arcillo arenosa, procedente de unos yacimientos ubi-
cados en los kilómetros 17 y 131. Este material está consti-
tuido por cantos cuarzosos rodados ó sea aluviones, mezclados
con arena gruesa y quizás pequeños, con proporciones varia-
bles de arcilla ferruginosa y de limos. Por lo que respecta al
tamaño de la grava, este es variable entre ^" y 3J", predomi-
38 Ángel Peimbeet.
nando el de 2" á 3"; está por consiguiente dentro de buenos
límites. El inconveniente de este material consiste en la ines-
tabilidad de la proporción de arcilla que contiene, pues algu-
nas veces llega hasta un 30%, lo cual hace que el material
pierda su permeabilidad y aun su resistencia a las cargas ro-
dantes, pues humedecida la arcilla con las lluvias hace que la
grava deslice bajo la presión de dichas cargas y se producen
hundimientos á veces de consideración. Es ligeramente des-
lavable bajo la acción de las lluvias y no es perfectamente per-
meable; no puede pues considerarse, atendiendo alo antes ex
puesto, como un balastre do primera calidad.
BALASTRE DE GRAVA ARENOSA, RÍOS TEHUANTEPEC
Y MALATENGO.
Se ha usado también como balastre la grava arenosa de los
ríos Tehuantepec y Malatengo, el cual está constituido por
grava y arenas porfíricas mezclados en proporciones variables
entre un 40 á 50% de arena y el resto de grava. En el balas-
tre del río de Tehuantepec la proporción de arena llega algunas
veces hasta un 60%, lo cual es excesivo y aminora su eficiencia.
Este material de los ríos tiene la ventaja do que casi carece de
arcilla y como se ha empleado de preferencia en la región ¡Sur
del Istmo en donde poco llueve, resulta que no ha sufrido des-
laves de importancia y se ha mantenido bien. En el tramo de
vía situado entra Tehuantepec y Salina Cruz el camino ha estado
sujeto á un tráfico considerable en virtud del transporte de la
piedra que ha sido preciso llevar á Salina Cruz para la cons-
trucción de los rompeolas. Como es bien sabido, esta clase de
tráfico es el que más seriamente perjudica á las vías, pues la
piedra en bruto ó sea en blocks, con pesos hasta de 45 tone-
ladas, carga muy desigualmente sobre los trucks, y sin embar-
go el balastre en cuestión ha soportado favorablemente este
tráfico pesado, manteniendo la vía en buenas condiciones.
SüPERESTKDCTDRA DE LAS VÍAS FÉRREAS. 39
BALASTRE DE ROCA. PIEDRA ARENISCA DEL CAÑÓN
DE MALATENGO.
Eii el cañón de Malatengo existe nna roca arenisca bastan-
te dura que se ha empleado con algún éxito como balastre en
esa zona; tiene el inconveniente de que en algunos casos en-
cierra cierta proporción de arcilla quo la hace quebradiza.
PIEDRA CALCÁREA, MEDIAS AGUAS, PASO DE BUQUES
Y NIZA CONEJO.
En estos lugares existen yacimientos calcáreos, carbonates
de cal, con una densidad media de 2,400 á 2,700 kilos por me-
tro cúbico, de dureza conveniente y muy á propósito para usar-
se como balastre después de haber sido triturados especialmen-
te. Tanto en Mexlias Aguas como en Paso de Buques, se ins-
talaron máquinas quebradoras que trituraron este material,
con un límite máximo de 2^" á 3" y se ha usado en la vía con
un éxito satisfactorio. Atendiendo á las condiciones generales
expuestas relativas á los otros materiales aprovechables para
balastre y existentes en el Istmo, puede decirse que este ba-
lastre de roca calcárea triturada, es indudablemente el mejor
de todos y el que ha dado mejores resultados prácticos, aun-
que resulta evidentemente el más costoso, tanto por los gastos
de extracción y trituración especial, cuanto por las dificultades
inherentes al manejo y colocación de esta clase de material en
la vía, gastos que resultan superiores por lo menos en un 80%
á los relativos á la grava. Su permeabilidad, resistencia á las
cargas rodantes, y á los agentes atmosféricos es perfecta, re-
sulta pues ser el material ideal que mantiene la superestruc-
tura seca, sobre base firme é inalterable á la acción de las llu-
vias torrenciales de aquella zona tropical.
40 Angbl Pkimbket.
Como una combinación de tres clases de balastre que ha
dado excelentes resultados puedo mencionar la siguiente: la
vía ba sido levantada primeramente sobre los terrenos pantano-
sos á fuerza de arena hasta obtener cierto grado de cansolida-
ción, es decir hasf:a que la arena hundiéndose según sus talu-
des naturales llega en el fondo á alcanzar una base suficiente-
mente amplia para soportar la carga rodante, transformada en
carga estática, á un coeficiente igual á la reacción del subsue-
lo; una vez alcanzado este resultado se ha usado el balastre
de grava arcillo-arenosa durante dos ó tres años hasta obtener
una consolidación mejor de las capas superiores y finalmente
se ha colocado una capa superficial con un espe.^o^ variable de
10" á 12" de piedra calcárea triturada, perfectamente permea-
ble y resistente.
Los inconvenientes de la piedra quebrada como balastre
son los siguientes: desde luego su alto costo y las dificultades
para su manejo material en la vía misma, la nivelación no pue-
de hacerse sino desencajonando la vía y no < permite como la
grava ó arena, hacer levantes pequeños. En caso de haber hun-
dimientos los rieles quedan sujetos á deformaciones perma-
nentes envista de la rigidez ó resistencia del subsuelo balas-
trado con roca y esta misma rigidez hace que el material ro-
dante se deteriore mucho más en vías balastradas con roca
que en vías balastradas con materiales arenosos mucho más
elástr'cos; además los durmientes de madera colocados sobre la
superficie angulosa de la piedra quebrada se deterioran bajo
la acción de las cargas y cuando comienzan á decaer por la in-
temperie se rompen pronto; puede decirse que la duración de
los durmientes se limita por solo esta causa, por lo menos en
un 10%.
No es pues aconsejable, en general, en terrenos pantano-
sos el usar desde luego la piedra quebrada como balastre; el
mejoramiento gradual y progresivo de la resistencia del sub-
suelo trae consigo como consecuencia natural el uso de balas-
Mem. Soc, RRAPIEH
7oq drena O
Tomo 26. Lám..
Mem. Soc. Alzaíe. México.
MODELO DE FORMACIÓN PARA TERRAPLÉN
Pjr3 ba/as/íB de ffrava de r/o. //mp/a, mezclada coq arena O
1.40
Tomo 26'. Lárn.I
Tomo 26. Lám.íl
F. C. N, T.
Krupp-
56 libras
Mem. Soc. Álzate. México.
Tomo 26. Lám. II
F. C. N. T.
Barrow
66 libras
F. C. N. T.
Krupp 1889. VI.
F. C. N. T.
Krupp.
56 abras
Tamo 26. Lám. 11 I
\
F\ O. N. T.
£. V. Steel.
66 fibras
hfem. Soc. Alzáis. México.
Tamo 26. Lám. III
c
F. C. N. T.
Rhymney Steel
56 libras
V
F. C. N. F
Carnegie ¡898 ^
66 ¡ibras
F. C. N. F
E. V. SteeF.
66 libras
N
Mem..
Tomo 26. Lám.JV
CVII
lO
Mera. Soc. AJzaíe. México.
F.CN.DETEHUMTEPEC
Rieles de 8o Lib^ por yarda.
Tamo 26. Lárn.IV
QQ
^
^
SUPEBKCTBDCTDBA DK 1A8 VÍAS FÉRHBA8. 41
tres de mejor calidad que de una manera igualmente progre-
siva ponen la superestructura en las mejores condiciones para
soportar el tráfico á que se destina.
Las condiciones anteriores ligeramente expuestas sobre los
tres elementos constitutivos de la superestructura de las vías
férreas, y especialmente las observaciones relativas á los re-
sultados obtenidos en el Ferrocarril Nacional de Tehuantepec,
muestran claramente la vital importancia que tiene para el buen
uso de ellos, el conocimiento exacto de las condiciones locales
del medio en que se va á construir la vía, las cuales no siem-
pre es posible tener en cuenta antes de haber operado en la
región de que se trate ó en otra análoga. Quizá lo anterior-
mente indicado pudiera servir en algo para ayudar en casos
semejantes á los mencionados.
México, Mayo de 1907.
Mem. Soc. Álzate. México. T. 26 (1907-1908),— 6.
SOCIfiTÉ SCIENTIFiqDK "ANI'ONIO Alzatk." Mémoiekb, T. 26.
EXPÉRIENCES DE PLASMOGÉNIE.
Infiltrations d'acide chorhydrique'dans un silicato alcalin.
Pseudo-végétaiix et animaux inférieurs. — Pseudo-noyaux et chromatine.
Structures granuleuses.
PAH LE PEOF. 4
/
A. L. HEEEEEA, M. S. A.
HlSTOIRE. — J'ai dit dans mon ouvrage "Biólogie et Plasmo-
génie^' (Berlín. 1906, p. 196, traduit par Gr. Renaudet) que "le
phénoméne raorphogénique se complique d'une maniere óton-
nante lorsqu'on. laisse tomber une goutte de silicate á 40°B.
dans de l'aeide chlorhydrique.
"Le croútes de silice gélatineuse laissent infiltrer l'excés
d'acide. Celui-ci penetre sous la forme de gouttelettes infini-
ment petites, du dehors en dedans, vers l'intórieur. II en re-
sulte la formation de mamelons, dont la partie supórieure se
dégage parfois et prend Paspect d'infusoires granuleux. Com-
me ees mamelons ont une structure granúlense et striée, on
peut aussi proposer une explication diífórente, les attribuant
á des gouttelettes de silicate se mettant en contaot avec l'aci-
de infiltré ou inclus dans les sinus des croútes siliceuses. Cet-
te explication est beaucoup moins acceptable. Voici pourquoi:
44 A. L. Heeekea.
Les seis á base insoluble, comme le chlorure d'aluminium, ino-
oulós dans le silica*e á 40'^, avee un tube capiUaire, produisent
aussi des mamelons et "infusoires." Les me mes seis atomi-
sés sur le silicate preuuent des formes sphéroLlales et radiées.
Par centre le silicate, inoculé ou atomisé sur les solutions con-
centróes de chlorure de calcium ou d'aluminium, ne se dilate
point, se consolide et se solidifie rapidetnent, par excés d'acide
silicique coagulé. J'ai dit que l'acide cKlorhydrique s'infiltre
par les pores des croútes de sílice coagulée. A l'intérieur des
sinus, des labyrinthes, des puits, des lacunes ouvertes dans les
sinuosités des croútes, on retrouvera des phénoménes sembla-
bles á ceux que manifesté le grain de sel ou la goutte de solu-
tion déposés sur le silicate sirupeux."
"Mais il £aut considerar ici que les réactifs se sont un peu
modifiés. L'acide chlorhydrique s'est emparé de la base du si-
licate, pour former un chlorure de sodium avee excés d'acide
mélangé. II a aussi absorbe de l'eau. Le silicate renfermé
dans les sinus des croútes s'est affaibli en base et en acide, et
enrechi en eau. La preuve en est evidente. A l'intérieur on ob-
serve souvent des masses sarcodoidiques finement granulées,
comme celles qui se préparent par précipitation des solutions
tres étendues de chlorure de magnésium et de silicate de sodium
(voir fig. 100, p. 202), On remarque aussi des formes amiboi-
des du type de VA')noeba coli, finement granuleuses et exacte-
ment égales a celles que donnent l'éther et le silicate, dont le
mélange se fait d'une maniere spéciale (voir fig. 18, p. 202)."
Jíouvelles obseryations.
Technique. Onrépand une conche de silicate alcalin á40°B.
sur un porte-objet et on expose á l'action des vapeurs d'acide
chlorhydrique a 1.17 jusqu'á la formation d'une membrana
de silice coagulée ridée. On comprime alors le silicate sur
l'acide, lentement. On lave dans l'eau distillée, évitant le dé-
collement des deux porte-objets (l'acide chlorhydrique a été
EXPÉEIENCKS DE PLASMOGÉNIB. 45
mis aussi dans un porte-objet). On observe au raicroscope, en
huinectant la préparation de teraps á autre, pour empécher sa
dessication. Poury appliquerles objectif.sáimmersion, on subs-
titue uu des porte-obJHts a un coiivi-e-objet, ce qui fait perdre
souvent quelques figures organoides. On peut aussi délayer
la sílice coagulée daus Peau et observer les éclats et les défcails
ainsi separes dans une goutte d'eau. Les moindres dótails de
concentration, pression, etc., ayant une grande influenee sur
les resultáis, je conseille de multiplier les expériences jusqu' á
ce que l'on obtienne une grande vanété de figures organoides.
On ajoutera de l'eau distillée au silicate, avec une pipette
graduée, pour étudier lentenunt Pinflueuce de la concentration
dans diversHs préparations.
.Resultáis. Tres variés et tres intéressants. Chaqué goutte
microscopique de l'exces d'acide s'inflltre au travers des pores
et des crevasses ou des fentes de la membrane silicique et
s'entoure aussitót, comme l'ovule fócondé, d'nne minee mem-
brane de précipitation au contact de Fexcés de silicate oontenu
dans los croútes. ^^* Les mémes phénoménes se continuent alors
sur une óchelle encoré plus microscopique; la pónétration de
Facide augmentant peu á peu, la goutte s'allonge de ce chef,
la membrane se dissout, se reforme bientót; le silicate passe
alors par endosmose au travers de la membrane et se coagule
avec l'exces d'acide renfermé dans celle-ci. Des granulations
de silice apparaisseut de bonne heure dans Fintórieur des
gouttes acides.
Parfois une partie de Facide tend a s'óchapper par la par-
tió la plus f aible de la poehe osmotique et il y a formation d'un
anneau, d'un noyau ou d'une conche ou zone de granulations
plus serrées.
Le noyau est souvent central, comme dans les oellules na-
turelles ou a seulement cet aspect en projection. On observe
(1) Méme les écailles ile silice coagulée renferment souvent du silicate dissous
ayaut échappé á la ooagulation.
46 A. L. Hebbeba.
alors, avec l'ultramieroscope, que chaqué figure est f ormóe par
une membrane contournée en bouteille ou amibe du type de
l'amibe coli et ayant un noyau de la méme forme. On a done
l'impression de deux bouteilles emboitóes Pune dans Pautre.
L'espace compris entre elles est occuppó par des granula-
tions plus fines encoré et á peine visibles.
Les figures obtenues imitent tres bien Faspect microscopi-
que des infusoires. Souvent les cils sont representes par des
prolongements radiaires granules, spatulés, claviformes, plus
ou moins réguliers. Fréquemment on remarque des pseudo-
asques, des pseudo-teleutospores, des pseudo-spores munis
d'une ou deux cloisons, isolés ou en cliaines courtes, des rides
transversales, les inférieures granuleuses, rappelant quelques
formes d'involution desbactéries. On assisteaussi álaformation
d'une imitation surprenante du cbampignon de la luzerne.
(Pseudopeziza trifolium).
Les figures amiboides en bouteille se présentent pres-
que toujours et quelques unes semblent avoir un noyau gra-
nuleux.
II y a aussi des imitations de la sporulation. Parfois on
dirait que les noyaux se trouvent en pleine división indirecte.
Vus avec un fort grossissement, ils montrent un eontenu sem-
Uábleála chromatine, comme vermiforme, mais trop consistant,
et ne se colorant pas par le vert de méthyle, lis ont enfin, une
espéce de membrane.
Composiiion cMmique. J'ai hesité longtemps avant de me
prononcer, d'une maniere définitive, sur ce sujet dólicat, l'acide
chlorhydrique renfermant toujours des impuretés organiques
mais maintenant la nature silicique des figures me semble
evidente:
. 1? Elles sont insolubles dans l'alcool et Péther, méme aprés
une macération prolongée.
E2U>ÉBIENCE8 DE PLA8MOOÉNIB. 47
2" Elles sont solubles, au contraire, dans un des dissolvants
les plus caractéristiques de la silice: les lessives. Ou voit dis-
paraitre alors leutement toutes les figures, les plus fines s'al-
longeant un pen et se dissolvant les premieres, ce qui les rap-
proche usiez des infusoires et du protoplasma en general.
3" Elles sont invariables, dures, iusolubles dans l'eau,
jaunátres quand leur eonsistance est trop compacte. Elles ne
se forment pas avec l'acide cblorhydrique et la soude ou la po-
tasse caustique, sans silice en excés.
4" Elles ré:>istent á la calcination, quoique elles se défor-
ment beaucoup.
5° Triturées dans l'eau elles arrivent á s'isoler des écailles
de silice.
6? Elles se forment aussi avec l'acide azotique, l'acide acó-
tique et la formaline.
• Importance de ees resultáis. L'organisation artificielle des
colloides organiques ou inorganiques est tres difficile. Les si-
licatos et les réactifs sont combines dans le laboratoire, d'une
maniere grossiére et trop rapide, comparée aux processus cel-
lulaires agissant lentement sur de petites doses de substances.
L'atomisation des solutions, lapulvérisation et tamisation sont
des perfectionnements importants, mais encoré inférieurs aux
infiltrations chlorhydriques: eelles-ci donnent souvent des figu-
res si délicates que s'impose alors l'emploi de l'ultramÍQrosco-
pe. Je n'ai méme pas pu definir encoré quelques détails exces-
sivement fins.
Toutefois ees figures sont encoré trop consistantes et ont
un excés de silice. Peut-étre arrivera-t-on á les faire plus gó-
latineuses, douées de propriétés d'adsorption máxima, par une
porositó convenable, pouvant méme grandir par condensation
des silicatos et des seis du milieu et par précipitation interne
de ceux-ci á Pétat de seis riches en eau.
48 A. L. HJEEEEEA.
Application de la teclinique aux albnmines.
Le blane d'ceuiin natura soumis aux vapeurs d'acide chlor-
liydrique et comprimé sur celui-ci donne seulement des mem-
branes (riclies en sílice) n'ayant pas la tendance des silicates
á la dffféreuciation. Cette tendance des silicates me semble
étre due a la f ormation de membranes de précipitation, si né-
cessaires pour les pbénoménes osmotíques et pour éviter des
difEusions violentes qui désorganisent les figures. Ce dernier
phénoméne s'observe aussitót que le silicate est tres étendu
d'eau. II y a alors production de flocons non difEérenciés.
Remarque importante: les figures sont analogues et múlti-
ples dans un point limité, malgré la diversité des résultats dans
l'ensemble d'une préparation. Cela est dú á ce que ees orga-
noides soiit aussi le produit du milieu et qu' ils sont égaux dans_
des conditions de pression ou de concentration idéntiques.
Strudure. Les figures les moins compactes entune struc-
ture alvéolaire; les plus 'compactes ont une structure plutót
spbérolitliique. '^'
Propriétés d'adsorjption. Van Bemmelen a bien étudié les
propriétés d'absorption des silicates.'"'
II me semble qu'avant d'étudier plus profondément cette
question il £aut perfectionner la technique pour obtenir des
figures plus molles, plus délicates et plus poreuí^es.
Infiltrations dans les roches. Peut-étre des infiltrations d'eau
de mer dans des feldspaths superficiellement hydrolysés, abou-
tiraient elles a la formation d'organoides semblables aux pré-
cédents.
(1) Voir rimportatit travail de Biitsohli. Untersuchungen über die Mikrostruktur
künstlicher undnatürlicher Kieslilsaure-Gallerte. (19U0J. Verhandl. es Heidelberger Na-
turhist. Yereíns. N. F. S. 341.
(2) Van Bemmelen. L'absorption d'eau par l'argile. Arch. Néerl. Se. Ex. et Nat.
Ser. n, t. X, p. 266. — Die Einwirkung von hóheren Temperaturen auf das Gewebe des
Hydrogels der Kieselsáure, üñd 18. Nov. 1901.
EXPÉRIRNCBS DB FLASMOQÉNIE. 49
Selon Cushnaan quelques roches se recouvrent d'un en
duit pectoide silicique au contact de l'eau. ^^'
La biogénése exige non seulement la synthése d'un colloide
(albumine) ou la présence d'un colloide inorganique (sílice):
mais il faut encoré, de toute nécessité, les organiser pour obte-
nir un appareü d'absorption excessivement délicat. Méme les
ferments, selon la derniére tbéorie de M. Henri et de Mad. Pil-
touche, agissent par absorption.
Laboratoire de Biologie de l'Ecole líormale. México, le 26 juin 1907.
^ *•* »
(1) A. S. Cushman. The EfiFect of Water on Eock Powders. TI. S. Dep. of Agr.
Washington. 1905. pp. 5-23; figs. 8-16.
Mem. Soo. Alsiate. México. T. 26 (1907-1908)— 6*.
Memorias de la Sociedad Álzate.- Tomo 2(5. Lámina V.
Acide chlorhydrique s'infiltrant dans silicate. Pseudo-spores (aecidies) durcies.
Memorias de la Sociedad Álzate. — Tomo 26, Lámina VI.
Les méines ñgures de la Planche I plus grossies.
Memorias de la Sociedad Álzate. — Tomo 26, Lámina VIT.
Acide chlorhydrique s'inñltrant dans silicate. Pseudo-cellules
et pseudo-mitose. Figuves durcies.
Memorias de la Sociedad Álzate. — Tomo 26. Lámina VIII.
Acide chiorhydrique s'infiltrant daris silicate Pseudo-formes d'involution
microbioides, durcies, solubles dans lessive.
Memorias ele la Sociedad Álzate.— Tomo 26, Lámina IX.
Acide chlorhydriqíie s'infiltrant dans silieate. Pseudo-spores duréis.
Memorias de la Sociedad Álzate. — Tomo 2('), Lámina X.
Acide acétique s'infíltrant dans silicate. Formes fungoides, durcies,
solubles dans lessive.
Memorias de la Sociedad Álzate. — Tomo ¿(5, Lámina XI.
Acide chlorhydrique s'infiltrant dans silicate alcalin. - 1. Pseudo-noyau et pseudo
chromatine. — 2. Pseudo-amibes granuleuses. - 3, 4, 5. Pseudo-amibes. — 6. I'seu-
do-asques de champignon. Figures persistantes, solubles dans lessive.
Memorias de la Sociedad Álzate.
Tomo 26— Lám. XII.
Infiltrations d'acidk ciilokhyüriqoe dans silicatk ALCALiN (Tres grossies).
1. Pseudo-cellules hyméniales de Basydiomycéte {Ibiza HongoH comestibles , p 18, tig. 3);
aussi pseudo-spores de Marsowa. (Pr¡.líieu.v. Maladies plantes agricol. t II, p. 381.)
2. Pseudo-asqiies d'Exoascus [ihid. i. II, p. 402). 3 Pseudo-urédospores de Paccinia
iiibigo-vera {ibid. t 1, p 229); 4^1; -5, Fseudo-diatomée. Biddiiiphia. {^Diatoms Alba-
h-oss Voy. by A. Mann. Washington. 1907. U. tí. Nat Mus XLVII, fig 47); 6. Pseudo-
diatomées. Nnvicidn (Id 1.53, fijr. 1-7); 7. Pseudo-asques de Sphaeriacée. 8. Tiés
semblable a Pseudopezlzn trifolii de la luzerne [Prillieux ibid. t II, p. 390); 9á 12. Pseudo-
ítsques et pseudo-amibes granuleuses; pseudo-hémnlies; 13, pseudo-amibes graiiuleu.ses; 14.
Psendo-diatomée>; 15, pseiid('-p]a.<modies; 16, pseudo-hyménium. Toutes Ie< figures dur-
cies et persistanles, solubles dans les lessives.
Pricker (M.) — Résistance des Carenes. (Encycl. Seient. des Aide-Mém.) — Pa-
rís, Gautkier-ViUars. 1907. 8V fig.
Geological Literature added to the Geological Society's Library duríng the Year
ended Dec. 31st, 1906. (Issued June 5th 1907). — Geological Society. Lon-
don. 1907. 8?
Griggs {Jorge). — Mines of Chihuahua. 1907. History, Geology, Statistics, Mining
Companies Directory. 89 & pl.
Gtocco {G. a.) — La dinámica degli aerostati dirigibili. Ricerche teoríche e spe
rimentali.— Roma (Boíl. Soc. Aeron. Ital.) 1907. 49 Fig.
Habana. — Observatorio Meteorológico, Magnético y Seísmico del Colegio de Belén
de la Compañía de Jesús. — Año de 1906. Habana, Junio 1907. 49
Hecker O. — Seismometrische Beobachtungen in Potsdam in der Zeit vom 1.
Januar bis 31. Dezember 1906. — Berlin. K. Preusz Geodatischeg Institut.
Veroffentl. N. F. No. 30. 1907. 89
Hecker O. — Beobachtungen an Hoiizontalpendeln übier die Deformation des
Erdkórpeis unter dem Einflusz von Sonne uud Mond.— Berlin. K. Preusz.
Geodátisches Institut. Veroffentl. N. F. No. 32. 1907. 89 VII Taf.
Jaeob (Wm.) — An Histoiical Inquiry into the Production and Consuraption of
tbe Precious Metals.— Philadelphia. 1832. 89
Lacroix (A.), M. S. A. — Contríbution a l'étude des breches et des couglomérats
volcaniques (Antilles 1902-1903, Vésuve 1906;. — Paris (BuU. Soc. Géol.
Fr. 4s. VI, 190^). 89 fig. & pl. — Étude minéralogique des produits silica-
tés de l'épuption du Vésuve (Avril 1906) (Conséquences a en tirer á un
point de vue general). — París (Nouv. Arch du Muséum. 4s, IX). 1907.
49 pl.
Lehmann ( Dr. Walter). — Ergebnisse uud Aufgaben der mexikanistischen For-
schung. (Archiv. für Anthropologie. N. F. Band VI, Heft 2 u 3.) Mit.
Taf. VIH u IX.— Braunschweig. 1907. 49
Mac Curdy H and Castle ( W. E. ) — Selection and Cross-breeding in Relation to
the Inheritance of Coat-pigments and Coat-patterns in Bats and Guinea-
pigs. — Carnegie Institution of Washington Publication No. 70. 1907. 89 pl.
New Yorh State Museuih.—Ann\id\ Report. 57, 1903, 3 & 4. 1905. 2 vol. 49 pl. 58,
1904, 1-5. 1906. 5 vol. 89 pl.— Albany, N. Y. BuUetin 106-109. 1907. 4
vol. 89 pl.
Nobel (Les Prix) en 1904. Stockholm {Académie Royale des Sciences). 1907. 89
pl.— Supplemet, 1902. 89
Oliver {Dr. Ch. A.), M. S. A. — A Study of the Nativity, Sex and Age, Occupa-
tion, and Social Condition of Three Thousand Four Hundred and Thirty-
six Cases of Senile Cataract Operated upon at the Wills' Hospital in Phi-
ladelphia. 1906. (Trans. Am. Ophthalmol Soc.^ — The Preventive Treat-
ment of Transferred Ophthalmitis. (So-called Sympathetic Ophthalmia^.
Am. Medical Assoc. 1907.
Post (J.) et Neumann (B.) — Traite complet d'Analyse Chimique appliquée aux
essais industriéis. 2me. édition fran^aise par le Dr. L. Gauthier. Tome I.
Ire. fase. — Paris. A. Hermann. 1907. 89 figs.
Poulenc (G.) — Les Nouveautés Chimiques pour 1907. — Paris. 1907. 8° figs.
Ries (H.) — The Clays of Wisconsin and theii* uses. With a Report on Molding
Sands by H. Ries and F. L. Gallup. Wisconsin Geological and Natural His-
tory Survey. Bulletin No. XV. Madison, Wis. 1906. 89 pl.
Eobertson (Wm. Pariisli^. — A visit to México, by tlie West India Islands, Yuca-
tan and United States, mtli observations and adventures on the way. Lon-
don. 1853. 2 vol. 12V
Ruedemann (Rudolf). — Gx'aptolites of New York. Part I. Graptolites of the
Lower Beds. — Albany, 1904. 49 pl. {New YorJc State Museum. 57 th An-
nual Report, 1903. VoL 4, Memoir 7).
Schiaparelli {Prof. Cav. G.), M. S. A. — Come si possa giustificare l'uso della media
aritmética nel calcólo dei risultati d'osservazione. Milano (R. C. Ist. Lomb.
se. lett.) 1907. 89
Schulz (Miguel E.), M. S. A. — Curso General de Geografía dispuesto con arreglo
á los programas vigentes de la Enseñanza Preparatoria. 5? edición refun-
dida y revisada con la colaboración de Enrique E. Schulz, M. S. A, — Mé-
xico, Herrero Hnos. 1905. 89 figs.
Smithsonian Miscellaneous Collections. Quarterly Issue. III, 4. — Washington.
Smithsonían Institution. 1907. 89 pl.
Transactions of the Connecticut Academy of Arts and Sciences. Vol. XII, 1904-
1907. Vol. XIII, pp. 1-46, May 1907. (Publications of Yale University).
New Haven, Conn. 1907. 89 pl.
Trieste. /. B. Osservatorio Marítimo. Rapporto Annuale, 1903. Trieste. 1907 49
U. S. Geological Survey.— Bu]letins. Nos. 287, 294, 296, 300, 308, 312, 314 & 315.
— Professional Paper. No. 57. — Water-Supply and Irrigation Papers. Nos.
190-194, 196 & 200.
Upsal. — Ohservatoire Météorologique de V Université. Bulletin Mensual. Vol
XXXVni, 1906.— Upsal, 1906-1907. 49
Valparaíso. — Servicio Meteorolójico de la Dirección del Territorio Marítimo. Anua-
rio. Tomo séptimo. 1905. — Valparaíso. 1907. 89
Wagner (C.) — La Vida sencilla. Versión española de H. Giner de los Ríos. — (Li-
bros para el Maestro. VII. Edición de El Monitor de la Educación Común).
Buenos Aires. 1907. 129
Zi-ka-wei. — Observatovre Magnétique, Météorologique et Sismologique, fondé et di-
rige par les Missionnaires de la Compagnie de Jésus. Bulletin des obser-
vations. Tome XXX. 1904.— Chang-Hay, 1907. 49
Tomo 26. Nos, 2 y 3
MEMORIAS Y REVISTA
SOCIEDAD CIENTÍFICA
¿6
Antonio A_lz;ate
publicadas ba,|o la dirección de
RAFAEL AGUILAR Y SANTILLÁN,
Secretario Gbnekai. I'kkpktuo
SOMMAIKK.
(Mémoii-HS, feuilles 7 a 10; Revue, feuilles 1 et 2).
55
Astronomie. — Opposition de Mavs pendant le mois de Juillet 1907, par le R. P.
G. Hereáia, S. J. — Revue, p. 14-15.
Géographie.— La propriété lerritoriale dans l'Etat de Tamaulipas {La territoria
A A
propreco ce stato de Tamaulipas), III, par M. A. Prieto, p, 73-80.
A
Histoire. — Superstitions des indiens mexicains {Supersticoi de Ja Mehsikaj landa-
noj), par M. C. A. liobelo, p. 51-71.
Pathologíe. — L'etiologie de la fiévi-e jaune considéréeavi»point de vue bactério-
logique (Etlologio del' Havafebro konsiderata se la hukteriologia vidigo), par
leDr A. J. Carbajal, p. 81-102.
REVUE. — Comptes rendus des séances. Juillet et Aoút 1907, p. 5-6. — Biblio-
giaphie: Laveran, Lacroix, Museo de Buenos Aires, Fricker, de Corde-
moy, Hubert, Fribourg, Post & Neumann, Lowell Observatory, Nicolai-
Hauptsternwarte, Observatory of Hai-vard CoUege, 8ternwarte in Leiden,
Perissé, pages 6-13.— Notes di verses, p 14. — Nécrologie, M. Berthelot,
p. 16.
MÉXICO
(3? CALLE DE REVTLLAGIGEDO NÜM. 3).
Agosto y Septiembre 1907.
Publicación registrada como articulo de segunda clase en 12 de Febrero de 1907
l)ons et nonyelles pnbliciitions reines penJant aoiit 19Ü7.
Les noms des donateurs sont imprimes en italiques; losTnembres de la Socióté
sont designes aveo M. S. A.
Éálcélls {Mariano). — Sección Astrofísica del Observatorio del Ebro. Artículos
publicados en la revista Razón y Fe (Junio y Julio 1907). Madrid. 89 figs.
Bucuresti. — Instüului Meteorologic al Eomaniei. Analele. XVIII, 1902. 49 -Bo-
letinul Lunar. XIV, 1905. 49 — Starea udome trica si agrícola. Jan.-Dec.
1906. 49 — Meteorología si Meteorología in Romanía de St. C. Hepítes.
1906. 89 2 pl.
Calderón (S.), Cazurro (M.) y Fernández-Navarro (L.) — Formaciones volcáni-
cas de la provincia de Gerona. — Madrid {Mem. de la R. Soc. Esp. de H. N,
IV, 5), 1907. 13 láms., 3 mapas. 89 .
Cambridge, Mass. — Astronomical Observatory of Harvard College. Annals. 49 pl.
Vol. 47, Part I; Vol. 57, Part I; Vol. 60, Nos. 4 & 5; Vol. 62, Part. I.—
Circulars, Nos. 119-130. 1907.
Cbwolson (O. D.) — Traite de Physique. Tome 11. 3me. fase. Photométríe. Ins-
truments d'Optique. Interférence dú la lumiére. — París. A. Hermann.
1907. 89 159 figs. & 3 épreuves stéréoseopiquee.
Cirera et Balcells. — -Etude des rapports entre l'actívité solaire et les varíatíons
magnétiques et électríques enregistrées á. Tortosa (Espagne). — Paris. (C.
R. Ac. Se. 6 mai 1907).
Ciudad Juárez, Chíh. — Estación Agrícola Experimental. Boletín. 1906-1907. — Mé-
xico. Secretaría de Fomento. 89 láms.
{^oimhra..— Olservatorio Meteorológico. übserva§oes meteorológicas e magnéticas.
Vols. XLI & XLII, 1902 & 1903.— Coímbra. 1907. 49
Copenhague. — Danish Meteorological Institute. Nautical-Meteorological Annual.
1906.— 1907. 49 pl.
Davidson {George), M. S. A. — The Díscovery of San Francisco Bay. Theredis-
covery of the Port of Monterey; the establishment of the Presido, and
the foundíng of the Missíon of San Francisco. (Trans. and Proc. of the
Geogr. Soc. of the Pacific, Vol. IV. Seríes II. May, 1907). San Francisco,
Cal. 1907. 89
Griffin (Dr. Clodomiro). — La Facultad de Agronomía y Veterinaria en el año 1906.
Memoria redactada por el decano La Plata. 1907, 89 láms.
Heredia (G.), S. J,, M. S. A.— Oposición del Planeta Marte en el mes de Julio
de 1907. — Puebla. Observatorio del Colegio Católico del S. Corazón de Je-
sús. 1907. 1 lám. 89
SOCIÉTÉ SCIKNTITIQOK "AWTONIO ALZATB." MÉMOIBK8, T. 26.
SyPERSTICIOlS DE LOS INDIOS HEXlCAiS,
I-IBRARY
NEW YORK
bOTANICAJL
POK EL Lie.
CECILIO A. EOBELO, M. S. A.
A mi apreciable amigo el Sr.
D. Salvador Gutiérrez dedico
este pequeño trabajo, en testi-
monio de grajide estimación.
"No se contentaba el demonio, enemigo antiguo — dice el
P. Mendieta — con el servicio que éstos (los indios) le hacían
en la adoración de cuasi todas las criaturas visibles, hacién-
dole de ellas ídolos, así de bulto como pintados, sino que de-
más de esto, los tenía ciegos de mil maneras de hechicerías,
excoramentos y supersticiones."
Después de describir las ceremonias en que hace consistir
los sacramentos de los indios, dice: "Brujos y brujas también
decían que las había, y que pensaban se volvían en animales,
que (permitiéndolo Dios, y ellos ignorándolo), el demonio les
representaba. Decían aparecer en los montes como lumbre, y
que esta lumbre de presto la veían en otra parte muy lejos de
donde primero se había visto. El primero y Santo Obispo de
México tuvo preso á uno de estos brujos ó hechiceros que se
decía Ocelotl, y lo desterró para España, por ser muy perjudi-
cial, y perdióse la nave cerca del puerto y no se supo más de
él. El santo varón Fr. Andrés de Olmos, prendió otro discí-
pulo del sobredicho, y teniéndolo en la cárcel, y diciendo el
Mem. Soc. Álzate. México. T. 26 (1907-1908),— 7.
52 Cecilio A. Kobelo.
mismo indio á dicho Padre, que su maestro se soltaba de la
cárcel cuando qu6ría, le dijo el Fr. Andrés, que se soltase él
si pudiese; pero no lo hizo porque no pudo. Viniendo á los
agüeros que tenían, digo que eran sin cuento. Creían en aves
nocturnas, especialmente en el buho {tecolotl, de que se ha for-
mado el aztequismo "tecolote"); y en los mochuelos y lechu-
zas y otras semejantes aves. Sobre la casa que se asentaban
y cantaban, decían era señal que presto había de' morir algu-
no de ella. También tenían los mismos agüeros en encuentros
de culebras y alacranes, y de otras muchas sabandijas que an-
dan rastreando por la tierra, y entre de ellas de cierto escara-
bajo que llaman pinauistU. Tenían asimismo que cuando la
mujer paría dos criaturas de un vientre, había de morir el pa-
dre ó la madre. Y el remedio que el demonio les daba, era que
matasen á alguno de los dos mellizos, á los cuales en su len-
gua llamaban cocona (á los dos los llamaban así, á uno solo lo
llamaban coatí, de donde se formó el aztequismo "coate" ó "cua-
te"), que quiere decir "culebras," porque dicen que la prime-
ra mujer que parió dos, se llamaba Coatí, que significa culebra.
(La razón ha de haber sido porque las culebras vivíparas pa-
ren dos). Y de aquí es que nombraban culebras á los mellizos
y decían que habían de comer á su padre ó madre, si no ma-
tasen al uno de los dos. Cuando temblaba la tierra donde ha-
bía mujer preñada, cubrían de presto las ollag ó las quebraban,
porque no moviese. Decían que el temblar de la tierra era se-
ñal de que se había de acabar presto el maíz de las trojes. Si
perdían alguna cosa, hacían ciertas hechicerías con unos maí-
ces y miraban en un lebrillo de agua, y decían que allí veían
al que lo tenía, y la casa donde estaba; y si era cosa viva, allí
les hacían entender si era ya muerta ó viva. Para saber si los
enfermos habían de morir ó sanar de la enfermedad que te-
nían, echaban un puñado de maíz lo más grueso que podían
haber, y lanzábanlo siete ú ocho veces, como lanzan los dados
los que los juegan, y si alguno de los granos quedaba euhies-
SüPBBSnaONES DE LOS INDIOS MEXICANOS. 53
to, era señal de muerte. Tenían por consiguiente unos corde-
les, hecho de ellos un manojo como llavero donde las mujeres
traen colgadas las llaves, lanzábanlos en el suelo, y si queda-
ban revueltos, decían que era señal de muerte. Y si alguno ó
algunos quedaban exteadidos, teníanlo por señal de vida, di-
ciendo: que ya empezaba el enfermo á extender los pies y las
manos. Si alguna persona enfermaba de calenturas recias, to-
maban por remedio hacer un perrillo de maza de maíz, y po-
níanlo en una penca de maguey, que es el cardón de donde sa-
can la miel, y sacábanlo por la mañana al camino, y decían
que el primero que por allí pasaba llevaría la enfermedad del
paciente pegada en los sancajos. Tenían por mal agüero el
temblar los párpados de los ojos, y mucho pestañear. Cuando
estaban al fuego y saltaban las chispas de la lumbre, temían
que venía alguno á inquietarlos, y así decían: Aquinyeuitz, que
quiere decir: "ya viene alguno" ó "¿quién viene?" A los niños
cuando los trasquilaban les dejaban la guedeja detrás del co-
gote que llaman ellos y piocli ("su piocha," de donde se formó
el aztequismo "piocha"), diciendo que si se la quitaban enfer-
maría y peligraría. T esto hoy día lo usan muchos sin mala
intención, más de por el uso que quedó, y por ventura otras co-
sas de las dichas, sino qu-^ no las vemos como estas del pioc7i-
tli que no se puede encubrir. Otros innumerables agüeros te-
nían, que sería nunca acabar quererlos contar, y poner por
escrito."
El P. Sahagún, bajo el nombre de agüeros ó pronósticos^ tra-
ta de los medios que empleaban los Indios ó se les ofrecían,
antes de la Conquista (y después), para adivinar las cosas fu-
turas; y estos presagios bien pueden considerarse también co-
mo supersticiones, y á ese título extractaremos aquí los princi-
pales.
I. Cuando alguno oía bramar en el monte á alguna fiera ó
cuando escuchaba algún sonido que zumbaba en la montaña,
ó en el valle, creía que en breve le sucedería alguna desgracia
54 Ckciliq a. Róbelo.
en su persona, ó en sus parientes, ó en su casa, ó que moriría
en la guerra ó de enfermedad, ó que caería en esclavitud él ó
alguno de sus hijos. El que tal agüero sufría, iba en busca de
un ionalpouhqui, adivino, para que se lo aclarara. Este adivino
consolaba y esforzaba al espantado, diciéndole: "Hijo mío po-
"brecito, pues que has venido á buscar la declaración del agüe-
"ro que viste, y veniste á ver el espejo donde está la aclara-
"ción de lo que te espanta, sábete que es cosa adversa y tra-
"bajosa lo que significa este agüero; esto no es porque yo te
"lo diga sino porque así lo dejaron dicho y escrito nuestros
"viejos y antepasados; por tanto, la significación de tu agüe-
"ro es que te has de ver en pobreza, ó en trabajos, ó que mo-
"rirás. Por ventura está ya enojado contra tí Aquél por quien
"vivimos, y no quiere que vivas más tiempo. Espera con áni-
"mo lo que te vendrá, porque así está escrito en los libros de
"que usamos para declarar estas cosas á quien acontecen; y
"no soy yo el que te pongo espanto ó miedo, que el mismo Se-
"ñor Dios quiso esto te aconteciese y viniese sobre tí, y no
"hay que culpar al animal, porque él no sabe lo que hace, pues
"carece de entendimiento y de razón, y tú pobrecito no debes
"culpar á nadie, porque el signo en que naciste tiene consigo
"estos azares, y ha venido ahora á verificarse en tí la maldad
"del signo de tu nacimiento. Esfuérzate porque por experien-
"cia lo sentirás, mira que tengas buen ánimo para sufrirlo, y
"entre tanto llora y has penitencia. Nota lo que ahora te di-
"go que hagas para remediar tu trabajo; has pues penitencia,
"busca papel para que se "apareje la ofrenda que has de hacer,
"cómpralo ó incienso blanco, y ulli (hule), y las otras cosas que
"sabes son menester para esta ofrenda. Después que hayas pre-
"venido todo lo necesario, vendrás tal día que es oportuno para
"hacer la ofrenda que es menester al señor dios del fuego. En-
"tonces vendrás á mí, porque yo mismo dispondré y ordenaré
"los papeles y todo lo demás en los lugares, y en el modo que
"ha de estar para hacer la ofrenda: yo mismo lo tengo de ir á
SCFKBSTICIONBS DB LOS INDIOS MEXICANOS. 55
"encender y quemar en tu casa." Tal era la respuesta que da-
ban los adivinos.
II. El segundo agüero lo sacaban del canto de un ave que
llamaban Oactli Oacton. Si el ave cantaba como que ríe, el can-
to era de buen agüero, porque parecía que decía yeccan yeccan,
que quiere decir huen tiempo, huen tiempo, y no temían que les
sobrevendría algún mal, antes bien se alegraban al oírle, por-
que esperaban que algo favorable les había de suceder. Pero
como cuando el ave cantaba como quien rie recio y á carcaja-
das, como si tuviera gran regocijo, entonces el agüero era ma-
lo, y los que habían oído al ave, enmudecían y aun se desma-
yaban, porque esperaban enfermarse ó morir en breve, ó caer
en cautiverio en el lugar á donde iban. Si los caminantes que
oían el canto del ave, eran mercaderes (pochteca), decían entre
sí: "Algún mal nos ha de venir, alguna avenida de algún río
"ó creciente nos ha de llevar á nosotros, ó á nuestras cargas,
"ó habernos de caer en manos de algunos ladrones que nos han
"de robar, ó saltear, ó por ventura alguno de nosotros ha de
"enfermar, ó le hemos de dejar desamparado; ó por ventura
"nos han de comer bestias fieras, ó nos ha de atajar alguna
"guerra para que no podamos pasar." Cuando se comunicaban
entre sí sus temores, el jefe ó principal de los mercaderes, sin
dejar de caminar, les decía para esforzarlos: '"Hijos y herma-
"nos míos, no conviene que ninguno de nosotros se eutristez-
"ca ni desmaye, porque el agüero que habéis oído, ya lo te-
"níamos entendido cuando partimos de nuestras casas, y de
"nuestros parientes, y sabíamos que veníamos á ofrecernos á
"la muerte, y sus lágrimas y lloros que en su presencia derra-
"maron, bien las vimos, porque se acordaron y nos dieron á
"entender que por ventura en algún despoblado, ó en alguna
"montaña ó barranca habían de quedar nuestros huesos, y sem-
"brarse nuestros cabellos, y derramarse nuestra sangre, y es-
"to nos ha venido, y no conviene que nadie se haga de peque-
"ño corazón como si fuese mujer temerosa y flaca. Aparejaos
56 Cecilio A. Róbelo.
"como varones para morir: orad á Nuestro Señor Dios, no cu-
rréis de pensar en nada de esto, porque en breve sabremos
''por experiencia lo que nos ha de acontecer: entonces llorare-
"mos todos, porque esto es la gloria y fama que hemos de dar
"y dejar á nuestros señores y mayores los mercaderes nobles
"y de gran estima de donde descendemos, porque no somos
"nosotros los primeros, ni los postreros á quien estas cosas
''han acontecido, que muchos antes que á nosotros, y á mu-
"chos después de nosotros les acontecerán semejantes casos,
"pues por esto esforzaos como valientes hombres, hijos míos."
Donde quiera que llegaban á dormir aquel día, ya fuese de-
bajo de un árbol, ó debajo de una peña, ó en alguna cueva,
luego juntaban todos sus bordones ó cañas que llevaban, y
los ataban todos juntos en una gavilla, y decían que aquellos
topiles, así atados, eran la imagen de su dios Yecatecutli, y
después, con gran humildad y reverencia, delante del dios, se
herían las orejas hasta derramar sangre, y se agujeraban la
lengua, pasando por ella mimbres, los cuales, ensangrentados,
los ofrecían á la gavilla de báculos, y hacían propósito de re-
cibir con paciencia, por honra de su dios, cualquier cosa que
les aconteciese. De allí adelante no curaban de pensar más
en que alguna cosa les había de acontecer adversa por el agüe-
ro que habían oído del ave llamada Oactli, y pasando el térmi-
no de aquel agüero, si ninguna cosa les acontecía, consolá-
banse, tomaban aliento y esfuerzo, porque su espanto no tu-
vo efecto; pero algunos de la compañía todavía iban con te-
mor, y así ni se alegraban, ni hablaban, ni admitían consuelo,
é iban como desmayados y pensativos, meditando que si no
les había acaecido algo de lo que pronosticaba el canto del
ave, podía acontecerles después, y se mantenían dudosos, por-
que el agüero era indiferente á bien y á mal.
III. Cuando alguno oía de noche golpes como los de un
leñador sobre los árboles, lo juzgaban de mal agüero, al cual
llamaban iovaltepuetli, yohuáltepuztli que significa "hacha noc-
SUPEBSTICIONBS DK LOS INDIOS MEXICANOS. 57
turna." Generalmente este ruido se oía al "primer sueño de
la noche," cuando todos "duermen profundamente y ningún
ruido de gente suena." Este sonido lo oían los tlamacasqm, sa-
cerdotes, que iban á ofrecer de noche cañas y ramos de pino.
Acostumbraban hacer esta penitencia en lo más profundo de
la noche y presentaban las ofrendas en los lugares señalados
en los montes; y cuando oían golpes de quien hiende un ma-
dero con hacha, espantábanse y lo tomaban por mal agüero,
pues creían que esos golpes eran ilusión del dios Tezcatlipoca,
con los que espantaba y burlaba á los que andaban de noche.
Cuando el que oía era hombre esforzado y valiente ó ejercita-
do en la guerra, no huía, sino que seguía el sonido de los gol-
pes que se habían oído. Cuando el que lo seguía, lograba al-
canzarlo, le metía la mano en el pecho y lo asía del corazón y
tiraba de él como si fuera á arrancarlo. En esta postura le de-
mandaba una merced, como riquezas, salud, ó valor en la gue-
rra para hacer muchos cautivos. El fantasma les daba á algu-
nos lo que pedían, y á otros lu contrario, pues estaba en ma-
nos de Tescatlipoca dar lo que quisiere, próspero ó adverso. Al
responder á la demanda el fantasma, les decía: "'Gentil y va-
"liente hombre, amigo mío, fulano, déjame, ¿qué me quieres?
"que yo te daré lo que quisieres," y la persona á quien se ha-
bía aparecido, decíale: — "No te dejaré que ya te he cazado,"
y el fantasma le daba una e.spiga de maguey, diciendole: "Ca-
ta aquí esta espina, déjame;" pero el que había asido al fan-
tasma del corazón, si era valiente y animoso, no se conforma-
ba con una espina, y no lo soltaba hasta que le daba tre^ó
cuatro espinas. Estas eran señal de prosperidad en la guerra,
haciendo tantos cautivos cuantas espinas había recibido, y de
que sería además reverenciado por sus riquezas, honores é in-
signias de valiente guerrero. El que le arrancaba el corazón
al fantasma, echaba á correr y se escondía con él, lo guarda-
ba envuelto y atado con algunos lienzos, y en la mañana del
día siguiente lo desenvolvía y miraba qué era lo que había
arrancado; y se encontraba una pluma floja, algodón ó espi-
58 Cecilio A. Kobelo.
ñas de maguey, señal era de buena ventura, y si hallaba en
el envoltorio carbones, ó algún andrajo, ó pedazo de manta
sucio, conocía que le vendría miseria y adversidad. Si el es-
pantado por el fantasma era cobarde, ni lo perseguía, ni iba
tras él, sino que temblaba de miedo, se echaba á gatas porque
no podía correr ni andar, y sólo pensaba en que le iba á suce-
der alguna desgracia de enfermedad, muerte ó pobreza.
IV. Cuando oían cantar en el techo de su casa ó en algún
árbol, al tecolotl, (buho), se atemorizaban y creían' que á ellos, ó
á los parientes, ó á su casa les vendría algo adverso, como en-
fermedad, muerte, miseria, fuga de sus esclavos, asolamiento
de su casa que quedaría convertida en muladar, y pensaban
que de su familia y de su casa dirían: "En este lugar vivió
"una persona de mucha estima, veneración y curiosidad, y
''ahora no están sino sólo las paredes; no hay memoria de
"quien aquí vivió." El que oía el canto del tecolote acudía in-
mediatamente á consultar á un tonálpouhqui, adivino, como ba-
se dicho al tratar del primer agüero, para que le dijese lo que
había de hacer.
Los españoles, con motivo de este mal agüero, decían y
todavía se dice hoy:
"El tecolote canta
Y el indio muere;
No será verdad,
Pero sucede."
Don Carlos M. Bustamante, en una nota al pasaje de Sa-
hagún, dice: "Aun creen los indios en este agüero, y lo tienen
"por tan cierto, que hay un adagio que dice :
"El tecolote canta,
"el indio muere;
"ello es abuso;
"pero sucede."
Sl7PHBeTiaONSS[DK LOS INDIOS MEXICANOS. 59
V. También el grito de la lechuza lo tomaban los indios
por mal agüero, sobre todo si chirreaba dos ó tres veces sobre
el techo de la casa; y si en ella había algún enfermo, tenían
por seguro que iba á morir, pues consideraban á la lechuza co-
mo mensajera de Mictlantecutli, el dios, señor de la mansión
de los muertos, que iba y venía al infierno, y por eso la llama-
ban Yautequihua, "mensajera del dios y de la diosa del infier-
no.'' Si cuando chirreaba la lechuza, percibían que escarbaba
con las uñas, el que la oía, si era hombre, le decía: "está que-
do, bellaco vgihundido, que hiciste adulterio á tu padre;" y si
era mujer le decía: "vete de ahí puto, has agujerado el cabe-
llo con que tengo de beber allá en el infierno, antes de esto
no puedo ir." Creían que con este exhorcismo injurioso, pero
ininteligible, evitaban el mal agüero, pues ya no estaban obli-
gados á acudir al llamamiento del dios de los muertos.
VI. Cuando veían que una comadreja ó mostolilla entra-
ba á su casa, ó se les atravesaba á su paso en el camino ó en
la calle, también se espantaban los indios, pues creían que si
emprendían algún viaje, caerían en manos de los ladrones, ó
los matarían, ó que les levantarían falso testimonio, "por esto
ordinariamente — dice Sahagún — los que encontraban con es-
te animalejo, les temblaban las carnes de miedo, y se extre-
mecían, y se les espeluzaban los cabellos: algunos se ponían
yertos ó pasmados, por tener entendido que algún mal les ha-
bía de acontecer." — A la comadreja la llamaban los indios cu-
zamatli.
VII. La gente muy rústica tomaba por mal agüero el que
un conejo entrara á la casa. Temían que cayeran ladrones en
la casa, ó que alguno de ella se ausentara y fuera á esconder-
se en un bosque 6 en una barranca. Luego iban á consultar
al adivino, como se ha dicho al hablar del primer agüero, pa-
ra que se los declara^^e.
También en España, en el siglo XVI, había una preocupa-
ción semejante. Don Quijote, al entrar en su aldea, tomó mal
Mem. Soc. Alaate, México T. 26 (19O7-1008>-8.
60 CBCILIO a. ItOBBLO.
agüero de ver huir una liebie que se agazapó debajo de los
pies del rucio Malum signum, malum signum — dice
Don Quijote — liebre Jiulle, galgos la siguen, Dulcinea no parece.
VIII. Cuando entraba á la casa de alguno, ó éste encon-
traba una sabandija W&vcxsLda, pinahuiíitli, lo tomaban por señal
de próxima enfermedad, ó de que serían afrentados ó avergon-
zados, y para eludir cualquiera de estos peligros, hacían lo si-
guiente. Hacían en el suelo dos rayas en cruz tomaban el ani-
malejo, lo ponían en medio de las rayas, lo escupían, y luego
le decían: ¿á qué has venido f quiero ver á qué has venido; y luego
se ponían á mirar acia que parte se iría aquella sabandija; si se
dirigía al norte, era señal segura de que iba á morir el hom-
bre que la había mirado; y si tomaba otro rumbo, creían que
no era cosa de muerte el encuentro, sino de algún infortunio
de poca importancia, y le decían al anímale jo: anda vete donde
quisieres, no se me da nada de tí, ¿he de andar pensando por ven-
tura en lo que quisieres decir f ello se parecerá antes de mucho, no
me curo de tí tomaban después la sabandija, la po-
nían en la división de los caminos y allí la dejaban; algunos la
ensartaban por medio del cuerpo con un cabello y la ataban á
un árbol, y si al día siguiente no la encontraban allí, se atemo-
rizaban, pues esperaban algún mal; pero si la encontraban en
el lugar que la habían atado; se consolaban y ya no temían
mal alguno, escupían al animalejo ó le echaban un poco de
pulque, á lo que llamaban emborracharlo.
El P. Sahagún, describiendo el pinahuiztli, dice: "Esta sa-
bandija es de hechura de araña grande, y el cuerpo grueso,
tiene color vermejo y en partes obscuro de negro, casi es ta-
maña como un ratoncillo, no tiene pelos, es lampiña."
Molina en su diccionario dice: pinauistli. Escarabajo que
tenían por mal agüero.
IX. Cuando un épatl, zorrillo, cuya orina es muy hedionda,
entraba en una casa, ó paría en algún agujero dentro de ella,
lo tomaban por mal agüero, y creían que el dueño de la casa
SDPER8TIOIONB3 DE LOS IKDIOS MEXICANOS. 61
moriría, porque ese animal no suele parir en casa alguna, sino
en el campo, entre los maizales, entre las piedras, ó entre los
magueyes, y nopales. Tomaban á este animal por el dios Tez-
catlipoca, así es que cuando expelía la materia hedionda por la
orina, por el estiércol ó por la ventosidad, decían: TezcaÜipoca
Im ventoseado. ¿Quién no ha olido el pedo del zorrillo? Sin em-
bargo, oigamos la curiosa relación del P. Sahagún: "Tiene la
propidad este animalejo, que cuando topan con él en casa ó
fuera, no huye mucho, sino anda zancadillando de aoá para
allá, y cuando el que lo persigue va ya cerca para asirle, alza
la cola, y arrójale á la cara la orina ó aquel humor que lanza
muy hediondo, pero tan recio, como si lo echase con una ge-
ringa, y dicho humor cuando se esparce, parece de muchos co-
lores como el arco del cielo, y donde da queda aquel hedor tan
impreso, que jamás se puede quitar, ó á lo menos dura mucho,
ya de en el cuerpo, ya en la vestidura, y es el hedor tan recio
y tan intenso, que no hay otro tan vivo, ni tan penetrativo, ni
tan asqueroso con que compararlo."
D. Carlos M. Bustamente, en una nota al pasaje preinser-
to, dice: "tiene además mucha electricidad, de modo que en
las tinieblas de la noche el chisguete de orines que arroja es
de chispas pequeñas y fosfóricas." Por esto el vulgo dice que
mea lumbre.
Continúa la relación de Sahagún:
"Cuando este hedor es reciente, el que le huele no ha de
escupir, porque dicen que si escupen como asqueando, luego
se vuelve cano todo el cabello; por esto los padres y madres
amonestaban á sus hijos é hijas que cuando oliesen este he-
dor no escupiesen, mas antes apretasen los labios. Si este ani-
malejo acierta con su orina á dar en los ojos, ciega al que lo
recibe "
X. También era para los indios de muy mal agüero encon-
trar en la casa hormigas, ranas, sapos, ó ratones llamado tezauh-
quimchtzin, "ratoncillo espantoso." Creían que algún malevo-
62 Cecilio A. Bobelo.
lo Ó envidioso los había echado dentro de la casa para que les
acaeciese enfermedad, ó muerte, ó pobreza, ó desasosiego, pues
estos males auguraba la presencia de tales animales; y luego
iban á consultar á un divino.
XI. Cuando de noche veían estantiguas, esto es, visiones
y fantasmas, no se inquietaban mucho, porque las creían ilu-
siones ó apariciones del dios Tezcaüipoca. Pero algunos lo to-
maban por mal agüero, y temían morirse ó caer en cautiverio.
Cuando el que veía la estantigua era soldado valiente, procu-
raba asirla y le pedía espinas de maguey, que comunicaban
valor y fortaleza, y se prometían hacer en la guerra tantos cau-
tivos cuantas espinas había recibido. Cuando el que veía la
visión era un hombre simple y de poco saber, se contentaba
con escupirla ó con arrojarle una suciedad; y éste no recibía
ningún bien, sino algunas adversidades. Cuando era medroso
ó pusilámine el que encontraba al fantasma, perdía las fuer-
zas, se le secaba la boca, enmudecía, y procuraba alejarse, y
mientras iba andando sentía que el fantasma lo iba persiguien-
do para cogerlo por detrás, y al llegar á su casa, abría preci-
pitadamente la puerta, entraba, cerraba con violencia, y, á ga-
tas, pasaba sobre los que estaban durmiendo, lleno de espan-
to y de pavor.
XII. Había otros fantasmas, ilusiones también de Tezca-
tlipoca, . ... no tienen pies ni cabeza, las cuales andan rodan-
do por el suelo, y dando gemidos como enfermo — dice Sahagún. A.
estos fantasmas los llamaban Tlacanexquimilli (V.) siempre
los tomaban por mal agüero, y esperaban morir en breve en
la guerra ó de enfermedad, ó sufrir algún contratiempo. Los
soldados viejos no temían encontrarse con estas visiones, an-
tes bien salían á buscarlas, y luego que las veían procuraban
asirse de ellas, y les decían: — "¿quién eres tu? habíame, mira
que no dejes de hablar, pues ya te tengo asida y no te tengo de
soltar." Y esto lo repetía varias veces, andando el uno con el
otro á la sacapella, y después de haber luchado mucho, ya cer-
SnpfiBSTICiONBS DB LOS UfUlOS MEXICANOS. 63
ca de la mañana, hablaba el fantaama y decía: — "Déjame que
me fatigas, dime lo que quieres y dártelo hé;" y el soldado re-
Ijondía, diciendo: "¿qué me has de dar?" y contestaba el fan-
tasma: "cata aquí una espina," y el soldado le decía: "no la
quiero, ¿para qué es una espina sola? no vale nada," y aunque
le daba dos, tres ó cuatro espinas, no lo soltaba hasta que le
daba tantas cuantas él quería, y le decía el fantasma: "doite
toda la riqueza que deseas para que seas próspero en el mun-
do." El soldado soltaba á la visión y se iba muy satisfecho.
XIII. También veían de noche otros fantasmas diversos.
En los muladares, cuando iban á exonerar el cuerpo solía apa-
recérseles una mujer enana, que llamaban cuitlapaton ó cuitlor
pachton (V.) Era una mujercita con el pelo largo hasta la cin-
tura, y con andar de pato. El que veía á esta enana, si quería
cogerla no podía, porque luego desaparecía, y tornaba á apare-
cerse en otra parte, casi junto á él, y si otra vez tentaba asirla,
escabuUíasele, y siempre que lo procuraba quedaba burlado,
y, por fin, dejaba de porfiar.
Se les aparecía también de noche un fantasma en forma
de calavera, les saltaba golpeándoles las pantorrillas, ó iba tras
ellos saltando y haciendo gran ruido. Si se paraba el persegui-
do, se paraba también ella y si se esforzaba en cogerla; ya que
la iba á tomar, volábale dando un gran salto á otra parte, y
así seguían, él persiguiéndola y ella dando saltos hasta que el
perseguidor se cansaba y lleno de miedo se iba á su casa.
Solía aparecérseles un fantasma en forma de cadáver ten-
dido y amortajado y dando lastimeros gemidos. Los valientes
que trataban de coger á este muerto, sólo tomaban un terrón
ó pedazo de césped. Este muerto, que era de muy mal agüe-
ro, era una transformación de Tezcatlipoca.
También creían que Tezcatlipoca se transformaba en el
animal llamado cóyotl, coyote ó adive, que se paraba en los ca-
minos, como atajando á las gentes, para advertirles que si se-
guían aquel camino les acaecería desgracia. Por último, el oír
64 Cecilio A. Kobelo.
silbar un pito en la montaña era signo cierto de próxima des-
gracia.
Además de los agüeros (jue quedan explicados, que pode-
mos llamar precortesianos ó anteriores á la Conquista, tuvie-
ron después los indios y los mestizos, y tienen aún, otros mu-
chos que sería largo enumerar. Sólo referiremos el del salia-
pared. Se cree que cuando este pajarillo se presenta en las ca-
sas á comer arañas ó gusanos, y á purificar la atmósfera de-
vorando los insectos que en ella pululan, viene á anunciar con
su canto á los maridos que su mujer está amancebada y le es
infiel, así es que cuando los pajaritos empiezan á chiflar sal-
tando en las paredes, las mujeres tiemblan y apedrean al pa-
jarito.
En cambio, los que gimen en las cárceles consideran al
salta-pared como ave de buen agüero, pues su alegre canto so-
bre los altos muros de la prisión es anuncio de la próxima li-
bertad de algún reo.
El P. Sahagún, después de hablar de los agüeros, trata de
las abusiones, pero antes dice: "Aunque los agüeros y abusio-
nes parecen ser de un mismo linage; pero los agoreros por la ma-
yor parte atribuyen á las criaturas lo que no hay en ellas ....
Las abusiones son al revés, pues que toman á mala parte las
impresiones ó influencias que son buenas en las criaturas
Y porque los agüeros y las abusiones son muy vecinos, pongo
este tratado "
Esta consideración de Sahagún y la definición que de abu-
sión trae el diccionario castellano, diciendo que es "agüero ó
superstición," nos han decidido á tratar de las abusiones en
este artículo. De ellas explicaremos las principales, porque.
SDPKBSmCIONXS DB LOS INDtOe MEXICANOS. 65
como dice Sahagún, *' no están todas las abusiones
de que usan mal, porque siempre van multiplicándose estas
cosas que son malas, y hallarán algunas que no estén aquí
puestas. "
Creían que el que olía, orinaba ó pisaba la flor llamada omi-
xochitl, "flor de hueso," por tener este color, padecería almo-
rranas.
Creían también que la mujer que olía la flor llamada cue-
tlaxochitl, 6 se sentaba sobre ella ó la pisaba, contraíala enfer-
medad llamada también cuetlaxochitl, que consistía en un pa-
decimiento del clítoris. Las madres advertían á sus hijas que
no oliesen la tal flor, ni se sentasen sobre ella, ni aun la pisa-
sen, ha. cueilaxochitl, "flor de cuero curtido," por su color y con-
sistencia, tiene Jwjas de un árbol muy coloradas.
Decían los viejos que las flores que se componen de otras
muchas, los ramilletes, con que bailan y clan sus convidados,
110 deben olerse en el centro, porque éste está reservado al
dios TezcatUpoca, y que los hombres sólo pueden olería orilla.
Acostumbraban antes de echar el maíz en la olla para co-
cerlo, resollar sobre él para darle ánimo y que no tema los her-
vores.
El que veía maíz regado en el suelo, estaba obligado áre-
gerlo para no hacerle injuria, pues creían que si no lo hacían,
se quejaba el maíz delante de Dios, diciéndole: Señor, casti-
gad á éste qiie me vio derramado y no me recogió, ó dadle hambre
porque me menospreció.
Decían también que el que pasaba sobre algún niño que
estaba sentarlo ó acostado, le quitaba la virtud de crecer y
.siempre quedaría pequeñito, y para impedir esto, volvían á pa-
sar sobre él en sentido contrario. A esta abusiÓTi la llamaban
fecttencholhuiliztli, que sígniBca la acción de pasar sobre alguno.
Si alguno comía en la olla sopeando en ella ó tomando con
la mano la comida, sus padres le decían : si otra vez haces esto,
nunca serás venturoso en la guerra, ni nunca cautivarás á nadie.
66 Cecilio A. Bobelo.
Si bebían los hermanos y el menor bebía primero, el ma-
yor le decía: no bebas primero que yo, porque si bebes no crecerás
más, sino quedarte has como estás ahora. A esta abusión la llama-
ban atlitiztli, que sólo significa la acción de beber agua, aun-
que Sahagún diga que significa "beber el menor antes del ma-
yor,"
Cuando se pegaba un tamal en la olla al estar cociéndose,
decían que el que lo comía, si era hombre, no dispararía con
acierto las flechas, y si mujer, nunca pariría bien, porque se
le pegaría el niño adentro.
Cuando cortaban el ombligo á los recién nacidos, si era
varón, le daban el ombligo á un soldado para que lo llevara al
lugar donde daban las batallas, porque creían que con esto el
niño sería aficionado á la guerra, y si el recién nacido era mu-
jer, enterraban el ombligo cerca del tlecuilli, el hogar, porque
así sería la niña adicta á la familia y á estar en la casa y en-
tendida y dihgente para preparar la comida.
Para que las mujeres incintas ó preñadas pudieran andar
de noche en la calle sin estar expuestas á ver fentastnas,
creían que debían llevar un poco de ceniza en el seno ó en la
cintura junto á la piel.
Cuando una mujer visitaba á una recién parida y llevaba
niños, al llegar á la casa iba al tlecuilli 6 brasero, tomaba, ce-
niza y con ella les frotaba las sienes y las coyunturas. Creían
que si no hacían esto se les debilitarían las coyunturas y les
crujirían al moverse.
Cuando temblaba la tierra, tomaban á los niños con am-
bas manos oprimiéndoles las sienes y los levantaban en alto.
Creían que si no hacían esto, no crecerían los niños y se los
llevaría el terremoto.
Cuando temblaba la tierra, hacían un buche de agua y ro-
ciaban sus alhajas y los postes de las puertas para que el tem-
blor no se llevase las casas. Para avisar que temblaba la tie-
rra, daban de gritos y se golpeaban la boca con la maiko.
SüPKKSTICIONRS DE LOS INDIOS MBXICANOS. 67
Decían que el hombre que ponía un pié sobre el tenamaz-
tu, sería desdichado en la guerra, pues no podría huir y caería
en manos de sus enemigos. Por esto los padres prohibían á sus
hijos que pusiesen los pies sobre un tenamaztli. Dan este nom-
bre á cada una de las tres piedras que se ponen en el tlecuilli
ó fogón, sobre las cuales se colocan las ollas, comales, etc., en
que se cuecen los alimentos.
Cuando al echar la tortilla de maíz sobre el comal, queda-
ba doblada, era señal de que alguno iba á llegar á la casa; y
si la molendera era casada y el marido estaba ausente, era se-
ñal de que iba á llegar el marido.
Decían que al que lamía el metate, metlatl, se le caerían
pronto los dientes y las muelas; y por esto prohibían los pa-
dres á sus hijos que lamiesen los metates.
Decían que el q ue se arrimaba á los pestes, sería mentiro-
so, porque los postes lo son, y hacen mentirosos á les que se
arriman á ellos ; y por esto los padres prohibían á sus hijos
que se arrimaran á los postes.
Decían que las jóvenes que comían estando de pie, no se
casarían en su pueblo sino en lugar extraño; y las madres no
permitían que sus hijas comiesen paradas.
Donde había una mujer recién parida, no quemaban en el
fogón los olotes ó sea el corazón de las mazorcas del maíz, por-
que decían que el recién nacido se pondría pecoso y cacarizo;
y cuando había necesidad de quemar los tales olotes, lo hacían
pasándolos primero por la cara del niño; pero sin tocarle la
piel.
La preñez de la mujer daba ocasión á mil preocupaciones.
La mujer preñada no había de ver ahorcar á ningún reo,
porque si lo veía, nacería el niño con una soga de carne en la
garganta.
Las preñadas se abstenían de ver al sol y á la luna duran-
te un eclipse, porque si los veían, nacería el niño con los la-
bios partidos; á tal niño lo llamaban tencua, "labio comido."
Mem. Soo. Álzate. México. T. 26 (1907-1908),— 9.
CBCILIO a. E.OBELO.
Todavía hoy subsiste este error: cuando ven á un niño con
los labios partidos, dicen: se lo comió él eclipse. Otros
creen que la luna los maltrata, y huyen de ella cuando está
llena. Para evitar las preñadas el daño de los eclipses en sus
hijos, se ponían en el seno una navaja de obsidiana á raíz de
la carne.
Si la preñada mascaba chicle, decían que el niño padecería
mozezuelo ó sea embarazo en la respiración, de que moriría;
y esta enfermedad la causaba también el sacarles de la boca
la teta repentinamente cuando están mamando, pues lastíma-
se el paladar y luego queda mortal.
Decían que si la mujer embarazada andaba mucho de no-
che, el niño saldría muy llorón; y si el padre era el que anda-
ba y se le había aparecido algún fantasma, la criatura padece-
ría mal de corazón. Para evitar estos daños, la mujer cuando
salía se ponía en el seno unas chinas, ó ceniza, ó un poco de
estáñate, y los hombres se ponían también chinas ó un poco
de tabaco silvestre.
Los mercaderes, y especialmente los que vendían mantas,
conservaban en su poder una mano de mona, porque creían
que con ella venderían pronto su mercancía. Cuando no ven-
dían las mantas, sino que las volvían á la casa, ponían entre
ellas unas vainas de chile, porque creían que dándoles á cenar
chile, las venderían todas al día siguiente.
Los jugadores de pelota ponían el métlatl, (metate) y el co-
malli (comal) boca á bajo en el suelo, y el metlapilli (meclapil)
lo colgaban en un rincón, y creían que con esto no perderían
en el juego.
En la casa donde abundaban los ratones, ponían fuera el
metlapilli (meclapil) para que cayesen en las ratoneras, pues
creían que el meclapil les avisaba donde estaban las trampas.
Creían que cuando los ratones roían en una casa los peta-
tes, los chiquihuites, ó los tompiates, era porque en la casa vi-
vía una mujer amancebada. Si le roían las naguas á la mujer
SüPBSSTIOIONBS DB LOS INDIOS MEXICANOS.
casada, era señal de que le era infiel al marido, y si le roían
el ayate ó manta al marido, era indicio de que él era adúltero.
Si se acercaba al nido de una gallina un hombre calzado
con cacles, decían que los pollos no nacerían, ó saldrían enfer-
mizos y morirían pronto: y para evitar este daño ponían jun-
to á los nidos de las gallinas unos cacles viejos.
Cuando en una casa había una gallina en el nido, si vivía
en ella algún amancebado, ó á ella entraba, los pollos se mo-
rirían al nacer y caían patas arriba. Esto, que llamaban tlazol-
mique, muei'to por mancilla, era señal de mancebía.
Si al tejer una tela, ya fuese para manta, ya para iisincueitl.
(chincuil ó chincuete,) ó ya para huipüli (güipil,) se afloja de
una parte más que de otra, decían que la persona á quien se
destinaba, era de mala vida, y que se parecía en que la tela se
paraba hisconada (?)
Los que tenían sementera de maíz, de frijoles, de chía, ó
de chile, luego que empezaba á caer granizo, sembraban ceni-
za en el patio de su casa.
Para que no entraran los brujos á las casas, ponían den-
tro de un cajete con agua un cuchillo de obsidiana y lo colo-
caban detrás de la puerta, y, de noche, en el patio. Decían
que los brujos veían su imagen en el agua, y que, al verse con
el cuchillo, huían y no volvían á la casa. Después de la Con-
quista creían ahuyentar á los brujos rodeándolos de mostaza,
ó trazándoles una raya de carbón.
Creían que si comían algo que hubieran roído los ratones,
serían víctimas de un falso testimonio de robo, adulterio ú otro
delito.
Cuando se cortaban las uñas las echaban en el agua para
que les crecieran bien por influjo del animal llamado ahuiteotl,
que gustaba mucho de comérselas. (Véase mi Diccionario de
AzUqiiismosJ.
Cuando estornudaban creían que alguien hablaba mal de
ellos.
70 Cbciuo a. Róbelo.
Cuando comían ó bebían delante de algún niño que estu-
viese en la cuna, le ponían en la boca un poco de lo que co-
mían ó bebían. Y esto hacían para que cuando comiese ó be
biese el niño no le diese hipo.
Decían que el que comía de noche caña verde de maíz,
tendría dolor de muelas ó de dientes; y creían evitar el daño
calentando las cañas en el fogón.
Cuando se quebraba un madero de los que sostenían la ca-
sa, temían que se enfermara, ó muriera alguno de la propia
casa.
Cuando al estar moliendo el maíz, se quebraba el metate,
era señal de que moriría la molendera ó alguno de la casa.
Cuando alguno acababa de construir su casa, convidaba á
sus parientes y vecinos, y en su presencia sacaba fuego nue-
vo frotando dos maderos, según acostumbraban. Si tardaba
mucho tiempo en brotar el fuego, decían que la habitación se-
ría desdichada y penosa; y si el fuego salía presto, era señal
de que la casa sería buena y apacible.
Creían que si un coatí, gemelo, estaba cerca de un baño ca-
liente, se enfriaría el agua, y más, si el gemelo era el que se
iba á bañar. Para impedir esto, el mismo gemelo mojaba con
su mano cuatro veces las paredes del baño, y el agua se calen-
taba demasiado.
Decían que si un gemelo entraba donde había tochomitl,
(tochomite, pelo de conejo,) se dañaría el color y la tela saldría
manchada, sobre todo si el tochomite era colorado. Para im-
pedir este daño, dábanle á beber al mellizo un poco de agua
de la con que teñían.
También decían que si entraba un gemelo donde estaban
haciendo tamales, le hacía mal de ojo á la olla y á los tamales,
pues que éstos no se cocerían aunque estuviesen en el fuego
todo el día, y saldrían ametalados ó á medio cocer. Para evitar
esto, obligaban al mellizo á que hiciera fuego echando leña
bajo la olla. Si echaban los tamales dentro la olla, delante del
SDPKB8TICI0NB8 DK LOS INDIOS MBXICAN08. 7]
coate, éste tenía que echar un tamal para que todos se cocie-
ran.
Cuando mudaban dientes los niños, sus padres los echa-
ban en un agujero de ratón, porque creían que si no lo hacían
así, no les nacerían los nuevos dientes á los muchachos. Esto
lo hacen hoy, no solo los indios, sino las mujeres mejor edu-
cadas; pero lo hacen, no por abusión, sino por simple costum-
bre.
Dice el P. Sahagún que las supersticiones mencionadas
son como una sarna que daña ala fe católica. Nosotros creemos
que sólo es una urticaria que daña al que la padece, pues co-
mo dice D. Carlos M, Bustamante, es digno de compasión es-
te pueblo que viviría atemorizado con tal cúmulo de errores
que le haría molesta y empalagosa la vida.
Cuemavaca, Julio de 19ü7.
SOOIÉTÉ SClKinirHíDK "ANTONIO AlíATK." MíMOIKB», T. 26.
LA PROPIEDAD TERRPRIAL Efi TAMAULIPAS,
POR EL IN6ENIEE0
ALEJANDKO PKIETO, M. S. A.
III.
Algunas observacioues condnceutes á la mejor interpretación
de los Ántos de Yisita.
Por lo común se encuentra consignado en todos los Autos
(le la General Visita, ó sean Títulos de adjudicación de terre-
nos á los pueblos de Tamaulipas, fundados á mediados del si-
glo XVIII, que antes de proceder al señalamiento de porcio-
nes parciales para los agraciados con dicha adjudicación, or-
denaba el Visitador Osorio y Llamas que se practicara en cada
pueblo un reconocimiento de sus límites jurisdiccionales, y se
demarcaran por los rumbos principales, Norte, Sur, Este y
Oeste, los términos hasta donde debía llegarse con las opera-
ciones de apeo y deslinde, relativas al reparto y adjudicación
de porciones, entre los colonos fundadores del pueblo.
Así, por ejemplo, se lee en los Autos de Visita de Güemez,
que se designaron á dos vecinos, como agrimensores por par-
te del Rey, á otros dos por parte de la Villa, y á otros dos co-
74 Albjandeo Peibto.
mo peritos conocedores de los terrenos en que se iba á operar,
y que todos ellos reconocieron y demarcaron los linderos ge-
nerales de la jurisdicción de Güemez, con las fundaciones ve-
cinas de Aguayo y Padilla, antes de comenzar á subdividir los
terrenos en las porciones que debían adjudicarse á vecinos.
Con fundamento de tal proceder, parece lógico deducir
que los linderos que se señalaban como divisorios jurisdiccio-
nales entre dos pueblos, debían servir á la vez, para normar á
ellos, en lo relativo á rumbo ó dirección, las líneas linderos de
porciones que les viniesen á ser adyacentes.
En seguida de haberse practicado el señalamiento de los
límites de la jurisdicción, con situación de los vecindarios de
las villas circunvecinas, so continuaba á demarcar el ejido de
uso común, lo que se hacía midiendo líneas de una legua de
longitud por cada rumbo, á partir del centro de la plaza, y en
los extremos de estas se trazaban otras que les fuesen perpen-
diculares, resultando de aquí que se formaba un cuadro de
una superficie de cuatro leguas cuadradas. Esta extensión fué
señalada uniformemente como ejido, á cada uno de los pue-
blos fundados entonces en Tamaulipas, y cuando por alguna
circunstancia no se designaba el ejido con tal superficie en un
solo lote de tierra, se concedía al Municipio alguna otra frac-
ción, en lugar separado, igual en superficie á lo que faltara á
la primera para el completo de las cuatro leguas cuadradas.
También antes ó después de proceder á la medida y adju-
dicación de porciones entre particulares, se designaba el terre-
no necesario al establecimiento de la Misión, en la cual se ins-
talaban los indios reducidos al nuevo orden de cosas, bajo el
consejo religioso espiritual del sacerdote encargado del culto
en la villa. Ese delineamiento de terreno para Misión no se
hizo de modo general en todos los pueblos, sino solamente en
aquellos que quedaban rodeados por tribus indígenas, las que
era necesario ir reduciendo al orden gubernamental estableci-
do por los colonizadores españoles, en cuyo trabajo, era por lo
La propiedad TKBRrrOHUL en TAMAÜIJPA8. 75
común el sacerdote el que realizaba la parte principal y de
más importancia.
Reasumiendo los anteriores datos en el orden en que se
han mencionado, se ve, que primero se demarcaban las líneas
generales, divisorias entre pueblos cercanos, después se pro-
cedía á la medida del ejido, de uso común á los vecinos del po-
blado, luego se designaba la tierra de Misión antes de las por-
ciones de particulares, ó en otros casos se medían éstas de pre-
ferencia á aquélla. Todas estas observaciones relativas al or-
den en los procedimientos, consignado con suficiente claridad
en los Autos de Visita, son de suma importancia, porque en
estricta justicia, habrá que proceder de la misma manera, al
tratarse en el día de repetirlas operaciones que aparecen cons-
tantes en los Autos de Visita, cuando se trate de aclarar la
verdadera situación en que se consideró localizado el total de
tierras concedido á la jurisdicción de una Villa ó se quieran de-
terminar de nuevo las condiciones geométricas en que se de-
signó un ejido, ó bien las relativas á la tierra de Misión, ó á
una porción ó serie de porciones adjudicadas á particulares.
Se ve por esto, que hay un enlace histórico-legal, que ha-
biendo servido de base para la demarcación de tierras en Ta-
maulipas hace 150 años, no puede hoy ser desoído ó desdeña-
do, para hacer lugar á procedimientos extraños que se sepa-
ren de aquellos. La base jurídico-histórica en que descansa
esta cuestión, es una sola, se plega y sujeta á la legislación de
su época, y no hay que temer de nuestras autoridades actua-
les nada contrario á ese edificio inquebrantable, del derecho
que nos han legado nuestros antepasados, á la propiedad de
aquella tierra.
Hace doce años un alto funcionario de la Secretaría de Fo-
mento, al enterarse de la tradición respecto á títulos de tierras
en Tamaulipas, indicó como necesario que fuesen presentados
á Fomento, para su estudio, ratificación ó confirmación. El
Gobierno del Estado no viendo en ello perjukio alguno para
Mam. 800. Alaate. México. T. 26 (1907-1908)— 10.
76 Alejandeo Pbibto.
los propietarios, sino antes bien un nuevo apoyo en su favor,
accedió á hacerlo, y fueron presentados al efecto, los Autos de
Visita de Altamira, que se reconocieron como perfectamente
legítimos por el Ministerio, pero uno de los propietarios de
tierras en la demarcación de Altamira, el Sr. Gral. Don Ma-
nuel González, declaró su inconformidad con el procedimien-
to, sus abogados demostraron la validez inquebrantable de los
Títulos llamados Autos de la General Visita, y por tanto lo
inútil de la pretendida confirmación, por lo que el procedimien-
to dejó de seguirse con los demás documentos relativos á las
otras villas tamaulipecas.
Pasaré abora, siguiendo el lema del presente artículo, á
consignar algunas observaciones respecto á la manera como
puedan ser tomados en consideración y aceptarse en la prácti-
ca, los rumbos que los Autos de Visita indican ó consignan,
relativos á las líneas auxiliares ó linderos, de las medidas y
fraccionamientos á que se contraen.
Por muchos años, se creyó en la antigüedad, que la aguja
imantada indicaba precisamente el polo terrestre, y fué el des-
cubridor de la América, Cristóbal Colón, quien por primera
vez observó, al atravesar el Atlántico, que declinaba de la es-
trella Polar, formando un ángulo de algunos grados con la me-
ridiana terrestre.
Mas tarde quedó esto comprobado por navegantes holan-
deses, que á principios del siglo XVII, observaron el ángulo
existente entonces entre el meridiano geográfico y el plano
vertical de la aguja imantada, al que se llamó declinación; que
esta declinación variaba en los diversos lugares del globo te-
rrestre, y que, aun en un mismo sitio, sufría cambios á inter-
valos de tiempo más ó menos largos.
En los estudios consecutivos, practicados por eminentes
sabios de los siglos 18 y 19, se fueron comprobando los varios
fenómenos físicos que tienen lugar con la agcuja ima' tada; y
quedó asentado que sus variaciones se manifiestan de dos ma-
La peopikdad tbbkitokial kn Tamaulipas, 77
ñeras, las unas en jJeríodos iguales de tiempo, ó de duración
muy aproxima'la, y las otras con duración diversa ó irregular.
A las primeras se les ha llamado variaciones regulares y á las
segundas irregulares ó accidentales.
En algunos climas, principalmente en los tropicales en que
se hacen sentir grandes calores, se obí-erva durante el día, que
el extremj austral de la brújula recorre un arco de círculo de
pocos minutos, ya para el Oriente ó bien al Poniente, que es-
te movimiento oscilatorio se verifica y llega á su máximo, en
las horas de mayor temperatura, y retrocede, quedando la agu-
ja en su situación normal, con el descenso del calor atmosfé-
rico, para volver á experimentar al día siguiente y demás, os-
cilaciones análogas. Tales variaciones no son las mismas en
las diversas estaciones del año, pues durante el invierno son
menos notables que en la época del verano, de donde fácil-
mente se infiere que reconocen por una de sus causas princi-
pales, el calor solar.
Un notable escritor francés, autor de un tratado de física,
al ocuparse del fenómeno de la declinación magnética, se ex-
presa en los siguientes términos: Si se determina en un lugar
cualquiera la declinación media del año y se comparan entre
sí las medias de varios años sucesivos, se nota una oscilación
que ha recibido el nombre de "variación secular." Las obser-
vaciones hechas en París, desde el año 1580, han comprobado
los siguientes resultados: En 1580 la declinación era Orien-
tal, é igual á 11<^ 30'; ésta fué disminuyendo hasta 1663 en que
llegó á ser nula; después pasó á ser Occidental, y continuó au-
mentando en este sentido hasta en 1814 en que alcanzó un
máximo de 22^ 34', comenzando en seguida á decx'ecer. En
1885 la declinación media era Occidental y de 16° 15' ; decre-
ce próximamente 7'.4 por año y si esta ley continúa, la decli-
nación llegará á ser nula hacia mediados del presente siglo,
pasando después á ser oriental."
"Las variaciones de la declinación de la aguja imantada
78 Alejandro Prieto.
no se someten á ninguna ley al pasar de un lugar á otro de la
tierra, y son, si no caprichosas; por lo menos bien irregulares.
Es Occidental en Europa, es Oriental en la China, en el Ja-
pón y en América, y las diferencias pueden elevarse en un mis-
mo paralelo, á treinta ó cuarenta grados."
"Es de creerse que no está suficientemente estudiado el
fenómeno de la declinación, y que las considerables é irregu-
lares diferencias que se observan en varios puntos, obedezcan
á influencias de clima ó altura, ó á la proximidad de cerros ó
cordilleras de montañas."
Con marcada intención me he extendido en este particu-
lar, para dejar bien esclarecida y lo mejor fundada, la idea de
que los rumbos de que hablan los títulos terrenales de Tamau-
lipas, aun en el supuesto de que hubiesen sido perfectamente
observados y de igual modo consignados en las actuaciones
de las medidas, siempre quedaron sujetos sin lugar á duda al-
guna, á sufrir las extrañas influencias, indeterminadas ó des-
conocidas, que generalmente impresionan á la aguja imanta-
da, y le imprimen las variaciones que quedan indicadas. Y por
consiguiente no será posible en el día volver á fijar en el te-
rreno aquellos rumbos, con la precisión suficiente á restable-
cer los linderos primitivos, tal como fueron trazados en la épo-
ca de la adjudicación de porciones.
Si hubiera sido posible seguir en Tamaulipas una serie de
observaciones análogas á las que el autor á que acabo de re-
ferirme, ha relatado en su obra de física, podríamos ahora con
alguna aproximación, precisar la diferencia en grados ó minu-
tos, entre la declinación que se tuvo en 1768 y la que hoy se
tiene en aquella comarca, y por ese medio, haciendo la correc-
ción á que hubiese lugar, establecer hoy los mismos rumbos
que en aquella fecha se fijaron á los linderos, y trazarlos de
nuevo con aceptable exactitud, pero no habiendo hecho tales
observaciones, el caso es actualmente, por completo indeter-
minado.
La pbopibdad territobial kn TAmaulepas. 79
En uno de mis anteriores artículos, dejó explicados los fun-
damentos que existen para afirmar que los rumbos de que ha-
blan los Autos de la General Visita fueron rumbos magnéti-
cos y de ninguna manera astronómicos, y en ese concepto aca-
ba de verse las influencias físicas á que quedaron y han estado
sujetos, circunstancia importante que los hace ahora inadmi-
sibles, de un modo concreto y absoluto, en el restablecimiento
de linderos, y que obliga en el día á tomarlos en cuenta con
las reservas á que dan lugar tales antecedentes y siempre su-
jetándolos á las modificaciones que exijan otros detalles que
mencionen los títulos.
Para terminar con estas consideraciones, veamos por últi-
mo, lo que haya podido suceder, en lo concerniente á la decli-
nación magnética regular en Tamaulipas, á juzgar por los da-
tos más antiguos que puedan traerse á la vista.
El año de 1859, el Agrimensor Don Apolinar Márquez, de-
terminó la declinación de la brújula, en la Villa de Santa Bár-
bara, sita en el Distrito del Sur de Tamaulipas, cuando fué
nombrado en comisión por el Gobierno del Estado, para prac-
ticar la remedida general de tierras en aquella municipalidad,
conforme á las constancias de los títulos que les son relativos.
Dicha declinación la fijó en 8° 11' al Este.
Después, en 1892, el Ingeniero Don Manuel Canseco, cuan-
do practicó la medida y deslinde de la hacienda de San Juan
en jurisdicción de Güemez, la determinó en 8° 03' al Este.
Más tarde en 1904, el Sr. Ing. José Duvallón, actual Di-
rector General de caminos en el Estado, la determinó en 8° 01'
al Este, cuando fué comisionado para trazar la línea divisoria
jurisdiccional entre las municipalidades de Victoria y Güemez.
Por estos datos se vé, que la declinación magnética en la
mitad Sur del territorio tamaulipeco, ha venido decreciendo
diez minutos en 45 años, á razón de 13".333 por año. Y si con-
sideramos separadamente el período de 33 años, desde 1859 á
1892, encontraremos que la declinación aminoró en ese inter-
80 Alejandro Pbieto ^La propiedad tkbbitobial en Tamaülipas.
valo de tiempo á razón de 14", 545 por año. Si en seguida se
toma en consideración el intervalo de 12 años, desde 1892 á
1904, veremos qae en él tuvo lugar una diminución de dos
minutos, lo que da un resultado de 10" por año para la varia-
ción regular de la declinación magnética en aquellos lugares.
Con cualquiera de esos tres supuestos, podría retroceder-
se hasta la fecha de los Autos de la General Visita, y obtener
una declinación para aquella época; pero por vía de ensayo,
tomemos como tipo en el cálculo, el promedio de 13". 333 de
que se ha hecho mención, y obtendremos el resultado, de que
el año de 1768, el valor angular de la declinación magnética
en el Estado, era de 8o31'13".288.
A primera vista aparece de estas consideraciones, que en-
tre los rumbos observados en la época del primitivo reparti-
miento de tierras á los pobladores españoles de Tamaülipas, y
los rumbos magnéticos que en el día se tomaran, conforme á
los títulos, para practicar la remedida de algún terreno, sólo
se tendría una diferencia de medio grado, de la que no resul-
taría gran trastorno en la situación correlativa de las propie-
dades, si no fuera porque se interponen en la cuestión otros
incidentes contrarios. Pero esto será dilucidado en el siguien-
te artículo.
SOOIÉTÉ SOIENTIBIQITB "AirTONIO ÁLZATE." MÉMOIBBS, T. 24.
LA
Considerada desde el punto de vista bacteriológico.
POK EL DOCTOR
ANTONIO J. OAEBALAL, M. S. A.
Jamáis la Médecine n'a serré de plus prés le but
supremo qu'elle poursuive dópuis de siécles, au prix
de tant de labears et á travers tant des Ticissitudes
doctrinales, á savoir: combatiré et provenir les ma-
ladies en s'adressant directement k leur cause.
A. KCELSCH. Traite des maladies épidémiques,
1894, pág. 14.
La fiebre amarilla siempre ha sido reputada como una en-
fermedad infecciosa y producida por algúu germen particular.
Efectivamente. Jaccoud la define así: "La fiebre amarilla
es una enfermedad esencialmente infecciosa, qae se desarro-
lla bajo la influencia de un miasma particular, cuya naturale-
za nos es desconocida y que se origina en localidades lim i til-
das y especiales condiciones." (Jaccoud. Dict. de Módec. et
Chirurg. prat., art. Fiévre jaune, pág. 645).
"La fiebre amarilla es debida á nn miasma vegeto-animal,
cuyo origen primitivo es, probablemente, telúrico, que .se tran.s-
mit*^ por el hombro enfermo á los (tbj^^to-^ coi^lamiuados "
(Dict. Encyol.dfs S^•i^Mlres M^d. A D chuttibre, IS7o; ;irt. Pié-
vres por L Ijeiebnu'bt).
E>tas eran las opinio es ace ;>ta'1as en la '"ie cii, antes le
82 Antonio J. Caebajal.
que se hubieran emprendido los estudios modernos, de los cua-
les voy á hacer una reseña en el jjresente escrito.
Esta enfermedad terrible, cuya desaparición tanto intere-
sa á América y especialmente á México, ha sido objeto de nu-
merosos trabajos.
La bibliografía anterior á los trabajos modernos que he
podido consultar, como la más completa, es la de Jaccoud, y
da cuenta de 249 obras, artículos ó monografías que se ocupan
de ella, comenzando con la de Raymond Bretón. Dictionnaire
Caraibe: Auxerre, 1655, y terminando con la de Pettenofer:
Ueber die Verschleppung und die Nichi^Contagiositát des
Gelbfiebers. (Viertj. f. ofentl. Gesusnheils pñege, 1873).
De estas obras se ocupan, especialmente, de etiología, 26,
y su número total es de 249, como sigue:
Publicadas en Inglés 104
Francés... 89
Alemán..^ 38
Latín 7
Español 5
Italiano 3
Portugués 3
249
Se ve, por lo anterior, que los ingleses y americanos han
producido la mayor parte de publicaciones en su idioma. ^^'
Entre nosotros, el Dr. Carmena y Valle escribió una serie
de artículos bajo el título de "Estudio etiológico de la Fiebre
Amarilla," que presentó y leyó en la Academia de Medicina,
es los que dio cuenta de las investigaciones que lo conduje-
(1) Jaccoud. Traite de Path. Int. Tomo n, pág. 646. (5? ed. 1877).
La etiología bel vomito ó fiebbe am^solla. 83
ron á admitir, corno cosa indudable, el descubrimiento de un pa-
rásito que llamó "Peronospora lútea," ''' y que, á su juicio, era
el agente causal de la enfermedad; aun llegó á pretender ha-
ber descubierto una vacuna preventiva.
La importancia del asunto, su novedad y el gran prestigio
profesional del autor, fueron motivo para que la academia de-
dicara una atención especial y nombrara una comisión para
que emitiera dictamen sobre estos trabajos. El ponente de di-
cha comisión fué el eminente Dr. I. Alvarado. Este nombra-
miento tan acertado, se imponía por sus honrosos anteceden-
tes. Efectivamente, aparte de ser un sabio médico, ya se ha-
bía ocupado en Veracruz del estudio del vómito y había diri-
gido á la Academia, desde 1878, dos informes muy notables,
en los cuales demostró haber adquirido un conocimiento clí-
nico profundo de la enfermedad. '-'
El dictamen fué absolutamente desfavorable al trabajo del
Dr. Carmona: la crítica concienzuda, profundamente científi-
ca; con una fuerza de lógica incontrastable, el Dr. Alvarado
demostró que no podía aceptarse el descubrimiento; y aun se
negó al autor una recompensa pecuniaria que, vista la modi-
cidad de la suma, tan sólo podía estimarse como honorífica;
pero tenía el grave inconveriente de comprometer el nombre
de la Academia, pues equivalía á otorgar una sanción muy va-
liosa.
Fué tan acertada esta determinación, que pocos años des-
pués se tuvo la prueba de que en Europa dichos estudios no
tuvieron resonancia, y un autor, Hallopeau, dijo en su Trata-
do de Patología Greneral, "que el descubrimiento mexicano no
tenía base científica," lo cual era verdad.
Igual suerte corrió el Dr. D. Freiré con su "Criptococus
Xantogenicus." Los descubrimientos que se habían hecho des-
de 1876-80, sobre el carbón bacteridiano, por Koch, Pasteur,
(1) Gaceta Médica, Tomo XVI, 1881, p. 385.
(2) Gaceta Médica, Tomo Xm, KoTiembre 15, 1878.
Mem. Soo. Alaate. México. T. 26 (1907-1908)— 11.
84 • Antonio J. Cabbajal.
Chamberland, Roux, Tt>ussaint y otros colaboradores; el ca-
rácter de enfermedad infecciosa, y para otros de infecto-con-
tagiosa, hicieron presumir á todos los autores que se ocupa-
ban del vómito, que un microbio especial debería ser su agen-
te patógeno, el contagium vivum de los antiguos ó el seminium.
Siempre se reputó la enfermedad como originada por un virup,
un miasma ó un veneno; así Sternberg, que probablemente es
el investigador americano que ha estudiado más la patogene
sis del vómito, publicó en 1873 un trabajo titulado "Inquires
into the nature of yelow íeyer poison, with an account of the
disease as it occurred at G-overnor's Island New York Har-
bow" (Am. Journ. of Med. Sciences, 1873), y posteriormente
otros artículos de que hablaremos adelante, encaminados al
descubrimiento de dicho germen.
El mismo Dr. I. Alvarado, ^'^ en uno de los informes de que
antes hice referencia, dice: ''El veneno que causa la fiebre ama
rilla no mata directamente, porque convierta la sangre en un
líquido impropio para la nutrición, sino porque provoca una
meningitis cerebral, y probablemente raquidiana, sui generis,
que es la que causa directamente la muerte." En otro artículo
ratifica lo dicho, diciendo: "la causa de la muerte en el vómi-
to, es una meningitis cerebral."
En otro posterior, titulado : ''Sugestiones sobre la Patogé-
nesis de la Fiebre amarilla," asienta la siguiente hipótesis : *^'
"La fiebre amarilla es un envenenamiento autóctono de la san-
gre, ya sea por el fosfato ácido de sosa de la misma sangre —
que de básico se ha convertido en ácido, — ó ya por el ácido
fosfoglicérico desprendido de la lecitina, en virtud, en ambos
casos, de las reacciones que ha producido el microbio al vivir
á expensas de los elementos del Hquido sanguíneo."
Jaccoud, en 1877, todavía habla de veneno, '^' "El veneno
generador de la fiebre amarilla no es más conocido que el del
(1) Gaceta Médica, Tomo XIII, 1878 (Agosto 11).
(2) Gac. Méd. Tomo XXII, Noviembre 19 1887. pág. 439.
(3) Path. Int., Tomo H, pág. 646,
La etiología del vomito o fiebre amarilla. 85
cólera; todo hace creer que es de naturaleza animal y que su
ongon primitivo es telúrico, pero no podemos ir más allá de
estas dos atírmacione?."
Las investigaciones originales más importantes que en el
orden bacteriológico se han emprendido en. América, comen-
zaron con los estudios del Dr. G. Sternberg y del Dr. G. !Sa-
narelli, y fueron seguidas por otras do que haremos mención,
y tenían por objeto ratificar ó no las comunicaciones sensacio-
nales del Dr. Sanarelli, que pretendió haber descubierto, no
sólo al agente patógeno del vómito, sino la suero-terapia de
la enfermedad. Todo esto ocurrió hasta el año de 1900, en que
el asunto tomó otro giro, á pesar de que el verdadero método
de investigación experimental fué trazado en 1881 por el Doc-
tor Finlay, al emitir la bipótesis de )a transmisibilidad por el
mosquito.
El Dr. G. Sternberg; el leader de los bacteriólogos norte-
americanos, que descubrió el pneumococo, fué, como hemos
dicho, el primero que se dedicó al estudio profundo, higiénico
y bacteriológico de la fiebre amarilla. En una comunicación
que dirigió al Congreso de Philadelphia, verificado en Octu-
bre 26-29 de 1897, '^' hace uu resumen de sus previos estu-
dios, y dice que se ha ocupado en esta cuestión desde el año
de 1888 en Decatur Alab, y en la Habana en 1888-89, en don-
de estudió 40 casos, habiendo publicado su primera Memoria
en 1890, bajo el título de "Report on the Etiology and Preven-
tion of Yelow Fever." (Washington, 1890. 8") El resultado que
obtuvo fué: aislar un bacilo anaerobio que llamó ''X," y que
bien pudiera ser el agente patógeno buscado, pero no lo afir-
ma, á pesar de que dicha bacteria ha sido patógena, en inyec-
ción intra-abdominal, para los conejos.
(1) Public Health, vol. XXm, 1898. Eeeent Researches relating to the Etiology
and specific treatment of Yelow Fever.
86 Ajítonio J. Caebajal.
Otras bacterias aisladas de los cadáveres de enfermos que
han fallecido de vómito, ó han sido identificadas entre las co-
nocidas, ó se han encontrado fuera de la área en donde exis-
tía la fiebre amarilla, ó por último, sólo se han aislado en nú-
mero muy reducido de casos. De manera que, antes de la apa-
rición de la primera Memoria del Dr. Sanarelli, nadie acepta-
ba que el germen del vómito hubiera sido descubierto. Ni el
"peronospora lútea" del Dr. Carmona, ni el "criptococcus xan-
thogenicus" de Freiré, '^' que se reconoció ser el StapMlococ-
cus aJbus (Gibier, 1887), ni el Bacillus X de Sternberg, podían
ser reputados como el agente buscado de la fiebre amarilla.
En estas circunstancias apareció la primera Memoria del
Dr. Sanarelli.
En esta, el autor comienza por hacer un resumen de los
conocimientos que se tenían sobre la patogénesis y etiología
de la fiebre amarilla, omitiendo los trabajos de los Dres. Car-
mona y Freiré, sin duda por no considerarlos dignos de men-
ción, y los del Dr. C. Finlay, de Cuba (que no merecían tal ol-
vido). Únicamente hace referencia á los del Dr, Sternberg,
por estimarlos como más completos y metódicos, y dice que el
mismo Dr. Sternberg ha declarado que: "el microbio específi-
co de la fiebre amarilla está por descubrir, y que toda la cues-
tión debe tratarse ab initio.'"
El autor comenzó sus trabajos en 1896, en Montevideo, en
un Lazareto instalado en la Isla de Flores, situada en el Río
de la Plata. El primer caso estudiado fué el cadáver de un in-
glés, de 17 años de edad, muerto al 6? día, en Febrero de 1896.
Autopsia á las 18 horas. Con la sangre y las visceras hizo una
gran cantidad de siembras en diversos medios de cultivo, y
después de un laboriosísimo trabajo de selección, llegó á aislar
y caracterizar siete especies de bacterias. 1. Proteo vulgar.
(1) Etíologie et Pathogenie de la Fié-rre Jaune par le Dr. G. Sanarelli, Directeur
de rinstitut d'Hygiéne Experiméntale a TUniversité de Montevideo. Ann. de l'Inst.
Pasteur, tom. XI, 1897, pag. 432, 9 láms.
La etiología del vomito o fiebre ahabilla. 87
2. B. Coli. 3. Bacilo fluidificante. 4. Un diplococo. 5. Un ba-
cilo pseudo-tífico, que presentó los caracteres del de Eberth.
6. Bacilo piociáuico. 7. Un bacilo cromógeno.
Continuó sus pesquisas en cadáveres y en el enfermo, has-
ta llegar á aislar, después de tres meses de incesante labor,
una bacteria que llamó "Bacilo icteroides," el cual le sirvió pa-
ra inoculaciones á los animales, y que reputó como el agente
patógeno de la fiebre amarilla. Refiere trece observaciones de-
talladamente. En el siguiente capítulo hace la descripción de
las principales lesiones anatómicas, producidas en el hombre
por la enfermedad, y la investigación del microbio que ha en-
centrado en los tejidos. Pasa después á los detalles de la mor-
fología y biología del Bacillus icteroides, bacteria nueva aun no
descrita, y al diagnóstico rápido del mismo bacilo. Continúa
con la experimentación en los diversos animales de laborato-
rio: ratón, cuy, conejo, perro, carnero, cabra y mono, para ter-
minar con un resumen, del cual hacemos un extracto.
1° La fiebre amarilla es una enfermedad infecciosa, debi-
da á un micro-organismo bien definido, que se puede cultivar
en los medios artificiales, comunmente usados, y que llamó
Bacillus icteroides. Se puede obtener del enfermo y del cadá-
ver, aunque á veces con dificultad, por ser escaso, ó por la pre-
sencia constante de otras bacterias.
2? Las bacterias más frecuentemente encontradas han sido
el B. Coli, el proteo, el estafiloco y el estreptococo, que pue-
den explicar las diversas formas de la enfermedad. Dichas in-
fecciones secundarias ocurren en el vivo y no solamente en el
cadáver.
3? Sólo en los casos de marcha regular y crítica, se puede
encontrar el bacilo con facilidad relativa,
4° Los sitios electivos del bacilo, son : el riñon, el hígado
y el intestino; siendo el primero el órgano más precozmente
alterado, por una nefritis parenquimatosa aguda.
5° Las causas de la muerte, son : A. Una infección sépti-
Antonio J. Caeba.tal.
ca, y entonces el bacilo se encuentra en el cadáver en cierta
cantidad, en estado de relativa pureza. B. Una septicemia por
otros microbios, que se origina en el curso del padecimiento.
C. La insuficiencia renal: entonces no se descubre en el cadá-
ver la bacteria específica.
6? El bacilo presenta un notable pleoforniismo, pero se
puede reconocer fácilmente en 24 horas.
7? Es patógeno para la mayor parte de los animales do-
mésticos, y reproduce en ellos las principales lesiones y sínto-
mas' de la fiebre amarilla, en grado más ó menos completo, se-
gún la especie animal. El perro da el cuadro sintomático y
anatomo-patológieo más perfecto.
8? Los conejos y cuyes pueden ser infectados por las vías
respiratorias, por lo cual es posible que la transmisión del vi-
rus amarillo puede efectuarse por intermedio del aire.
9° Eí=te virus posee tres principales propiedades patóge-
nas, cuyo conjunto le da una fisonomía especial, A. De prefe-
rencia esteatógenas en el hígado; lo que explica la icteria. B.
Propiedades congestivas y hemorragíparas, que explican la ce-
falalgia, raquialgia, hepatalgia, el vómito negro y las otras he
morragias. C. Eméticas, que, aunque no tan especiales como
las anteriores, constituyen, no obstante, algo de patognomó-
nico, por su rapidez, intensidad y persistencia.
Dicha memoria va acompañada de numerosas láminas, en
donde están ilustrados los caracteres del bacilo icteroides, y
las lesiones histológicas principales de las visceras.
Un trabajo tan concienzudo, completo y correcto, desde
el punto de vista técnico, no podía menos de llamar la aten-
ción del mundo científico, y cuando tuve conocimiento de él,
en París, á fines de 1897, por el Dr. Metchnikoff, en el Insti-
tuto Pasteur, adonde el Dr. Sanarelli había remitido su traba-
jo, la impresión general era la de que había resuelto la cues-
tión: yo también así lo creí y lo di á conocer en México en un
trabajo que presenté en la Sociedad de Medicina interua, á pro-
IiA ETlOLOaf A DBL VOMITO O FIBBBE AMAIRLLA. gQ
pósito del tratamiento médico de la fiebre amarilla, que había
tenido oportunidad de conocer en Córdoba, Veracruz, por los
años de 1873-75.
La discusión de los trabajos y conclusiones del Dr. Sana-
relli, siguió inmediatamente á su publicación.
El Dr. ¡Sternberg fué el primero que la comenzó, como era
de esperar, y dirigió al Congreso de Rusia, verificado en Mos-
cou en Agosto de 1897, una extensa Memoria con el titulo de
"The bacilus icteroides of Sanarelli.'"''
El autor comienza por recordar que se ha ocupado de la
etiología de la fiebre amarilla en investigaciones que ha em-
prendido en la Habana (1879, 1888-89), en Río Janeiro (1887)
en Veracraz (1887), en Decatur, Alabama (1888), que termi-
naron eu 1889. En seguida refiere cómo encontró un bacilo
que desigua el B. X. Fué aislado del hígado de un cadáver,
el 13 de Mayo de 1889, y obtenido en perfecto estado de pu-
reza, después de dos inoculaciones á cuyes, que sucumbieron.
Esta bacteria fué sometida á un estudio profundo en cuanto
á sus caracteres morfológicos y biológicos, y le sirvió para una
serie de experimentos. Hace un paralelo entre los caracteres
de ambos bacilos y declara que son uno mismo, y dice: "ünless
this identity is conceded it will be difficult to admit that tlie
bacillus of Sanarelli is the veritable yellow fever germ." Sin
embargo, él ha encontrado otras diferencias en los resultados
de la experimentación. Si ol bacilo estuviera constantemente
en la sangre y tejidos de los cadáveres, debería ser mortal pa-
ra los cuyes y conejos, y esto no ha ocurrido de una manera
invariable en sus experimentos. En cuanto á la presencia del
bacilo en los tejidos, principalmente del hígado y del riñon,
que, como se sabe, son los órganos más comprometidos, las
investigaciones histológicas hau sido estériles. En casos muy
excepcionales los cultivos de estos órganos han dado resulta-
do positivo, y eutouces, el bacilo ú otra bacteria se podía des-
cubrir por los métodos apropiados de coloración. Insiste el au-
(1) C. R. Congr. int. de méd., t. II, 1°99, 120-137.
90 Antonio J. Cahbajal.
tor, con más detalles, en los resultados de la experimentación,
tanto los obtenidos por Sanarelli como por él, manifestando
que no ha tenido ocasión de ejecutarla en el hombre, como el
primero lo hizo, con cultivos filtrados del B. Icieroides. Termi-
na su Memoria deseando que nuevos investigadores repitan
los experimentos sobre el perro, el mono y el hombre, que son
los más interesantes para ratificar ó rectificar las conclusiones
de Sanarelli.
Es manifiesta la tendencia del autor en reclamar la priori-
dad del descubrimiento, si se confirma con toda evidencia que
el B. Icteroides es el agente patógeno del vómito, por declarar-
lo idéntico con su B. X.
En México se han hecho algunos trabajos bacteriológicos
sobre la fiebre amarilla, posteriormente á los ya citados con
motivo de una epidemia ocurrida en la Ciudad de Monterrey,
por el Dr. Ismael Prieto, y de Anatomía Patológica, por el Dr.
D. Mesa. ^'^
Los autores fueron á estudiar dicha epidemia, sobre cuya
naturaleza habían emitido diversas opiniones los módicos de
la localidad, pues el vómito era desconocido en Monterrey,
que está fuera de la zona de la endemia. En su informe, bas-
tante extenso y detallado, llegaron á la conclusión de que la
enfermedad en estudio era positivamente la fiebre amarilla, y
por lo que concierne á la bacteriología, establecieron lo si-
guiente :
Exámenes de sangre : "Bacterias escasas, bastoncitos tres
veces más largos que anchos y de extremidades ligeramente
arredondeadas."
Autopsias: "En todos los casos he encontrado, en uno ó
en varios órganos, hígado, bazo, pulmón, micro -organismos:
unos, vulgares de la putrefacción; y otros, que quizá tengan
(l) La fiebre amarilla en Monterrey. Informe de los Dres. J. Mesa é Ismael Prie-
to. Diciembre 15 de 1898. Revista de Anaomia Patológica y Clínicas, Tomo IH, págs,
873-918.
La BTIOLOeíA DKL VOMITO O FIKBEB AMARILLA. 91
importancia: bacilos semejantes á los descritos por Sanarelli,
diplococos parecidos á los de Cornil y Babés y á los descritos
por el Dr. Matienzo."
Estas son las conclusiones del Dr. Mesa.
En cuanto á las del Dr. I. Prieto, fueron:
En la sangre y secreciones de los enfermos y en la sangre
y visceras de los cadáveres, descubrió:
1? El diplococo encontrado por el Dr.Matienzo, casi en to-
dos los casos de fiebre amarilla.
2? ün bacilo, casi idéntico al de Sanarelli y encontrado en
el mayor número de casos.
3? El diplo estreptococo de Cornil y Babés y el bacilo cur-
vo de Gibier, también encontrado en la fiebre amarilla.
Los autores estaban bajo la impresión general de que el
agente patógeno de la fiebre amarilla se había descubierto; sin
embargo, el Dr. Prieto, que era de un juicio sereno y maduro,
no lo afirmó terminantemente, con tanta más razón, cuanto
que sus investigaciones fueron muy incompletas. 1° El núme-
ro de casos que estudiaron él y el Dr. Mesa, fué reducido. El
Dr. Mesa practicó cuatro autopsias y el Dr. I. Prieto hizo sus
investigaciones en cinco casos. 2? No practicaron inoculacio-
nes en los animales. El objeto de la Comisión simplemente
fué hacer el diagnóstico de la enfermedad; el tiempo y elemen-
tos con que contaron fueron muy limitados.
No tengo á la vista, ni he podido procurarme, el trabajo
del Dr. Matienzo, al que se refieren los Dres. Mesa y Prieto,
haciendo alusión á un diplococo descubierto por él. Sin em-
bargo, creo que hubiera tenido más publicidad dicho descu-
brimiento si hubiera logrado demostrar experimentalmente
que era el agente causal del vómito.
En Junio de 1900, llegó á la Isla de Cuba una Comisión,
nombrada por el Cirujano general de los E. U., y constituida
por los Dres. W. Reed, James Carroll y A. Agrámente, con el
objeto de estudiar la etiologia de la fiebre amarilla, y buscar
Mem. Soo. Álzate. México. T. 26 (1007-1908),— 12.
92 Antonio J. Cabbajal.
los medios de prevenirla. Fué favorecida dicha empresa por una
epidemia que ocurrió en la ciudad de "Quemados," cerca de
la Habana. En Octubre del mismo año, presentó una Nota
Preliminar de sus trabajos en el Congreso de Idianápolis, Es-
tados Unidos.'^'
Después de la introducción, en su parte primera se ocu-
pan del Bacillus ideroides de Sanarelli y dicen:
En 18 enfermos se estudió la sangre, intentando cultivos
en caldo y agar, con resultados negativos.
En 11 cadáveres se tomaron diversas visceras, hígado, ba-,
zo, pulmón, intestino, para buscar por medio de cultivos, las
bacterias, y sus resultados fueron igualmente infructuosos.
Como el Cr. Agrámente había logrado aislar el bacilo de
Sanarelli en una epidemia de Santiago de Cuba, les extrañó
no haberlo conseguido en esta: y lo mismo ha sucedido á otros
observadores. Creen que es muy posible haya habido error,
pues siendo muy semejantes las colonias del Icteroides y del
CoU, se pueden tomar una por otra. En consecuencia, es ne-
cesario caracterizar bien, y por todos los otros cultivos, el le-
teroides.
Citan, además, los trabajos de Pothier, de N. Órnelas, que
sólo consiguió aislar dicho bacilo tres veces en cincuenta y una
autopsias. (Jour. of Amer. Med. Assoc. Abril 16 de 1906),
Recuerdan la opinión del Dr. Lutz, de Río Janeiro, de que
hablaré más adelante in extenso, y terminan con las siguientes
conclusiones :
1^ El bacilo icteroides de Sanarelli no puede reputarse co-
mo el agente causal de la Fiebre Amarilla. Cuando existe, es
una causa de infección secundaria.
2^ El mosquito sirve de huésped intermediario al parásito
de dicha enfermedad.
Esta segunda conclusión se desprende de los experimentos
(1) Pnblio Health Papers and Keports, Vol. XXVI, 1901, pag. 37-39.
La ETIOLOGIA DEL VOMITO O FIEBRE AUABILLÁ. 93
qué hicieron para rectificar ó ratificar la teoría del Dr. C. Fin-
lay,*'^ del cual no me ocuparé al presente, pues merece un es-
tudio especial la Memoria del expresado módico cubano, que
fué el punto de partida de la experimentación en el hombre,
y que vino á resolver el problema de la transmisibilidad del
vómito.
Esta nota preliminar fué el preludio de otras que poste-
riormente publicaron los autores mencionados en 1901/^^ y
otros trabajos del Dr. Reed y del Dr. Gorgas, en los cuales ya
no se trata del microbio causal de la fiebre amarilla desde el
punto de vista bacteriológico, sino de transmisibilidad por
el mosquito Stegomyafasciata Fabr.'^>
En 1897, el Dr. Huvelburg, de Río Janeiro, publicó una
nota en los Anales del Instituto Pasteur (pág. 515, tomo cita-
do), en la cual refiere sus investigaciones experimentales so-
bre la fiebre. Pretendió haber descubierto un bacilo diverso
del de Sanarelli. Lo obtuvo del contenido estomacal de cadá-
veres de vómito: patógeno para el cuy, lo es poco ó nada para
el perro. Cree que es una variedad intermedia entre el bacilo
coli y el de la Septicemia hemorrágica.
El Dr. Sternberg, en 1899'*' resume la última opinión que
de él conocemos, diciendo: "Al presente no encuentro buenas
razones para cambiar de opinión respecto á las conclusiones
que he manifestado anteriormente, á saber: que aun no está
firmemente establecida la relación etiológica del bacilo de Sa-
narelli."
Las objeciones más serias y fundadas en trabajos más com-
pletos que se han dirigido en contra del descubrimiento de
Sanarelli, fueron hechas por el Dr. Latz, Director del Ins-
tituto Bacteriológico de San Paolo, Brasil, y que fueron pu-
(1) The etiology of yelow ferer. An adütional Note.
(2) Joum. Amer. Med. Assoc. Feb. 1901.
(3' Experimental yellow ferer. Amer. Med. Jidy 1901.
(4) The Medical News. Dic. 9, 1899.
94 A2ÍT0NI0 J. Caebajal.
blicadas en una carta al Pro£. Perroncito, de Turín (1900). Se-
gún dicho autor, el bacilo de Sanarelli no se encontró en los
tejidos de sesenta cadáveres que fueron examinados con los me-
jores métodos de coloración. El bacilo no se puede obtener en
más de la mitad de los casos, y cuando se logra es en colonias
escasas. La enfermedad está caracterizada por la facilidad con
que es invadido el organismo por microbios que evidentemen-
te no tienen con ella relación específica; es decir, que ocurren
infecciones secundarias,, y tal puede ser la que produzca el B.
de Sanarelli. La sangre, en el Y>rimer período de la enferme-
dad, es constantemente estéril y rara vez da una aglutinación
franca.
De acuerdo con otros observadores imparciales, el Dr.
Lutz asienta: que el suero de Sanarelli no ha dado resultados
favorables á los enfermos que han sido tratados por ese méto-
do. Su acción preventiva ha sido nula. Tampoco han sido pro-
tejidos los animales contra los efectos de inoculación. El sue-
ro carece de poder bactericida y antitóxico, y no debe reco-
mendarse su empleo.
El autor ha visitado veinte focos independientes de epide-
mia. Ha visto más de quinientos enfermos y practicado cien
autopsias.
Termina diciendo: que "de admitir el papel etiológico del
B. de Sanarelli, todavía queda mucho por estudiar respecto á
su transmisión y el mecanismo de la enfermedad. El trata-
miento nada ha ganado con este descubrimiento, y todavía es
tarea difícil el modo de evitar la fiebre amarilla."
Los doctores franceses aceptaron el descubrimiento de Sa-
narelli, como anteriormente hemos dicho, y los Dres. Proust
y Würtz enviaron un artículo al Congreso de Indianápolis,'^'
el cual fué incluido en el Informe de la Comisión para el estu-
(1) Public Health. Indianapolis, 1900. Report of Committee ou the etiology of ye-
llow fever by Henry Hollberg.
La etiología del yomitO o fiebre amabilla. 95
dia de la fiebre amarilla, que fué enteramente favorable á la
nueva doctrina.
No obstante, la Comisión Americana, advirtiendo la dis-
cordancia de los investigadores, opina: "que la etiología del vó-
mito estaba aun lejos de haber sido dilucidada de una mane-
concluyente, y que ning^una medida profiláctica nueva había
resultado de los estudios recientes. Como antes, es necesario
recurrir al aislamiento y á la desinfección para evitar la fiebre
amarilla."
Visto el éxito alcanzado por la Comisión Americana de Cu-
ba, el Cirujano General de los Estados Unidos nombró una
que se dirigió á Veracruz en Mayo de 1902. Fué formada por
el Dr. H. B. Parker, del Laboratorio de Higiene de Washing-
ton, en unión de los Dres. G. E. Beyer y O. L. Pothier, tenien-
do como colaboradores en la parte clínica, á los Dres. mexica-
nos Matienzo, del Río é Iglesias. Inauguraron sus trabajos en
el mismo mes de Mayo y rindieron su Informe general en Fe-
brero 17 de 1903.il'
El objeto cardinal del estudio era "la identificación y cla-
sificación del organismo específico que produce la fiebre ama-
rilla." Estando muy adelantado el estudio bacteriológico, pre-
tendieron repetirlo para su propia información, especialmente
durante el período en que la enfermedad es transmisible por
el mosquito. La sangre fué examinada antes y durante el cur-
so de la enfermedad, así como en la convalecencia. Los teji-
dos también lo fueron histológicamente, para reconocer si con-
tenían en las celdillas ó substancia intercelular algún micro-
organismo ó cuerpo extraño, al que puediera atribuirse la cau-
sa del padecimiento.
Las siembras en caldo de la sangre, fueron estériles. En
un solo caso obtuvieron una bacteria del género Coli: fué el de
(1) Eeport of "Working Party n? 1. Yellow Fever Instituí. A study of tlie etiology
of Tellow fever by Hermán B. Parker, Assist Sar^-, George E. Bayer, act. Assist. Sur
geon, O. L. Pothier, and Aot. Assist. Surgeon. Washington. 1903.
96 Antomo J. Caebajal.
un anciano en el período agónico, por cuyo motivo no le die-
ron importancia alguna. Los exámenes bacterioscópicos de
sangre fresca tampoco denunciaron la presencia de bacterias.
Buscaron la reacción aglutinante con los siguientes baci-
los: 1, el icteroides de Sanarelli; 2, el B. typhosus; 3, el B. dísen-
tercB de Shiga; 4, el B. Coli communis. Los ejemplares de estas
bacterias, perfectamente genuinos, procedían del Laboratorio
Higiénico de Washington. Los resultados fueron absolutamen-
te negativos en diez casos.
En cuanto al examen bacteriológico cadavérico, hicieron
siembras en los medios ordinarios de cultivo con productos
tomados del bazo, riñon, hígado y sangre del corazón de casos
no complicados, y recogiendo dichos productos una hora des-
pués de la muerte, su conclusión fué: que no se encontró bac-
teria alguna con regularidad suficiente para cumplir el postu-
lado de Koch.
En una autopsia, en la que encontraron marcada infiltra-
ción hemorrágica en los pulmones, aislaron un diplococo que
se tiñó por el Gram, lo reconocieron en la sangre y otros ór-
ganos, excepto los ríñones. Un mosquito alimentado con la
sangre del enfermo, fué matado á los tres días y se encontró
el mismo diplococo con restos de sangre en el estómago.
En resumen, la sangre y órganos de los cadáveres .de in-
dividuos jóvenes adultos, que habían sucumbido de fiebre ama-
rilla típica, no complicada, no denunciaron la presencia de mi-
cro-organismos; habiendo sido practicadas las autopsias inme-
diatamente después de la muerte.
Se propusieron entonces estudiar más á fondo el mosqui-
to contaminado, y después de muy delicadas y laboriosas ma-
nipulaciones, creyeron encontrar el parásito.
Sus mejores resultados los obtuvieron con mosquitos con-
taminados durante el segundo, el tercero y el cuarto día de la
enfermedad. Incluidos en parafina, practicados cortes sagita-
les en serie y mediante coloración, de preferencia la hema-
La KTlOLOOf a del vomito o FIEBBB AMARn.T.A. 97
toxilina ferruginosa de Heidenhein y el moreno Bismarck, en-
contraron en el estómago unos cuerpecillos fusiformes, aisla-
dos y en grupos.
El nombre genérico que proponen darle y su clasificación,
son los siguientes (textual):
'^Mixococcidium Parker Beyer Pothier. 1903. Diagnóstico
genérico. Orden incierto. Hemosporidia: Fase esquizogónica
desconocida. Fase esporogónica: husos de 3 á 4 /x de largo por
1¿ á 2 /¿ de ancho, situados en la cavidad del estómago y di-
vertículo del exófago del mosquito que ha picado á un enfer-
mo de fiebre amarilla á los 3 días de enfermedad, provistos de
núcleos. Fase globular: (oocistes) en el divertículo del exófa-
go, envueltos en una masa albuminosa de origen y naturaleza
desconocida. Estos glóbulos se maduran, se abren y dan sali-
da á numerosos cuerpos ovalados y alargados de 3 /x por 2 fi
(espoioblastos?) que penetran en las celdillas de las glándulas
salivare?, en donde quedan en reposo (esporas?), fraccionán-
dose después en numerosos y excesivamente pequeños cuer-
pecillos (esporozoitos?)"
El nombre específico que proponen, es el de Stegomyce.
Diagnóstico específico: Mixococcidium. Habitat. Mosquitos
de la fiebre amarilla.
Stegomyce fasciata, en Veracruz. México. Ejemplares. Ti-
pos, Colección del Laboratorio Higiénico de los E. U. Servi-
cio de Salubridad Pública y del Hospital de Marina.
Los autores describen minuciosamente la situación del pa-
rásito y sus diversas fases de desarrollo en el estómago, el di-
vertículo exofagiano y las glándulas salivares del mosquito.
El estómago se hipertrofia, los cuerpecillos conjugados, for-
mando un zigote, atraviesan la pared estomacal, para pasar al
divertículo del exófago, en donde se encuentran envueltos en
98 Ahtonio J. Cabbajal.
una masa de apariencia albuminoidea. Allí aumentan de vo-
lumen, el núcleo se fragmenta, los granulos que resultan de
esta división, crecen, maduran, penetran en las celdillas de las
glándulas salivares, allí dejan en libertad otros cuerpecillos
que funcionan como esporozoitos, los que finalmente pasan al
conducto salivar mismo para ser eliminados.
Los autores oreen que todas estas fases corresponden al ci-
clo esporogónico de un protozoario, muy semejante^al de la Ma-
laria, y consideran muy probable, que debe tener otro ciclo
esquizogónico, como el del Plasmodium, no obstante que reco-
nocen la objeción que pudiera hacerse de no haberse demos-
trado la presencia de ninguna forma parasitaria en la sangi'e,
pues ellos mismos, y los Doctores Sternberg, Reed, Carroll y
otros, no han podico descubrirlos.
La reproducción experimental de la fiebre amarilla, la ob-
tuvieron por intermedio de dos mosquitos infectados, hacién-
dolos picar á un hombre de 26 años, de Jalapa, que fué de esta
manera inoculado el 4 de Septiembre. El día 7 tuvo cefalalgia
frontal, dolores en los hombros y rodillas, vómitos, inyección
conjuntival, hinchazón de las encías, elevación de la tempe-
ratura y aumento en la frecuencia del pulso, (no dan la tabla
respectiva); luego sobrevinieron hemorragias por las encías,
vómitos negros, icteria y albúmina en las orinas. El caso fué
reputado como de fiebre amarilla grave. No obstante, el en-
fermo salvó, y á fin de mes estaba completamente restableci-
do. Hicieron un estudio bacterioscópico y hematológico de la
sangre y no encontraron parásitos.
En el experimento núm. 2 emplearon directamente el sue-
ro de la sangre del enfermo anterior, con la cual inocularon á
un hombre de 27 años; el resultado fué negativo durante los
seis días que siguieron á la inyección.
Lo mismo ocurrió en el experimento núm. 3, inyectando
1 c. c, de una mezcla de solución fisiológica, 2 partes, y 1 de
suero, en lugar de 0.1 usado anteriormente.
t
La BTioLosf a del vomito ó fíbbre amabill a 99
Finalmente, ejecutaron un 4? experimento para saber si el
agua infectada con mosquitos triturados podría determinar la
enfermedad por la vía estomacal. El sujeto no tuvo el menor
malestar durante nueve días que se tuvo en observación.
Los autores, en conclusión, ratificaron la hipótesis de Fin-
lay j sus experimentos, así como los de la Comisión de la Ha-
bana.
La fiebre amarilla se transmite por el intermedio del mos-
quito, y creen que el parásito sea el que han descrito con el
nombre Mixococcidium Stegomyce, un Protozoario.
Ya que no una bacteria, ó sea un germen de naturaleza
vegetal, podría creerse, después de la lectura de la Memoria
de la Comisión Americana, que trabajó en Veracruz, que un
Protozoario sería el verdadero virus ó agente causal de la fie-
bre amarilla. Mas todavía no podemos aceptar esta conclusión
con toda certidumbre.
El año de 1901 se emprendieron en Río Janeiro investiga-
ciones sobre el aludido tema. Los Dres. Marchoux, Salimbe-
ni y Simond, del Instituto Pasteur, de París, trataron de rec-
tificar estos puntos referentes á la etiología del Vómito. ^^'
Sus investigaciones sobre la sangre, cuidadosamente pro-
seguidas, sin resultado, les condujeron á admitir que el micro-
bio de la fiebre amarilla debe pertenecer á esa categoría de
gérmenes, llamados invisibles, de los cuales ya se conocen al-
gunos.
Sus tentativas para infectar directamente con la sangre
los diversos animales del Laboratorio, y aun cinco especies de
monos, fueron vanas. Por lo cual orientaron sus trabajos en
el sentido de la transmisión por los mosquitos, confirmando
plenamente la teoría.
El Stegomyce fasciata es uno de los culícidas más propensos
á ser infectado por variados parásitos. Los que son alimenta-
1 La fiévre Jaune. Rapport de la Mission Fran^aise compossce de MM. Marchoux,
Salimbeni et Simond. Aun. de l'Iust. Pasteur. Tom XVLT, 1903.
Nfein. Soo. Álzate. México. T. 26 (1907-1908)— 13.
100 Antonio J. Cabbajal.
dos con substancias azucaradas, presentan, sobre todo, en el
gran saco de aire, masas esferoides que se pueden tomar por
esporozoarios.
En los tubos de Malpighi se encuentran á menudo espo-
roquistes, una gregarina, cuyas esporas son arrojadas al me-
dio exterior. Se le encuentra en su fase libre en el tubo diges-
tivo y en el cceloma, en el insecto perfecto, y aun en la Pupa.
En ninguna época el stegomym es capaz de arrojar las esporas
por la trompa para inocularlas por medio de una picadura.
Microscoporidias. Parásito del género Nosema, se le encuen-
tra en la larva y en el insecto. No lo han visto constantemen-
te: 40 veces sobre 300 insectos de Enero á Junio de 1902, y 3
sobre 200 individuos de Enero á Junio de 1903. Se le encuen-
tra bajo forma de cuerpecillos reniformes y piriformes, que
los autores llaman esporas, semejantes á las del Nosema Lo-
pMi, en el tubo digestivo, en los sacos aéreos, en el cceloma,
en los ovarios, en el ganglio nervioso de la cabeza, en la trom-
pa, aun en su interior, ó en las piezas que la forman.
Hacen una descripción muy minuciosa de estas esporas,
que dividen en dos clases; incoloras y morenas así como de su
evolución, perteneciendo ambas á la misma especie.
Estos parásitos no tienen relación de causa ó efecto con
la fiebre amarilla, como lo han comprobado por numerosos ex-
perimentos.
Sospechan que este parásito sea el mismo descrito por los
americanos con el nombre de Mixosporidium Stegomya.
Si esta identificación se confirma de una manera precisa,
dicen: "ótera á nos collegues americaines l'ilusion qu'ils sont
en faire á l'agent de la fiévre jaune. Oette opinión qui'ls émet-
tent, d'ailleurs, sous toutes reserves, nous surprend, d'autant
moins que nous avons été tentés de comettre la méme erreiir
les premieres fois que nous avons observé le sporozoaire de
Finlay." Así como los experimentos antes referidos de las Co-
La etiología del vomito o fiebre am aeilla. 101
misiones de la Habana y Veracruzj los últimos aumentaron la
suma de conocimientos ya adquiridos. '^'
En cuanto al descubrimiento de la Comisión de Veracruz,
creen que el Mixococcidium Stegomya no es un protozoario, si-
no los plasmodios del "Nosema" que ellos han descrito, pues
las figuras son muy semejantes á las de las esporas de esa^ie-
Irina. ^^^
Resumiendo lo anterior, venimos á la conclusión, que los
laboriosos y dilatados estudios bacteriológicos no han permi-
tido aún conocer con certidumbre el parásito del vómito; pues
los trabajos más completos de Sternberg y Sanarelli, no han
sido ratificados: y los últimos, sobre todo, han encontrado una
oposición imparcial, sería y justificada. Además, si el bacilo
icteroide existiera en la sangre, que indudablemente es la mot-
teria virulenta, los mosquitos, al absorberla, para después ino-
cularla, contendrían dichos bacilos y nadie los ha encontrado.
Si las excreciones del enfermo, vómitos, orina ó evacua-
ciones fueran el vehículo del germen, estas substancias serían
agente de transmisión, y está demostrado por las Comisiones
de la Habana y la de Río Janeiro, que solamente los mosqui-
tos son el medio indispensable para la infección.
Lo único que con certeza, y de una manera ooncluyente
está demostrado, es: que el Mosquito Stegomya fasciatce trans-
mite la enfermedad de un sujeto á otro: La materia virulenta
no es otra sino la sangre.
La experimentación lo ha demostrado y los resultados fa-
vorables de las medidas sanitarias que se han puesto en prác-
tica para evitar el vómito, basadas todas ellas en dicha teoría,
la han confirmado plenamente en la Habana y en México.
1 Aun. del Inst. Pasteur, Tom. XVn, 1903.
2 Loe. cit., pag. 728.
102 Antonio J. Carbajal.
Como el descubrimiento de los miembros de la Comisión
de Veracruz no ha sido ratificado por la de Río Janeiro, según
hemos visto por las descripciones de los franceses, queda la
duda aún respecto al esporozoario, con tanta más razón, cuan-
to que nadie lo ha visto en la sangre, como ocurre en el pa-
ludismo y en la hemoglobinuria, Tristeza ó ranilla del ganado
bovídeo, con el Plasmodium Malaria y el Piroplasma higeminum.
No obstante, es de creer que sea un parásito de este ge-
nero el verdadero agente patógeno de la fiebre amarilla.
México, Junio 1907.
Hovey ( Dr. Edmund Otis), M. íá. A.— Present condition of Mont Pelé. Soufñ^re
of Santa Lucía. Boiling Lake of Dominica. CBuU. Geol. Soc. Am. IG).
1904, 3 pl.— La ¡Sierra Madre Occidentale de l'Etat de Chihuahua (Mexi-
que). México (Xe. Congrés Géol: Int.) 1906. The Geology of theGuay-
nopita District, Chihuahua. A Contribution to the knowledge of the struc-
ture of the Western Sierra Madre of México. Stuttgart (Rosenbusch-
Festschrift) 1906, 2 pl. 7 fig.— A Geological Reconnaissance in the Wes-
tern Sierra Madre of the State of Chihuahu». México, New York (Bull.
Am. Mus. Nat. Hist.) 1907, 18 pl. 13 fig. & 1 Map. (1 in=42 mi.;
Madrid. — Beál Sociedad Española de Historia Natural. — Memoñas. Tomo IV; Me-
moria 5?^. Formaciones volcánicas de la provincia de Gerona por S. Calde-
rón, M. Cazurro y L. Fernández-Navarro. 1907. 89 13 láms. y 8 mapas.—
Tomo V: Homenaje á Linneo en el Segundo Centenario de su nacimiento.
1707-1778, y Memoria 1*: Notas micológicas por D. Blas Lázaro é Ibiza.
1907. 89 7 láms.
Manila. Weather Burean. — Annual Report of the Director for the Year 1904.
Part. III. Meteorológica! Observations of the Secondary Stations during
1904.— Manila. 1907. 4?
Miranda y MaiTÓn (M. ), M. S. A. — Los terremotos del mes de Abril. México,
"El Tiempo." 1907. 1 carta.
Navarro {Daniel V.), M. S. A. — El Cobalto en el Estado de Jalisco. — México
(Mem. Soc. Álzate, 25;, 1907.
New York. American Institute of Mining Engineers. Transactions. Vol. XXXVII.
Containing the Papers and Discussions of 1906.— New York. 1907. 89 pl.
&fig.
París — Observatoire de Paris. Rapport annuel par M. M. Lcevy, Directeur. 1906.
—París. 1907. 89
Périssé (Lucien). — Traite general des automobiles a pétrole. (Encyclopédie
Industrielle fondee par M. C. Léchalas). — Paris. Gauthier- Villar s. 1907.
89 gr. fig.
Porter (M. B.), M. S. A. — On the Roots of the Hypergeometric and Bessel'a
Functions. (Am. J. of Math. XX). 1897. — Hypergeometric Series between
zeroandone. (Bull. Am. Math. Soc. III) 1897. — Sets of Coincidence Points
on the non-singular Cubics of a syzygetic Sheaf. íTrans. Am. Math. Sóc.
2). 1901.— On the Differentiation of an Infinite Series term by term. (Ann.
of Math. 3). 1901. — On the Roots of Functions connected by a linear re-
eurrentrelationof the secondorder. (Ann. of Math. 3). 1902. — Godefroy's
Theory of Series. (Bull. Am. Math. Soc. IX). 1903.— On Functions defined
by an Infinite Series of Analytic Functions of a Complex variable. (Ann.
of Math. 6). 1904, — On a Criterion of Pringsheim's for expansibility in
Taylor's Series. (Ann. of Math. 8). 1906. — Changeiuent de variable dans
une intégrale múltiple (L'Enseign. Math.) 1907.
San Femando. — Instituto y Observatorio de Marina. Anales. Sección 2? Observa-
ciones meteorológicas, magnéticas y seísmicas. Año 1906. San Feí'nando.
1907. Fol.
Scenes in the Eocky Mountains, and in Oregon, California, New México, Texas,
and the Grand Prairies; or Notes by the way, duiing an Excursión of three
Years, with a Description of the countries passed through, including their
Geography, Geology, Resources/ Present condition, an the different na-
tions inhabiting them. By a New Englander. — Philadelphia: Carey & Hart.
1846. 129
Stopel (Dr. K. Th. ) — Eine Reise in das Innere der Insel Poi-mosa und die erste
Besteigung des Niitakayama (Mount Moi-rison; Weichnachten 1898. —
Buenos Airee. Deutsche Wissenschaftliche Ferein. 1905. 8V Fig.
Téllez Pizarra {M.), M. ÍS. A. — Estudio sobre cimientos para los edificios de la
Ciudad de México.— México. 1907. 89
Washington. — Commissioner of Education. Report, for the Year ending June 30,
1905. 2 vol. 89 1907,
Zürich. — Scliweizerisclie Meteorologische Central-Anstált. Annalen. 42 Jahrgang.
1905. 49
Tomo 26. Nos. 4.
MEMORIAS Y REVISTA
SOCIEDAD científica
¿6
publicadas bajo la dirección de
RAFAEL AGUILAR Y SANTILLÁN,
Secrbtakio Gknkkai. Pkkpktüo
SOMMAIRE.
(Mémoires, feuilles 14 á 19).
Biologie. — Sur la théorie amoebienne de la cellule, par le Prof. A. L. Herrrra,
p. 103-108, 2 pl. (En franjáis). (Pi-iameboida teorio de Vcelo).
Chimie agricole. — Résultats des analyses des terres arables, par le Br. F. F. Vi-
llaseñor, p. 109-114. {Besultatoj pri la analtzoj de plugehlaj teroj).
Géologie appliquée. — Géologie chimique des gisements de soufre de Mapimí,
A
Etat de Durango, par M. J. D. Villarello, p. 115-145. (Hernia Geología de
la sulfuroj de minoj de Mapimi'o).
MÉXICO
(3? CALLE DE KEVILLAGIGEDO ÑÚM. 3).
Octubre 1907.
Publicación registrada como articulo de segunda clase en 12 de Febrero de 1907
Dons et noiiyelles pnblic»tioiiR re^ues pendant Septembre et Octobre 1907.
Les noms des donateors sont imprimes en italiques; les membres de la Société
sont designes avec M. S. A.
Association Internationale de Sismologie. — Cómptes Rendus des séances de la
Premiére Eéunion de la Commission Permanente réunie aRome du 16 au
20 Octobre 1906. Rédigés par le Sécretaire general R. de Kovesligetliy. —
Budapest. 1907, 4? {Instituto Geológico de México).
Bicliat E. et Blondlot R. — lutroduction a l'étude de rElectricité statique et du
Magnétisme. 3me. éd. - Paris, Gautliier- Villars. 1907. 8? figs.
Bourguignon (P.) — Essais des macliines a eourant continu et altematif. (Con-
férences faites a l'Ecole Supérieure d'Electricité). — Paris. Librairie Poly-
technique Ch. Béranger. 1907. 8? gr. fig.
Budapest. — Office Central de Stasistique du Royanme de Hongñe. Annuaire Sta-
tistique Hongiois. Nouveau Cours. XIII, 1905. — Budapest. 1907. 89
Cadiat (E.), Dubost ÍL. ) et Boy de la Tour (H.) — Traite pratique d'électricité
industrielle. 7me. édition par H. Boy de la Tour. — París. Librairie Poly-
teciinique, Ch. Béranger. 1907. 8? gr. fig.
Cantares en Idioma Mexicano. — Reproducción facsimiliaria del manuscrito ori-
ginal existente en la Biblioteca Nacional que se imprime por acuerdo del
Sr. Gial, D, Manuel González Cosío, Secretario de Fomento, en el Taller
de Fototipia del mismo Ministerio, bajo la dirección del Dr. Antonio Pe-
ñafiel, M. S. A.— México. 1904-1906. 4?
Cañizares y Mayano (p], ) y Fernández Matbews (A.) — Memoria del viaje á los
Estados Unidos de América del Norte, realizado en 1905, con motivo del
Vil Congreso Internacional de Caminos de HieiTO. Madrid. Memorial de
Ingenieros del Ejército. 1907. (Memorias, t. XXIV, N? 11;. 8? láms.
Carta de la República Mexicana á la 100,000? Hoja 19 I-(M. ) (Distrito Federal).
2? edición. 1907* — México. Secretaría de Foniento.
Chauvenet (Wm.) — A T-eatise on Plañe andSpherícal Trigonometry. 9tli Édi-
tion.—Philadelphia. 1878. SV
Christiania. Videml:abs-Selsl-ahet. Forhandlinger. 1906. 89— Skrifter. 1906: I.
Mathematisk-naturvidenskabelig Klasse. 89 Pl. & Fig. — 11. Historisk-
filosofisk Klasse. 89 Pl.
Cirera (R.), B. J, — Premiers résultats obtenus á l'Observatoire de l'Ebre. — Pa-
ris (BuU. Soc. Astronom. de France). 1907. 89 fig.
Coimecticut. State geological and natural history survey. Bulletin n9 8. Biblio-
grapby of the geology of Connecticut. By H. E. Gregory. Hartford, 1907.
Dalémont ( Julien). — La constniction des machines électriques. — Paris. Librai-
rie Polytechnique. Ch. Béranger. 1907. 89 gr. fig. & pl.
SOClETft SCUtNTIFiyüE "ANTONIO ÁLZATE." MÉMOIBBS, T. 26.
SUR ü THEOIIIE AilOEBIElE DE LA CELLÜLE,
LIBRARV
nhvv york
botánica:
ÜARDEIN.
PAR LE PROF.
A. L. HEEEEEA, M. S. A.
1. — La partie essentielle de chaqué cellule est probable-
ment une amibe.
2. — On peut supposer que les amibes ont été les premíers
organismes apparus sur la Terre. lis sont les plus simples.
3. — Les monéres de Haeckel sont problématiques et cet
auteur les a abandonées pour les Chroococcus: les algues ne saur-
aient étre les organismes primitifs, étant donnée leur com-
plexitó. 'EUes ont une membrane et de la chlorophylle, produits
d'un protoplasma antérieur.
4. — A l'intórieur de toute cellule anímale ou végétale, on
trouve un corps protoplasmique (figs. 9 á 12) nucléé, ayant
les caracteres hien connus des amibes: contractilité, structnre, mo-
tilité, courants, ehangemeuts de forme, déplacements (noyau),
división directe ou indirecto, contraction par plasmolyse, ab-
sorption, nutrition, labilité ...
5. — On n'a pas observó jusqu'ici la production de matiére
organique par les amibees exposés au soleil. Mais cette produc-
tion me semble étre une propriété genérale du protoplasma,
due a l'absorption et a la catalyse. Le protoplasma renfermó
dans des enveloppes opaques (Coccidies) a parfois la faculté
de produire l'amidon. Les parasites et les auimalcules herbi-
Mem. Soo. Alaste. México. T. 26 <1907-ig08)— 14.
104 A. L. Heeeeea.
vores ou carnivores ne se contenteraient pas de la petite quan-
tité de matiére organique qtd peut étre serait capable de pro-
duir leur protoplasma, tres catabolique, et ils emprunteut la
quantité nécessaire aux alimeats. D'autre part, on trouve des
organismes (nitrobaotéries) prenant l'azote de préférence dans
leurs aliments, mais q\ú sont aussi capables de fixer l'azote de
l'air. Je suppose done que les amibes primordiales avaient la
facultó de fabriquer la matiére organique avec les éléments
de l'air et de l'eau et que cette fonction s'est aetivée lors de
la formation de carapaces ou membranes pigmentées (chloro-
pbylle).
6. — La chloropbylle et les pigments analogues sont tres
délicats et ne sauraient apparaitre en dehors d'un protoplas-
ma sans membrane. lis sont des sensibilisateurs d'une fonc-
tion genérale du protoplasma. L'on a remarqué en efEet l'in-
fluence excitante des rayons chimiques sur tous les orga-
nismos et pas seulement sur le protoplasma vegetal.
7. A.vec les réactifs plasmogéniques inorganiques purs on
ne forme, dans des conditions analogues aux conditions de la
nature, que des flocons amoeboides, sans membrane et ayant
peut-étre un noyau. On ne produit globules semblables aux
ChroococcUrS qu' avec des atomisateurs, ou á l'aide d' infiltra-
tions acides, procedes en somme trop artificiéis.
Par contre, aprés évaporation de l'eau de mer et traite-
ment du résidu par l'eau distillée on obtient des flocons silici-
ques, (d'argile) de 2 á 3 ¡-i, tremblants, dif&cilement observa-
bles sans coloration et ressemblant d'une maniere merveilleu-
se aux petites amibes des eaux croupissantes, bourrées de
diatomées. Or, ees flocons se remplissent aussi de díatomées
par absorption et Pon a peine á distinguer les flocons siliciques
des amibes, dans une méme gouttelette d'eau observée au mi-
croscope.
L'albumine du blanc d' oeuf, qui renferme toujours des si-
SüB LA THEOBIB AHOEBIENNE DE LA CBLLDLE. 105
licates, donne encoré des flocons plutót siliciques, sous l'ac-
tion des seis métalliques.
Les corpuscules de Harting ont certes l'aspect de cellules
et j'ai hesitó longtemps avant de me prononcer dófinitivement
sur sa composition, mais ils donnent toujours un dégagement
de CO" sous l'influence des acides, ce qui n'arrive pas avec
toutes les cellules. En outre, ils meurent bientót par cristal-
lisation. lis sont dus á la coagulation des colloides albumineux
et siliciques dans le réseau cristallin. ^'' Les graisses y ont une
influence importante.
8. — Les figures 1 a 12 montrent l'óvolution théorique de
l'amibe nue a la cellule, d'uue maniere schómatique. Je n'ai
guére la prétention d'ótablir ici les es peces et les transitions
réélles, ayant réálisé le passage entre l'amibe et la cellule. Je
me préoccupe seulement de démontrer la possibilitó de cette
óvolution au moyen de types existants aujourd'hui.
La figure 1 montre les flocons siliciques du rósidu de l'eau
de mer traite par l'eau distillée. La figure 2 montre une ami-
be naturelle, selon Gage. On peut y voir des dilatations pseu-
dopodiques dans la figure 3.
Figure 4. — Plakopus (?) que j'ai observé dans une eau crou-
pissante. Cette amibe a des épines ou pseudopodes durcis,
comme une ébauche d'écusson. Fig. 5. Pseudochlamys patella.
L'éeusson de défense n'enveloppe pas encoré le dessous. Fi-
gure 6. Arcella vulgaris. Carapace resistant aux álcalis, colo-
ree en jaune et agissant peut étre par la couleur comme un
sensibilisateur. Fig. 7. Cochliopodium pellucidum. üue espéce
de cloche ou carapace a ouverture tres large, laissant passer
de tres nombreux pseudopodes simples ou ramifiés. Fig. 8.
Quadrida synietrica. La carapace est percée d'un orífice arron-
di par lequel sortent un petit nombre de gros pseudopodes. '^'
(1 ) On accepte que chaqué crystal est formé d'un réseau. Les corpuscules de Har-
ting se produisent avec les cristaux de carbonate de chaux dans du blanc d'oeuf.
(2) Lanessan. Protozoaires, p. 52.
106 A. L. Hkeehea.
La figure 9 représenterait une algue, un Protocoque sorti
d'une amibe presque enveloppée par une membrane ou par
une carapace pigmentée. Fig. 10. Cellule végétale ronde. Fi-
gs. 11 et 12. Cellules yégétales completes, formées par une
amibe emprisonée dans une membrane!!
9. — On trouve dans la nature une multitude de cas oü les
transitions se £ont brusquement entre la forme amiboide em-
bryonnaire et la forme enkystée ou cellulaire: Protomyxa au-
rantiaca, les spores se transforment en amibes. Plus fréque-
ment les formes amiboides montrent une évolutíon rapide:
Plasmodies des myxomicétes, larves d'éponges, Gregarina.
10. — Le Cycle cellulaire commence, selon Geddes, dans la
phase amiboide et passe par les phases ciliée et enkystée,
chez les Protozoaires, les Fougéres, les cellules animales en
general. (Voir le Diagramme du Cycle cellulaire. Geddes et
Thomson. L'évolution du sexe, p. 172, fig. 32, que nous copions
ici.)
11. — Les di verses formes des cellules et tissus s'expliquent
par les actions physico-chimico-mécaniques, ainsi que nous
l'avons dit dans notre dernier ouvrage de Biologie et Plasmo-
génie.
Remarques. Les plasmodesmes ou comunications interce-
llulaires seraient des pseudopodes modifiós. Le mouvement
ciliaire, le tournoiement des inf asoires seraient une variante
des mouvements amiboides modifiés par la consistance et les
conditions d'équilibre des cils, des flagellums, des carapaces,
mais obeissant toujours a des causes osmotiques activées par
le métabolisme.
La cellule est une colonie de chromidies, de microsomes,
mais cette complication se trouve aussi chez les amibes, ainsi
que la complication du noyau et des phénoménes mitosiques.
La présence des phagocytes, plasmod'.es, spores et larves
amiboides partout dans les étres organisés, implique l'impor-
tance phylogónétique des amibes. Tous le cycles cellulaires
SüB LA THEORIE AUOEBIBNNB DB LA CELLULE. 107
consisteraient en la sortie et la rentrée des amibes dans des
prisons membraneuses, chitineuses, oalcaires, silioiques
L'évolution des ferments, albumines, graisses, le cliímis-
me et le métabolisme, auvaieat poui" siége les amibes libres ou
eraprisonnées.
Observation importante: les phagocytes de l'axolotl en plei-
iie déforraation amiboide peuvent étre déssechés et incineres
lentement dans un porte-objet chauffé par une lampe á alcool
et soutenu par une grille métallique et cela en conservant leur
forme et leur structure, avec une precisión remarquable, com-
me s'ils étaient formes principalement de silicates. Le méme
résultat s'obtient avec les amibes et j'ai adressé les micro-
photographies des cendres organisées a divers correspondants.
"Boveri est conduit par son idee de l'individualitó des
chromosomes a une théorie suggestive, dans laquelle il con-
sidere ceux-ci comme des in dividas ayant eu, peut-étre, á
l'origine de la phylogónie, une vie indepéndante, á la maniere
des monéres, et qui auraient penetré un autre individu (!!), le
protoplasme cellulaire, pour constituer avec lui une individua-
nte symbiotique; il est possible que, dans la cellule, d'autres
partí es encoré aient une origine indepéndante. II tire de cette
notion nombre d'idées concernaut la représeutation des
qualités des étres par les chromosomes, &. Toat cela est tres
des séduisant, mais bien difficile á conciliar avec l'égrenement
chromosomes et la dispersión de leurs óléments au repos."
{L'Année hiologique. Neuviéme année. 1904, p. XIII).
Les chromosomes n' existent pas chez les microbes.
La théorie de l'oeuf inorgauique se simplifie plutót si l'on
accepte que les premiei-s organismes-oeuEs ont été des amibes,
le noyau se formaut par des concentrations de substance, com-
me dans le cas de amibes artificielles de silicates et acide
chlorhydrique.
La Chlamydomi/sca lahyrinthuloides découverte par Archer
en 1875, se compose d'une masse de protoplasme eatouré
108 A. L. Hbhbbea.— Thboeík amobbienb.
d'une membrane de cellulose: done vegetal. A certains moments
de la journée, elle déchire Penveloppe, ^échappe sous forme d'
amibe et se met á capturer certaines algues microscopiques
qu'elle mange et digérej puis elle se renferme de nouveau dans
son enveloppe cellulosique. Legitime. "Le monde, l'homme et
les Sciences." Port-au-Prince. 1907, p. 51.
México, le 2 aóut 1907.
SOCIÉTfi ScrKNTIFIQOB "ANTONIO AXÍATK." MÉMOIEKS, T. 26
POE EL DOCTOR
PEDEEIOO F. TILLASEf OE, M. S. A.
PROCEDENCIA. CARACTERES GENERALES.
Estado de Jalisco Peso de un litro de tierra secada
Cantón 1° Guadalajara al aire 0.95266.
Municipalidad: Tonalá Agua his:roscópiea. 13.595 por mil.
Pueblo: Tololotlán Poder absorbente =530, 3048 por mil.
Hacienda Cima A.'^' Reacción: Alcalina.
Espesor de la capa de tierra anali-
zada?
1000 de tierra seca = 1013.7732 de
tierra húmeda.
ANÁLISIS FÍSICO-QUÍMICO.
Residuos que que- Materia orgánica y volátil 0.478
daron sobre el ta- Calcáreo 0500
miz de 5 mm. . . . 4.314 Guijarros . 3.336
Resi(^uos que que- Materia orgánica y volátil 3.655
daron sobre el ta- Calcáreo 0.780
miz de 1 mm. . . . 13.138 Grava 8.703
Agua higroscópica'^' - ■ 76.174
Materia orgánica y volátil 24.358
Calcáreo.... 1.735
gruesa*^' 100.809
Tierra fina 982.548 Arena: 871224 fina. . .. 200.145
polvosa. 544.943
Arcilla 34.384
1000,000 1000.000
(1) Esta tierra presenta color gris plomizo; no tiene masas compactas y contiene
gran cantidad de restos vegetales.
(2) De donde se deduce que 1000 de tierra fina seca, equivalen á. 1033.313 de húmeda.
(3) Separadas por tamices de 0.5 y 0.2 de milímetro.
lio I". F. VillaseSoe.
ANÁLISIS QUÍMICO.
1000 partes de tierra fina secada al aire, contienen:
Agua higroscópica 13.595.
Materias conabustibles y volátiles 77.313 comprendiendo:
Ázoe orgánico 2.740
Ázoe amoniacal i. 0.402
Ázoe nítrico 0.078
Ázoe total 3.220
Elementos solubles en frío en HCl 76.300 comprendiendo:
Óxidos de hierro y aluminio 24.068
Cal 2.900
Magnesia : 0.065
Sosa . 5.460
Potasa.... .- 1.028
Acido fosfórico 0.370
Acido sulfúrico 0.232
Acido carbónico . - - - . 0.763
Acido silícico 0.180
Cloro - 0.160
Insolubles en frío 832.792 comprendiendo sol. en HFl:
Oxido de hierro y aluminio 59.794
Cal....... - - -.^ 1.495
Magnesia 0.217
Sosa .-•. 5.663
Potasa --.^ - 0.200
Acido fosfórico 6.356
Conteniendo ácido fosfórico soluble en citrato de
amoníaco huellas.
RESUMEN.
ELEMENTOS ASIMILABLES
INMEDIATOS ELEMENTOS DE RESERVA.
Ázoe 3.220 Acido fosfórico . 6.356
Acido fosfórico huellas. Potasa 0.200
Potasa 1.028 Cal 1.495
Cal 2.900 Magnesia 0.217
Magnesia 0.065
Análisis de tcbbbas asablbs.
111
PKOCEDEÍíCIA-
Estado de Jalisco
Cantón 1° Guadalajara.
Municipalidad: Tonalá
Pueblo: Tololotlán
Hacienda Cima B.'^'
CARACTERES GENERALES,
Peso de un litro de tierra secada al
aire 952.66.
Agua higroscópica 26.981 por 1000.
Poder absorbente 528.530 por 1000.
Reacción ligeramente alcalina.
Espesor de la capa de tierra anali-
1000 de tierra seca = 1027.729 de tie-
rra húmeda.
ANÁLISIS FÍSICO-QUÍMICO.
Residuos que que-
dan sobre el ta-
miz de 5 mm.
Residuos que que-
dan sobre el ta-
miz de 1 mm.
Tierra fina
Materia orgánica y volátil 0.000
Calcáreo .... ...... 0.000
0.000 Guijarros 0.000
Materia orgánica y volátil 0.613
Calcáreo . 0.617
2.289 Grava 1.059
Agua higroscópica '^' . . 36.923
Materia orgánica y volátil 230.481
Calcáreo . 1.097
gruesa ("> 43.509
997.711 Arena 583.444 fina 51.945
polvosa.. 487.990
ArciUa 145.766
1000.000
1000.000
(1) Esta tierra presenta color rojo ladrillo v contien» pedruzcos sumamente com-
paotOB.
(2) De donde se deduce que 1000 de tierra fina, seca, equivalen á 1038.430.
(3) Separados por tamices de 0.5 y 0,2 de milímetro.
Hnn. Soo. Aliste. Mézioo.
T. 26 (1907-1906)— 15.
112 F, F. VillaseSoe.
ANÁLISIS QUÍMICO.
1000 partes de tierra fina secada al aire, contienen:
Agua higroscópica 37.008.
Materias combustibles j volátiles 231.112 comprendiendo:
Ázoe orgánico 1.378
Ázoe amoniacal ,. 0.161
Ázoe nítrico 0.001
Ázoe total 1.540
Solubles en frío en HCl 214.800 comprendiendo:
Oxido de hierro y alumina ■- . 105.896
Cal -...,, 3.966
Magnesia 2.178
Sosa , 2,804
Potasa _ 0.233
Acido fosfórico „ . . . 0.540
Acido sulfúrico 1.043
Acido carbónico - 0.483
Acido silícico 0.640
Cloro 0.550
Insoluble en frío en HCl 517.080 comprendiendo: soluble
en HFI. 1000.000.
Oxido de hierro y aluminio 127.512
Cal 1.332
Magnesia - . 0.558
Sosa 4.912
Potasa ., 2.306
Acido fosfórico 0.093
Acido fosfórico soluble en citrato de amoníaco. . . . 0.043
RESUMEN.
ELEMENTOS ASIMILABLES
INMEDIATOS. ELEMENTOS DE KESEEVA.
Ázoe ] .540 Acido fosfórico 0.497
Acido fosfórico 0.043 Potasa 2,306
Potasa 0.233 Cal 1.332
Cal 3.966 Magnesia 0.558
Magaesia 2.178
Análisis de TiEsaAS abablbb.
113
PROCEDENCIA.
Estado de Jalisco.
Cantón 1° Guadalajara.
Municipalidad: Tonalá.
Pueblo Tololotlán.
Hacienda Cima C.
CARACTERES GENERALES.
Peso de un litro de tierra secada al
aire 1.02347.
Agua higroscópica 75.021 por' 1000.
Poder absorbente 484.075 por 1000.
Reacción: Neutra.
Espesor de la capa de tierra anali-
zada?
1000 de tierra seca = 1081.105 de
tierra húmeda.
ANÁLISIS FISlCO-QUIMICO.
Residuos que que-
daron sobre el ta-
miz de 5 mm.. . .
Residuos que que-
daron sobre el ta-
miz de 1 mm .- -.
Tierra fina
Materia orgánica y volátil 0.000
Calcáreo 0.000
0.000 Guijarros ........ . ^ 0.( 00
Meterla orgánica y volátil O 089
Calcáreo.,.,. 0.020
0.416 Grava _ ^. 0.307
Agua higroscópica*^' . . . . 35.615
Materia orgánica y volátil 87.713
Calcáreo 0.530
999.584 gruesa. 13.297
Arena'=" 448.707 fina. 64.168
polvosa. 371.239
Arcilla 427.022
1000.000
1000.000
(1) De donde se deduce que 1000 de tierra fina seca, equivalen á 1036.947.
2) Separadas por tamices de 0.5 y de 0.2 de milímetro.
114 r. F, VuxaseSoh,
ANÁLISIS químico.
1000 partes de tierra fina secada al aire, contienen:
Agua higroscópica 35.631.
Materias combustibles y volátiles 86.660, comprendiendo:
Ázoe orgánico 1.092
Ázoe amoniacal 0.150
Ázoe nítrico 0.018
Ázoe total 1.260
Soluble en frío en HCl 170.700, comprendiendo:
Oxido de hierro y alumina 10.850
Cal .„. ^ 0.676
Magnesia 0.071
Sosa 0.942
Potasa 0.126
Acido fosfórico'^' 0.026
Acido sulfúrico 0.064
Acido carbónico 0.233
Acido silícico .... . 0.326
Cloro •.. ■ 1.920
Insoluble en frío 707.009 no "comprendiendo ácido clorhí-
drico soluble en HFl.
Oxido de hierro y alumina. . . 56.030
Cal..... 1.821
Magnesia - .,,.... 0.194
Sosa ... 8.307
Potasa ... 0.442
Acido fosfórico - huellas.
EESUMEN.
ELEMENTOS ASIMILABLES
INMEDIATOS. ELEMENTOS DE EESEEVA.
Ázoe 1.260 Acido fosfórico 0.026
Acido fosfórico huellas. Potasa 0.442
Potasa 0.126 Cal 1.821
Cal 0.676 Magnesia 0.194
Magnesia 0.071
(1) Acido fosfórico soluble en citrato de amoníaco, huellas.
SooiÉTí ScntMnFiyDE "Antonio Álzate." Mémoieks, T. 26.
Geología química de los criaderos de azufre de Mapimí,
Estado de Durango.
POR EL INGENIEKO DE MXNAS
JUAN D. VILLARELLO, M. S. A.
La metalactología, ó sea la rama de la geología aplicada
que trata de los criaderos metalíferos, se encuentra actual-
mente en una época de verdadera evolución. Ahora, y en varias
partes del mundo, muchos sabios se dedican á la observación
detallada 5" á la interpretación juiciosa de los hechos observa-
dos en diversos criaderos metalíferos ; y á sus esfuerzos y de-
dicación es debido, sin duda, el rápido progreso alcanzado re-
cientemente, en esta rama tan importante de la geología apli-
cada. Antes eran muy pocas las teorías aceptadas para explicar
la formación de los criaderos metalíferos ; y aun cuando mu-
chas veces, la observación detallada de algunos criaderos in-
dicaba, que no eran aplicables á ellos las teorías genéticas
aceptadas como generales, los partidarios de cada una de es-
tas teorías, en su afán de sostenerlas siempre victoriosas, des-
preciaban los hechos contrarios á ellas, callaban las observa-
ciones desfavorables, é impedían así el progreso de esta rama
tan importante de la ciencia geológica. Pero al fin, llegó la
época de desechar las generalizaciones absolutas en asuntos
116 Joan D. Villaeello.
de geología aplicada; y ahora, cada caso que se presenta es
considerado como un problema local, que para resolverse ne-
cesita la observación concienzuda de los hechos locales, la in-
terpretación juiciosa y el estudio detenido de estos hechos,
para llegar, como conclusión, al conocimiento más aproximado
de la génesis de ese criadero. Singularizadas así las teorías
genéticas, ha podido llegarse á hacer el estudio pormenoriza-
do de la formación de los criaderos metalíferos;. se ha tratado
de distinguir las diferentes fases de su mineralización; y se ha
indicado la posibilidad de la emigración de las especies mine
rales primeramente depositadas en ellos, para concentrarse
después en determinadas zonas, diferenciándose así el relleno
de los referidos criaderos. Últimamente, la experimentación
sintética de la formación de los minerales, en condiciones de
temperatura y presión semejantes tal vez á las que existieron
durante su formación natural, ha proporcionado una base más
firme á las teorías genéticas de los criaderos metalíferos. Mu-
cho es lo que se publica actualmente sobre metalactología ;
muchos son los observadores científicos dedicados hoy á tan
interesante estudio ; y gracias al cambio mutuo de ideas entre
estos sabios, mediante la publicación activa de sus importan-
tes observaciones, llegará el día, tal vez no lejano, en que con
gran aproximación pueda indicarse la génesis de los criaderos
metalíferos, con todos sus múltiples detalles.
México, país hasta ahora principalmente minero, pues su
suelo casi todo se encuentra enriquecido con criaderos meta-
líferos de toda especie y de gran valor comercial, se encuentra
por lo tanto verdaderamente interesado en todo lo relativo á
la metalactología; y no ha permanecido inactivo en lo que á es-
te estudio se refiere, ni se ha limitado tan solo á seguir con
atención los progresos de esta rama de la ciencia; sino que
también, aunque no en gran escala hasta ahora, ha contribui-
do á ese progreso con muchas observaciones é interesantes
estudios. En efecto, hace varios años que el Instituto Geoló-
Los OaiADEBOS DB AZtJFBE DB MAPUIt. 117
gico Nacional está llevando á feliz término estudios encami-
nados al objeto indicado; y también, varios mexicanos inge-
nieros de minas han publicado estudios mineros de mucho
mérito. Todos los mexicanos ingenieros de minas, tanto los
que abnegados recorren estudiando las escabrosas y ricas se-
rranías que atraviesan á este país, como los que con verdadero
empeño procuran el éxito de las negociaciones mineras á su
pericia encomendadas, todos más ó menos poseen muy intere-
santes datos relativos á los criaderos metalíferos que han es-
tudiado, todos conocen la importancia que estos datos tienen
para el progreso de la ciencia, y para bien de la industria mi-
nera en el país ; pero por desgracia, somos pocos todavía los
que nos atrevemos á ])ublicar nuestros datos y nuestras ideas,
somos pocos los que nos decidimos á presentar nuestros pe-
queños trabajos á las Sociedades Científicas, solicitando la gra-
cia de que sean publicados, no porque los creamos académicos
y de gran valor, sino únicamente por saber que de este modo
contribuimos, con nuestros pobres datos, á una grande obra
que significa progreso para este país. Esto último explica por
qué dije antes que, hasta ahora, México ha contribuido en pe-
queña escala al progreso de la metalactología; pero creo, y fir-
memente lo espero, que en un porvenir muy próximo, mis apre-
ciables compañeros, abandonando la antigua costumbre de no
publicar sus informes mineros, nos darán á conocer todas sus
interesantes observaciones de los criaderos metalíferos que ha-
yan estudiado; así como, sus ideas relativas á la génesis de
esos criaderos. Entonces, reunidos en un Congreso Minero,
podremos discutir todas esas observaciones, todas esas ideas,
todos los hechos estudiados en los criaderos metalíferos de es-
te interesante país minero; y entonces podremos decir que,
hemos contribuido en gran escala al adelanto de una ciencia,
de la cual depende en mucha parte el mejor éxito de la indus-
tria minera en México.
La metalactología ha prestado siempre poderosa ayuda á
118 Juan D. Villaeello.
la industria minera, ha sido su única y verdadera guía, el fun-
damento único de la exploración razonada de los criaderos
metalíferos, y también la única garantía para el capital inver-
tido en esa industria Es cierto que no puede ser considerada
como la rama de una ciencia exacta; pero con la observación
atenta de los criaderos ya explorados; con la interpretación
juiciosa de los hechos generalmente observados en ellos, y con
la ayuda de otras ciencias, principalmente de la química, se
ha llegado á tener una idea bastante aproximada de la génesis
de los criaderos metalíferos.
Las teorías genéticas de los criaderos mencionados han
encontrado una base firme en que apoyarse, como dije ya, con
la experimentación sintética que en estos últimos tiempos se
está haciendo en los laboratorios de geofísica; y si antes la
química no fué un poderoso auxiliar para la metalactogenia,
se debió esto á que el geólogo no sabía química, y á que el quí-
mico no estudiaba geología. Las teorías químicas del geólogo
acostumbrado solo á la observación, estaban generalmente en
pugna con la experimentación; y las teorías geológico-quími-
cas del químico, acostumbrado á experimentar en su labora-
torio, estaban en oposición con los hechos observados en la
naturaleza.
Una teoría geológico-química para ser aceptable necesita:
estar de acuerdo con los principios de la química y estar fun-
dada en hechos geológicos ; de lo contrario, su impartancia es
muy secundaria y muy dudosa su utilidad industrial.
En las siguientes líneas me voy á ocupar en discutir, no
en criticar, las dos teorías geológico-químicas que han sido
propuestas para explicar la génesis de los criaderos de azufre
de Mapimí, en el Estado de Durango, é indicaré también una
nueva teoría. El objeto de este estudio no es hacer simple-
mente un ejercicio científico, sino llegar á una conclusión in-
dustrial. En efecto, si de este estudio pudiera concluirse cuál
teoría es la más aceptable para explicar la formación de esos
Loe CBIADEB08 DE AZnfRE DE ML^IUl. 119
criaderos, se podría predecir con grandes probabilidades; si el
azufre continúa en ellos á gran profundidad, ó si se encontra-
rá solamente en la parte superficial; y en el primer caso, si la
cantidad de este metaloide aumentará ó disminuirá oon el au-
mento de profundidad.
Me he decidido á hacer este estudio en vista de la impor-
tancia que tiene para México, el conocimiento de sus recursos
naturales para la fabricación del ácido sulfúrico, ácido que ca-
da día tiene mayores aplicaciones, que es indispensable para
muchas manufacturas, y que prestará en México poderosa ayu-
da á la agricultura; puesto que con él, cuando se obtenga á ba-
jo precio, podrán transformarse con economía los fosfatos tri-
cálcicos naturales encontrados ya en Tlalpujahua, del Estado
de Michoacán, y en Concepción del Oro y Mazapil, del Esta-
de de Zacatecas, en fosfato ácido de cal soluble en el agua,
compuesto que constituye la parte esencial de los superfosfa-
tos empleados como abono en )a agricultura.
Los criaderos de azufre de Mapimí ocupan una zona bas-
tante extensa, algunos han sido explotados ya hasta cierta pro-
fundidad, y en otros solo existen labrados mineros enteramen-
te superficiales. En vista de esto, y teniendo en cuenta los mo-
tivos antes indicados, creo que es interesante, y también
oportuno industrialmente hablando, ocuparse del estudio de
esos criaderos, sobre todo en lo relativo á su manera de for-
mación.
Para explicarla formación de los criaderos de azufre de
Mapimí, sólo he encontrado publicadas las dos teorías geoló-
gioo-químicas que voy á estudiar, comenzando por la más an-
tigua.
La primera teoría puede expresarse en los siguientes tér-
minos. La eyección de las rocas Ígneas terciarias de la región
vino acompañada de aguas termales, que circularon por las ca-
Mem. Soo. Álzate. Mézioo. T. 26 (1907-1908),— 16.
120 Juan D. Villabello.
lizas. Estas aguas termales cargadas de ácido sulfliídrico di-
solvieron á la caliza formando cavidades, las cuales se relle-
naron con el sulfato de cal, producido por la acción del ácido
sulfhídrico sobre el carbonato de cal. El sulfato de cal así for-
mado, fué descompuesto por la acción reductora de la mate-
ria orgánica contenida en las calizas, dando azufre, como re-
sultado de esta reducción. ^^'
La teoría anterior no es aceptable considerándola desde el
punto de vista químico, ni está de acuerdo tampoco con los he-
chos observados en los criaderos de azufre de Mapimí, por las
razones qne paso á mencionar.
En esta teoría no se hace mención del oxígeno, sino que
de acuerdo con ella, es el ácido sulfhídrico sólo el que al obrar
sobre el carbonato de cal produce sulfato de cal. Esta reacción
química no es exacta, pues el ácido sulfhídrico al obrar sobre
el carbonato de cal produce ácido carbónico, sulf hidrato de cal-
cio (OaS2H2) y agua. Esta reacción exotérmica está limitada
por la reacción inversa, ó sea, la descomposición del sulfhidra-
to de calcio por el ácido carbónico, con formación de carbona-
to de cal y ácido sufhídrico; y por lo tanto, las transformacio-
nes anteriores terminan por llegar á un límite, estableciéndo-
se un equilibrio químico entre las dos reacciones contrarias.
Como se ve, no se forma sulfato de cal por la acción del
ácido sulfhídrico sobre el carbonato de cal; pero aún hay más,
no se produce azufre al reducirse el sulfato de cal por la ma-
teria orgánica, sin la presencia del oxígeno, sino que se forma:
sulfuro de calcio y ácido carbónico. Esta reacción la estudié
ya en detalle, y está publicada en la memoria que titulé: Gé-
nesis de los yacimientos mercuriales de Palomas y Huitzuco,
en los Estados de Durango y Guerrero. '^'
Por otra parte, la teoría anterior, inaceptable desde el punto
1. Bol. Inst. Geol. de México. Núms. 4, 5 y 6, pág. 224.
2. Mem. Soo. Antonio Álzate. Tom. XIX. (1903), págs. 130 y 132.
Los CBIADBR08 PE AZUFBE DB HAPIMI. 121
de vista químico por las razones ya indicadas, está en contradic-
ción con los hechos observados en estos criaderos de azufre.
En efecto, si la formación del azufre hubiera dependido de la
acción reductora de la materia orgánica contenida en las cali-
zas al obrar sobre el sulfato de cal, la mayor cantidad de azu-
fre se encontraría en el contacto del sulfato de cal con la ca-
liza, que es la que contiene á la materia orgánica, es decir, se
encontraría en los "respaldos" del criadero, y no en la parte
central de este último. El sulfato de cal que estuviera en es-
ta parte central no podía ser reducido, por la materia orgáni-
ca de la caliza de los "respaldos," por no estar en contacto.
Pues bien, todo lo contrario es lo que se observa en esos cria-
deros: la parte del relleno que se encuentra junto á los "res-
paldos" está generalmente formada por yeso cristalizado; y en
la parte central de los criaderos ye encuentra la mayor canti-
dad de azufre, hasta quedar constituido el relleno en esta par-
te por azufre puro y critalizado.
Por desgracia, la teoría anterior no es aceptable para ex-
plicar la formación de los criaderos de azufre de Mapimí, en
vista de los motivos ya expuestos; y digo por desgracia, por-
que si fuera aceptable se podría asegurar, de acuerdo con ella,
la presencia del azufre en esos criaderos hasta la profundidad
de donde vinieron las aguas sulfhídricas, puesto que estas aguas
y la materia orgánica, que se encuentra en las rocas sedimen-
tarias de esa región á toda profundidad, son las únicas subs-
tancias que se hacen intervenir en la formación del relleno de
esos criaderos de azufre.
La segunda teoría geológico-química supone dos fases en
la formación de estos criaderos : se dice que durante la prime-
ra se formó el yeso y la siliza con azufre en polvo muy fino; y
que durante la segunda se depositó el azufre puro cristaliza-
122 JüAN D. VILLAEELLO.
do.'^' Como esta teoría está muy detallada, me ocuparé de ella
por partes, para no incurrir en muchas y canzadas repeticiones.
Durante la primera fase se supone la circulación por las
grietas del terreno de aguas termales conteniendo ácido sulf-
hídrico. Al penetrar estas aguas en las partes superiores de
la montaña se dice que: el ácido sulfhídrico se descompuso en
agua y azufre libre; el azufre en "statu nascendi" se oxidó in-
mediatamente y formó bióxido de azufre; y este bióxido se
combinó en parte con el oxígeno y el agua y formó ácido sul-
fúrico, bajo la presencia de la substancia orgánica contenida
en la caliza. Este ácido atacó inmediatamente á la roca de los
"respaldos," es decir, á la caliza que contiene cierta propor-
ción de silicatos y de siliza finamente distribuida, y de este
ataque resultó la formación del sulfato de cal y del ácido car-
bónico.
La oxidación del ácido sulfhídrico contenido en disolución
en las aguas, ni pasa por los estados intermedios, que indica
el autor de esta teoría, ni llega tampoco al estado final que él
menciona. En efecto, dice Wurtz que; la solución de ácido
sulfhídrico se altera al contacto del aire, el azufre se deposi-
ta, y pronto la solución contiene un poco de ácido sulfúrico; ^^'
es decir; que la mayor cantidad del azufre del ácido sulfhídri-
co se precipita, y sólo una pequeña cantidad se oxida hasta
transformarse en ácido sulfúrico. Este es el resultado que se
obtiene en los laboratorios, y es también el que se observa en
la naturaleza; pues las aguas sulfhídricas al salir por los ma-
nantiales, y ponerse en contacto con el aire, depositan azufre
en gran cantidad, y es muy pequeña la del ácido sulfúrico que
se forma por la oxidación de este azufre. Como se ve, es en-
teramente contrario el resultado al que se indica en la teoría
propuesta; y por lo mismo, ésta no explica porqué junto á los
1. Guide des excursions du Xe. Congrés Géologique International, Núm. XIX.
(1906), págB. 7 á 11.
2. Ad. Wurtz. Dictionnaire de CMmie. (1876). Tomo 2?, 2? Parte, pág. 1602.
Los CRIASBBOS DB AZUTBE DB MAPIMÍ. 123
"respaldos" del criadero se encuentra el yeso casi puro; pues
según ella debería encontrarse en este primer depósito mayor
cantidad de azufre que de yeso. Por otra parte, decir que el
bióxido de azufre se combina con el oxígeno y el agua para
formar ácido sulfúrico, en presencia de la materia orgánica con-
tenida en las calizas, es indicar una reacción química entera-
mente contraria á la verdadera. En efecto, es el ácido sulfú-
rico el que se reduce, por la acción de las materias orgánicas
carbonosas, con formación de bióxido de azufre, ácido carbó-
nico y agua. Esta reacción es empleada en la industria para
la fabricación del ácido sulfuroso, y es suficiente para obtener
este compuesto, calentar el ácido sulfúrico con la materia or-
gánica, en una vasija de barro ó de cristal. <^'
Continúa el autor de esta teoría diciendo que : una vez que
el ácido sulfúrico hubiera desaparecido por haberse combina-
do con la cal de la caliza, el ácido carbónico comenzó á com-
binarse con el carbonato de cal que existía en exceso, y lo pu-
so en disolución. 'La solución resultante debió disolver á su
vez la siliza y los silicatos de la caliza atacada.
La desaparición del ácido sulfúrico, que supone el autor
de esta teoría, no es explicable por la misma teoría; y los he-
chos observados en los criaderos de azufre de Mapimí son en-
teramente contrarios á esta suposición. En efecto, según la
teoría que estoy estudiando, las aguas sulfhídricas al penetrar
en las partes superiores de la montaña, y por la oxidación del
ácido sulfhídrico, se transformaron en aguas sulfúricas; pues
bien, esta transformación no ha de haberse verificado por com-
pleto sólo á determinada profundidad del criadero, sino en to-
do el trayecto ascensional de esas aguas desde el lugar en que
empezaron á encontrar aire, ó aguas aereadas que pudieran
oxidar al ácido sulfhídrico, hasta la superficie del terreno. En
toda esta zona de oxidación pudo transformarse el ácido sulf-
1. Wagner y L. Gautier. Chimie Industrielle. (1878). Tomo I, pags. 4G0 y 461.
Wurtz. L. c. pág. 1615.
124 Juan D. Villahbllo.
hídrico en sulfúrico, de acuerdo con la teoría que estudio. Pe-
ro esta transformación creo que debió ser más completa en las
cercanías de la superficie del terreno y no á la profundidad;
porque é medida que las aguas termales se acercaran más á
esta superficie, irían encontrando mayor cantidad de aire, y
por lo tanto la reacción propuesta podría alcanzar mayor ex-
tensión. Según esto, y como esas aguas termales ascendían
continuamente, el ácido sulfúrico se estaría formando también
continuamente en toda la zona de oxidación, hasta la superfi-
cie del terreno; y no desaparecería de esta zona en todo el tiem-
po en que la oxidación del ácido sulfhídrico se hiciera de acuer-
do con la reacción indicada. Pero suponiendo, sin conceder,
que hasta determinada profundidad concluyera por completo
la transformación del ácido sulfhídrico en sulfúrico, es decir :
que las aguas termales á la profundidad eran sulfhídricas, á me-
nor profundidad sulfúricas, que á este nivel desaparecía el áci-
do sulfúrico al atacar ala caliza transformándose en sulfato de
cal, y que desde esta última profundidad hasta la superficie del
terreno circularon sólo aguas carbónicas conteniendo carbona-
to de cal en disolución; entonces, estas aguas debieron depositar
en la parte superior de los criaderos carbonato de cal, calcita,
que debería encontrarse formando parte del relleno de esos
criaderos, en la zona superior de estos últimos. Pues bien, es-
to no se observa en la región de Mapimí, allí no se encuentra
la calcita formando parte del relleno de los criaderos de azu-
fre. Por otra parte debo decir que: el ácido silícico se disuel-
ve en el agua pura; ^^' y la siliza en el agua que contiene áci-
do carbónico, '^' aunque en esta solución no exista el carbona-
to de cal, compuesto este último que el autor de la teoría en
estudio parece que cree indispensable, para la disolución de la
siliza en aguas carbónicas.
1. Arthur M. Comey. Dictionary of chemical solubilities. (1896), pág. 360.
2. Id. Id. L. c. pág. 368.
Los CBIADBBOB DB AZDFBB DB MAPOIÍ. 125
Continúa la teoría en los siguientes términos : el resultado
fué entonces, una solución saturada de yeso y menos concen-
trada de siliza. Una vez efectuada la concentración de la so-
lución de yeso, éste debió precipitarse por el enfriamiento, la
evaporación de las aguas, y otras causas físicas. Así se expli-
ca porqué el primer depósito sobre las paredes de las grietas
se formó con yeso casi puro. Más tarde se produjo también la
saturación de la solución de siliza. y entonces se precipitó és-
ta mezclada con el yeso.
Como dije ya, esta teoría no explica en realidad, aunque
su autor diga que sí, porqué el primer depósito sobre las pare-
des de las grietas está formado generalmente, en esos criade-
ros, de yeso casi puro; pues al oxidarse el ácido sulfhídrico con-
tenido en una solución, la mayor parte del azufre se precipita,
y por lo tanto este azufre debería encontrarse mezclado con el
yeso, desde el primer depósito formado sobre las paredes de
las grietas. Por otra parte, cuando las aguas que contienen si-
liza en disolución circulan por las grietas de las rocas, al dis-
minuir la temperatura ó la presión, depositan en esas grietas
siliza cristalizada ó en forma de calcedonia; ^^^ pues bien, en
los criaderos de azufre de Mapimí no se encuentran venas de
cuarzo ó de calcedonia, dentro del relleno de los referidos cria-
deros.
Continúa el autor de la teoría que estudio diciendo : estos
depósitos formaron sobre los "respaldos" del criadero una cu-
bierta casi impermeable, de suerte que la materia orgánica con-
tenida en las calizas no pudo ser arrastrada ya por la solución.
Esta ciicunstanoia, y la diminución de oxígeno en el aire de
las grietas, fueron la causa de que el ácido sulfhídrico no se
oxidara sino hasta el grado de formar azufre libre y agua. El
azufre debió precipitarse en forma de polvo fino en los depó-
sitos anteriores, formados por yeso y siliza, y los cuales se en-
contraban impregnados por el agua que contenía al ácido sulf-
1. S. Meanier . Les Méthodes de Svnthése en Minéralogie, Paris. [1891], pág. 31.
126 J0AN D. ViLLABKIXO.
hídrico. Aquí concluye, según esta teoría, la primera fase de
la formación de los criaderos de azufre de Mapimí.
Respecto á lo anterior debo decir en primer lugar: que en
esta teoría se ha cambiado por completo el papel que pudo ha-
ber desempeñado la materia orgánica contenida en las calizas;
pues como dije antes, la materia orgánica no facilita la forma-
ción del ácido sulfúrico, sino que por el contrario, la impide;
y por lo tanto, la ausencia de la referida materia orgánica no
podía ser circunstancia favorable para que no se produjera el
ácido mencionado. Además, suponer que disminuía la canti-
dad de oxígeno contenido en las grietas de la caliza, cuando
terminaba esta primera parte de la formación de los criaderos,
parece contrario á lo que en realidad pudo haber sucedido. En
efecto, el aire debió tropezar sin duda con mayor dificultad pa-
ra descender, por las grietas de la caliza, cuando comenzó la
formación de los criaderos, que cuando terminaba la primera
fase de esa formación. Al principio, la circulación de las su-
puestas aguas termales fué mucho más activa que al finalizar
esta primera fase; pues, como se verá luego, esta teoría supo-
ne que las referidas aguas desaparecieron por completo al co-
menzar la segunda fase de la formación de los criaderos. Se-
gús esto, si disminuyó la actividad en la circulación ascenden-
te de las aguas por las grietas, el aire pudo descender entonces
con menor dificultad; y por lo tauto, hubo mayor cantidad de
oxígeno en estas grietas al finalizar la primera fase de la for-
mación, y no al comenzar esta última. Délo anterior se dedu-
ce: que el azufre pudo depositarse en mayor cantidad al comen-
zar, y no al finalizar esta primera fase; y que el ácido sulfúrico
pudo haberse forniado en mayor cantidad al fin, y no al prin-
cipio de la misma fase. Todo esto es enteramente contrario á
lo que se propone explicar la teoría de que me ocupo.
Antes de seguir adelante debo decir que : si los criaderos
de azufre de Mapimí se hubieran formado por la circulación
de aguas termales conteniendo ácido sulfhídrico, las reaccio-
Los CBIADEK08 DE AZÜFHB DE MAPIMÍ . 127
nes químicas habrían sido mucho más complicadas, de lo que
supone el autor de la teoría que estoy estudiando; pues como
dije antes, el ácido sulfhídrico al atacar al carbonato de cal
produce sulfhidrato de calcio, y este compuesto entra en varias
reacciones, de las cuales no me ocuparé ahora, porque su es-
tudio detallado se encuentra en mi memoria titulada: "Géne-
sis de los yacimientos mercuriales de Palomas y Huitzuco."'"
Solamente agregaré que: como el sulfhidrato de calcio disuel-
ve al azufre transformándose en polisulfuro de calcio; y que
estos polisulf uros, al oxidarse producen azufre; este metaloi-
de tendería á emigrar de la profundidad hacia la superficie del
terreno, y se concentraría en zonas cercanas de esta superficie.
Continúa el autor de la teoría que estudio diciendo : Se en-
cuentra frecuentemente en el centro del criadero, azufre puro
criptocristalino ó cristalizado. Este azufre no puede precipi-
tarse de soluciones; y no puede formarse sino por sublimación,
ó por la descomposición del ácido sulfhídrico y del bióxido de
azufre que se escapaban en forma de gas.
Acerca de lo anterior diré: que no es exacto que el azufre
precipitado de soluciones no pueda cristalizar; pues el preci-
pitado lechoso de azufre amorfo que se produce por la acción
de los ácidos diluidos sobre las soluciones Je polisulfuros alca-
linos ó alcalino-terrosos, se reúne primero en granos, y con el
tiempo cristaliza. '^' Esto que se observa en los laboratorios se
produce también en la naturaleza, y puedo citar el siguiente
caso. En las canteras de Woolmith, del condado Monroe, en
la península de Michigan, brota agua que contiene ácido sulf-
hídrico; y esta agua deposita un precipitado, blanco pulveru-
lento, de azufre que resulta de la oxidación del ácido sulfhí-
drico en solución. Este precipitado adquieie con el tiempo el
1. Mem. Soc. Antonio Álzate. Tomo XIX. (1903), paga. 113 á 130.
3. "Wurtz. L. e. pág. 1600.
Mem. Soc.Alzate, México. T. 26 (1907-1908)— 17.
128 Juan D. Villaeéllo.
color amarillo, y pasa gradualmente de pulverulente á crista-
lino. (1)
Concluye la teoría que he estudiado, con los siguientes tér-
minos. Suponiendo que la cantidad de agua hubiera disminuí-
do, hasta desaparecer por fin completamente, en tanto que con-
tinuaban las exhalaciones de ácido sulfhídrico, se puede ex-
plicar fácilmente la formación del azufre cristalizado de la si-
guiente manera. El ácido sulfhídrico en la zona de oxidación
encuentra al oxígeno, y se forma agua y azufre libre. El azufre
en el "statu nascendi" se combina de nuevo con el oxígeno pa-
ra formar bióxido de azufre; y éste, al ponerse en contacto con
el ácido sulfhídrico, forma otra vez agua y azufre libre. Este
azufre se deposita poco á poco en los '^respaldos," formando ca-
pas y también cristales.
Las;reacciones anteriores, que aisladamente y en determi-
nadas circunstancias son exactas, ligadas como se encuentran
en esta teoría, representando estados intermedios de una reac-
ción química que llega á un estado final, idéntico á uno de sus
estados intermedios, sólo pueden considerarse como un juego
de imaginación, para hacer aparecer el bióxido de azufre obran-
do sobre el ácido sufhídrico; reacción ésta que, según el autor
de la teoría, es la única que puede producir azufre cristaliza-
do. Pero, ahora pregunto yo: ¿qué al formarse el azufre como
resultado de esta última reacción no se encuentra en "statu
nascendi?" Seguramente que sí; pues entonces: ¿porqué este
azufre no se oxidó transformándose en bióxido, como el que
resultó de la oxidación del ácido sufhídrico, cuando este áci-
do se transformó en agua y azufre libre? Por otra parte, si el
agua había desaparecido completamente en esta segunda fase
de la formación del criadero, como lo supone la teoría, y los
gases bióxido de azufre y ácido sufhídrico estaban secos, en-
1. W. H. Slierzer. Geological Eeport on Monroe County, Michigan. G-eol. Surv. of
Michigan. Tomo Vn. (1900), págs. 80, 212 y 213.
Los CBlADEBOS DB AZDVKE DB MAPUÍ. 129
tonces no hubo reacción química entre estos compuestos; '''y
por lo tanto, no hubo formación de azufre.
Por todas las razones anteriores, se puede concluir con fun-
damento que: esta segunda teoría tampoco es aceptable con-
siderándola desde el punto de vista químico; y que está en con-
tradicción con los hechos observados en los criaderos de azufre
de Mapimí, hechos que se propuso explicar detalladamente, pe-
ro que por desgracia no pudo conseguirlo.
De acuerdo con esta teoría, el azufre se enconti*ará sola- .
mente en la zona de oxidación de esos criaderos, es decir, que
el referido metaloide desaparecerá á una profundidad relativa-
mente pequeña; y según dice su autor, los criaderos de azufre
de Mapimí se irán empobreciendo á medida que aumente la
profundidad.
El anterior resultado industrial es completamente contra-
rio al que se deduce vle la primera teoría geológico-química,
que estudió antes; y ea vista de esta diversidad de resultados
industriales, he creído conveniente indicar una nueva teoría,
como resultado délas observaciones personales que he hecho
en esos criaderos de azufre, en diversas ocasiones. Conocida
esta nueva teoría, el lector i)odrá elegir la que á su juicio pa-
rezca mejor fundada.
Los hechos geológicos que servirán de fundamento á la
teoría que voy á indicar son los que he observado, tanto en las
sierras de Banderas y la Campana, como en el Puerto del Ja-
boncillo, lugares todos en los cuales se encuentran criaderos
de azufre, y que están comprendidos en el Partido de Mapimí
del Estado de Durango.
1. "Wurtz. L. c. pág. 1603.
130 Joan D. Villabbllo.
Los hechos anteriores en su parte substancial son los si-
guientes. Todos los criaderos mencionados son de forma muy
irregular; pues á veces son venillas angostas, paralelas ó entre-
cortadas, de rumbo variable, y otras veces tienen la forma de
grandes bolsas. Todos estos criaderos "arman" en calizas me-
socretácicas, las cuales se hallan en bancos gruesos, de color
gris azulado. Las calizas contienen materia orgánica, siliza y
silicatos diseminados en su masa y tienen un rumbo medio
Norte-Poniente. Las superficies de separación entre los cria-
deros y la caliza de los ''respaldos," no son planas y bien defi-
nidas, sino rugosas y muy irregulares. El relleno está consti-
tuido por yeso, siliza blanca, pulverulenta ó gelatinosa y azu-
fre libre. No se encuentran en este relleno: la calcita, la ara-
gonita, la anhidrita ó karstenita, ni hay hilos ó venillas de
cuarzo ó calcedonia, ni se encuentra tampoco ningún sulfuro
metálico. La estructura del relleno no es brechosa simple ni
compuesta, no es en peine, ni en bandas planas ó concéntricas
bien definidas, sino que pasan estas insenciblemente de una á
otra. Las bandas están formadas generalmente por yeso casi
puro, y á veces cristalizado, junto á las calizas que forman los
"respaldos;" después se encuentra el yeso, generalmente pul-
verulento con siliza y azufre, aumentando en esta mezcla las
cantidades de siliza y azufre á medida que se halla más cerca
del centro del criadero; y en esta parte central se encuentra
azufre criptocristalino y cristalizado. Aparece también el azu-
fre irregularmente distribuido en diversas partes del relleno,
sobre todo en las cavidades que se encuentran en este relleno.
La "potencia" de las bandas simétricas anteriores es muy irre-
gular, no solo porque varía mucho como dije antes el ancho
total del criadero, sino porque no todas están igualmente des-
arrolladas en todos los lugares del mismo criadero. En cambio
en lo que se observa más constancia, es en la diminución de
las cantidades de siliza y azufre mezcladas al yeso, á medida
que esta mezcla se encuentra más cerca de los "respaldos" del
Loe CBIADBR08 DE IZDFBE DB MAPUUf. 131
criadero. La caliza en estos "respaldos" no ha sufrido el me-
tamorfismo conocido con el nombre de marmorosis; pero se
encuentra en ella sulfato básico de alumina en los lugares cer-
canos del criadero. El relleno de estos criaderos está consti-
tuido principalmente por el yeso, y el azufre se encuentra re-
lativamente en mucha menor cantidad. En los lugares en que
se cruzan varias vetillas la estructura del relleno, en bandas
mal definidas, se complica algo más.
Es indudable que los criaderos de azufre de Mapimí son
epigenéticos, es decir, que se formaron posteriormente á la ro-
ca de los "respaldos," puesto que cortan á los estratos de ca-
liza. También puede decirse: que fué baja relativamente la
temperatura á que se formaron esos criaderos ; pues la roca
de los "respaldos" no presenta metamorfismo alguno debido,
ni á la acción del calor solamente, ni á la acción de vapores á
elevada temperatura. La sulfatación que experimentó la cali-
za transformándose en yeso no exije elevada temperatura, si-
no que puede verificarse á la temperatura ambiente. ''^ Por
otra parte, la elevación de temperatura produce siempre una
tendencia á la deshidratación,^^' y en los criaderos de azufre
de Mapimí no se encuentra la karstenita ó anhydrita. Por úl-
timo, la ausencia de la aragonita indica la baja temperatura á
la oual se formaron esos criaderos. *^'
En vista de los hechos geológicos anteriores creo : que los
criaderos de azufre de Mapimí se formaron más bien por un
procedimiento neumatogénico que hidratogénico, es decir, que
más bien fueron formados por la acción de vapores calientes
de agua ó hidrógeno sulfurado (ácido sulfnídrico), que por
aguas termales sulfurosas. Esos vapores, en relación genética
con la eyección de andesitas de esa región, se escaparon por
(1) A. Daubróe. Les Eaux souterraines á l'époque actuelle. París. (1887) pag. 69.
(2) S. Meunier. L. c. pag. 256.
(3) L. Baldacci e Mazzetti, Nota sulla serie del terreni nella Regione solüfera di
Sioilia. Boíl R. Comitato Geol. d'Italia. Tomo XI. (1880) pag. 18.
132 JUAN D. VlLIAEELLO.
fracturas exokinéticas y de presión, sulfataron y silicificaron
á la caliza de los "respaldos," y originaron también la forma-
ción del azufre. Este metaloide se depositó principalmente en
las cercanías de las fracturas mencionadass, ó sea, en la par-
te central de la masa de yeso formado por la sulfatación de la
caliza en los dos ''respaldos" de las referidas fracturas.
El estudio de la asociación de los minerales que constitu-
yen el relleno de un criadero, es el procedimiento más acerta-
do para conocer con bastante aproximación cual fué el méto-
do elegido por la naturaleza éntrelos diversos procedimientos
para la formación de un criadero. Ese estudio en el presente
caso, autoriza á decir que los criaderos de azufre de Mapimí
se formaron por la acción del vapor de agua conteniendo hi-
drógeno sulfurado. En efecto, no se encuentra en el relleno de
esos criaderos ningún sulfuro metálico, compuestos que pudie-
ron haber estado disueltos en las aguas termales mineralizan-
tes, si estas hubieran circulado por las grietas de las calizas
en las cuales se formaron los criaderos de azufre ; sulf uros me-
tálicos que se habrían depositado en los mismos criaderos, co-
mo se les encuentra en los muchos criaderos metalíferos de
esa región. Además, no se hallan en ninguna parte del relle-
no incrustaciones, formando bandas planas ó concéntricas, ni
cristales desarrollados normalmente á los "respaldos" de los
criaderos de azufre, estructura que es la característica de los
depósitos formados por la acción de soluciones termominera-
les que han rellenado cavidades preexistentes. No se encuen-
tra una separación perfecta entre el relleno del criadero y la
roca de los "resp *dos," ni se encuentra la caliza en estos úl-
timos con la corrosión característica que presenta esa roca
cuando ha sido sometida á la acción lixiviadora de algún líqui-
do. En las cavidades que existen dentro del relleno de estos
criaderos no se enouentran las incrustaciones de cuarzo ó cal-
cedonia que forman las aguas termales, ni se hallan estos mi-
nerales formando hilos ó venas dentro del relleno, sino que la
Los CRIADEROS DB AZDFRS DB UAPIHl. 133
siliza se encuentra en estos criaderos pulverulenta ó gelatino-
sa y de color blanco. Por último, la presencia del sulfato bási-
co de alumina'" en las partes de la caliza que se hallan cerca
de los criaderos de azufre, compuesto que no se encuentra en
el resto de la roca mencionada, es una prueba clara de que esos
criaderos no fueron formados por la acción do aguas acidas.
En efecto, el referido sulfato de alumina es muy soluble en
los ácidos minerales diluidos y aun en frío ; <"' y por lo tanto,
las aguas acidas en su circulación ascendente no depositarían
sino que disolverían al referido compuesto, para llevarlo has-
ta la superficie del terreno.
Las razones anteriores me parecen suficientes para fun-
dar la opinión de que: los criaderos de azufre de Mapimí no
fueron formados por la acción de aguas termominerales, sino
por vapores calientes de agua é hidrógeno sulfurado (ácido
sulfhídrico). Aceptado esto último, paso á indicar la parte quí-
mica del procedimiento de formación de los referidos cria-
deros.
El hidrógeno sulfurado, gaseoso y húmedo, en contacto
con el oxígeno del aire se oxida, y produce compuestos diver-
sos según sean las proporciones relativas de los dos gases, y
la temperatura á la cual se verifica la reacción. En el presen-
te caso debe considerarse al hidrógeno sulfurado siempre en
exceso y en maycr cantidad que el vapor de agua; al oxígeno
aumentando en cantidad de la parte profunda de las grietas
hacia la superficie del terreno; y la temperatura un poco su-
perior á 100°c.
En las condiciones anteriores, el hidrógeno sulfurado ga-
(1) Calcinando la caliza que se encuentra junto á los criaderos de azufre de Mapimí
y tratando por agua el producto calcinado, se obtiene una solución que da las reacciones
químicas de la alumina y del ácido sulfúrico. La experimentación anterior se hizo con
caliza de las minas de azufre de la sierra de Banderas perteneciente á Majñmí.
(2) Arthur M. Comey. L. c. pag. 411.
134
JüAN D. ViLLAEELLO.
seoso y húmedo, en su movimiento ascendente por las grietas
de la caliza, llegó á ponerse en contacto con el aire; y enton-
ces, se oxidó en parte produciendo ácido sulfúrico, de acuerdo
con la siguiente reacción:
(1) n H2S+4 0=H2S 04-f-(n-l) H^S
que desprende 4- 188.4 caloñas,'^' como se vo por el siguiente
cálculo :
Estado micial.
2H4-S = H2S gas, des-
arrolla +4.6C.
Estado final.
2Hi-S4-40=H2S04
líquido, desarrolla + 1 93C.
Diferencia: +193.0— 4.6= -|-188.4
Esta reacción exotérmica se verifica aun en frió con los
gases húmedos; pero su velocidad es mucho mayor á tempe-
ratura poco elevada.*^*
El ácido sulfúrico, formado según la reacción anterior^
atacó desde luego á la caliza de los "respaldos" de las grietas,
y produjo: sulfato de cal, ácido carbónico y agua:
(2) H2S 04-f Ca C03=Ca S O4+C O2+H2O
(1) La unidad de medida aceptada en este estudio es la gran caloría, y los datos
ténnicos están tomados de Berthelot, Essai de Mécanique chimique fondee sur la Ter-
mochimie. Paris. 1879. Tomo I.
(2) "Wurtz. L. c. pag. 1,603.
Los CRIADKHOB DE AZUKUK UK MAPIMI. 135
reacción exotérmica que desarrolla+13 calorías, de acuerdo
con el siguiente cálculo:
Estado inicial.
2H+S+4 O^HaS O4 líquido, desprende: + 193 calorías.
Ca-fC-}-3 0=CaC03 sólido, „ + 269.2 „
8uma= H- 462.2 „
Estado final.
CaH-S-l-4 0=Ca S O4 sólido, desarrolla: 320 calorías.
C+2 0=C02gas; „ 97
2H+0=H20 gas, „ 58.2 „
Suma 475.2 ,,
Diferencia: 475.2— 462.2= +13.0 calorías.
Por la acción química anterior, que se verifica aun en frío,
la caliza se transformó en yeso. Esta yesificación se fué pro-
pagando: de las grietas por donde circuló el vapor húmedo de
hidrógeno sulfurado, hacia el interior de los dos "respaldos"
de las mismas grietas.
Por otra parte, como las calizas de Mapimí contienen ma-
teria orgánica, el ácido sulfúrico caliente, al atacar á la caliza
atacó también á la materia orgánica contenida en olla, y se for-
mó bióxido de azufre, agua y ácido carbónico. ''' El bióxido de
azufre húmedo, que resultó de la acción química anterior, se
(1) Wurtz. L. c. pag. 1,615.
Mem. Soc. Álzate. México. T. 26 (1907-1908),— 18.
136 Juan D. Villaheixo.
transformó en agua y azufre libre, al ponerse en contacto con
el hidrógeno sulfurado gaseoso que penetraba por los "respal-
dos" de las grietas junto con el ácido sulfúrico. Esta última
reacción se verifica aun á la temperatura ordinaria, cuando es-
tán húmedos los gases mencionados. Las reacciones anterio-
res pueden representarse como sigue:
Estado inicial. Estado intermedio.,
2 H2S 04-í-C=2 S 02+2 H2O+CO2
Estado final.
4H2S=4H20+6S
ó sea:
(3) 2H2S04+C4-4H2S=6H20+C02+6S
reacción exotérmica que desarrolla + 41.8 calorías, según el
siguiente cálculo:
Estado inicial.
2(2H+S+4 0) = 2H2S04líquido,
desprende : 2 X 193 = +386.0 Calorías
4(2H+S)=4H2Sgas „ 4 X 4.6=+ 18.4
Suma =+404.4 „
Los CBUDBBOS DB AZOrB£ OB MAPUÜ. 137
-J--3- C— „1
donde cireuJaDan ios vaj^uxc^ ^ ,
formado según las reacciones anteriores, debió ser en mayor
abundancia relativa. En efecto, al penetrar el ácido sulfúrico
en la caliza de los "respaldos" de las grietas, se alejaba late-
ralmente de estas últimas; y por lo mismo, se iba enfriando
lentamente. Al enfriarse, podía seguir transformando el yeso
á la caliza, porque esta reaccióu se verifica aún en frío; pero
no atacaría ya á la materia orgánica, reduciéndose á bióxido
de azufre; '^' y por lo mismo, no se depositaría azufre en los
lugares á donde llegara frío el referido ácido sulfúrico. Esto
explica claramente porqué se observa en los criaderos de azu-
fre de Mapimí mayor cantidad de este metaloide en el yeso
que se encuentra en la parte central del criadero; cantidad de
azufre que va disminuyendo hacia los "respaldos," hasta en-
contrarse en éstos, generalmente, el yeso casi puro, es decir,
1. Wurtz. L. c. p&g. 1615.
136 Juan D. Villaebixo.
transformó en agua y azufre libre, al ponerse en contacto con
el hidrógeno sulfurado gaseoso que penetraba por los "respal-
.dQSÍ^jdfí._la&-fiaáata«-J.uadLQ_-«r>- -l >;^:j^— ir-^i-i jm-j — ^-^
Erratas notables.
En la pág. 136 las fórmulas relativas á los estados inicia
intermedio y final, deben ser substituidas por las siguientes
Estado inicial. Estado intermedio.
2 HaS 04+0=2 S O2+2 H2O+O O2
+
4H2S=4H20+6S
Estado ñnal.
reacción exotérmica que desarrolla + 41.8 calorías, según el
siguiente cálculo:
Estado inicial.
2(2H+S+4 0) = 2H2S04líquido,
desprende : 2 X 193 = + 386.0 Oalorías
4(2H+S)=4H2Sgas „ 4x 4.6=-f 18.4
Suma =+404.4
Los OBUDBBOS DB AZOVBK DE MaPIMÍ. 137
Estado fínaJ.
6 [2H+0) = 6H0O gas, desprende: 6X58.2 = +349.2 caloñas.
C + 2 0 = C02gas, „ +97.0 „
Suma +446.2
Diferencia: +446.2—404.4= +41.8 caloñas.
La cantidad de azufre formado por las reacciones anteño-
res debió ser pequeña, porque es también pequeña relativa-
mente la cantidad de materia orgánica contenida en las calizas
de Mapimí; pero como esas reacciones se verificaron dentro
de la caliza, el azufre debió depositarse íntimamente mezcla-
do con el yeso. Además, en las cercanías de las grietas por
donde circulaban los vapores calientes, el depósito de azufre,
formado según las reacciones anteriores, debió ser en mayor
abundancia relativa. En efecto, al penetrar el ácido sulfúrico
en la caliza de los "respaldos" de las grietas, se alejaba late-
ralmente de estas últimas; y por lo mismo, se iba enfriando
lentamente. Al enfriarse, podía seguir transformando el yeso
á la caliza, porque esta reacción se verifica aún en frío; pero
no atacaría ya á la materia orgánica, reduciéndose á bióxido
de azufre; *^' y por lo mismo, no se depositaría azufre en los
lugares á donde llegara frío el referido ácido sulfúrico. Esto
explica claramente porqué se observa en los criaderos de azu-
fre de Mapimí mayor cantidad de este metaloide en el yeso
que se encuentra en la parte central del criader.o; cantidad de
azufre que va disminuyendo hacia los "respaldos," hasta en-
contrarse en éstos, generalmente, el yeso casi puro, es decir,
1. Wurtz. L. c. pág. 1615.
238 Juan D. Villabeiío.
sin azufre y con pequeña cantidad de siliza. En la parte cen-
tral del cHadero el yeso se encuentra pulverulento, porque es-
tuvo siempre en contacto con los vapores sulfurosos. ^^' En
cambio, en las cercanías de los "respaldos" el yeso se formó
por la acción del ácido sulfúrico líquido y frío; y en presencia
del agua líquida, que resultó de la condensación de su vapor
al enfriarse, por haberse alejado lateralmente del trayecto que
seguían los vapores calientes. En estas condiciones el yeso
pudo cristalizar, como se le encuentra en los "respaldos" del
criadero, porque no estuvo en contacto constante con los va-
pores sulfurosos, ni con aguas en circulación. '^'
Por otra parte, como las calizas de Mapimí contienen di-
seminada en su masa cierta cantidad de siliza, y como el áci-
do sulfúrico no ataca á esta substancia, la siliza pulverulenta
quedó diseminada en el yeso y simplemente mezclada con él.
Además, es bien sabido que el vapor de agua tiene la propie-
dad de disolver á la siliza para depositarla después, cuando se
enfría ese vapor. Esta propiedad, en el caso de que me ocu-
po, permitió tal vez la emigración de la siliza de la profundi-
dad hacia la superficie del terreno; y la silicificación del yeso
y la caliza, situados en los "respaldos" de las grietas por las
cuales circularon los vapores calientes. Estos vapores, á la
profundidad, pudieron disolver á la siliza pulverulenta que se
hallaba mezclada al yeso; y más arriba, al penetrar por la ro-
ca de los "respaldos," la depositaron al estado gelatinoso. Co-
mo estos vapores en su trayecto lateral por los "respaldos" de
las grietas se fueron enfriando y condensando poco á poco, á
medida que se alejaban de estas últimas, la siliza debió depo-
sitarse de preferencia en las cercanías de esas grietas. Así se
explica porqué U cantidad de siliza contenida eu el yeso de
1. M. Cussy. Qaelques notes relatives au sel marin et aux mines de soufre en Sici-
le. BvM. Soc. Géol. de Franee. 2? Serie, Tomo IV, pág. 257.
2. S. Meunier. L. c pág. 24.
LOgl^IADBROS DB AZUFRE DK MAPIUI. 139
estos criaderos, va disminuyendo: de la parte central hacia
los "respaldos" de los mismos criaderos.
Por último, como las calizas de Mapimí contienen arcilla,
aunque en pequeña cantidad, al atacar á la caliza, el ácido sul-
fúrico caliente atacó también á la arcilla, y se formó sulfato
de alumina. Este sulfato disuelto en el ácido sulfúrico siguió
el trayecto lateral de este último; y al llegar á los "respaldos"
del criadero, en donde el ácido sulfúrico libre acabó por desa-
parecer transformándose totalmente en yeso, el sulfato bási-
co de alumina se depositó, impregnando á la caliza, en las cer-
canías de su contacto con el criadero. De esta manera queda
explicada la presencia del sulfato básico de alumina, alunita,
que se encuentra en la parte de la caliza cercana de los cria-
deros de azufre de Mapimí.
Al transformarse la caliza en yeso debieron obstruirse, en
parte ó totalmente, las grietas por las cuales circularon los va-
pores calientes de agua é hidrógeno sulfurado, tín efecto, de
acuerdo con un principio bien conocido: el volumen del com-
puesto original es al volumen del compuesto producido, en ra-
zón directa de sus pesos moleculares, y en razón inversa de
sus pesos específicos. Según esto, llamando V y V' respecti-
vamente, al volumen de la caliza atacada y al del yeso produ-
cido por ese ataque, la proporción será: '''
y . y, . . 99.31 170.87
2.71 ■ 2.32
y por consiguiente :
y,_17a87x2JLv-198V
~ 99.31X2.32 "-'-^^
1. C. R. Tan Hise. A Treatise on Metamorphism. XLVII Mnnograplt. U. S. Geol.
Surv. (1904). pags. 196 y 197.
140 Juan D. Vdllaebllo.
es decir, que un metro cúbico de caliza al transformarse en
yeso ocupa dos metros cúbicos. *^' Este aumento de volumen
debió ocasionar: hendeduras en el yeso; y también, convexida-
des en los "respaldos," <^' las cuales obstruyeron á las grietas,
total ó parcialmente, durante esta fase de la formación de los
criaderos de azufre de Mapimí, fase que llamaré: de la sulfa-
tación '^' de las calizas que formaban los "respaldos" de las
grietas, por donde circularon los vapores calientes de agua é
hidrógeno sulfurado.
La formación progresiva del sulfato de cal fué impidien-
do, poco á poco, el contacto directo entre la caliza y el ácido
sulfúrico, que sin interrupción continuaba formándose por la
oxidación del hidrógeno sulfurado gaseoso, de acuerdo con la
reacción ( 1 ). Entonces, no pudiendo ya el ácido sulfúrico ata-
car á la caliza, por falta de contacto directo, debió obrar sobre
el hidrógeno sulfurado que existía en exceso, reacción quími-
ca por la cual se produce: agua, bióxido de azufre y azufre li-
bre. '*' El bióxido de azufre húmedo y en contacto con un ex-
ceso de hidrógeno sulfurado, se transformó desde luego en
agua y azufre libre. Las reacciones químicas anteriores pue-
den representarse como sigue:
Estado inicial. Estado intermedio.
H^S O4-I-H2S = 2 H2O+S Oa-fS
Estado final.
2H2S = 2H20+3S
ó sea:
(4) H2S O4+3 H2S=4 H^O-f 4S
1. Bull. Soc. Géol. de France. 2? Serie, Tomo IV, p4g. 848.
2. H. Coquand. L. c. pág. 115.
3. C. R. Van Hise. L. c. pág. 205.
i. Wurtz. L. c. pág. 1603;
L&8 CBlADEBOS DE AZDTÍB DE MAPIUI 141
reacción química que desarrolla :-|- 26 calorías, como so ve por
el siguiente cálculo:
Estado iniciaL
2H-f S-f-40 = H2S O4 liquido, despreode: + 193 Calorías
3 (2H+S)=3 H2S gas „ 3x4.6=+ 13.8 „
!Suma=+ 206.8 „
Estado final.
4 (2H+0)= 4H2O gas, desprende: 4X58.2 = +232.8 calorías.
Diferencia.
F.sf,aHnfinal—Est,a(íoÍTiicial=-l-2.S2-8— 206.8=4-26.0 calorías.
En la pág. 140 las fórmulas relativas á los estados inicial,
intermedio y final, deben ser substituidas por las siguientes:
Estado inicial. Estado intermedio.
H2S O4+H2S = 2 H2O+ S 0,+ S
+
2H2S = 2H20-I-3S
Estado final,
dad, de la parte central para Tos "T-espaiaos" aei cnaunro, «u
donde por lo general el yeso no contiene azufre.
La cristalización del azufre se verifica siempre al aire libre
ó en cavidades subterráneas que estén en comunicación con
140 Juan D. Tillabello.
es decir, que un metro cúbico de caliza al transformarse en
yeso ocupa dos metros cúbicos. '^' Este aumento de volumen
debió ocasionar: hendeduras en el yeso; y también, convexida-
des en los "respaldos," '^^ las cuales obstruyeron á las grietas,
total ó parcialmente, durante esta fase de la formación de los
criaderos de azufre de Mapimí, fase que llamaré: de la sulfa-
tación '^' de las calizas que formaban los "respaldos" de las
grietas, por donde circularon los vapores calientes de agua é
hidrógeno sulfurado.
La formación progresiva del sulfato de cal fué impidien-
do, poco á poco, el contacto directo entre la caliza y el ácido
sulfúrico, que sin interrupción continuaba formándose por la
oxidación del hidrógeno sulfurado gaseoso, de acuerdo con la
reacción (1). Entonces, no pudiendo ya el ácido sulfúrico ata-
car á la caliza, por falta de contacto directo, debió obrar sobre
el hidrógeno sulfurado que existía en exceso, reacción quími-
ca por la cual se produce : agua, bióxido de azufre y azufre li-
bre. '*' El bióxido de azufre húmedo y en contacto con un ex-
ceso de hidrógeno sulfurado, se transformó desde luego en
SLfYfíQ TT
,„í«« i:i- — T
•.2v^ -r '*i^
1. Bull. Soe. Géol. de France. 2? Serie, Tomo IV, pág.
2. H, Coquand. L. c. pág. 115.
3. C. R. Van Hise. L. c. pág. 205.
4. Wurtz. L. c. pág. 1603:
Los CRlADBBOB DE AZÜFáfi DE MAFIMÍ. 141
reacción química que desarrolla :-|- 26 calorías, como so ve por
el siguiente cálculo:
Estado inicial.
2HH-S+40 = HS O4 liquido, desprende: + 193 Calorías
3 (2H-|-S)=3 H2S gas „ 3x4.6=+ 13.8 „
láuma=+ 206.8 „
Estado final.
4 (2H+0)= 4H2O gas, desprende: 4x58.2 = +232.8 calorías.
Diferencia.
Estado final— Estado inicial=+ 232.8— 206.8=+ 26.0 calorías.
El azufre producido por las reacciones anteriores (4) se
depositó en las partes de las grietas no obstruidas por el yeso
V por las cuales continuaban circulando los vapores calientes.
Se depositó también, en las hendiduras y cavidades existentes
en el yeso que formaba las paredes de esas grietas, siempre
que estuvieran comunicadas con estas últimas.
Lo anterior explica: porqué en la parte central de los cria-
deros de azufre de Mapimí se encuentra principalmente con-
centrado este metaloide; y porqué va disminuyendo en canti-
dad, de la parte central para los ''respaldos" del criadero, en
donde por lo general el yeso no contiene azufre.
La cristalización del azufre se verifica siempre al aire libre
ó en cavidades subterráneas que estén en comunicación con
142 Juan D. Villabéllo.
el aire atmosférico; '^' por lo tanto, no es notable el que se en-
cuentra en Mapimí azufre cristalizado en las grietas por don-
de salieron los vapores calientes, grietas que estaban en comu-
nicación con la superficie del terreno. En muchas localidades
se encuentra el azufre cristalizado en las grietas por donde
salen vapores calientes; y entre otras mencionaré: los criade-
ros de azufre de Kalamaki'^' y*de Péreta.'^' Estos últimos se
formaron de una manera semejante á la que acabo de indicar/*'
En esta segunda fase de la formación de los criaderos de azu-
fre de Mapimí, fase que llamaré: de precipitación principal del
azufre las reacciones (4) fueron las que alcanzaron mayor ex-
tensión. En efecto, el ácido sulfúrico ataca fácilmente á la ca-
liza, y con mayor rapidez á medida que es más grande la ex-
tensión de caliza expuesta á la acción del ácido ; pero la velo-
cidad de esta reacción disminuye notablemente cuando la
caliza se cubre con el yeso formado, lo cual impide su contac-
to con el ácido sulfúrico. ^^' Según esto, la sulfatación de la
caliza debió alcanzar su mayor amplitud durante la primera
fase de la formación del criadero; y aunque también las reac-
ciones (4) pudieron verificarse en esta fase, su extensión debió
ser menor que durante la segunda; porque en la primera, una
parte del ácido sulfúrico se empleó en yesificar á la caliza. El
azufre, que de acuerdo con las reacciones (4) pudo precipitar-
se al comenzar la formación del criadero, se depositó también
de preferencia en las grietas, ó en las cercanías de las grietas
por 1 asuénales circularon los vapores calientes. Digo esto, por-
que las referidas reacciones alcanzan su mayor extensión: en
caliente, y en presencia de an exceso de hidrógeno sulfurado,
(1] Breislack. Voy ages physiques et lithologiques dans la Campanie
(2) D. T. Ansted. On Solfataras and Deposits of Sulphur neai* the Istmuí? of Corinth.
Quart. Journ. Oeol. Soc. of London. Tomo XXIX. 1873, pag. 363.
(3) H. Coquand. L. c. pag. 111.
(4) Id., id. pags. 106-118.
(.5) James Bottomley. Memoirs and Proceedings of the Manchester Literary db Phi-
losophical Soeiety. 1899, 4? Serie. Tomo II. pag, 170.
Los CBIADEB08 DE AZUFRE DE MAPlMl 143
y esa temperatura y este exceso existían principalmente, en
las cercanías de las grietas por las cuales circularon los vapo-
res calientes antes mencionados.
A medida que los vapores anteriores se acercaban ala su-
perficie del terreno, iban encontrando mayor cantidad de oxí-
geno en las grietas por las cuales ascendían. Este aumento en
la cantidad de oxígeno permitió que las reacciones (1), (2) y
(4) alcanzaran mayor extensión cerca de la superficie del terre-
no; y por lo tanto, en la parte superior de los criaderos de Ma-
pimí la sulfatación debióa ser más amplia; y pudo ser también
relativamente mayor el depósito de azufre. Lo anterior pare-
ce estar comprobado en los criaderos de Mapimí ; pues la can-
tidad de azufre contenida en ellos disminuye al aumentar la
profundidad. Sin embargo, la desaparición de este metaloide
á la profundidad, en determinada parte del criadero, no puede
servir de fundamento para asegurar que el azufre uo se encon-
trará ya, al profundizar más los trabajos. En efecto, e^a zona
estéril puede ser solamente una parte de la grieta obstruida
por el yeso, durante la fase de sulfatación de la caliza; y á ma-
yor profundidad puede encontrarse el azufre, en los lugares
por donde continuó la circulación de los vapores calientes, du-
rante la segunda fase de formación de los criaderos mencio-
nados.
La teoría que he indicado, creo que explica satisfactoria-
mente todos los hechos observados en los criaderos de azufre
de Mapimí. Sin embargo, esta teoría sólo es aplicable á la par-
te superior de esos criaderos, es decir, á la parte comprendida
entre la superficie del terreno y las cercanías del nivel hidros-
tático A este nivel comienza el agua, y allí se encontrarán tal
vez algunos sulfuros metálicos, probablemente: pyrita, cina-
brio, y galena en pequeña cantidad. Este cambio en la natu-
raleza del criadero, que nada tendría de raro pues se ha obser-
144 JüAN D. ViLLAEELLO.
vado ya en otras localidades/^' será objeto de algunos párrafos
de una Memoria que publicaré próximamente, con el siguiente
título: Diferentes fases en la mineraliz ación de los alrededo-
res de Mapimí.
Como resultado de la nueva teoría indicada, pueden for-
mularse las siguientes conclusiones científico-industriales.
Los criaderos de azufre de Mapimí, son terciarios epigené-
ticos, y "arman" en calizas mesocretácicas.
Están en relación genética con la eyección de las andesi-
tas terciarias de la localidad, y son muy irregulares.
Se formaron por un procedimiento neumatogéuico princi-
palmente; y la precipitación del azufre fué debida á la acción
del oxígeno del aire sobre vapores calientes de agua ó hidró-
geno sulfurado, vapores que ascendieron por fracturas exoki-
néticas y de presión.
La mayor cantidad de azufre se encuentra en la parte cen-
tral de los criaderos, cantidad que va disminuyendo hacia los
"respaldos," hasta encontrarse en estos, generalmente, el yeso
casi puro.
El azufre se encuentra mezclado con el yeso, se formaron
en parte simultáneamente; y el yeso será, por lo tanto, una
buena guía para encontrar al azufre en esos criaderos.
La cantidad de azufre disminuye generalmente al aumen-
tar la profundidad; sin embargo, la desaparición de este meta-
loide en determinado lugar del criadero, no es indicio de que
á la profundidad ya no existe azufre; y al profundizar más los
labrados puede volvérsele á encontrar, siempre que continué
el yeso á la profundidad.
(1) G. F. Becker. Geology of the Quioksilver Deposits of the Pacifio Slope. Xni
Mcmoqraph, TI. S. Qeol. Surv. pag. 253.
Los CRIADEBOS DB AZUFRE DE MAPIMÍ. 145
El azufre se encontrará solamente en la zona de oxidación
de los criaderos; y abajo del nivel hidrostático aparecerán pro-
bablemente algunos sulfuros metálicos, con especialidad: py-
rita, cinabrio y galena en pequeña cantidad.
Los cruzamientos de las grietas y las zonas agrietadas an-
teriormente á la formación de esos criaderos, serán probable-
mente zonas de enriquecimiento en azufre de los criaderos
mencionados.
Méxioo, Octubre 7 de 1907.
Engeí-rand (G.), M. S, A.— Six Le^ons de Préhistoire. 124 fig. dans le tcxte.
Avec un Préface de L. Capitán, Professeur a l'École d'Anthropologie de
Paris.— Bruxelles. 1905. lü?
Escard(Jean). — Les industríesélectrochimiques. Paris. Libraiñe I'olytechnique,
Ch. Bthanger. 1907. 8'.' gr. fig.
Favaro {Antonio), M. S. A. — Regesto Biográfico Galileiano della Edizione Nazio-
nale delle Opere. Firenze. 1907. 8?
Favaro (Dott. G. A.)— II vento a Padova nel decennio 1890-99 e nel trentennio
1870-99. Venezia. Atti R. Instituto Véneto. 1907. 89 {B. Ossei-vatorio di
Padova).
Félix (J)r. Jules), M. S. A.— La Plasraogénie, la Biologie et la Mécanique Uni-
verselles. Aper^u des leí^ons données en 1906 et 1907 a l'Institut des Hau-
tes Études de l'Univerpité Nouvelle de Bruxelles. Paris (Annales de
l'Alliance Scient. Universelle, Juillet 1907). 8?
Fényi (J.), S. J.—ZurErklarungdergrossen Inversión. — Wien (Meteorol. Zeit-
schrift). 1907. 8?
General Description of the New Water Works System of the City of México. —
México, Secretaría de Fomento. 1907. 8? pl. (Ing. M. Marroquiny Bivera,
M. S. A.)
Hardy (Marcel). — Humus as a geographical agency. 1903. — La végétation des
pays illyriens. 1903. — 1 ¿a cartographie botanique détaillée sur les environs
de Montpellier pvis comme exemple. 1905. (En colaboration avec M. L.
Blanc). — Botanical Survey of Scottand. A General Map of the Highlands
wiht a Sketch of the History and Mettods. 1906. — Esquisse de la géogra-
phie t;t de la végétation des Highlands dEcosse. 1905. 8'.' pl.
Heise (F). — Traite théorique et pratique des exploxiis destiné aux exploitants
de mines et de cariiéres et comprenaut une étude spéciale sur la question
du grisou et des poussiéres dans les mines de charbon. Traduit de l'alle-
mand et adapté par J. Aubrun. — Paris. Librairie Polytechniquc, Ch. Bé-
ranger. 1Ü07. 8? fig.
Héribaud Joseph (Le Frére). — Les Diatomées fossiles d'Auvergne. 1er. et 2d.
Mémoires. París. — Clermont-Ferrand. Pensionnat des Préres des Eco-
Íes Chrétiennes. 1902 & 19il3. 8? pl. — Disposition méthodique des Diato-
mées d'Auvergne. Paris. — Clermont-Ferrand. 1903. 89 (H Alfonso Je-
berto).
HoUeaux (Maurice). — Rapport sur les travaux éxécutés dans l'ile de Délos par
l'Ecole Fian<;aise d'Athenes pendant l'année 1906. Paris (C. R. Ac. lus-
ciiptious & Belles-Lettres) 1907. 8? fig. {Le Duc de Loubat, M. S. A.)
Jüptner (Hanns Barón von). — Eléments de Sidérologie. Traduits de l'allemand
par E. Poncelet et A. Delmer. 3me. partie. Paris. Librairie Polytechnique,
Ch. Béranger. 1907. 8'.' gr. fig. & pl.
La Plata. Observatorio Astronómico. — Comunicaciones elevadas ala Universi-
dad con motivo del viaje hecho á Europa por el Director, Dr. Francisco
Porro de Somenzi. Diciembre 1906. La Plata. 1907. 49 — Efemérides del
Sol y de la Luna para 1907. La Plata. 1907. 89
Lisboa. Commissáo do Servigo Geológico. — Carta hypsometriea de Portugal. (Se-
gundo a carta chorograpMca na escala de 1:100,000). Escala 1:500,000.
1906.
London. Meteorological Commitee. Second Annual Report, for tlie Year ended 31st
Marcli 1907. 89 pl.
Lorenzoni (Gr. ) e Císcate (G.) — Differenza di Longitudine fragli Osservatcí di
Padova e di Bologna determinata nel 1897. Padova. B Osservatorio Astro-
nómico. 1907. 4V 2 Tav.
Madrid. Comisión del Mapa Geológico de España. Boletín. Tomo XXVIII. (To-
mo VIII, Segunda Serie 1906;. 1906. 89 Láms.
Marroquín y Rivera (M.), M. S. A. — Proyecto de abastecimiento y distribución
de aguas potables para la Ciudad de México, presentado al Honorable
Ayuntamiento de la misma. — México. Secretaría de Fomento. 1901. 89
láms. (Ing. J. Galindo y Villa, M. S. A. )
Merlot (Julesj. — Manuel de l'ouvrier mécanicien. Guide du monteur. — Paris.
Lihrairie Polytechnique, Ch. Béranger. 1907. 89 gr. fig.
Morandi (Luis). — Cinco años de observaciones en el Observatorio Municipal del
Prado (Roy Instituto Nacional Físico- Climatológico). Quinquenio 1901-1905.
Montevideo. 1907. 49
Napoli. R. Observatorio di Capodimonte. — Osservazioni meteoricbe, 1906. — Varia-
zioni d illa declinazione magnética, 1903-1904. Nota delDott. F. Contari-
no. — SuU'altezza delle polveri Vesuviane cadute in Napoli dopo le eruzioni
del 22 ottobre 1822 e dell'S aprile 1906 e sull' abbasamento súbito dal era-
tere per le stesse eruzioni. Nota dell Dott. F. Contarino. — Osservazioni as-
tronomicbe, magnetiebe e meteorologicbe eseguite nei giorni 28, 29, 30,
31 Agosto e 19 Settembre 1905 in occasione dell'eclisse solare del 30 Agos-
to. Nota del Dott. F. Contarino. — Riassunto delle osservazioni meteoro-
logicbe fatte nella R. Specola di Capodimonte. 1905 & 1906. Nota del Dott.
E. &«errier¿. — Determiaazioni assolute della Inclinazione Magnética ese-
guite negli aniii 1904, 1905 e 1906. dal Dott. E. Guerrieri, (R. c. R. Accad.
Napoli.)
Planche (Jos). — Dictionnaire Groc-Fian(jais, composé sur l'ouvrage instituía
Thesaurus Linguae Graecae de Henri Etienne. . 3me. édition, Paris.
1824. 89
Ramond {G.) — Étude géologique de l'Aqueduc du Long et du Lunain. Nov.
1806. (Avec. profil géologique 1:25,000 et 1: 500).— et Combes (Paul) fils.
Intéressant pbénoméne de "capture" aux environs de Paris. (Assoc. Fr.
av. Se. 1906).: — Dollot (A.) et Combes (Paul) fils. Le quadruplement des
voies du Chemin de Fer du Nord (Ligue de Paris a Creil, par Cbantilly).
(C. R. Congr. Soc. sav. 1906).
Révillon (L.) — Lea aciers spéciaux. (Encyclopédie scientifique des Aide-Mé-
moire). París. Gauthier-Villars. 1907. 89
Saiazar (Joaquín G.) — El Telegrafista Práctico. Apuntes sobre telegrafía eléc-
trica. México. Secretaría de Fomento. 1907. It 89 y Atlas.
( J. suivre).
Tomo 26. No. 5.
MEMORIAS Y REVISTA
DE LA
SOCIEDAD científica
íí
Antonio álzate
pablicadaa bt^o la dirección de
RAFAEL AGUILAR Y SANTILLÁN,
Seoeetabio General Perpetuo
SOMMAIKE.
(Mémoires, feuilles 20 k 25 Revue, feuilles 3 á 5).
99
Chlmie agricoie. — Résultats des analysesde terres arables, par le Dr. F. F. Vi-
Haseñor, p. 159-170. (Resultat(yj pH la analizoj de plugeblaj teroj).
Chronologie. — Notes compléinentaires aux Regles de Chronologie practique, par
C. It. Órnelas, p. 171-202. {Plenigaj notoj pri la reguloj de praktika krono-
logio).
Physiothérapie. — Influence genérale des grandes altitudes sur l'organisme des
tuberculeux, par le Dr. Daniel Vergara Lope, p. 147-157. (Generala infiuo
de la grandaj altecoj en la tubeJculozu laj organismoj).
REVUE. — Ñécrologie:M. Loewy, p. 17-19. — Le Centenaire de la Société Géologi-
que de Londres, p. 19-24. — Ccmptes rendus des séances de la 8ociétó,
Sept.-Nov. 1907. p. 25-27. — Bibliographie: Escard, Bichat et Blondlot,
Grimshaw. révillon. Arnaud et Franche, Weed, Merlot, Heise, Jüptnei",
Tassart. p. 27-35. — Centenaire de Río de la Loza, p. 35-40.
MÉXICO
inv«íri=>piBKrT^ft. idel a-OBiBUisro fbidefi-a.1:.
(3? CALLE DE REVILLAGIGEDO NÚM. 3).
Noviembre 1907.
Publicación registrada como articulo de segunda ciast en 12 da Febrero de 1907.
l)ons et nonvelles publicatiotts re<jues pendant Septembre et Octobre 1907.
Les noms des donateurs sont imprimes en itáliques; les membres de la Société
sont designes avec M. S. A.
Schnabel (C.) — Traite théorique et pratique de métallurgie. Cuivre. Plomb.
Argent. Or.-2me. édition fraa^aise par le Dr. L. Gaütier. — París. lÁbraiñe
Polyteclivique, Ch. Béranger. 1907. 89 gr. fig.
Siegel (Gustave). — Prix de revient et prix de vente de l'énergie électrique sui-
vi_'d'un essai de tarification rationnelle. Traduit de rallemand par R. Eilis-
sen et E, Allain-Launay. — París. Librairie Folytechnique, Ch. Béranger.
1907. 8?.
Stevenson {John J.), M. S. A. — The Carboníferous of the AppalacWan Basín.
(Bull. of Geológica! Bociety" of America, Vois. 14, 15, 17 & 18. 1903-904
& 1906-907). 89
Stimpson (Wm.)— Report on tbe Crustácea (Brachyura and Anomura) coUected
by the North Pacific Exploring Expedition, 1853-1856. (SmithsonianMis-
cellaneous Collections. Vol. XLIX, No. 1717).— Washington. 1907. 89 pl.
{Smithsonian Institution) ,
Tokyo. Earihquáke Investigation Committee. Publications (inforeinglanguages).
Nos. 23 & 24: Report on the Greatlndian Earthquake of 1905, by F, Omori,
Se. D. 1907. 89 pl.
Ventosa {Vicente), M. S. A. — Discursos leídos ante la Real Academia de Ciencias
Exactas, Físicas y Naturales en la recepción pública del Sr. D. Vicente
Ventosa y Martínez de Velasco, el día 5 de Noviembre de 1905. — Madrid.
1905. 89
Washington. — Burean of American Ethnology. Twenty-fifth Annual Report to
the Secretary of the Smithsonian Institution. 1903-904 — Washington.
1907. 49 pl. & fig.
Washington. — U. S. Department of Agriculture. Yearbook. 1902-1906. 89 pl.
Washington. U. S. National Museum. Bulletin: 50, PartIV; 53, Part II; 57-59.
— Contributions f rom the U. S. National He rbarium, Vol. X, Part 5. — Pro-
ceedings. Vol. 3:^. 1907. {Smithsonian Institution).
Wéve (Louis). — Cinématique des mécanismes.— París. Lihrairie Folytechnique,
Ch. Béranger. 1907. 89 fig.
Wien. K. K. Geolorjische Reichsanstalt. Jahrbuch. LVÜ, 1907, 1-3. 89 Taf.
Zacatecas. Observatorio del Estado en el Cerro de la Bufa. Boletín mensual. 49
1907.
Ziegler (The) Polar Expedition 1903-1905. Anthony Fíala, Commander. Scien-
tífic Results obtained under the direction of WíUiam J. Peters, Repre-
tJOCIÉTÉ SCISMTIFIQDE "ANTONIÜ ÁLZATE." MÉMÜIBBS, T. 24.
Miience genérale des grandes allitiides sur rorgaiiisme
des iémúm,
LICRAki
NEW YORK
BOTANfCAL
OARUE^.
Mémoire présente au Heme. Congrés de Physiothérapie. á Rorae
PAK LE DOCTECTK
DANIEL VEEGAEA LOPE, M. S. A.
On a assurément discute bien des fois la question des avan-
tages presentes par les climats d'altitude, au point de vue du
traitement de la tuberculose mais j'ai le devoir et la possibi-
litó, gráce á mes études antérieures et auK eonditions spóciale-
ment avantageuses du pays que j'habite, d'insister encoré plus,
d'attirer votre attention sur ce sujet, et de pénétrer bien plus
profondément dans le coeur de la question. D'ailleurs, au sujet
de l'importance du role absolument supérieur que peut jouer
la raréfaction de Pair, a l'ógard de Paction directe que ees fac-
teurs exercent dans la biologie ile l'homme vivant sur les al-
titudes, on ne trouve pas assez de documents dans les travaux
classiques pour que vous puissiez me dispensar d'exposer ici
les résultats que j'ai acquis pendant plusieurs années d'étu-
des, consaeróes á l'approfoiidissement de questions si intéres-
santes.
Mem. Soo. Aléate. México.
T. 26 (1907-1908)— 20.
148 Daniel Veeqaea Lope.
Ce court mémoire renferme, ainsi qu'on le verra, l'expli-
cation scientifique claire, incontestable, de l'action si remar-
quablement bienfaisante, que la climat d'altitude exerce sur
l'individu tuberculeux.
Dans des mémoires spéciaux et dans un livre qui a obtenu
une trés-haute recompense dans un concours international, ^^'
j'ai demontre, au moyen d'un tres grand nombre d'observa-
tions et d'expórienoes, que l'organisme de Phomme vivant sur
les altitudes est le siége de modifieations importantes, néces-
sitós par son adaptation a un milieu sec et raréfié.
Les appareils respiratoire et circulatoire sont surtout ceux
qui se modifient, et ees modifieations consistent:
1? — Dans Paugmentation, proportionnelle a l'altitude, du
nombre des mouvements respiratoires et des pulsations.
2? — Dans Paugmentation proportionnelle de la capacité
respiratoire des poumons et du sang.
3? — Dans V amplitude plus agrande de l'extension thora-
cique.
4? — Dans la densification proportionnelle du sang et de
tous les liquides de l'organisme.
5? — Dans la diminution proportionnelle de la tensión in-
travasculaire du sang.
Plusieurs de ees phénoménes ont été déjá confirmes par
des expérimentateurs européens et américains du Nord. Je
vous prie de consultor Pexcellent ouvrage du Docteur Knopf,
de New York, sur les sanatoriums:'^' voir le tableaux des e£-
fets produits par la chambre pneumatique á air raréfié: on ve-
rra qu'il y a une grande ressemblance, presque identité, dans
les phénoménes observes. Je n'aurais pu désirer une confir-
1. Herrera & Vergara Lope.— "La vie 8üI{ lbs hauts plAteadx. " — En. frangais.
México, 1899. TJu volume in 49, de 792 pages. Ouvrage couronné au Coucouvs Hodgkings
ouvert par la Smithsonian Institutiou de Washington, E,U. A. qui a eu lieu en 1895.
2. Les Sanatoria: Traitement et propliylaxie de la phtisie pulmonaire, par S. A.
Knopf. Deuxiéme édltion, Paris, 1900. TJn volume in-8, aveo illustrations. Consultar
l'édition américaine, en anglais' du méme ouvrage, page 226.
INFLDÉNOK DES ALTnTTDRS SDR L'OIíaANlSME DES TCfBBECOLKüX. 149
mation plus brillante de mon livre "La vie sur les hauts pla-
teaux."
II n'est médecin, qui, par le seul examen des oinq propo-
sitions citées ci-dessus, ne comprenue, sans explication, com-
ment et de quelle fa^on, nécessairement, et dans un sens des
plus favorables, le tableau oliuique presenté par un tubercu-
leux, doit se modifier, surtout dans les cas de tuberculose pul-
monaire.
Le déploiement plus faeile et plus considerable des pou-
mons; la circulation plus active de l'aii et du sang á travers
les voies respiratoires et les cellules pulmonaires ; Parrivée
dans tous les tissus de Féconomie d'un sang plus concentré,
c'est-a-dire, plus riche á volume égal, eu hematíes et en pha-
gocytes; la tendance á la dessication des muqueuses, spécia-
lement de la muqueuse respiratoire sont suffisantes pour dé-
terminer des changements orgauiques extreme ments favora-
bles. Oes changements nous expliquent, eomment, dans la
pratique medícale chez nous, sur le Plateau Central du Mexi-
que, á 2,280 métres au-dessus du niveau de la mer, nous ob-
servons des cas de tuberculose, dans lesquels, il a suffi aux
patients de se transporter, des bas niveaux des cotes á nos al-
titudes, pour que leur maladie guérisse radicalement; a condi-
tion que les malades ne soient pas arrivés aux périodes les
plus avances de l'évolution du mal, et ne présentent pas de
complications secondaires graves.
Ceux qui, en Europe, ne donnent pas toute l'importan-
ce que les climats d'altitude possédent surement pour la gué-
rison de la tuberculose, et méme en doutent, commettent une
tres grave erreur. Dans la plupart des cas la raison de cette
erreur saute aux yeux : il ne leur est pas donné d'observer des
climats d'altitude sitúes a une aussi grande hauteur que les
nótres, oü les effets de oe faoteur peuvent et doivent se maai-
fester nécessairement au plus haut degré, saas qu'aucun au-
tre ólément s'oppose á l'obtention des résultats.
150 Daniel Vergaba Lope.
En effet, il n'y a qu'une seule chose qui puisse s'opposer
au succés, la diminution de la température, sujetsur lequelje
reviendrai tout-á-1'heure car je dois insister encoré á cet en-
droit sur les efÉets qui dépendent de deux autres facteurs des
climats d'altitude et dont l'action biologique se montre sur les
organismes, et produisent les modifications physiologiques
auxquelles il faut attribaer la guórison des tuberculeux. Ces
deux f acteurs sont : Vahaissement de la pression barométrique et
la sécheresse de l'air.
La décompressiotí atmosphérique active nous l'avons dit
ci-dessus la circulatioii de l'air dans les poumons. A México,
par exemple, oü la pression moyeune de l'air est de 58 centi-
métres, le terme moyen de respiration par minute est^22, tandis
qu'á Paris, dont la pression est de 75 centimétres, on donne
comme ce terme moyen, la chiffre de 17 par minute. Cherchez
la relation mathématique parmi ces quatre nombres et vous
trouverez qu'ils sont presque exactement proportionnels. Cet-
te méme déoompression de Pair augmente la capacité respira-
toire des poumons, les dilate, et oblige les partios paresseuses
á fonctionner. Jaccoud, le premier, a soutenu cette thése et
mes expériences personnelles ne nous permettent plus d'en
douter.
En outre, la déoompression fait affluer aux poumons une
plus grande quantité du sang. On a observé, que l'air raréfié
améne une congestión de la surface cutanée et respiratoi-
re, et qu'il permet ainsi une distribution plus uniforme, dans
les poumons pour ainsi diré, dans la presque totalité des orga-
nes, et en régularisant la circulation de l'air et du sang, en
augmentant la superficie ou s'opérent les échanges osmoti-
ques, on eombat par cela méme la congestión des parties ma-
lades. II y a done une dérivatiou du sang comme le ferait un
vésicatoire ou une ventouse; seulement, dans ce cas, au lieu
de se porter vers le tégument, le sang se porterait vers le pou-
mon, des parties malades aux parties saines, et tout cela
INFLÜBNOE DES ALTnDDBS SDB L'OBQANISUB DBS TüBBBOÜLBnX. 151
nous donne l'explication du soulagement presque immedíat
experimentó par les phthisiques, qnand ils sont transportes
des bas niveaux aux grandes altitudes.
D'ailleurs, la décompression de l'air fait diminuer la pres-
sion intrapulmonaire, en particulier, et la tensión intravascu-
laire du sang; en general on peut súrement, par ce moyen,
combattre l'hómoptysie. II n'est pas rare de voir les malades
victimes de cet aceident, avant leur dópart des bas niveaux,
arriver au plateau central deja dólivrós et sans trace de sang
dans leurs crachats. Le sang disparait au £ur et á mesure
qu'ils montent vers le susdit haut plateaux.
L'abaissement de la tensión intravasculaire, phónoméne
d'ordre physique, auquel sont assujettis tous les organismos
vivant sur les altitudes, a otó aussi démontró par nombre d'ex-
póriences faites dans mon laboratoire, oü j'ai trouvé que, " á
conditions égáles, la tensión vasculaire est en raison directe de la
pression Mrométrique."
Apres ees phónoménes qui sont la consóquence directe de
la rarófaction de l'air, il faut cousidórer ceux qui dópendent
plus spócialement de la sócheresse de l'air.
II est parfaitement ótabli que sur les altitudes, la sóche-
resse de l'air augmente. Or, l'iiifluence de l'ótat hygrométri-
que sur la transpiration cutanóe et pulmonaire, a otó l'objet de
recherches dignes da plus grand intórét. William Edwards
s'est efforeó de prouver que la transpiration qui s'efEectue á
la surface de la peau ou de la muqueuse respiratoire, doit étre
classóe parmi les phónoménes physiques, et peut étre compa-
róe á ceux que prósentent certains corps poreux impregnes
d'eau et placós dans les mémes circonstances oíi se trouvent
les organismos de l'homrae et des animaux dans les altitudes.
Une sécheresse extraordinaire dans l'air provoque le máximum
d'intensitó de la transpiration. Le Docteur Denisson, de Den-
ver, a prouvó aussi, au moyen d'observations et d'expérieuces
trés-bieu faites, que par la transpiration on perd le double
152 Daniel Vkeoaea Lope.
d'eau á Denver, ( B. U. A. ) á 5,350 pieds au-dessus du ni-
veau de la mer, que dans une región basse presque au niveau
de la mer. Véraguth a demontre aussi par Pexpérimentation
la réalisation du meme phénoméne.
On a prouvé deja que Paugmentation des éléments figures
du^sang est un des faits des plus imporfcants et des plus cons-
tants parmi ceux qui ont lieu chez les habitants des altitudes.
Les observations de Moeller á Davos, celles de Reinert Stier-
lin, Wolff, Kope, Egger, Viault et les miennes, á México, ont
ajouté deja un nombre suffisant de données sur ce sujet si im-
portant de la biologie des altitudes. Eh bien, voici un phéno-
méne directemeut lié á la sécheresse des altitudes, les expé-
riences que j'ai faites tendent a le prouver: le sang perd plus
d'eau sur les altitudes, il est aussi plus épais, plus dense. Tan-
dis qu'en Europe, et en general pour les bommes habitant des
niveaux inférieurs, on a signalé comme moyenne pour la den-
sité du sang, de 1,058 á 1,060, (máximum), j'ai trouvé a Méxi-
co de 1,060 a 1,067.5, et comme moyenne, 1,063.2, le nombre
de globules rouges par millimétre cube, étantá México d'aprés
mes observations personnelles, de 6.500,000, comme moyenne.
Or bien, Moeller a moritré a Davos, comment 1' organis-
mo des tuberculeux e.st beaucoup plus sensible aux échanges
de la pression atmosphérique ; il suffit d'un léger abaisse-
ment du mercute, pour observer tout-de-suite, Paugmenta-
tion des hématies dans les malades du sauatorium. Moi, j'ai
montré aussi, comment dans Phomme sain qu'on soumet aux
variations des pressions obtenues au moyen de la chambre
pneumatique, on peut faire varier aussi le nombre des globu-
les rouges dans un temps tres court, aprés un délai de deux
ou trois heures seulement, les modifications de la densité du
méme liquide ainsi que celles de la tensión intravasculaire,
ayant suivi paraléllement le métne cours.
La rapidité selon laquelle se présentent ees phénomenes,
est seulement en rapport/avec la nature des causes physiques
INTLUBMCB DK8 ALTITDBES S0B L'OBOANtSMX DBS TDBBRODLBÜZ. 153
qui les produisent. Le sang perd plus d'eau sur les altitudes,
et par conséquent, il y a une augmentation fictive de tous ses
principes fixes. En réalité, le nombre de globules rouges est
le méme, mais on dirait cependant qu' il a augmentó si nous
parloiis en rapport du volume.
Pour la discussion des expóriences fundamentales de cet-
te thóorie, et tout ce qui se rattache au méme sujet, je vous
prie aussi de consulter mon livre. A présent, la serie de faits
sur lesquels j'ai attiré votre attention doivent suffire, je l'espére,
pour expliquer pour quelle raif-on je vous ai rappelé la vieille
question de traitement de la tuberculosa par les climats d'al-
titude, et si, je suis arrivé au moyen de l'observation et de l'ex-
périence physiologiques, á trouver la vraie explication á l'óg-
ard de l'action favorable que les altitudes exercent sur les ma-
lades victimes de la phtbi>!Íe, je vous dirai avec le grandClaude
Bernard: "La Physiologie doit étre la base nócessaire d'une
m^édecine súre d'elle méme, et comme toujours, elle est appelée
á contribuer au bien-étre de l'hygiéne et de la thórapeutique."
J'ai dit dans ce mémoire, que le seul facteur qui puisse
s'opposerdans les altitudes pour obtenir l'amélioratioa des tu-
berculeux, est Pabaissement de la tempórature atmospliérique,
qui se prodüit au fur et á mesure qu'on s'éléve sur le niveau
de la mer. Certas, les sanatoriums européens qui, cependant,
n'atteignent pas au-dessus du niveau de nos vallées, sont pres-
que inhabitables pendan! l'hiver pourlafoule des malades dó-
licats, quine peuventsanspérilaffronterle froid de ees régions.
A Davos, par exemple, (1,550 métres d'altitude), pourtant Pune
des stations les plus róputées de PEurope pour les bons résul-
tats que l'on y obtient au point de vue de la guérison de la tu-
berculose, le froid est si vif, vous devez le savoir, que le ter-
mométre s'abaisse parfois á 24° ou 30'^ au dessous de zéro. II
ueige en toute saisoil, méme au mois d'aoút. L'ópoque de la
fonte des neiges, qui commeace vers le mois de mars, est une
période tres dósagréable, fort redoutó des pensionnaires du
154 DANIEL Vkbgash Lopk.
sanatorium et, par contre, au cours de l'été, la oolonne du ther-
mométre monte jusqu'á plus de 33° centígrades. Mais cet-
te température et cette variation du thermométre n'exis-
tent jamáis sur les hauts plateaux des endroits inter tropic-
aux, comme le vaste Plateau Central mexicain. Jé dois insis-
ter, d'une fagon particuliére sur le climat de ce dernier, parce
qu'il est absolument impossible aux personnes qui n'ont pas
séjourné dans ce pays, de se faire une idee exacte sur ce que
je dis. L'anecdote suivante nous fournit la preuve de la véri-
té de cette derniére afflrmation: M. le Dr. Licéaga, qui est
une de nos gloires medicales, a México, assistait pendant le
mois d'aoút 1890, au Congrés de la tuberculose, a Ber]in^^\
On sait la clialeur qui régne en cette ville pendant la période
caniculaire. Un des savants europóens, assitant au Congrés,
dit á Mr. Licéaga. *'Vous, qui habitez un pays situó sous le
tropique, sous le 19*""^- degré de latitude, vous devez trouver
qu'il fait tres frais en comparaison avec la ville de México, qui
je suppose, en ce moment doit ressembler a une fournaise."
"Quelle erreur est la vótre répondit le Dr. Licéaga. —
A México, oú par contre, il ne fait jamáis froid pendant l'hi-
ver, au cours des plus chandes journées de Pannée la tempé-
rature máxima ne dépasse pas ordinairemeut, 24 á 25 degrés
centigrades; la moyenne de la journée ne s'éléve jainais á plus
de 16 á 17 degrés, c'est-a-dire, á la température moyenne des
jours les plus agréables de votre printemps et de votre au-
tomne." — Le savant européen ne pouvait croire ce qu'on lui
disait.
En effet, dansmon pays. dans la plus grande partie du haut
platau mexicain, oü depuis le commemcement d'avril a la fin
de septembre, on voit le soleil au zénith, la moyenne de la tem-
pérature annuelle, moyenne déduite des chiffres fournis par
( 1 ) Oú il presenta un tres intéressant rapport sur la VaRée de México, consideres
comtne station sanitaire ponr les tuberculeux.
INFLÜENCE DES ALTITUDES SDK L'üBQANISUB DBH TOBBRCDLEUX. 155
l'Observatoire Météorologique Central de México, au cours de
30 annóes d'observations, est de 15°5.
Dans les pays temperes, sitúes par des latitudes plus bas-
ses, froides en hiver, chaudes en été, les chiffres correspon-
dant aux moyennes annuelles, déduits comme la moyenue á
México, par le calcul, ne s'observent presque jamáis dans la
réalitó, II n'en est pas de méme a México, oü la moyenne des
24 heures, pendant toute l'annóe et en* toute saison est d'en-
viron 16° cent.
Ce fait est déjá, extrémement remarquable: mais ce qui
Pest plus encere c'est que les moyennes des 24 heures ne s'ólé-
vent jamáis au dessus de 27°, aux jours les plus chaudes de
l'année, et ne s'abaissent jamáis audessous de 14, aux jours
les plus froids. Ces conditions mótéorologiques sont si diffó-
rentes de celles que les hommes sont habitúes á observer dans
les pays temperes de l'Europe, qu'ils sont incapables de se les
représenter s'ils n'ont pas vócu toute une annéeá, México. La
raison prinoipale de ces conditions exceptionnelles, c'est que
la Vallée de México, si elle ne voit jamáis le soleil s'éloigner
sensiblement de la verticale, est située, a pros de 2,309 m, au-
dessus du niveau de la mer, C'est la, ne l'oublions pas, l'alti-
tude des sommets alpestres et pyrónéens, qui restent en toute
saison couverts de neige. Sons cette méme latitude au niveau
de la mer, sur les bords du golfe du Mexique ou du Pacifique,
la tempórature reste torride méme en hiver, et devient extré-
mement pénible a supporter, des le printemps. Mais, au £ur et
á|mesure, que l'on s'óléve vers l'immense platean central mexi-
cain, la combinaison de ces deux facteurs, basse latitude d'une
part, altitude du terrain de l'autre, produit ces singuliéres et
múltiples combinaisons climatologiques que l'on rencontre de-
puis la cote jusqu'au platean central, en parcourant un nom-
bre relativement restreint de kilómetros.
Toutes ces données sont suffisantes pour faire disparaitre
la croyance á l'existence de cet obstacle, l'abaissement nui-
Mem. Soo. Alíate. México. T. 26 (1907-1908)— 21.
156 Danibl Vergaea Lope.
sible de tempórature par la hauteur, puisque nous avons de
tres grandes altitudes avec ees conditions climatériques, vra-
iement paradisiaques, oü les jnalades peuvent s'établir avan-
tageusement, et se promener en tout teoaps efc saus crainte, au
milieu de bosquets embaumós, baignés dans les flots d'un so-
leil qui ne £ait jamáis défaut.
II y a aussi dans les climats d'altitude d'autres facteurs
qui viennenfc contribuer aussi aux bienfaits que peuvent en
retirerles tuberculeux, mais ils ont été déjá parfaitement étu-
diós, et j'en ferai seulement inentiou. Je me rapporte a la plus
grande luminosité comme conséquence d'un air plus léger qui
pertnet l'arrivée des rayons du soleil en quantitós plus gran-
des et aux pittoresques paysages qui, par leurs conditions spé-
ciales de beauté ont été toujours si renommés, si admires par
tout le monde, et servent aussi á relever les forces de Pesprit.
Comme vous l'aurez remarqué, ce mémoire a euseulemeat
pour but, Pexplicatioa que je troave véritable, sur la fagon dont
les climats d'altitude opérent dans Forganisme des tubercu-
leux, et produisent des changements physiologiques qui amé-
nent toujours un soulagement pour ees |)auvres malades, et
quelque fois méme leur giiérison. Les observations cliniques
du Dr. Licéaga ont déjá confirmé ehez nous eette action dans
la pratique journaliére, et il a presenté ses études si importan-
tes devant le monde medícale. Par oonséquent, nous ne devons
jamáis mépriser le traitement climatérique de la tuberculosa
par l'altitude, surtout, quand il y a sur la terre de grandes éléva-
tions si avantageusement situées comme la Vallée de México;
laquelle, a mon tour, et comme l'a £ait mon sarant maítre a Ber-
lín, en 1890, je vous offre comme une station idéale, pour y
établir des sanatoriums pour les phtisiques.
Mais loin de moi l'idée de vous recommander ce traitement
comme le seul qui puisse atteindre la guérison de la maladie.
Nous devons avoir toute notre espoir dans la sérumthérapie,
dont le complet succés n'est pas tres éloigné, j'en suis pres-
que sur. Dans les altitudes et au uiveau de la mer, je suis un
INFLÜKNCK DBS ALTITUDES 8ÜE L'ORGANISMK DES TOBEKCDLKDX. 157
partisan decide du traitement par reclusión dans les sanato-
riums spéciaux. (Le "closed treatement" des Anglais).
Comme resume de ce mémoire, j'ail'honneur de vous pré-
senter les suivantes conclusions.
consrcii.xjsioi>TS.
1. — Les climats d'altitude ont toujours une action bienfai-
sante et certaine sur l'organisme des tuberculeux, surtout,
quand les eiidroits sur lesquels on cherche cette action, ont
une altitude tres élevée, et que les autres facteurs de ees cli-
mats: temperatura, etc., sont aussi favorables que celles qu'of-
re la Vallée de México.
II. — Cette action bienfaisante dópend de l'influence direc-
to que Paltitude exerce sur l'organisme de l'homme vivant dans
les altitudes, développant des modifications importantes, néces-
sités par son adaptation a un milieu sec et raréfié. Les appa-
reils circulatoire et respiratoire sont surtout ceux qui se mo-
difient, et ees modifications consistent :
A. Dans l'augmeatation, proportionnelle á l'altitude, du nom-
bre des mouvements respiratoires et des pulsationes.
B. Dans l'augmentation, proportionnelle aussi, de la capacité
respiratoire des poumous et du sang.
C. Dans l'amplitude plus grande de l'extension thoracique.
B. Dans la densification propordonnelle du sang et de tous les
liquides de l'organisme.
F, Dans la diminution proportionnelle de la tensión intravas-
culaire du sang.
III. — Sans cesser de faire usage des austre traitements
conseillés jusqu'á présent comme les plus útiles, nous devons
recommauder aux malades de tuberculoso, leur établissement
dans les sanatoriums des grandes altitudes, et s'il n'ótait pas
possible, recourirá l'application de baias de pression á air ra-
réfié, dans la chambre pneumatique.
Ootobre 1907.
SOCIÉTE SCIBNTIKICJDK "ANTONIO ALZATB." MÉMOIEKS, T. 26
RESULTADOS DE LOS ANÁLISIS DE TIERRAS ARABLES,
POK EL DOCTOE
FEDEEIOO r. TILLASEÑOR, M. S. A.
PROCEDEIíCIA.
Estado de Guanajuato
Distrito: Apaseo
Municipalidad: Apaseo
Hacienda Mayorazgo 1.
CARACTERES GENERALES.
Peso de un litro de tierra secada
al aire 1 k. 222,496.
Agua higroscópica. 34.678 por mil.
Poder absorbente =488, 127 por mil.
Reacción: Neutra.
Espesor de la capa de tierra anali-
zada?
1000 de tierra seca = 1035.962 de
tierra húmeda.
ANALIÍálS FÍSICO-QUiMICO.
Residuos que que-
daron sobre el ta-
miz de 5 mm. . . ,
Residuos que que-
daron sobre el ta-
miz de 1 mm. . . .
Tierra fina
0.000
Materia orgánica y volátil 0.917
Calcáreo 0.274
6.885 Grava 5.694
Agfua higroscópica*^' ... 43.277
Materia orgánica y volátil 100.635
Calcáreo 1.927
(gruesa<'> 15.894
993.115 Arena: 601.977 I fina 18.087
( polvosa. 567.996
Arcilla 245.299
1000,000
1000.000
( 1 ) De donde se deduce que 1000 de tierra fiaa seca, equivalen á 1045. 503 de húmeda.
(2) Separadas por tamices de 0.5 y 0.2 de milímetro-
160 F. r. VillaseSoe.
ANÁLISIS QUÍMICO.
1000 partes de tierra fina secada al aire, contienen:
Agua higroscópica 43.577.
Materias combustibles y volátiles 144.909 comprendiendo:
Ázoe orgánico 0.328
Ázoe amoniacal 0.070
Ázoe nítrico - 0.162
Ázoe total 0.560
Parte soluble en frío en ácido clorhídrico 91.650 compren-
diendo:
Óxidos de hierro y aluminio 2.948
Cal 0.932
Magnesia 0.345
Sosa •. 0.195
Potasa 0.002
Acido fosfórico*^'. ... 0.009
Acido sulfúrico 0.032
Acido carbónico 0.623
Acido silícico 0.102
Cloro 0.140
Parte insoluble en frío en ácido clorhídrico 719.864 com-
prendiendo sol. en ácido fluorhídrico:
Oxido de hierro y aluminio 104.351
Cal 0.119
Magnesia 2.281
Sosa 19.239
Potasa . ._„ 20.444
Acido fosfórico 0.115
(1) Conteniendo ácido fosfórico soluble en eitrato
de amoníaco 0.003
EESUMEN.
ELEMENTOS ASIMILABLES
INMEDIATOS ELEMENTOS DE RESEEVA.
Ázoe 0.560 Acido fosfórico 0.121
Acido fosfórico 0.003 Potasa 20.444
Potasa 0.002 Cal 0.119
Cal 0.932 Magnesia 2.281
Magnesia 0.345
Análisis db tiebras abablbs.
161
PEOCEDENCIA-
Estado de Guanajuato.
Distrito Apaseo.
Municipalidad: Apaseo
Hacienda Mayorazgo 2
CARACTERES GENERALES,
Peso de un litro de tierra secada al
aire 1 k. 278.496.
Agua higroscópica 78.807 por mil.
Poder absorbente 609.083 por mil.
Rt^acción ligeramente alcalina.
E.^pesor de la capa de tierra anali-
zada?
1000 de tierra seca = 1085.541 de tie-
rra húmeda.
ANÁLISIS FÍSICO- QUÍMICO.
Residuos que que-
dan sobre el ta-
miz de 5 mm.
Residuos que que-
dan sobre el ta-
miz de 1 mm.
Ti
ierra nna
Materia orgánica y volátil 0.052
Calcáreo 0.022
0.530 Guijarros 0.456
Materia orgánica y volátil 0.772
Calcáreo 0.044
9.142 Grava 8.326
Agua higroscópica '*' ... 52.778
Materia orgánica y volátil 89.387
CMm 1 991 1 Arenoso .... 1.327
calcáreo i.y-i | j^^paipable. 0.594
gruesa <'' 29.528
990.328 Arena 690.541 fina 30.077
polvosa. . 630 936
Arcilla 255.701
1000.000
1000.000
(1) De donde se deduce que 1000 de tierra fina, seca, equivalen á 1056.294.
(2) Separados por tamices de 0.5 y 0.2 de milímetro.
162 I". JF. VnxASESoB.
ANÁLISIS QUÍMICO.
1000 partes de tierra fina secada al aire, contienen:
Agua higroscópica 53.294.
Materias combustibles y volátiles 103.100 comprendiendo:
Ázoe orgánico , . , 1.697
Ázoe amoniacal , 0.112
Ázoe nítrico 0.011
Ázoe total 1.820
Parte soluble en frío en ácido clorhídrico 103.100 compren-
diendo:
Oxido de hierro y aluminio 42.217
Cal 8.831
Magnesia 2.723
Sosa 2.128
Potasa 0.053
Acido fosfórico (1) 0.030
Acido sulfúrico 1.068
Acido carbónico - 0.275
Acido silícico 1.190
Cloro 0.320
Parte insoluble en frío en ácido clorhídrico 753.324 com-
prendiendo sol. en ácido fluorhídrico;
Oxido de hierro y aluminio 27.621
Cal 0. 146
Magnesia , .. 0.110
Sosa 1.599
Potasa 2.713
Acido fosfórico 0,301
(1) Conteniendo acido fosfórico soluble en citrato
de amoníaco 0.016
EESUMEN.
ELEMENTOS ASIMILABLES
INMEDIATOS. ELEMENTOS DE RESERVA.
Ázoe 1.820 Acido fosfórico 0.315
Acido fosfórico 0.016 Potasa 2,712
Potasa 0.053 Cal 0.146
Cal 8.831 Magnesia 0.110
Magnesia 2.723
Anausis dk tikrras arables.
163
PROCEDENCIA-
Estado de Guanajuato.
Distrito Apaseo.
Municipalidad: Apaseo
Hacienda Mayorazgo 3
CARACTERES GENERALES,
Peso de un litro de tierra secada al
aire 1 k. 145466.
Agua higroscópica 33.854 por mil.
Poder absorbente 554.986 por mil.
Reacción: Neutra.
Espesor de la capa de tierra anali-
zada?
1000 de tierra seca = 1033.970 de tie-
rra húmeda.
ANÁLISIS FÍSICO-QUÍMICO.
Residuos que que-
dan sobre el ta-
miz de 5 mm.
r 000
Residuos que que-
dan sobre el ta-
miz de 1 mm.
Materia orgánica y volátil 0.516
Calcáreo .... 0 220
8.190 Grava 7.454
Agua higroscópica '" . . 43.875
Materia orgánica y volátil 184.875
Calcáreo 1,785
Arenoso . .
Impalpable.
0.711
1.074
gruesa <" 17.779
Tierra fina 991.810 Arena 536.123 fina 16.363
polvosa.. 501.981
Arcilla 225.340
1000.000
1000.000
(1) De donde se deduce que 1000 de tierra fina, seca, equivalen á 1046.298 de húmeda.
(2) Separadas por tamices de 0.5 v 0,2 de milímetro. »
Mem. Soo. Alsate. Méxioo.
T. 26 (1907-1908)— 22.
164 F. F. VillaseSoe.
ANÁLISIS QUÍMICO.
1000 partes de tierra fina secada al aire, contienen:
Agua higroscópica 44.237.
Materias combustibles y volátiles 186.577 comprendiendo:
Ázoe orgánico ; 2.781
Ázoe amoniacal 0.140
Ázoe nítrico 0.019
Ázoe total 2.940
Parte soluble en frío en ácido clorhídrico 96.100 compren-
diendo:
Óxidos de hierro y aluminio 37.100
Cal...._. 8.893
Magnesia 3.633
Sosa „ 1.133
Potasa 0.065
Acido f osf órico'^\ ... 0.056
Acido sulfúrico , 0.274
Acido carbónico 4.767
Acido silícico 1,006
Cloro 0.160
Parte insoluble en frío en ácido clorhídrico 673,086 com-
prendiendo sol. en ácido fluorhídrico:
Oxido de hierro y aluminio 22.077
Cal 0.014
Magnesia 0.242
Sosa 9.154
Potasa . . 2.692
Acido fosfórico 0,000
(1) Conteniendo ácido fosfórico soluble en citrato
de amoníaco 0.018
RESUMEN.
ELEMENTOS ASIMILABLES
INMEDIATOS ELEMENTOS DE RESERVA.
Ázoe 2.940 Acido fosfórico. ... 0.038
Acido fosfórico 0.018 Potasa 2.692
Potasa 0.065 Cal. 0.014
Cal , 8.893 Magnesia 0.242
Magnesia 3.633
Análisis db tixbkas arables.
165
PROCEDENCIA. CARACTERES GENERALES.
Estado: Veracruz. Peso de un litro de tierra secada al
Cantón: Córdoba. aire: 1 k. 04832.
Municipalidad: Córdoba. Agua hidroscópica: 26.7 por mil.
Hacienda: San Migueli- «Poder absorbente: 394.420 por mil.
to A. Reacción: neutra.
Espesor de la capa de tierra anali-
zada: ?
1000 de tierra seca= 1027.432 de tie-
rra húmeda.
ANÁLISIS FÍSICO-QUÍMICO.
Re.siduos que que-
dan sobre el ta-
miz de 5 mm.
0.000
Residuos que que-
dan sobre el ta-
miz de 1 mm.
Materia orgánica y volátil 0.110
Calcáreo 0.132
2.550 Grava 2.308
Agua higroscópica '^^ 15.161
Materia orgánica y volátil 194.99G
Tierra fina
Arenoso 2.295
Impalpa-
ble.... 0.598
Gruesa'-' 29.855
Fina. . - . 49.855
(Polvosa. 271.158
Arcilla 442.923
Calcáreo 2.893
997.450 Arena 341.477
1000.000
1000.000
meda.
(1) Pe donde se deduce que 1000 de tierra fina seca eqnivalen á 1015. 42r) de hú-
(2) Separadas por tamices de 0.5 y 0.2 de milímetro.
166 F/F, VillabkSob.
ANÁLISIS químico.
1000 partes de tierra fina secada al aire, contienen:
Agua higroscópica 15.200.
Materias combustibles y volátiles 197.500, comprendiendo:
Ázoe orgánico 1.915
Ázoe amoniacal 0.168
Ázoe nítrico 0.017
Ázoe total ' 2.100
Parte insoluble en frío en ácido clorhídrico 192.700 com-
prendiendo :
Oxido de hierro y alumina 177.760
Cal 0.849
Magnesia 0.122
Sosa 0.193
Potasa - 0.012
Acido fosfórico'^' 0.077
Acido sulfúrico 2.245
Acido carbónico 1.290
Acido silícico 1.360
Cloro 0.120
Parte insoluble en frío en ácido clorhídrico 594.600 com-
prendiendo sol. en ácido fluorhídiico.
Oxido de hierro y alumina 145.577
Qal 7.492
Magnesia. . ".'.'. ^V.V.'-'. . '. . * 1 ^ ! " ! !! !! !! ¿324
Sosa - - .- 37.459
Potasa 5.114
Acido fosfórico 0.030
(1) Conteniendo ácido fosfórico soluble en citrato
de amoníaco 0.009
EESÜMEN.
ELEMENTOS ASIMILABLES
INMEDIATOS. ELEMENTOS DE RESERVA.
Ázoe 2.100 Acido fosfórico ..... 0.068
Acido fosfórico 0.009 Potasa 5.114
Potasa 0.012 Cal 7.492
Cal - - - 0.849 Magnesia 8.324
Magnesia 0.122
Análisis de tierras arables.
1G7
PROCEDENCIA. CARACTERES GENERALES.
Estado de Veracruz. Pe.so de un litro de tierra secada
Distrito: Córdoba al aire 1 k. 15462.
Municipalidad: Córdoba Agua higroscópica. 15.3 por mil.
Hacienda San Miguelito 8 Poder absorbente: 474,080 por mil.
Reacción: Neutra.
Espesor de la capa de tierra anali-
zada?
1000 de tierra seca» 1015.538 de
tierra húmeda.
ANÁLISIS FÍSICO-QUÍMICO.
Residuos que que • Materia orgánica y volátil 1.402
daron sobre el ta- Calcáreo : 1.G74
miz de 5 mm.... 44.610 Calcáreo 41.534
Residuos que que- Agua higroscópica'*' — 4.176
daron sobre el ta- Materia orgánica y volátil 3.866
miz de 1 mm. . - . 55.908 Grava 47.866
Tierra fina
( arenoso . 0.090
Calcáreo 1.169 < impalpa-
( ble... 1.079
(gruesa*-' 62.972
899.482 Arena: 428.392 ] fina 66.644
(polvosa. 298.776
Arcilla 314.090
1000,000
1000.000
(1) De donde se deduce (lue 1000 de tierra fina seca, Oíiiii valen á, K{2.028de húmeda.
(2) Sepai'adas por tamices de ü.O y 0.2 de uiilimetro.
168 F. E. VuxaseSoe.
ANÁLISIS QUÍMICO.
1000 partes de tierra fina secada al aire, contienen:
Agua higroscópica 31.034.
Materias combustibles y volátiles 141.300 comprendiendo:
Ázoe orgánico 1.055
Ázoe amoniacal 0.182
Ázoe nítrico 0.023
Ázoe total 1.260
Parte soluble en frío en ácido clorhídrico 1 36.500 compren-
diendo:
Oxido de hierro y aluminio 16.762
Cal 0.112
Magnesia 0.093
Sosa í 0.139
Potasa 0.112
Acido fosfórico (1) ... 0.080
Acido sulfúrico 0.237
Acido carbónico 0.177
Acido siKcico 0.556
Cloro ........: •-. 0.150
Parte insoluble en frío en ácido clorhídrico 691.166 com-
prendiendo sol. en ácido fluorhídrico;
Oxido de hierro y aluminio. 154.683
Cal 8.372
Magnesia 0.149
Sosa 50.731
Potasa 5.529
Acido fosfórico No hay.
(1) Conteniendo acido fosfórico soluble en eitrato
de amoníaco 0.009
RESUMEN.
ELEMENTOS ASIMILABLBS
INMEDIATOS. ELEMENTOS DE RESERVA.
Ázoe ] .260 Acido fosfórico - . . . 0.071
Acido fosfórico 0.009 Potasa 5,529
Potasa. 0.112 Cal 8.372
Cal 0.121 Magnesia .. 0.149
Magnesia 0.093
Análisis db ttebras arables. 160
PROCEDENCIA. CARACTERES GENERALES.
Estado de Veracruz. Peso de un litro de tierra secada al
Cantón Córdoba. aire 1 k. 00838.
Municipalidad: Córdoba. Agua higroscópica 14.5 por 1000.
Hacienda San MiguelitoC Poder absorbente 512.160 por 1000.
Reacción: Neutra.
Espesor de la capa de tierra anali-
zada?
1000 de tierra seca = 1014.713 de
tierra húmeda.
ANÁLISIS FISICO-QUIMICO.
Residuos que que-
daron sobre el ta-
miz de 5 mm. . . . 0.000
»
Residuos que que- Metería orgánica y volátil O 582
daron sobre el ta- Calcáreo. . , 0.372
miz de 1 mm . . . 3.164 Grava 2.210
Agua higroscópica'*' ... 22.721
Materia orgánica y volátil 188.801
( Arenase. 0.176
Calcáreo 0.469 s impalpa -
( ble . . . 0.293
( gruesa'" 50.910
Tierra fina 996.836 Arena 313.410 ] fina ... . 78.869
( polvosa . 183.631
Arcilla 471.435
1000.000 1000.000
(1) De donde se deduce que 1000 de tierra fina seca, equivalen á 1023.325 húmeda.
2) Separadas por tamices de 0.5 y de 0.2 de milímetro.
170 F. r. ViLLASKÑOE.— Análisis de tibebas abablbs,
ANÁLISIS QUÍMICA.
1000 partes de tierra fina secada al aire, contienen:
Agua hidroscópica. 22.794.
Materias combustibles y volátiles 189.400 comprendiendo:
Ázoe orgánico 3.514
Azee amoniacal - 0.252
Ázoe nítrico 0.014
Ázoe total 3.780
Parte soluble en frío en ácido clorhídrico 199.800 compren-
diendo:
Oxido de hierro y aluminio - . . 36.795
Cal 0.140
Magnesia , 0.002
Sosa 0.204
Potasa 0.028
Acido fosfórico (1) - - 0.026
Asido sulfúrico 0.048
Acido carbónico 0.040
Aciso silícico 1.566
Cloro 0.100
Parte insoluble en frío en ácido clorhídrico 588.006 corfi-
prendiendo sol. en ácido clorhídrico:
Óxidos de hierro y aluminio 95.022
Cal 7.056
Magnesia 0.941
Sosa 5.174
Potasa 0,188
Acido fosfórico No hay,
(1) Conteniendo ácido fosfórico soluble en citrato
de amoníaco 0.005
RESUMEN.
ELEMENTOS ASIMILABLES
INMEDIATOS. ELEMENTOS DE RESERVA.
Ázoe 3.780 Acido fosfórico 0.021
Acido fosfórico 0.005 Potasa 0.188
Potasa 0.028 Cal 7.056
Cal 0.140 Magnesia 0.941
Magnesia...' 0.002
SOCIÉTÉ SCIKNTintíDB "ANTONIO ÁLZATE." MÉMOEBKS, T. 26.
Notas comptaentarias á las "Breves reglas de Cronología practica,"
POR EL PEESBITEKO
CALIXTO DEL E. OENELAS, M. S. A.
Que también las ciencias nacen, crecen y se desarrollan,
es una verdad palmaria que nadie puede negar. Precisamente
en nuestros días, vemos como las ciencias naturales se desa-
rrollan admirablemente, así como la filosofía en la floreciente
Grecia de otro tiempo.
Pero en medio de ese maravilloso concierto, encontramos
á la ciencia cronológica, aunque inseparable de la Historia y
de la Astronomía, que se le llama ciencia obscura, un cam-
po abrupto, é inaccesible, y respetables autores están de
acuerdo en decir, que la cronología, aun está en pañales. Y
por cierto que ha tenido una infancia no solo secular sino mi-
lenaria, con una confusión de diversos cómputos de cronolo-
gías que cada nación presenta la suya con mil sinuosidades ó
cuestiones problemáticas tan intrincadas, que hasta hoy día
no se pueden resolver.
Esto ha hecho que los científicos modernos perdiendo to-
da esperanza, y como último recurso han apelado á la Geolo-
gía y á la Arqueología en busca de la edad del mundo, ya que
ni de los códices más antiguos del Egipto, ni de la misma
Mem. Soo. Álzate. México. T. 26 (1907-1908),— 23.
172 C. E. Oenelas.
Biblia han podido arrancar una edad cronológica y exacta del
hombre sobre la tierra.
¿Acaso este cúmulo de dificultades sean las que impidan
la vida y el desarrollo de la 'Cronología, para que llegue á su
más elevado apogeo y desempeñe el importantísimo papel que
debe en el teatro de las ciencias, como la antorcha soberana
de la Historia?
Veamos en com'untolas dificultades y precicemos los pun-
tos más culminantes.
La Cronología Bíblica, aun en la misma ciencia se ha teni-
do¡[por la más cierta quizá hasta hoy, para único punto de
apoyo respecto de la edad del hombre, como veremos adelan-
te. Antiguamente la Cronología Bíblica, se le creía incluida
en la revelación divina; pero actualmente los exógetas mo-
dernos dicen clara y terminantemente, que de los libros de
Moisés, no se desprende una perfecta cronología. El Padre
Juan Mir en su obra de la creación, 3^ edición, tomo II, cap.
XLV dice: "que las genealogías bíblicas no son conti-
nuas, sino discontinuas, que faltan fechas numéricas en el
catálogo de las generaciones." Más adelante dice: ¿"qué
será si se llega á reconocer que las tablas cronológicas de la
Biblia, están incompletas y mermadas? Que desde Adán has-
ta Abraham, apenas, disponemos de ramas sueltas y mutila-
das, tales, conviene á saber, cuales eran menester y no más"
" que hay razones para sospechar que en la Biblia se
omiten generaciones" "á causa de las omisiones que pue-
dan suponerse "
El esclarecido Hougó dice: "La Biblia en ningún lugar
afirma que el mundo tenga cuatro, cinco ó seis mil años (A. C);
nosotros somos los que hemos creído poder, con ayuda del
cálculo, llegar á estos guarismos, que al fin expresan sumas
cuyos sumandos no tenemos enteramente conocidos." Según
esto, — dice el Padre Mir, — no hay cronología bíblica, es decir,
contenida material ó formalmente en la escrituras; lo que sí
:NotAS Á las BEOLAS DB CBONOLOOfA. 173
hay, es grandísima variedad y confusión de cómputos hechos
por los escriturarios con el ai'tificio de sus sistemas; cómputos
sujetos á discusión é inciertos por resultar de combinaciones
dudosas, etc."
Mortillet, dice: "La Biblia, ese aclamado fruto de la revela-
ción y depósito de toda verdad, ha sembrado grandes discordias
entre los cronólogos, de suerte que no han podido entenderse
acerca del tiempo transcurrido desde la creación de Adán has-
ta el Nacimiento de Cristo." Y en seguida dice el Padre Mir:
— "¿Qué culpa tiene la Biblia de las discordias de los cronó-
logos?
En el mismo capítulo dice el P. Mir: .... "la tolerancia de
la Iglesia en tanta diversidad de cálculos dan luz y persuación
para concluir fundadamente que es incompleta y mermada la
cronología bíblica."
También dice: "No puede ponerse en duda, repetimos, en
que la cronología bíblica, vaga, incierta "
Por el estilo, mucho se dice que no hay continuidad en la
narración de los hechos y en las genealogías de los libros sa-
grados.
En mi humilde concepto, solo es una la dificultad ^funda-
mental de tanta cuestión; solo un problema y es: encontrar la
edad del hombre sobre de la tierra.
De la dificultad de este problema nacen otros dos más y
son: 1? jDe la falta de solución de este problema de la edad
del mundo se infiere que no haya cronología bíblica? 2? ¿Hay
ó no, discontinuidad y falta de fechas en las genealogías bí-
blicas?
Aunque no es mi propósito tratar cuestiones tan delica-
das, guardando aquel consejo de San Agustín que dice: "Serva-
ta semper moderatione piae gravitatis nihil credere de re obs-
cura temeré debemus" (P. Mir, Creación, tomo II, pág. 462),
me limitaré á hacer de paso varias observaciones:
Primera. — No son los problemas ni la solución de ellos los
174 C. R. Oenelab.
que constituyen la vida de una ciencia, sino sus principios só-
lidos é incontrovertibles. Luego, por la falta de fsolución de
uno ó más problemas no podemos inferir la no existencia de
una ciencia. Luego porque se ignora la edad del mundo que
constituye un problema, no puede inferirse que no haya cro-
nología bíblica.
Segunda, — Como la revelación divina está velada por la
incomprensibilidad de la sabiduría infinita, hasta hoy, no le ha
sido dado al hombre entresacar y distinguir la ci;onología sa-
grada que necesariamente debe desprenderse de los libros de
la Biblia, como obra perfectísima del Creador. También los
raudales de luz divina, deslumhran al hombre para demostrale
su incapacidad. Si en el mundo corpóreo nos encontramos ro-
deados de la realidad material y ésta misma es un conjunto
de misterios para el hombre; nuestro mismo organismo y nues-
tra vida es un misterio en todas sus funciones. Pues ¿qué di-
remos de la revelación divina nacida de la fuente inagotable
de Sabiduría infinita? Solamente la ignorancia, dice con razón
M. Hebert, es capaz de imaginar que la ciencia humana es
todopoderosa.
Entonces ¿qué culpa tiene la Biblia de la incapacidad del
hombre?
Tercera. — Ahora, si por el más ó menos conocimiento de
hechos históricos, ó de la subrepción de tiempo y de genealo-
logías, etc., se mide ó se manifiesta la vida y desarrollo de una
ciencia ¿qué diremos de la ciencia Astronómica? ¿cuánto le fal-
ta por conocer? Hasta hoy no le ha sido dado al hombre ras-
gar con su pupila ese zafir hermoso del firmamento para con-
tar siquiera, esa pléyade infiinita de mundos sidéreos y cam-
pear por aquellos arcanos de luz, para contemplar de cerca
las grandiosas maravillas y las bellezas del Soberano Artífi-
ce.
Si del pequeño planeta la luna todos los días estudian
los astrónomos: el fondo de sus mares, sus cráteres volcánicos
Notas á las bbolab de cbonoloqía. 175
y sus montañas, sin que hasta hoy tengan un conocimiento
claro de ella; qué, por ésto debieran esclamarlos astrónomos.
¡No hay Astronomía!
Pues ¿por qué ignoramos la solución de un problema, po-
demos decir, no hay Cronología?
Cuarta. — De la discontinuidad de las listas genealógicas:
¿qué razones tienen los exégetas modernos para demostrarlo?
Ninguna prueba que tenga positividad y evidencia necesarias
nacen de razones puramente negativas ó hipotéticas, de temo-
res y sospechas, y ni éstas cree el Padre Mir, sean evidentes
como se desprende de sus palabras, que "hay razones para
sospechar" Más adelante.. . ."de las omisiones que puedan supo-
nerse" en fin, todas las razones que tuvieren, vagan más en la
incertidumbre que aun la misma cronología sagrada; pues és-
ta por más problemas que presente, y dificultades, de hecho
existe formada y basada en la verdad de hechos históricos, de
fechas y lugares, etc. Ahora ¿que de los temores y sospechas,
deberemos inferir una consecuencia cierta y positiva? El Car-
denal Macella exclama: "Yo no entiendo porqué han de po-
nerse al abrigo de semejantes efugios, cuando tenemos pa-
tente y á la vista un camino derecho que podamos seguramen-
te seguir. Porque á cuantos atribuyen al genero humano in-
definida ancianidad, podemos decirles: vuestras razones nada
prueban ni concluyen el intento, luego no es posible apartar-
nos de la referida cronología."
Pues de hecho, se han inventado muchos sistemas, pero
ninguno ha arrancado el aplauso unánime de los exégetas mo-
dernos, ni tienen el visto bueno de la conciencia, todos ellos
han muerto eclipsados por el sol explendoroso de la misma
ciencia.
El Padre Mir dice: "Si es fácil arbitrar sistemas no es si-
no muy arduo apoyarlos en razones macizas; que el piélago de
la hipótesis es anchuroso pero malo de vadear y muy expues-
to á peligro de naufragio. Los exégetas católicos tienen bien
176 C. R. Obnbls.
consultados y examinados todos los códices, tienen vistos y
pasados los senos del vasto mar de las Escrituras; y así no es
creible que anden, tocando á la suma de años tan errados y
mentirosos como la arrogante interpretación quiere suponer."
Quinta. — En fin, si porque se acusa á la cronología bíbli-
ca de incompleta y mermada, que nonos dala edadexactadel
mundo, se infiere que no hay cronología bíblica, esto mismo
entonces, se podría inferir de la cronología universal de todos
los pueblos, porque ni la cronología Egipcia nos la suministra;
más, como la cronología es ciencia, vendríamos á concluir, no
hay ciencia cronológica; lo cual sería un absurdo.
Pues como antes he dicho, la ciencia cronológica descan-
sa y tiene vida por sus sólidos principios; basta la edad, los
hechos y las genealogías que le suministra la historia, aunque
fuera un número de años supuesto, ahí se desarrollaría y vivi-
ría la cronología. Las matemáticas, aun en una cantidad su-
puesta^ aplican sus reglas y principios; allí demuéstrase la vida
de uDa ciencia exacta. Por lo tanto la cuestión de la edad del
mundo, aunque se relaciona con la ciencia, pero interesa más
á la historia que á la ciencia, pero frecuentemente se confun-
den las cuestiones puramente históricas con las cronológicas
6 viceversa.
Sexta. — Ni del silencio de la Iglesia en cuestión tan ardua
creo que se infiere lo incompleto y mermado de la cronología
bíblica, ni sería esta la única conclusión, y sí creo qué fuera
la menos lógica; porque aun en los puntos de dogma, la Igle-
sia ha guardado silencio por siglos enteros, y jamás lo ha guar-
dado porque los haya juzgado faltos de pruebas; pues al fin
de tanto estudio y tanta controversia los ha definido dogmas
de fó.
La Iglesia católica, según yo entiendo, ha recibido de sus
agniógrafos ó exégetas sagrados los diversos cómputos de los
Hebreos, de los Samaritamos y de los setenta; y ella sigue con
prudencia el de Natal Alejandro, que concede al mundo la edad
Notas k las beqlas de OB6NOLoaíA. 177
de cuatro mil años hasta Jesucristo. Pero guarda silencio, aun-
que una pléyade de hombres sapientísimos le siguen, tanto exé-
getas sagrados como profanos, sin embargo, ella se precave de
dar un fallo en cuestión lan ardua y delicada, y solo la ha pues-
to ante el tribunal de la ciencia para que ella le forme el pro-
ceso más riguroso á la cronología sagrada; y después la Igle-
sia forme sus conclusiones y defina conforme á la ciencia y á
la revelación, cuál sea la edad del mundo.
Repito, no ha sido mi ánimo tratar cuestiones tan delica-
das y menos contrariar en lo más mínimo el dicho y las opiniones
de autores respetabilísimos, apenas sobrecogido del temor que
inspira un asunto tan serio, me atrevo á dar mis observacio-
nes, en cuanto que, dicha cuestión se relaciona con la ciencia
así como para demostrar, que en el gran problema de la edad del
mundo, ni la discontinuidad de las genealogías déla Biblia, ni
lo intrincado de las listas de las dinastías del Egipto, ni las de
todos los pueblos, son un obstáculo para la vida y el desarro-
llo, de la cronología en general, porque descansa en sus sóli-
dos principios y no en el más ó menos conocimiento de fechas
históricas.
Entonces ¿cuál puede ser la causa del más completo ma-
rasmo en que por tanto tiempo ha permanecido la ciencia
cronológica?
Para penetrar en las tinieblas hay que llevar antorchas,
luces indeficientes é ir quitando los escollos y los tropiezos.
Pues para penetrar por la cronología en que hay tanta
obscuridad, hay que establecer muchas reglas; éstas serán las
luces que no faltarán y así, ir disipando los errores que son
los que verdaderamente impiden su vida y desarrollo. Así lle-
gará á crearse un nuevo horizonte y una nueva aurora en el
cielo de la cronología; entonces, se presentará esta ciencia her-
mosa, llena de vida y de luz, sin las sinuosidades que hasta
hoy presenta.
Aunque no seré yo quien señale los errores de una ciencia
178 C. R. OBNjSXAfl.
como es la cronología, soy un neófito sin la instrucción sufi-
ciente, solo con un amor decidido por ella.
Sin embargo, con la antorcha de la ciencia misma iremos
penetrando á ese santuario, hasta hoy casi inaccesible, dejan-
do en sus puertas y llevando en la mano una luz, una enseña
de verdad, que nos sirva de guía en cuestión tan delicada.
Aunque el hombre, hasta hoy, no haya podido arrancar de
los libros sagrados una cronología exacta, sin embargo. Dios,
siendo infinitamente providencial, no abandonó al hombre en
lo alto del piélago de su revelación sin dejar una barquilla pa-
ra conducirlo á puerto seguro de verdad.
Será hasta hoy un lampo de luz quizá imperceptible y de
escaso valer ante los cronólogos, pero en medio de tanta va-
riedad de cómputos y del pánico introducido en el mundo cien-
tífico por tan contrarias y desfavorables opiniones, hay que
apelar á cuantos medios estén al alcance para abrirnos brecha
y salir avantes en la ciencia haciendo un esfuerzo sobrehumano.
El libro del Grénesis nos refiere que Dios verificó la crea-
ción del Universo en seis días, y que el séptimo descanzó; és-
te fué el Sábado, santificado por el pueblo judío, como Dios
lo había ordenado.
De aquí podemos inferir, que si el día séptimo fué Sábado,
el primero fué Domingo, conforme al orden hebdomadario que
hemos conocido; ya lo dije en mis ''Breves reglas de Cronolo-
gía práctica."
Pues yo entiendo, que el sagrado escritor, Moisés, ya que
se le considere inspirado por Dios, ó con todo el conocimiento
de las ciencias naturales que hasta hoy se ha alcanzado, co-
mo el sabio Ampére, no cabe duda, que todo lo escribió por
mero peso y medida, nada superfino, nada defectuoso. Por con-
siguiente; esa división septenaria bajo cualquier sentido que
se le considere'^' y la referencia del Sábado como séptimo día
(1) Trato únicamente de probar que el primer día de los 4,000 añes antes de J. C.
fué Domingo; más no en manera alguna del sentido de los días ezaméñcos ó sea de la
acepción de la palabra "yom."
Notas A las beqlas db chonologIa. 179
no están por demás y hay que hacer aplicación de la ciencia y
veremos si están ó no en la más perfecta armonía.
Así es que, por lo pronto, podemos asentar esta verdad,
segiín el texto sagrado y es: que el primer día de vida, ó en el
que comenzó á vivir el Universo, fué Domingo, según ésto des-
de luego podemos infeiñr que para saber cuál délos cómputos
sea el más exacto, una de las condiciones, si no es la principal
que debe tener, es que haya comenzado en Domingo, y este
día debe estar en rela^íión con el día presente en que vivimos, se-
gún el cómputo de los años de las semanas, días y fechas res-
pectivas.
En el curso de este estudio, probaré hasta donde me sea
posible, que entre los cómputos de los Samaritanos, el de los
Hebreos y el de los Setenta; el de Natal Alejandro, Marco An-
tonio, CappelH, etc., es el único que debió comenzar en Domin-
go, y es el que concede al mundo cuatro mil años de existen-
cia desde la creación hasta Jesucristo.
Este es el cómputo más seguido aun por los exégetas pro-
fanos.
Además: el segundo punto fundamental, en el cómputo
de los tiempos es la fecha del nacimiento de Jesucristo; este es
el punto más culminante de la historia sagrada, que mira tan-
to al origen como al ocaso del mundo; que parece confundirse
con el primero de los cuatro mil años porque precisamente en
esta fecha nació Jesucristo; pero no, porque esta fecha se-
para á la Era antes de Cristo de la Cristiana que comenzó en
su nacimiento.
Contamos además con el ingenioso período Juliano com-
puesto por el célebre José Escaligero que encierra tanta pre-
cisión y sabiduría que ha sido un faro luminoso y norte segu-
ro en la solución de los problemas y cómputo de los tiempos.
Pero luego ocurre esta pregunta:
¿Por qué teniendo los Cronólogos en las manos y ante los
Mem. Soo. Álzate. México. T. 26 (1907-1908),— 24.
180 C. K. Órnelas.
ojos esta antorclia, andan en tanto desacuerdo en la solución
de diversos problemas?
I Acaso depende de que el Período Juliano sea poco eficaz,
ó depende de los cronólogos? Ciertamente no parece sino que
dicho Período Juliano no ha sido bien comprendido ó que los
científicos no se han penetrado bien de muchas cuestiones ó
puntos que aparecen de bien poca importancia. Pero hay que
tener en cuenta que en cuestión de números, no hay parvedad
de materia que pueda despreciarse; porque de una sola unidad
ó del modo de contar, resulta un error imperdonable. Así es
que hay mucho que estudiar, que explicar y que ir poniendo
cosa por cosa en su lugar, comenzando precisamente por lo más
pequeño.
Hay otros varios períodos menores ó pequeños, como son
los ciclos lunar, solar é indicción romana que de la multiplica-
ción de estos ciclos resultó el Período Juliano de 7,980 años.
Así también hay otras muchas reglas que la ciencia ha inven-
tado.
Después de sentadas estas preliminares ya podemos entrar
en materia. Repito, no vengo á enunciar errores, vengo a pre-
sentar las demostraciones que resultan de mis ensayos, por
vía de aplicación ó notas á mis estudios de "Breves reglas de
cronología práctica," basado en el supuesto de que el mundo
haya coatado cuatro mil años hasta Jesucristo. Una vez vistas
mis pruebas y soluciones conforme á mi nuevo sistema de in-
vestigaciones cronológicas, ó sean las reglas que esta Socie-
dad conoce, y que hace siete años publicó en sus Memorias,
comprobando cada día más, la facilidad, brevedad y precisión
para resolver cualquier problema, aún en diez segundos de mi-
nuto, ya después vosotros formaréis vuestras concluisones.
Nota primera. — En mi tratadito de "Breves reglas de Bro-
matología práctica," página 30 dije: "De paso diré que en el
curso de veintiocho años que forman el ciclo solar, sucede que
al cabo de los cinco, de los seis, de los once y luego otra vez de
Notas á las beqlas db obonología. 18]
los seis años, el 1? de Enero comienza en igual día de la se-
mana.
Ciertamente: No es necesario esforzarse uno para probar
esta verdad.
El año de 1901 comenzó en martes, después de seis años
el 1907 comenzó en martes y así el 1918 y el 1924. De suerte
que, en un período de 28 años, cuatro veces comienza Enero
en igual día de la semana, y 14 ó 15 en un siglo, (véase el cua-
dro cronológico). Todos los años que están en un sector, co-
mienzan en igual día, en el curso de un siglo.
Algunos cronologistas afirman que solo cada 28 años se
verifica esta coincidencia. Mendoza y Romero en su obra in-
titulada "Cronología Universal" pág. 59 dicen: "Ciclo solar ó
terrestre es un período de 28 años, al cabo de los cuales el año
comienza por los mismos días."
El padre Cappelletti en su "Tratado Elemental de Cosmo-
grafía," pág. 136, dice: "El ciclo solar actualmente viene á
constar de cuatro veces el período de los Hebreos, á saber, de
28 años, es decir, que si antes, al cabo de siete años empeza-
ba Enero por el mismo día, ahora sucede esto solo después de
28 años."
Nota segunda : Frente á la pág. 34 do las breves reglas es-
tá una tabla llamada de las eras, estableciendo gráficamente
la diferencia exacta de la Era verdadera y la vulgar. Por lo
tanto, probaré la necesidad que hay de expresar en cual de las
dos está basada la solución de un problema, que se relacione
con ellas; sin esta distinción resultaría ambigua y quizá con-
tradictoria.
Nota tercera, — Ibidem. pág. 59, dije: "710 años antes de la
creación, se comenzó á contar el Período Juliano y por consi-
guiente Jesucristo nació el 4710 del mismo Período Juliano."
Nota cuarta. — Ibidem. pág. 41, dice: Podemos infeiir que el
día primero del mundo fué Domingo.
182 C. R. Oenblas.
Noixi quinta.' — Solución del problema del año en que murió
Alejandro el Grande.
Nota sexta. — En el mismo tratado antes citado pág. 33 dije:
'^Tercero: que del nacimiento del Salvador, al principio de la
Era vulgar solo hay cuatro años de diferencia ó sean tres años
intermedios.
Probaré que para el cómputo de los tiempos y la solución
de problemas que se refieren á antes del nacimiento de Cristo
se deben contar cuatro años'de diferencia, y desde el primer
año de la Era vulgar, solo deben contarse tres. "
La solución de este problema será la llave para la solución
de los contenidos en las cuatro notas anteriores, quedando
desvanecidas todas las dificultades que treen consigo.
Fijémonos bien y planteemos el problema:
Si cuatro años son de diferencia de la Era Cristiana, con
el error de Dionisio "el pequeño" ó sea con la Era vulgar, ¿Des-
de este primer año se deben contar los mismos cuatro años?
No señores, cualquiera que fuese el número de años del error,
se debe contar un año menos. Una sola unidad es bastante
para traer en continua contradicción á los cronologistas, de
donde resulta muclias veces que la oscuridad de la cronología
depende del artificio de una mala computació-n. Por consiguien-
te si cuatro años son los del error en la Era vulgar, se deben
contar solo tres.
Pruébese: Según la cronología sagrada, Jesucristo nació
el año cuatro mil del mundo, habiendo comenzado "el Exiguo"
á contar, cuatro años después, así es que el 4004 lo contó por
1? de la Era vulgar, y solo quedaron sin contar el 4001, el
4002 y el 4003; pues si contamos al 4004 poi 1? de la Era vul-
gar y 4? del error, resulta contado dos veces, flotando por de
cirio así en la superficie de todos los problemas, una unidad
que impide el acuerdo y la uniformidad de los cronólogos en
la solución de ciertos problemas.
El año 1? de la Era vulgar propiamente hablando, es el 4°
XOTAS Á LAS BBQLAS DE OBÓNOLOOfÁ. 183
de la Era verdadera, y si al 1" de la Era vulgar le agrega-
mos 4 años como pretenden los cronologistas, resulta ser el 5°
de la Era verdadera y no el cuarto. De otro modo, decimos :
1-f 3=4, los mismos de diferencia y solo contados tres.
Dije "propiamente hablandc/' porque el año 4000 fué el que
se contó por 1° de la Era verdadera, pero del cuatro mil al
cuatro mil uno, se cuenta un año solo, pues si contamos 4000
por 1? de la Era verdadera, en todo caso quedarían solo 3999
años antes de Cristo y no 4000 y entonces sí eran cinco años
los del error y se contarían 4 años, pero sería no darles á los
años el lugar que les corresponde, y entrañarían serias difi-
cultades.
EJEMPLO.
Era verdadera I*""- año 4000 (de la Oración), último del siglo.
2° „ 4001 „ 1°
3-- „ 4002 „ 2°
4" „ 4003 „ 3°
„ „ 5° „ 4004 „ 4° del error y 1°
de la Era vulgar.
En una palabra, en ordeu progresivo de los siglos, el 4001
fué el 1° de la Era verdadera y entonces el 1° de la Era vul-
gar fué el 4004, cuarto del siglo. En orden al nacimiento de
Jesucristo, el 4000 fué el primero de la Era verdadera y el 5
fué el 1? de la Era vulgar como se ve en el ejemplo anterior.
Pero de todas maneras, solo quedaron sin contar tres uni-
dades del 1? al 3? ó del segundo al cuarto años.
Luego si al principio de la Era vulgar decimos: 1-f 3=4,
así debemos contar siempre 1902-1-3=1905. 1846-1-3=1849,
1907+3=1910.
Bergnier en su Diccionario Teológico dice : "Esto además
de lo que se acaba de leer, es pues lo que adelanta 4 años en
184 C. K. Oenels.
la Era vulgar: de suerte que en vez de decir ahora 1846 que
se cuentan según la Era vulgar ó común deberemos contar
1850 desde la verdadera época del nacimiento." Esto según
hemos visto, no es exacto.
Otra demostración de que solo 3 años deben contarse. Al
año 4004 le correspondió el A? número 2 por haberse comen-
zado á usar un año antes, por consiguiente, si decimos: 1907+
1=1908-5-19 = 8. Este es el áureo número del presente año.
Ahora, me supongo que todos los cronologistas están de
acuerdo en la data que he visto en el calendario de Galván, de
que el presente añe de 1907 es el 6620 del Período Juliano por
que 6,620 divididos por 19 nos dan el mismo áureo número 8.
Los 6620 se componen de 710 del Período Juliano antes
de la creación, 4000 antes de Jesucriáto, 3 años del error, y
1907+4000+3+710=6620.
Claro es, que si á 1907 aumentamos 4 y no 3, resulta una
unidad más en el áureo número y no el 8 que es el propio
de este año.
Aunque de aquí se podría objetar lo siguiente: que siendo
709 años del Período Juliano de antes de la creación y no 710
daría igual resultado aumentando 4 años del error y no daría
el mismo áureo número 8. Esto querría decir, ó que el error
habría sido de 5 años y por eso se contaban 4 años, ó que el
Período Juliano comenzó á contarse 709 años antes de la crea-
ción. Y no puede ser ni lo primero ni lo segundo. Porque se-
gún el texto sagrado del Génesis, se desprende como antes he
dicho, que el primer día del mundo fué Domingo, y en la ma-
yor parte de los pueblos reconocen este día como el primero,
en orden á los siete días que componen la semana; y poniendo
el Domingo como el primer día de los 4000 años de la Crea-
ción resulta esta solución conforme con el Período Juliano ó
sea con la ciencia.
Luego si decimos que el Período Juliano comenzó 709 años
antes de la creación y no 710, resulta, que el 4710 comenzó en
Notas i las beglas de chonolqqía. 185
Sábado y no en Domingo, y el séptimo día habría sido viernes
y no sábado, lo cual no está conforme con la ciencia como ve-
remos en seguida. Además: está probado que el áureo núme-
ro 8 le tocó al primer año de los 4000 antes de Cristo y para
saber cual es el del presente año, tenemos que aumentar 7 uni-
dades y así 5907+ 3-1-7 =5917-^-19= 8, el mismo A° n? y si
aumentamos una unidad más, no da la solución.
Nota séptima. — Vamos á ver si científicamente hablando,
el período de años que llevamos contados desde la creación co-
menzaron en Domingo.
Creo probado que en la Era vulgar no podemos contar más
de 3 años del error de Dlonis,io: por lo tanto del principio del
mundo á esta fecha son 59J9 años, hasta el día 31 de Diciem-
bre de 1906.
Si nos ponemos á computar el número de días de los 4000
años de la creación y los 1907 de la Era vulgar con los 3 años
del error de Dionisio, ateniémlonos á lo que refiere la Historia
3' según el modo de contar de los pueblos antiguos, no acaba-
ríamos nunca. Pero una vez que por medio dei Período Ju-
liano hemos alcanzado á saber que estamos en el año 6620, es-
tos años deben estar corajíletos con el número de días que les
corresponde, según el orden establecido por Dios y el conoci-
miento que la ciencia nos proporciona; según esto, computa-
remos los días que componen 4008 de la creación, un año an-
tes de la Era vulgar, según la ciencia en conformidad con la
Historia. Pues una es la ciencia cronológica y otra es la His-
toria: ésta nos da fechas históricas únicamente y la cronología
las preceptúa y ordena. Mas como el mejor modo de contar
los años según la cienaia es ajustado al Calendario Gregoria
no que es hasta hoy lo más perfecto que está en uso y confor-
al Período Juliano, así contaremos.
En la pág. 63 de "Breves reglas, etc.," dejé asentado que
el Período Juliano comenzó en Lunes, según esto computare-
mos las días de 710 años del Período Juliano antes de la crea-
186 C. K. Obnblas.
ción, multiplicando 710 por 365 días que tiene el año. Ahora,
como en el Calendario Gregoriano, cada 400 años el último es
bisiesto, resulta que en 7 siglos, 6 tienen 24 días bisiestos y
solo uno tiene 25, más dos días de los dos años bisiestos de
los 4? y 8? de los 10 más de los 700. Así decimos: 710X36=
259,150. Ahora, seis siglos por 24. 6X24=^144, más los 25 del
siglo cuarto, más los dos del 4° y del 8° años, 259, 150 +144 +
25 + 2=259,821^7=3,745 semanas y Vt.
Es decir, como el 710 años antes de la creación comenzó
en Lunes, desde este día debe contarse la semana hasta el Do-
mingo, por eso es que dividida la cantidad poi siete días da
el número de semanas y 7? ó sean 6 días más, que contados
desde Lunes, el sexto es Sábado, último día de los 710 años an-
tes de la creación. Luego otro día, 1? de los 4000 antes de Cris-
to, fué Domingo.
De la misma manera computaremos los 4000 años de la
creación hasta Jesucristo más los tres años antes de la Era
vulgar que comenzó en sábado; así es que el último día de los
4003 años del mundo fué viernes.
Haremos el cómputo 4003x365 = 1.461,095. Ahora 40 si-
glos entre 4=^10+25=250 días bisiestos de 10 siglos bisiestos
más 30 de 24 días bisiestos, 30X24=720 y 1 día bisiesto del año
4003 para que el 4007 que fué el 4° de la Era vulgar le corres-
pondiera ser bisiesto, y otro día que se forma en el curso de
3600 años. Por lo tanto: 1.461,095 + 250+720+2=1.461,067
días de 4003 años. Ahora, 1.461,067-=-7=28,623 semanas y ^|^
ó sean 6 días. Como los 4,003 comenzaron en Domingo debe
contarse la semana desde Domingo, Lunes, Martes, Miércoles,
Jueves y Viernes; seis días; el viernes fué el último de los 4003
años del mundo, otro día Sábado, fué el 1? de Enero del pri-
mer año de la Era vulgar, 4? del error. Consúltense las "Bre-
ves reglas," pág. 31 y todos los cronólogos están conformes
en que Sábado fué el 1? (de Enero) de la Era vulgar.
Notas á las reglas dk cbonoloqIa. 187
Hagamos igual ensayo con los 1906 años que se cuentan
hasta el 31 de Diciembre del presente año.
Antes diré que el calendario que nos rige tiene un día de
diferencia con el Calendario Gregoriano, si nos hnbiera regi-
do al menos desde Jesucristo, por ejemplo, al año de uno de
este siglo le correspondía haber sido 1? de Enero, lunes y no
martes. Véase la tabla milenaria Gregoriana en las "Breves
reglas," por ejemplo en la segunda columna de las dominica-
les en la línea horizontal 901 su dominical es G. y debía haber
comenzado en lunes. Este mismo día debía haber sido el 1?
del presenté siglo.
Y respecto de este Calendario Gregoriano, con el cómpu-
to que hago, hay de diferencia no uno sino dos días; así es que
resulta ser día último de Diciembre del año de 1906, no lunes
ni domingo, sino sábado. Por lo tanto en mi cómputo respecto
del día en que comenzó 1901, hay dos días de diferencia, y res-
pecto del día en que debiera de comenzar hay un día; después
de hecho mi cómputo daré la razón de esta diferencia.
Así y en todo conforme, saldrá el cómputo de días de 1906
años; 19 siglos divididos por 4 son cuatro bisiestos. 4x25=
100. Ahora 15x25:=360. Ahora 1906 X 365 =696, 150 -fl día
bisiesto del 4" año de este siglo son 697,151 días-í-7 = 9945 se-
manas y un día. Como el 1" de la Era vulgar fué sábado con-
taremos la semana de sábado á viernes, luego, si resulta un
día más le corresponde al sábado ó lo que es lo mismo, día úl-
timo de Diciembre de 19C6 en lugar de lunes que fué. Esta
diferencia de dos días es la prueba de la exactitud de mi cóm-
puto, como y según las razones que expondré en seguida, del
porqué de esta diferencia.
Es bien sabido que en la corrección Juliana, suponiendo
que haya sido el 3960, como opinan algunos. Sosígenes, fijó el
Equinoccio de Primavera el 25 de Marzo. Desde entonces co-
menzó á regir el Calendario Juliano.
También es cierto que los padres del Concilio de Nicea
Mem. Soc. Álzate. México. T. 26 (1907-1908),— 25.
188 C. R. Órnelas.
fijaron el Equinoccio el 21 de Marzo desde el año de 325 de la
Era vulgar.
Cierta es también la diferencia de este Calendario con el
Grregoriano, ó lo que aquel se atrasa. Por consiguiente, con
bastante razón de la corrección Juliana al Concilio de Nicea
había ya un atraso de consideración, pues según esto, supone
muchos antes la corrección Juliana; pero haciendo á un lado
esta cuestión, sabido es que, en 2,000 años hay de atraso en
el Calendario Juliano 15 días ó cerca de 3 en 400 años. De la
corrección Juliana al Concilio de Nicea habían transcurrido
cerca de 400, había ya dos días y horas de diferencia.
Ahora del Concilio, 325 al 1582 habían transcurrido 1250
años y por lo tanto, respecto del Equinoccio había 10 días de
diferencia y como el único punto de divisa que tuv^ la Iglesia
fué fijar el Equinoccio en 21 de Marzo, solo se descontaron 10
días, pero respecto del Calendario había 12 y no 10: pues es-
tamos en el último siglo de los 2,000 de la Corrección Juliana
y solo tenemos trece días de diferencia ¿dónde están los otros
dos días? Los tiene aun ei Calendario Juliano.
Así es que, si en lugar de contar el viernes 5 de Octubre
de 1582 por 15 se hubiera contado por 17 entonces, el sábado
29 de Diciembre de 1900 y del 1906, hubiera sido 31 y no 29,
ó lo que es igual el 1° de Enero de 1901 y 1907 hubiera sido
domingo conforme al Calendario Gregoriano, y no martes co-
mo lo fueron dichas fechas.
Entonces el Equinoccio hubiera quedado fijo el 23, sería
el mismo día pero contado por 23 en lugar de 21; pero es jus-
tamente 23. De tal suerte que hoy, día 2 de Septiembre debe-
ría ser 4 del mismo, descontados esos dos días.
Esta es la razón porque mi cómputo da el resultado ya co-
nocido.
Ahora, sumemos los tres cómputos de 710 años, el de los
4,003 y de los 1906, ó sea el número de días que los compusie-
lIOrAS Á LAS BKOLAS DE CRONOLOGÍA. 189
ron, según la ciencia: 259,321+1.462,066+696,151 = 2.417,538
(lías en 6620 años del Período Juliano.
El Calendario de Galván pone 2.417,567—2.417,538=39
días de diferencia.
He aquí un cómputo tomado no solo de la Historia sino
de la ciencia, y que está en el más perfecto acuerdo con la
misma Historia.
Luego el primer día de los 4,000 antes de Jesucristo fué
domingo.
Luego según este cómputo es más probable que de las Sa-
gradas Escrituras se desprenda una cronología perfecta, que
el que haya discontinuidad en las listas genealógicas, y fal-
ta de fechas numéricas.
Nota octava. — ¿En qué año del Período Juliano, á los cuán-
tos de la creación y cuántos años antes de Cristo murió Ale-
jandro el Grande?
Según todo lo dicho hay que expresar con claridad si la
solución del problema en el tercer punto se refiere al nacimien-
to de Cristo ó al primer año de la era vulgar.
O de otra manera: queda demostrado que hay Era verda-
dera y Era vulgar, con 4 años de diferencia una de otra, y
cuando se dice antes de Cristo, yo entiendo, antes de su na-
cimiento ó sea de la Era verdadera y no antes de la Era vul-
gar.
César Cantú en su "Historia Universal," tomo 7?, pág 8
dice: — Que el primer año de la Era vulgar fué el 4.714 del
Período Juliano;" y este año según el mismo autor, corres-
ponde al 776 de la primera Olimpiada. Luego 4 años antes, el
4,710 del Período Juliano fué el 772 de la primera Olimpiada
ó sea el 4,000 del mundo.
Por lo tanto, si Jesucristo nació el 4° año de la 193 Olim-
piada, multiplicadas por 4 decimos: 193x4=772 años. Además
los cronologistas é historiadores están de acuerdo en que Ale-
j^go C. E. Órnelas.
jandro el Grande murió el año 4390 del período Juliano, que
fué el 1° de la 114 Olimpiada, que multiplicando 113X4 = 452.
Admitidos estos puntos de apoyo, pasaremos á resolver
el problema, de cuántos años antes de la Era verdadera, y cuán-
tos antes de la vulgar murió Alejandro.
Si Jesucristo nació el 4710 del Período Juliano, que co-
rresponde á los 4000 del mundo y á los 772 de la primera Olim-
piada, decimos: 4710—772-3938. A esta cantidad agregamos
los 452 de las 113 olimpiadas, 3938+452 = 4390. Ahora resta-
mos de 4710—4390 = 320. Luego murió Alejandro á los 4390
del Período Juliano, á los 452 años de la primeía olimpiada y
á los 320 antes de Cristo, de su nacimiento ó sea de la Era
verdadera.
Ahora resolveremos el mismo problema según la Era vulgar:
Como hay 4 años de diferencia de una á otra Era ya no deci-
mos 4710 sino 4714, ni 772 sino 776. 4714— 776 =3938 -|- 452
=4390 del Período Juliano. Pero ahora decimos: 4714—4390
=324 años antes de la Era vulgar y no antes de Cristo. Lue-
go Alejandro el Grande murió el 320 antes de la Era verdade-
ra y 324 antes de la Era vulgar.
Cesar Cantú. "Historia Universal, tomo 7" pág. 8=^ resuel-
ve así el problema:
"El primer año de la Era vulgar fué el 4714 del Período
Juliano: por consgiuiente, si se nos dice que la 1*^ Olimpiada co
rresponde al año 776 antes de Cristo, restando 776 de 4714 se
tendrá el año 3938 del Período Juliano. Divídanse sucesiva-
mente, 3938-r-19, por 28 y 15, resultará que en dicho año habrán
sido 5 el ciclo lunar, 18 el ciclo solar y 8 la indicción: Ale-
jandro murió en el año 1? de la 114 Olimpiada, ó el 113x4=
452 después de la primera Olimpiada; á lo que corresponde con
el Período Juliano 3938 -f 452 = 4390. Para referirse á la ICra
vulgar, se resta 4390 de 4714, y se halla que la muerte de Ale-
jandro ocurrió en el año 324 antes de la Era Cristiana."
Nota novena. — Resueltas todas las dificultades anteriores
Notas k las rkolas di cbonolooía. 101
tenemos ya un campo bastante amplio para resolver un pro-
blema de palpitante importancia y seriamente debatido por
los historiadores y los cronologistas y es en qué fecha murió
Jesucristo.
Ya en mis "Breves reglas," pág. 62 dejé suscintamente
comprobado, que Jesucristo murió el viernes 19 de Marzo del
año 34 de la Era vulgar y la Pascua ó Resurrección fué el Do-
mingo 21 del mismo.
Según el método de Gauss, el Padre Cappelletti resuelve
que la Resurección se verificó el domingo 28 del mismo, así es
que 7 días antes fué domingo ó sea el 21. No cabe duda que
lo fué también según mis reglas y mi cu adro, cronológico.
Expuse la razón de que el plenilunio marcial se verificó
el jueves 18 de aquel mes y año dichos, de conformidad con el
texto sagrado'
Y ahora mi propósito es ampliar y confirmar mis pruebas
y mi resolución.
Veremos, no según la ciencia astronómica (porque no soy
astrónomo), sino por medio de los ciclos y período que la cro-
nología pone nuestras manos, como la regla ó norte más segu-
ros que hasta hoy conocemos; que el plenilunio de la luna de
Marzo del año 34 de la Era vulgar, 78 de JuHo César, 4747 del
Período Juliano, fué el jueves 18 de Marzo, puesto que la epac-
ta nos da la edad de la luna,
Y ahora vengo á probar que XXVI fué la epacta del año
34 de la Era vulgar.
Demos principio: si no con una precisión astronómica, pe-
ro sí es cierto que la epacta de cualquier año, nos da la edad
de la luna.
Admitida esta verdad, es cierto que multiplicando el cielo
solar 28, por el ciclo lunar 19, resulta la cantidad de 532 años,
y aunque no se quiera, al ciclo solar corresponden Jos siete
días de la semana en combinación con las letras dominicales;
así como el ciclo lunar está en íntima correspondencia con
192 C. E. Órnelas.
el ciclo epactal, de tal suerte que después de 532 años, coin-
ciden el mismo áureo mímero, la misma epacta, ciclo solar, la
misma dominical y principia el año en igual día de la semana.
Este ciclo de 532 años, después, he visto que fué el mismo
que inventó Victorio Aquitano, y aunque se ha tenido pOr im-
perfecto, pues que Dionisio el Exiguo quizo perfeccionarlo po-
niéndolo de 533 años. (Asilo dice el P. J. Gomar. Diccionario
de Ciencias Eclesiásticas, Tomo 8, pag. 58 j. Sin embargo, en
mis demostraciones se verá que coinciden perfectamente to-
dos los ciclos que he citado con los días de la semana. Aunque
después de la Corrección Gregoriana se tienen que descon-
tar ó más bien aumentar á las epactas, los días de diferencia
que hay con el Calendario Juliano, habiendo sin embargo al-
gunas veces, diferencia de 2 unidades.
Pues bien: la prueba de que la epacta del año 34, en cues-
tión, fué XXVI, su áureo número 16, su ciclo solar 15, su le-
tra dominical C y comenzó en viernes; es que después de cada
período de 532 años, se ha venido verificando el mismo fenó-
meno cronológico. Así es que, año 34-|-532 = 566: busquemos
el áureo número. Como este se comenzó á usar un año antes
de la Era vulgar, decimos: 566 -|-l=567-í-19 = 16. El áureo nú-
mero 16 en el Calendario Juliano, corresponde siempre á la
epacta XXVI; luego fué la misma. El ciclo solar se comen-
zó 9 años antes de la misma Era, y decimos: 566-f9 = 575
-f 28 = 15. En las "Breves reglas de Cronología" pág, 32 cons-
ta que la dominical del año 501 de la Era vulgar fué G. la sép-
tima de las comparativas; más, como en el presente siglo la ci-
fra 66 se encuentra en el sector núm. 6 letra B. y la séptima
de las dominicales de este sector es C. luego fué la misma del
año 34, y comenzó en viernes y el 19 de Marzo fué también
viernes y la epacta nos da el plenilunio en el mismo día.
Siguiendo este procedimiento, en los siguientes períodos
se verá igual resultado, aumentando 532 a,sí: 5664-532=1098.
-)-532== 1630-1-532 = 2162. líaoste año descontando los días
Notas A LAg eeqlas db cronou>oía. 193
de diferencia del Calendario Juliano se encuentra el mismo
día viernes y la misma letra dominical, aunque en la epacta á
pesar de aumentar los días de diferencia resultan dos unida-
des más.
Todo lo dicho viene á probar en mi concepto que la epac-
ta del año 34 fué XXVI y que si hay que creer en este ci-
clo, con el áureo número, que están conformes con el Período
Juliano, hay que concluir que esta epacta nos da con una
exactitud cronológica la edad de la luna en el año 34 de la Era
vulgar, y entonces es cierto que el plenilunio de Marzo fué el
jueves 18, luego la Resurrección fué el 21 del mismo. Por lo
tanto, cualquiera otra fecha en que se quiera colocar la muer-
te del Salvador se tendría primero que probar, que el jueves
víspera de su pasión fué el plenilunio de Marzo.
De todas las demostraciones expuestas podemos formar
las siguientes conclusiones:
Pritnera. — Que no son los problemas difíciles ni sus solu-
ciones los que impiden la vida y el desarrollo de las ciencias
cronológicas, sino algunos puntos que necesitan aclararse, de
la cronología misma.
Segunda. — Que no solo cada 28 años sino 4 veces en este
período y 14 ó 15 en 100 años, el mes de Enero comienza en
igual día de la semana.
Tercera. — Que el Período Juliano se debe contar 710 años
antes de la creación y que, por lo tanto, Jesucristo nació el
año 4710 del Período Juliano y 4714 fué el 1? de la Era vul-
gar, y el 776 de la 1^ Olimpiada.
Cuarta. — La necesidad que hay de distinguir la Era vulgar
de la verdadera en la solución de los problemas.
Por lo cual, Alejandro el Grande murió 24 años antes de la
Era vulgar y 20 antes de Cristo.
Quinta. — Que siendo 4 años del error de Dionisio el peque-
ño en la solución de problemas y cómputos de los tiempos,
194 C. K. Oenblas.— Notas A las heglas de ceonolosia.
desde el primer año de la Era vulgar se deben contar solo 3
y no 4 años.
Sexta. — Que el día 1° de los 4000 años antes de Jesucris-
to fué domingo.
Séptima. — Que según mis reglas, mis ensayos y mis demos-
traciones, resulta que Jesucristo murió el viernes 19 de Mar-
zo del año 34 de la Era vulgar; 37 de la Era verdadera; el
4747 del Período Juliano y 78 déla Corrección del Calendario
Juliano.
sentative of the National Geographic Society in charge of scientific woi-k.
Edited by John A. Fleming. Published under the auspices of the Natio-
nal Geographic Society by the Estáte of William Zierjler. Washington, D.
C. 1907. 4? pl. & maps.
DoHs et nonveiles pnblications reines pendaut Novenibre 1907.
Les noms des donati-iirs sont impriméa en italiques; les membres de la Société
son designes aveo ^. S: A.
Agamennone (G.) — Déterminatiou des bradysismes dans l'intérieur des conti-
nents au moyen de la photographie. Tradnction par G. En/jerrand. — Bru-
xelles (Bull. Soc. B. de Géol. &). 1904.
Arnold (Sarah Louise). — Guías para Maestros con la demostración de los piin-
cipios, métodos y fines de la enseñanza común. Traducido por Isabel Keit
Macdermott. Con un suplemento por Conrado Gay-PoUot. — Buenos Ai-
res. 1907. 12? (Libros para el Maestro, VIII; Edición de El Monitor de la
Educación Común).
Baratía (M.). M. S. A. — A proposito del nuovo códice di edilizia sísmica per le
Calabrie. -Perugia (Giomale di Geologia Pratica). 1907. 89
Berlese {Antonio), M. S. A. — Nuove sperienze conti'o la mosca delle olive. ("II
Coltivatore.") 1907.
Boddaert (Dr. D.) — Misure magnetiche nei dintorni di Torino. 1907. 4? 1 tav.
(Mem. R. Accad. Se.) Osservatorio di Moncalieri.
Bruxelles. — Observatoire Boyal de Belgique. Annuaire météorologique pour 1907
pnblié par les soins de A. Lancaster. 18?
Bruxelles. Société Belge de Géologie, de Paléontologie et ñ'Hydrologie. — Tablea ge-
nérales des matiéres des tomes I á XX du BuUetin. — Bruxelles. 1907. 89
Cerna (Dr. David). — Informe leído el día 19 de Enero de 19ü7 por el C , Pre-
sidente Municipal de Mondo va, en lepresentación del R Ayuntamiento de
1906.— Saltillo, Coah. 1907. 8? láms. 1 plano 1:10,000. {Dr. J. M. de la
Fuente, M. S. A )
Engerrand (G.), M. S. A. — Les Eolithes et laLogique. Bruxelles. 1906. — A pro-
pos da la Grott*> de Fuminha. A propos des silex d'Otta. Bruxelles (Bull.
Soc. d'Anthrop.) 1906. — Aperiju sur les Peuples de la Terre. Bruxelles.
1906. — Lesgéants, d'aprés MM. P. E. Launois et P. Roi. Bruxelles. (Bull.
Soc. Anthrop. ) 1906. — La verité suv l'"lle des Pigmées," Bruxelles.
(Bull. Soc. Anthrop.) 1906. — Comment on traite l'Anthropologie a la So-
ciété d'Anthropologie de Bruxelles. 1906.
Fernández de Echeverría y Veytia (Mariano). — Los Caléndanos Mexicanos. Edi-
ción del Museo Nacional de México. — México. 1907. Fol. láms.
Grimshaw (Dr. Robert). — La constraction d'une locomotive moderne. — Traduit
sur la 2me. édition allemande, par P. Poinsignon. — Paris, Gauthier-Fi-
Ilars. 1907. figs. (3 fr. 7.5 c.)
Hedñck (Henry B.)— Catalogue of Zodiacal Stars for the Epochs 1900 and 1920
reduced to an absolute system. ( Astronomical Papers prepared for the use
of the American Ephemeris and Nautical Almanac. Vol. XII, Part III).
"Washington. 1905. 49 {Nautical Almanac Office).
Melmert {F. B.), M. S. A. — Bestimmung der Hohenlage der Insel Wangeroog
durcli trigonometrisclie Messungen im Jahre 18«8. Berlin (Sitzb. k. Ak.
Wiss. 24. Oct. 1907). 1907. 89
Herrera (A. L.), M. S. A. — Le role préponderant de.s substanees minérfiles dans
les phénoménes biologiques. México. 1907. 89 ("Mem. Soc. Álzate, t. 24).
— Expéñences de Plasmogénie. Infiltrations d'acide chlorhydrique dans
un siücate alcalin. México. 1907. 89 pl, (Mem. Soc. Álzate, t, 26).
Linnaei (Caroli) Eq. aur. de Stella polari, Archiatri Eegii, Med. et Bot. Profess.
TJpsal. & &. — Philosopbia Botánica in qua explican tvr f ondamenta botáni-
ca com definitionibvs partium, exemplis terminorvm, observationibvs, ra-
riorvn. Adiectis figui-is aeneis. Editio secunda in gratiam botanopMlarvn
revisa et emendata. Curante D. lohanne Gottlieb Grleditsch. Berolini.
1780. 89
Mac Dougal (D. T.), Vail fA. M.), and Sbull (G. H.)— Mutations, vai-iations,
and relation-ships of the Oenotberas. (Publication No. 81, Carnegie Insti-
tution of Washington). Washington. 1907. 89 pl.
Marinelli (G.) — L'accroissement du Delta du Po au XlXéme. Siécle. (Traduc-
tion par G, Engerrand). Bruxelles (Inst. Géogr.) 1901. 89
Micolo (Lie. José P.) — íja Primera Conferencia de la Paz en La Haya y sus re-
sultados. Tesis. México. 1907. 89
Noriega {Prof. Juan Manuel). — Curso de Historia de Drogas. Edición del Insti-
tuto Médico Nocional. — México, Secretaría de Fomento. 1902. 49 837
Phiüppi (Dr. Eodulfo Amando)— Biografía del (1808 -1904) por Bernardo
Gotschlich.— Santiago (Chile). 1904. 89 1 retrato y láms.
Post J. et Neumann B. — Traite complot d'analyse chimique appliquée aux es-
sais industriéis. 2me. éd. fran§aise par le Dr. L. Gautier. T. II, 1er. fase.
— Paris, A. Hermann. 1908. 89 gr. figs. 6 fr.
Silvestri (F.), M. S. A. — Contribuzioni alia conoscenza degli insetti dannosi all'-
olivo e di quelli che non essi hanno rapporto. La tignola deU'olivo. — Por-
tiei (Boíl, del Laboratorio di zool. gen. e agraria della R. Scuola Sup.
d' Agrie.) 1907. 89 fig.
Terrés (Dr. José).— Medios adecuados para evitar el desarrollo de la tuberculo-
sis. Conferencias destinadas especialmente al profesorado de las escuelas
primarias, y tomadas taquigráficamente por la Srita. Concepción Ortiz y
algunas de sus discípulas. Edición de la Academia N. de Medicina. — Mé-
xico. 1907. 89
Washington, Smithsonian Institution. Annual Report of the Board of Regents.
For the Year ending June 30, 1906.-1907, 89 Fig. & pl.
Washington. índex-Catalogue of the Library of the Surgeon General's Office, U.
S. Army. 2d. Series. Vol. XII. 1907. 49
Weed (Walter Harvey).— The Copper Mines of the World. — New York. 1907.
Tomo 26. No. 6.
" MEMORIAS Y REVISTA
DE LA
SOCIEDAD científica
¿¿
Antonio ^lz:ate
publicadas bajo la dirección de
RAFAEL AGUILAR Y SANTILLÁN,
Secretario Genérate Perpetuo
— — ^ • — '
HOMMAIRE.
(Mémoires, feuilles 26 á 31 Revue. feuille 6).
99
Construction- — Nouvelle théorie statique des constiuctions, par M. R. Mallén,
p. 195-235. {Nova teorio statika pri la Jconstruajoj).
Physiothérapie. — Note sur un cas de radiodermite du cuir chevelu avec lepous-
se complete des cheveux, par le Dr. R. E. Cicero, p. 237-241. {Noto pri
lazo de radiodermito de la liara hauto kun plena falo da haroj).
REVUE. — Séance du 2 Décerabre 1907, p 41. — Bibliographie: Post et Neuraann,
Cadiat, Dubost et Boy de la Tour. Wéve, Deinoulin, Bourguignon. Zie-
gler Polar Expedition, Observatoire de Toulouse et Montessus de Ballore,
p. 42-47. — Notes diverses, p. 48.
MÉXICO
(3» CALLE DK REVILLAGIGEDO NÚSÍ. 3).
Diciembre 1907.
Publicación registrada como artículo de segunda clase en 12 de Febrero de 1907
Dons et noarelles pnblicattons reQnes pendant Décembre 1907.
Les noins des donatenrs sont imprimes en itaUques; les membres de la Société
aoBt designes areo M. S. A.
Abbadia íObservatoire d'). — (Institut des France. Académie des Sciences). Ob-
servations faites au Cercle Meiidien par MM. Verschaffel, Lahourcade,
Sougarret, Bergara, Sorreguieta et Groiilart. Publiées par M. 1' abbé Ver-
schaffel. Tomes I á IV, 1899-1904.— Hendaye fB. P.) 1903-1906. 4?
Albany, N. Y. New York State Museuvi. Bulletins 110-113 & 116. 1907. 8? pl.
Batavia. Royál Magnetvcal and Meteorological Observatory. — Clouds observations
at Batavia. Frequency of different fonns of clouds during 1903-1905. —
Air-pressure, temperature, humidity and wind on days of brigM sunshi-
ne 1889-1906 by W. Van Bemmelen. — List of magnetic disturbances re-
corded at tbe Batavia Observatory during the period 1880- 1899 by W.
Vau Bemmelen. (Appendix I, II & III to Ooservations, Vol. XXV^III,
1905). Batavia. 1907. Fol.
Bacquillon ,H.)—Etude botaniqueet pliarmacologique des Xanthoxy lees. Thé-
se pour r obtention du diplome de docteur de 1' Université de Paiis (Phar-
macie). Pans. 1901. 8'.' Figs. {Dr. D. Vergara Lope, M. S. A )
Bucuresti. Institutului Geologic. Anuarul. Vol 1. Fase 1-a. 19'!/. 8? gr. tab.
Cohn (Dr. Lassar). La Química en la vida corriente. Doce conferencias. Tra-
ducción de C. D. — Paiís-México, Librería de Bouret 1908. 8? Figs.
Connaissanee des temps ou des mouvements celestas, pour le raéridieu de Paris,
á l'usage des astronomes et des navigateurs, pour 1' au á 1909, puhlié par
le Bureau des Longitudes. — París, Janvier 1907. 8? gr.
De Bilt. Institut Météorologique Royal des Pays-Bas. — Annuaire. .57me. aniiée.
1905. B. Magnétisme terrestre. — Utrecht. 1907. 4?
Gallé P H.— Cyelone in the Arabian Sea. Oetober 18 th -Nov. 4 th 1906— iC.
Nederlandsch Meteorologisch Institut. Mededoelingen en Verhandelinger.
5.— Utrecht. 1907. 89 1 ],l
Gelder ( Gerad de). — De berekeuing, de bouw en het Kabelnet der Gem-ente
Amsterdam. Preofschríft 's-Gravenhag«. 1907. 8: B\. {Technisdw Roo-
geschuol. Delft).
Giard ( l'rof. A. ), M. S. A. — La Poecilogonie (C. R. 6tí Congrés int. de Ziol.
Berne, 1904) — Sur une faunule caractérisque des sables a diatomées d'Am-
bleteuse. II. Ijes Gastrotriches normaux. ICI. Les Gastrotriches aberran ts.
(O. R. Soe. de Biologie). 1904. — L'Évolution des sciences biologiques.
íRev. ¡J^cieiit.; 1905.
SOOIÉTÍ! SCIBNTIlfiqOB "ANTONIO ALZATB." MÉMOrBB», T. 26.
NUEW teoría estática DE LAS CONSTRUCCIONES;
"De los momentos virtuales," y sistema de construcciones
•n Cemento Armado "El Fénix."
POK EL tNGENIEKO
RAFAEL MALLÉN.
LiURARY
NEW YORK
BOTA NIC AL
ÜARÜBN.
I. — Preliminares.
1. — Como una consecuencia de la ley del progreso que no.s
ha impuesto la Naturaleza, no podemos irnos acercando á la
verdad absoluta en nada, sino muy poco á poco, y creyendo
sin embargo á cada paso dado haberla alcanzado ya; y de don-
de resulta que la negación de una teoría lejos de ser un golpe
infamante á sus autores es, por todo lo contrario, su verdade
ra glorificación, puesto que ello significa que se rinde culto á
su talento, cuidando de que sus frutos no se atrofien. Casi to-
da la física de Newton ha sido reformada; y sin embargo,
Newton sigue siendo el mismo.
2. — Venimos pues ahora á delatar como errónea á la teo-
ría del "Eje Neutro" en la Estática de las Construcciones, ante
la autoridad científica más prestigiada de nuestra Patria, ante
la Sociedad Científica '"Antonio Álzate," y á la cual tuvimos
antes el honor de pertenecer, habiéndola dejado por haber sa-
lido largo tiempo del País; pues no hay tal eje neutro, y por
lo tanto, esa teoría, como todas, solo ha sido un paso á otras
Mem. Soo. Álzate. México. T. 26 (1907-1908)— 26.
196
BA.FAEL MáLLÉN.
superiores, y cumplida su misión debe ya pasar á la historia,
con todos los honores con que van pasando á ella todos nues-
tros ideales de transición.
3. — Pero como si bien nada es más fácil que decir lo que
otros dicen, y por lo cual abundan tanto ya los autores de re-
producción que se empieza á necesitar la selección en las bi-
bliotecas, lo difícil es hallar verdades nuevas, aunque adquiri-
dos los principios que exponemos uno á uno y prácticamente en
una serie de evoluciones, como puede verse por nuestros fo-
lletos anteriores, es probable que al reunirlos para formar al
fin una nueva teoría lógica, coherente y sólida, cometamos al-
gunos errores; y para ellos pedimos la indulgencia de los pe-
ritos, y aun su cooperación para corregirlos si se acepta en ge-
neral lo que se propone.
II. — Sobre el eje neutro,
4. — El carácter distintivo de la verdad es la sencillez, por-
que ella no necesita que se le testifique, bastándole su simple
exposición al talento para que la acepte; y en consecuencia, he
aquí la fácil explicación de la no existencia del eje neutro:
Figura 1.
5. — Si contra dos muros a y b, fig. 1, empotramos una
viga a b, el eje neutro será ee', según la teoría que rebatimos,
y descargada la viga e é será una línea recta, ó al menos sen-
siblemente recta, si la viga es corta. Pero si á esa viga pone-
mos sobre el centro una carga P, fig. 2, tomará la forma allí
ÍÍÜIVA TEOBIA KSTlTICA DE LAS CONaTBDCCIONKS.
197
indicada j e é' ja. no será una línea recta, sino la línea curva
ei éx\ y entonces la Geometría nos dice: e^e^'^ee^; 6 sea: No
hay tal capa de fibras invariables; ni, en consecuencia, tal eje
neutro.
JíMgura 2.
6. — Sin embargo, mucho se acerca á la verdad la teoría
del eje neutro, y por eso ha sido suficiente hasta la fecha; pe-
ro como con el mayor progreso vienen mayores exigencias y
para satisfacerlas mejor, más próximas á lo absoluto han de
ser nuestras verdades, puesto que la perfección es el objetivo
hacia el cual marcha la humanidad, resulta que tal teoría ya
no basta por dos razones de suma importancia:
1* — La Economía Política protesta ya contra los excesivos
coeficientes de seguridad en las construcciones, porque 4**''
2, 3, 4, 5 y hasta 10 veces los espesores calculados, y para
estar seguros de la resistencia, es gastar 2, 3, 4, 5 y hasta 10
veces más de lo estrictamente necesario; y no podremos satis-
facer á la Economía Política reduciendo el coeficiente de se-
guridad á un mínimuu, sino cuando conozcamos la verdad
á un máximun.
2" — Y la otra razón es, la de que urgidos por las necesi-
dades del progreso, nos vamos atreviendo á construir con nue-
vos materiales, y algunos de ellos, como el cemento y el vidrio,
tan diferentes de la madera y el fierro y desempeñando no
obstante sus mismas funciones algunas veces, que cada vez
198
Eavael Mallén.
se hace más necesario conocer la verdad lo más exactamen-
te posible, para aplicar bien á cada caso y material su fórmu-
la especial.
7. — Aún no se ha generalizado una estática especial para
el cemento armado, y deducida de la general, como era de es-
perarse; y esto, sobre estarlo deteniendo en su progreso y no
obstante ser el sistema del porvenir, por el próximo agotamien-
to del fierro, está indicando precisamente la existencia de al-
gún vicio en la Estática General de las Construcciones: Y es-
te vicio no es otro, que el de la errónea y seductora concep-
ción del eje neutro; porque si fuera exacta, lo repetimos, al
generalizarla para los concretos, sus indicaciones serían co-
rrectas.
III. — Teoría de los *' Momentos Virtuales."
8. — En sustitución á la teoría del eje neutro, proponemos
pues la de los " momentos virtuales; " y la cual pasamos á ex-
poner:
9, — Si en un muro A, ^p
fig. 3, empotramos una
pieza a e\ y que por aho-
ra y por sencillez supon-
dremos de sección rectan-
gular, y si la cargamos
con el peso P, en el extre-
mo, resultará:
1? — Que las molécu-
las, ''no las fibras," cerca
de a, trabajarán por trac-
ción.
Fig. 3.
2? — Que las próximas á a', lo harán por compresión.
3" — Que si ceden las de* a, la viga caerá girando sobre a' .
4? — Que si ceden las de a' la viga caerá girando sobre a.
KOEVA TEORÍA ESTÁTICA DE LAB CONSTRUCCIONES. 199
5° — Que e e', será no el "eje neutro," sino el de "transi-
ción," entre lo.s esfuerzos por tracción y por compresión; y cu-
yo eje de transición hasta hoy llamado de las fibras invaria-
bles, y hasta hoy también indiferente casi de llevarse en cuen-
ta con la madera y el fierro, en el cemento armado tiene una
importancia capital, como lo vamos á ver.
6" — Que ese eje ó "plano de transición," dividirá á la sec-
ción de superficie S del sólido en dos complementarias: s, pa-
ra trabajar á la tracción; y s', á la compresión.
7° — Que si s y s' tienen sus centros de tensión, por ejem-
plo, en o y o' al principio de i^na carga P, al aumentar ésta, y
existiendo la compresibilidad de la materia, ésta se comprime
de a' á Ci, avanzando ei hacia ee', hasta llegar allí á la ruptu-
ra, y que así, o' es el centro de los momentos en la compre-
sión; pasando cosa semejante en la tracción, cuyo centro de
los momentos es o, para que trabaje la compresión.
8° — Qae si son h y W las resistencias de la materia á la
tracción y compresión, como promedios geométricos para to-
da la sección en s y s' y aplicados esos promedios en o y o',
las resistencias de estas secciones serán s Je y s' k', respecti
vamente á la tracción y compresión directas ó según e e' .
9° — Que en tal virtud, y si /¿ y li' son los brazos de palan-
ca, cou los centros de rotación en o y o', s Je h y s' Je' 1i' serán los
"momentos virtuales," ó aparentemente de resistencia exis-
tiendo el fenómeno de la elasticidad de la materia, y que, co-
mo veremos más tarde, modifica esta primera expresión de los
momentos; y que se debería de tener en fin, para «1 equilibrio,
s Je Ji = s' Je' Ji' = Pl 1.
si la elasticidad referida no existiera.
10. — Que existiendo la elasticidad, la extensión y compre-
sión van avanzando de e, y e/, hacia el plano de transición e e' ;
y al reunirse gj y eí allí, en ee', aparecerá el fenómeno del ex-
200 Eatabl^Mallén.
truj amiento, arrastrando en direcciones opuestas á las seceio
nes de compresión y de tracción.
11? — ^Y en fin, que en ese "momento crítico," todo el sóli-
do habrá entrado en tensión; y que, en consecuencia, e e' será
el eje de todo el sistema de las fuerzas en juego, y sobre ello se
deben de establecer para las resistencias de s y s' las ecuacio-
nes condicionales del equilibrio contra P; Con un el plano de
transición; pero no fijo como se supone al eje neutro, sino va-
riable con las cargas, y con los coeficientes, "no solo de re-
sistencias á la tracción y compresión, sino también de aleja-
miento y compenetración de las moléculas."
12, — Como una transición de la teoría del eje neutro, ésta
la recuerda; pero con estas diferencias radicales :
1^ — En la teoría del eje neutro, como inspirada en lo anti-
guo por el estudio sobre piezas de madera, como lo indica el
empleo de la palabra " fibras, " se supone que hay fibras for-
mando el sólido, y dispuestas á lo largo de su longitud como
en líneas continuas de tensión, independientes unas de otras
lateralmente, no influenciándose á sus costados ni siquiera
por el fenómeno del frotamiento; y en esta de los momentos
virtuales, como revelada por el cemento se admiten moléculas
yuxtapuestas por su recíproca atracción en todos sentidos. La
nueva teoría está pues más de acuerdo con la constitución po-
sitiva de la materia; y en consecuencia, aceptada y desarrolla-
da debidamente, se marchará á la unidad científica, más fácil-
mente con ella que con la del eje neutro.
2^ — En la teoría del eje neutro, y de longitud invariable
este, sobre él está el centro de los momentos de resistencia de
la sección; y en la de los momentos virtuales, el equilibrio de
estos momentos se establece fuera del eje de transición, por
ser variable con las cargas, y ascendiendo al extradés; y se es-
tablece la ecuación condicional, en la posición inicial del eje, ó
supuesta sin sobrecarga anormal la pieza.
3'' — En la teoría del eje neutro, se supone, y se supone ló-
NüKVA TBORÍ A ESTÍTICA DE LAS CONSTRUCCIONES.
201
gicamente dada la hipótesis de la constitución del sólido por
líneas de tensión, que las fibras en ese plano del eje neutro
colocadas, no trabajan al flexionarse la pieza; en la de los mo-
mentos virtuales, aún diremos que negamos tal neutralidad
de la materia al trabajo allí, en el llamado eje neutro, sino que
también trabaja, haciéndolo por el fenómeno llamado de "es-
trujamiento:" Pues las secciones de tracción y compresión
tienden á resbalar la una sobre la otra en direcciones opues-
tas, y precisamente sobre ese plano, y lo cual, no obstante no
llevarse hasta hoy en cuenta, para el fierro y la madera, tiene
en el cemento armado una importancia suma.
4^ y última; y la más importante: En la teoría del eje neu-
tro, nos conformamos con que la suma de los momentos de re-
sistencia de las secciones por tracción y compresión, haga equi-
librio al momento flexionante de la carga, sin preocuparnos
gran cosa de que tales momentos se hagan ó no equilibrio recí-
proco; y en la de los momentos virtuales, tal equilibrio recípro-
co es una condición esencial á la resistencia, suponiendo en la
ecuación condicional pai'a él, que bajo la carga P, fig. 3, los
efectos de la tracción y compresión que llegan hasta e' y e/,
vienen á reunirse sobre el plano de transición e e', y á la vez
cada uno de esos momentos debe ser capaz por sí solo de re-
sistir al momento de la carga.
Figura 4.
202 Rafael Mallén.
13, — El olvido de esta última condición, no tiene conse-
cuencias graves, sino muy raras veces, para la madera y el
fierro, por tenerse para tales materiales h = Je', con muy gran-
de aproximación, y darse siempre un fuerte coeficiente de se-
guridad; pero él lia sido de muy funestas consecuencias para
el cemento armado, tanto porque para élk j 1c' son muy dife-
rentes, cuanto porque en su lucha contra los sistemas comu-
nes de construcción, más que á la mecánica ha pedido hasta
hoy su consejo á la economía vulgar, reduciendo más que sus
enemigos, y empíricamente como ellas, el coeficiente de segu-
ridad.
14. — Se ve ahora fácilmente, que como para los concretos
se tiene, en general Je' = 10 Je, y no casi Je = Jef, como para el
fierro y la madera, ni como una muy tosca aproximación se
les puede aplicarles la teoría que rebatimos con simples mo-
dificaciones; y respecto á la duda que pueda quedar sobre
esta última aserción, ó sea, de si tales momentos se deben ó
no sumar, es cosa muy fácil de aclarar por la simple fig. 4.
15. — 8i suponemos en el muro M un albortante fijo A C,
llevando una polea metálica en C, y que de R fija al muro sal-
ga una varilla metálica R c sobre la polea, y llevando el peso
P, claro es : Que para el equilibrio se debe tener R = P, si lla-
mamos R á la resistencia de la varilla; que C, se halla some-
tido á una tensión P; y por último, que ambas barras metáli-
cas R c y A C, deben de ser de igual sección, en el fierro y pa-
ra el supuesto en él de A; = Je'. Y si ahora soldamos la varilla
á la polea, la pieza R c C A no será sino otra pieza del todo
comparable á la de la fig. 3, haciendo la barra R c las veces de
zona de tracción y la A C las de la zona de compresión, y es-
tando ambas sometidas á la tensión P; y ambas, en momen-
tos conjugados, equilibrando al momento de flexión P 1.
16. — Esta es pues la disyuntiva:
^DBVA TEORÍA BSTJlTICA DE LAS CON8TRnCCIONE8. 203
Para el eje neutro, con le = k' y sus consecuencias h = h'
y h + h' = B., resulta,
Pl=~b h' k +~ ^ ^^ " ^' =6-^ ^' ^1
6 para los momentos virtuales, siendo s j s' las secciones,
Pl =skx H= s'k' X H
y debiéndose de tener,
s =bh; s' = bh', y s+s' = S,
y siendo h y h' las distancias del plano de transición al extradés
é intradós, como en la teoría del eje neutro, y H \sl distancia
de los centros de tensión por compresión y por tracción, y. va-
riando la posición de ese plano con la carga, al compenetrar-
se con ella las moléculas que trabajan por compresión; porque
por esta, ese plano avanza á la zona de tracción al aumentar
la carga. El centro de teasióu por compresión al contrario,
se retira más y más del de tracción marchando al intradós,
fig. 3; y así, van cambiando á cada incremento de P, los ele-
mentos h, h' y H.; cuyo último valor va creciendo con P.
17. — Completando la teoría, diremos que autoaes hay, y
que antes nosotros lo creíamos con ellos, que se puede refor-
zar la zona de compresión con un herraje; pero que no hay
tal cosa, por lo siguiente:
No se debe de atender solamente á la i'esistencia de la ma-
teria á un esfuerzo dado, sino también á su capacidad para
transmitir tal fuerza; y siendo esta capacidad de transmisión
ó sensibilidad por decirlo así, mayor en el fierro que en el con-
creto, á causa de su mayor cohesión, es evidente que recibien-
do él las tensiones por el intermedio del concreto, resulta que:
Mem. Soc. Alaate. México. T. 26. (1907-1908)— 27.
204 Kafael Mallén.
Si al concreto se da una escuadría suficiente para resistir una
carga, sale sobrando el herraje; y si no, se desagrega el con-
creto antes de la carga máxima, cambia el brazo de palanca
del herraje, y éste cede.
18, — Se debe pues aceptar como principio radical: A
la compresión, hacer trabajar al concreto solo; y á la tracción
al herraje, no calculando al concreto que lo envuelve sino co-
mo una camisa que lo libre de la oxidación por la humedad
del aire, y por lo cuat en las costas, tal camisa debe de ser im-
permeable, ó con mezclas de 1 X 2, lo menos, y de 2 cm. de
grueso la capa, ó más.
19. — Si así no se hace, los penetrará el aire húmedo y sa-
litroso del mar, y esto hará que se formen costras de óxido
sobre el herraje, y las cuales rompiendo la capa de concreto
lo descubran; como ya se empieza á observar en algunas obras
de Veracruz con vigas de fierro I, mal revestidas con mezclas
de cemento ó de cal, muy pobres en aglomerante,
20. — Ya hemos dicho que las grietas no comprometen la
estabilidad de las obras en cemento armado, mientras el he-
rraje se halle en buen estado y bien anclado, pero si de nin-
guna manera se quieren tolerar, entonces ningún fierro debe
de sufrir una tensión, por tracción, superior á la de 1,000 ki-
logramos por cm. ^, según cálculos en nuestras experiencias
personales, y para fierros colocados de 2 á 3 coa. del intradós;
y lo cuaUiepende de que los alargamientos del fierro bajo esas
tensiones ya correspondan, seguramente, á una separación tal
en las moléculas del concreto, que ya con ella se rompe su
cohesión.
21. — Pero en obras baratas, y guiados por estas mismas
indicaciones, claro es que no hay inconveniente en llegar á k
= 1,600 kilogramos X cm. ^, que es el limite de la elasticidad
para el fierro, y si las grietas se presentan, cubrirlas con la
pintura del decorado.
22. — Estas cifras dan los coeficientes lógicos de seguri-
Nueva tbobIa estática de las constrocciones. 205
dad, para el cemento armado y para sus cargas permanentes;
porque siendo su resistencia á la tracción de 3,800 kilogramos
3 800
X cm.-, ese coeficiente resulta: De i"7)Qñ = 3, 8, para las
3 800
grandes obras; y de T^gñn = 2, 5 para las pequeñas ó baratas.
23. — Sobre estos mínimos seguros ya, el Ingeniero puede
en cada caso aumentarlos hasta donde juzgue conveniente,
según el objeto de la obra, su tráfico, cuidado con que se pue-
da contar para su conservación, etc., etc.
24. — Establecido todo lo anterior, fácil es ver ahora, que
si en una viga de cemento sin herraje y bajo una carga P, apa-
recen las grietas hasta c' fig. 2, y que si con un pequeño in-
cremento en P ya se rompe, la carga para el equilibrio está
antes de P, pero muy cerca de este valor; y que así, c' es como
el límite de la zona de tracción.
25. — Ahora bien, auxiliada la zona de tracción con el he-
rraje, ya con este cambia el brazo de palanca de los mo-
mentos : y es evidente también, que cambia á cada cambio
del valor de la carga, porque la reacción de la pieza será pro-
porcional á ella; y de allí el nombre de "momentos virtuales"
que hemos dado á tales inomentos. Más claro aún: A la cai'-
ga P se oponen las resistencias s hj s' h', y si cambia P, re-
sulta que shj s' Je' también deben de cambiar, porque no
siendo iguales k y k', si las secciones son s y s' al aumentar
P aumentará más la de la menor tensión entre k y k'; desalo-
jándose el plano de transición.
26. — Habiendo tantas teorías sobre el cemento armado, y
buscando á nuestra vez la verdadera, consideramos que según
la fig. 2, la máxima fatiga de la viga está en el centro, y en-
tonces para determinar su extensión reforzamos allí el herra-
je en algunas y á extensiones diferentes; y probadas, resultó
lo siguiente: La parte reforzada permanecía recta é intacta;
206 Sai'Ael Mallén.
la viga se flexionaba solamente en sus extremos; la ruptura es
hacía, apoyadas las vigas y con la carga en el centro, lejos del
centro, en las cabezas de los refuerzos; y en fin, en las ruptu-
ras, se levantaban capas de concreto en el extradós, como se
indica en c c' c" .
27. — Como siempre, la experiencia ha sido la reveladora
de la verdad, diciéndonos que en lugar del plano neutro ó de
fibras invariables, y en donde se dice que la materia no traba-
ja, existe el de transición, y en el cual se efectúa precisamen-
te uno de los trabajos más fuertes que se operan en el seno
de un sólido sujeto á la flexión; pues allí se aplican íntegras,
y en direcciones opuestas, las tensiones de tracción y com-
presión, y para producir el estrujamiento.
28. — Dado un sólido bajo una fuerza, no hay pues en él
parte alguna que permanezca indiferente en la lucha del todo
para resistir ó trasmitir á la fuerza, sino que trabaja toda la
materia que lo constituye entre los puntos de apoyo y de apli-
cación; y lo cual aun es un paso más á la unidad científica á
que marchamos, y según ese criterio nada permanece ni pue-
de permanecer ocioso.
29. — Y en efecto, sometida al peso P la viga de la fig. 2, pe-
ro estando apoyada solamente, así se observó la marcha de su
ruptura en las varias experiencias: Primero, apareció la grieta
Ci bajo una de las cabezas del herraje de refuerzo, y desde el in-
tradós; á un incremento de P, subió la grieta más, rebasando á
ese herraje como unos dos ó tres milímetros; á otro incremento
subió hasta contra el herraje común; y por último, á otro y pa-
ra la ruptura que entonces se verificó, la grieta dio casi un
salto rebasando á ese herraje común sobre unos 2 cm., y fué
detenida en su carrera ascendente al saltar la costra ce" , de-
bida al estrujamiento según c c" . Esa costra se rompió en o,
saltando hacia c"; y en o dejó ea el estrados de la viga la se-
ñal del apachurramieato por compresión, indicada por una lí-
nea de pequeñas caspas.
NüKVA TBORÍA ESTÁTICA DE LAS CON8TBDCCIONKS. 207
30. — Al saltar la costra c c", cayó la viga resbalando sobre
sus apoyos doblándose el herraje común en donde terminaba
el de refuerzo; y el cual conservó á la viga recta é intacta, en
todo en lo que él se extendía.
31. — Ninguna zona de una pieza cargada, permanece pues
sin tensión, sino que ésta se va repartiendo por toda ella, in-
vadiéndola y saturándola de tensión por todas sus moléculas
y á medida que sea resistida, y rompiendo su cohesión por las
líneas de menor resistencia cuando sea menor que la tensión, y
produciéndose entonces la fractura según la resultante de to-
das las fuerzas en acción : Manife.stándose en grietas por aquí;
más allá por apachurramientos; entre las zonas de ambos es-
fuerzos por grietas horizontales indicando el estrujamiento; si
todos estos esfuerzos son resistidos, tendiendo á producirse el
esfuerzo cortante en las cabezas de las vigas y sobre los pla-
nos de empotramiento; si este esfuerzo es resistido, compri-
miendo los muros; y en fin, si aun estos resisten comprimien-
do el terreno.
32. — Hay pues que atender á todos los fenómenos en jue-
go, y si hasta hoy no se ha llevado en cuenta el estrujamien-
to para la madera y el fierro, es porque la resistencia á la trac-
ción y compresión de estos materiales, y más con los fuertes
coeficientes de seguridad empleados, le son notablemente su-
periores, y satisfechas esas tensiones se estaba seguro de re-
sistir al estrujamiento. De allí el no poderse formular todavía
una teoría para el cemento armado, queriendo aplicarle los mis-
mos principios que se aplican al fierro y la madera sin más que
con pequeñas modificaciones de adaptación; siendo así, que lo
que se necesita es una reconstrucción completa aún de la mis-
ma Estática General.
33. — Para proseguir, hilando bien las ideas, recordemos si-
quiera sea á grandes rasgos, cómo se establece la ecuación de
equilibrio en la teoría del eje neutro, fig. 3; y puesto que en
parte la vamos á emplear, para determinar k h ens h Ji=s^ N k.
208 Bafabl Mallén.
34. — Aceptados el centímetro y el kilogramo como uiiidr-
des de distancia y de tensión, y el eje neutro como el centro
de los momentos para las resistencias de las secciones s j s',
y estando sobre él también, en su intersección con el plano de
empotramiento, el centro del momento flexionante P Z de la
carga P, se establece que ese momento debe ser equilibrado
por la suma de los momentos de resistencia de s y s'.
35. — Ahora bien, y en la misma teoría del eje neutro, al
pretender girar el sólido sobre el plano de empotramiento, fig.
3, las fibras más fatigadas tanto por tracción como por com-
presión son las más lejanas al eje neutro, y por esto no se de-
ben de rebasar en ellas las tensiones Je j Jc^; y en consecuen-
cia, para cada zona de tensión se debe de satisfacer á tal con-
dición.
36. — Claro es, pues, dada la teoría de la neutralidad, ó de
la no fatiga de la materia en ese eje referido, que allí, aunque
capaz la materia de las tensiones Je j h' no proporciona ningu-
na reacción contra P, y que así, si se toma e =1 cm. por uni-
dad de distancia, á las distancias e, 2 e, 3 e, ei j siendo
Ci para la zona de compresión la distancia de la fibra más le-
jana al eje neutro, las tensiones para esa zona, y para el patín
6=1 cm., serán
— Je, Je, Je, — ^-Je, por la compresión,
^1 6i Ci Cj
— A;', Je\ — — Jc\ — L- Je', por la tracción^
y con esto los momentos serán, y sumándolos de una vez.
Nueva tbobía estática de las construcciones. 209
^X e + i^Ax 2e +-M_x 3e -f ....^LÍ^X e^;
37. — Así pues, se deberá tenor, con e^ — n e,
P I = (1 -[- '2"- -\- 3"^ -\- n^ e^;) por la compresión.
. H f J^ -j- ^^ + <^^ + ^^ ^^-J por la tracción.
38.— Pero como í- + 5^ -f- 5=+ . . . . ^2=%^**+^^ (^w+J),
í X -2 X á
aun resulta, que con k = k' para la madera y el fierro, y por lo
tanto también con e = e' = J A, si es /» el peralto de la pieza, y
de una vez para un patín cualquiera b, y sumando ambas ex-
presiones, ya iguales, se deduce,
Pl=lA^{í¡h+l){h-\-l} 2.
39. — Esta fórmula difiere de la clásica; pero si en el cálcu-
lo infinitesimal se pone dx = 0, para pasar al límite siendo dx
la magnitud elemental, y en la ecuación anterior se tiene dx = l
210 Bafabl Malií;n.
en los términos ^ h -^ Ij h -\- 1, bien se puede poner en ella, y
en esos términos, l = dx = 0, para pasar de las fibras de 1 cm -
de sección á las de sección O, ó k las líneas de tensión, y en-
tonces ya queda, despejando á P,
p= 1 bh'Jc.
61
y cuya fórmula es la usual.
40. — Por lo demás, hemos recurrido á la Algebra y la Geo-
metría solamente, tanto por sencillez, como principalmente en
obsequio de los no muy versados en el cálculo diferencial, y
para poner este estudio al alcance de los más; y con cuyo fin
lo completaremos con solo tales elementos, para que pueda ser-
vir en las aplicaciones de la nueva teoría, aun á los neófitos en
el cemento armado. Y entre tanto, nótese que la asignación
del valor de dx no es arbitraria, sino particular á cada proble
ma, y de lo cual pronto daremos aquí mismo un ejemplo prác-
tico.
41. — Y no debe de olvidarse que el presupuesto dx = O,
significa que k y ^' deben de medirse para secciones muy pe-
queñas, y tanto más pequeñas cuanta más exactitud se quie-
ra; pues por ejemplo, en máquinas muy finas ó débiles que se
quieran construir, para calcular la resistencia de las piezas se
deben de emplear ébJc j k' no para el cm ^ sino para el mm^,
para que en las secciones irregulares, calculándolas también
al milímetro, se llegue á resultados más exactos y se pueden
reducir los espesores á lo indispensable. Pero á la vez, es ne-
cesario ver si los coeficientes de resistencia convienen al va-
lor elegido para dx.
42. — Si tal exactitud puede parecer exagerada para el ce-
mento armado, porque en último caso bastará con aumentar
el coeficiente de seguridad, reflexiónese que para las mayores
NOKVA TEORÍA ESTXTICA DE LAB CONSTRUCCIONES. 2ll
necesidades del futuro, se presentarán casos en los cuales tal
rigor se haga indispensable; como por ejemplo: Para el de la
navegación aerea; y en cuyos vehículos, á semejanza que en
las aves, cada órgano debe tener una resistencia máxima ba-
jo un peso mínimo.
43. — En la teoría de los momentos virtuales no se deben
pues de sumar los momentos de las resistencias por tracción
y compresión, sino que cada uno de ellos debe de hacer equi-
librio al otro y á la vez al momento flexionante; ó sea, se de-
be de tener, siendo H la distancia de los centros de tracción
y de compresión,
kb H"" Jc'bW- _ p ^
12 13
44. — En el cemento armado, y según lo expuesto, se debe
pues hacer abstracción completa de la resistencia del con-
creto á la tracción, y establecer la ecuación de equilibrio, entre
el herraje y la zona de compresión, y cuyo principio se haya en
la generatriz más alta del herraje, ó en donde termina el fie-
rro; y por lo cual, si llamamos r al radio del redondillo del he-
rraje, ó la distancia del centro del herraje al principio de la
zona de compresión, b al patín de esta y e á su peralte, la ecua-
ción de equilibrio entre estos elementos será, con Jcyk',
^'^ (r+§e)=lj^X ^e=Pl 5.
J^ V . ^ / Í5
45. — De esta ecuación doble se deduce:
Mem. Soo.Alzate, Móxioo. T. 26 (1907-1908) -28.
212 *
Eafael Mallén.
36 Pl
\7tk{3r^2é)
-\-
6 Pl
2bJc'
Para el peralte total de una viga, se tomará, en centíme-
tros, y dando siempre 2 cm. de grueso á la capa de concreto
bajo el herraje, en el intradós,
h = 3r -i- e + 2.
46. — No parece necesario demostrar que el centro de pre-
sión se encuentre á los § del peralte e de la zona de compre-
sión, pero como hubo ya quien lo negara, por de pronto al me-
nos, creemos conveniente hacer notar, sencillamente, fig. 5,
y para evitar vacilaciones, que si sobre una línea a0 obran las
Fig. 5.
Nukva'tkorIa éstAtica dk las construcciones. 213
fuerzas paralelas p, 2p, 3p, y cuya ley siguen las tensiones de
que nos ocupamos, párrafo 36, y uniformemente espaciadas,
y se van buscando los resultantes de p bástala última que se
quiera considerar, siempre se bailará que tales resultantes pa-
san á los § de la distancia considerada á partir del punto a; y
esto bacemos notar, porque e ó r se pueden asignar á priori,
en el cemento armado; y sobre todo r, por depender del ra-
dio r, ó lado a de la sección, de los fierros del comercio, y de
entre las cuales está uno obligado á elegir. Sin embargo, con
esta teoría siendo r la incógnita, no bay desperdicio alguno de
fierro, como sucede frecuentemente con la del eje neutro, á
causa de las vaguedades á que da lugar al aplicarla al cemen-
to armado.
47. — Aun falta llevar en cuenta al fenómeno del estruja-
miento, generalmente olvidado para el fierro y la madera; y
para esto, para asignar un límite inferior á &, y de una mane-
ra lógica, es necesario tener en cuenta las enseñanzas de la
experiencia, y por las cuales bemos visto que las costras que
saltan debido á ese fenómeno, y cuando se presenta, c c",
fig. 2, tienen casi siempre la inclinación de unos 15 á 20° con
el eje longitudinal de la viga, y siéndole paralela en los pri-
meros elementos de la fractura, que se verifica escalonada ba-
cía el estrados; y de cuyos datos se puede partir, para intro-
ducir el fenómemo en los cálculos.
48, — En efecto, ese zigzag con sus primeros elementos pa-
ralelos al eje de la viga, y empezando sobre el plano de tran-
sición, claro está diciendo que la fractura seguiría por todo
ese plano, si no se le opusiera el resto de la materia; y que así,
para que el fenómeno no se presente ni siquiera iniciándose
en lo más leve, es necesario que la resistencia Je" del concreto
al estrujamiento y por cm^, y sobre la "línea de estrujamien-
to," que se baila en c' borizontal y normal á e e', y sube con
este centro al aumentar la carga, sea suficiente al esfuerzo de
ésta.
214 Kafael Mallén.
49. — Así las cosas, al aumentar la carga, c ' va pues subien-
do á medida que el concreto se comprime, y que de c' á c" au-
menta la compenetración de las moléculas, ó el estrechamien-
to de sus distancias ; y de donde se deduce que en el iiltimo
instante de las resistencias, y si todo está bien calculado y bien
hecho, c' se confundirá con c/, y los momentos virtuales pa-
sarán á ser momentos conjugados cediendo la resistencia al
llegar á ese límite, puesto que se habrá llegado en el estrados
al límite de A;',
50. — Entonces &, en el equilibrio de la tracción y compre-
sión, y magnitud del patín de la viga supuesta de sección rec-
tangular, viene á ser precisamente la magnitud de la línea de
estrujamiento; y no debiéndose de rebasar en ella á ^", por-
que no puede transmitir el esfuerzo sin desalojarse resbalan-
do sobre el plano de transición, y á lo cual no se debe de lle-
gar, resulta que su brazo de palanca respecto al herraje será
§ e, y que así, la ecuación de equilibrio será,
y de donde
&=1Z1 10.
21" e
51. — Fácil es ver que este valor de &, no se necesita en to-
do el peralte de la viga; y por esto es que nosotros lo reduci-
mos hacia el intradós dando á la sección la forma de un tra-
pecio, como lo venimos haciendo desde hace algún tiempo,
52. — Y ahora es el tiempo de ver que dx, para estrujamien-
to, debe ser la magaitud á la cual cede el concreto bajo tal
NUETA TBOBIa estática de lab CONSTRnCCIONES. 215
esfuerzo sin trasmitir parte alguna de él al resto de la masa.
Por ejemplo: Si hechas tablitas de 1, 2, 3 centímetros de grue-
sas, y rompiéndolas por estrujamiento se nota que en las de
] y 2 cms., la ruptura es casi plana y normal á las caras de las
tablitas, y en la de 3 ya d«^ja un borde al lado opuesto á la
fuerza que la rompió, clai-o es que dx = 2 cm. Para mezcla de
1X2, parece que se tiene dx = l,3 cm.
53. — Respecto al herraje múltiple, lo creemos inferior al
unitario; porque siendo las varillas casi rigurosamente unas
verdaderas líneas de tensión, para que al deformarse las vigas
bajo las cargas todas las varillas trabajasen á igual tensión, sería
preciso colocarlas muy exactamente concéntricas, y esto es al-
tamente difícil en la práctica.
54. — Por lo demás, claro es que de usarse varias varillas,
en las más lejanas no se debe de rebazar á i; y que esto se
conseguirá, multiplicando en cada una á k para hallar la resis-
tencia que dará, por la relación de su distancia al centro de
los momentos elegido, con la distancia á ese mismo punto de
las varillas más lejanas, y luego tomando suj momentos y sus
sumas, para equilibrar al momento de flexión P Z de la carga,
y al de compresión ^\l> eX^ exJc' del concreto.
55. — Para techos comunes, siendo por lo regular pequeña
la sección de tales varillas, en toda ella se puede suponer cons-
tante k k; j por igual razón, no se puede establecer preferen-
cia alguna sobre las formas circular ó cuadrada; Son pequeñas;
y cerca del O todo tiende á confundirse, á dar iguales resul-
tados.
56. — En el techo del sistema nuestro anterior al presente,
y probado en la Escuela Nacional de Ingenieros, de la Capi-
tal, en 1903, con más de 6,000 kilogramos por metro cuadrado,
y sin caer ni aun con esa carga, la sección de las varillas del
herraje era circular en uaas y cuadrada en otras, y no se notó
diferencia ninguna en sus efectos; y habiendo sido muy bien
216 Rafael Mallén.
examinadas, puesto que se pupieron exprofesamente así por
por vía de estudio.
57. — Por último, sobre la ecuación de equilibrio: Parece
que los momentos conjugados deben ser los empleados para
calcular la estabilidad, pero esto, lo repetimos, solo es una apa-
riencia; pues con ellos, con los momentos conjugados, los bra-
zos de palanca serían mayores que con los momentos virtua-
les, y así resultarían menores las escuadrías, y desde luego más
débiles, y entonces el herraje cedería más fácilmente, y el cen-
tro de rotación para él subiría muy rápidamente hasta el es-
trados de la viga.
58. — "Los momentos conjugítdos, son pues el límite de los
virtuales;" y solamente se deben usar, en casos como el de
la fig. 6, través de fierro ó madera formadas con vigas con cru-
ceros, y en general, y aun en el cemento armado, cuando estén
perfectamente definidos los centros de tracción y compresión,
y que no puedan variar sin la ruptura de la pieza.
59. — ^Por ultimo, sobre esta parte de la teoría: Notemos que
ella permite hacer muy grandes través en cemento armado,
para puentes, pasaderas, y otros usos industriales, y con el
herraje completamente descubierto, fig. 6, preservándolo con
la pintura; y con lo cual las piezas aun resultarán más ligeras
y esbeltas, y hasta podrán hacerse por fracciones, con dovelas
de concreto.
60. — En este caso, el centro de los momentos virtuales es-
tará en la clave; pues el caso equivaldrá á una gran viga en la
cual se hubiesen presentado grietas, y para quitarlas, quitado
todo el concreto inútil á la resistencia.
61. — Respecto al círculo de fierro entre el tirante y la cla-
ve, fig. 5, tendría por objeto, así como con otros ornatos, dar
al tirante una gran tensión, lo menos de 1,000 kilogramos por
cm^; y aunque apareciesen grietas sobre el piso del puente, y
porque algo se levantase al restirar el tirante. Aun agrietada
NüKVA TEOEÍA ESTÍTICA DB LAS CONSTBÜCCIONKS.
217
la clave de parte á parte, resistiría su carga perfectamente;
pues así lo hemos confirmado en vigas de estudio.
62, — Para completar esta
teoría, recorreremos los princi-
les casos del modo de fijar las
vigas y de cargarlas:
1? — El momento fleccionan-
te en la fig. 3, es P 1; pero si la
carga está unifórmente repartida, fig. 7, como la suma de los
momentos de las componentes p, p, p, ,es igual al mo-
mento de la resultante P, y esta pasa por ^ I, su momento se-
rá ^ P I, Y se tendrá.
Fig. 6.
¿ Pl = shJc = s' hJc\
6 bajo la forma más usual,
Z)— ^ S rl fe 11.
teniendo s j h las significaciones que antes hemos visto.
Fig. 7.
218
Eapael Mallén.
P=p-i-p+.
P l=p a-\-p. 2 a-\-p, 3 a+ .
La resistencia de la pieza es pues doble en este caso que
en el anteriorj y así, sobre este particular no hay diferencia
alguna entre la vieja y la nueva teoría.
2? — Si la pieza está
apoyada en sus dos extre- f — />
mes, fig. 8, las reacciones
en sus extremos son ¿ P;
y como puede suponerse á
la pieza empotrada en su
centro o, y solicitada en
sus extremos por las f uer-
Fig. 8.
zas ¿ P, se ve que cada rama tendrá la resistencia de la pieza en
el caso anterior, y el doble en toda ella, y que por lo tanto ^ P
se puede llevar hasta P, y la carga en el centro á 2 P.
Se tendrá pues.
P=
2 shh
I
12;
y si la carga está uniformemente repartida,
P=
4 s hJc
I
.18.
Nueva tboeía estática de las consteücciones.
219
3". — Si la pieza está empotrada en sus dos extremos y car-
gada en el centro, fig. 9, se puede suponer como antes, empo-
trada en el centro O, y luego cada una de las dos mitades por
sus puntos de inflección i é i'; pues ello equivale, fig. 10, á que
ip ■,
Fig. 10.
cada de esas mitades se halle empotrada en un muro, y el ele-
mento central en o\ Iguales Pi, P2, P3, y P4, resulta que Pi y P2,
hacen converger á las secciones respectivas de la pieza al pun-
to de inflección ¿, y los P2 y P4, á sus partes respectivas
sobre que obran, á ¿'.
La resistencia de la viga será pues, en este caso, para cada
una de esas partes lo mismo que en el caso de la fig. 8, y por
tanto para toda la viga,
P=
I
14
Y si está uniformemente cargada, y por razones análogas
á las dadas en el caso primero, de la fig. 8,
Mem. Soo. Alíate. México. T. 26. (1007-1908)— 29.
220
Eafabl Mallén.
p=
8sh k
I
15.
63. — Se habrá notado que ea el último caso, se presupone
que los puntos de inflección están al ¿ y f de la longitud de
la viga; y que así, para que los hechos estén de acuerdo con
los cálculos, es necesario encorvar las varillas según tal con-
dición.
64. — Peí o aun haremos notar, que las vigas probadas em-
potradas en sus dos extremos y cargadas uniformemente, casi
siempre se nos han roto, á causa del esfuerzo cortante, y á
unos 30 om. de los planos de empotramiento, y de lo cual se
deduce el trazo siguiente para el herraje; y que es el que no-
sotros usamos, fig. 11.
Fig. 11.
NüKVA TEORÍA KSTAtICA DE LAS CONSTEDCCIONES. 221
65. — Esto es, dado el claro I, se le resta el doble de 30 cm.
ó de la distancia de ruptura á los planos de empotramiento, y ¿
del resultado es la mitad de la cuerda c del arco central, admi-
tiendo circular la curva, como en la teoría del eje neutro, y lo
cual basta como aproximación para el caso, por hacercarse mu-
cho, en efecto, á tal forma; después, calculada la viga según
la carga que se le asigne, y así conocido su peralte efectivo,
ó sin los aplanados con cuyo único objeto es revestir al herra-
je, en el intradós y extrados, párrafo 42, y que sia tales reves-
timientos será,
h=f+ e 16;
y/' será la flecha. Con c y f, y restituyendo á I, ya se tiene
pues,
32/ "•''
y en centímetros todo.
66. — En cuanto á los ojos, figura 11, se doblan en calien-
te, y tienen por objeto, pasarles unos cruceros de fierro para
el anclaje, y del cual nos ocuparemos después; respecto á la
longitud (fig. 11,) para el empotramiento, y contada desde el
paramento del muro, será la mayor posible, cuatrapeando las
cabezas de las vigas, si las hay en ambos lados del muro; y si
está muy delgado, poniendo á tope las cabezas, pero uniendo
sus cruceros de anclaje, de cada dos vigas á tope, con eslabo-
nes de fierro.
67. — Antes de concluir esta parte de nuestra exposición,
diremos que en los cálculos hemos hecho absoluta omisión
del coeficiente de elasticidad E, para los concretos, debido á
su infinita "variabilidad": Infinita, decimos, porque con todos
los elementos iguales, como las barricas de cemento por cien-
tos á la mano, la arena en la playa del mar, el agua de éste,
222 Rafael Maixén.
con los mismos obreros, y hasta con nuestra personal y directa
vigilancia, siempre lo hemos hallado sin embargo muy dife-
rente, hasta de una batida á la siguiente; y por lo cual se de-
duce que los varios elementos de confección, de traspaleo, du-
ración de éste, apisonado, etc., lo hacen variar notablemen-
te.
68. — Pero esto no importa, porque él queda tácitamente
llevado en cuenta, no tomando para el fierro más que k=1000
kilogramos por cm^; pues con este límite, como límite de elas-
ticidad para el fierro, y en obras de importancia, ó k=1600pa-
ra las baratas, ya hemos dicho que se puede estar seguro de
no rebasar los límites de elasticidad de los concretos, para
que no aparezcan grietas en el primer caso, y para que ape-
nas se inicien en el segundo.
69. — Por último, perlas pruebas hechas en la Escuela Na-
cional de Ingenieros, á que antes nos hemos referido, y cuyo
certificado oficial, consta en la pág, 73 del folleto descriptivo
de nuestro sistema anterior de construcción en cemento arma-
do, se vé que las grietas no aparecen en las vigas bien hechas
de 1 X 2 y fuertemente apizonadas, sino más allá de una flecha
mayor del milésimo del claro; y esto, con cualquiera herraje
que se use se observa, explicándose el fenómeno, por el prin-
cipio á que hemos aludido, de la Mecánica general, sobre la
independencia de los efectos de las fuerzas, y que aplicado al
cemento armado, hace que el fierro y el concreto solo puedan
llegar á sus límites máximos de resistencia, estén asociados ó
no.
70. — Si hay veces que en los concretos con herraje no se
notan grietas, aun pasado ese límite de elasticidad para el fie-
rro, no es como algunos autores creen, porque en ese límite
se refuerce con el herraje el coeficiente E del coücreto, sino
porque muy bien repartidos los esfuerzos al llegar al límite,
en vez de una grieta visible se forman muchas invisibles al
ojo desnudo, pero que con un atento examen descubre el mi-
croscopio.
NüKVA TEORÍA B8TÁTI0A DE LAS C0N8TRÜCCTONE8. 223
71. — Sobre este particular, creemos que hay un prejuicio
en la Ciencia; y que es: El de suponer que desde que se apli-
ca á un prisma una fuerza sobre su eje, y por pequeña que
sea, hay extensión ó contracción en el prisma; y lo cual duda-
mos, á reserva de que se ha^au estudios experimentales. Por
ahora dudamos, porque pensando en estos fenómenos ha ve-
nido á nuestra mente este recuerdo: En los Estados Unidos
y en una fábrica de modelos vimos que para ostentar lo bien
que los hacían, tomaban dos placas planas de fierro, y juntán-
dolas hasta expulsar el aire, la presión atmosférica las rete-
nía juntas con gran fuerza, la de esa presión, \hora bien: Si
para separarlas era necesario la fuerza F, que se podía cal-
cular según las superficies en contacto y la presión baromé-
trica en el instante de la prueba: ¿Antes de llegar al esfuerzo
F había ya sepai-ación? ¡No! Porque entonces penetra-
ría el aire entre ellos, y se despegaría antes de llegar á F.
Luego: ¿Si es F la fuerza de cohesión molecular, antes de
llegar á F: Hay ó no hay separación de las moléculas ?
Este es un problema que importa mucho, no solamente al
cemento armado, sino á la Ciencia toda; pero como solamen-
te se puede resolver con pruebas delicadas y costosas, lo de-
jamos á las Academias.
Pero de existir el fenómeno, "'de la no alteración mole-
cular antes de vencer á su cohesión," coma "nada se crea ni
se pierde," ni "nada se puede hacer sin gasto de energía," re-
sulta que las primeras tensiones se gastan en la extensión y
compresión de las primeras capas solamente, al intradós y es-
trados de las piezas; y que, en consecuencia, y de ser cierta
esta sospecha, repetimos, aún se tendrá en este nuevo fenó-
meno una nueva armonía en pro de la teoría de los momen-
tos virtuales. Pues entonces, con mayor razón aun se debe de
renunciar al eje neutro; porque no será un eje, sino una zona
la neutra; pero solo en los primeros- momentos de la carga, y
marchando después á su encuentro las zonas de tracción y
224 Rafael Mallén.
compresión, al reunir en el plano de transición, señalarán la
máxima resistencia de la pieza de una manera permanente;
indefinida, ó hasta que causas del todo ajenas á la carga le al-
teren su naturaleza ó manera de ser. Será éste, el caso de las
piezas antiguas de exageradas dimensiones.
IV. — MANIPULACIÓN DEL CEMENTO ARMADO.
72. — Siendo el hombre el mismo en la Ciencia, '^que en la
Religión, en Sociología, y en cualesquiera otra actividad co-
mo en ellas, en el cemento armado también se fanatiza; y de
allí ha resultado el prejuicio de que siendo el mejor de los sis-
temas de construcción, es, no obstante el más fácil, barato y
rápido de todos.
73. — El cemento armado es pues, y en efecto, el mejor de
todos los sistemas de construcción, pero en cambio, no es tan
sencillo, ni tan barato, ni tan rápido, como sus idólatras lo
oreen; pues al contrario, él necesita obreros aptos, un sobres-
tante inteligente, y una asidua vigilancia del mismo ingenie-
ro director de los trabajos. Ponerse á trabajar el cemento ar-
mado sin previa y cuidadosa preparación, y sin un programa
definido hasta sobre la misma sucesión en que se deben de des-
arrollar las operaciones, para no deformar las partes frescas
con sobre-cargas prematuras, y no andar improvisando mol-
des, pisones, cinceles, y hasta de los peones un herrero que
corte y doble las varillas, es un error que solamente se conci-
be por los neófitos que aún somos todos los Ingenieros en el
cemento armado. Pues no olvidamos, que aún no hay una teo-
ría sobre él umversalmente reconocida y aceptada, si no como
la verdadera, al menos como la mejor.
Vamos pues á ocuparnos ahora, de tres grandes y muy
importantes detalles en la práctica de este sistema de cons-
trucción:
74. — Anclajes. — Los concretos de cemento no se "pegan"
Nueva teoría estática de las construcciones.
225
al fierro como hasta hoy lo afirman los autores; al menos en
general, puesto que aun no hemos visto uno solo que lo nie-
gue; sino que, comprimiendo las varillas por su fuerza de trac-
ción, las "agarran," por decirlo así.
Coja quien guste un cuchillo de mesa, por ejemplo y lim-
piándolo bien, ponga sobre una hoja un pegoste de mezcla de
ciMnent-o, y aguardando á que esté bien seco arránquelo; y en-
tonces, y repitiendo muchas veces la experiencia, verá que
tal fenómeno no existe.
75 — Puede creerse, y así lo creen muchísimos, que lo mis-
mo os pegarse que agarrarse; pero no hay tal cosa, fig. 12: En
efecto: Si el fierro se pegara al concreto, al alargarse la varilla y
bajo una fuerza P, y proporcionalmente á ella, según su coe-
ficiente de elasticidad E=200.000 kgXcm^, y por el cual un
metro de varilla bajo un kg, se alarga O^OOOOOOS, y en el om^
de sección, resultaría que al alargarse, formándosele en el cen-
tro de su longitud la garganta correspondiente, ó estrechamien-
to, el concreto lo seguiría, y por
lo tanto, le ayudaría con su cohe-
sión estando aquí pegadas las mo-
léculas del concreto al fierro y á la
vez con las del resto del concreto,
y no simplemente yuxtapuestas, y
por lo cual, en el caso de estar pe-
gadas, el fierro recibiría ese auxi-
lio del concreto para resistir á los
esfuerzos de tracción; pero si no
hay tal pegadura, sino una simple
yustaposición, y agarrando el con-
creto al fierro solamente por su
») contracción, y obrando esta fuer-
P^ j2 ^^ P*^^ ®^ fenómeno de frotamien-
to, que se puede suponer de fierro contra fierro, por la capa
226 Eafael Mallén.
de óxido de fierro que se forma y siempre dejan las varillas
sobre el concreto resbalando sobre ella, el concreto quedará
sin deformarse, ni ayudar al fierro, y éste saldrá libremente y
luchando con su propio y solo esfuerzo.
76. — De ahí la necesidad de los cruceros c c', para los
anclajes; y por lo cual es necesario calcularlos bien.
77. — ^^Siendo r el radio del crucero cé,j I su longitud, el
rectángulo 2r I será el de resistencia á la salida de la varilla
solícita por P, y si oni. =j?, es la profundidad del anclaje y W
la resistencia del concreto, al estrujamiento, la superficie de
trabajo del prisma engendrado por 2r Z, y si saliese, sería
(4r+2 í) p, y su resistencia (4r+2 1) p k"; y por lo cual se de-
be de tener,
P=(4r+2 l)pJc",
y de aquí,
-^" (4r+2 Z)r •■^■•■-'"^
78. — Pero no es esto todo, sino que también se necesita
que el crucero no se doble bajo las reacciones ¿ /*, fig. 12, apli-
cadas á la mitad de sus brazos, y cuya condición dará á su se-
milongitud dado su radio, á éste si aquella se da, ó en fin, ip,
si esta se quiere tomar por incógnita.
79. — En todos casos, convienen cruceros gruesos y profun-
damente anclados; y siendo tan barato este detalle, poco im-
porta pecar en su longitud.
80. — Al ahogar con mezcla á estos cruceros, son indispen-
sables dos condiciones: Juntar con fuerza el crucero contra
la vuelta de la varilla, para que desde las primeras tensiones
que esta sufra bajo las cargas, empiece el crucero á trabajar;
y además, poner allí mezcla aun más rica en cemento que en
N0KVA TROBIA ESTÁTICA DK LAS CONSTRDCCIONKS. 227
el resto de la obra, y para darle al crucero la posible estabili-
dad repartiendo mucho su esfuerzo sobre la masa que debe de
ayudarlo.
81. — Respecto á las varillas, no creyendo en el fenómeno
rebatido desde 1905, en ese año patentamos el "fierro ranura-
do," que consiste en imprimir á las varillas, una serie de ranu-
ras normales á su longitud, para repartir mejor los esfuerzos;
y á cuyo fierro nos referimos en la página 10 de nuestro folle-
to impreso entonces, "Sistema Mallén de Arquitectura." De
paso, conste pues, que tal fierro nos pertenece, según puede
verse en el certificado de novedad de la Oficina de Patentes,
pág. 10 de ese folleto; y lo cual decimos, como una protesta
á su empleo en el país sin nuestro permiso: Pues lo hemos
visto desembarcar en Tampico, y sí bien f u»^ra de aquí lo pue-
den hacer y usar, por no haberlo patentado en el extranjero,
aquí nadie tiene el derecho de explotarlo sin nuestra autori-
zación, y en consecuencia, esperamos de la honorabihdad de
los importadores que, dada esta noticia, procedan con la debi-
da corrección, y para lo cual nos ponemos á sus órdenes.
82. —Mezcla y concretos. — Salvo en remiendos, en toda obra
de cemento armado debe hacerse éste con batidoi'as mecáni-
cas, á mano ó con motor, según la magnitud de la obra; pues
el batido con pala no solamente resulta muy caro, sino tam-
bién muy defectuoso, y por lo cual consideramos á este deta-
lle como uno de grande importancia, y digno de Bgurar como
elemento de la misma Estática de la construcción en cemento
armado, puesto que de él depende que se realicen los princi-
pios aceptados.
83. — Con nuestros obreros y trabajando á la mano, seis
hombres apenas han podido batir 2 metros en la jornada de 8
horas, y teniéndolo todo al pie de la obra; bien que haciendo
trabajo bueno. Con nna batidora á mano, hemos visto hacer
6 metros al día, y por solamente 4 hombres.
^.—Bellenos. — Respecto á los rellenos, siempre deben ha-
Mem. Soc.AJaate, México T. 26 (1907-1908; —30.
228 Safakl Maulen.
cerse por capas y cuatrapeándolas; porque si de los dos mo-
dos de la construcción de un muro formando un circuito ce-
rrado, ya por capas horizontales ó bien por gajos verticales,
se calculan sus espesores, se hallará que la generación por
gajos los requiere mayores: Y lo cual, interpretado filosófica-
mente para los rellenos y por lo que á la ejecución se refiere,
es una indicación de que se debe de procurarse huir de tal ge-
neración por gajos, no vaciando el concreto dentro de los mol-
des formando montones, sino al contrario, repartiéndolo por
capas delgadas,
85. — Soldaduras de los concretos. — Respecto á la unión de un
concreto nuevo con otro ya viejo; es necesario reconocer que
^; nunca es perfecta, y que en consecuencia, en toda pieza tra-
bajando a la tracción debe procurarse hacerla de una sola ba-
tida; pues de lo contrario las juntas de unión de un día para
otro, en la reanudación de los trabajos, serán otras tantas frac-
turas bajo los grandes esfuerzos.
86. — Y esto se explica fácilmente (una vez que á fuerza de
desengaños, se ha visto uno obligado á descubrirlo). El fra-
guado del cemento al formar los concretos no es más que una
combinación química con la sílice de la arena en presencia del
agua, como lo demuestra el calor desarrollado en su seno mien-
tras él se verifica; y por lo tanto, y empezando esa combinación
desde que se pone el agua á la revoltura, y no terminando ca-
si sino hasta los siete días y del todo como al año, resulta que
cuando sobre una masa de concreto con el fraguado ya en pro-
ceso se pone otra fresca, ya encuentra á la primera más ade-
lantada en su combinación, y no concordando los movimien-
tos ^moleculares, la perfecta adherencia es imposible.
87. — Para corregir en lo posible tal defecto, nosotros em-
pleamos dos artificios:
]? Para pisos, los dividimos en secciones cuyos límites á
priori aceptamos que serán después otras tantas grietas, y si
es posible, si el piso se ha de rayar, hacemos coincidir á tales
NüKVA TKOBÍA ESTÁTICA DE LAS CONSTRUCCIONES. 229
juntas con algunas rayas; y ya hecho el fraguado, reabrimos
esas grietas al cincel y á 1 cm. de ancho, y las rellenamos con
mezcla de uno por uno, casi seca y muy bien apretada, y lavan-
do antes las grietas con una escobeta y lechada de cemento
solo, para quitar á las superficies una capa de cal y sílice que
se les forma, y la cual aun impide más la soldadura de un con-
creto nuevo con otro viejo.
2? Y para rellenos de una grande y uniforme resistencia,
al concluir el trabajo de la tarde sembramos clavos en su su-
perficie, fresca aún, y saliendo algo sus cabezas; y por la ma-
ñana siguiente, para reanudar el trabajo, lechadeamos como
queda dicho para las grietas, barriendo fuertemente con una
escoba y lechada de cemento.
88. — Estos dos procedimientos, los hemos empleado en el
faro de Isla de Lobos. El primero, para el piso de cemento
de la casa; y el segundo, para unas dos grandes cisternas, de
3,6x2x1x1,8 = 13 m'- en números redondos.
89. — Respecto alespaciamiento de los clavos, lo calculamos
como sigue:
Sean: I su longitud; p, el perímetro de su seecióo, un poco
arriba de su centro; y, el perímetro de su cabeza; c y c', las lon-
gitudes de las partes enterrada y libre, y teniéndose c^-c'=l;
h, la resistencia del fierro, 1000 kilogramos por cm^; h\ la trac-
ción del cemento, y que será la fuerza con que comprima el
clavo;/, en fin, el coeficiente de fricción del concreto contra el
fierro, y que se puede tomar de fierro contra fierro, 0,13, pues-
to que los fierros en el cemento armado y al resbalar en el con-
creto siempre dejan una capa de óxido de fierro.
Con estos datos resulta:
1? pe, superficie lateral del agujero hecho por el clavo; p
c k, la fuerza del concreto que lo detendrá; y p c kf, la fuerza
efectiva que de allí resulta.
2" p' c', superficie del agajero que haría la cabeza del cla-
vo si este se saltase; j?' c' k', la fuerza del concreto, que se opon-
dría á la salida del clavo.
230 Rapabl Maixén.
3? Igualando pues los dos valores anteriores, resulta:
p c 'kf='P^ é A;'; y que con c-\-d=l nos da,
p' W t
19
4? Seguros de que las dos partes del concreto cojen al cla-
vo con igual fuerza, si su sección en donde se midió el perí-
metro p c s s^ su resistencia será 5 Je; j entonces, si es Je, la re-
sistencia del concreto á la tracción, j s' = a^ la superficie de ese
concreto que tenga una resistencia igual á la del clavo, resul-
tará, s A;=a^ A;, y de aquí,
•=v-
s Je
.20
para el espaciamiento del clavo.
90. — Respecto á la calidad del cemento nada creemos ne-
cesario decir; pero sí haremos notar que no es raro hallar pe-
queños grumos en la masa, ó cemento con un principio de fra-
guado, y lo cual se debe probablemente, á su empaque en días
brumosos y con mucha humedad ambiente, en los países del
Norte. Y como hemos visto algunas veces emplearlo así, ha-
remos notar, y como fácilmente puede verificarlo quien guste
que si no se toma la precaución de cernirlo, en la misma mez-
cla, y pasando la cuchara de albañil sobre ella, se verá que
quedan vetas de cemento puro á causa de tales grumos; y lo
cual implica que no desbaratándolas se disminuirá notable-
mente la resistencia del concreto.
91. — Llamamos "forjado" en un concreto, á cierto estado
que toma á los 6, 8 ó 10 minutos, según su piase, en el cual
ya pierde su "plasticidad," reconociéndose esto, porque si se
le quiere cambiar de forma ''se desmorona," y dejamos lapa-
labra ''fraguado," á su estado cuando ya no se desmorona si-
no que se quiebra; y esta clasificación hacemos, para hacer
observar: que no se debe trabajar sobre las partes frescas.
NUBVA TBORÍA ESTÁTICA DE LAS CON8TROCCIONBS. 231
sino cuando han fraguado, para que no se deformen; y que ya
la soldadura no es perfecta después del forjado, y por lo cual
cuando tal perfección se necesite, se deben arreglar los mol-
des para un solo relleno, ó poner el claro si se hacen varias
batidas.
92. — Moldes. — Aparte de la necesidad de que los moldes
para el cemento armado sean fuertes y bien hechos, es nece-
sario tomar dos precauciones en su manejo:
1? Calcularlos para que el apisonado no los flexione, y re-
sulten los paramentos alabeados. Para esto se puede tomar
como dato medio, que la fuerza ejercida por la masa contra ta-
les moldes con un pisón común y un hombre de fuerza media
es de un gramo por centímetro cuadrado en toda la extensión
de la zona á que el efecto del golpe se extiende, y que es de
unos 25 cm. de radio, para concretos de mediana compacidad
y de cuyo dato se puede partir para calcular las partes elemeii-
tales de los moldes en su extensión y grueso, y según las dis-
tancias de los puntos de apoyo que se considere como fijos, ó
indeformables bajo el pisón. Esto es: Calculada la superficie
s del molde, y el número n de golpes de pisón, que en el relle-
no recibirá el concreto, se tendrá P = w.5, en gramos, como fuer-
za acumulada, y para calcular la flecha de la tabla; ó asig-
nado/, calcular el grueso de esa tabla.
2° Que no quede ningún aguj-^ o de escape de mezcla, pues
por allí escuirirá el agua y arrasti á al cemento, producién-
dose verdaderas vetas pobres en él, y que serán más tarde las
líneas de fractura.
93. — Antes de concluir, y llevándose poco en cuenta hasta
hoy el esfuerzo de estrujamiento y la resistencia contra el de
los concretos, creemos conveniente, y como siempre en obse-
quio de personas versadas en la materia, hacer notar que él
tiene cierta afinidad con el esfuerzo cortante y por lo cual hay
que cuidar de no confundirlos. En el esfuerzo de estrujamien-
to, las dos partes que tienden á separarse se comprimen fuer-
232 , Kafael Maixén.
te y recíprocamente, como por ejemplo, la zona de tracción
con la de compresión en una viga que se flexione bajo una car-
ga, mientras que en los esfuerzos de tracción, una parte per-
manece fija y la otra tiende á separarse.
94. — Siendo este punto muy importante al calcular las vi-
gas, terminaremos haciendo notar que el esfuerzo cortante que
las rompe por sus cabezas bajo una carga exagerada y uni-
formemente repartida, se debe de contrarrestar por la resis-
tencia á la tracción, bajo una línea cuya dirección media es de
45° con el eje de la viga; pues poco más ó menos, así se nos
rompieron todas las vigas en la cámara de estudio á que antes
nos hemos referido, y en la mayor parte de las que después
hemos probado con carga uniformemente repartida.
95. — Esta grieta nace como á los 30 cm. del plano de em-
potramiento, y dirigiéndose á él del estrados al intradós. De
esta manera, y con el patín y peralte de la viga, así como con
su coeficiente de resistencia, fácil será calcular su sección pa-
ra resistir á este esfuerzo y poner á sus diversos elementos en
armonía; pues como en la figura 10 queda supuesto el equilibrio
en cada uno de sus cuatro elementos, en los extremos se tiene
el caso de la figura 3, y por lo tanto si son &, ^ y yfc el patín, el
peralte y la resistencia de la sección, en la hipótesis de que no
se flexione la pieza bajo la carga, sino que se rompa como si la
cortasen por presión, se tendrá á cada extremo el peso ¿ P,
1 hhJc
P eos 45°'
y
de
at^uí,
muy
próximamente,
P=3lhh .
21
96, — Como se ve, en todo rigor cada parte de una viga de-
bería de tener escuadras y herraje diferentes; pero no siendo
ello práctico por costoso, calculadas todas las secciones se de-
be elegir la más resistente.
N0EVA TEORÍA ESTÁTICA DE LAS OQNSTBDCCIONES. 233
97. — En cuanto al modo de fractura señalado, él no es más
que una consecuencia de la estructura granular del concreto;
porque si en un muro con él cede algún tramo por faltarle el
cimiento, por ejemplo, la sección que caería tendría la forma
de un arco en su contorno, y del cual no sería más que un ele-
mento la fractura de la viga á sus cabezas.
98. — Por lo que á las aplicaciones de nuestro sistema de
construcción importa, y por lo que á nosotros hace, aun cre-
emos conveniente hacer notar, que en un empotramiento solo
se llega á un resultado satisfactorio cuando las cabezas de las
vigas forman parte íntima del muro; y que así, en el cemento
armado, al ahogarlas cabezas de las vigas con los rellenos pa-
ra formar los muros, deben de lechadearse bien y de llevar un
anclaje proporcionado á las cargas, formado por varillas que
entran en los muros de apoyo y se ligan á las de las vigas.
99. — Por lo demás, en casas de varios pisos tales anclajes
no son necesarios, bastando el peso de los muros y techos su-
periores, pero si se ponen citarillas al 'techo de un solo piso, y
con solo ellas, sin anclaje, se quiere hacer el equiUbrio, enton-
ces su peso p con la mitad \ a del empotramiento a, por brazo
de palanca, debe de hacer equilibrio al momento de la mitad
de la carga, y tenerse J í*X J l=\ Pi Y con lo cual
^ P l=pX^ a, y de donde.
y con lo cual dada la carga, el grueso del muro, el claro, el es-
paciamiento de las vigas y la densidad del concreto, se puede
ya determinar la altura de la citarilla. Así lo hicimos en el fa-
ro de Isla de Lobos, con anclaje las vigas, pero sin llegar las
varillas hasta los cimientos; pues habiendo quedado en el cen-
tro de un bosque, por citarilla se le puso un simple ornato á
su frente.
100. — Antes de concluir, recomendamos á los que nos hon-
234 Rafael Mallén.
ren con su atención aplicando esta teoría y nuestro sistema de
construcción en cemento armado, que nunca hagan nada sin
determinar antes personalmente los coeficientes de resistencia
de los varios concretos que vayan a emplear; pues los datos
que proporciona el Comercio generalmente son inexactos, exa-
gerándolos. Con unas cuantas marquetas de prueba mientras
se hacen los trabajos preparatorios, y rompiéndolas según los
coeficientes que se busquen, aplicándoles las fórmulas del ca-
so en cada prueba, se obtienen resultados tan exactos prácti-
camente y dado el coeficiente de seguridad, que no vale la pe-
na perder más tiempo que el de tales pruebas buscando datos
más exactos, á no ser que se trate de grandes obras.
101. — Finalmente se habrá notado que nada hemos dicho
sobre el momento de inercia; pero ello es porque no lo hemos
necesitado, ni se necesita para la Estática.
102. — En efecto: Al estudiar en mecánica el movimiento
circular, y para éste, ''se llama momento de inercia, á la masa
de un cuerpo multiplicado por el cuadrado de la distancia de
su centro de gravedad á su centro de rotación," y por analo-
gía, en Estática dan los autores clásicos ese mismo nombre,
"momento de inercia," á la sección de las zonas por compre-
sión y tracción multiplicadas por sus peraltes, y lo cual es un
error muy grave;
1? Porque entre una "masa" y una "sección" media una
distancia enorme: la primera es un cuerpo; y la segunda, una
simple concepción, y que no puede por lo mismo desarrollar
como la masa ninguna fuerza, y menos fuerza viva, en la ro-
tación de la pieza en el supuesto de que ésta caiga.
2? Porque esa lejana analogía, del producto de la sección
por el cuadrado de su peralte, ni siquiera resulta como una
condición del movimiento, sino precisamente de la condición
de que éste no se verifique, y expresada en la ecuación de equi-
librio; y por lo que tal coincidencia, no es más que casual.
3° Porque ese cuadrado del peralte, no es tampoco "la dis-
NtJSVA TSOBÍA KSTATICA DE LAS CONSTBUOCIONBS. 235
tanda del centro de gravedad de la sección al eje neutro," si-
no de éste al límite exterior de la sección; y por lo cual seme-
jante analogía apenas se reduce á la presencia del cuadrado
de una distancia contada desde el eje neutro: Y cuyo eje, de
paso, ya hemos visto que tampoco existe.
4? y último. — Porque el momento de inercia, para estable-
cer la condición de equilibrio y siendo este equilibrio estático,
y no dinámico, nada tiene que hacer en su expresión; y menos
cuando precisamente se renuncia al peso de la materia que
constituye á la viga, para simplificar los cálculos, y por su pe-
quenez ante las cargas: Y con lo cual tácitamente se renuncia
á la influencia del momento de inercia sobre ella, aún en el
caso de que existiera,
103. — Como pudiera alegarse, que al considerar toda la pie-
za dicho queda que se lleva en cuenta si no su masa al menos
su volumen, á nuestra vez diremos que I, su longitud, que in-
terpreta á ese "toda la pieza," entra en las fórmulas finales pa-
ra el cálculo P. precisamente dividiendo á la sección y no mul-
tiplicándola, y por lo cual, según las reglas de la homogenei-
dad, el resultado es una línea y no un volunten que pudiera
tomarse por la masa, si no con lógica siquiera sí con sus apa-
riencias; y que, por lo visto, sólo se reducen á la presencia de
^^ en la expresión del momento de resistencia de la sección.
104. — No hay pues en Estática tal momento de inercia y
como la precisión en el lenguaje es la base de ia Ciencia, ya es
tiempo de empezar siquiera en ella, á ser lo más riguroso que
podamos en él. De otra manera, la Torre de Babel dividirá á
los sabios; y la Ciencia, lejos de ser el primer peldaño para lle-
gar la orden social perfecto del futuro, será el laberinto de
Creta en donde ni ellos mismos se puedan encontrar.
Demos pues siquiera en ella, y como un preludio para ha-
cerlo más tarde en el lenguaje social: un nombre á cada cosa;
y á cada sentencia una sola significación.
Veracrua, 1907.
Mem. Soo. Abnte. México. T. 26. (1907-1908)— 31.
SOCI&TB ScncNnriQUB "Antonio Ajlzate." BiÉMomis, T. 20-
Note Sur u cas de radioilerinite tres intense dü cÉ chevelu
ayec repousse
eoflipléte des cheyeiix chez une enfant atteinte de tricliopliytie.
Mémoire presenté au n*""« Congrés International de Physiothérapie.
P^ LB DB.
KIOAEDO E. OIOEKO, M. S. A.,
Professeur á la Faculte de Médecine de México.
Pour peu que l'on ait traite des cas de trichophytie de la
tete, on sait tres bien combien cette maladie est rebelle. Aussi
g'a été un des plus beaux triomphes de la Physiotérapie que
le traitement de cette maladie au moyen des rayons X et l'on
doit étre particuliérement obligé á Mr. le Dr. Sabouraud qui
plus que personne a conduit cette méthode de traitement á un
degré de perfection remarquable. Les regles qu'il a posees
pour l'appliquer sont si bien déterminées, ont été basées sur
des observations si nombreuses et si precises que l'on doit con-
sidérer comme une faute de ne pas s'y teñir rigoureusement.
Quant á moi, j'avoue franchement que je ne me suis decide á
traiter mes cas de trichophytie parlarontgenothérapie que le
jour üü j'ai eu en mon pouvoir le chromoradiométre de Holzk-
necht, cette autre émiuence de la rontgeuologie.
238 RlCAEDO E. ClCBEO.
Ce n'est done pas d'un cas de ma pratique personnelle dont
je vais m'occuper, car je n'ai jamáis piovoqué de la radioder-
mite et quoique ma statistique ne fasse que commencer, ellem'a
demontre que les regles de Mr, 8abouraud ont la forcé des vé-
rités mathématiques. Le fait que je vais relater appartint á
un collégue, le Dr. Jofre, qui avait le meilleur cabinet d'élec-
tricité médicale qu'il y ait jamáis eu a México et qui, malheu-
reusement pour la science, mourut eacore jeune, an mois
d' Avril dernier.
Voici le cas:
L'enfant P. D., de 9 ans, filie d'un illustre confrére, fut
atteinte vers la fin de l'annóe derniére de trichophytie vulgai-
re du cuir chevelu. Mon confrére me fit l'honneur de me la
montrer et d'en appeler á mon opinión au sujet du traitement
par les rayons X. Naturellement celle-ci fut tout a fait favo-
rable, non seulement parce que je le connaissais théoriquement
mais encoré parce que je savais que le Dr. Jofre avait guéri
deux enfants que j'avaís traites avant par les procedes classi-
ques sans ob teñir autre chose qu'une amélioration tres lente
comme c'est la regle avec ees proeédés-lá, et que plus tard
j'avais remis directement entre ses mains deux autres enfants
de ma diéntele. Le su^ícés fut complet aussi dans ees deux
autres cas; néanmoins j'avertis le Dr. D. que j'avais quelque
aprehensión au sujet du procede que le Dr. Jofre suivait car
j'avais eu Poccasion de le voir travailler lors du deuxiéme cas
que je lui avais confié et j'avais vu qu'il s'écartait trop des re-
gles du Dr. Sabouraud qui avaient déjá été publióes a cette
époque. Je oraignais la radiodermite sur laqueile l'opinion de
Mr. Sabouraud est si formelle et si terrible: ^'Toute radiodermi-
te, méme légére" dit cet auteur, ''enfraine au cuir chevelu Válopécie
définitive presque ioujours complete" Je regrettais alors plus que
jamáis que Pagent de la Kny Scheerer Co., de New York, qui
m' avait fourni tres peu de teraps avant un bon appareil pour
les applications de rayons X et les courants de haute tensión
ÜM CAS OB BADIODBBUITB.
et de haute f róquence n'eút pu me proourer de suite le chromo-
radiométre.
Ainsi done l'enfaat fut traitée par le Dr. Jof re. Je ne sau-
rais entrer dans les tniauties de sa technique car je ne la con-
nus pas dans tous ses dótails mais voici les points essentiels
du traitement et de ses résultats d'aprés les donnes que le
Dr. D. m'a obligeamment fournies.
Le traitement par les rayons X commenga vers le milieu du
mois de Février. Les séances fureut journaliéres et d'une
durée de 5 minutes chaeune. L'ampoule était appliquóe á une
certaine distance du sommet de la tete sans aucune protee
tion. On voit que la technique était bien imparfaite. Vers la
cinquiéme sóauce un órythéme comengaá faire son apparitioa.
L'opératpur, i! faut le dir«, n'y attacha pas d'importance et con-
tinua les séances. Ce u'est que vers la dixiéme que les cheve-
ux commencérent á tomber; Pon fit cependant encoré cinq au-
tres séances jusqu'á compléter le nombre de 15. La radioder-
mite alia augmentant en étendue et en intensité; elle envahit
outre la tete, le front, les joues et la nuque, elle devint exuda-
tivo et desquamative, se couvrant de squames et de croútes.
Le pére de l'enfant tout éploré, me la montra dans cet état; l'a-
lopécie, il n'y a pas a diré, était complete; elle a£Eectait la for-
me d'une calvitie tres étendue surlaquelle la radiodermite était
f ortement développée, la dépassant le tous cotes. Le désespoir
du péve était immense, d'autant plus qu'il avait lu la t3rrible
phrase du Dr. Sabouraud que j'ai transcrita; mon opinión, que
j'émis timi'lement fut cependant qu'il pouvait y ivoir quelque
espoir de voir la repousse et ce qui me le faisait croire c'était
que par cipar-láeuvoyait quelque minee cheveu erratique dans
la plaque alopéeique et en y regardant attentivement a la lou-
po on apercevait les orifices correspondant aux follicules pi-
leux. Ceci se passait vers la fin du mois de Mars. Je communi-
quai mon vague espoir au Dr. D., que crutsans doute que mon
objet était seulement d'amoindrir sa peine de pére pendant
240 RlCAEDO E. CiCSBO.
un certain temps, que je ne luí manifestáis mon opinión un peu
rassurante que par suite d'un sentiment d'amitié pour ne pas trop
l'affliger du premier coup. Moi-méme, je me méfiais beaucoup,
car l'opinion du Dr. Sabouraud est si formelle, queje craignais
de me fáire des illusions. Tout le mois d'Avril et le eommen-
cement de Mai se passérent et la radiodermite n'était pas fini
et mon vague espoir ótait loin de devenir une réalité. Le Dr. D.
avait Pobligeance de me montrer son enfant de temps en temps.
Mais vers la fin de Mai, il n'y avait plus de radiodermite sur les
parties glabros oü elle s'était étendue et sur le cuir chevelu elle
était réduite aune fine desquamation En méme temps ww/míZíí-
vet commengaitárecouvrir toute lapartie alopéciée. On peut bien com-
prendrela joie aveelaquelie nous vímes ceduvet; le Dr. D. avait
des tressaillements dans son coeur de pére et quant á moi, j'a-
vais la satisfaction de voir mon pronostic confirmé, d'avoir fait
uneobservationclinique exacte, de ne pas avoir donnó de vains
espoirs, d'étre sur que ce n'était pas sous l'influence d'un sen-
timent d'amitié et de pitié que j'avais émis mon opinión mais
sur une observation vraiement scientifique. Des ce jour la re-
pousse alia de plus en plus ferme et au mois de Juillet, alors
que j'écris cette note, elle est complete; les cheveux sont drus,
vigoureux, touffus, méme plus qu'avant; c'est Pimpression du
pére et des soeors de Penfant, surtout au vértex oü la radio-
dermite £ut plus intense et il n'y a sans doute qu'á attendre
quelques mois, que les cheveux aient suffisamment orú pour
que Penfant puisse montrer avec ostentation sa tres belle che-
velure!
Voici maintenant quelle est pour moi Pinstruction qui se
dégage du cas que je viens de rapporter. II n'y a aucun doute
que la radiodermite doit étre crainte et qu' il est iiiutile de la
provoquer quand il ne s'agit, comme c'est le cas dans le traite-
ment des trichophyties que de produire une alopécie tem-
poraire; pour moi, je me tieas et me tiendrai toujours, sauf en
cas qu'un plus graud perfeotiounement ( chose difficile a
Un oás de badiodbbmitb. 241
attendre) vienne plus tard,á la teclinique si precise et bien
étudiée du Dr. Sabouraudet c'estce que je eonseillerai átous
les techniciens; mais aux cliniciens auxquels des cas pour-
raient se présenter oü la radiodermite aurait fait son appa-
ñtion je leur dirai: II faut faire un amendement á la proposi-
tion de M. Sabouraud au sujet du danger des radiode rmites;
elle ne doit pas revétir la forme d'une proposition universe-
lle car ce genre de propositions sont détruites par un seuPcas
s'en éloignant; il faut se comporter dans chaqué cas particulier
en vrai clinicien et baser son pronostic sur les conditions par-
ticuliéres du cas individuel, mais sans oublier qu'il n'y a
peut-étre pas au monde un módecin qui ait autant d'expó-
rience á ce sujet que le Dr. Sabouraud, dont l'opinion est
indubitablement basóe sur un grand nombre de faits, et
dont la proposition pourrait tres bien revétir cette forme:
"Towfe radiodermite, méme légére, doit étre crainte; elle risque énor-
mément d'entrainer pour le cuir chevelu Valopécie définitive presqtte
toujours complete"
México, JuiUet 1907.
Grenoble. — Faculté des Sciences de 1' Université. Travaux du Laboratoire de
Géologie. 1905-1907, Tome VIII, 1er. frase. 8? pl. (Prof. W. Küian, M.
S. A.)
Guillemin-Tarayre (E ) — Description des ánciennea possessions mexicaines du
Nord. — Paris ( Mission Scientifique du Mexique et de 1' Amérique Cén-
trale). 1871. Fol. pl.
Hayn (Fríedrich). — Selenographisclie Koordinaten. III. Abhandlungen. — I<eip-
zig (K. Sachs. Ges. efsr fViss. Abhandlungen. Math.-Phys Kl. XXX. Bd.
No. l;. 1907. 8? 1 Taf.
Interson (G. van), Jun. — Matbematisclie und mikroskopiscb-anatomische 8tu-
dien über Blatts'ellungen nebst Betrachtungen über den Schalenbau der
Miliolinen. Jena. 1907. 8? Fig. (Technische Hoogeschool. Delft).
Liceaga (José María de). — Adiciones y rectificaciones á la Historia de México
que escribió D. Lucas Alaman. — Gnanajuftto. Imp. de E. Serrano. 1868.
1 vol. 8'.' 632 págs.
Linneo en España. Homenaje á Linneo eo su segundo centenario. 1707-1907. —
Zaragoza. Sociedad Aragonesa de Ciencias Naturales. 1907. 1 Vol. 8'.' láms.
London. British Museum {Natural History). — General Guide. llth Edition.
1906. 111.— Guide to au Exhibition of the Oíd Natural History Books,
illustrating the origiii and progress of the study of Natural History up to
the time of Linnaeus. 1905. — Books and Portraits illustrating the History
of Plaut Classification exhibited in the Department of Botany. 190(). Me-
morials of Linnaeus. A CoUeciion of Portraits, Manuscripts, Specimens
and Books exhibiled to commemorate the Bieentenary of his Birth. 1907.
— Guide to the Fossil Reptils. Amphibians, and Fishes in the Dept. of
Geology and P.ilaontology. 8th edition. 1905. 111. — Guide to the Fossil.
Invertebrate Animáis in the Dept. of Geology and Palneontology. 1907.
111. — Guide to the Gallerie.s of Mammals (other thau üngulates) in the
Dept of Zoology. 8th Edition. 1906. 111; Guide to the great Game Ani-
máis (Ungulata) in the Dept. of Zoology. 1907.111. — Guide to the Gal-
lery <>f Reptilia and Araphibia in the Dept. of Zoology. 1906. TU. — List
of the Biitish Seed-i'lantsand Ferns. Dept. of Botany. 1907. — Catalogue
of theLepidopter.t Phalaenae. Vol. VI. Catalogue of the Noctuidaeby Sir.
George F. Hampson. Bart 1906. J'exte and Plates.
Manila, fleather Burean. Annual Kei»ort of the Director, for the yer 1905. Part.
I. 4'.' 1907.
Meudou. Observatuire d' .Aslronomie Phy.úque de Par'ii,. Aiinaloü publiés par J.
.lansse . Tome II. — Paris. 190 i. 4'.'
Monhius (Willy).— Zur Theorie des Regenbogens uud ihrer experiraentellen
Prüfung. — Leipzig {K. Sachs. Ges. der Wiss. Abhandlungen Math-Phys.
Kl. XXX. Bd. No II). 1907. 8? Fig.
Moiitessus de Ballore (Comte F. de, M. S. A. — La Science Séismologique. Les
tremblements de terre. Avec une Préface de M. Ed. Suess, Associé étran-
ger (le l'Institut. — l'aris. Librairie Armand Colin. 1907. 1 vol. 8'.' fiít. &
].l. 16 fr.
París. École Folytecfinique. Journal, ile. séríe. lime. Caliier. 190G. 4?
Paríp. Ohsírvatoire de Parü. — Atlas photograpbique de la Lune exécuté par
MM. M. Ijcewy et P. Puiseux. 9iue. fascicule comprenant 1? Etudes sur
la topographie et la constitution de Pecoree lunaire (suite), 29 Planche
i- Image obtenue au foyer du grand équatorial coudé. 39 Planches XLYIIt
á Lili. Héliogravares d'aprés les agrandissements sur verre dfí quatre
clicliés des années 1900, 1^02, 1903 et 1904. — Catalogue photograpMque du
Ciel. Coordonneées rectilignes. Tome II. Zone+22o a+240 1907. 49 {Mi-
nistére de V Instruction Publique et des Beaux-Árts>.
Pfeffer (W.) — Untersuchungen über die Entstehung der Sehlafbe-weguTigen
der Blattorgane. — Leipzig {K.Sachs. Ges, der Wiss Abbandlungen, Math.
Phys. Kl. XXX. Bd. No. III). 1907. 89 Fig.
Quer ( Josepb). — Flora Española, ó Historia de las plantas que se crían en Espa-
ña Tomo I. Madríd. 1762. 89 láms.
Revista Histórica Mexicana. — Publicación mensual. C. D, López, Director. To-
mo I. nos. 1 y 2, Oct. y Nov. 1907.— México. 89
S. Paulo, iluseu Paulista. — Catálogos da Fauna Brazileira. Vol. I. As Aves do
Brazil {,elo Prof. Dr. A. von Ihering e R. vonlhering. — S. Paulo 1907. 89
Stockholm. Sveriges Geologiska Undersókning . Afhandlingar ocb uppsatser Ser.
C. N:o 201-203.— A arsbok. 1907. Motsvarande N:o 204-208 af Ser. C. (Aí-
bandlingar ocb Uppsatser). 89 Taf.
Strambio (Dott. Gaetano). June. — La Pell^gra i Pellagroloci e le Amministra-
zioni Publiche. Saggi di Storia e di Critica Sanitaria. — Milano, 1890. 89
(Omaggio della Famiglia Strambio).
Toulouse. Observatoire Astronomique, Magnétique et Météorologique. Aúnales. To-
me VII renfermant une partie des travaux exécutés jusqu'en 190fi, sous la
direction de M. B. BaiUaud. —Toulouse. 1907, 49— Bulletin de la Com-
mission Météorologique du Dép. de la Haute -Garonne. I, 1905, fase. 5. —
1907. 49.
Treleage ( JVm.), M. S. A. — Agave macroacantha and allied Euagaves. — Additions
to the Genus Yucca. — St. Louis, Mo. (Ann. Rep. Missouri Bot. Garden.
18). 1907. 89 pl. -
Vergara Lope (Dr. Daniel), M. S. A. — Influence gónéi'ale des grandes altitudes
surl'organismedestuberculeux. México (Mem. Soc. Álzate, t. 26), 1907.89
Washington. U. S. Dept. of Agriculture. Weather Burean. Report of the Chief
of the Weather Burean. 1905-1906. 49
Wien, K. Akademie der Wissenschaften. Sitzungsberichte. Mathematisch-Na-
turwissenschaf tlicíe Klasse. CXV. Band. Abteilungen I, lia, Ilb und HI.
1906. 4 Vol. 89 Taf. u. Fig. — Mitteilungen der Erdbeben-Kommission.
N. P. No. XXXr 1906 89
Tomo 26. No. 7.
MEMORIAS Y REVISTA
DB LA
SOCIEDAD científica
(4
Antonio álzate"
publicadas bajo la direooión de
RAFAEL AGUILAR Y SANTILLÁN,
Secretario General Perpetuo
SOltIMAIRE.
(Mémoires, feuilles 31 k 36* Eevue, feuille 7).
Anthropologle- — Les vaiiations de la taille humaine, le giganto-infantilisme et
racromégalisme, par M. G. Engerrand, p. 261-276. {La vanado de la ho-
malteco, le ¡jir/anto-infaneco kaj l'akromegaleco).
Biologie. — Siir les phénoménes de la vie apparente observes dans les émulsions
de carbonate de chaux dans la sílice gélatineuse, par M. A. L. Herrera, p.
277-279. {Pri lafenomenoj de sajna vivo ohservataj en la emulsioj de karho-
nato de kalko en gelatina silíko).
Histoire. — Note histoiicjue sur la China Poblana, par M. R. Mena, p. 243-247.
OcéanograDhie. — Températures de l'eau de la nier entre Veracruz et le Detroit
de Florida, par le Dr. G. W. von Zahn, Revue, p. 51-56.
Physiquft. — La photographie des couleurs a México, parM. R. Mena, p. 281-284.
(La fotoí/rafado je la koloroj en Meksiküjo).
Travaux oub'ics. — Les travaux d'approvisionnernent d'eaux potables pour la
Ville de México, par M. J. Galindo y Villa, p. 249-259. ( Vizito de la pro-
visaj laborajoj de drink^blaj akvoj por la Meksika urbo).
REVUE. — Comptes rendus des séances: Janvier 1908, p. 49. — Bibliographie:
Memento du Chimiste par A. Haller et Cb. Girard, p. 50.
MÉXICO
(3? CALLE DE REVILLAGIGEDO IHÍM. 3).
Enero 1908.
Publicación registrada como articulo de segunda clase en 12 de Febrero de 1907
Dons et nouvelles pnblications reines pendant Janvier 1908.
Les nomB des douateurs sont imprimes en üaliques; les memores de la Société
son desiffnés avec M. S: A.
Agamennone (G.), M. S. A. — Sopraun focolare sísmico nei dintorni di S. Vittorino
di Roma (presso Tivoli).— Modena (Boíl. Soc Sism. Ital.). 1904. 89— Ori-
gine probabile dei fenomeni sismici del basino del corso inferiore dell'
Aniene e dei terremioti in genérale. — Modena. (Bol!. Soc. Sism. Ital.)
1097. 89
Agenda Oppermann á l'usage des Ingénieurs, Architectes, etc. 1908. Paiis. Li-
brairie Polyteclinique, Ch. Béranger. 3 fr,
Amegltino (Florentino), M. S. A.— Notas preliminares sobre el Tetraprotbomo Ar-
gén tinus. Un precursor del hombre del Mioceno superior de Monte Her-
moso.— Buenos Aires (Anales del Museo Nacional.) 1907. 89 figs.
Annuaire por Tan 1908, publié par le Burean des Longitudes. Avec des notices
scientifiques. Pñx: 1 fr. 50 c. — París, Gautlúer-ViUars. 189
Blancarnoux (Paul). — Le Mécanicien industriel. Manuel pratique. — París H.
Dunod et E. Pinat, éditeurs. 1907. 89 820 pages, 400 fig. 12 fr.
Borchers (W. ). — Les fours électriques. Production de charleur au moyen de
l'énergie électríque et construction des fours électriques. Edition frau-
gaise publié d'aprés la deuxiéme édition allemaínde par le Dr. L . Gautier. —
París et Liége Libraiñe Polytechnique Ch. Béranger. 1908. 89 gr. 292. fig.
15 fr.
Bunau-Varíll (Ph.). — Le Detroit de Panamá. Documents relatifs á la solution
parfaite du probléme de Panamá. — París. H. Dunod et E. Pinat, éditeurs.
1907, 1 vol. gr. in-8 305 i^ages, fig. et une pl. 10 fr.
Gambon (V.). — Fabrication des coUes animales. — Paris. H. Dunod et E. Pinat.
éditeurs. 1907. 89 216 pages, 50 ñg. 6 fr.
Oirera (E.) y Balcells (M.), 8. J. — IJna reciente perturbación cósmica. La acti-
vidad solar y sus relaciones con el magnetismo terrestre. Teorías sobre la
causalidad solar. Observatoio del Ebro, Tortosa. — Barcelona (Revista Co-
mercial "Progreso"). 1907. 49 figs.
Cuadros estadísticos é Informe del procurador de Justicia, concernientes á la
criminalidad en el Distrito Federal. 1906, — México 1907. 49 [Secretaría de
Instrucción Pública y Bellas Artes).
Demangeon (A.). — L'industríe aurif^re en Colombie. — Paris. H. Dunodet E. Pi-
nat, éditeurs. 1907 89 232 pages, fig. ü fr.
Gréographie Genérale du Departement de l'Hérault, publiée par la Société Lan-
guedocienne de Géographie. Montpellier. 89 pl. 1905.
SociÉTÉ SciKimnyüE "Antonio Alsiatk." Mémoibbs, T. 26.
i. If 5 PAR Y
LA CHINA POBLANA. üakol^.
Apunte histórico.
POR EL Lie.
R. MENA, M. S. A.
Al Sr. D. Teodoro A. Dehesa,
Gobernador del Estado de Vera-
cruz.
Siempre tuve por asunto digno de estudio y de investiga-
ción, el origen de estas dos palabras: China Poblana, por lo que,
cuando estuve en la ciudad de Puebla, di principio á mis labo-
res y escuchando aquí leyendas, recojiendo allá notas y visi-
tando Iglesias, el día más inopinado, me encontré en la de la
Compañía, con la tumba de la mismisíma China Poblana.
Inmediatamente á la izquierda de la puerta que comunica
el presbiterio con la Sacristía y empotrada en la pared, hay
una pequeña lápida con la inscripción siguiente:
Hem. Soo. Alsato. Méxioo. T. 26 (1907-1908)— 32.
244 B. Mena.
D. O. M.
Condít Hic tumulus
Venerandam in Ohristo Virginem
Catharinam de San Juan.
Quam Mogor mundo Angelopolis
coelo dedit.
Postquam
Per virtutem omnium cumulum Deo
imprimís ominibusque dilecta
Regio sanguini illustris Servitute
tamen pauper & humiles
Vixit annos LXXXII
Obitus eius magna populi & oleri
Aclamatione fuit ipso per vigilio
triunfus
San .... R . . num Anno MDCLXXXVIII
Inscripción que traduzco así:
"Dios, Bueno, Grande.
Guarda este sepulcro á la venerable en Cristo, Catarina
"de San Juan, á quien el Mogol dio á la tierra y Angelopolis
"al cielo. Por un cúmulo de todas las virtudes, fué amada pri-
"ramente de Dios y también de los hombres. Ilustre por su
"real prosapia, fué sin embargo pobre y humilde por esclavi-
'*tud. Vivió 82 años. Su muerte por gran aclamación del clero
"y del pueblo, fué un verdadero triunfo desde la víspera.
"Santo Reino Año de 1688."
La lápida que es de piedra calcárea amarillenta, tiene la
forma de un cuadrilongo que no puede ser medido exactamen-
te, por estar muy embutido ea el muro; la inscripción corre pa-
ralela al lado mayor y fué seguramente, obra de un mal lapi-
La Chima|Poblaná 245
daño; en el hueco de las letras, se advierte algo de pintura
negra y en las tres que encabezan la inscripción, rojo y oro.
El sitio actual de la lápida, no es aquel en que fué inhuma-
da la China, pues la inhumación tuvo lugar en la bóveda que
está en el respaldo de Nuestra Señora del Pópulo en la Iglesia
mencionada; de ahí fueron transladados los restos, al piso de la
Sacristía, de donde los transladó al lugar que hemos descripto,
el Superior de los Jesuítas en Puebla, Sr. Mas, á quien entre-
visté.
Dice el Sr. Mas, que al pavimentar la Sacristía, se encontró
con varias sepulturas y entre ellas esta en que nos ocupamos
y que, como las otras, tuvo que transladar; que se conservan
de la "china" algunos huesos largos, que son pequeños, y el
cráneo, de cortas dimensiones, de frontal huido y givas parie-
tales prominentes; que la lápida que hoy existe, es la misma
que cubría el sepulcro primitivo.
Como se verá, la estatura de la (7^¿wa fué poco menos que
mediana y su cráneo denuncia un origen oriental.
jCómo llegó á Puebla una descendiente del Gran Mogol?
Vamos á explicarlo:
Durante el Virreinato del Excelentísimo Sr. D. Tomás de
la Cerda y Aragón, pululaban los piratas en los mares de Nue-
va España; Dampier y Towunley, de nacionalidad inglesa, ha-
bíanse hecho temibles en las costas del Pacífico y á tanto lle-
garon en audacia, que pretendieron tomar el puerto de Aca-
pulco: de ahí fueron rechazados é hicieron rumbo á Manila,
en la travesía toparon con un buque, chino, según creyeron y
lo abordaron y robaron : alhajas, telas y dinero fué el botín de
los piratas; Towunley se apoderó además, de una dama noble,
que viajaba por recreo y que se decía ser princesa, y descen-
diente del Gran Mogol, su nombre era: Mir-rá.
Llegados á Manila los piratas, Towunley vendió como es-
clava á la Princesa del Mogol y la hubo un mercader que en
las famosas naos, llegaba frecuentemente á Acapuleo; trajo
i.^246 R. Mbna.
consigo á Mir-rá y la vendió á un comerciante de la Puebla
de los Angeles, al Capitán Don Miguel Sosa, quien á la sazón
se encontraba en Acapulco; concluidos sus asuntos pudo el Ca-
pitán, llevando consigo á la real esclava, regresar á Angelópo-
lis, adonde no se hablaba sino de la "China."
El Capitán Sosa dio libertad á su esclava y la hizo bauti-
zar en la Iglesia del Santo Ángel Analco con el nombre de
Catarina de San Juan; el Cura, Dr. D. Francisco Valdés y Sie
rra, asociado de Sor María de Jesús Tomellín, enseñó el idio-
ma español á Catarina y la instruyó en la religión cristiana.
Ardiente en su nueva fé, consagróse á visitar y á socorrer á
los pobres, habiendo llegado en diversas ocasiones á despojar-
se de sus ropas para remediar á los menesterosos, entre quie-
nes se hizo altamente popular por virtuosa y caritativa.
La China Poblana, como la llamaba el pueblo, vestía de zan-
gala de vivos colores durante los meses calurosos y templados
y en el invierno, de ásperas telas de lana ó de cabralj en el
calzado, conservó siempre la forma del que llevara cuando fué
capturada,
Enfermó al fin, la "china" y es probable que haya falleci-
do de agotamiento nervioso.
Desde antes de morir, fué constantemente visitada por las
clases más humildes, y una vez muerta, fueron las Comunida-
des, los Canónigos y los Regidores quienes se disputaron el
honor de llevarla en hombros á la Compañía, San Ignacio ó el
Espíritu Santo, que con todos estos nombres era conocido el
templo de los Jesuítas; se hicieron grandes honras fúnebres,
en las que el P, D. Francisco Aguilera, pronunció el elogio de
la finada, que murió en olor de santidad, según el decir de las
buenas gentes de aquel entonces. '-^'^
Con la desaparición de la "China Poblana" acabó el ángel
bueno de las clases desheredadas de la Puebla de los Angeles;
(1) La oración del P. Aguilera fué impresa, pero no me fué dable encontrar un
solo opúsculo.
La China Poblana. 247
pero el pueblo siempre grato, siempre noble y siempre grande
conservó la memoria de su Santa, la imitó en el vestir y de ahí
el origen de las "Chinas" que dierou con frecuencia, asunto y
fatiga á las plumas de Fidel, de Juvenal y de Facundo.
Aun existe en Puebla una Calle de las Chinitas, nombre
popular que rememora á Mir-rá, á Catarina de San Juan. En
el Museo de la misma ciudad, se conservan trajes auténticos
de la buena época de las "chinas poblanas" ( fines del siglo
XVIII y primera mitad del XIX). '^'
El segundo vendedor de Mir-rá, y el Capitán Sosa, fueron
incuestionablemente quienes la llamaron china; pero si aten-
demos á su nombre y descendencia, bien claros en la lápida, re-
sulta, que ella era de la India, pues en esta fué jefe el Gran Mo-
gol y no en la China.
México, Noviembre de 1907.
^ m%^ »
(1) Hubo "chinas" enriquecidas que hicieron del traje humilde, un traje de gran
lujo, y asi la zangala faé sustituida por la seda, y los bordados y broches de las zapatillas,
por brillantes, que en las de los trajes del Museo, fueron arrancados antes de vender al
establecimiento aquellas prendas.
SOOIÉTÉ SCIBNTIFIQDB "ANTONIO AUSATB." MÉUOIBEe, T. 26.
visita i las obras de provisiío de aguas potables
para la Ciudad de México,
POE EL INQENIEEO
JESÚS GALINDO Y VILLA, M. S. A.
I.
ANTECEDENTES.
El agua es la savia de las poblaciones. Es al par alimen-
to y bebida.
Proust asienta que el agua forma parte de todos nuestros
órganos; y que no somos — dice Borden — más que una acumu-
lación, una especie de niebla espesa encerrada en varias veji-
gas.
Algún higienista ha escrito también que el Jiombre es lo
qtte come, pudiendo asegurarse que el hombre es lo que bebe; con-
cepto que pudiera parecer exagerado sobre la importancia de
la clase de agua que se ingiere, pero que es de inmenso valor
si se reflexiona que el agua forma casi un 75 por ciento de las
substancias que componen el mísero cuerpo humano. Luego es
fácil comprender cuan grave es la necesidad de que la prin-
cipal materia de que estamos formados sea de buena calidad.
250 J. Gaundo y Villa.
De primer orden ha sido, por lo mismo, en todos tiem-
pos, y lo es todavía, el problema de surtir de agua potable á
las poblaciones; con razón se denomina á ésta e\ precioso liquido.
No es mi propósito hacer historia de diccionario enciclopé-
dico, ni remontar esta somera reseña á tiempos anteriores á
los actuales, para poner de relieve el gran cuidado que tuvie-
ron los moradores de Tenochtitlan para surtirse de aguas crista-
linas que circulaban por dos admirables cañerías de cal y can-
to, "la una ocupada por la corriente, y la otra en prevención
para cuando había necesidad de limpiar la que estaba funcio-
nando", según escribía Cortés en 1520 al Emperador Carlos V;
ni tampoco describir con viva frase aquellas grandes cons-
trucciones coloniales, que, á semejanza de los erguidos acue-
ductos que llevaban sus límpidas aguas á la vieja Roma, cons-
taban de dilatadas y costosas arquerías desparecidas á nues-
tra vista, para ser substituidas por tuberías subterráneas que,
si es verdad que protegen el agua dentro de la Capital, el lí-
quido llega á ésta enturbiado, á causa de su largo paso por
conductos abiertos; y es notorio que en épocas de lluvias, en
vez del agua que llamamos delgada recibimos lodo para beber y
para lavarnos.
En tales condieions, no era posible que continuara la Ciu-
dad de México surtiendo á sus habitantes, ya en número de
400,000, con agua de mala calidad, circulante por un a defectuo-
sa red de cañerías ó por acueductos no cerrados y sin protec-
ción alguna.
¿Y cómo lograr introducir agua potable y pura, y cómo
acrecentar el caudal? Este fué el problema que se presentó á
la consideración de la Corporación Municipal.
Afortunadamente, no faltaron hombres de buena volun-
tad que pusieron sus talentos y sus luces al servicio de una
causa de tan alta importancia. Bien merece un elogio since-
ro, en este particular, nuestro querido amigo el Dr. D. Anto-
nio Peñafiel. Él fué el primero que inició en detenido estudio,
Una visita á i a» obra» dk provisión dk agüas potables. 251
que corre impreso, '" ia idea de traer á la Capital las aguas de
los manantiales de Xoehimilco, cuya potabilidad había sido
demostrada por el an.'uisis químico.
Comprometido el Tesoro del Ayuntamiento por las ince-
santes atenciones municipales, habíale faltado el poderoso au-
xilio del Grobierno Federal, que en tiempos aciagos apenas te-
nía fondos para cubrir las más apremiantes atenciones del
momento; y hubo de c^sperarse á esta época de paz y de bien-
estar económico, pavii pmprendnr nna obra de alientos y que
por su misma importancia requería el cuantioso desembolso
de varios millones de pesos. Ante todo, era muy importante
para la Capital concluir las obras del desagüe del Valle, y rea-
lizar la construcción de su nueva red de atargeas, para librar-
la de los incalculables daños que sufría con las anegaciones
anuales de sus calles en tiempo de lluvias, y aun de las inun-
daciones que la amenazaban, y que en otras épocas habían cau-
sado muy serios estragos.
Por eso hasta 1900, la Corporación inició formalmente el
estudio de la trascendental cuestión de la provisión de aguas
para todos los servicios y en 13 de Noviembre de ese año, apro-
bó el contrato con nuestro consocio el señor Ingeniero D. Ma-
nuel Marroquín y Rivera, para la formación de un proyecto
general de servicios de aguas, que debería comprender estos
puntos:
1° — Cantidad y calidad de las aguas que producen los ma-
nantiales que pertenecen á la Ciudad de México, así como los
que conviniera adquirir, para que la dotación sea de 500 litros
por habitante;
2° — Trazo de las obras de captación y conducción de las
aguas que ahora tiene la Ciudad;
3? — Obras necesarias para la captación y conducción de
las aguas que conviniera adquirir;
Memoria sobre las aguas potable.s de la Capital de México. Tip. Secretaría de
omento. 1884, y Mem. Soc. Álzate, T. XI, 1897, p. 251.
Mem. Soo. Alwte. México. T. 26. (1007-1008)— 33.
252 J. GrALINDO Y ViLLA.
4? — Caídas aprovechables para fuerza motriz;
5° — Filtración y purificación de las aguas potables;
6° — Examen del proyecto del Director de Aguas para la
distribución en la Ciudad;
7? — Bosques que fuera conveniente adquirir para la con-
servación de los manantiales.
El señor Marroquín se puso inmediatamente á dar cum-
plimiento á su contrato; y sin tregua operó, ora en el campo,
ora en el gabinete, con un cuerpo de ingenieros muy compe-
tente, y un grupo de alumnos próximos á recibir sus respec-
tivos títulos de ingenieros civiles.
Vasto era el terreno que se debería explorar, y aparte de
los reconocimientos llevados á cabo más allá de los confines
del SW. del Valle de México, en la zona estudiada se compren-
dió, principalmente, un conjunto de 80 kilómetros de trazos y
otros 35 kilómetros de líneas auxiliares para completar la to-
pografía de los planos. En el estudio de las aguas de Xochi-
milco, se llevó una línea de 15 kilómetros por encima de las lo-
mas de Tacabaya y San Ángel, basta cerca de los manantia-
les de Peña Pobre, qae se abandonó por consideraciones eco-
nómicas. En todas estas líneas de trazos y auxiliares, se bizo
una topografía minuciosa en una faja de más de 200 metros
de anchura, y secciones transversales de terreno cada 20 metros.
También, aunque por procedimientos menos exactos en
cuanto á los ángulos y la topografía, pero con precisión en
cuanto al perfil, se practicó un reconocimiento de la línea de
conducción para las aguas del río de Tlalnepantla, que tiene
una longitud de 12 kilómetros.
Aparte de todas estas operaciones, se hicieron medidas de
agua, numerosos reconocimientos con aneroide, etc., labor
muy grande si se tiene en cuenta el corto plazo que tuvo el
señor Marroquín para sus trabajos. Concluidos éstos, dicho
entendido Ingeniero presentó al Ayuntamiento un extenso es-
tudio, en 21 de Julio de 1901, que se sometió al examen de
una Cojaisión compaesta de los señores Ingenieros D. Gil-
Uaa visita á. las obbas dk provisión ds aguas potables. 253
berto Montiel Estrada, entonces Regidor de Aguas, D. Luis
Espinosa, D. Alberto Robles Gil, D. Roberto Gayol y D. Ed-
mundo Girault, agregándose á ella para sólo cuestiones higié-
nicas, el Dr. D. Nicolás Ramírez de Arellano; si bien es cier-
to que dado el actual estado de la Ciencia, no es lícito al In-
geniero Civil desconocer las más elementales cuestiones de
Higiene Pública, como en el caso actual.
El proyecto del señor Marroquín fué aceptado con algu-
nas modificaciones, y esencialmente consta de las siguientes
obras fundamentales:
Primera: Captación de las aguas de los manantiales de
Xochimilco;
Segunda: Construcción del acueducto de Xochimilco á
México;
Tercera: Depósito ó tanques de almacenamiento en las lo-
mas del Molino del Rey;
Cuarta: Distribución en la Capital;
Para poder libremente dar cima al proyecto, la Secreta-
ría de Comunicaciones cedió á la Municipalidad de México los
manan tiatiales de Xochimilco.
Sería largo, y además quedaría fuera de los límites que
me propongo dar á esta breve reseña, detallarlos estudios del
señor Marroquín, y traer á la memoria los no menos intere-
santes del señor Peñafiel. Basta, en mi concepto, dejar apun-
tado lo anterior.
No tocó, empero, al Ayuntamiento de la Capital, llevar á
feliz término estas obras transcedentales: concluida su secu-
lar gestión administrativa, en 30 de Junio de 1903, coaforme
á preceptos legales, el Ejecutivo Federal nombró en Julio si-
guiente, de acuerdo con la Ley de Organización Política y
Municipal del Distrito, de 26 de Marzo del propio año, una
Junta Directiva, que se encargara de la ejecución del pro^-ec-
to del señor Marroquín, Junta que hasta la fecha funciona,
teniendo como Presidente al señor Licenciado D. José Yves
Limantour.
254 L- Gaundo y Villa.
¿Y en qué estado se encuentran los trabajos, y qué se ha
realizado hasta el presente? Un grupo de miembros de la So-
ciedad Científica "Antonio Álzale" acaba de saberlo, exami-
nando de visu todas las obras, en la mejor compañía: en la de
nuestro distinguido consocio el señor Marroquín director ge
neral de ellas, y uno de los fundadores de la propia Sociedad
"Álzate."
11.
NUESTRA VISITA Á LAS OBEAS.
Eran las nueve de la mañana del 11 de Octubre último,
cuando nos reuniamos en el hoy amplio paradero de Dolores,
contiguo al Bosque de Chapultepec, las siguientes personas,
todas de la "Álzate:" D. Rafael Agidlar Santillán, nuestro Se-
cretario Perpetuo; D. Manuel Francisco Alvarez; D. Carlos
Burckhardt, del instituto Geológico; D. Antonio J. Carbajal,
actual Presidente de la Sociedad; D. José C. Haro, D. Fede-
rico Lentz, químico; D. Manuel Marroquín y Rivera; D. Ra-
món Mena; D. Jorge Méndez; D. Macario Olivares; D. Gabriel
M. Oropesa; D. Alejandro Prieto, antiguo Gobernador de Ta-
maulipas; D. Francisco M. Rodríguez, ex-Subdirector del Mu-
seo; D. Enrique Schulz, D. Juan Villarello, Subdirector del
Instituto Geológico; D. Paul Waitz; los jóvenes D. Francisco
Carbajal y D. Fernando Urbina, armados de cámaras fotográ-
ficas, y el que esto escribe.
Una flamante locomotora de las Obras de Provisión, re-
molcaba un cómodo y muy pintado tren de verano: esperában-
se las órdenes de marcha, una vez instalada la impaciente
caravana, pictórica de buen humor y ávida de contemplar
en detalle cuanto iba á presentarse á nuestra vista. Al fin, 15
minutos después, la máquina lanzando al viento su penacho
de humo de carbón de piedra, que huale á trabajo, á indus-
tria y á progreso, ascendía por amplias curvas de acero por
las lomas del Molino del Rey; la vía férrea va por el antiguo
UNA VI8ITÁ k LAB OBRAS ÜE FBOVtSION DB AGUAS POTABLES. 250
Camino de Madereros, pasa por las inmediaciones meridiona-
les del Rancho de la Hormi<^a; entra por unas callejas de un
barrio de Tacubaya, y derechamente sube por la cuesta hacia
el Norte; cruza el ferrocarril de Cuernavaca, y se .ietiene cer-
ca de los grandes receptáculos actualmente en construcción.
Más al Poniente, aparecen las blancas y extensas bardas del
Panteón de Dolores.
Cuatro serán los inmensos tanques de almacenamiento y
distribución, localizados en este elevado sitio, con relación al
plano de la Capital: hoy en dia está para concluirse uno de
éstos, y muy adelantado otro. Cada receptáculo es circular,
de 100 metros de diámetro y 9 de profundidad, con capacidad
para 50,000 litros; de suerte que los cuatro podrán contener,
reunidos, y en un momento dado, 200,000 litros de agua, que
podrá también renovarse luego, á fin de que el líquido esté
el menor tiempo posible en los depósitos.
Para toda la estructura de estos vasos gigantescos, se ha
empleado el material de moda, que tantas ventajas presen-
ta en esta clase de construcciones: el cemento armado. Son
de éste, el revestimiento general y las 384 columnas de cada
depósito, que sostendrán la techumbre, también de cemento
para que los tanques queden completamente cubiertos. La
comunicación se hará por el centro, mediante una torre octa-
gonal que se alza en medio de cada depósito, dispuesta de tal
suerte que por la parte inferior de ella penetrará el agua; por
la media se ventilará el vaso, y por la parte superior se vi-
gilará. Además, la torre servirá para entrar al interior del
tanque y poder limpiarlo ó hacer en él las reparaciones que
se necesiten.
Los receptáculos se comunicarán entre sí por medio de
compuertas; y se hallarán, los cuatro, sensiblemente á 50
metros sobre el nivel medio de la Ciudad de México, lo que
asegura para lo futuro el ascenso del agua hasta las azoteas
de todos los editicios, sin necesidad de bombeo.
256 J- Galindo y Villa.
Cerca de estas obras hay en explotación una mina de are-
na, de excelente calidad. El cemento se hace allí mismo con
unas mezcladoras, para aplicarlo in situ. Un puente girato-
rio de hierro montado sobre el primer receptáculo, facilita el
trabajo de los operarios.
Vistas las obras, nos regresamos á nuestro tren especial,
que nos condujo por el mismo camino, hasta los talleres esta-
blecidos en la Condesa, y en los cuales resalta el espíritu or-
ganizador y disciplinado del Director de las obras.
Después, el tren siguió su marcha acelerada rumbo al Sur,
y atravesado el río de la Piedad, se detuvo á corta distancia
de su cauce. Aquí se ha ejecutado una obra importante que
tiene por objeto poder escapar el agua del acueducto á un ca-
nal, cuando sea menester: consta de un departamento de com-
puertas por donde pasa el acueducto. De éste visitamos un
tramo: es todo de cemento armado, de sección ovoide, de Im.
90 de altura y de Im. 80 en su mayor anchura, con un espesor
de Om. 18 en la bóveda y de Om. 30 en la cuneta; descansa so-
bre cimiento mamposteado y drenado. A cada 333 metros de
distancia, se levanta sobre el acueducto una columna hueca ó
chimenea, cubierta en su extremidad superior por una reja; es-
tas columnas sirven para ventilar el acueducto, marcan la cifra
kilométrica correspondiente, y están provistas, lateralmente
al zócalo sobre que descansa el fuste, de unas compuertas y
pozos para penetrar al conducto.
El ferrocarril de las Obras sigue poco más ó menos el tra-
zo del mencionado acueducto. Este tiene su punto de llegada
al ¡5W. de la Capital, en la Condesa. La vía sigue de frente
hasta Coyoacán; después pasa por San Antonio, cerca del cual
se encuentra una iutet-esante instalación para quebrar piedra
del Pedregal, que visitamos á nuestro regreso; cruza la calza-
TJNA visita k LAS OBBA8 DE PB0VI810N DB AQÜA8 POTABLES. 257
da y la vía eléctrica de Tlalpan, y se dirige directamente al S E.
hasta los manantiales de La Noria y de Natívitas, término de
nuestra agradable excursión.
Rápida avanzaba nuestra locomotora, no sin dejarnos re-
crear en el bello panorama que se extendía ante nuestra vista:
la pintoresca orografía de esa región privilegiada del Valle, se
delineaba con sus contornos poderosos, su tupida vegetación
arbórea, y el blanco caserío de los pueblos tendidos en las fal-
das. La serranía del enhiesto Ajusco limitaba el horizonte por
el SW, y Merliodía, mientras que por nuestra izquierda se des-
tacaba ese curioso grupo de pequeñas eminencias aisladas de
San Nicolás, Santa Catarina y la cortada Caldera. Debió ha-
ber sido incomparable esa región de nuestro Valle, cuando se
reclinaba en el fondo de la natural depiesión del terreno, el
límpido espejo de los lagos de Chalco y Xochimilco, hoy trans-
formados. Apenas de este se conserva una débil imagen de
las verdes chinampas
Al fin llegamos á la antigua hacienda de la Noria, más
allá de Tlalpan y de Tepepan, y sobre el camino carretero pa-
ra Xochimilco.
El acueducto construido marca en Li Noria 19 kilómetros
desde este punto á la Condesa.
18 pozos se han abierto para conducir el agua de los ma-
nantiales al depósito de cemento armado construido en La No-
ria, y que acaba de terminarse. Este depósito consta de tres
departamentos : uno de vertedores, otro de pozos profundos
( central ) y el tercero de bombas. Los pozos producen al re-
dedor de 300 litros de agua por segundo; y del depósito el lí-
quido entra al acueducto que, por gravedad, lo conducirá has-
ta la planta de bombas de la Condesa, que á su vez lo eleva-
rán á los receptáculos del Molino del Rey, y de aquí se distri-
buirá por la futura red de tuberías al interior de la Ciudad.
Después de La Noria, donde todos rodeábamos al Sr. Ma-
rroquín para escuchar con atención sus interesantes explica-
258 J. G ALINDO Y Villa.
ciones, seguimos en nuestro carro rumbo á Natívitas, donde
llegamos á las 12 y 20m.
Natívitas está situado al pie de las eminencias que bordan
por el Sur las márgenes meridionales del lago de Xochirailco,
en sitio pintoresco y ameno. Sus ráanantiales son de aguas
purísimas y transparentes: diversas monedas arrojadas al fon-
do, se distinguen con toda claridad al través de la espesa ca-
pa líquida. Están ya captados, y producen 700 litros por se-
gundo.
En este lugar y en un senador donde pocos días antes el
Ministro Americano Mr. Root había comido, almorzamos ale-
gremente. Después se inició la vuelta á la Metrópoli.
Hasta esta fecha, se lleva gastada en estas importantes
obras la considerable suma de unos $3.000,000 en números
redondos, segmi informes del Sr. Marroquín, y falta todavía
otro pico considerable de unos $2.000,000, sin contar con
las obras de entubaeión total y sus accesorios, en la Capital;
que en tiempo no remoto volverá á sufrir algunas molestias y
la ruptura de sus pavimentos, pero á cambio de los incalcula-
bles beneficios de que gozarán los habitantes, al contar con
agua abundante limpia y pura, y con el suficiente caudal
de líquido para todos los usos requeridos por una gran Ciu-
dad.
Con estas obras, habrá una provisión normal de 500 litros
por habitante, calculando una población de medio millón de
almas, actualmente recibe cada persona de 100 á 150 litros
diarios. La Ciudad podrá, pues, aumentar su dotación con las
aguas de Xochimilco, en 2,300 litros por segundo, únicamente
de estos manantiales.
Ahora México recibe unos 35,000 litros por minuto; Xo-
chimilco producirá 150,000 litros por minuto, con la perspec-
UNA VISITA Á LAS OBRAS DE PROVISIÓN DE AGUAS POTABLES. 2f>9
tiva de poder recoger mayor volumen, una vez practicada la
captación del agua de los demás veneros del Sur. Las aguas
que hoy entran á México provienen de 385 manantiales de va-
rio producto, principalmente de Salazar, Río Hondo, el Desier-
to, Los Leones, Santa Fe y Chapultepec; sin contar con los
1,517 pozos artesianos que, á su vez, dan 23,834 litros por mi-
nutb, según datos que abarcan hasta el día de hoy.
Despréndese de todo lo anterior, que el refuerzo de Xochi-
milco, en las espléndidas condiciones en que recibiremos ol
precioso líquido, será de vital importancia. Para ello, el Gobier-
no Federal no omite sacrificio ni gasto alguno.
Hay pues, que batir palmas. Ajeno á la lisonja, y sobre
todo á la lisonja en público, no me haré sospechoso al tributar
mis ovaciones á nuestro consocio el Sr. Marroquín, trabajador
modesto, inteligente y entendido, que con tan singular acier-
to va llevando á su término semejantes obras; en medio de es-
ta paz bendita que ha derramado sobre nuestra Patria queri-
da una lluvia incesante de bienes.
México, 4 de NoTiembre de 1907.
Mem. Soo.Alaate, México T. 26 (lOOT-lfCSj-SÍ.
íjOClfiTÉ SCIKNTWKiDK "ANTONIO ALÜATK.' MÉMOIKKS, T. 26.
Les variations de la taille liümaioc, le giganto-infaolilisíiie
et
G. ENGEEKAND. M. S. A.
La taille humaine varíe daus des proportions relativement
considerables bien qu'elle n' atteigue pas les extremes que
l'esprit populaire et la science d'une autre époque ont voulu
lui attribuer.
On a l'habitude de diré que la moyeaae de la hauteur des
hommes a diminué depui.s les teraps anciens et lorsqu'on
désire faire, á cet égard, une comparaisou que l'on croit dóci-
sive, on ne manque pas de citer les armures du Moyen-Age
qui auraient recouvert des corps autrement robustes que les
nótres. Or, c'est lá une erreur qui repose sur les idees total-
ment fausses que nous donne l'histoire, telle qu'elle est en-
seignée, sur l'évolution des sociétés. Au Moyen-Age, ceux
qui portaient les armures vivaient dans des conditions relati-
vement hygióniques; á dófaut de travail, le pillage et l'exploi-
tation des paysans leur procuraient une nourriture abondan-
te et comme ils se mariaient entre eux, l'ólévation de la taille
se conservait. Le populaire d'alors n'aurait jamáis pu porter
les armures du seigneur; miserable, ran^onné saus meroi. as
treint á untravail rude et sans repos, vivant dans d'horribles ta-
262 Gr- Enqkeeand.
niéres, il est aisé de comprendre que la moyenne de sa taille
devait étre tres faible, caractéristique que conservaient les
intermariages. Par conséquent, la moyenne de la taille d'une
caste privilégiée au Moyen-Age ne peut nullement nous £ai-
re conclure a une dégénerescence de l'espéce humaine á cet
égard.
Les préjugés populaires ont leurs racines dans des faits
mal observes et mal interpretes. Daus plusieurs óglises d'Eu-
rope '^' ily a des ossements enormes qui sont veneres avec fer-
veur comme ayant appartenu á des saints. Ailleurs, les mé-
mds ossements lorsqu'ils sont extraits du sol qui les renferme
sont attribués á Teutobochus, par exemple. On sait mainte-
nant que ce sonb des restes d'animaux de la période quater-
naire et du Tertiaire supérieur, élephants fossiles (Elephas me-
ridionalis l:!^esti, antiquuus Falo., primigenius Blum. etc.), a des
rhinoceros {Bhinoceros MercJd Jáger, tichorrhinus Fisch. etc.) á
des hippopotames fHippopotamus major Falc etc.) ^^'
Ces données font comprendre combien il était facile á l'o-
pinion populaire d'étre trompee sur nos ancétres d'autant
plus que des savants eux mémes ne craiguaient pas de publier
sur ce sujet des travaux qui sont bien plus des dissertations
que des observations. La célebre dispute de Riolan et de Ha-
bicot á propos des ossements de Romans (Dauphiné) est bien
connue. En 1718, c'est-á-dire il n'y a pas deux siécles, Henrion
présentait á PAcadémie des Inscriptions, une note que Pon
(1) A. Cracovie, notamment. "Rappelons a titred' exemple, le cas cité
par von Zittel: on venere a A-^aleuce comme une relique de Saint Christo-
plie, la dent molaire d'nn mammoutli" J. Finot: Le préjugé des races. Paris
1905, P. 155.
(2) Les traditions et les légendes nous monti'ent combien est enra-
cinée dans le populaire 1' opinión que nos ancétres furent des géants. Ra-
ppelons seulement les titans, fils de la Terre, escaladant le ciel et axissi
ces géants de bois et de cartón que l'on proméne dans certaines occasions
á Douai, a Lille, a Mons, á Bruxelles, a Metz, a Dunkerque, a Bayeux, á
Barcelone et ailleurs encoré.
LK8 VABIATION8 DK LA. TAILLB HDMAÍNK. 263
qualifiait d'admirable et dans laquelle il prétendait dómontrer
que les tailles de quelques personnages du passé avaient étó
les suivantes;
Adam 40%95 Moise 4"222
Eve , SS'^éTS Hercule 3"'248
Noó 33"372 Alexandre l'"948
Abraham On^Qé J.César 1"'620
II est facíle de comprendre, qu'au contraire, la taille hu-
maine doit avoir augmenté, les couditions hygiéniques actue-
lles étant incomparabloment supérieures aux anciennes. La
préhistoire peút d'ailleurs nous apporter, h, cet égard, des ren-
seignements peu nombreux, il est vrai, mais qui ne sont pas
sans valeur. Ainsi la race humaíne la plus ancienne connue,
celle de Neandertal ou de Spy avait une taille qui variait
probablement entre 1"55 et V"60, alors que la moyenne ac-
tuelle de Phumanité «st de l^'GS. ^"
On connait oependant un certain nombre de cas indivi-
duéis qui montrent combien la taille peut s'éloigner grande-
ment de la moyenne surtout sous Pinfluence de causes pa-
thologiques. L'Empereur Maximin avait 2™50, un Ecossais
2"i62, le Finlandais Cajanus 2™83 et enfin les savants mentio-
(1) On sait qu'on peut reconstituer, k peu prés, la taille par la men-
suratio des os longs. Ainsi;
TailIe:=long du fémur x 3,66 chez Thomme TRollet.
,, = ,, ,, ,, X3,71 ,, la femme j Mensuration
,, = ,, de rhumérus X 5,06 ,, l'liomme ) des os longs.
„ = ,, ,, ,, x5,22 ,, la femme (^Lyon 1889
Consulter:
P. Topinard; Procede de mensuration des os longs dans le hut de re-
constituer la taille. Bull. Sté Anthr. Paris 1885, P, 73.
J, Rahon.' Becherches sur les ossement shumains anciens et prehistori-
ques en vue de la reconstitution de la taille. Móm, Sté, Anthr, Paris 1893,
P. 403.
A, Dastre; The Stature of Man atvarious EpocJis. Ann. Report Smith.
Inst. for 1904. P. 517-532.
G. ÜNQBBBAHD.
nnent le cas d'un Russe nommé Louchkinn, qui aurait atteint
une hauteur de 2™99. II est regrettable qu'un fait aussi ex-
traordinaire soit sígnale sans que Pon donne, en méme temps,
les moyens de vérifier cette assertion. Quoi qu'il en soit, et le
cas,deCajanus ótant consideró comme certain, nous nous trou-
vons en présence de déformations purement pathologiques
sur lesquelles nous reviendrons plus loin.
Les cas de nanisme sont tout aussi nombreux. Nous
nous contenterons d'en signaler quelques-uns puisque nous
n'avons pas, pour le moment, l'intention d'approfondir ees
questions. Jeffery Hugdson avait O'^SG, á 20 ans, le General
Mite O'^dO, á 19 ans, Lilie Edwards, 0^45 á 16 ans, et enfin
un nain citó par Buffon avait 0"^43, probablement á l'áge adul-
te. II y a évidemment á distinguer difEórentes formes de na-
nisme, détails dans lesquels nous ne pouvous entrer ici. Nous
rappelerons seulement que Manouvrier a exprimé fort claire-
ment les rapports probables entre le nanisme et la micro-
cóphalie. ^^^
Les variations raciales de la moyenne de la taille sont elles
mémes remarquablement étendues. Les limites extremes se-
raient de 1™38 pour des Akkas et de 1"'79 pour les Ecossais
de Galloway. Le premier chifEre se rapporte á un groupe de
pygmóes africains dont on retrouve les analogues avec une tai-
lle un tant soit peu plus ólevóe aux Andamans (Mincopies), dans
la péninsule malaise (Sakays, Sómangs etcj, aux Philippiues
(Aetas..) etc. '^' Ce méme groupe a d'ailleurs otó representé
(1) Manouvrier; Sur le nain Auguste Tuaillon et sur le nanisme sim-
ple, avec ou sans mierocéphalie. Bull. Sté. Anthr. Paris 1896. P. 264-290 (voir
spécial. p. 287). Ce nain vient justement de mourir. L. Manouvrier: Oiser-
vations sur quelques nains. ídem 1897. P. 654.
(2) L. de Quatrefages. Les pygmées. — Paris 1887.
Hellmutli Panckow: Uier Zwergvolker in AfriJca und Süd Asien.
Zeitschr. Gesellsch. f . Erdk. zu Berlín.— 1892. P. 75.
A. Grubauer: Ein Besuch hei den Ureinwohnem Innermalakkas. —
Petenn. Mitt. 1905. P. 271.
Les vabiatiokb db la taqxb hühainb.
parmi les populations nóolithiques de l'Europe céntrale. Le
second chiffre est suivi de prés par les Patagons, dont la mo-
yenne est de 1™78.
II ne faudrait d'ailleurs pas croire que ees tnoyennes
puissent toujours donner une bonne idee de l'aspect des po-
pulations auxquelles elles s'appliquent. Les écarts, en ceci,
sont quelquefois extraonlinaires. Sur 537 Iroquois, Gould a
constaté un ócart de 36 centimétres, sur 147 Neo Zélandais,
Thomson trouve 46 centimétres, sur 59 Lapons, Mantegazza
releve, 3S centimétres. <^'
W. L. H. Duckwoi'th: Note on a Skull of an Andaman Islander.
Sonie anthropological Results of the Skeat Ex-
pedition to the Malay Península.
Note on a Shull labelled " Soemangschcklel"
"Bukit-Sapi" upper Perak 1902; nozo in the
Museum of the Boyal College of Surgeons.
Les ti'ois notes in "Studies from tlie anthro-
pological LaboratSry of the anatomy School
of Cambridge.''— Cambridge 1904-P. 237-259.
J. Morgan: Negritos de la peninside malaise. l'Homme 1885
V. Jacques: Les nains-Bu\l. et Mém. Sté. Anthr. Bruxelles 1897-98
Sievers: Die Zwergvolker in Afrika: Achtundwanzigster Ber. der Ober-
hess. Gesellsch. f. Nat. ixnd Heilk. 1892. P. 114
L. Lapicque: La race negrito et sa distribution géographique. Ann. de
Géogr. 1896. P. 353
Blumentritt: Beitráge zur Kenntniss der Negritos -Zeitschx. Ges. Erdk
zu Berlin 1892. P. 63
W. Alian Reed: Negritos of Zamhales. Ethnol. Surv. Publ. Vol.
n. p. 1.
H. H. Johnston; The Pygmies of the Great Congo Forest: Rep. Smith.
Inst. for 1902-P. 479-491
Luschan (F. von): Vorstellung ron sechs Pygmaen vom /íuri-Zeitschr
für Ethnologie-1906-I P. 716
Müller (K): Pygmaensage in Ja^ja n-Zeitschr. für Ethnologie. 1906 etc,
etc.
(2) E. Pittard. Ethnologie de la péninsule des Balkans. Le GIobe-Mémoi-
res. Tome 43— Sept. 1904— P. 72
266 Gr. Engeeeand.
La taille n'obeit pas seulement au facteur race mais elle
subit l'influence du milieu d'une fagon tres nette.
Certains des végétaux européens transportes au Brésil s'y
accroissent considérablement.
L'influence de la lumiére sur le développement des plan-
tes est également bien connue. Oes deux observations, faites
sur des étres oü le phénoméne est beaucoup plus facilement
perceptible conduisent á des conclusions vraies pour les ani-
maux et pour Phomme. '^'
Le role de Palimentation, á cet égard, est tout^a-fait évi-
dent. Certaines substances comme l'alcool, lorsqu'ellessontab-
sorbées abondamment et réguliérement, abaissent la taille.
PlusieursvillagesdeNormandie, oüla consommation del'alcool
est enorme, sont incapables de fournir un conscrit. Les petits
chiens, á la mode, sont obtenus gráce a des patees alcolisées.
Par contre, les hommes dont l'alimentation est nórmale
augmentent de taille en un laps de temps naturellement assez
considerable. Cela se voit bien dans les quartiers oü intervien-
nent diverses conditions hygiéuiques meilleures. "A Paris,
dans le XX^""^ arrondissement, celui de Ménilmontant, la tai-
lle moyenne est de 1™657 alors qu'elle s'éléve á 1™660 dans le
VIIP'"^ celui de l'Elysée". <''
(1) Geoffroy-Saint Hilaire (I): Beckerches zoologiques et physiologi-
ques sur les variations de la taille chez les animaux et dans les races humai-
nes. Mém. presentes etc á 1' Ac. des Se. etc. 1832-T. III. P. 503. Ad.
Kemna: La taille des animaux. Ann. Sté roy. malac. et zool. de Belg.
(Btdl. des séances)^1903. T. XXXIX-P. LI— LXXXI.
(1) Gr. Lagneau: Inflvence des milieux sur la race. Modifications mé-
sologiques des caracteres ethniques de notre population. Bull. Sté d'Anthr.
París 1895-P. 147. — Sur 5134 enfants (6 á 14 et 19 ans), toutes choses
égales, la taille est plus grande de 5 á 6 centimétres et le poids supérieur
de 2 a 5 kgs. dans la classe aisée. La valeur absolue du périmétre thoraci-
que serait également plus faible de 3 cents chez les pauvres: E. Rletz:
Das Wachsthum Berliner Kinder wahrendder Sclmljalire — Archiv für Anthr.
Neue Folge — 1903 — P. 30. Consulter aussi: E. Pittard: Infiuence dni milieu
Les tariations du la taille homaine. 267
Dans un méme quartier, on pent remarquer l'influence de
métiprs insaluV)res sur la répartition de la taille (}<er1illon).
L'aí^saiiiissement d'une región peut avoir une inflnence facile
á coniprendre. Le relevement de la stature, en Hollande, dans
de semblarles condltions, a éié sígnale par Carlier.
La (liíférfnce entre la taille moyetme de l'homme et de la
femme qni est de 12 centimétres '^' tendrait á ís'atténuer lá
oü la vie de la ffmtne peut relativement se comparer h. celle
de l'homme. Ce serait le cas pour les familles des multimilliou-
naires araericatns.
(2)
Diffó ents auteurs ont encoré fait intervenir des modifica-
tions ó(?onomiques, córame la création d'une ligne de chemin
de fer, par les avantages matériels qu'elle apporte, dans l'aug-
mentation de la taille *^' mais le fait est discutable et dis-
cute. <*'
Le milieu góolngique, dans certains cas, serait nettement,
par ses variations favorables ou dóEavorables á la culture des
plantes, en relation avec la taille humaine. Dans le dóparte-
ment de l'Aveyron, les terrains siliceux sont habites par des
varietés d'honime et do montón de petite taille et d'ossature
gréle tandis que dan^ la régions ealeaire, l'un etl'autre ont une
taille tres superieure et un squelette massif. '^'
fféograpliique sur le développement de Ja taille humaine. C. R. Ac, íác. 1906-
T. 143-P. 1186. Le travail suivaut, plus ancien, es4 également a lire: F.
Tapiñar (1: Etiide sur Ja taille considérée suivant Váye, le sexe, Vindividu, le
milieu et les races. Rev. d'Antlir. 1876. T. IV— P. 34-83
(1) Chiffre donné par P. Topinard: Eléments d' Anthropologie gené-
rale Paris 1885. — P. 45í) et accepté par J. Deniker: JRaces et peuples de la
Terre.— Paiis 1900. P. 40
(2) J. Finot. Loco cit. P. 151
(3) Collignon: íi' Anthropologie au conseil de réiúsion — Bull. 8té
Anthr. Paris 1^90. P. 764.
(4) Zaborowoski, Manouvriei, G. de ilortület. — Bull. Sté. Anthr.
Paris. 1895 P. 152. et 153.
(5) Durand (de Gros): Action des milieux géologiques dans l'Aveyron —
Bull. í5oc. Anthr. Paris 1868— P. 135, 188, 228.
Mem. Soo. Álzate. Méxioo. T. 26 (1907-1908)— 35.
G. Engeeeand.
II s'en faut de beauronp que Pon ait démele la part qui
revient á chaqué facteur dans la réalisatioa de la tai'le. Que
d'incounues encoré et que de causas d'^M-reurs! L'áije des pa-
rents a aussi son influence. '^' Giuffriila Ruegen propose,
d'autre part, d'ajouter auK deux facteui'S, race et milieu un
troisiéme qu'ilnomme endogamie lócale, par lequel, les maria
ges répétés entre gens de roéme famille abais^eraient la taille
des enfants. '^^ Biologiquement, cefait est parfaitement connu.
D'ailleurs, n'oublions pas qu'il s'agit ici de la taille considó-
róe "en bloc" mais que deux hommes de mérne taille peu-
vent avoir chaeun une composition tres diferente de celle-ci
mais nous laissons de cóté, dans ce travail, les questions an-
thropometriques, pour lesquels nous renvoyons á un travail
tres complet. <^'
Un £ait sur lequel l'attention n'a pas été suffisamment
attirée jusqu'á maintenant, c'est celni de la taille des nou-
veaux-nés dans les différentes races. Voici un tableau quidon-
ne quelques chiffres intér^^ssants á ce point de vue mais qui
ne peuvent pas étre considóiés comme définitifs.
Gar^ons Pilles
Atmamites 47 -t™ 461°^
E/Usses de St. Pétersbourg 477 473
Allem. de Cologne 486 484-
Amér. de Boston - 490 482
Anglais 497 491
Franjáis de Paris 499 492^^'
(1) Béla Révesz: Der Eínflass des Alters der Mutter aicf d<r Kor2}er-
?iohe.—Avch.. für Anthr. Bd IV. H. 2 u. o.— Aussi dans A. F. A. S. 1906.
P. 160.
(2) Giufí:rida--Rii,uL':eri: Cause probabile di la bassa statnra in Italia
Ai-ch. di Psichiatria Vol. XXIV,— Pase. V-VI.
(3) L. Maiiouvrier: Eti.'.de aur les raj¡ports en general et sur les frinci-
jtales propoHions du corps. Mém. Sté Anthr. Paris Tome II. (H eme Serie)
3e Fase. 202 pages.
(4) L. Deniker. loe cit P. 31,
Les VAEIATIONS DE LA TAILLE HDMAINE. 269
Comme nous n'avons nullement l'intention d'étudier la
taille tl'une fagon détailióe inais seulomaut do rappoiei' cer-
tains t'aits, uoas aborderons inaiuteuant rótuJe des variations
pathologiques de la tailie dans le sens du gigantisme.
#
Le livre récent de MM. P. E. Launois et P. Roy intitulé:
Eludes biologiques sur les yéants '^* a été une contributioii t'on-
dauíeiitUeá la coimaissaace de ees phóaojtiéues si curieux
au poiut de vue authiopologique.
Le prote.-seui- Btissaud a dit qu'oa devenait góant par
"arrét de devoloppeineut". L'oxpi'ession, toute paradoxale
qu'elie paraisse, coiTespoad á la réalitó des t'aits. Pour cela,
il sut'tít de rappeler de quelle maniere se produit la crois-
sance.
La croissance longitudinale se f ait gráce á l'activité génó-
ratriee des carcilages de conjagaisoa c'est-á-dire des disques
de ce tissu qai sópareab les diaphyses des ópiphyses, Cette
aotivitó dpaae naissance á da tissu osseux qai augmente la
loügueur de i'os. Cest la ce que l'oa uomme l'ostóogenése en-
chondrale.
La croissance transversale se róalise par l'activité da pé-
rioste d'oü le nom qui lai est donné d'ostéogenése périostique.
Comme ia taille, a l'état nórmale ne s'accruit pas indéfini-
ment mais qu'elle parait géuéralement ñxée aux environs de
vingt-cinq aus, il t'aut en conelure, qu'á cet age, les cartila-
ges de conjugai-son doivent avoir cessé de t'onctionner. Un
examen montre tacilment en eííet qu'ils se sont ossifiés.
íSi par coutre, la tadie cuniinue a s'acoi'oitre au delá des li-
mites acceptées, en fait d'ág^, nous devrous en conelure qu'il
ya contiuua'ion de i'ostéogfnése enchondrale on persistance
de la macroplastie nórmale. Nous devrons done retrouver, se
( 1) París 1904 (Masson j Ce travaLl, du plus haut intérét esfc la base
des notes qui suiveut.
270 (i. Enqehraní).
maintenant, les cartilages de conjagaison et nous seroas au-
torisés á diré qu'il ya arrét de développement.
La cessation de l'ostéogenése enchondrale ne se fait pas
en méme temps, pour tous les os longs. La variabilité indivi-
duelle pour ce qui concerne Pépoque de la soudure des épi-
physes aux diaphyses est d'ailleurs tres grande et les auteurs
sont loin d'étre d'accord sar eette époque. L=*s chiffi'es que
Pon donne devront done toujours ébre consideres comme non
entiérement satisfaisauts, tant qu'on n'aura pas approfondi
un sujet aussi important á plusieurs puiuts de vae. Pour
Racnbaud et Renaud, tout est finí á la colonue vertébrale á 30
ans tandis que pour Sappey c'est a 25 ans!
Ex)oque de soudure des épiphyses au corps de Vos '^'
Corps vertébraux (Épiphyses sup. et infér. dorso-lombai-
res) 22 a 26 ans
Premiére vertebre saoróe á deuxiéme 25 a 26
Clavicule-Extrómitó interne 20 á 25
fCoracoide 14 á 17
r\ 1 i. 1 Acromion 17 á 1 8
Omoplate <!^ q^.i^é giéooide 19 a 20
l^Epiphyse marginales iuf. et post.... 22 a 24-
f Épiphyses supérieure 21 a 25
TT . J fCundyle, trachée
numeras <; ^piphyse iuf. J et tub. ext 15 a 16
i^ l^Tubérosi té interne 16 á 17
P 1- í Extrémité super 12 á 19
Cubitus
infer 18 a 25
{
Extrémité super 14 a 1 9
Ínter 21 á 24
f Reunión des trois point-í primitifs.. 15 á 18
Os coxal ■{ Foints compitímeiitaires diver.s .... 14 a 28
(^Extrémité margínale supérieure. . . 15 a 16
(í) P. Topinard: loe. cit. P. 1028
Les variations de la taille homainb. 271
-p,/ ( Evctréinitó super 16 á 22 ,,
( ,, ínter 2o a Jo „
m-u- í Extrémitó supí^r 18 á 24 „
Tibia < • h ir - iQ
( „ ínter. lo a lo „
p/ ' ( Extrémité super IH a 22 „
^^'^^^^' \ ,, iuter 18ái9 „
Calcaueum 16 á 18 „
Les caracteres da s:is?antism'=i patholog'qae peuv^ent étre
tres bien rendas á l'aid-í d-^ l'.)b<ei'vation d'na cas d-:) giginto-
iiifantilisme, celui da "gran.l Charles," ótudié par divers au-
teurs í^'
Le sajet est iió de parents petifcs (l™45 et 1™48), ses fré-
res et soe ir-; soat ógaleineut petits. Son poids, a sa naissance,
aurait été de 21 livres '^' A 11 ans, il eút une liévre typhoide
A 2L ans, il a ImSti, a 21 aus, (18JJ), l^Jl. Aa régiuieut, son
appótit était extraorJinaire aa poiut qa'ou düt lui donaer
deux doubles rations et daax pains regleinentaires par joar.
II ótait vigoareax. País sa manifeáteat de violentes dou-
leurs daus les jatnbes et dans la tete, il perd ses torces et s'a-
maigrit. La produetion d'un gena valgum l'oblige á s'aider de
béquilles; ce n'est plus qa'aa infirme.
L'accroissement a continué:
A 25 ans, il a 1™96
27 l'^Qf)
>' -" >> i) j. va
)> ^9 >> >» 2'"ü3
.,30 „ „ 2-04
(1) G. Papillault: Mode de croissance diez un géant. Bull. Soc. Anthr.
Paris 18J6. P. 426. cJaitoat P. E. Lauuois et P. Roy loe. cit.
(2) La coutradicitiou eutie les reuseiiíueineut, qu'il a doaués a L.
Capitán et aux autres observateard font qu on ue peut accorder grande
confiance a ce diré.
L. Capitán: Frésentation d'un géant. Bull. Soc. Anthr. Paris 1899 P.
381.
272 Gr. Engbeband.
Quand on a cessó de l'observer, il grandissait encoré. II y avait
done .á an phónoinéiie compiéteineiit anormal qai ue pouvait
s'expliquer que par la peisistance des cartilages de conjugai-
sou, per-sistance que l'examen radiographique viut prouver
de la t'agaa la plus óv^ideute.
Mais Pexameu de ce sujet montre d'autres caracteres du
plus haut interét. Les organes sexuels sont ceuxd'un garlón
de quiuze ans. Le penis est peu dévtíloppé, les testicules
sout rudituentaires, la préstate est absenta, les puils sont
presque nuls, il y a impuissaiioe. A notir c^^p-ndant que la
voix tíst nórmale. La tígure est ceile d'un jeune gai9un.
Or, c'est justemeut sur le sqaelette des euuuques que
nous remarquous la non soudure de nombreux cartilages de
conjugaison ainsi d'autre part que le grand allong jmeut '^'
des membres particuliérament des iuférieuis. caractére que
nous retrouvons cbez le "graud Cíiarlos"'^' L'appareuce juvó-
nile tout comme les modiíioatious dans les relaiions propor-
tionnelltís des membres se montrent tres bien aussi chez les
Skoptzi. '^'
(1) Les segments distaux étant plus développés que les proximaux.
(2) Le bassin du géant du Aiuseum de Paris rap^eile le pelvis fe-
minin, d'aprés R. Verneau, autre caractére intéressant.
(3) Les Skoptzi sont une secte russe d'hommes et de femmes qui
se chátrent plus ou moins complétement pour arriver a un grand état de
puretó Elle parait avoir poar inventeur le paysan André Ivanov qui, en
1771, chátra lui--méine treize disciples. Un de ceux--ci, tífelivanov, est
consideré par les a^leptes comme le tils de Dieu qui reviendra pour cas-
trer tout le monde quand le nombre des lákoptzi aura at^eint le chiífre de
144.000. Au commeucemeut, on enlevait les testicules fia clef de l'enfer)
et une partie du scrotum a liaide d'uu í'er chaulió au rouge. Ensuite, on
employa lerasoir ou d'autres mayens. C'est lála" premierepuriáCd.tion"
qui donne seulement le droit de monter le cheval ¡ne (Apocalypse) La
deuxiéme consiste á eulever la verge (Ciet: de labime, celui--ci étant le
vaginj; alors on a le di'oit de monter le chrval blanc Ciiez la femme, il y a
ablation d'un mamelón ou de deux puis d'uue partie ou de la totaiité des
seins, puis réseotion dea petites lévres et du clitoris, enñn des grandes lé-
LE8 VARIATIONS de la TAILLK HDMAINB. 273
Les animaux castres m'^ntr«i,t, également la non soudure
des epiphysos Ch-z la truie, il n'y a JMmais ossification com-
plete des os longs. A quitre ans, le boBíf présente le méme
caractére alors que l'ossifi catión des ca'tilages de conjugai-
son est déjá comp éte chnz le taureau á dnux ans. Le bceuf
montre de méine un allous^einent caraetéristiqne des meni-
bres postérieurs j»ar rapport au taur<^au. Des observations
analogUHS ont étó fait«s sur des chiens.
L'pxamen du cráne montre un ressaut postlambdoidien
que l'on retrouve fréquemm'-nt chez les géants. L'observa-
tion radiographique p<^rmet de mettre en évidence l'énorme
dévelo|)p6ment de la selle turcique correspondant á une hy-
pertrophie de l'hypojthyse également tres genérale dans le gi-
gantisme (44 cas sur 48 autopsies de géants cu d'acroméga-
liques d'aprés Wuods Hutchinson) '^' et sur laquelle nous re-
viendrons.
Te's sont les caracteres du giganto-infantilisme, determi-
né par l'hyperostéog''nése enchondrale qui n'est elle méme
que l'exagé:ation de la macroplastie nórmale. De nombreux
cas bien observes et resumes dans le livre des auteurs sur
lesqnels nous nous appuyons corroborent d'une fagon tres
sati^faisante les déductions théoriques exposées plus haut á la
suite de l'étude du 'grand Charles".
Mais le gigantismo simple ne tarde pas á se compliquer
vres. II y a encoré d'autres mutilations. Ces pauvres gens, qui sont góné-
ralment excellents, ont été chassés de Russie. Les hommes exercent la
profession de cochers a Bucarest, oü on les reeonnait souvent a leur figu-
re juvénile. Beaucoup de travaux ont paru sur cette secte. tíignalons seu-
lement: E. Pelikan: Gericutlich-medicinische Untersunlmngeii über das
Skopzenthum in Russland. 1876 et un rnémoire tres interessant, surtout
au point de vue anlhroporaé trique, de E. Pittard: Les Skoptzys. Modifica-
tions anthropométriques upportées par le castration. BuU. de la Sté des Scien-
ces de Bucarest. ] 903
(1) cité par P. E. Launois et P. Roy.
274 üT.ENaKEEAND.
d'acromégralie, ^^' hypertrof hie et deformaron qui porte sur
certaines parties du s-quelette et aussi sur les parties molles,
face, n<'Z, langne, vergt^, mains, pieds etc. Les organes inter-
nes f euvent en étre affeetés; ainsi, par exemple, Hans le cas
que Dous allors étndier, ily avait vérilable splanchnonnófialie.
Cette affection est l'entrée en s( ene, en ce qui concerne le
squelette, d'une nouvelle bypeíactivité, l'hyperostéogenése pé-
riostique qui n'est que l'exagération morbide de l'euryplastie
nórmale.
Le tambour-major K.. .., dont l'obsenyation minutieuse
est relatée par nos auteurs, appartient á une famille oü les
grandes tailles sont fréquentes. A 18 ans, il a 1^76; a 21 ans,
il a 2™12. Conome la taille de 1"76, a 18 ans, n'est pas absolu-
ment gigantesque alors qu'elle atteint 2"! 2 en trois ans ce qui
est un accroissement considéiable, nous devons en conclure
que le trouble qui s'est produit dans sa "macroplastie" a de-
butó aux environ de 18 ans ou aprés. Ceci est fortement appu-
yé par la constatation que les organes génitaux sont normaux.
Du fait que, marié il n'a pas d'enfants, on ne peut pasinférer
qu'il soit infécond.
La déformation acromégalique parait avoir été tres rápi-
do chez lui. La tete est celle du poHchinelle avec mentón en
galoflie, nez arqué, enfoncement des fosses temporaUs, sail-
lie des prommettes, yirotubérance occipitale etc. Lfsdoigts
sont gros et de la n eme largeur. Le sujet est rfipidnaent at-
teint de diverges affections. II a des nnaux de tete, est atteint
du díabete et finalement meurt dans des crises épileptiformes
(né en 18G6, morten]9l2.)
L'aulopsie de K. . .faite parles mémes savants observa-
teurs, est du plus haut inteiét. Le ciáne est considérablement
(1) Un travai] récert de M. BuFchan (article Jh-omegalie m Eeal--
Encycl. der ge^arnteD Hei]ls-uride--4. Avñ) dcpDant une bibliographie. P.
306, complete de la queslion de 1900, (á la suite de celle de SternLerg) jus-
qu'á 1905, j'y renvoie le lecteur.
Lb8 vabiations db la tauxk hdmainx. 275
et inégalement épaissi. il y a un grand dóveloppement des si-
nus frontaux. L'encóphale est ordinaire mais le corps pituitai-
re, énormótnent grossi, porte une tumeur considerable qui pe-
netre á l'iutórieur du cerveau. Nous avon.s vu la fréquence de
l'hypertrophie hypophysaire dans le gigantisme. Elle est sou-
vent assez forte pour exercer une pression sur le chiasma des
nerfs optiques ce qui explique que des troubles visuels se cons-
tatent souvent chez les acromégaliques. La méme hypertro-
phie par sa pression sur le tuber cinereum provoquerait, si l'hy-
pothése de Loeb est vrai, le diabéte également constaté chez
les góants et préeisemeut dans le cas présent.
II est tout-á-fait inutile de poursuivre par Pexamen d'au-
tres cas puisque les personnes qui veulent approfondir cette
ótude ont á lire les ouvrages récents de P. E. Launois et P.
Roy et de G. Buschan, '" Mon point de vue est ici purement
théorique.
Notons seulement que l'acromégalie ne se manifesté que
quand la macroplastie ou l'hypermacroplastie sont cléfinitive-
ment enrayées par la soudure des cartilages juxtaépiphy-
saires. ^
Les relations entre le gigantisme et l'acromégalie parai-
ssent done clairement mises en lumiére par les travaux ré-
cents.
Ajoutons encoré, fait bien interessant, que plusieurs au-
teurs (parmi lesquels l'Allemand Freund et PAnglais Cam-
pbell) ont vu dans l'acromégalie une évolution régressive vers
le type anthropoide.
Le role joué par certaines glandes, dans l'accroissement
du corps, voit préciser de plus en plus son importance déjá
appreciée d'ailleurs.
L'hypertrophie de l'hypophyse dans le gigantisme est un
fait hautemeut intéressant puisque nous savons d'autre part
que son ablation entraine un moindre développement de la
(1) loe. cit.
Mem. SocAiíate. México. T. 26 (1907-180»)— 36
276 G. Engkeeaiíd.
taille. Chez le géant K . . , elle atteignait un poids de 31 gr.
et ótait modifiée dans sa structure.
Pour la thyroide, les constatations sont analogues. On
connait les expériences sur des animaux ayant subi l'ablation
de cet organe. La thyroide de K pesait dix f ois son poids
normal.
Le thymus persiste on bien entre en reviviscence ainsi
que cela a oté observé chez des acromégaliques.
Enfin le role de la sécrétion interne des glandes sexuelles
apparait considerable á la suite des modifications squeletti-
ques constatées chez les castres on chez les individus dont
les organes génitaux ne se développent pas.
Pour finir ees quelques considérations, il ne sera peut-
étre pas mauvais de rappeler les tentatives qui ont été faites
pour augmenter la taille humaiiie par des croisements en-
tre individus de hauteur exceptionnelle. Frédéric Guillaume,
enbon despote, contraignait au mariage ceux qui paraissaient
aptes á lui donner des grenadiers géants. Plus réoeniment
un brave rentier rouennais qui croyait bon d'augmenter la
taille des Franjáis — voilá une forme imprévue de nationalis-
me — laissait a sa cité natale une somme d'argent destinée á
doter des couples de géants. Heureusement que dame Nature
a decreté Finaptitude á la reproduction de ees anormaux.
México, 1907.
tiOClBTÉ SOIENTOriQCB "ANTONIO AI2ATB." MÉMOXBIES. T. 26.
Sur les phénooiénes de vie apparente observes daos les émulsions
de carbonate de chaux daiis la sílice gélatineuse
PAR LE PR0FE8SEUK
A. L. HEEEEEA. M. S. A.
A Mr. le Professeur Léon de Rosny, fondateur
de l'Alliance Scientifique Universelle.
Diverses considórations m'ont suggóré l'idée de répéter
l'expérience classique de Rainey et Harting, avec la sílice co-
lloíde et le carbonate de chaux, substances existant partout
dans la nature inorganique.
Technique. Dans une boite pour couvre-objets on met 30
grammes de silice colloide á 0.8 ou 0.6 pour 100. On prepare
cette silice avec:
Silicate de potasse á 40 B 10 c c.
Eau distillée 50 c. c. ,
D'autre part: Acide chlorhydrique 5 c. c.
Eau 50 c. c.
On mélange peu a peu et en agitant et on dialyse pen-
dant doux ou trois jours jusqu'á non précipitation par le ni-
trate d'argent et jusqu'á limpidité parfaite des écailles obte-
nues par la dessication de la silice, vues au microscope.
278 A. L. Herebea.
On ajoute aux 30 grammes de sílice mis dans
la boite pour couvre-objets: Chlorure de
calcium fondu 1 gramme.
Bicarbonate de soude pur 1 gramme.
Les seis devront étre mis a une distance de 1 eentimétre.
Aprés quelques lieures on observera au microscope les flocons
foiinés. Bien entendu, la silice et les solutions seront filtrées
et stérilisées a 160 degrés, une ou deux fois.
Bésumé des resultáis. Pseudo-eellules nuclées présentant
tous les aspects de la karyokinése et ses variations et ano-
malies. División indirecte des pseudo-cristaux. Toute espéce
de formes amiboides en mouvement et déformation lente,
pendant plusieurs jours. Structure spbérulaire du protoplas-
ma, membranes granuleuses. Formation de tétraédres (sarci-
na). Psendo-infusoires ciliés. Pseudo-streptococcus, etc.
Probablement les résultats de Harting, Rainey, Dubois,
Burke, Kuckuck, sontdusauximpurétés terreuses et siliciques
des albumines, gélées, seis, bouillons, graisses employés par
ees observateurs. Les amibos de Bütschli au carbonate de
potasse et Kuile vieillie, ainsi que mes oléates, métapbosphate
de chaux (graisseux) et cristaux mous, sont aussi dus aux
cristaux des impurétés des réactifs, ne pouvant pas se former
dúment au sein de la silice colloide, selon les anciennes ob-
servations de Slack. La preuve en est evidente: 'les cristaux
se réforment dans la silice diluée. Les acides attaquent le car-
bonate de chaux et il en reste des charpentes siliciques géla-
tineuses, prenant les anilines. Les amibes se formeront par
l'émulsiou des cristaux de carbonate de chaux les plus petits
dans la silice, celle-ci se eoagulant dans la surface des cris-
taux, selon les anciennes observations de Grraham, et se cons-
tituant de la sorte un parfait appareil osmotique rempli aus-
sitót de protoplasma calcaire. Fréquemment on observe de
cristaux grands remplis de petit cristaux á moitié gonflés.
Quant aux impurétés organiques, elles existent certes et Pon
Mem. Soc. "Álzate.
T. 2(i, PL. V.
% •
o c
Oo
"o ** °o o °J?
o ° ° 8 ■%„ § e
> O O O
o o
o <b(
' . o o " o o» „Oo. 00 °„ o o
'^ 00° " ''°-
'^ya^
^ "^
("■•;< » í • i!>
*S ,í^ -
O
«) ^a'-
SociAté Scatmrmat "Ahtokio Aleatk." Mámoibes, T. 26.
ures organoides de
daos sílice colloide ou daos bouillons.
Planches V et VI.
Figs. 1 á 12 et 14 selon A, L. Herrera; figs. 13, 15, 16, 17
et 18 selon Kuckuck (de San Pétersbourg).
1. Pseudo-cellules (le calcite en sílice colloide. Les granu-
les colloidaux de sílice s'emparent des ions et se coagulent et
impregnent de calcite. — 2. Solutions faibles; figures plus fines.
— 3. Globules, membranes, pseudo-amíbes en mouvement,
raitose. — 4. Pseudo-spores nuclées. — 5.a. Squelette silicique
avec quelques corpuscules non attaquós par la solution acide.
— 6. Action plus intense de la solution acide enlevant le car-
bonate calcaíre et laissant le squelette silicique. — 7. Figures
cellulaires en évolution et croissance, attaquées par un acide
faible en les figs. 8 et 10. — Fig. 9. Quelques globoides en dé-
hiscence. — Fig. 10. Pseudo-cellules á noyau rófringent, atta-
quées par un acide. — 11 et 12. Croissance et raitose. — 13. Mó-
rula.— 14. Globoides á la lumiére polarisée. — 15. Mitose ob-
servée par Kuckuck. — 16, Coupes des globoides. — 17 et 18.
Colonies de corps de baryum. Dans toutes les figures on re-
marque que la forcé de cristallisation a été vaincue par l'in-
terposition des granules oolloides. Or, la forme crístalline est
une des propriétés les plus intimes et importantes des corps.
yiFM. SOC. ■ALZATK.
T. 26. PL. Vi.
%
i.t^
^\
^.^ ^
g'í^^
© /^
00 ,?^^)
©SO
/;í
ir
i%
SUK LB8 PBÉNOMBKKS DB LA VIB APPABBNTE. 279
trouve des mycéliums, des monadiens dans les préparations
anciennes, mais les graisses, les albumines renferment des tra-
ces de sílice colloide qui apparait dans les cendres. II faut
étudier l'influence d« ees impuretés, quoique l'huile ne donne
pas des résultats spócifiques avec le carbonate calcaire. Les
amibes ainsi formóes, dans la sílice, ont exactement l'aspect des
amibes uaturelles. Dans les plasmodies naturels on a trouvé
un excés de carbonate de chaux. Probablement les étres vivants
sont formes d'émulsions diverses de carbonate de chaux dans la sili-
ce gélatineuse et dans les matieres organiques absorbées ou secretees^.
Technique simpUfiée.
Eau distillée conservé dans flacons de verre et ayant
une trace de silicates 300 ce.
Chlorure de calcium pur 0.10
Bícarbonate de sonde 0.10
On ajoute les seis h l'eau. On separe les flocons amiboides
par décantation. On filtre si les flocons sont trop consistants
et ou ajoute les seis, répétant la filtration jusqu' á obtenir des
amibes d'une grande réfringence f-t mobilité (X 400 d.)
México, le 2 janviev 1908.
SOCIÉTÉ SOIBUTingUB "AMTOOTO ALBATB." M.ÉMOIRB8, T. 26.
LA FOTOGRAFÍA DE LOS COLORES EN MÉXICO
POK EL Lie,
KAMON MENA, M. S. A.
La fotografía de los colores es en estos momentos la cues-
tión palpitante en los principales centros científico^s del mun-
do, y cabe á México la satisfacción de haber podido resolver
los problemas de técnica operatoria á que dan lugar nuestra
atmósfera y nuestra luz. Es, pues, de un asunto nuestro, de
lo que vengo á hablaros en esta sesión.
En Julio del año que acaba de pasar, los lares. Lumiére
de Lyon, lanzaron al mundo su descubrimiento de placas au-
tocromas y en Octubre, eran ensayadas por un reducido gru-
po de artistas y de aficionados, me refiero á los Sres. Cassou-
Ingeniero Martínez y Guillermo Peñafiel, fotógrafo, quienes
bien pronto quedaron convencidos de que las instrucciones
de los Sres. Lumiére, no daban resultado en México: dedicá-
ronse entonces á buscar el por qué y esto constituye su in-
vento en la fotografía de los colores; pero para describirlo,
necesito entrar un tanto al terreno histórico-técnico.
Desde la primera mitad del siglo XIX, viene preocupan-
do la fotocromía, pero no es sino en 1896 cuando Lanchester
hace las primeras pruebas verdaderamente científicas por el
procedimiento espectral, y tres años después, expone Wood
el procedimiento de las redes de difracción. Dos años habían
282 - R. Mena.
transcurrido del siglo actual, cuando Neuhauss y Worel en-
sayaron su sistema por decoloración. En 1903 y 1906 toma
gran incremento el sistema espectral; en 1904 da Lumiére su
invento de la fotocromía por elementos yuxtapuestos granu-
lares y en 1907, fabrica y emplea sus placas autocromas.
Olvidábamos el procedimiento de Lippmann que fué un pa-
so de importancia en 1905: se trataba de la fijación de imáge-
nes interferenciales en capas de gelatina bicromatada.
Volviendo al sistema actual, diré que consiste en fécula
de patata sumamente dividida por máquinas especiales; de di-
cha fécula se toman tres porciones y se coloran con los tres co-
lores complementarios de los tres primarios bien conocidos; á
cada porción, se le da uno de esos colores, las porciones se
mezclan y aplican sobre el cristal por medio de una máquina
que aplana y prensa á fin de no dejar intersticios; así el color,
es cubierto con un barniz impermeable al agua y sobre el bar-
niz, se pone una emulsión pancromática de gelatiao-bromuro
de plata. Tales son las placas autocromas.
Entre otras muchas, dan los fabricantes, las siguientes
instrucciones:
La placa debe ser colocada en el chassis con el cristal
hacia el objetivo y la preparación será cubierta con un cartón
negro.
Las lentes deben ser incoloras.
Las lentes deben llevar antepuesta ó pospuesta una pan-
talla que proporciona la casa
La exposición debe ser en la forma siguiente:
F. 3 0.15 segundos
F.4 0,2
F. 5 0.4
F. 8 ,---. 1.0
F.9 1.3
F. 10 1.6
La Fotografía de los colores.
F. 12 2.2 segundos
F. 14 3.0
F. 16 4.0
F.18 5.0
F.20 6.3 „
F representa la parte útil de lente en centímetros ó la
relación entre la lente y el diafragma.
Para las manipulaciones de desarrollo, inversión de la
imagen, etc., aconsejan los Sres. Lumiére 10 baños.
Tiempo es ya de ver lo que han hecho los Sres. Cassou,
Martínez y Peñafiel:
Han descubierto la substancia colorante de la fécula.
Han reducido el cuadro de exposición á ¿ de tiempo en
esta ciudad y en una mitad en lugares de altui'as de 25G0 m.
Han reducido notablemente el número de baños; pues en
muchos casos bastan tres y se barniza para la conservación
indefinida de la placa y, más bien dicho, del color.
Han suprimido el alcohol á uno de los baños.
Montan las placas.
Y han descubierto que cuando la placa resulta azul, se
pasó de tiempo y que cuando resulta verde, le faltó tiempo.
Han hecho finalmente dos descubrimientos más, sin el co-
nocimiento de los cuales, es imposible obtener éxito en Méxi-
co, pero dar á conocer esto valdría tanto como poner al alcan-
ce de todos, lo que mucho trabajo, tiempo y dinero ha costa-
do á los tres inteligentes amigos que bondadosamente nos lle-
varon á su laboratorio sin ocultarnos absolutamente nada.
Últimamente he visto á los expresados señores tomar fo-
tografías á colores acaso en menos tiempo que el empleado éu
los procedimientos ordinarios de fotografía
Por de contado, que los colores solamente han sido fija-
dos en cristal, pues del papel ocúpanse ya los inventores de
las placas.
Mem. Soo. Álzate. México. T. 26 ( 1907-1908)— 36. *
284 E. Meka.— La Fotogeafí a de los coloeks.
Calcúlese el prodigioso número de aplicaciones que en
las ciencias tenga la fotografía en colores.
El Sr. Presidente de la República ha visto ya la pruebas
y estuvo considerando la importancia del invento; el fué quien
manifestó la aplicación á la Medicina y á la enseñanza.
Es consolador, señores consocios, consolador para la Pa-
tria, que su primer mandatario, se interese en los grandes in-
ventos de este siglo.
Os presento dos placas, de las que, una queda á esta So-
ciedad.
El inventor mismo desconfía de la bondad de sus placas
fuera de París y así es como no quizo enviarlas á la casa Pho-
to Supply de esta ciudad que giró 1500 francos para tal ob-
jeto. En dicha casa se exhibe ya una placa de 18 por 24 y que
es obra de los mismos Sres. Martínez, Cassou y Peñafiel.
Si he fatigado vuestra atención, dispensadme en gracia
de la importancia del asunto.
México, Enero 6 de 1908.
Haller (A.) et Girard (Ch.). — Memento du Chimiste (ancien Agenda du (Jhimis-
te). París. H. Dunod et E. Pinat, éditeurs. 1907. 8? -XX 758 pages. Car-
tonné 12 fr.
Heii'man (Ed.). — L'automobilea essence. Principes de construction etoalculs. —
París et Liége. Librairie Polyterhnique, Ch. Béranger. 1908. 89 gr. fig. 12
fr. 50.
Hrdlicka (Ales). — 8keletal Remains sugesting ov attribnted to earíy Man in
North Anieríca. — (Sniithsonian Institution. Burean of American Elhnu-
loyy. BuUetin No. 33) Washington. 1907. 8? Pl. & figs.
Hubert (Paul). — Ananas. Plautatioas, eutretien, fruits, récolte, conservation,
devis raisonnés, conserves, produits industriéis, étude genérale, exporta-
tion, commeice. avenir. — París. H. Dunod et E. Pinat, éditeurs. (Biblio-
théque pratique du Colon.) 1908. 8? 192 pags 52 figs. 5 fr.
Lallemand {Cli.) — Cercle azimutal réitérateur a microscopes et á lectures direc-
tos.— Regle logaritlimique á calculs avec échelles fractionnés du Service
technique du Cadastre. — París. (C. R. Assoc. Fr. pour l'avanc. des scien-
ces. Congrés de Lyon. 1906). 8?
Leduc (E.) — Sur la constitution intime des calcaires. (BuUetin du Laboratoire
d'essais mécaniques, physiques, chimiques et de machines du Conserva-
toire National des Arta et Métiers No. 10). Pai-is. Librairie Polyíechnique,
Ch. Béranger. 1907. 89 4 pl. et 38 tableaux. 20 fr.
Leal (Mariano), M. S. A. — El clima y régimen pluviométrico de la ciudad de
León, deducidos de veintinueve años de observaciones. — México. Tmp. de
la Secretaiía de Fomento. 1907. 49
México. — Ingtituto Geológiro. Parergones. Tomo II, nos. 1, 2 y 3. 1907. 89 láms.
Nobel (Les Prix) en 1905. — Stockholm (Jcad. R. des Sciences). 1907. 89 pl.
Pellegrin (J. ) et Cayla (V.) — Zoologie appliquéeen France et aux (Jolonies. (Bi-
bliothéquednConducteurdetravauxpublics) — París. H. Dunod et E. Pi-
nat, éditeurs. 1907. 1 vol. gr. in-l*), 614 pages, 281 fig. 12 fr.
Prescríptions de l'Association des Electriciens AUemands pour l'exécution des
eentralles de distríbution d'énergie électrique. Regles d'exécution. Tra-
duites de Talleinande par E. Allain-Launay. — París. Librairie Polytechni-
que, Ch. Béranger. 1908. 129. 3 fr.
Pütz (Orto). Ingénieur des Mines diplomé. — Le remblayage á l'oau. Traduitde
i'alleraand |)ar Jules FrauQois, Ingénieur des Mines. — París et Liéo^e. Li-
brairie Polyíechnique, Ch. Béranger. 1908. 89 44 fig. 5 fr.
Rennes. — Travaux scientifiques de V Univer»ité. Tome IV. 1905. 89
Shei-zer (WiUiam Hittell), Ph. D. — Glaciers of the Canadian Rockiesand Selk-
irks (Smithsoniau Contributions to Knowledge. No. 1692 Pai-t of Vol.
XXXIV). Washington. 1907. 49 xn-135 pp. 42 pl. {Smithsoniau Lnstitu-
tion).
Tacubaya. Observatorio Astronómico Nacional. Annuarío para 1908. — México. Tip.
Secretaría de Fomento. 1907. 129
Tassart (L -O.) — Exploitation dupétrole: Historique, extraction, sondages, géo-
graphie et géologie, recherches des gítes, exploitation des gis ements, chi-
mié, théoriesdelaformation. — París B^, DunodetE. Pinat, éditeurs. 1908.
1 vol. gr. in-8, 726 gages, 310 fig. & 17 pl. 35 fr.
Toronto (University of) Studies. — Biological Series. No. 6. — Papers from the
Chemical Laboratories. Nos. 66-72. — Papers from the Physical Labora-
tories Nos. 20 & 21.
Truchot (P.) — Les Pyrites (Pyrites de fer, pyrites de cuivre). — París. A. Dunod
et E. Pinat, éditeurs. 1907. 89 VIll-348 pages, 77 figs. 1 carte. 9 fr.
Washington. U. S. National Museum. — Report on the progress and condition for
the Year ending June 30, 1907. 89 pl.
Zi-ka-wei. Observatoire Magnétíque, Météorologique et Sismologique. — Bulletin des
observations. Tome XXXI. 1905. Fase. A. Magnétisme terrestre. Chang-
hai. 1907. 49
La Bibliothéque de la Société (Ex-Mercado del Volador), est ouverte au
public tous les jours non feries de 4 h. a 7 h. du soir.
Les "Mémoires" et la "Revue" de la Société paraissent par cahiers íu 89 de
64 pags. tous les mois.
La correspondance, mémoires et publications destines ala Société, doivent
étre adressés au
Secrétaire general k
Palma 13.— MÉXICO.— (Mexique).
Les auteurs sont seuls responsables de leur éerits.
' Les membres de la Société sont designes avec M. S. A.
Tomo 26. No. 8.
MEMORIAS Y REVISTA
SOCIEDAD científica
44
A_ritonio ^lz:ate
publicadas bajo la dirección de
RAFAEL AGUILAR Y SANTILLÁN,
SECRETAKIO GKNKKAIí l'KKPKTDO
( Mémoiies, feuilles 37 á 40; Revue, feuilles 8 et 9).
99
Blologie. — Les phénoménes de la télégonie et de la xénie sont-ils inexpüeables '/
par M. G. Engerrand. p. 285-295.
Projet d'un Institut International de Biolo,a;ie genérale et de Plasmogénie
Univeiselle par le Dr. Jules Félix, p. 297-304.
Physique du Globe. — Observations magnétiques et niétéorologiqas faites daiis
le Cerro de San Miguel, D. F., par M. If. Moreno y Anda. p. 305-316.
REVUE. — Compte renda de la séance du 3 Février 1908, p. 58. — The Ame-
rican Society of Civil Engineers to all its Mexican brethren. greeting and
thanks, p. 59-60. — Bibliographie des ouvrages de Vulitch, Hubert. Blan-
carnoux. Piitz, Truchot, Bunau-Varilla, IMuuville. Eiffel Bureau of Ame-
rican Ethnologie. Demaugeon. Bureau des Longitudes. Borchers. Clau-
del & Darles, Cambon, Congrés Géologique Intei'national. p. 60-69 —
Nécrologie: Le Colonel A. Laussedat (avecportrait), p. 69. — XVIe. Coii-
gi'és International des Américanistes. Vienne. 1908, p. 70-72.
MÉXICO
(3? CALLE DE REVILLAGIGEDO NÚM. 3).
Febrero 1908.
Publicación registrada como articulo de segunda clase en 12 de Pobrero de I9C7
Dons et nouvelles pnblications reines pendant Férrier 1908.
Les noms des donateurs sont imprimes en italiques; les membres de la Société
son designes avec M. S: A.
Aubin (J. M. A.) — Notice suv une coUection d'antiquités mezicaines (Peiatu-
res et Manuscripts). Paris. 1851. 89 {Le Duc de Loubat, M. S. A.)
Bonnet (Amédée).— Reoherclies sur i'anatomie comparée et le développement
des Exodidés. — Paris-Lyon. 1907. 89 fig. et pl. ( Université de Lyon. An-
uales. Nouv. serie. I. Bciences, Médecine. Fase. 20).
Clark (Hubert Lyman). — The Apodous Holotliurians. A Monograph of the Sy-
naptidae and Molpadiidae including a Report on the Representatives of
these Families In the CoUeetions of the U. S. National Museum. (Smith.
Contr. to Knowledge. No. 1,723. Part of Vol. XXXV). Washington.
Stnithsonian Institution. 1907. 49 pl.
Eiffél (Cr. ), M. 8. A. — Recherches experimentales sur la résistance de l'air exé-
cutées a la Tour Eiffel. — Paris. 1907. 1 vol. in-4, pl.
Gralissard de Marignac (J. C.) — Oeuvres completes publiées hors serie sous les
auspices de la Société de Physique et d'Histoire Naturelle de Genéve par E.
Ador. 2 vol. gr. in-8, ñg. & pl. Tome I, 1840-1860. Tome II, 1860-1887.
Geneve.
Gorini (Prof. Dr. Constantin) , M. S. A. — Les bactéi'ies productrices d'acide et de
présui e en rapport avec l'hygiéne de la traite. Lierre (Rev. gen. du Lait)
1907. — Studi sulla fabbricazione razionale del formaggio di grana. Roma
1906-1907. Le applicazioni microbiche all'industria lattiera al Terzo Con-
gresso Internazionale di Latteria allA ja. Roma (BuU. Min. di agrie, ind.
e comm.) 1907. 89
Granada. Observatorio de Cartuja, dirigido por Padres de la Compañía de Jesús.
Eclipse total de Sol del 30 de Agosto de 1905. Observaciones hechas en
Carrión de los Condes (Palencia). Granada. 1905. 89 láms.
Hovey {JEdmund Otis), M. S.A. — The Foyer CoUection of Meteorites. (American
Museum of Natural History. Guide Leaflet No. 26. Dec. 1907). New York.
89 pl.
Ihering (H. von). — Les moUusques fossiles du Tertiaire et du Crétacé supérieur
de l'Argentine. Buenos Aires (Museo Nacional. Anales. S. III, t. VII).
1907. 89 pl. & fig.
Lallemand {Ch.) — Rapport general sur les nivellements de precisión, exóeutós
dans les cinq parties du Monde. — Rapport sur les travaux du nivellement
general de la France, 1904-1906. — Raport sur la mesure des mouvements
du sol dans les régions sismiques. au moyen de nivellements répétés á de
SOOIÉTli SOIKNTIFIQDE "ANTONIO AiaATK." MÉMOIRK8, X. 26.
Les phénoHiéiies de la lélégoÉ et de la xénie
sont-ils inexplicables?
, PAK
G. ENGEKKAND, M. S. A.
II y a bien longtemps que les phónoménes de tólógonie et
de xénie '^' ont préoccupó les savants et qu'on a tentéd' en don-
ner une explication dont le moindre défaut á étó de varier
aveo chaqué auteur. On pourrait done considérer comn.e par-
faitement inutile de revenir sur le méme sujet si des expó-
riences récemment faites par Y. Delage, á la suite de calles
de Loeb, ne permettaient d'espérer, á leur égard, une inter-
prétation, sinon parfaite, du moins entrant dans le domaine
de la possibilité.
Les faits mémes sur lesquels s'appuient ceux qui croient
que les regles de la fécondation ne sont peut-étre pas aussi
fixes qu'on l'afflrme, sont bien conuus. Je me permettrai ce-
pendant d'en rappeler quelques-uns d'une part parce que les
observations auxquelles ils ont donné lieu sont dispersóes dans
divers recueils, d'autre part pour la raison que notre société
(1) Nous dirons xénie, au singulier, avoc M. Y. Delage, bien que ce
soit.une traduction de l'allemand xenien.
Mem. Soo. Álzate. México. J. 26 (1907-1008)— 37.
NENV YORK
286 Ge. Enobbband.
réunit des membres cultivant les branehes les plus varieos de
la Science et que par conséquent une bonne partie d'entre eux
ne connait probablement pas le sujet que je dósire sucQÍnte-
ment traiter ici.
Nons.pourrons, sans difficulté me semble-t-il, reunir les
phéaoméues de télógonie et de xénie qui son susceptibles d'iine
me me explí catión.
On entend par télógonie, l'influence qué peut avoir un má-
le, fécondant une femelle, sur les produits de la méme feme-
lle avec un autre mále. La xénie, c'est l'influence de l'embryon
sur les organes qui 1' envoloppent, ceci pouvant étre pris dans
un sens fort étendu.
Les phénoménes se rattachant á la xénie sont ceux qui
peuvent étre appuyés sur le plus grand nombre d'observations
prósentant les apparenoes de la certitude. Le régne vegetal
noíis en fournira immédiatement des exemples.
II y a longtemps que les cultivateurs évitent de placer
leurs melons prés de varietés de ees fruits dont le goút est
inférieur parce que, affirment-ils, il en résulterait une iufluen-
ce nefasto sur leurs produits. Nous ne savons pas si des expé-
riences, á cet égard, ont été effectuées par des savants, mais
il est bien probable qae oes dires oomportent une part de vó-
rité.
Fréquemment, nous remarquons, dans les ópis de maís, des
grains de eouleurs différeutes. Oes variations se produisent so-
lón certaiues regles que nous n'avons pas a etudier ici mais ellos
sont incontestableraent dues á ce que la fócondation a été
opórée par du pollón d'espéces dont les graines avalen t une au-
tre couleur que cellos normales de la plante fécohdée II y a
done la une inflaence directo et semblant tres clairo de l'em-
bryon sur le fruit.
Parmi les autres cas de xénie on peut en citer plusjeurs
Les FHÉN0MENB8 D> há. TÉLÉOONIK. 287
reunís par Ch. Darwin.'*' Laxton, en fécondantle GrandPois
sucre par le pollen du Pois á Cosses pourpres a obt^nu une cos-
se nuancóe de pourpre sur une certaíne éteudue. De plus, la
cosse ótait épaisse comme eelle de la seconde variété alors que
dans la premiére, elle est toujours minee - or, depuis vingt ans
que Laxton cultivait le Grand Pois sucre, il Ji'avait jamáis ob-
servé ees apparences á titre de variations aecidentelles.'^'
Le plus beau cas est celui que rappoite Darwin, d'aprés
Gallesio. Celui-ci "en fécondant des fleurs d'oranjjer par du
pollen de eitronnier obtint une orange dont la peau était tras-
formée sur une bande longitudinale en zeste de citrón reeon-
naissable á tous ses caracteres de couleur, d'aspect et de
goút"í=^'
O. J. Maximowicz fécnndant réciproquement Lilium túbi-
ferum L. et Lilium dauricum Gawl, obtint chez le premier une
capsule de la forme du second et vice-versa. '*'
Je citerai encoré un cas ^mpruntó a Pulliat et pnblié par
F. X. Lesbre. '^' Lorsqu'un croiseune vigae blanche avec une
vigne noire oa réciproquement, il arrive que Pon obtienne sur
une méme pied :
a) des grappes blánche-*, des grappes noires et de grappes
roses.
6) sur certaines grappes, des grains Manes, des grains
noirs et des grains roses.
(1) Ch. Darwin. De la variation des animaux et des plantes á l'état do-
mestique. Paris 1879-1880.
(2) Cité par Y, Delage: La structure du protoplasma et les théories sur
l'hérédité et les grands prohlémes de la Biologie genérale. Paris 18Ü5-P. 234.
(3) Y. Delage-Loco cit. P. 234. On connait aussi les cas de pómme-
poire.
(4) Y. Delage. Loe. cit. P. 233.
(5) P.X. Lesbre: Contribution á l'étude de la télégonie ou imprégnation
de la femelle par un premier géniteur, mésallianne initiale, héréditéfraternelle.
Bull. Sté. Antlar. Lyon T.XV-1896 -P. 37-47 avee discussion P. 47-49 et
104-106.
288 Gr. Bmobbband.
c) des grains pies, c'est-á-dire sur lasquéis, se trouvent
associées deux ou trois couleurs (loe. cit. P. 40).
Or, la méme plante montrera la méme apparence l'annóe
suivante, en Pabsence de tout croissement nouveau et une
bouture et méme un semis perpétueront la varióte obtenue
(P. 41).
Telles sont les meilleurs cas, autant que je sache, que Pon
puisse citer eu faveur d'une inñuence bien nette exercée par
Pembryon sur le fruit. Tous ees cas sont cependant suscepti-
bles d'une objection que Pon ne pouvait manquer de leur op-
poser, c'est qu'il s'agirait la de variations ataviques. Nous pen-
sons bien qu'il est impossible de nier ees derniéres dans de
nombreux phónoménes bien connus, mais il paraitra peu pro-
bable que ees variations concordent toujours aussi exactement
avec ce que Pon peut attendre de Pinfluence que Pon fait agir.
O. vom Rath cite cependant un exemple de cette coneordance
admirable étudió et sur lequel nous reviendrons. II est nóan-
moins impossible de eonclufe de cela au rejet de tous les faits
que nous venons d'énumerer et nous croyons que Pinfluence
de Pembryon sur ses enveloppes naturelles est sufi&samment
bien établie pour que nous puissions posser maintenant, en
les expliquant, aux phénoménes de tólégonie observes dans la
serie anímale.
L'iufluence d'un premier mále sur les produits de la'feme-
lle fócondée par lui, avec d'autres males est admise pour ainsi
diré sans conteste par les éleveurs. Par contre, les savauts
sont loin d'étre tous de cet avis et ils insistent, ajuste raison,
pour que de semblables observations soient eutouróes de tou-
tes les garanties désirables. Je ne puis songerá rappeler tous
les faits oonnus; j'en citerai seulement quelques-uns.
Une tvuie (Giles) est saillie par des verrats de sa race et
donne des petits noirs et blancs comme elle. Couverte par uu
sanglier, elle donne des mótis: De nouveau féoondé par un
Lbs pbínombnbs db la téléoonik. 289
verrat de sa race, elle a, dans sa portee, des petils a robe mar-
ron uniforme.'"
Darwín rapporte le cas d'une ehienne de raoe turque, sans
poils. qni saillie par un épagrneul donna des raétii*, les nns
sans poils comme elle, les autres a poils courts. (youverte plus
tard par un chien ture de sa race, elle donna des petits á peau
nue, de puré race tnrque et des analogues aux premiers mótis,
á poils courts. '"'
Une chienue d'Artois fócondée par un mátin áyeux vairons
et plus tard par un mále de sa race eüt aveo lui un petit á yeux
vairons. <^'
Une ehienne de chasse, de race puré, couverte une premié-
re fois par un bouledojEjue et une seconde par un mále de mé-
me race, eút un bouledo^ue dans sa portee et encoré dans les
cinq ou six portees suivantes. '*'
Les jumenis ayant serví á produire des mulets donnent
qnelquefois avec un étaloii des poulains ayant certains carac-
teres de l'áne: oreille« lonjíues, croupe aiiiguleuse. pieds étroits,
cbátaignes postérieures rudimentaires ou nuiles. '''
Le cas le plus célebre, parmi les animaux est celui de la
jument de lord Morton. '^^
Une jument árabe saillie, en 1815 par un couagga donna
un hybride. Couverte ensuite par un étalon noir, de méme
sang qu'elle, elle fit en 1817, puis, en 1818, deux petits qui
avaieut autant de ressemblance avec le eouagga que s'ils eus
(i; Y. Delage: loe. cit. P. 231.
(2) Y. Delage: loe. cit. P. 231. X. Lesbre: loe. cit. P. 37.
(3) X. Lesbre: loe. cit. P. 37.
(4) Mathis. BuU. «té. Anthr. Lyon-T. XV. 1896-P. 48
(5) X. Lesbre. Loe. cjt. P. 37.
(6) A. Morton: A communication on a ungular fact in Natural RiiUyry.
PhiloB. Trans. of. Royal Sy. 1821.-III. P. 20-22.
290 Gr- íEnqkeeand.
sene eu Vie de saug de eet animal. En 1823, elle fit encoré
uu petit qui rappelait le premier pére. Les poulains portaient
des taches foncées dissóminées, des bandas noires, l'nne le
long de Póchine, les autres sur les épanles et snr les parties
postérieures des jambes, comme le couagga. Enfin, de méme
que cet animal, ils avaient une criniére rude et dressée.
Gette observation étant déjá ancienne a donné lieu á de
nouvelles expérieuces faites par J. Cossar-Ewart. Ce savant
livre uue ponette noire de West Highland, á un zébre de
Burchrll, dans la gónéalogie de laquelle on ne trouve aucun
individu zébré. Cette unión produit un hybride ayant les ca-
racteres du pére et de la mere avec des zébrures tres mar-
quées. Couverte ensuite par un chaval ai-abe a robe grise, elle
donna un poulain á robe baie foncée uniforme qui, aprés sept
jours, se montra pourvu de zébrures tres nettes. Elle produi-
sit encere trois poulains, ne presen tant pas ce caractére, avec
le méme étalon. '^'
Les cas tires de l'espéce humaine offrent naturellement
un tres vif intórét mais, comme nous le verrons, ils prétent
facilement le flanc a la critique.
Des blauches mariées d'abord a des négres auraient donné
par unión avec des blancs, des enfauts présentant des carac-
teres negroides.
La veuve d'un hypospade a donné avec un second mari,
normal celui-lá, des garQons hypospades dont deux auraient
transmis ce défaut á leurs descendants.
La veuve d'un sourd-muet, ayant eu avec lui un enfant
(1) L'auteur a conclu á. ratavisme, á la fin de ses observations: J. Cossar-
Ewart: The Panyenick experiments London 1899-Voir aussi: The Veteri-
nian LXIX-P.755-769-Le compte rendu de cette observation ainsi que
rindication de ees deux notes bibliograpMques sont tires de: R. Anthony:
A propog de la TeUgonie. Bull. et Móm. Sté. Anthr. París 1900-P. 19-37.
Les phénoubnes db la téléoonib, 291
sourd-muet eíit d'un second mari, normal, un enfant sourd-
muet.
L'objection que font á tous ees cas, les savants qui n'ad-
mettent pas la télégonie, c'est qu'ils peuvent s'expliquer par
une évolution atavique.
O. vom Rath '^' en cite un exemple fort remarquable. Deux
chats venus de Tunisie á Badén en 1887, ófcait Pune nórmale,
aiors que l'autre, le chat, prósentait une oreille atrophiée. En-
semble, ees deux animaux firent des petits entre lesquels,
dans chaqué portee, se trouvait un jeune á oreille atrophiée.
Le mále fut castré Avec des males allemands norraaux, la fe-
melle produisit, á chacjue portee, un sujet anormal, C'était
itn magnifique cas de télégonie. L'auieur cependant, aprés des
recherches attentives, constata qu'il s'agissait \h. d'un eouple
appartenant á un grupe de chats ehez lesquels cette tendan-
ce ótait héréditaire; dans le cas présent, le caractére se trouvait
á l'état latent chez la femelle.
Le méme auteur fait remarquer qu'on n'a jamáis signalé
qu'une femelle couverte par un mále de race supérieure, puis
par un autre de race inférieure ait alors donné des jeunes pré-
sentant des caracteres du premier.
Nous ne voyons pas que ceci soit une objeetion péremp-
toire. D'autre part, le cas de vom Rath prouve avec quelle
prudence il faut conclure á la télégonie mais ne demontre pas
l'impossibilité de celle-ci.
En ce qui concerne la jument de Morton, le fait que l'on
admetgénéralement que Pancétre des équidés devait avoir une
robe zébrée semble donner da poids a Fobjeotion de Fatavisme.
Cependant, il n'est pas demontre que cette robe ait été ainsi,
d'autre part, piiisque ce retour en arriero est rare, d'oú vient
qu'on le constata sur trois portees successives, avec des peres
(1) O. vom Bath: Un pneudo-caíi de télégonie Revue scientifique 1895.
P. 714-718.
292 G. Engbbbamd.
différents. Les zébrures étaient fort nettes alors que dans les
faits d'atavisme, elles sont pales. Ce sont surtout les chevaux
gris pommelé chez lesquels on constate cette évolution ré-
gressive, ce qui n'ótait pas le cas, Eufin, les jeunes avaient
aussi la criniére rude et dressée du eouagga.
Pour l'espéce liumaiue, d'autres questions sout en jeu et
on peut tonjours se défier de ce qui est dit par des personnes
qui peuvent avoir intérét á cacher quelque évenement. Peut
étre pourrait-on faire des expérienees, dans certaines condi-
tions avec des individus attachant de l'importance á la connais-
sance de la vérite seientifique. '^'
Nous disions au debut de cette note que les théories des-
tinées á expliquer les phónoménes de télégonie sont nombreu-
ses. Nous n'en rappellerons que quelques-unes (D'aprés T.
Delage).
Buffon croyait á l'influence de l'imagination. II pensait
que si une femme durant Pacte sexual imagine avec forcé l'i-
mage d'un premier mari, ses nouveaux enfants pourraient
avoir quelque caractére de celui-ci. Sous cette forme, il sem-
ble bien que l'opinion de BuflEon ne concorde pas avec une
réalité possible. Les caracteres moraux ayant cependant pour
substratum nécessaire des caracteres physiques, il est incon-
testable que les modifications qui ont pu se réaliser dans le
moral d'une femme au contact d'un premier mari se transmet-
tront dans une mesure tres faible sans doute mais qui parait
difficilement niable á des enfants nés d'un second mariage.
C'est ainsi, comme le dit Papillault que " le premier homme
avec qui une femme aura con<}u (cette derniére condition ne
parait pas indispensable ici) reste le collaborateur obligó de
ceuxqui pourront la rendre mere dans la suite" {Bull. StéAntkr.
Paris 1900. P. 37). D'ailleurs, l'influence que je sígnale en ce
(V) On a opposé a la télégonie un grand nombre de faits négatifs (sur-
tout Sansón) mais ce ne sont que des faits négatifs.
Las PHÉNOMENKS DB I.A TÉI.ÉOONIB. 293
moment rentre dans le cadre general des influences dii rai-
lieu sur l'individa qui n'est le résultat des qualitós liérédi-
taires que durant le stade oeuf mai^ <iui des les debuts de la
división jnsqu'a la mort verra se modifier son capital héredi
taire par les apports extórieurs.
Weissmann '^' pense á la fécoudation incompléte d'oeufs
non múrs cequ'on pouvaitcroire complétement impossible tant
que l'on se refusait á admettre que la fécondation pouvait se
faire sans le concours de spermatoz Ades (il n'est pas question
ici de la parthénogénése au sens ordinaire du mot mais des
expériences de Loeb et Dela<;e).
Ryder fait intervenir le métabolisme general de l'individu
et la réperoussion des variations sur les organes sexuels.
Spencer admet l'influence du foetus métis sur la mere. '^'
Pour Turnar, la modification porte sur les oeufs non múrs
par les échanges nutritifs entre elle et son foetus.
Romanes suppose que la substan-ie du sperme serait ab-
sorbée par les oeufs et les modifierait.
Bard, Darwin, Haacke expliquent la télógonie par des
théories qui se rattachent á l'hypothése des gemmules mais
alors eomme ledit Delage, on ne s'explique pas pourquoi elle
se manifieste si rarement.
Bouchard, Cornevin, etc. croient á l'influence du foetus. Cl.
Bernard á une modification de l'ovaire.
La nettetédes phénoménes de xénie dans lerégne vegetal
'nous conduit a admettre que c'est véritablement le foetus qui
modifiel'organisme maternel. Cette opinión qui a déjá étó dé-
fendue par divers auteurs n'a pas rencontré d'objection sóri-
euse. On sait bien par exemple que l'embryon peut vacciner
Cl) Weissman: Das Kei.mplnsma lena 1892, et en réponse aux objec-
tions de Spencer: Die ahnacht des Natvrznchtung — 1893.
(2) H. Spencer: The inadequací/ of natural selection Contemp. Re-
view. 1893.
Mera. Soc. Álzate. México. T. 20. (1907-1908)--38
294 G. ^.Engebband.
l'organisme maternel contre la syphilis. Papillault f ait obser-
var que dans l'union d'une bruñe avec un blond, le foetus
blond auravt amené une certaine dépigmentatioa de la mere.
Enfin quand on adnaet que cerfcaines femmes se portent mieux
aprés une parturition, cela ne pourrait-il s'expliquer par cette
influence de l'embryon et dans le cas contraire ne serait-ce pas
le pére qu'il fraudrait soigner. ^^'
Le Dr. Ohapuis observa une pigeonne qui fécondée par un
bouland et puis par un pígeon de sa race donna alors un bou-
land. '="
On se récria disant que par suite du court sójour de l'em-
bryon dans le corps de la mere il ne pouvait y avoir eu l'influ
ence du premier. En supposant qu'il en soit ainsi, c'est que le
sperme peut modifier ógalement les organes sexuels de lame-
ré et cela ne peut surprendre quand on songe a l'influence con-
siderable des sécrétions sexuelles dans l'organisme. Le cas cité
par HermannC. Bumpus, '^' d'aprés Balmanselon lequel les
oeufs pondus par une femelle d'oiseau fécondée par un mále
d'espécedifEérenteressemblent souvent parleur coloration aux
ceufs de l'espéce á laquelle appartient le mal } ne peut s'ex-
pliquer que par une moiification des parois de l'oviducte par
le sperme ou par xénie.
Done les faibs que nous v^nons d'étu lier et ceux que ae
raanquerait pas de signaler un-) observation attentive peuvent
en general tres bien K'expliquer[)ar Tinflaence de l'embryon sur
l'organisme matemnlle, c'est-a-dire par héréditéfraternélle. Sans
doute, y a-t-il un départ á préciser entre certains de ees faibs
et d'autres pour lesquels il faut voir une influence du sperme
(1) Papillault. loe. cit. P. 35.
(2) Le Pigeon-Voyageuv hirje — 18(35 (cité par Ch. Darwin).
(3) Fucts and Theories of Telejonij, The American Naturalist. Déc.
1899 — Cité par R. Anthony, loe. cit. p. 31.
Leb fhénohenes de la téléoomk, 295
luí méme sur les organes sexueU inateraels et par suite sur
l'individu tout entier. II nous parait tres probable que les cu-
r¡«íuses expórieuces <ie Delage qui otit déjá montré combien
les phénoménes de la fócondation sont plus complexes qu'on
ne l'imajíiuait, permettront de détorrainer sous quelle forme
cette influence se fait sentir. Les ititerprétations sonttoujonrs
relativos et ce qui était aberrant hier sera pent -étre normal
demain.
México, VM7.
SOCIKTK SCIK.MIKIyUK "ANTONIO ALZATK." MÉM0IBK8, X. 2tí.
I^rojrf (l'uii Instituí liiíematioíial de Biologio iiéiiérale
et (le Plasifloánie Oiiiverselle,
PAE LE DOCTEUR
JULES FÉLIX, M. S. A.
Profesaeur á rUniversité Nouvelle de Bruxelles.
Le XIX siécle a été le siécle des spécialités scientifiques:
gráce á la raéthode experiméntale 4ans tous les domaines de
l'activitó humaiae, des laboratoires ont été créés partout, et
les progrés des sciences naturelles ont étonné le monde par
les découvertes scientifiques qui ont fait connaitre et ont pu
expliquer, méme tres simplement á tous, les phénoménes les
plus mystérieux de l'Univers.
L'inconnaissable et les mystéres d'autrefois, qui furent la
base du dogmatismo et du mysticisme, sont devenus, gráce á
l'observation et l'expéiiuientation, le cognoscible, et les limites
immenses de Piuconnu se rétrecissent chaqué jour de plus en
plus de van t les découvertes incessantes de la scienoe experi-
méntale.
Les lois de l'éternel et leurs applications á Pindustrie, au
commerce, á l'hygiene publique et privée et á la sociologie,
ouvrent á l'humanité des horizons nouveaux et lui font entre-
voir, dans un avenir procbain, le régne de la science positivo,
préparant le bonheur, la liberté et la paix universelle par l'in-
ternationalisme et la solidarité humaine. Tout ce qui existe
298 Jdlks Félix.
aujourd'hui releve de la science positive et experiméntale, dont
les rayons lumineux et vivifiants, comme ceux du soleil, éelai-
reiit le monde, franchissent les espaces, et passent á travers
les continents et le^ océans pour montrer á tous les humains
dans leurs plus vif éclat et leur marche triomphale, la venté
et la ju^tice. La physique, la chimie, Pastroiiomie, la paléon-
tologie, la géologie et la biologie ^ODtaujourd'hul des sciences
soeurs et solidaires. Le perfectionnement de l'outillage des
observatoires et des laboratoires uous font découvrir la syn-
thése universelle de tous les étres, minéraux, végétaux et ani-
maux, dans leur transt'ormatiou perpétuel et dans leur évolu-
tion constante, et l'harmonie de la nature, dont les trois régnes
se confondent dans un seul régne, c'est-á-dire, la vie univer-
selle.
Cette vie universelle, qui paraissait naguére encoré une
émanation surnaturelle et parüculiere a, chaqué étre ou chaqué in-
dividu, n'estplus aujourd-hiii que la resultante de Vactivité physico-
chimique du protoplasma universel, c'est-á-dire, de PEther iofini
qui anime et penetre, par réactions physico-chimiques, tout
ce qui existe, et dans lequel naissent, vivent et meurent en se
transformant sans cesse tous les étres (formes cadavériques des solu-
tions protoplas ¡ñiques d'aprés Herrera) pour consíituer VUnivers
éternel et incréé, évoluant par sa perpetuelle gravitation moléculaire.
Voilá, me parait-il, le vaste champ du grand probléme de la
biologie genérale et de la plasmogénie universelle, tel qu'il doit étre
posé dans le monde scientiíique et d'aprés les lois, les décou-
vertes et les innombrables travaux de tant de savants, eounus
ou inconnus, des chimistes, des physiciens, des géologues, des
astronomes, des naturalistes et des biologistes, qui ont illustré
le XVIII* et le XIX^ siécles. II serait impossible de citer les
noms de tous les savants et de tous les pionners des sciences
naturelles, qui gráce á la méthode experiméntale, mise en hon-
neur et: en pratique dans les sciences qui se rapportent á la
physiologie et á la biologie par l'iUustre Claude Bernard (1813-
PbOJET don INSTITDT DK BlÜLOGlK. 299
1878) qni, dis-je, ont contribné dans toutes les branehes de
l'activité s*^i.Bntifique á soiid^ir le mystére de la vie universelle
et á en pénétrer les oritfines et les fonctions. Mais pen'lant
que tous ees travailleui's intellectuels parviennent dans leurs
laboratoires particuliers á la solution des problémes les plus
ardus et aiix déconvertes les plus étonnantes jetaut une vive
ciarte sur les mystérieux phéiioménes de la vie universelle et
les lois de l'unité de la matiére et de róternelle harmonie dans
la nature, la société, l'hua^anité toute ent'ére ignoraieut ees
travaux admirables et les conséquences importantes et prodi-
gieuses, qui doivent en résulter pour la prospérité des nations
et le bonheur des peuples, par Poríjanisation d'une humanité
nouvelle, basée exclusivement sur la soience positivo, sur la
solidante, le travail et la paix mondiale. Toutes les eonnais-
sanees et ees découvertes étaient point dans le domain public.
Parfois méme les travaux les plus i emarquables et les plus
impf>rtants des pionners ob>^curs de la scienee experiméntale
n'ont pu arriver á la notoriété publique, et l'on a vu méme sou-
vent les novateurs scientifiques conspires, méme persecutés
et honnis par le monde seientifique offieiel. Quoiqu'il en soit,
la scienee experiméntale á tracé sa route lumiueuse et belle á
travers les brouillards épais de l'obsicurantisme et les nauí^es
noirs du dogmatismo et du doctriuarisme séculaires. Les tra
vaux de Lavoi^er, de Dumas, de Haeckel, de Harting, de
Berthelot, d^- Huxley, de W. Crookes, de Norman Lockyer,
de Moissan, do Curie, de Gustave Lebon, d'Armand Gautier,
de Charles Moureu, de TJhomson, de Ramí^ay, de Benedikt, de
Traube, de Effront, de Moureux, da Richet, de Foveau de
Courmelles et de tant d'autres ont ouvert une voie nouvelle
aux Sciences biologiques et sociologiques.
Les travaux de Ven Schroen, de Harting, de Leduc, et
particulierement déla forraation spoatanée d'organoides dans
les Solutions minerales, et du role de la sílice, colloide univer-
sel, dans l'organisation des étres, faites par notre ami Herrera
300 JDLBS PÉLII.
le savant et infatigable professeur á l'Ecole Nórmale de Mé-
xico, dont le remarquable ouvrage: ^^NoUons de Biologie et ae
plasmogénie comparées" traduit en frangais et pavfait'^ment com-
menté par Mr. G. Renaudet, fera époque, ouvrent l'ére d'nne
conception scientifique et philosophique noavelle de l'Eternité
de l'ünivers organisé, de l'ünité de la matiére dans tous ses
Etats allotropique et naoléculaires, et de la vie universelle.
Ce sont ees considérations qui nous ont fait comprendre
l'importance de rassembler, de classer, de syntéti.ser en une
oeuvre unique, tous les travaux relatifs á la biologie et á la
plasmogénie, helas, trop peu connus aujourd'hui, trop souvent
méme méconnas et trop éparpillés dans le monde des savants
et des intellectuels. C'est ce qui nous a engagé á éfcudier le
projet de la création d'iin Institut International de Biologie
genérale et de plasmogénie universelle, que nous avons l'hon-
neur de vous présenter.
L'oeuvre que nous avons conque estimmense et peut pa-
raitre au premier abord impossible et irréalisable. Certaitis
esprits doctrinnaires ou timorés ne voudront pas en compren-
dre l'utilité^ou en exagéreront les diífióultés. A ceux qui m'ont
fait observer qu'il était un peu tard pour moi, á 68 ans, de son
ger á la réalisation d'un projet aussi grandioso, j'ai répondu
que ma personnalité était quantité négligeable devant Pavenir
de l'oeuvre réservée á de plus jeunes, animes de la méme foi
scientifique et de la méme résolution, et qui si au temps du
bon Lafontaine les octogénaires plantaient, il était bien permis
á un séptuagénaire de semer la boníie graine au XX^ siécle
pour préparer aux jeunes les moissons d'or de la science posi-
tivo et experiméntale.
Voilá pourquoi j'expose, avec pleine confiance dans Pave-
nir, mon projet d'Institut interoational de biologie et de plas-
mogénie universelle. Le XIX.^ siécle a vu naitre une scienco
nouvelle: la Biologie experiméntale et la plasmogénie genérale.
Son importance est considerable au point de vue scientifique,
Phojkt u'n.N iNsriTCT dk Jíioloqie. 301
philosopíque écononnique, moral et social. II esl done néces-
saire de pouvoir rassembler, condenser, classer tous les tra-
vaux qui s'y rattachent et qui sont trop peu connus ou trop
óparpillós et doiit la sj-nthése, l'harmonie sont indispensables á
l'étude complete des phénoménes de la vie universelle et a
l'application sociale des lois qui les régissent.
Les relations scientifiques doivent devenir Internationales,
dans l'intérét du nrogrés, dn bien-étre social et de la paix uni-
verselle. Pour atteindre ce but il faut creer un organismo in-
ternationál oü tous les savants et tous les intellectuels dési-
reux de s'instruire et de connaitre la science de la vie, puissent
se reunir, «'instruir mutuellement, échanger leurs idees, leurs
connaissances, leurs travaux, avec la plus grande facilité et la
liberté la plus complete. CVst a Vlnstítut International que tous
pourront communier sous les auspices de la science libre et in-
depéndante. Mais comme la plupart des savants et des intellec-
tuels, avides de s'instruire et d'enseigner, sont généralement
pauvres ou tres peu aisés, il faut avant tout que Plnstitut In-
ternational de Biologie et de Plasmogénie po^séde des »eve-
nus annuels considerables, pour les aider á vivre et pour l'ins-
titution et Pentretien:
1? Des Laboratoires;
2° Des musées;
3? Des bibliothéques;
4? Pour la rémuneration convenable du personnel et des
savants, qui viendront chaqué année, ácertaines periodos, don-
ner des cours ou des conférences sur leurs travaux, leurs dé-
couverts et les résultats de leurs études.
5? Pour aidei par des subsides et des bourses d'études aux
voyages, aux étudiants par.vres, de toutes les parties du mon-
de, qui viendront faire lours études á l'Institut international
et qui seront la pépiniére du profossorat mondial.
6? Pour faire les f rais des publieations des travaux de l'Ins-
titut consignes dans une revue périodique, et aider á la diffu-
sion universelle des sciences biologiqnes appliquées á l'écono-
mie sociale.
Mem. So«. Alznte. México. T. 24 (1007 1908).- 39
302 , Jdlf.s Félix,
Pour arriver a reunir chaqué annóe les sommes conside-
rables nécessaires á l'Institut International, il suffirait du con-
cours general de toutes les personnes et de tous les pouvoirs
publics qui s'intéressentá l'instruction etá l'éducation du mon-
de par la diffusion des sciences naturelles, dans l'intérét du
bonheur de l'humanitó, sans aueune distinction de classes, de
castes ou de nationalités, C'est pour cela que je voudrais que
l'Institut de Biologie et de plasmogénie jouisse de la plus gran-
de indópendance et de la plus complete autonomie, c'est-á-dire
qu'il soit absolument International, a l'exemple et sous les aus-
pices de PAlliance Sci en ti fique üniverselle fondee á Paris, en
1876, par Mr. Léon de Rosny, Péminent orientaliste, profes-
seur á la Sorbonne, dans le but de faciliter les relations des hom-
mes de seience disseminós dans toutes les contrós du globe;
de leur assurer dans leurs voyages aide et protection pour la
poursuite de leurs recherches et de leurs études, et de leurfour-
nir les moyens d'entrer en relations immédiates avecles savants
les artistes, les littérateurs, et de procurer tous les renseigne-
ments útiles á leurs travaux.
Combien n'existe-t-il pas au monde de personnes riches,
des millonaires et des milliardaires qui pourraient, s'ils vou-
laient, s'intéresser á l'Institut Internationnal, lui accorder cha-
qué année une portion notable de superflu de leurs richesses
et de leurs revenus.
Pourquoi les richissimes américains ne partageraient-ils
pas les trop nombreux millions qu'ils donnent aux Universités,
deja trop riches, et n'en donneraient-ils pas une petite portion
á l'Institut International de Biologie?
Et si par le monde des gens aisés il y avait seulement cent
mille personnes qui s'engageraient a lui donuer chaqué année
deux francs, l'Institut International se trouverait assuré d'un
revennu annuel de deux cent mille francs. II ne serait done
pas si difficile de creer cette oeuvre grandiose et unique au
monde, si par l'intermediaire des comités de PAlliance Scien-
Pkojkt d'on Institdt du BioLoaiK. 30i]
tifique Universelle, l'opinioo publique devendrait sympathlque
á l'oeuvre et luí assurait pécuniairementl'existence. Quant á
l'orgauisation technique et administrative de l'oeuvre mondia-
le á creer, elle me parait tres simple et tres facile. La direc-
tion et l'orgauisation genérale scientifique et technique des la-
boratoires seraient con fi ees á Mr. A. L. Herrera et auraient
leur siége á México. Pas n'est besoin de dótailler ici les móri-
tes de Mr. Herrera et les titres seientiñques qui dósignent sa
haute et sympathique persotmalité á l'honneur de ees fonc-
tions.
La Belgique me parait par sa situation géographique cén-
trale, son caractére de ueutralité politique, tres favorable á de-
venir le siége de PAdministration céntrale de l'Institut Inter-
national. Une avantage encoré, c'est que Bruxelles ótant le
siége de l'LTniversitéNouvelle et Internationale, fondee il y
a 14 ans, sur le principe de l'indépendance et de la liberté ab-
solue de Penseignement des sciences,, et étant frequentée as-
sidument par un graud nombre d'étudiauts et de professeurs
étrangers, qui vienneut de toutes les parties du monde pour
s'instruire et pour enseigner, l'Institut International de Bio-
logie et de plasmogénie se trouverait dans un milieu scientifi-
que eosmopolite favorable á sa réputation et á son succés.
L'Institut, tout en conservant son entiére autonomie et son
indépendance scientifique, économique et administrativo, pour-
rait méme étre affilié á Püniver^ité Nouvelle de Bruxelles,
comme le sont déjá:
1° L'Institut de Géographie fondé par Elisée Reclus et di-
rige par Mr, Paul Reclus, son neveu, et ses collaborateurs:
Mesdames Dumesnil, Willers et Sochaczevska; Messieurs J.
Boons, Maes, Patesson et Schoonaers.
2? L'Institut des Fermentations dirige par Mr. le Dr. Ef-
front.
3? L'Extension universitaire de Belgique, Société absolu-
ment indépendante de Püniversité Nouvelle, sous la Presiden-
304 Joles Félix.— Puo-jet d'un In.-^titut uk BioLoaid;.
ce da Sénateur Houzeau de Le Haie et de Mr, Piraron, mem-
bre de la Chambre des Representan fcs et toas deax Professeurs
á l'Université Nouvelle de Bruxelles.
Telles sont les grandes lign es et les bases fondaraentales
da projet de l'Iustitat interuational de Biologie genérale et de
Plasmogénie universelle, que j'ai l'honneur de soumettre á l'ap-
préciation da Comité central de l'AUiance Scientifiqae üni-
verselle de México.
La science positive et experiméntale sera, en Pan deux
mille, la religión inondiale, par ce que la Biologie et la plas-
mogénie appliqaées a la sociologie scéleront définitivement
par la solidarité bamaine, la fraternité des peuples, l'union des
nations et la paix aniverselle.
Voilá pourquoi l'Institat doit étre international.
SOCIKTE SOlBINlIKKiüK "ANTONIO A.l,i!ATB." MÉM0IBK8, T. 20
Oljservaciooes masióticas v meteorológicas en el Cerro
o t o
(le San Miguel, I).
M. MORENO T ANDA, M. S. A.
En la primera quincena de ¡Septiembre del año de 1903, se
me presentó una oportunidad propicia para efectuar algunos
estudios, especialmente magnéticos, en una de las elevadas
montañas que circundan el hermoso Valle de Móxicoj oportu-
nidad debida á la bondadosa invitación que recibí de mi ami-
go el Sf. Ingeiiieio Pedro C. ¡Sánchez, adjunto de la Comisión
Geodésica, para que con el carácter de auxiliar en los trabajos
de triangulación que en el vértice del Cerro de San Miguel,
iba á emprender, lo acompañara en la acordada expedición.
Concedido el pesmiso para mi separación temporal del Ob-
servatorio Astronómico, por el entonces Director interino, Sr.
Rodríguez Rey, de grata memoria, me ocupé desde luego en
el arreglo del material científico que habría de llevar, de acuer-
do con el plan trazado de antemano y que comprendía obser-
vaciones de magnetismo terrestre y meteorología.
Para el amante de los estudios de la física terrestre, los dos
puntos del programa no dejaban de tener sus atractivos: el pri-
mero, por tratarse de determinaciones en una altitud muy ra-
ras veces visitada con instrumentos magnéticos que funciona-
306 M. MoBENO Y Anda.
rían como en una estación fija; el segundo, porqué bajo todos
conceptos es siempre interesante la recolección de datos en las
grandes montañas, allí donde ante su magestuosa y severa
grandiosidad el espíritu experimenta sublimes ira presioiies; allí,
donde se comprende, porque se palpa, el papel regulador que
ellas desempeñan "en el proceso físico de importantes meteo-
ros, tan poco apreciado por el habitante de las llanuras ó des-
conocido casi en lo general.
Hechos todos los preparativos, el día 8 de Septiembre á las
7 de la mañana, salimos por la vía del Ferrocarril Nacional, el
que dejamos en la estación de Salazar, continuando luego en
caballos el resto de la jornada, y cerca de las 3 de la tarde nos
encontrábamos en el cómodo y abrigado alojamiento que de
antemano se nos había dispuesto en la propia cima del Cerro
de San Miguel.
En la enhiesta cumbre que por algunos días íbamos á ha-
bitar, existe una pieza octogonal, abovedada, capilla que data,
según refieren, de la época en que los frailes Carmelitas edifi-
caron el antiguo Convento del Desierto; de construcción muy
sólida, pero que ya empieza á sentir la mano destructora del
tiempo.
En el interior de dicha capilla, de unos S^XS"", se colocó
una amplia tienda de campaña; el piso quedó cubierto con grue-
sa alfombra de mullida gramínea, y para templar el rigor de las
bajas temperaturas que en la noche y en la madrugada se de-
jan allí sentir, una estufa nos envolvía en sus cálidos eflu-
vios.
El Cerro de San Miguel, de forma piramidal y rugosos con-
tornos en el sentido de la altura, se halla aislado de sus veci-
nos por dos profundas depresiones en cuyo accidentado fondo,
ora agitadas é impetuosas en rápidos ó saltos de mayor ó me-
nor cuantía, ora serenas y tranquilas en remansos de aparente
inmovilidad, corren las cristalinas aguas del río de la Magda-
lena, en la del Sur, y la de los Leones en la del Septentrión.
ObsKKV ACIONES EN EL CERRO DE 84N MiQUEL- 307
Al Poniente y á pocos pasos de la parte posterior de la ca
pilla, un hermoso crestón de acantiladas andesitas se cierne
sobre uu gran precipicio de escasos 300 metros, á cuyos pies
saltan las bulliciosas aguas del arroyo de los HongQs que van
á verterse en el río de la Magdalena.
Desde la cúspide del Cerro,,la vista goza de un panorama
encantador: al Oriente la extensísima planicie en que se asien-
ta la ciudad de México, orlada por la cinta de plata que á lo
lejos figura el lago de Texcoco, teniendo por fondo la sierra
en que descuellan los niveos penachos de los dos grandes vol-
canes; al Sur la gigantesca mole del Ajusco; al Oeste el Valle
de Toluca y al Norte las rugosidades y quebradas de la sierra
de Monte Alto.
Y en aquel tan vasto escenario de incomparable hermosura
cuanto variado detalle que recreando la absorta mirada trae
al cansado cerebro por rutinaria y perenne labor con aires pu-
ros, oxigenados y vivificantes, renuevos de vitalidad ó ideas
sanas y justas acerca de las grandes bellezas que por doquier
ostenta la pródiga naturaleza.
En efecto, en aquella altura, en plena región de los pinos,
aspirando auras embalsamadas y fortificantes, el observador
menos atento encuentra sobrados motivos para gozar en la
contemplación de las bellezas naturales. Los cerros limítrofes,
de abruptas pendientes, cubiertos de feraz vegetación tropi-
cal, cuyo color verdinegro se interrumpe á trechos para mos-
trar ya uTi claro de bosque que permite ver en apretadas filas
los troncos de los pinos y oyameles; ya un peñasco aislado de
grandes proporciones, que asoma su cenicienta cabeza cirnién-
dose sobre el abismo, y allá en una hondonada y descollando
entre el ramaje de la obscura selva los derruidos muros del
edificio monacal que fundara la piedad de Melchor de Cuéllar.
Y luego, más abajo, en el panorama oriental, extensos lome-
ríos qyie van perdiendo gradualmente en altura hasta ir á se-
pultarse en los confines del Valle, ostentando en algunos de
308 M. MoHENo Y Anda.
SUS declives risueños pueblecillos que con sus frondosas arbo-
ledas y caserías de techos rojos prestan mayor encanto al
paisaje.
Al SE., ó mejor dicho en el segmento limitado por el se-
gundo cuadrante del horizonte, los conos truncados de los va-
rios volcanes que existen en esa región proyectándose sobre el
manchón obscuro que forma el pedregal de, San Ángel.
Al Sur la gigantesca mole del Ajusco que tocada por los
postreros rayos del Sol, en las tardes de atmósfera transparen-
te, se nos mostraba con los detalles que á aquella, distarciala
vista podía alcanzar: frentones acantilados apoyados en ver-
tiginosas pendientes, barrancos sinuosos de bordes desgarra-
dos, caballetes ascendentes en cuyos flancos la vegetación ar-
bórea va paulatinamente escaseando; y arriba, más arriba y
destacándose sobre el fondo azul pálido de la bóveda celeste,
el contorno deprimido de la escueta y solitaria cima.
Al W, y después de ir rasando sobre montañas de»altura
decreciente, la vista va á perderse en el extenso Valle de To-
luca, mostrando el curso del río Lerma; la ciudad capital en-
vuelta en la sutil gasa de las nieblas bajas y allá en el fojido
el majestuoso Nevado y las ramificaciones que de él parten,
limitando el horizonte.
Y es en aquella modesta construcción, en aquel improvi-
sado observatorio de montaña que se eleva á cerca de 4,000
metros sobre el nivel del mar; envueltos casi constantemente
en las densas nieblas, que bajo condiciones especiales se for-
man en el fondo de las cañadas y que arrastradas luego por las
corrientes aéreas ascendentes van á posarse en las alturas, don
de permanecimos 8 días haciendo las observaciones cuyos re-
sultados constan en esta memoria.
La siguiente nota, que se ha servido comunicarme el Sr.
Ing. Pedro C. Sánchez, dará idea de la situación »y caracteres
geológicos del Cerro de San Miguel.
"El Cerro de San Miguel se encuentra situado al WSW. de
Observaciones rn el cbrho db san Migde(.. 309
la Ciudad de México, correspondiendo próximamente al vértice
formado por la unión de las sierras de las Cruces, Monte Alto
y Ajusco. Las dos primeras limitan el Valle por el W. tenien-
do la dirección NW.-SE., y la tercera lo cierra por el SW. con
un rumbo casi del W. al K.
La constitución geológica de las primeras es exclusivamen-
te andesítica mientras que la tercera en su mayor parte está
formada por basaltos sobrepuestos eu corrientes de distintos
espesores.
La estructura de los cerros de las Cruces y Monte Alto,
hace suponer que su emergencia se verificó por grietas, en tan-
to que la de Ajusco tuvo lugar á favor de los innumerables co-
nos ó volcanes que tan característico sello dan á la región.
. Como no es nuestro ánimo entrar en detalles geológicos,
para nue.stro objeto basta señalar los rasgos anteriores, mar-
cando la importancia de la toba que cubre los flancos de estas
serranías hasta llegar al Valle. En la región del W. y SW. no
hay cenizas volcánicas, materia abundantísima en el S. y SE."
PRIMERA PARTE.
Ma^ietismo Terresti'e
, A espaldas de la Capilla y á pocos pasos del crestón ande-
sítico, coloqué el magnetómetro en su tripié con el propósito
deliberado de no removerlo de allí una vez determinados los
valores de ciertas constantes, pues temí, como en efecto suce-
dió, que el mal tiempo no permitiera repetir algunos de ellos.
Así, para el meridiano geográfico, sólo pude hacer una ob-
servación del Sol en las primeras horas de la mañana del día
11, sirviéndome del espejo de pasos que para este objeto tiene
el magnetómetro; y como en el radio visual del telescopio del
instrumento no habíx una señal que sirviera como punto de
mira, con el azimut encontrado determinó la línea verdadera
Mem. Soo. Álzate. México. T. 24 (1907-1908) -40
310 M. MOKENO Y AKDA.
N.-S. en el círculo horizontal, la que se tomó como constante
en todos los días de observación.
Pongo en seguida los datos suministrados por dicha obser-
vación del Sol.
Cerro de San Miguel.
e^=:19o 16' 06" A = 99o 19' 17"
Sep 1.1 de 1903.
Hora del Paso Lectura del Circulo.
7h l2»'22^5 134oi4'50"
13 29.0 136 46 40
15 14.5 134 27 50
16 09 .5 133 58 35
17 34.5 134 40 40-
18 37.5 134 12 50
20 03.0 134 52 00
21 34.5 134 25 40
Media 7 16 53.13 134 19 53
¿it = _ 6 35.44
7 10 17 .69
Con estos datos y haciendo uso de las conocidas fórmulas
eos ^ {a + b) '^
rr 1 / A T>\ sen A {a — h) , -. ^
Ig i [A — B) = f-^ — r^coí A C
^ ^ sen ^ {a-\-h) ^
A = ii{A+B)-\.^{A-B)
Obtengo para azimut del Sol en el momento de lá obser-
vación
OBSKIlVACtONES KN KI. CKUflO DE SAN MlOUlCL. 311
^=91o32'40"
Lectura del círculo al Sol = 134oi9'53"
Azimut- 91 32 40
Ángulo con el N = 225052'33"
—180 00 00
Meridiano geográfico .sol)re el (•irculo=45<^52'33"
Cou este valor 45^52'33" correspondiente á la línea meri-
diana N.-S. sobre el círculo azimutal del instrumento, hice to-
das las reducciones de la declinación como en seguida se ve:
Sep. 10 á 2 p. m.
Meridiano magnótico=53°13'45"
„ geográfico =45 52 33
D.= 7o2l'12"
Sep. 11 á 8 a. m.
Meridiano magnético = 53"^14'00"
„ geográfico =45 52 33
D.= 102V21"
Sep. 11 á 2 p. m.
Meridiano magnético = 53O08'05"
„ geográfico =45 52 33
D.= 7oi5'32"
Sep. 12 á 8 á. m.
Meridiano magnético = 53°1 2'15"
„ geográfico =45 52 33
D.= 7oi9'42"
312 yt-. MoftKNo T Anda.
Sep. 12 á 2 p. m.
Meridiano magnético = 53o04'4:3"
„ geográfico =45 52 33
Sep. 13 á 8 a. m.
Meridiano magnéiico =53°09'4ü"
„ geográfico =45 52 33
D.= 7oi7'07"
Sep. 13 á 2 p. m.
Meridiano magnético =53°06'10"
„ geográfico =45 52 33
D.= 7oi3'37"
Componente horizontal {H}
Para determinar este elemento seguí el método usual de
. , M
las desviaciones que dan la relación^g. y las oscilaciones con
las que se obtiene el producto M H.
El día 10 de Septiembre hice una serie completa de ángu-
los de desviación á 30 y 40 centímetros de distancia el imán
desviador, cuyos datos figuran en seguida:
Sep. 10-1903.
Observaciones de desviación.
í~L±a( ^" 16™ a. ni. í' =7 5^705
ti — í'.-iu ) ^// _. g 7 \
Ob^ksvaciones en bl cebrq de s&n MionRL- 313
á30.
Imán al E.
Polo N. al E 60o45'40"
al W 49 54 00
Imán al W.
Polo N. al W 49o32'00
al E 60 44 50
á40.
<
Imán al E.
PoloN. al E 57oi8'00
alW 52 36 20
Imán al W.
Polo N. al W 52o27'50
al E 57 07 30
Calculando la semi-diferencias medias, resulta
W30 =5O31'08"
M40 =2 20 20
que representaif los ángulos de desviación á la distancia de 30
y 40 centímetros. Con estos datos y haciendo las correcciones
necesarias por inducción, temperatura y distribución del mag-
netismo en las barras suspendida y y desviadora, obtengo los
m
siguientes valores para la relación^
314
M. MoitENo Y Anda.
m.
H
á30 3.12099
!^á40 3.12101
H
El promedio de estas dos cantidades, 3.12100, lo aplico co-
mo constante en el cálculo de las oscilaciones del que se de-
duce el valor de H. *
Oscilaciones.
El período ó duración de 1 oscilación, se determinó midien-
do los tiempos que tardaba el imán en hacer 100 oscilaciones de
la manera que con toda claridad explica el siguiente ejemplo:
Sep, 10-1903.
h =10 02.9)
h' =10 1L6 5
lO'-Ol
: =19.6 )
:' =20.2 í
19.9
Movimiento aparente del Duración de 100 MoTimiento aparente del Duración de 100
imán de E. á W. oscilaciones. imán de W. á E. oscilaciones.
Oscilaciones.
Oscilaciones.
0...
.2•"53^8...
.... 5....
3nP.8
10...
.3 29.8...
... 15....
3 48 .0
20...
.4 5.5...
.... 25....
4 23.5
30...
.4 41 .5...
.... 35....
5 00.0
40...
.5 17.5...
.... 45....
5 35 .5
ObSBEV ACIONES EN KL CERRO DK SAN MiQUEL. 315
Movimiento aparente del DuiRcicin lio 100 Movimiento aparente del Duración de 100
imán de E. á W. osciincioniv imán de W. A E. oecllacionea.
Oscilaciones. Oscilaciones.
50.... 5 54.5 55 ... 6 11.5
100.. 8 54.5 6"'00\7 105... 9 11.5 5'"59^7
110 ... 9 30.0 6 00.2 115... 947.5 559.5
120.... 10 5.5 6 00.0 125... 1024.0 600.5
130.... 10 42.0 6 0). 5 135... 1100.0 6 00.0
140.... 11 18 0 6 00.5 145.... 1135.5 6 00.0
150 „ „ 155 — . „ „
1* serie 6'"00^398
2=^ „ 5 59 940
Promedio 6"'O0M69
Duración de 100 oscilaciones. .... 6"'00M69
1 oscilación 3^6017
Pongo en seguida los principales resultados obtenidos en
cada día de observación.
Sep. 11.
h =9 24.8) Q ^(.r t =20.1 )
h' =^ 34.1 f -^ ^-^-^ f =23.5 í
21.8
Duración de 100 oscilaciones 5°'59°.08
„ 1 oscilación 3 .5908
Efecto 90° de tensión = 3'47
Se repite la observación.
Duración de 100 oscilaciones 5"'59\41
,, 1 oscilación 3 .5941
316 M. MoKENO T Anda.
iáep. 12.
h =9.30) g,3,, t =8.7)
/í'==9.39í ^ "^^ ^- ""• f =9.0/
8.9
Duración de 100 oscilaciones 5"'58'.48
,, 1 oscilación 3.5848
Se repite la observación.
h =9H8"> t -fio4
Duración de 100 oscilaciones 5™58°51
,, 1 oscilación 3.5851
«ep. 13.
h =9''24"'6 ^ =709
Duración de 100 oscilaciones 5"58^ .35
„ 1 oscilación 3 .5835
Se repite la observación.
h =9^36™8 t =7.8
Duración de 100 oscilaciones 5™58'.34
„ 1 oscilación 3 .5834
El valor de una oscilación, corregido por temperatura, tor-
sión é inducción, como lo expresa la fórmula relativa.
longs intervalles. (C. R. des séance& de la Conféreuce genérale de l'Assoc.
géod. intern. Budapest, Sept. 1906). Leyde. 1907. 49 pl.
Madison. TTisconsin Geolvjical and Natural History Survey. BuUetins XVI (1907),
XVII (1907) & XVIII (1906). 8? pl.
Manville (O.) Docteur es sciences. — Les découvertes modernes en Physique.
Leur théorie et leur role dans l'hypotliése de la constitution électrique de
la matiére. — París. Librairie Scientijique A. Eermann. 89 figs. 1908. 5 fr.
Marseille. Cotnmission de Météorulogie des Bouches-du-Rhóne. BuUetin annuel.
25me. année. 1906-1907. 49
México. Sociedad Geológica Mej-kana. Boletín. Tomo II. 1906. 89 láms.
Míttheilungen eínes jungen Bayevs (Franz Altenbach geb. den 28 Oct. 1803)
über dessen See-und Land Keisen Ton Hamburgnach Mexiko, &. &. Einen
Gonneru und Freuden zur Erineiung. Míinchen, 1827. Jos. U. Finsterlin.
189 .55 S. Portrait.
New York. American. Mane uin o/ Xatural Histor;/. BuUetin. Vol. XXIII. 1907. 89
Righi (A.) — La teoría moderna de los fenómenos físicos. Radioactividad. Iones,
Electrones. Versión española de la edición francesa por el Dr. B. E. Cice-
ro, M. S. A. — México. 1907. 189 (Edición de la Gaceta Médicf "t.
Rivera {Br. Aijusiiu), M. 8. A. — Discurso sobre el Teatro pronunciado en el Tea-
tro Rosas Moreno, en la fiesta de la conclusión del mismo teatro el día ti
de Auosto de 1907. Lagos. 1907, 89
Rouen. — ObservatoirePopulaire. BuUetin. Année 1907. ^° {Mme. Dorothea Isaac
Boherts, M. S. A.)
yt. Pétersbourg. Comité Géologique. Mémoires, Nouvelle Serie, 16, 21 23-27, 29,
31 & 33— Bulletins, t. XXIV, 1-10; XXV, 1-9.
Smithsoniayí Miscellantus CoUections. Quarterly Issue. Vol. IV, Part 3 (Vol. L.,
No. 1772). Washington. Smithsonian Institution. 1907. 89 pl.
Sobral (G.), de la Real Sociedad Geográfic-a. Canal de Panamá. Madrid. 1908. 12°
Traveller (The Modern). — A popular Description, Geographical, Historical, and
Topographical, of the various Countries of the Globe. London. J. Dun-
car. 1824-1826. 189 pi. Arabia, Colombia, Pallestine, Russia, Spain & Por-
tugal (2 vol.) & Syria & Assia Minor (2 vol.) 8 t.
Vulitch (Vladimir de). — Les produits industriéis des goudrons de houilles et
leurs applications. (Encyclopédie Scientifiqíie des Aide-Mémoires). Pa-
rís, Gau{hier- Villars. 1908. 89 2 fr. 50.
Washington. Commissioner of Education. Report for the Year ending June 30,
1906.— V^ol. 1. 1907. 89
Dons et nourelles publications reQues pendant Mars 1908. I
Les noms des donatenrs sont imprimes en italiques; les membres de la Sooiété
soBt designes avec M. S. A.
Almanaque Náutico para el año de 1909 calculado de orden la Superioridad, e:
el Instituto y Observatorio de Marina de San Fernando. 1907. 89
Aretowiski (Henryk). — Plan de voyage déla Seconde Expédition Antarctique Bel
ge. Bruxelles. 1907. — Programme scientifique de la Seconde Expédition"
Antarctique Belge. Bruxelles. 1907. — Variations de longue durée de divers
phénoménes atmosptiériques. (Bull. Soc. Belge d'Astron. ) 1907. — De l'in-
fluence de la Lune sur la vitesse du vent aux sommets du Saentis, du
Sonnblick et du Pike's Peak. (Bull. Soc. Belge d'Astron.) 1907. — Varia-
tion des amplitudes des marclies diurnes de la tempera ture au sommet du
Pike's Peak. (Bull. Soc. Belge d'Astron.) 1908.
Baratía {Mario), M. S. A. — Sulle receuti trasformazioni del Delta del Po (1893-
1904). Firenze (Rev. Geogr. Ital.; 1907. — Le nuove costruzioni in Ca-
labria dopo il desastroso terremoto áell' 8 settembre 1905. Modena (Boíl.
Soc. Sism; Ital.; 1908. Tav. ;
Bauer (L. A.), M. S. A. — Hunting the Magnetic Pole (Van Norden Magazine^^i
Nov. 1907). — Department of Terrestrial Magnetism of tlie Carnegie Ins-
titution of Washington. Annual Report of the Director. 1907. (Year Book
No. 6), pl. 10 & 11. — The relation between "Potential Temperature" and
"Entropy." (Physical Review) Feb. 1908.
Cambridge, Mass. Astronomical Observatm-y of Harvard CoUege. Annals. Vol. XXIX,
Part I. 1907. Vol. LIX, N? I. Vol. LX. Nos. VI- VIII. Circulars 132-135.
— 62d Annual Report of the Director for the Year ending Sept. 30, 1907.
Carta General de la República Mexicana á la 100,000^ Hojas ll-I-(Y), 11-III-(H,
I) y 14-1- (C.) Comisión Geográñco-Exploradora. 1907. — México. Secreta-
ria de Fomento.
Cattell (J. McKeen). — American Men of Science. A Biographical Directory.
New York. 1906. 8'" '
Claudel (J.) et Darles (G.) — Formules, tables et renseignements usuels. Partie
pratique de rAide-mémoire des Ingénieurs, architects, etc. Onziéme édi
tion par G. Dariés. Paris. H. Dunod et L. Pinat, éditeurs. 1907. 2 vol. gr
in-8. 30 fr.
Congrés Géologique International. — Compte Rendu de la Xéme. Session. W
xico. 1906, — México. Imp. Secretaría de Fomento. 1907. 2 vol. gr. in
fig. & pl.
OBSKKVACIONK!» BN KL CUUKO UK san MlGDKt,.
317
T-' = Tr(l+^M/(/-A,)-~"|'; )
Se convierte en el siguiente:
Sep. 10 log. T- = l. 10012 log.T = 0 55456 T=8.5S5f)
„ II 1.10589 0.55299 3.5727
„ „ 1.10562 0.55281 3.5712
„ 12 1.10836 0.55418 3.5825
,. „ 1.10830 0.55115 3.5S22
„ 13 1.10835 0.55418 3.5825
„ „ 1.10831 0.55416 3.5823
Con el log. r- K, variable con la temperatura de la barra,
y el de T^, encuentro en seguida el producto MH, haciendo
LIBRARY
r4EW YORK
GOTANICAL
üaKüEN.
T-
T^K
m2
MH
Sep.
10
3.24528
1.10912
2.13616
11
3.24530
1.10589
2.13941
11
3.24533
1.10562
2.13971
12
3.24516
1.10836
2.13680
i2
3.24516
1.10830
2.13686
13
3.24515
1.10835
2.13680
13
3.24515
1.10881
2.13684
Del cociente de H M por-rj-resultará inmediatamente H'
Mom. Soo. Álzate. Aréxico.
T. 24 (1907-1908). -41
318 M. MOKBNo s Anda.
Sep. 10 W log. = 9.01516
„ 11 • 9.01841
„ 11..... 9.U1871
„ 12 9.01580
,. 12,... 9 01586
„ 13 9.01580
„ 13 9.01584
Por último haciendo
obtendré 111 o. s liesde luego el valor de la componente H.
LogH H.
Sep. 10 9.50758 0.32180
„ 11 9.50921 0.32301
„ 11 9.50936 0.32312
„ 12 9.50790 0.32203
„ 12 9.50793 0.32206
„ 13, 9.50790 0.32203
., 13 9.50792 0.32205
Inclinación.
Las medidas de este ángulo fueron hechas con un inclinó-
metro construido por Fauth, modelo de Kew, q>ie se colocaba
en un viejo tronco de pino mandado cortar á la altura conve-
niente.
El instrumento cuenta con una sola aguja, por lo que ha-
cía dos series completas de observaciones, como si se hubiera
tratado de dos agujas.
Observaciones en el cedro dk san Migdel.
319
No obstante esto al calcular posteriormente los resultados,
aparecen diferencias algo fuertes en las inversiones de la agu-
ja sobre su eje y entre la primera y la segunda imanación, por
lo que creo que hay algún defecto en dicho eje.
Sin merecerme plena confianza pongo en seguida los re-
sultados obtenidos:
la. SERIE.
2a. SEEIE.
Hora.
Polos I. Polos D.
Polos U.
Polos I.
Sep. 10
9.27
45.58.15 47.58.49
47.43.00
45.42.34
„ 11
.
8.55
45.58.23 48.00.30
47.48 34
45 53,30
„ 13.. ..
8.50
45.54.45 4712.41
la. Serie.
47.41.45
2a. Serie.
45.50.19
Sep
10
46o53'32
46o42'47
jy
11
. 59 27
5102
»>
13
3343
46 02
Resumiendo los prineipalos resultados, formo la siguiente
tabla:
Declinación.
s a. m. 2 p. m. Media. Variación.
Sep. 10 7o21'12" .•
„ 11 7o21'27" 7 15 32 7oi8'29" 5'55"
„ 12 7 19 42 7 12 10 15 56 7 32
„ 12 7 17 07 7 13 37 15 22 3 30
320 M. MOKENO Y ANDA,
Componente horizontal.
H.
Hora Temperatura. Duración de
oscilucidn.
H
Sep. 10 10^07'^ 19^9 3^5856 0.32180
■„ 11 9 29 218 3.5720 0.32306
„ 12 935 8 9 3.5823' 0.32204
„ 13........ 925 7 8 3.5824 0.32204
Momento mag-
nético del
imán
Sep. 10 425.19
„ 11 426.85
„ 12 425.52
„ 13 425.50
Inclinación.
Sep. 10........-......: 46'^48'10"
„ 11 5515
„ 13 , 3952
Los resultadt)S obtenidos en el Cerro de San Miguel, con-
siderados así aisladamente, no pueden dar más que una idea
general del estado magnético en la altitud de que se trata.
Sin embargo, como tenemos observaoione.s hechas en Cua-
jimalpa, estación situada á unos 1000 metros abajo del vórtice
de San Miguel, y en el flanco oriental, digamos así, de la refe-
rida montaña; haciendo una comparación entre ambos, podre-
mos tal vez formarnos un juicio acerca de los primeros.
OB-íEaV ACIONES K.V BL CEKflO DK SiN MlQUEL- 321
Es verdad que las observaciones no fueron simultaneasen
uno y otro lugar, pues el 14 d« Septiembre desceudi del cerro
y el 15 hice las de Cuajiinal|)a. Pero ateniéadonos á las cur-
vas del magaetógrafo de este último lugar, que no acusan nin-
gún cambio de importancia ea los días antei lores, podemos dar
como sentado que el campo terrestre se mantuvo uniforme y
por lo mismo que los resultados, como obtenidos en un esta-
do medio de calma magnética, son perfectamente compara-
bles.
Declinación.
D
En Cuajimalpa 7o23'2
„ San Miguel 7 16 6
Dif. = + 6'6
Componente horizontal.
H
Rn Cuajimalpa 0.32874
„ San Miguel 0.32221
DiF. = + 0 00650
Componen ie vertical.
Z
En Cuajimalpa 0.32624
„ San Miguel O 34311
Dif. = + 0.01687
322 M. MoHENo y Anda.
Intensidad total.
T
En Cuajimalpa 0 46315
„ San Miguel 0.47080
Di£. = — 0.00765
Por lo anterior se ve que la declinación y la componente
horizontal fueron menores en San Miguel; y que la componen-
te vertical y la intensidad total, por el contrario, alcanzan va-
lores más altos:
Difiriendo apenas las posiciones geográficas de las dos lo-
calidades, pues San Miguel se encuentra á unos 5' — de latitud
y á 1™10*^+ de longitud, respecto de Cuajimalpa, las discre-
pancias que notamos no se explican entonces por un cambio tan
insignificante en la posición relativa de las dos estaciones, sino
por causas locales en San Miguel, que como se ve claramente
vienen á modificar el valor absoluto de los tres elementos. De
otra maupra, sin la existencia de dichas causas, la comparación
nos habría dado, y eso sólo en el valor de la intensidad total, di-
ferencias debidas únicamente, á la difeiencia de altitud, que
aunque no demostrado plenamente todavía, ciertas observa-
ciones hechas en diferentes montañasj parece que acusan una
diminución en el campo magnético terrestre igual á r-rjr por . .
1000 metros de desnivel próximamente. ^
1 "Conforme á la teoría de un imán central parece que el campo te-
rrestre no puede disminuir de un modo tan rápido, pues como cada una de
las componentes están en lazón inversa del cubo de la distancia r al centro,
M. MORBNO Y AKDA. 2ZZ
Por lo que respecta á la decUnaí'ión é inclinación, tratán-
dose de un campo utiit'orme, no hay razón p^ra que se modi-
fiquen con la altura, pae>to que <liclios d )s elnmentos sólo dan
la direcición de la fuerza ma:;tiética terr-^st e; el 1? su azimut
y el 2? el ángulo que «-lia forma sobre el horizonte.
Así pues, atendienilo únicamente á la intensidad total, ya
hemos visto que el valor en San Miguel excede en O 00765 al
de Cu;ijiiiial{ia; es decir, que en un desnivel justo de 1000 me-
Q
tros hay un aumento de Tñññ ^^ ^^^ ^^^^ ^^ desacuerdo con la
teoría y las observaciones de montaña de que habla el ilustre sa-
bio francés á que antes me reft^rí. Desacuerdo, por otra parte,
perfectamente ex|-licable si ¡^e'tiene en cuenta que la inclina-
ción, elemento qun entra en el cálculo de T, es 2° mayor en
la estación de San Miguel que en la de Cuajimalpa. En efecto
las observaciones dan
EnSan Miguel 46o47'8
„ Cuajimalpa 44 4C 9
— 2O00'9
su vaiiación relativa para la altitud ó r, es — 3 — l-Puesto que el radio me-
r
dio de la tierra es 6371 km, la diminución del campo no pasará de
¿^=¿5=0.00047
para una altura de 1000 metros; mienti'as que las observaciones de monta-
ña, á que antes hago referencia, indican una fracción casi 10 veces mayor." —
Mascart. Traite de Alagaótisme Terrestre, pág. 342.
324 Observaciones en el cebbo de San Migoel.
Y como T no se determina directamente por medio de los
instrumentos, sino por la fórmula
r= «
eos I
A H menor y eos. de I mayor, el cociente indefectiblemen-
te tiene quo ser más alto que donde H mayor y eos. de I me-
nor, como expresan los resultados de las observaciones que
han servido para hacer la comparación.
Ahora bien suponiéndole á I en San Miguel, un valor igual
al de Cuajimalpa y calculando Z y T con la H del primero, en-
contramos:
Z
En Cuajimalpa 0.32624
„ San Miguel 0.H1979
+ 0.00645
T
En Cuajimalpa 0.46315
„ San Miguel 0.454l0
+ 0.00915
En este caso han cambiado los signos de las diferencias,
pero la diminución es tan fuerte que se aleja todavía de lo ob-
servado en otros lugares.
Por lo expuesto podemos concluir que nuestras observacio-
nes en San Miguel están afectadas por una causa local, cuya
influencia se manifiesta palpablemente en los elementos obser-
vados y en las componentes que de ellos se deducen.
Observaciones en el ckruo de san Migdei., 325
¿Dicha eauüH reside en las andesitas superficiaU'S que cu-
bren toda aquella región, en rocas interiores de niaíjnetismo
propio ó inducido por el campo terrestre, ó bien en alguna falta
de continuidad en la estructura de las capas geológicas! Según
la clasificación de Rücher y Thorpe ¿el cerro de San Miguel
es un pieo magnético, puesto que la componente vertical Z es
máxima con relación á la del plano inferior?
Difícilmente podríamos contestar á cuestiones que están
fuera de nuestro alcance y ni siquiera podremos precisar si la
anomalía se localiza en el solo cerro de San Miguel, por faUade
datos magnéticos en la zona que éste compiende.
Por otra parte, ¿de la anomalía comprobada debe deducir-
se que las observaciones de San Miguel no son de utilidad?
Creemos todo lo contrario, pues en los estudios de la física del
globo, en general, y del magnetismo terrestre, en particular,
es indispensable tomar nota de todos los accidentes que de al-
gún modo perturban determinada ley general, por que ellos
pueden ser un guía precioso que conduzca á la solución de va-
rios é importantes problemas.
SEGUNDA PARTE.
. METEOROLOGÍA.
Dos termómetros hipsométricos, un psicrómetro y termó-
metros de máxima y mínima, fueron los únicos instrumentos
de que hice uso en esta expedición.
Los dos primeros, provistos como estaban de sus respecti-
vas calderas, se obrervabau simultáneamente á cada hora en
el interior de nuestro alojamiento.
Mem. Soo. Álzate. México. T. 24 (m07-in08).- 43
¿>26 M- MOHKNo Y Anda.
El psicrómetro y los termómetros de máxima y mínima
quedaron instalados fuera de la capilla, á la sombra de un
abrigo improvisado con ramas do pino y techos de zacate Con
éste, y en una gran extensión, se cubrió también la superficie
desnuda del terreno.
En las tablas que siguen figuran los resultados de las ob-
servaciones practicadas los días 9, 10, 11, 12 y 13 del expre-
sado mes de Septiembre, para la inteligencia de cuyos datos
basta con una ligera explicación.
La primera columna contiene las indicaciones dadas por
uno de los termómetros hipsométricos, es decir, la temperatu-
ra de ebullición del agua.
La segunda, marca la presión atmosférica correspondiente
á aquella temperatura, pero aplicada ya la corrección que se
le determinó á dicho termómetro hipsométrico.
La tercera, cuarta y quinta, expresan las indicaciones del
psicrómetro y el enfriamiento producido por la evaporación.
La sexta y séptima, dan el valor 'del estado higrométrico
del aire, ó sea la tensión del vapor de agua y la humedad re-
lativa, obtenido por cálculo directo de las fórmulas,
Tensión=F=/— 0.00079 H. (í—í')
A H le he dado el valor medio de todas las presiones ob-
servadas, que resulta ser 489"™5L
Hntiieda'l
Tensión máx. con'espondiente á t,
Observaciones kn kl ceuko de san Miguel.
327
Sep. 9.
Terini
Jnietro
Hora.
T.
V.
Seco.
Húm.
Dif.
p.
H.
~
nmi
o
~¡~
0
mni
9..
88.30
491.58
6.8
6.5
0.3
7.1
92
10
27
91.01
6.2
6.1
0.1
7.0
99
11
26
90.82
•7.1
6.7
0.4
7,2
95
12
26
90.82
7.9
7.6
0.3
7,7
96
1
25
90.64
8.2
7.7
0 5
7.6
94
2..
22
90.07
8.3
7.7
0.6
7.6
93
3
20
89.69
8.2
7.7
0.5
7.6
94
4..
21
89 88
7,0
6.9
0.1
7.4
99
5 .
22
90.07
7.0
6.7
0.3
7.2
96
6
..
6.2
6.2
0.0
7.1
100
9 .
24
90.45
5.3
5.3
0.0
6.6
100
Temperatura máxima = 9°2
Sep. 10.
Teriridmotro.
Hora.
T.
p
Spco.
Húm.
Dif.
p.
II.
o
mni
0
111 ni
7. .
88.21
489.84
5.6
5.5
01
6.7
99
11..
19
89.50
13.2
11.4
18
9.3
83
2..
13
88 37
9.6
8.2
1.4
7.6
85
6..
12
88.19
6.2
5.5
0.7
6.5
92
8..
15
88.75
5.7
4.4
1.3
5.7
84
9..
20
89.69
6.0
5.5
0.5
6.6
94
;í28 il- MORKKO Y Anda.
Temperatura máxima = 14.1
mínima = 3.3
0
se. =
10.8
8ep. IJ.
Termómetro.
^^
Hora.
T.
p.
Seco. .
Hum.
Dit:
Y.
H.
o
mrví
~
~
~
nim
7..
88.16
488.94
7.0
5.3
1.7
6.0
80
8-.
17
89.13
10.3
7.8
2.5
6.9
74
11..
12.9
8.9
40
6.9
63
12..
20
89.69
11.9 ■
9.0
2.9
7.4
72
2..
15
88.75
8.6
7.2
1.4
7.1
h4
3..
9.8
7.4
2.4
67
75
5..
.....
8.4
6.8
1.6
6.7
82
6..
12
88.19
6.8
6.4
04
7.0
96
8..
15
8875
6.0
5.5
05
6.6
94
9..
18
89.31
5.9
5.8
01
6.8
99
Temperatura máxima = 14°3
mínima = 3 2
Ose. = lioi
Sep. 12.
Terir
únietro.
Hora,
T.
y.
Seco.
Húm
Dif.
p.
H
o
mm
o
o
o
ir.m
J . .
88.14
488.56
5.0
4.9
0.1
6.4
99
8..
15
88.75
6.0
6.0
0.0
7.0
100
9..
17
89.13
6.0
6.0
00
7.0
100
10..
8.6
8.0
0.6
7.8
94
11..
7.7
7.0
0.7
7.2
92
OS'^BaV ACIONES BN BL CEBRQ DB S&N MlQUBL.
329
T.
p.
Termo
Seco.
metro.
p
Hora.
Húm.
H
3
ratn
0
0
o
mm
12..
88.16
8S.94
8.0
7.6
0.4
7.6
96
2
12
S8 19
6.2
6.0
0.2
6.9
97
3..
8.2
7.4
0.8
7.4
91
5 .
10
87.81
6.8
6.4
0.4
7.0
95
6 .
6.5
63
0.2
7.0
97
7. .
U
88.56
5.5
5.3
0.2
^^ñ
97
8..
......
5.2
5.1
0.1
6.5
97
9..
16
88.94
4.8
4.6
0.2
6.3
94
Temperatura máxima = 9^9
„ mínima = 39
0
.-c. =
= 6O0
Sep. 13.
Termómetro.
Hor».
T.
p.
Seco.
Húm.
Dit
p.
H.
o
mm
o
o
~
mm
7..
88.13
488.37
32
32
0.0
5.7
100
8.
4.0
3.3
0.7
5.5
91
10.
8.2
6.5
1.7
6.6
81
2.
06
87.06
9.9
8.1
18
7.4
81
3.
. . -
7.0
6.7
0.3
7.2
96
4.
10
87.S1
5.4
5.1
0.3
6.4
96
6.
13
88.37
5.2
4.5
0.7
6.0
90
7.
4.0
2.8
1.2
5.1
84
8.
4.5
1.9
2.6
4.2
67
9.
20
89.69
4.8
1.2
3.6
3.6
56
Temperatura máxima = 12°5
mínima =29
Ose. = 906
330 M. Moreno y Anda
Examinaiido las cifras de los anteriores cuadros, no lla-
mará, por cierto la atención el f-ií^nificado real de a'gunas de
ellas, siendo el que corresponde auna altitud cercana á los 4,0.30
metros. En efecto, las indicaciones barométricas, por ejemfdo,
dado el consideralde desnivel que hemos salvado entre el Va
lie y la cima del Cerro, aparecen con una ditninución ptóxirna
á ItO milímetros r»-spec!to á las r^gistradas oimultáneatiieiite
en el Observatorio Mf-teorológico Central.
Sin embargo, con el objeto de pr» eisar ciertas parfcif^ulari-
dades que de por A presentan, y que no seiá por demás deje-
mos-consignadas en este estu<iio, VH.tnos á analizarlas un poco
en detalle á reserva de que otros trabajos más minuciosos y
completos nos permitan' vjiificar ó comprobar ésta que damos
como primera aproximación.
Tomando como punto de comparación los datos que á las
horas correspondientes nos proporciona el Observatorio Me-
teorológico Central, y calculando por un procedimiento gráfico
la distribución media horaria de la presión y la temperatura
desde las 7 de la mañana hasta las 9 de la noche en el cerro
de San Miguel, encontramos en primer lugar que el deí^niyel
barométrico P— F', si^^ue una marcha inversa á la diferencia de
las temperaturas t-t', lo que tenía naturalmente que suceder,
puesto que el peso de la capa de aire comprendida entre las
dos estaciones representa la diferencia de presión, y como di-
cha capa va disminuyendo en densidad á medida que aumenta
la temperatura, de aquí que el desnivel sea mayor en-las pri-
meras horas de la n. anana, bajo al mediodía y suba de nuevo
con el enfriamiento nocturno.
Pjs saoido que la variación diurna del barómetro, con am-
plitud decreciente del Ecuador á los Polos, y que se traduce
por un primer mínimo en la madrugada, un primer máximo
Observaciones en el ckrbu de San Miqoel. 331
hacia las 9 de la mañana, un seguudo mínimo al derredor de
las 3 de la tarde y un sef^undo máximo entre las 10 y 12 de la
noche, conserva svis caracteres cjAneralps hasta una altitud cer-
cana á ios 3,000 metros; pero más allá de pste nivel sufre una
modificación notable consistente en que sólo presenta dos ex-
tremos, un mínimum entre \a< 4 y las 6 d^ la mañama y un má
ximum hacia las 9 de la noche, s*^gún lo comprueban las ob
servaciones barométrica'^ hechas en f\ Montn Blanco ,pn dos
estaciones situadas á 3021 y 4^59 motros do altitud.
Pups bien, el cerro de San Mitfael, cuya cima se eleva á
unos 3800 metros, está ya dentro de este réisfimen de variación
y no obstante, en ninc^uno de lo^ 5 días que duraron nue-tras
observaciones, encontramos la más ligca traza de una marcha
semejante. Más bi'-n parece ser paralela á la observada en el
Valle, distitíguiéndose en un liirero dt^-talle. que su amplitud es
de 1™™4 menor. En efecto, mietitras en el Observatorio Meteo-
rológico Central la diferencia entre los extremos ma'utino y
vespertino es de 2"'"'84. en San Miguel sólo es de 1"""43, lo que
indica que la curva de la variación diurna se deprime aseme-
jándose á la que corresponde á la latitud de 35° próxima-
mente.
Por 1" que respecta á la temperatura del aire, el cálculo de
las medidas correspondientes á los cinco días, da lo siguiente:
Sep. 9
.. 10.
México.
San Miguel.
Dif.
17.3
7.2
10.1
15 1
7.7
7.4
15.6
8.1
7.5
15.8
6.0
9,8
17.6
5.7
11.9
„ 11
„ 12. .
„ 13...
Media 16.3 6.9 9.4
332 M. MoBENo T Anda.
Notaremos, desde luego, que no hay correspondencia en los
cambios que de un día á otro presenta la temperatura de Mé-
xico, tomada como punto de comparación; resultado nada ex-
traño en verdad, puesto que se trata de dos lugares separados
por una distancia horizontal de cerca de 40 kilómetros y en
condiciones enteramente disímbolas: uno en pleno valle y el
otro en el vértice de una gran montaña; el termómetro de Mé-
xico, fuera de otras causas accidentales, influenciado f or la
aglomeración de la ciudad'^* y el de San Miguel por la evapo-
ración y las reacciones químicas consiguientes á los fenómenos
vitales de una abundante vegetación. Así se explica que las
diferencias entre las temperaturas medias de cada día discre
pen hasta á^5.
Careciendo de datos horarios completos en el vértice del
cerro, no podríamos precisar la marcha de la variación diurna
de la temperatura; sin embargo, á juzgar por las observaciones
hechas desde las 7 de la mañana á las 9 de la noche', parece
que el máximum del día, línico extremo que encontramos en
ese período, se anticipa á la hora en que ordinariamente se ve-
rifica en el Valle.
Estudiando ahora el abatimiento termoraétrico entre las
dos estaciones, los resultados vienen á confirmar lo que ya ha-
bíamos notado en nuestra expedición al Tlaloc '^' y que está
enteramente conforme con la naturaleza misma del fenómeno
y las circunstancias en que se produce: una diminución de la
temperatura inversamente proporcional á la marcha de la onda
diurna, es decir, muy lenta en las horas de mínima y rápida en
1 Conforme á un estudio comparativo entre la temperatura de Méxi-
co y la de Tacubaya (publicado hace ya algunos años en las Memorias de
la Sociedad Científica "Antonio Álzate"), y considerada ésta, por las con-
diciones de la localidad como la temperatura rural del Valle, resulta que
aquélla es 1°4 más alta.
(2) "Decrecimiento de la temperatura con la altitud." Memorias y
Revista de la Sociedad "Antonio Álzate," tomo XIX, pág. 137.
Observaciones kn kl cerro de san* Miqdel, 3B3
las de máxima. En efecto, hacienflo el cálculo para las 3 horas
típicas de observación, 7 de la mañana, 2 de la tarde y 9 de la
noche, encontramos como distancia vertical para que la tem-
peratura disminuya P, las siguientes cifras:
• A 7 a. m 527
A 2 |.. ni.... 122
A 9 p. m 174
Dadas los condiciones de abundancia de agua y vegetación
rica y exhuberante, no es de extrañar el estado higromófcrico
vecino de la saturación que en general indican las observacio-
nes. Las corrientes de aire que suben del Valle de México,
más frías á medida que van ascendiendo, al internarse entre
las cañadas de la Sierra condensan el vapor acuoso que en es-
tado ijivisible se encuentra en suspensión y dan origen á las
nieblas muy densas que por días enteros cubren toda aquella
región, así coaao á la formación de nubes de los tipos inferiores.
Basada en tan corto número de datos, la discusión que an-
tecede carece del rigor que prestan las serios prolongadas de
observaciones, y por esto decía al principio que la presentaba
como una primera aproximación. Ojalá y conforme á mis de-
seos y disponiendo de mejores elementos, pueda más tarde
hacer un estudio bien documentado respecto al clima en nues-
tras grandes montañas.
Aunque ya en 1897-98 la Comisión Hidrográtlca creada^por
el Ayuntamiento de la Ciudad de México y purista bajo la di-
rección del señor Ingeniero Guillermo B. y Puga, por nivela-
ción trigonométrica había determinado la altura del Cerro de
Mera. Soo. Ah.aU;. Méxiou, T. 2() (l!l(l7-l!)(líii - 43
534 M. Moreno y Anda.
San Miguel, con el fin de dar una aplicación práctica á mis ob-
servaciones iiipsométrica^ y estudiar de paso la distribución
horaria de una diferencia de nivel obtenida por medio del ba-
rómetro, he emprendido el cálculo de dicha altura empleando
las observaciones hechas en el cerro y las correspondientes ve-
rificadas en los Observatorios de México y Tacubaya.
Dije antes que la presión en San Miguel se observó por me
dio de dos termómetros hipsomótricos: uno marcado con el n°
44762, N & Z, perteneciente al Observatrrio Astronómico, y
el otro sin indicación de su procedencia, comprado en la casa
de Calpini Sucs., de la propiedad de la Comisión Geodésica; y
que cada uno de ellos tenia su aparato de ebullición de mane-
ría que pudieron observarse simultáneamente.
Dichos termómetros fueron comparados con prolija aten-
ción antes y después del viaje con el gran barómetro normal
del Observatorio Astronómico; y á juzgar por los resultados
obtenidos, el 44762 por su bondad acreditada en anteriores ex-
pediciones, parece no sufrió alteración alguna, y por consi-
guiente los valores que de sus lecturas se deducen para el ce-
rro, deben representar la verdadera presión en aquella altitud.
En cuanto al termómetro sin marca, dada la inferior calidad
de su construcción, no puede afirmarse en absoluto que haya
marchado mal; sin embargo, acusa diferencias que vienen á
justificar el estudio y rectificación que más adelante hago
de él.
Antes de dar á conecer el resultado de las comparaciones,
debo advertir que al hacer éstas con el barómetro de mercu-
rio, tuve en cuenta la influencia que sobre la columna baromé-
trica ejerce la variación de la gravedad con la altitud, calculan-
do la corrección por medio de la fórmula
H|l-*f)=H-'l^H
Observación i£s ew el ckkku dk san Miuuki.. 335
en la que
H es la presión observada.
Te un coeficiente que en el caso de una meseta elevada co-
mo es la de México, tiene por valor Vé-
z la altitud del lugar, y
R el radio de la tierra igual á 6367888 metros, cuyo loga-
ritmo es 6.8039613.
Con los valores
z = 2300 metros.
H = 584 milímetros.
resulta
. = _ ü"^'"26
que se aplicó á todas las presiones, previamente reducidas á 0°
y corregidas del error instrumental, que sirvieron para hacer
la comparación los de dos termómetros,
TERMÓMETRO NÚMERO 44762.
Corrección en milímetros.
Antes del viaje — 0.88
Después del viaje — 0.77
Media = — 0.825
Se ve que está enteramente conforme la corrección deter-
minada antes con la que resulta después.
Ü3G ^- MuKENu Y Anua.
TERMÓMETRO SIN MARCA.
Corrección en milímetros.
Antes del viaje + 16.02
Después del viaje -}- 15.64
En el cerro y aplicando al 44762 la corrección media
— 0.825, el termómetro anónimo da como diferencia el valor
+ 15^"^21<i'
La corrección en San Miguel difiere 0™"'81 de la obtenida
en Tacubaya antes de la expedición; y aun tomando el prome-
dio dé ésta y la determinada al regreso, que resulta un poco
menor, todavía la' primera es 0'"™62 más baja, por lo que las
presiones relativas á las lecturas d«l termómetro en cuestión,
corregidas con cnalquiera de los dos valores, son siempre in-
feriores á las suministradas. por el 44762. Con fundamento,
podemos, pues, inferir que el aludido termómetro adolece de
algún defecto variable, por lo menos en la parte de la escala
que comprende las presiones observadas en Tacubaya y la ci-
ma de la montaña, es decir, entre los 87° y ios 92°.
De las varias causas de error á que están sujetas las lec-
turas hechas con los termómetros hipsométricos^.^' mencionaré
las siguientes:
(1) Las cifras que representan las correcciones son promedios de va-
rias lecturas, cuyo número es:
Antes 11
Después '. -. 2
En el cerro 37
(2; Me refiero aquí á los termómetros de uso corriente, pues los muy
delicados que se construyen en estos tiempos, se estudian y corrigen por
Ub.^e;ívaciones k.s kl cehuq dü s\n Migdkl- 337
aj Variación del cero debida á un cambio en el volumen
primitivo del depósito.
bj Falta de correspondencia entre las divisiones de la es-
cala y capacidades ig;iales del tubo capilar.
cj Falta de exactitud al estimar la posición del extremo
de la columna mercurial.
Esta última causa es de difícil eliminación, si conforme á
la costumbre seguida basta ahora entre nosotros, se emplea
una lente de mano para hacer las lecturas. En efecto, como
tales lentes tienen un campo visual muy amplio y la dirección
de los rayos no es suficientemente fija, se está expuesto á co-
meter errores, que en determinados cases pueden ser de im-
portancia, teniendo presente que en la escala ordinaria de los
termómetros hipsométricos 1 centesimo de grado equivale á
unos 2 décimos de milímetros en la escala barométrica.^^'
La única manera de evitar los errores de lectura, es va-
liéndose de un anteojo unido al aparato de abullición y pro-
visto de micrómeti'o ó simplemente de un hilo de araña con
el que se estiman las fracciones de división.
las vaiiacioaes del cero, del intervalo fundamental y del calibre; por el
efecto de las fuerzas capilares, por la falta de sensibilidad y por la parte
de ia columna que sobresale del aparato de ebullición.
El Observatorio Astronómico últimamente ha adquirido tres de estos
instrumentos cuyo estudio fué hecho en la oficina de Pesas y Medidas de
Francia.
(1) Un observador ejercitado puede hacer las lecturas ala simple vis-
ta con una incertidumbre de = 0.1 en los termómetros comunes, y de
^ 0.01 en los hipsométricos. Con el empleo de la lente, la incertidumbre
debe ser mayor sin duda alguna.
y cuando se tiene poca costumbre de leer termómetros, con toda se-
guridad el error puede ser de consideración.
Conociendo por propia experiencia lo difícil que es hacer buen uso de
las lentes de mano, en las últimas veces que me he servido del termóme
tro hipsométrico, la estimación de las fracciones ha sido hecha á la sim
pie vista.
338 M. MoKENo y Anda.
Respecto á las otras dos causas de epror, tratándose como
ya dije da termómetros hipsométricos de uso corriente, la
primera puede considerarse como constante y la segunda va-
riable, con las desigualdades de la división y del tubo ca-
pilar.
El valor que á dichos dos errores corresponde, se deter-
mina fácilmente siempre que se disponga de varias correc-
ciones obtenidas en distintos puntos de la escala termomé-
trica.
Como en el caso del termómetro, objeto de este estudio,
sólo contamos con dos comparaciones, una en el Observatorio
Astronómico y la otra en la cima del cerro, la corrección va-
riable que resulbe debe referirse únicamente á las divisones
comprendidas entre 92° y 87° de la escala, que fueron las tem-
peraturas anotadas en uno y otro lagar.
Los datos de la comparación
Bardmetro. Hipsómetro. Corrección.
8an Miguel 489"'"26 474"""05 + 15'"'"21
Tacubaya...... 583 99 567 97 +16 02
nos suministran dos ecuaciones de la forma
a -\- }) y ■= fi
en la que
c, es la corrección total para el punto de la escala cuya in
dicación es y
a, una constante fija, relativa al desalojamiento del cero.
b, la constante propia al calibre y división de la escala.
Sustituyendo los datos encontrados. Jas dos ecuaciones
quedan expresadas así:
OBSERVACIONES EN KL CKBBO DB SAN MlSDEL. 339
a-\-b 474.05 = + 15.21
a -r b 583.99 = + 16.02
lio í'.nya resolnciÓTi obtenomop:
a= 11.72
b = 0.00737
La fórmula que expre.sa la ley del error, será entonces:
C = 11"""72 + 0"""00737?/
que aplicada á cualquier punto de la escala hipsométrica den-
tro d^ los límites de que aates hice mérito, permite convertir,
así rectificadas, las indicaciones del termómetro sin marca, á
las que proporcionó el 44762.
Por lo tanto, podemos concluir que los datos de la pre-
sión atmosfénca observados en el cerro de San Miguel, son lo
suficieatemente precisos para hacerlos figurar al lado de sus
correspondientes del Valle en el cálculo de la diferencia de
nivel.
El problema de la determinación de alturas por medio del
barómetro, que nació, puede decirse con el célebre descubri-
miento de Pascal y estudiado después por Halley, Newton y
Delue, no fué establecido en toda su complexidad sino hasta
que el genio del gran Laplace dio la fórmula general que lleva
su nombre.
Es curioso observar á este respecto, y que da idea de la
tendencia humana á imponer §iempre lucubraciones propias,
340 M. MoBENTo T Anda.
aunque ellas estén basadas en principios ya sentades y admi-
tidos, que la mayoría de las naciones civilizadas tienen fórmu-
las barométricas amparadas con el nombre de sus principales
geómetras, ' y de aquí el sin número de tablas que para sim-
plificar los cálculos ban sido propuestas. Basta fijar la vista en
cualquiera de las puVjlicaciones especialistas, y encontraremos,
desde luego, ya las del fundador, digámoslo así, de la nivela-
ción barométrica, Laplace; ó bien las de Bessel, las de Rübl-
raann, de Guido Grassi, de Radau, Delcros, Babinet y otras
más que sería cansado enumerar.
Y entre la diversidad de fórmulas como se han dado, ¿hay
, alguna que resuelva satisfactoriamente y en todos los casos el
problema de la nivelación? ¿Con cuál de ellas se obtienen re-
sultados que representen la verdadera distancia vertical entre
los puntos en que el barómetro fué observado"?
Partiendo de datos que en general están afectados por múl-
tiples cansas, y de hipótesis que difícilmente pueden tener ve-
rificación práctica rigurosa, no es exajerado afirmar que nin-
guna de las fórmulas propuestas hasta ahora conduce al cono
cimiento exacto de la diferencia de alturas entre dos ó más
lugares.
Es verdad que si con unos mismos datos calculamos una
diferencia de nivel empleando las distintas fórmulas que exis-
ten, los resultados podrán ser poco discrepantes ó aun estar de
acuerdo; pero esto no arguye bondad en las fórmulas ni mucho
menos que el valor encontrado sea el verdadero, sino que como
todas ellas están basadas en un supuesto estado medio de la
capa atmosférica comprendida éntrelos dos lugares cuyo des
nivel se trata de encontrar, en determinadas circunstancias
será, sin duda, indiferente el uso de cualquiera de las aludidas
fórmulas.
Angot, uno de los meteorologistas contemporáneos de más
(1) Nosotros en México contamos con la del señor Ingeniero Francis-
co Díaz Covarrubias.
Observaciones en el cbhbo de sak Mioüel. 841
bien sentado y merecido renombre, en una interesantísima Me-
moria iSoire la fórmula barométrica, ' después de demostrar la
complexidad del problema y discutir detalladamente la que se
conoce como dada per Laplace, que corresponde al caso más
sencillo en que la temperatura y demás elementos se suponen
constantes en toda la capa de aire considerada, llega á las si-
guientes conclusiones:
Que propiamente hablando no hay una fórmula barométri-
ca, sino ur.a infinidad de fórmulas correspondientes á cada una
de las diversas hipótesis que pueden hacerse sobre las leyes de
variación de la temperatura, de la humedad y la pesantez con
la altura.
Que todas estas fórmulas parten del supuesto de que el aire
está en equilibrio estático, es decir, que se desprecia la influen-
cia que sobre la presión pueden tener los movimientos de la
masa fluida.
Que la verificación de la fórmula barométrica es imposi-
ble, porque para ello es preciso el conocimiento riguroso que
no poseemos, de las leyes de variación de aqiiellos elementos.
Que la fórmula barométrica debe ser considerada como un
medio para calcular aproximadamente las alturas, sin que sea
dable valuar la aproximación obtenida, ni designar las causas
de error debidas al aire en movimiento. Sin embargo, advierte
que teniendo en cuenta las condiciones múltiples que en un
momento dado se representan en la atmósfera, en muchos ca-
sos podrá aumentarse la exactitud de las medidas.
Por último, Angot da como definitiva la siguiente fórmula:
Z-18400 [ 1 -f ^(^-2^°)j ( 1 -f- a*) log I"
1 Annales du Burean Ceutral Météorologique de France. Anuée 1896.
Mémoires, pág. 159-1898.
Mem. Soo. Álzate. México. T. 26 (1907-1908). -44
342 M. MOEBNO Y Anda.
es la que
ha, es la altura del barómetro en la estación inferior cuya
altitud es Zo
h, la altura del barómetro en la estación superior cuya di-
ferencia de nivel con la primera es Z.
R, el radio de la tierra.
^, el coeficiente que entra en la fórmula que da el decreci-
miento de la gravedad con la altura.
a, el coeficiente de dilatación del aire, igual á 0.00367.
0, la temperatura corregida por latitud y humedad.
Valiéndome de esta fórmula es como he calculado la dife-
rencia de nivel entre el Valle y la cima del cerro de San Mi-
guel. Y sin entrar en todos los pormenores que consigna el au-
tor acerca de la significación precisa y el valor de las diferentes
cantidades que ella representa, sólo haré mención de uno que
otro detalle necesario para la inteligencia del cálculo aritmé-
tico.
Como la columna mercurial del barómetro está sujeta á los
cambios de la gravedad con la altura, á las presiones de Ta-
cubaya y México se ha aplicado la corrección que resulta de
R
que vimos ya en anteriores páginas. >
Con respecto á las indicaciones de San Miguel, que fueron
observadas con termómetros hipsométricos cuya columna no
es influenciada por las variaciones de la pesantez, sólo corre-
gidas de los errores instrumentales, representan desde luego
las tensiones máximas del vapor de agua correspondientes á
las temperaturas de ebullición.
Al número que representa la temperatura media de la capa
Observaciünks bn kl okrro db San Miqdel. 342
aérea, comprendida entre los dos lugares, se agregan las co-
rrecciones por latitud y humedad, así:
d = .^»+ -^ 0.71 eos 2 A -f 51.36 -^ + /- *
¿ hf, h
^, la latitud; 4, Á J K, la temperatura, la tensión del vapor y
la presión en la e"stación baja; í,/y h, las cantidades corres-
pondientes en la estación alta.
El cálculo de la altura Z se hace entonces de la manera que
en seguida se explica:
Determinados los valores de /¿o, h y 0, la formula queda
Z=(1840Ülog.;to— 18400 log./i)(l + «^) í 1-1-^ (2' + 2Z)
* Véase dÍRCusión de la fórmula. Loe. eit, pág. 167.
0.00259 o.,
=0. /I
a377E. MZ?=102.72
y como
de aquí
E = -} -^1+ -/-
1> h h
5lo36/o + 51.36 -4-
344 M. Morkno'y Anda.
Haciendo
Zi = (18:400 log. /ío — 18400 log h)
tendríamos una primera altura aproximada Zj que sería la ver-
dadera siempre que la temperatura fuera igual á 0°, y si se hi-
ciera caso omiso del último factor relativo á la variación de la.
gravedad.
Corrigiendo, pues, por temperatura, tendremos
Z2 = Zi ( 1 -f « ^) = Zi + a Zi ^
Z2 será la altura ya corregida por la dilatación de la capa
aérea que media entre las dos estaciones, á influencias de la
teraperatiira 6.
Finalmente, por jnedio del término de corrección
Z = Z.(l + (Í^l^))==Z3 +
7c Z (Z + 2 0o)
2R
en función de Z2 y ^0. altitudes de las «los estaciones, llegare-
mos al valor defiditivo de Z.
ün ejemplo tomado del expediente origidal, dará idea bien
precisa de la secuela de estos cálculos.
Diferencia de altura entre el Cerro de San Miguel
y el Observatorio A. Nacional.
Altitud 2327 metros.
Latitud 190 24'
OBSBRVACIONBg BN BL CBBRO DB SAN MfOOBL, 345
Datos directos de la observación:
Tentiün
Presióiu Terapcrsturft. del vapor.
Tacubaya 583.23 20.2 10.6
San Miguel ....490.07 8.3 G.7
1? Cálculo de la temperatura 0.
4+ t 14.25
2
Latitud + 0.55
51.36^ -f 0.92
41.36-^ + 0.77
e + 16.49
2" Cálculo de la altura.
i«ánni^„j. isdnni^^j. i 583.23 14091.45
18400 iog /»o— 18400 log h | 409 07 12700.74
Z, = 1390.71
1000 60.56
Corrección de temperatura por 16.49 y <( .300 18.17
90 5.46
0.7 0.05
, • 84.24 84.24
Zo = 1474.95
Corrección por ^«=2327 y Zo=1475 1.41
Z = 1476.36
346 M. MORKKO Y ANDA.
Debo hacer constar que aunque Angot en su Memoria ci-
tada da unas tablas que contienen todos los elementos que en-
tran en la determinación de Z, en este trabajo sólo he emplea-
do la que da los valores de
18400 log K — 18400 log h
En todo lo demás he hecho el cálculo directo por medio de
las fórmulas respectivas, con el único fin de evitar los peque-
ños errores que se cometen siempre que se trata de muchas
interpolaciones.
Pongo en "i^eguida todos los resultados que arroja la nive-
lación.
I
Diferencia cíe altura entre el cero del barómetro del Observatorio
A stronómico y la cima de San Miguel.
7 a. m. 2 p m. O p, ra.
in.in.in.
Sep. 9 1476.36 1465.71
10.. 1473.26 1501.08 1461.60
11.. 1477.43 1474.64 1474.86
12.. 1480.42 1484.08 1489.75
13.. 1489.72 1518.84 1471.67
14.. 1476.42
Considerando únicamente los días que tienen completas las
tres observaciones, resultan los siguientes valores medios:
Media diurna.
Sep. 10 1478.7
11 1475.6
Observaciones en rl cerro db s&n Mioubl- 347
12 1484.8
13 1493.4
Media 1483.1
Media de las horas.
A 7 a. m 1480.2
A 2 p. m 1494.7
A 9 p. m 1474.5
Media 1483.1
Dijerencia de altura entre el cero del barómetro del Observatorio
Meteorológico Central y la cima del San Miguel.
Sep. 9
9'' a. m 1504.2
10 1512.6
11 1515.3
12 1511.7
1" p. m 1512.0
2 1517.8
3 1511.8
4 1507.3
5 1501.1
'9 1498.4
Sep. 10
7 1500.2
11 1544.7
2 1535.7
348 ü. MOKENO T AlTDÁ.
6 1520,4
8 1518.6
9 1499.3
Sep. 11
7. 1528.2
8 1539.6
12 1541.4
2 1536.4
6 1526.4
8 1530.9
9 1521.4
Sep. 12
7 1524.4
8 1531.5
9 1536.1
12 1544.8
2 1533.2
5 1544.2
7 1532.8
9 1530.4
Sep. 13
m
7 1527.5
2 1573.7
4 1545.0
6 1535.2
9 1527.6
Obsebtaoionbs bn bl obbro db ban Misüel. 349
Sep. 14
7 1517.2
Besumen.
m
Según todas las observaciones 1525.8
Suprimiendo la del día 13 á 2 p. m 1524.5
Según las 7 a. m. 2 y 9 p. in.
7 a. m 1519.50
2 p. m 1539.36
9 p. m 1515.42
Media 1524. 8
Adoptamos este último valor para hacerlo comparable con
el de Tacubaya.
Los desniveles referidos tanto á Tacubaya como á México,
acusan muy bien la influencia de la temperatura, manifestada
con un aumento en las horas de máxima y una diminución en
las de abatimiento de la columna termométrica; circunstancia
que debe tenerse presente siempre que en la determinación de
alturas se haga uso de los procedimientos barométricos.
Ahora, examinando un poco los resultados individuales, se
notan desde luego algunas discordancias, ya en los relativos á
las diferentes horas de un mismo día, ya en los promedios que
de éstos se deducen; los que s^ explican, con toda verosimili-
tud, por la diversidad de condiciones que en un momento dado
puC'len existir en la capa atmosférica que media entre dos lu-
gares separados por no escasa distancia horizontal. En efecto,
Mena. Soo. Álzate. México. T. 26 (1907-1908)- 45
350 M. Moreno y Anda.
mientras la región inferior puede encontrarse dentro de una
área de alta ó baja presión, modificada así por los efectos de
tal estado anómalo, y la superior quedar fuera de ella, ó vice-
versa; ó bien que las dos estaciones queden situadas sobre dos
líneas igobáricas distintas, sin mucbo esfuerzo se comprende
que alterados entonces parcial ó totalmente lo? elementos que
entran en el cálculo de la diferencia de nivel, el resultado tie-
ne que modificarse y discrepar más ó menos según que las cau-
sas accidental el-; hayan obrado con mayor ó menor intensidad.
Infiérese de lo dicho, que en esta clase de nivelaciones es di-
fícil que todos los resultados sean concordantes, de manera que
el promedio general se considere exento de errores.
Para fijar la altitud del Cerro de San Miguel referida á los
Observatorios de Tacubaya y México, hago las siguientes ope-
raciones:
m
Desnivel con Tacubaya 1483.1
Altitud de Tacubaya. 2327.3
Altitud de San Miguel. 3810.4
Desnivel con México . . , 1524.8
Altitud ¿e México 2280.0
Altitud de San Miguel. ..'... 3804.8
Promediando las dos cantidades, tendremos:
3807'°6
Según la nivelación trigonométrica de la Comisión Hidro-
gráfica, resulta para altitud del San Miguel, la cantidad
3799™4
Observaciunbs en el cebbo de San Migdbl. 351
Para comprobar si nuestras medidas merecen alguna con-
fianza, recurramos á una nivelación que con observaciones ba-
rométricas de 6 años hicimos entre los observatorios de México
y Tacú baya. ^
La nivelación actual da:
San Miguel— México L524.8
San Miguel— Tacubaya 1484.1
Tacubaya — México 41.7
Nivelación antigua:
Tacubaya — México 40.9
Diferencia — 0.8
Este resultado no puede menos que considerarse como sa-
tisfactorio si se tiene en cuenta que la nivelación antigua se
hizo con promedios mensuales de 6 años de observaciones co-
rrespondientes, y que la actual no es más que el valor que se
deduce de unas cuantas determinaciones.
Por otra parte, debe también tenerse presente que esta úl-
tima fué verificada en una época del año en que debido á las
condiciones normales de la presión durante el Estío, las dife-
rencias de nivel calculadas con ellas resultan mayores que las
que se obtienen en la Primavera y el Otoño, así como las de
todo un año normal de observaciones.
Para concluir y desechando en el valor final los decímetros
que no tienen significación real y hasta las unidades que bien
pueden considerarse dentro de los errores del procedimiento
barométrico, adoptamos como altitud del cerro de San Miguel
la cantidad de 3800 metros.
Tacubaya, Junio de 1906.
1 Véase Boletín del Observatorio A. Nacional. Tomo I, pág. 152.
Dueñas (Enrique I.) — Aspecto minero del Departamento del Cuzco. (Boletín
del Cuerpo de ingenieros de Minas del Perú. N? 53). Lima. 1907. 8? láms.
Eder (Dr. J. M.)—Théorie etpratiquedu procede augélatino-bromure d'argent
Traduction fran^aise de 2e. édition allemaude par H. Collard et O. Cam-
po.—Paris 1883. 8'.' fig.
Elliot (D. G.)— A Catologue of the Colkction of Mammals in the Field Colum-
bian Museum. Chicago. 1907. 89 ill. (Field Columbian Museuin. Zool. Se-
ries, vm).
Faris (i?. L.) — Results of Magnetic Observations made by the Coast and Geo-
detic Survey between July 1, 1906, and June 30, 1907). (Appendix N?
5. — Report for 1907. Coast and Geodetic Survey). Washington. 1908. 4?
Farrington (O. C.)— Meteorite Studies. II. Chicago, Oet. 1907. 8V pl. {Field Co-
lumpian Museum. Geol. Series, III, 6).
Garda Francos (Salvador).— Tahlas para el cálculo de eclipses de los satélites de
Júpiter y para la determinación de sus configuraciones (Coutiniiación de
las Tablas I y III de Damoiseau para los años 1910-1920), San Fernando
1907. S?
Greenman (J. ít.; — Xew or noteworthy Spermatophytes from México, Central
America and the West Indies. — Chicago, Dec. 1907. 8? [Field Columbian
Museum. Bot. Seríes. IT, 6).
Guillaume (Ch.-Ed. ) — Les récents progrés du Systéme Métrique. Rapport pre-
senté a la Quatriéme Conférence genérale des Poids et Mesures réunie a
Paris, en Octobre 1907. (Extrait du t. XV des Travaux etMém. du Bur.
Int. des Poids et Mesures;. Paris, Gauihier- Villars. 1907. 49 5 fr.
Humboldt (A. de).— Tableaux de la Nature. Traduction de M. Ch. Galuski.—
París. 1S68. 89 pl.
Rane (Elisha Kent). — The United States Grinnell Expedition in search of Sir
John Franklin. A Personal Narrative. New Edition. — Philadelphia. 1856.
89 pl.
Kilian ( ÍT.). M. S. A. et Révil (J.) — Notice sur la ^g et les travaux de Marcel
Bertrand. Grenoble. 1908. 89
L'Agricoltura Coloniale. — Órgano dell' Istituto Agricolo Coloniale Italiano e
deír Ufficio Agrario Sperimeutale dell' Eritrea. Direttore: Dott. Gino
Bartolommei Gioli. Redattore: Dott. Alberto Del Lungo. Anno I. N9 2.
Ag.-Sett. 1906. Firenze (Piíizza S. Marco 2). 89 tav.
Lévy-Lambert (A.) — Chemins de fer a crémaillére. (Encyclopédie des Travaux
Publics par M.-C. I^echalas) 2éme. édition. París. 1908. 89 fig. et pl. 15
fr. (Gauthier-Villars).
London. — Boi/al Society. Year-book. 1908. 89
Mallet (J. W.). F. R. S., M. S. A. — Results of the Interaction of Mercury with
Alloys of other Metals. London (Proc. Royal Soc. A. 80). 1908.
Maximilian (Kaiser) von Mexiko, der letzte Ritter des 19. Jahrhunderts. Nach
verlassiichen Quellen und Original-Mittheilungen. Von Dr. St. - Brünn,
1867. 89 86 S.
Meek (S. E.) — Synop.sis of the Fishes of the Great Lakes of Nicaragua. Chicago.
July 1907. 8? {Field Columbian Museum. Zool. Series. Vil, 4.)— Notes on
Freshwater Fishes from México and Central America. Oct. 1907 (Zool.
Ser. VII, 5).
Montessus de Bailare {Conde F. de), M. S. A. — Efectos del terremoto del 18 de
Abñl de 1906 sobre las cañerías de agua y las acequias de la ciudad de
San Francisco (California). Santiago de Chile. 1907.8? Figs. — Los progre-
sos de la Seismología moderna. Santiago de Chile. 1907. 89
Mundo (El;. Semanario Ilustrado. México. 1894-1907. 25t. Fol.
Nautical Almanac and Astronomical E^hemeris for the Year 1911, for the Me-
ridian of the Royal Observatory of Grreenwich. Published by order of the
Lords Commiasioncrs of the Admiralty. — Edinburgh. 1907. 89
Prieto (Dr. Ignacio). — Contribución al estudio de la bacteiiología del tabardillo.
México (Instituto Patológico Nacional), 1908. 89 láms.
Reeves (E. A.) — Hints to Travellers scientific and general editedfor the Coun-
oilof the Royal Geographical Soe. 9th. Edition. London. 1906. 2 vol. 129
Rodríguez de Berlanga (Manuel). — El nuevo Bronce de Itálica que publica de
Real Orden Málaga. 1891. 89 láms.
Roma. — E. Stazione Chimico Agraria Sperimentale. Prof. Gr. AmpoJa, Direttore.
Annali. Serie II, Vol. I, 1906-1907. 89
Sapper {Prof. Dr. Karl), M. S. A. — Wirtschaftsgeographie von México. Mit
zahlreichenDiagrammen. Halle a. S. 1908. (Angewandte Greographie. III.
Reihe, 5. Bánd).
Sienra Carranza {José). — Cuestiones Americanas. Discurso preliminar. Crite-
rio de la unidad y la solidaridad de las Repúblicas de América. — Monte-
video. 1907. 89
Slocom (A. W.; — New Crinoids from the Chicago Área. — Chicago, Oct. 1907.
89 {Field Columhian Museum. Geol. Series, II, 10).
Torres Lanzas (Pedro). — Relación descriptiva de los mapas, planos, & de Méxi-
co y Floridas existentes en el Archivo General de Indias. Sevillas. 1906.
2t. 189 "
Relación descriptiva de los mapas, plano.s, etc. de la Audiencia y Capita-
nía General de Guatemala (Guatemala, San Salvador, Honduras, Nicara-
gua y Costa Rica) existentes en el Archivo General de Indias. (De la Re-
vista de Arch., Bibl. y Museos).— Madrid. 1903. 189
Woodward (Horace B. ) F. R. S. — The History of the Geological Soeiety of Lon-
don.— London. Geological Soeiety. Burlington House. 1907. 89 111.
Tomo 26. No. 10.
MEMORIAS Y REVISTA
SOCIEDAD CIENTÍFICA
¿6
A_ntonio ^lz;ate
publicadas bajo la dirección de
RAFAEL AGUILAR Y SANTILLÁN,
Skcbbtario Gknkual Pkrpktüo
SOMMAIKE.
(Mémoires, feuilles 46 a 51.)
99
Géologie. — Les gisements fossiliféres de la Vallée de Oaxaca, par M. C. Comatti,
p. 353-358, pl. XV.
Météorologie.— Les tempétes d' hiver, par M. S. Díaz, p. 359-368, pl. XVI -XVIII.
Pathologie. — Ethiologie de la fiévre jaune, sous le point de vue de sa transmis-
sion pai' le moustique, par 1-? Dr. A. J. Carbajal, p. 369-395.
Physique du Globe. — Lesphénoménesélectriques observes pendant les <lerniers
tremblements de terre, par M. L. G. León, p. 397-400.
MÉXICO
(3? CALLE DE REVILLAGIGEDO NÜM. 3).
Abril 1908.
Publicación registrada como articulo de segunda clase en 12 de Febrero de 1907
Ooiis et uouvelles pnblications reines pendant Arril 1908.
Les noms des donataurs sont imprimes en italiqxies; les membres de la Société
son designes avec M. S. A.
Association Géodésiqtie International. Comptes rendus des séancps de la Quinzié-
me Conférence Genérale reunie a Budapest du 20 au 28 Septembre 1906.
Rédigós pai' le Secrétaire perpétuel H. G. Van de Sande Bakhuyzen 1er.
Volume: Proces-verbaux et Rapports dea Delegues sur les travaux géodé-
siques aoomplis dans leurs pays. Avec 20 cartes et pl. — Berlin-Leyde.
1908. 4?
Berlín. K. Preuss. Meteorologisohes Instituí. Veróft'entlicliungen. Nr. 1908. Ei-geb-
nisse der Beobaclituiigen an der Stationen II. und III. Ord. im Jahre 1902
von V. Kremser. 4? 1907. Mit 1 Kavte (1:2.750,000).
Branca (/>>•. W.), M. 8. A. — Die Anwendung der Rontgenstrahien in der Pa-
láontologie. Berlín (Abh. K. Ak. Wiss.) 1906. 4'.' Taf .— Vorlaufiger Be-
richt über die Ergebnisse der Trinil-Expedítion der Akademísclieij Jubí-
laums-Stiftungder Stadt Berlín. (Sitzb. K. Ak. Wiss.) 1908. 89— Fossíle
í'iugtiere una iiirweru ues Fiugvermógens. Berlín (Abh. K. Ak. Wiss.)
1908. 89 Píg.
Branca {Dr. W.), M. S. A., uudFraas (Prof. Dr, E.) — Die Lagei'ungsverháltnís-
se Bunter Breceie and der Bahnlínie D. nauworth-Treuehtlingen und íhre
Bedeutungfür dasReísproblem. Nebst eínem Beitrage von Dr. W. Schíit-
ze.— Berlín (Abh. K. Ak. Wiss.) 1907. 4? 1 Taf.
Briet (Luden). — Le Bastín supéríeur du Rio Vero (Haut Aragón, — Espagne).
Chateau-Thíerry (Anuales Soc. Hist et Archéol.) 1908. 89 pl.
Brown (Barnum). — The Conard Fissure, A Plei^-iocene Bone Deposit in Nor-
thern Arkansas: with descríptíons of two new genera and twenty new
specíes of Mammals. JSTew York. Feb. 1908. 49 pl. {American Museum of
Natvral History. Memoirs. Vol. IX, Part IV).
Carta General de la República Mexicana ala 100,000? Hoja 11-III-N. Comisión
Geográfico-Exploradora. 1907. México. Secretaría de Fomento,
Colombia: being a Geographícal, Statistical, Agricultural, Commercial, and Po-
litical Account of that Country adapted for the general reader, the mer-
chaut, andtheoolouist. — Londoa: Baldwin, Cráiook, and Joy. 1822. 2 vol.
89 Map. & 2 portraits.
Eiffel (G.). M. S. A. — Atlas Météorologique pour l'année 1906 d'aprés víngt-
deux stations franc^aises. -París. L. Mai'etaux. 1907. Fol.
SociETE SciKNTiFiQDK "Antonio Alzatk." Mémoires, T. 36
LOS ÍAClillENTOS MUñm DEL Ullí E OMACA,
LIBRA«V
NEW VORK
BOTANÍCAL
(i A ROEN
rOK EL PKOF.
0. OOÍíZATTI, M. S, A.
Si en alas de la imaginación nos transportamos á las pos-
trimerías de la edad terciaria, por la que atravesó nuestro pla-
neta, presenciaremos un panorama muy distinto del que esta-
mos acostumbrados á admirar.
En aquel tiempo la gran Cordillera de los Andes no había
surgido aún del seno de los mares, y las aguas delq^ Océanos
Atlántico y Pacífico entremezclábanse íntimamente en un gran
beso convulsivo al través de la región que constituye hoy el
Istmo de Tehuantepec y que en aquella época — muy lejana ya,
si se cuenta en años el espacio de tiempo desde entonces trans-
currido, pero bastante próximo á nosotros, geológicamente in-
terpretada— hallábase cubierta todavía por el líquido elemento.
Entre los hechos que apoyan en gran manera la opinión que
antecede se encuentra la observación de algunos naturalistas
encaminada á demostrar que numerosas producciones mari-
nas, vegetales y animales, delascoslas orientales del Continen-
te Americano tropical, son específicamente idénticas ó casi
idénticas á las producciones similares délas costas occidenta-
les, fenómeno que, — dentro de la teoría de la descendencia con
modificación — no puede explicarse más que por la suposición
de que ambos mares estuvieron comunicados alguna vez al
nivel de la América Istmeña.
Mem. Soc. Álzate. Méxiec
T. 26 (1907-1908>— 46.
354 C. CONZATTI.
A la sazón, en el Viejo Mundo tenía lugar el penúltimo gran
cataclismo experimentado por nuestro globo, consistente en el
levantamiento del sistema de los Alpes y quién sabe si tam-
bién del Himalaya. Posible es que semejante catástrofe haya
contribuido á un cambio más ó menos sensible en las condi-
ciones físicas del planeta, como parece indicarlo — entre otras
cosas — !a gran diferencia existente entre la temperatura de la
edad terciaria que concluye y la de la cuaternaria que comienza.
En aquélla todo es vida y lozanía; en ésta, por el contrario, to-
do es desolación y muerte. El calor que es vida, en la una; el
frío que es muerte, en la otra.
La flora y la fauna estrictamente tropicales que en la edad
terciaria poseen las florestas del Canadá y del Labrador, de la
Rusia y de la Siberia, con sus gigantescos mamíferos que pe-
rezosamente pasean á la sombra de esbeltas y elevadas Palme-
ras, de frondosos y arborescentes Heledlos, quedaron poco me-
nos que totalmente aniquiladas en estas latitudes al iniciarse,
con el período glacial, la edad cuaternaria, y sus pocos restos tu-
vieron que buscar refugio emigrando hacia climas más benig-
nos que, cuando menos parcialmente, hallaron en los países
ecuatoriales, so pena de correr la misma suerte que sus con-
géneres.
Pero, á pesar de esta emigración, numerosas especies y no
pocos géneros, lo mismo vegetales que animales, se extinguie-
ron íntegramente sin dejar progenie á medida que el frío au-
mentaba, y ésta debió haber sido, sin duda, si no la única, sí
la principal causa de la completa desaparición de los colosales
hervíboros — Mastodontes, Elefantes, Caballos, Binocerontes, Lla-
mas, Bisontes — que en este período pululaban por el Anáhuac.
Porque para la extinción absoluta de una especie cualquiera
no es forzoso invocar grandes cataclismos: basta para ello que
por algún tiempo cambien las condiciones físicas de la región,
una gran sequía, por ejemplo, ó el descenso de unos cuantos
grados en la temperatura del ambiente, y la especie desapare
Los YACIMIENTO» KOblLlhíCKOS DKL VALLK UK OAXACA. 355
cería ineludiblemente, imposibilitada como está para propor-
cionarse el sustento indispensable. Y si, en las condiciones su-
sodichas, la especie aludida es, vervigracia, alguno de los gran-
des mamíferos mencionados, el peligro de la extinción para él,
no obstante su poderosa fuerza física, y acaso en virtud de ella
misma, será mucho mayor, en cuanto que la cantidad de ali-
mento que necesite para vivir estará en razón directa de su
mole.
Sin embargo, la extinción del caso concreto á que hacemos
referencia bien pudo determinarla el último cataclismo habido
en la tierra: pretendemos aludir al levantamiento de la Cordi-
llera -de los Andes que tuvo lugar en la edad cuaternaria y coin-
cidió con la aparición del Etna y el Vesubio, hecho que tal vez
explica — en parte por lo menos — las misteriosas relaciones que
á veces se ha creído existen entre ios volcanes déla Península
Italiana y los de la Cordillera Andina.
Los yacimientos fosilíferos de estos colosos de nuestra fau-
na prehistórica no escasean en la República, siendo frecuentes
en los depósitos terciarios y post-pUocenos de ambas costas, y
también de mesas y mesetas del interior. Los pertenecientes
al último grupo — post -pliocenos 6 cuaternarios — casi siempre se
encuentran en terrenos de aluvión ó acarreo.
Que nosotros sepamos, en el Valle de Oaxaca sólo dos yaci-
mientos de esta naturaleza se han descubierto hasta la fecha,
ambos agotados ó poco menos actualmente, uno correspon-
diente á la vecina Hacienda de Guadalupe, en un tajo natural
de terreno manifiestamente cuaternario, originado por aveni-
das sucesivas del Jalatlaco, y el otro perteneciente á un barran-
quito situado á corta distancia del pueblo de San Pablo Etla.
De este último lugar son los fósiles qne aparecen en el gra-
bado adjunto, de los cuales procuraremos dar una sucinta idea.
I, —Representa una vértebra, cuyo pésimo estado de con-
^servación dificulta en gran manera decidir á qué región 'de la
columna pertenezca. Mide 10 cms. en su diámetro lateral.
356 C. CONZATTI.
, 2. — Pieza muy deteriorada, imposible de determinar. Pre-
senta como particularidad notable dos perforaciones naturales
asimétricas, distantes 9J cm. de centro á centro una de otra.
3. — Probablemente es una vértebra caudal. El diámetro la-
teral de su cuerpo mide 9 cm.
4. — Es una pieza completa y, bastante bien conservada.
Mide 31 centímetros de longitud y presumimos que represen-
ta una falange.
5. — Astrágalo (?) completo, muy bien conservado, con su-
perficies articulares perfectas. Mide 27 centímetros de largo.
Su peso es de 2,480 gramos.
6. — Tibia izquierda (?) bien conservada, de 53 centímetros
de longitud.
7. — Calcáneo izquierdo. (?) Mide 38 centímetros de largo
y 61 de perímetro en el borde de la superficie articular. Pesa
4,960 gramos y está perfectamente conservado. Esta y la nú-
mero 5 son las piezas más interesantes de la colección.
8. — Húmero (?) muy deteriorado.
9. — Fragmento de costilla. Mide 55 milímetros de ancho.
Decir á qué animal ó animales pertenecieron los fósiles en
cuestión es sumamente difícil para nosotros, si se atiende á
nuestra falta de experiencia en estos trabajos y también á la
circunstancia que no obstante las minuciosas pesquisas prac-
ticadas en el lugar del hallazgo no pudimos encontrar ni la
más pepueña porción de sistema dentario que es, come saben
todos, el que suministra los caracteres genéricos y específicos
de más valor para la clasificación en este caso. En consecuen-
cia nos abstendremos de ello mientras no estemos en posesión
de mejoreá datos que nos permitan decir algo con probabili-
dades de acierto.
Por lo demás cuando se piensa en lo singularmente favo-
rables que deben haber sido en este Valle las condiciones de
vida para plantas y animales durante los diferentes sistemas
^ei terciario — tenida cuenta de su privilegiada situación geo-
>
X
B
1
^^^^^^^^^^^^^^^^^^■«« J
^^^«"^
^^^^^^^^raPHkjQ^^J^^H
1
1
^^^^^^^^■^'' -y^S^^B
' ' '^^^^^^^S ' 1?
1
^^^^^^^^ Ul J
^^^1
|j J
H^H^^K ' ^.^
Ba '' í^^wSS^ñ
1
^pit'^
H^K M
HBL '"-^^fl^^^^B
1
l^^^^v^
jIpF .|H
IHH «^^^^^^^^H
H
^^^B'''^'^''^-- jí
H^^y ^^
^^B
mil':: : ^ J
^i ^"^■^fjáJl
IB ^ '^^R^H
I
^Hé-.-^.. ^
9B *g¡^i¿^^¿y^^3
^B
^H^^^^J|
Bt^mJ^
m
BMaiaf
n
^^^^^V - 'V^S
i^^^^
, ■ >> J
^^^^H
B^L ' <•■ •'•'-' -.jJI
wl^^^^ ''*"3
IL--:j¿^.^
H^^^^l^e'
f^J
HIhh^^^
^^^^^^^^^^ri '*'
. X^^BB
Ih^K^
Los YACIMIKNTOS FOSIÜFaUOS DEL VALLE DE OAXACA. 357
gráfica — es cosa que admira ver la extremada esterilidad de
las capas sedime3ntarias de todas las estribacioues derivadas
de los macisos que lo circundan. En este caso se encuentran
los contrafuertes de Las Sedas, Monte Albán, San Antonio
de la üal, El Fortín y San Felipe, por entre los cuales corre
tranquilo el Atoyac que, á la sazón y cuando el rey de la na-
turaleza no había hecho aún su aparición en este suelo, ali-
mentaba con sus aguas la laguna que ocupaba toda la parte
meridional del propio Valle. (Véase "Historia de Oaxaca" por
el P. Gay).
Consideramos que la ausencia casi absoluta de restos or-
gánicos en dichas capas se debe principalmente al pronuncia-
do metamorfismo que — cual más cual menos — han sufrido to-
das al través de los tiempos, como por otra parte parece evi-
denciarlo su manifiesto estado de cristalización.
A veces, sin embargo, suelen encontrarse en ellas impre-
siones incompletas ó deterioradas en diversos grados, aunque
patentes, de organismos que fueron y que revelan muy clara-
mente su origen; pero este es un caso bastante accidental y
del todo insuficiente para que sea posible establecer con tan
exiguo auxilio el lugar que á tales huellas corresponde eu la
serie sucesiva de los pisos geológicos.
La verdad es que á este respecto faltan en absoluto las ob-
servaciones, y mientras estas no se hagan seguiremos perma-
neciendo en el campo de las conjeturas y en la más completa
ignorancia de la naturaleza que nos cerca,
Y este resultado, así como otros muchos estrechamente
relacionados en particular modo con la Minería y la Agricultu-
ra, principales fuentes de nuestra futura prosperidad, solo po-
dremos obtenerlo cuando en uuestros establecimientos de en-
señanza, lo mismo primaria que superior — abandonando ruti-
nas perniciosas — consigamos dedicar atención más prolija al
estudio de las Ciencias físico-naturales, único medio propia-
mente práctico y eficaz para cultivar y desarrollar en nuestros
358 C. CONZATTI.— Los YACIMIENTOS FOSILÍFEEOS DEL VAIXE DK (AXACA.
educandos ese espíritu de observación y experimentación que
ha permitido suprimir las distancias por medio del vapor y de
la electricidad; fijar las imágenes por medio de la fotografía;
reproducir el sonido con fidelidad pasmosa por medio del fo-
nógrafo, y enriquecer las artes, las industrias, las ciencias to-
das con un sinnúmero de descubrimientos é invenciones que
tantas comodidades nos proporcionan y que constituyen la ca-
racterística sobresaliente de la vida actual.
Oaxaca de Juárez, Febrero de 1908.
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQDE "ANTONIO ÁLZATE." MÉMOIBBS, T. 26.
Primeros pasos en la Meteorología de precisión,
POR EL presbítero
SEVEEO DÍAZ, M. S. A.
Director del Observatorio Meteorológico del Seminario Conciliar .
de Guadal ajara.
En mi opúsculo titulado •"Estudios de Meteorología Mexi-
cana" he analizado los diferentes fenómenos de nuestra atmós-
fera buscando para ellos una explicación ó por lo menos una
interpretación científica de acuerdo con las enseñanzas de la
Meteorología moderna. Paso en revista, por orden cronológi-
co, en nuestro año meteorológico, desde el fenómeno del frío
que comienza con el nacimiento de dicho año, hasta el de las
lluvias otoñales que lo cierran; y encuentro en todos ellos ade-
más de la explicación que nos da perfecta cuenta de todas las
circunstancias de que se revisten, otros caracteres de sucesión
tan marcados, tan lógicos que es fácil, descubiertos los prime-
ros, esperar los siguientes que vendrán con matemática pre-
cisión después. Y este resultado no ha podido menos que es-
360 Skvkeo Díaz.
timularme á continuar por esta vía que se inicia fecunda, y
que por lo mismo, para mí, augura ya la solución del magno
problema de la previsión del tiempo, no en las probabilidades
de que se revisten ahora sino con aquella certeza que parece
ser exclusiva de las ciencias matemáticas. Y tanto más me
entusiasma este resultado, cuanto que sé qug todos los meteo-
rologistas dignos de este nombre, consideran incierto el tiem-
po que sobrevendrá no de aquí á un mes ni á ocho días, sii-.o
para el día siguiente, según algunos párrafos que cito en la
obra mencionada.
El carácter déla obrita á que hice referencia no me per-
mitió entrar en el desarrollo completo de mis ideas; tan solo
me limité á enunciar los hechos recogidos en un lenguaje que
se prestara á una más llana y perfecta inteligencia aun de per-
sonas no versadas mucho en la técnica meteorológica; casi
quice hacer una obra popular; y era que desde entonces pen-
sé en nuestra querida Sociedad "Álzate," que ha sabido abri-v
gar en su seno casi maternal, todas las tentativas de origina-
lidad que en el orden científico tiempo ha se producen en sue-
lo mexicano. Me propuse entonces hacer la demostración
científica de lo que allí consignaba como hechos de observa-
ción, estudiando en detalle y descendiendo hasta el resorte ín-
timo que les da carácter y su ser. Ahora pues me presento
oon más confianza que temor, no porque crea que traigo en es-
te escrito la evidencia, sino más bien por la perspectiva de una
cordial acogida de parte de mis ilustrados consocios, cuya be-
nevolencia es para mí desde hace tiempo conocida, alta y gra-
tamente sentida. Hoy más que en ninguna ocasión siento en
mí la convicción de que nos encontramos aquí en el seno de una
familia donde hacemos unas todas nuestras ilusiones, perspec-
tivas ó. esperanzas.
Comienzo, pues, por indicar que ahora me ocupo de los
temporales de invif^rno, ampliamente expuestos en mis "Estu-
Un tbmpoeal dk invierno. 361
dios" y á donde remito ó mis oyentes en obvio de largas ó in-
útiles repeticiones. Tan solo para fijar los términos de lo que
cae baja la presente demostración, diré que un temporal de
invierno es un fenómeno que comprende tres partes extricta-
mente ligadas, de modo que puesta la primera con tocios sus
caracteres, necesariamente vendrán las otras dos, la última de
las cuales es una Uuvia que viene con certeza seis ó hasta diez
días después. La primera parte del fenómeno presenta estos
tres caracteres: baja, muy baja presión ; cielo enterameuite des-
pejado, y fría, muy fría la temperatura, la mínima quizá del
año. Si en un invierno hemos encontrado un día con estas cir-
cunstancias, es segurísimo que al día siguiente soplará débil-
mente el viento norte y se acentuará el frío, no por un descen-
so más notable sino por la continuidad de su acción, y por la
tarde veremos un velo de Ci.s con base en el horizonte y que
manda al cielo largas fajas de Ci . . Este velo se extenderá más
y más en los siguientes días en que sube la presión pasando
por las especies A. s. y A.cu. gradualmente hasta que con una
mínima presión, la siguiente, que es relativa tan solo, viene el
Nimbus. No es raro también que á los caracteres de la pri-
mera parte del fenómeno, se añada un viento algo intenso
del SW.
Debemos igualmente advertir que siempre lo hemos obser-
vado es estos lugares casi inmediatos á la costa del Pacífico:
quizá aquí nomás se observe esto; pero será siempre de inte-
rés que se dé un llamamiento á los meteorologistas mexicanos
para que nos ilustren en este orden de ideas ya que en ellos
se cifra el progreso de nuestra Meteorología.
Pues bien, el día 12 de Diciembre de 1907 fué uno de esos
días descritos arriba con los caracteres de la primera parte del
temporal de invierno: el cielo era enteramente despejado, in-
tensos, intensísimos los vientos australes, considerablemente
baja la presión no tanto como en otros fenómenos que he es-
tudiado; y á la "mañana siguiente un frío intenso, el mayor del
Mem. Soo. Alaate. México. T. 26. (1907-19C8)~^7.
362 Sktbho piAZ.
año se dejaba sentir de modo que el termómetro á sombra to-
maba el valor de 4°! que es para nosotros muy baja sin ser
extrema. Á la intemperie fué 1° bajo cero. La mínima baro-
métrica del 12 fué de 629"'"47 siendo la media .general de 635"^™.
Estábamos pues en el centro de acción de un temporal de in-
vierno, no tan marcado, ni tan intenso como lo hubiera desea-
do; pero como estos fenómenos son raros y me interesaba to-
mar tiempo y adelantar estas demostraciones, me apresuré á
estudiarlo y he aquí el resultado de este estudio.
(La prensa nos dice que en el Estado de S. Luis Potosí, el
viento del 12 tomó alarmantes proporciones).
Qué debía ser pues lo que caía bajo el estudio? Si ya co-
nocía yo lo que tendría que venir según lo asentado antes, se-
gún lo escrito en 'mis "Estudios," según la continuada obser-
vación de más de 12 años en estas zonas, qué podría esperar
de nuevo para traer á esta Sociedad? Ciertamente que no se
trataba de venir aquí con nuevas cifras que siempre tendría
el carácter de enojosa repetición, con nuevas descripciones
fuera de las que ya he hecho hasta el cansancio en otras oca-
siones y parece no han llamado la atención de los meteorolo-
gistas; era necesaria la prueba sujestiva, la que habla á los
ojos, la que es irrefutable porque mejor consigna el hecho y
no podía encontrar otra que la fotografía. Tenía la seguridad
(nótese seguridad meteorológicamente hablando) de que sobre-
vendría un Nimbus, la nube de lluvia, el objeto de los afanes
de todos los meteorologistas por adivinarla tras de los obscu-
ros horizontes de la mañana de la Meteorología cubierta por
las nieblas de las confusas teorías que apenas nacen en esta
ciencia; el tal Nimbus no aparecería de improviso habría de
prepararlo una larga serie de formas nubosas que entreveía
ya en mi horizonte comenzando por los finos Ci. y continuan-
do por los A. s,, los A.cu. hasta el Nimbus; pues á retratarlos
me dije, y ahora me presento con el contingente de esta labor
que ha venido una vez más á confirmar estas previsiones y de-
Un tkmporal dk invibrno. 363
jarlas como un monumento de un desarrollo nuboso matemá-
ticamente previsible. ¡Ojalá que la Sociedad '"Álzate" acoja
como suyo este que considero como un triunfo en el estado
actual de la Meteorología.
Así pues, pasados los días 13 y 14 en continuo cielo des-
pejado con baja presión, viento regular del SW y temperatu-
ra baja también, el domingo 15 á las 4 p. m. asomó en el NW
el esperado banco de A.s. que teniendo su base en el horizon-
te mandaba hasta cubrir todo ese cuadrante, unos Ci. desga-
rrados: no se pudo tomar fotografía. El viento dominante era
todavía occidental, pero hizo entrada ya al NE. á medio día.
El día 16 se extendió el velo por todo el cielo aunque ligero y
desgarrado aun: el viento oriental sopla toda la mañana, el ba-
rómetro toca su máxima. El 17 el A.s. está perfectamente for
mado; y como es difícil fotografiarlo esperamos la hora de la
puesta del sol en que resaltan tan bien la forma y constitución
de líís nubes obteniendo la prueba que figura con el núm. 1.
El barómetro empieza á bajar, por la noche se ve halo lunar
en el velo que ha disminuido en densidad.
Hermoso fué el día 18. La mañana despejada y fresca so-
lo dejaba ver al SE. unos nacientes A. cu. Entre 10 y 11 a. m.
el cielo se revistió de hermosí.«íimas nubes, que he visto siem-
pre caracterizar á este período de la evolución descendente
del Ninibus: ya eran finísimos y rizados Ci., ya placas tersas
de Ci.s con bordes del Ci.cu., ya amplias y bien formados A. cu.
y en pleno'zenit á medio día se notaba una como efervescen-
cia de caprichosas y hermo.sísimas nubes que se teñían con los
colores del iris en irregular y magnífica combinación: nadie que
sea amante del cielo puede dejar de impresionarse ante tanta
variedad y hermosiira. Tengo recogidos muchos documentos
de tan característicos estados meteorológicos que en ocasión
oportuna expondré y discutiré: ese día tomé cuatro pruebas.
Las señaladas con los nums. 2a y 2b eran un característico y clá-
sico A. cu. que nacía apenas: en toda la tarde los glóbulos que
364 Severo Díaz.
lo formaban se unían entre sí y las sombras se desprendían
dando origen á un apretado y doble velo de aspecto ame-
nazador que no dejó de producir su ligera precipitación á
las 9 p. m. El 19, siete días después de la gran mínima ba-
rométrica fué todo ocupado en el desarrollo del Nimbus: de 8
á 9 a. m. lloviznó en regular cantidad; y el aspecto general del
velo que envolvía nuestro cielo fué el de un Nimbus que se
hacía y deshacía dejando ver en los intervalos, aborregados
gruesos de buen aspecto y de intensa constitucrón. Utilizando
siempre el crepúsculo tomé la fig. núm. 3 que da idea de lo
que digo. El día 20 continuó más denso aun el Nimbus de lo
que da idea la fig. núm. 4. El barómetro continúa bajando. El
24 es más débil la formación, y el 22 solo quedan ligeros Ci. 5'*
y última fotografía: hay plena mínima, lo que nos dice que viene
en seguida otro fenómeno semejante de menor intensidad.
Tales son los hechos objetivamente representados, y que
se han desarrollado en matemática sucesión, como ya se es-
peraban. Dejo á la ctmsideración de mis ilustrados consocios
las trascedentales consecuencias que ellos sugieren y me con-
gratulo en esperar un fallo favorable respecto de lo que sig-
nifican para la demostración que me propuse hacer. Pero quie-
ro ocupar un poco más su atención para entrar en especulacio-
nes meteorológicas que quizá arrojen una luz sobre tan im-
portante objeto. Yo me atrevo á afirmar que estos fenómenos
se deben observar en casi toda la extensión de la Sierra Ma-
dre Occidental y en algunos puntos de la Mesa Central; y su
causa en mi concepto, estriba en los centros de baja presión
que se mueven á lo largo del amplio territorio de los Estados
Unidos de W. á E. Sin embargo como el fenómeno es de lar-
ga duración, mayor sin duda que la que se necesita para ex-
perimentar en estas regiones la influencia de dichos centros,
siempre he creído que son dos, el primero de los cuales cau-
sa la mínima del origen y el segundo la mínima del Nimbus.
Voy á evidenciarlo.
Mem. íáoc. Antonio Álzate.
Tomo 26, Lám. XVI.
Fi<r. 1.
Fie. 2 a.
Mem. 8oc. Antonio Álzate.
Tomo 2G, LÁm. XVII.
Píl'. 2 h.
Fig. 3.
Mem. Soc. Antonio Alza ir
Tojvio 2(i. Lam. XVIJI.
Fiíí. 4.
Un tkmpobal de invierno. 365
Supongamos que tenemos un centro de baja presión en
territorio de los Estados Uuidos muy próximo á nuestras fron-
teras; la lín^a del gradiajite barométrico es muy aproximada
mente S. á N. y la tangente isobárica W. á E., el viento pues
será SW., tanto jnás intenso cnanto más enérgico sea el cen-
tro ó más inmediato á nosotros se encuentre. Tendremos tam-
bién baja, muy baja presióii. Después de 1 á 3 días el centro
habrá traspuesto el territorio norteamericano, en Tejas y en
los Estados del S. E. de E. U. habrá los clásicos nortes que
se internarán en el Golfo soplarán con rudeza en Veracruz y
en el litoral mexicano viniendo á afe'itar también, conforme
la experiencia lo dice, á nuestras regiones trayendo consigo
las bajas temperaturas, las profundas mínijuas termométricas
que siguen inmediatamente á nuestros profundos descensos
barométricos^ en invierno. Algunas veces coexisten, pero en
lo general las mínimas del termómetro siguen á las de la pre-
sión: se comprende que esto es explicable con facilidad.
Kl ingreso de los nortes y su permanencia en nuestra at-
mósfera además de purificarla y secarla á causa de sus con-
diciones de baja temperatura y sequedad relativa, (quizá en
Veracruz ocasionarán lluvias), determinarán en ella un es-
tado meteorológico excepcional que se caracterizará por las
supradichas condiciones, dando lugar á que el siguiente cen-
tro de baja presión que lanza vientos que penetran en esta at-
mósfera, vayan formando nubes paulatinamente descendentes
según la mayor aproximación de dicho centro: estaremos en-
tonces en pleno temporal que se estacionará cuando el según
do centro esté próximo á nosotros, para retirarse á poco y de-
terminará otros nortes de una relativa menor importancia. En
cuanto á la presencia de ese segundo centro no encontramos
dificultad alguna por ser de notoria evidencia la continuidad
y casi simultaneidad de ellos en el territorio de la nación ve
ciña. Tengo en preparación la demostración de estos impor-
tantes puntos.
366
Severo Díaz
La explicación ahora de esas formaciones nubosas paula-
tinamente descendentes viene lógicamente á deducirse de lo
expuesto. Se sabe que según el criterio de la nomenclatura
internacional de nubes, á cada altura corresponde una forma
especial de nubes: desde los Ci. hasta los Stratus, tenemos
una escala de formas en la correspondiente de alturas; si pues
el centro se acerca á nuestro cielo y sus vientos se mezclan
con nuestra atmósfera, cuanto más próxima esté, más baja
será la formación y pasaremos de este modo por toda la esca-
la de las nubes. Sea, en efecto, «, h, c, la porción de arco que
une á nuestro lugar a en la superficie de la tierra, con el cen-
tro c de baja presión; la tangente en c alcanzará nuestro cie-
lo en su punto a' que estará en la región de los Ci. Si lleva-
mos las tangentes a' c', a" c", se tocarán sucesivamente las
regiones a', a", que pertenecerán á los A. s., á» los A. cu., á
los Nimbus. Las fotografías adquieren de este modo
una plausible explicación.
He concluido por ahora mi propósito, entiendo que mis
ilustrados consocios se habrán interesado por estos fenóme-
nos, quizá característicos, de nuestra atmósfera y que permi-
tirán plantar y resolver sobre bases firmes, sobre las bases de
los hechos minuciosamente comprobados, el deseado proble-
ma de la previsión matemáticamente segura del tiempo. Una
vez más hay que convenir en que nuestra atmósfera, nuestra
clásica atmósfera tropical, en que tan sólo de lejos se tocan
las influencias de la dinámica meteorológica, tiene la clave de
Un TBMPOKAIi DB WTIERNO. 367
aquella regularidad de las energías físicas del planeta. Las re-
glas meteorológicas fallan en las zonas templadas, porque la
inmediata influencia de los centros los envuelven en las com-
plicaciones de su confusa dinámica; pero acá, bajo este sol que
todo lo abrasa, que limplia y purifica la atmósfera se ven me-
jor los perturbadores ramales de los nebulosos centros y su
acción t?s más clara, más lógico su desarrollo y previsible su
perturbador efecto.
Yo he encontrado estos fenómenos espaciados en todos
nuestros inviernos: casi ninguna formación de nubes me llega
intempestivamente, las lluvias están á mi alcance y creo que
más tarde daré para ellas un orden de sucesión; pero es nece-
sario dejar bien establecidas las primeras demostraciones, y
hoy que traigo la primera, me congratulo anticipadamente do
poder así servir á mi patria y al buen nombre de esta ya ilus-
tre y bien conocida ¡Sociedad "Álzate."
Notas extraídas de las Cartas del tiempo del Observatorio
Central de México.
Diciembre 10. Se observa descenso de la presión en la re-
gión norte de la Baja California.
Diciembre 11. El descenso de la presión iniciado ayer se
ha propagado á todo el país acentuándose «en los Estados de
la frontera.
Diciembre 12. íSe inicia un fuerte ascenso de la presión en
la región norte de la Vertiente del Pacífico; en el resto del
país continúa descenso barométrico que se acentúa en la re-
gión norte de la Vertiente del Golfo. Soplan vientos austra-
les. Avisos á los puertos: Vientos australes fuertes prevale-
cerán hoy en las costas de Tamaulipas, mañana soplará en las
mismas costas norte algo fuerte y frío. Aviso de onda fría:
Onda fría intensa se sentirá del . . (está borrado el origi-
nal) en la Sierra Madre Occidental y en puntos altos de los
Estados de la frontera norte.
368 ' Severo Df az.— TJn tempoeal de invibhno.
Diciembre 17. Ayer se inició un descenso de la presión
que se ha propagado á casi todo el país acentuándose en la re-
gión norte de la Vertiente del Golfo.
Nota. — El norte anunciado el día- 12 sopló en los puertos
del Golfo con la intensidad anunciada; pero fué de corta du-
ración. Onda fría. La onda fría se sintió moderada en las zo-
nas altas de la Mesa Central, en el resto del país continúa des-
censo barométrico.
Diciembre 19. La carta del tiempo trae sombra de lluvia
en la Mesa Central y Vertiente del Golfo.
Diciembre 20. La presión está en descenso en casi todo el
país, se observa ascenso en la Vertiente del Pacífico. «Con
excepción del norte de la República todo el territorio está
sombreado de lluvia.
Diciembre 21. Continúa la presión en descenso en casi
todo el país; se observa ascenso en la Vertiente del Pacífico.
La indicación de lluvia es general, pero escasa.
Guadalajara, Febrero 3 908.
SOCIETÉ SCIKNTIFIQÜK "AMONIO ALZATK." MÉMOIBBS, T. 26.
etiología de la fiebre aíarilla o vomito prieto,
Considerada desde el punto de vista
de su transmisión por la picadura del mosquito,
POB EL DOCTOK
ANTONIO J. OAEBAJAL, M. S. A.
Desde el año de 1884, el Dr. Patrick Matison había sospe-
chado que el paludismo podía transmitirse por intermedio de
los mosquitos, hipótesis que también habían sostenido King
(1883), Koch y Laverau (1884). La demostración experimen-
tal de este hecho importante, fué adquirida por los experi-
mentos de R. Ross (1895).'" Ya desde 1880, P. Manson ha-
bía demostrado la transmisión de la Filarla por el mosquito.
En 1898 quedó sancionada la doctrina relativa al paludis-
mo, en una comunicación dirigida por el mismo Manson ante
el Congreso de la Asociación Módica Británica, verificada en
Edimburgo,
Un distinguido médico cubano, el Dr. C. Finlay, tuvo la
misma idea respecto á la Fiebre Amarilla, y emitió la hi-
pótesis desde el año de 1881, de que esta enfermedad po-
(1) Mosquito bi'igades and how to organizo them by R. Rosa, 1895,
Mem. Hw. Aléate. México. T. 26 (lBO7-in08)— 48.
370 Antonio J. Caebajal.
dría tener este origen, con cuyo motivo escribió una memo-
ria/^'
Este notable trabajo merece algo más que una breve men-
ción histórica. Al terminar su lectura, por tercera vez, me
ocurrieron varias reflexiones, siendo la más importante desde
los puntos de vista, no sólo práctico ó de aplicación, sino cien-
tífico ó especulativo, la siguiente: cuánto tiempo y cuánto di-
nero, cuántas laboriosísimas y estériles inveátigaciones se hu-
bieran economizado, si se hubiesen tomado en consideración
las conclusiones á que el autor había llegado desde 1881, á
propósito del modo de transmisión de la fiebre amarilla.
Pero no anticipemos, y veamos cuáles eran hace veinti
cinco años las ideas del Dr, Finlay sobre la etiología del "vó-
mito prieto" ó fiebre amarilla.
"El asunto de este trabajo, dice el Dr. Finlay en la memo-
ria citada, nada tiene que ver con la naturaleza ó la forma en
que puede existir la causa morbígena de la fiebre amarilla: me
limito á admitir la existencia de una causa material transpor-
table que podrá ser un virus amorfo, un germen animal ó ve-
getal, una bacteria, etc., etc., pero no constituye, en todo caso,
un algo tangible, que ha de comunicarse del enfermo al hom-
bre sano, para que la enfermedad se propague. Lo que me
propongo estudiar es el medio por el cual, la materia morbíge-
na de la fiebre amarilla, se desprende del cuerpo del enfermo
y se implanta en el hombre sano. La necesidad de admitir
una intervención extraña á la enfermedad para que ésta se
(1) El mosquito, hipotéticamente considerado como agente de trans-
misión de la Fiebre Amarilla, por el Dr. Carlos Finlay, Miembro de núme-
ro de la Keal Academia de Ciencias, de la Sociedad de Estudios Clínicos de
la Habana y déla "Sociétó Scienti fique de Bruxelles," Habana, 14 de Agos-
to de 1881.
Etiología de la Fiebbk Amarilla. 371
transmita, resulta de numerosas consideraciones, algunas de
ellas formuladas ya por Rush y Humboldt á principios del si-
glo, y confirmadas luego por observaciones más recientes. La
fiebre amarilla, unas veces atraviesa el Océano para ir a pro-
pagarse á ciudades muy distantes y de condiciones meteoro-
lógicas muy diferentes de las del foco de donde ha provenido
la infección; mientras quo, en otras ocasiones, la misma en-
fermedad deja de transmitirse fuera de una zona epidémica
estrecha, por más que la meteorología y la topografía de los
lugares circunvecinos no revelan diferencias que expliquen
ese comportamiento tan diverso de la misma enfermedad, en
dos localidades al parecer iguales. Admitida la ingei-encia ne-
cesaria de un agente de transmisión, que explicara las anoma-
lías señaladas, es claro que sobre ese agente abría de recaer
la influencia de todas las condiciones hasl.a ahora reconocidas
como esenciales para que la fiebre amarilla se propague. No
era, pues, posible, buscar ese agente entre los microzoarios ni
los zoófitos, porque en esas categorías ínfimas de la naturale-
za animada, poco ó nada influyen las variaciones meteorológi-
cas que más suelen afectar el desarrollo de la fiebre amarilla.
Para llenar esta primera consideración, fué preciso ascender
hasta la clase de los insectos, y teniendo en cuenta que la fie-
bre amarilla está caracterizada clínica, y también, según tra-
bajos recientes, histológicamente por lesiones vasculares y al-
teraciones físico-químicas de la sangre, parecía natural bus-
car el insecto que hubiese de llevar las partículas infectantes
del enfermo al hombre sano, entre aquellos que penetran has-
ta el interior de los vasos sanguíneos, para chupar la sangre
humana. En fin, en virtud de consideraciones que fuera ocio-
so repetir, llegué á preguntarme si no sería el mosquito el que
transmite la fiebre amarilla."
Continúa el autor, después de breve digresión sobre la im-
portancia que tienen las nociones de la- Historia Natural, so-
bre el estudio y adelanto de las ciencias módicas, con la dis-
372 Antonio J. Cakbajal.
tribución geográfica de los mosquitos, que se hallan disemina-
dos por todas latitudes, y no son especiales, como algunos
creen, á las regiones tropicales. Nótase, sin embargo, la pre-
ferencia que tienen á extenderse en los continentes, antes que
en las islas. En México, Juan de Grrijalva, al ocupar la isla
que llamó San Juan de Ulúa, el año de 1518, tuvo que edificar
sus chozas en los más altos médanos de arena, para huir de la
importuuidad de los niosquitos. En Cuba, el autor estudió dos
especies de mosquitos y da su descripción zoológica, así como
la de sus hábitos y costumbres, con bastante minuciosidad, es-
pecialmente en lo que se refiere á la fecundación, picada y aova-
ción ó postura de huevos, que constituye, dice "el ciclo inelu-
dible, dentro del cual habrá de girar la existencia del mosquito."
Insiste en la descripción anatómica de la trompa y las lancetas,
de la vaina, es decir, de todo el aparato que sirve para la pun-
ción de la piel y absorción de la sangre, y demuestra cuan
apropiado es para producir una inoculación intravasqular,
transportando la materia virulenta. Explica por la inverna-
ción de los mosquitos, ciertos casos de reproducción de epide-
mias de fiebre amarilla, en localidades que eran consideradas
inmunes, y sin que hubiere precedido importación de nuevos
mosquitos, con cuyo motivo recuerda las palabras del Dr.
Taschenberg: "las hembras fecundadas de la última genera-
ción, invernan en los más diversos escondrijos, principalmen-
te en las cuevas de las casas, para luego propagar su especie
en la siguiente primavera." Así se podría explicar cómo pue-
de ser transmitido á larga distancia el germen del vómito, que
un mosquito, después de haber picado á un enfermo, puede ser
transportado en la ropa, en una maleta de viaje ú otro objeto.
¿De qué medios podría valerse el mosquito para comunicar
la fiebre amarilla, si esta enfermedad fuese realmeiite trans •
misible por la inoculación de la sangre! se pregunta el autor.
"Lo más natural, dice^ es pensar en la sangre virulenta que
el mosquito ha chupado, y que puede ascender á 5 y hasta 7 ú
ETIOLOSÍ A^DB LA FlEBHK AMARILLA. 373
8 milímetros cúbicos; los mismos que, si el mosquito muriese
antes de haberlos digerido, quedarían en excelentes condicio-
nes para conservar durante largo tiempo sus propiedades in-
fectantes."
En cuanto á la patogenia el Dr. Finlay compira la fiebre
amarilla cá una fiebre eruptiva. Este es, á mi juicio, uno de los
puntos más débiles de la Memoi'ia citada, que por el momen-
to no me propongo analizar, y por lo mismo, no la expondré,
sino paso de largo para llegar á lo más esencial, que se resu-
me en dos puntos: el primero, la teoría de la transmisibilidad
de la fiebre amarilla; el segundo la comprobación experimen-
tal.
Primero: "Tres condiciones serán, pues, necesarias para
que la fiebre amarilla se propague: 1.* Existencia de uu enfer-
mo de fiebre amarilla, en cuyos capilares el mosquito pueda
clavar sus lancetas é impregnarlas de partículas virulentas,
en el período adecuado de la enfermedad. 2^ Prolongación de
la vida del mosquito entre la picadura hecha en el* enfermo y
la que debe producir la enfermedad; y 3^ Coincidencia de que
sea an sujeto apto para contraer la enfermedad, alguno do los
que el mismo mosquito vaya á picar después."
Esta es la teoría que el autor apoya en los siguientes he-
chos:
1° En la Habana las epidemias que han causado mayores
estragos, han coincidido siempre con las tres condiciones enun-
ciadas.
2? La fiebre amarilla no fué conocida en la raza blanca si-
no después del descubrimiento de América, y es opinión tradi-
cional que en Veracruz ha existido dicha enfermedad desde
que arribaron por pi-imera vez los españoles, quienes señala-
ron la presencia de los mosquitos en San Juan de Ulúa.
3° Las razas más expuestas á contraer el vómito, son aque-
llas que más sufren de las picaduras por los mosquitos.
4° Las condiciones meteorológicas que más favorecen el
374 Antonio J.^Cabbajal.
desarrollo de la fiebre, son las mismas que aumentan el núme-
ro de dichos insectos.
5° Los límites en altura, hasta donde se observa la fiebre,
son los mismos que corresponden á cierta especie de mosqui-
tos.
6? Las importaciones de la enfermedad por un navio, co-
mo el caso atribuido al vapor "Plymouth," se explican por la
invernación de los mosquitos, que después de haber picado á
algún enfermo, conservaran ul germen, y saliendo de su letargo
picaran á alguna persona no inmune.
Segundo. La prueba experimental.
Observación núm. 1. — F. B., individuo sano, no aclimata-
do, fué picado por un mosquito que previamente se había he-
cho picar á un enfermo de vómito al 5? día de enfermedad y
que falleció al 7? día. Al 9? día comenzó á sentirse mal; y 5
días después entró al hospital, con una fiebre amarilla benig-
na, perfectamente caracterizada por el ietero y la presencia
de la albúmina en la orina, la cual persistió desde el 3° al 9?
día.
Observación núm. 2. — A. L. C, individuo sano, fué pica-
do por un mosquito que había extraído sangre de un caso de
vómito grave al 4? día; la segunda picada la efectuó al 6° de la
primera. Cinco días después entró el sujeto al hospital, con
fiebre, doloies fuertes de cabeza y de cintura, inyección de la
cara. El mal duró tres días y no se observó albúmina en la ori-
na. Fué diagnosticado el caso de fiebre amarilla abortiva, por
el médico del hospital.
Observación núm. 3. — D. L. F., individuo sano, fué pica
do por un mosquito dos días después de haber picado á un en-
fermo grave de fiebre, al tercer día de enfermedad. A los cin-
co días presentó síntomas de fiebre amarilla ligera, sin albú-
mina. Fiebre amarilla abortiva.
Observación núm. 4. — D. Gr. B., fué picado por un mos-
quito dos días después de haberlo hecho á un enfermo grave,
ETIOLOOtA DE LA FlEBBE AHABILLA. 375
al 5" día de enfermedad, y que murió al día siguiente. A los
15 días, el individuo manifestó que hacía 6, venía padeciendo
dolores de cabeza, inapetencia y malestar general. Tuvo una
fiebre ligera, y luego que desapareció, continuaron solo por al-
• gunos días los dolores de cabeza.
Observación núm. 5. — I. C, fué picado por un mosquito
dos días después de haberse llenado de sangre en el brazo de
un enfermo al 5? día de vómito. Estuvo dos días enfermo du-
rante el 9? y 10° después de la inoculación, pero no fué obser-
vado á causa de lo leve de la enfermedad.
Hecho este breve resumen de las observaciones, pasemos
al final, que son las conclusiones.
1" Queda comprobado que el Culex mosquito, pica por lo
regular varias veces en el curso de su existencia, no tan solo
cuando su primera picada ha sido accidentalmente interrum-
pida, sino también cuando ha podido saciarse por completo,
transcurriendo en este caso dos ó más días entre sus picadas.
2" Como quiera que la disposición de las lancetas del mos-
quito, se adaptan muy bien á retener partículas que se encuen-
tran suspendidas en los líquidos que el insecto ingiere, no pue-
de negarse la posibilidad de que un mosquito conserve en sus
lanfíetas '^' partículas del virus contenido en una sangre enfer-
ma, y con él mismo inocule á las personas á quienes en lo su-
cesivo vaya á picar.
3" La experimentación directa para determinar si el mos-
quito puede transmitir la fiebre amarilla, se ha reducido á cinco
tentativas de inoculación, con una sola picada, y estas dieron
por resultado: un caso de fiebre amarilla benigna, pero perfec-
tamente caracterizada con albuminuria é ictero; dos casos ca-
lificados de fiebre amarilla abortiva por los facultativos de asis-
tencia, y dos de fiebres efímeras ligeras, sin carácter definido.
(1) O en sus órganos internos, como las glándulas salivares, etc. (No-
ta del autor).
376 Antonio J. Cabbajal.
De lo cual se infiere, que la inoculación por una sola picada
no es suficiente para producir las foimas graves de la fiebre
amarilla, debiéndose aplazar el juicio respectivo á la eficacia
de la inoculación, para cuando sea posible experimentar en
condiciones absolutamente decisivas, esto es, fuera de la zona
epidémica.
4* Si llegase á comprobarse que la inoculación por el mos-
quito no tan solo puede reproducir la fiebre amarilla, sino que
es el medio general por el cual la enfermedad se propaga, las
condiciones de existencia y de desarrollo de ese díptero, expli-
carían las anomalías hasta ahora señaladas en la propagación
de la fiebre amarilla, y tendríamos en nuestras manos los me-
dios de evitar, por una parte, la extensión de la enfermedad,
mientras que, por otra parte, podrían preservarse con una ino
culación benigna, los individuos que estuviesen en aptitud de
padecerla.
Hasta aquí, la memoria del Dr. Finlay, que, como se aca-
ba de leer, marcaba á los investigadores un nuevo derrotero :
la experimentación en seres humanos por medio de los mos-
quitos, con el objeto de averiguar si podían ó no trasmitir el
padecimiento, en cuyo caso se llegaría á demostrar que la san-
gre era la materia virulenta, punto capitalíoimo.
No obstante, se esforzaron los sabios en buscar directamen-
te el supuesto microbio, y ya hemos visto en el escrito ante-
rior''^' que los Dres. Freyre, Carmona, Sternberg, Sanarelli y
otros más, se empeñaron en esta fal?a vía, sin lograr otl-a co
sa que retardar la ratificación del descubrimiento primordi;d.
Veamos cómo se llegó á esta sanción, y por qué medios se
obtuvo.
(1) La etiología del vómito, considerada desde el punto de vista bac-
teriológico, p. 81-102 del preseüte tomo.
ETIOLOOIA DR la PlItBRE AüABILLA. 377
Con ol objeto de continuar lo.s estudios sobre la patoge-
nia de la Fiebre Amarilla, fué nombrada la Comisión dti Mó-
dicos Americanos, que se dirigió á la Habana y comunicó el
resultado dr sus investigaciones el año de 1900. (The etiology
of Yellow Fever. A {)reliminary Note by W. Reed, M. D., Sur-
geon, U. ¡S. A. and James CarroU, M. D:, A. Agrámente, M.
D. and Jesse A. Lazear, M. D., A. Ass. Surgeon, U. S. A.)
Después de laboriosas investigaciones bacteriológicas, so
llegó á la conclusión de que el bacühis icteroides de Sanarelii,
no tiene relación causal con la tíebre amarilla, y que cuando
existe, se debe considerar como un germen accesorio ó secun-
dario. Se propusieron estudiar experimentalmente la transmi-
sión poi los mosquitos, de acuerdo con la hipótesis de Finlay,
con tanta más probabilidad de éxito, cuanto que á ello les in-
vitaban, los brillantes trabajos de Ross y los médicos italia-
nos, sobre la propagación de la malaria, de que antes he hecho
mención. El Dr, Finlay había escrito, además de la nota que
he extractado en los puntos principales, numerosos trabajos,
cuya bibliografía anotaré más adelante.
Las opiniones del Dr. Finlay, pueden resumirse en lo si-
guiente :
Primero: Reproducción de la enfermedad en su forma
benigna, por la picadura del mosquito, dentro de un período
de 5 á 25 días, transcurrido desde la contaminación á perso-
nas susceptibles.
Segundo: Inmunidad parcial ó completa contra la fiebre
amarilla, cuando no se han producido manifestaciones pato-
lógicas después de la inoculación. (Medical Record, Mayo 27
de 1899).
Los Médicos Americanos, experimentaron sobre 11 indi-
Mem. Soo. Álzate. México. T. 26 (1907-19U8)- 49.
378 Antonio J. Caebajal.
viduos, no inmunes. E\ mosquito empleado fué, en todos ca-
sos, el Culex fasciatus (Fahricius). Se obtuvieron 9 resultados
negativos y 2 positivos.
De éstos, uno fué el mismo Dr. Carroll.
Observación ] ^ Este médico, de 46 años de edad, fué pi-
cado por un mosquito el 27 de Agosto de 1900; previamente
había picado á cuatro enfermos de fiebre amarilla. El día 29
en la tarde, se sintió indispuesto y el 31 fué áJa cama. La en-
fermedad consistió en calentura, abatimiento, inyección ocu-
lar, icteria y albúmina en la orina. El estudio de la sangre no
demostró la existencia de los parásitos del paludismo; la enfer-
medad duró 7 días, aparte de la incubación, y el sujeto se res-
tableció.
Observación 2^. Americano, de 24 años de edad, inocula-
do por un mosquito. Calentura, hemorragias por las encías,
icteria, albúmina en la orina. La enfermedad fué grave y el
enfermo sanó.
Observación 3^ El Dr, Lazear fué picado accidentalmente
por un mosquito, y como lo había sido antes por otro que creía
contaminado, no temió malos resultados, y esperó á que el
mosquito, que tenía en el dorso de la mano, se retirara espon-
táneamente. El resultado fué fatal, pues á los cinco días so-
brevinieron los síntomas de la fiebre amarilla, con icteria y
albúmina en la orina: el paciente sucumbió el día 25; 12 días
después del piquete y 7 del principio del mal.
Los autores concluyen asentando: que el mosquito sirve
de huésped intermediario al parásito de la fiebre amarilla.
El año siguiente de 1901, los Dres. Reed y Carroll, dirigios-
ron al Congreso de Búffaló, otro escrito, titulado : '' The pre-
ventiou of Yellow Fever." (Public Health Papers Reports. —
Tomo 27, pág. 1130— 1901 j.
Comienzan por recordar sus anteriores Memorias "The
etiology of Yellow Fever," "An additioual note. Journal of
KtiologIa de laIFibbrb Amarilla. 379
American Medical Assn. Feb. 1901." "Experimont Yellow
Peveí'. American Medical A.ssn. July 1901."
Como resultado de todas sus investigacione.s, asegura»i ya
dp una manera positiva, que la propagación de la fiebre ama-
rilla se verifica por intermedio del mosquito Stegomya Fascuda
nombre dado recientemente por Theobald al CuUx fasciata, y
que la teoría del contagio por los excreta del enfermo, sus
ropas ú objetos eontaminado.s, se ha desvanecido complf^ta-
mente, Biirst like a bubhle, "como revienta una burbuja de ja-
bón," ante los experimentos efectuados. Por esta razón, se
fijan, sobre todo, en el estudio del mosquito, su distribución
geográfica, sus costumbres, la fecundación y postura de hue-
vos, la influencia de la temperatura, etc., etc.; así como las me-
didas {)rofilácticas que se deben poner en vigor para evitar la
propagación de la enfermedad cuando ha sido importada; y
más especialmente las que. con aste fin, deberán adoptarse en
su país.
Habiéndose, pues, logrado la comprobación expAnmental,
evidente, de la teoría de Finlay, el Consejo de Salubridad d»>
la Habana, aprobó el plan propuesto por la Comisión presidi-
da por el Dr. Reéd y el Dr. Gorgas, dando cuenta de ello en
una Memoria titulada: *'The results of Yellow Fever Sanita-
tion ín Habana, (\iba, for the year 1901 up to September car-
ried Olí upon the bases that the Stegomya mosquito is the solé
merns of its transmission by W. C. Gorgas' M. D. Mayor «fc
Surgeon U. H. Army." Chief >Sanitary Office. Habana, Cuba,
F*ubUc Health Reports 1901. vol. 26, pág. 130.
No entraré en los detalles, ya muy conocidos, de la mane-
ra como se realizan esas medidas profilácticas para evitar la
contaminación por los mosquitos, por ser asunto extraño á mi
objeto. El resultado obtenido en la Habana, se hizo sentir
«lesde luego, pues la mortalidad descendió de una manera brus-
ca, según los datos coniunieados ^mr el autor. Efectivamente,
380 Antonio J. Cabbajal.
las defunciones ocurridas desde el mes de Abril, hasta el fin
de Agosto, fueron las siguientes:
Año 1897 603 defunciones.
. 1898 40
„ 1899 18
„ 1900 89
„ 1901 3
Una segunda Comisión Americana, formada por ios üres.
Parker; Beyer y Pothier, vino á México y se fijó en Veracruz,
durante varios meses del año de 1902. Ya he dado noticia en
mi artículo anterior, de lo infructuoso que fueron sus investi-
gaciones bacteriológicas, y algo he dicho acerca del parásito
que encontraron en los mosiiuitos; voy ahora á referir sus ex-
perimentos.
Observación núm. 1. A. G., herrero, nativo de Jalapa, de
26 años de edad: ha residido en Teocelo, pueblo situado en el
monte; nunca ha estado en la Costa. Vino á Veracruz, y acep-
tó la proposición que se le hizo de sujetarse á un experimento.
Se le encontró sano y se le alojó''' en un cuarto bien acondi-
ciotiado para evitar que fuese picado por algún mosquito. Se
examinaron la sangre y la orina.
Examen de sangre :
Hemacias 4. 650. 000
(rlóbulos blancos 6. 355
Hemoglobina 80%
(1) Repoi't of Working Party n? 1. Yellow Fever Institute. A Sfcudy
of the Etiology ot Yellow Feveí' by Hei-raann B. Parker, Ass. Surg. , George
E. Beyer, Ac. Ass. iSurg., O. L. Pothier, Ae. Ass. Surg. Mareh 1903.
KTioLOdíA UB LA FiKSRB Amarilla. :3gi
A. Linfoeitos. por cienío.' 19.4
B. Mononueleares <;raiuies, por ciento.... S.K
C. Polinucleares, por ciento 07.4
1). Eosinofilos, por ciento 4 4
La orina nada presentó de particular.
Al día siguiente de sn arribo, fué picado por un mosquito,
el 4 do Septiembre, á las 9.30 a, m. Este mosquito había chu-
pado la sangre á un enfermo de vómito, el día 18 de Agosto,
á las 8 a. m., y cuarenta y una y tnedia horas después del ca-
losfrío, el caso nra grave El mosquito fué alimentado duran-
te veintidós días con agua azucarada.
La temperatura, el pulso y el estado del paciente, fuei*o?i
observados á las 8 a. m. y 4 p. m. hastgi el G de Septiembre.
Al día siguiente, el 7. á la>< 11 a. m., el enfermo no tiene ape-
tito, á las 11,30 se queja de dolores vagos en los hombi'os y
las rodillas y acusa cefalalgia frontal. A la I p. m. los dolores
se hacen más intensos y sobrevienen calosfrío y náusea. La
temperatura es 37^8, y el pulso 98. Han transcurrido 74 horas
desde la picadura hasta el inomento en que vino la <',efalalgia.
Algunos vómitos se repitieron el día siguiente: el pulso y la
temperatura subieron rápidamente, aparecieron inyección con-
juntival y congestión en las encías. El conjunto de síntomas
era el de la fiebre amarilla grave. El enfermo fué debilitán-
dose gradualmente; la icteria se hizo aparente y las encías san-
graban; vino el vómito negro característico; la oi'ina era albu-
minosa y llegó á tener 5!f gramos por litro, y bajó á 4 por
litro el día 19: la temperatura volvió ese día á la normal: es
decir, que auró 11 días. El ejifermo estuvo sumamente grive
y se restableció á fin del mes.
El día 8 de Septiembre se aplicaron varios mosquitos en
los puños para que chu|»aran sangre y se contaminaran; va-
rias veces se le extrajo sangre para f^studio; pero no se encon-
tró naila especial.
382 ANTONIO J. Cabbajal.
Este caso demostró conclAyentemeiite, qiie la fiebre ama-
rilla se transmite por la picadura <le un mosquito previamen-
te infectado.
Observación núm. 2. Hombre de 27 años, zapatero, de Ja-
lapa, fué inoculado con suero de la sangrre tomada de la vena
del caso anterior» El suero fué diluido con dos volúmenes de
S"lución fisiológica y el todo filtrado á través de un Berkefeld-
SeempH, 0.1 ce. de la mezcla El experimento fué considera-
do negativo, porque después de seis días no apareció síntoma
alguno. Sin émbarejo, desde el 11° día sobrevinieron cefalal-
gia, dolores en las rodillas y tobillos y calentura, pero no hu-
bo vómitos, albúmina en la orina, ni otros síntomas. Además
no era de admitir que la inculjación hubiera tardado 11 días.
Observación núm. 3. A. C, de 21 años, de 8an Antonio,
Tlaxcala, fué inoculado con 1 c.c. dfl suero que se empleó en
el caso núm. 2, el día 9 de Septiembre. Hubo una ligf^ra reao-
ción de 37°6 al día siguiente, sin otra novedad. Después d^
10 días regresó el sujeto á Jalapa, de donde había venido. El
resultado fué negativo.
Observación núm. 4. P. L., de 22 años, nativo de Celaya,
nunca ha estado en la Costa. El día 11 de Septiembre se le dio
á beber aí;ua, en donde se habían triturado 4 mosquitos infee.
tadps, del mismo lote que sirvñó para el primer experimento.
Ningún síntoma sobrevino y el resultado fué completamente
negativo.
La Comisión Americana de Veracruz, demostró experi
mentalmente, que el mosquito Stegomya transmite la fiebre
amarilla.
Inútil es decir que se tomaron todas las precauciones ne-
cesarias para evitar las causas de error; los individuos no eran
inmunes, se colocaban en cuartos á prueba de mosquitos, es
decir, que no podían entrar á picar al sujeto en estudio, etc.,
etc.
El resto del informe de dicha Comisión, trata extensameu-
ETIOLnnrA DE T.A FlBBRE AMARILLA. 3S3
to de los mosquitos que se encontraron y clasificaron en Ve-
racruz, que fueron catorce especies, así como de la técnica inAs
apropia'la para hacer el estudio histológico de los mosquiíos,
así como de las lesiones que se supone produce el Miaococi-
d'mm encontrado y los caracteres de éste, del cual he dado por-
menores en mi aiiterior artículo.
En 1901, emprendió sus investiiíaciones sobre la causa de
la fiebre amarilla la Comisión francesa, enviada á Río Janeiro
por el Instituto Pasteur, de París, y con.stituida por los Dres.
Marchoux, Salimbeni y Siraond.
8us investigaciones sobre la sangre, cuidadosamente per-
seguidas, sin resultado, los condujeron á admitir que el micro-
bio de la fiebre amarilla, debe pertenecer á esa categoría de
gérmenes, llrimados invisibles, ó ultramicroseópicos, de los cua-
les ya se conocen algunos. Sus tentativas para infectar direc-
tamente, con la sangra de los enfermos, los diversos animales
de laboratorio y aun cinco especies de monos, fueron infruc-
tuosas.
(Anuales de l'Institut Pasteur. — Noveuibre 19ü8. — Vol.
XI, page 665).
Después de numerosos experimentos y dejando ya á un
lado los estuilios bacteriológicos propiamente tales, llegaron á
las siguientes conclusiones:
Primera: el suero de la sangre de un enfermo, al tercero
día de enfermedad, es virulento. Al cuarto día ya no contiene
virus, aun cuando la fiebre sea elevada.
Segunda: el suero virulento inyectado en cantidad de '/',„
c.c. bajo de la piel, puede producir la enfermedad. Aplicado
simplemente este virus en una escoriación de la piel, no la pro
duce.
Tercera: el virus contenido en el suero de la sangre.
La Comisión francesa, formada por los Dres. Marchoux,
Simond y Salimbeni, enviada por el Instituto Pasteur, según
384 Antonio J. Cakbajal.
dije en mi anterior artículo, '^' se dirigió á Río Janeiro en 1901
y se propuso determinar:
1? Si el mosquito Stegowtya es en la naturaleza el agente
de transmisión de la Hebre amarilla, y si es el único medio
para que se verifique.
2" Las condiciones que favorecen su aparición, multiplica-
ción y desaparición.
3? Qué condiciones se necesitan para que el mosquito se
infecte y pueda transmitir la enfermedad.
4" Por cuáles medios puede el hombre protegerse contra
el mosquito infectado.
Consideraron como suficientemente demostrativos los ex-
perimentos verificados en la Habana y San Paolo (no hemos
hablado de los segundos por falta de documentos), y citan con
elogio un trabajo del Dr. Hilario Geova, titulado "Les mous-
tiches et le Fiévre Jaune"'^' publicada en el Bulletin medical
Octubre 12 de 1901, y por lo mismo dirigieron sus investiga-
ciones en sentido de ampliar nuestros conocimientos sobre
otros puntos importantes. No obstante, provocaron infeccio-
nes directamente con mosquitos, como en la observación 2''I
Experimento núm. 1. Adulto que recibió 1 ce. de suero
tomado cinco horas antes de un caso benigno de fiebre amari-
lla al tercero día de la enfermedad. A los 5 días y 5 horas el
sujeto fué atacado de fiebre, que evolucionó como la amarilla
benigna. Este hecho comprobó que el virus circula en la san-
gr.) al tercero día.
Experimento núm. 2. Adulto picado por dos mosquitos in-
fectados hacía 46 días por un caso de vómito al 2" día. A los
3 días 18 horas sobrevino la fiebre amarilla y fué grave.
(1) La Etiología de la fiebre amarilla. Loe. cit.
(2) La Fiévve Jaune. Rapport de jMission Fran^aise compossée du
MM. Marchoux, Salimbeni et Bimond, Ann. de l'Inst. Pastear. Tom. XVII.
1903, pág, 680 y siguientes.
Etiolooia dk la Firbbe Amarilla. 385
Experimento núm. 8 Adulto. Se le inyectaron sucesiva
mente 5 c.c. de suero calentado á 5b°c. durante 20 minutos.
A los 5 días se inyectaron 10 c.c. de suero calentado 10 minu-
tos, y 7 días después se le inyectó í^angre de un caso grave de
fiebre amarilla al tercero día. Fué atacado de la liebre á los
12 días y dos horas y tuvo un carácter benigno.
Otros dos experimentos, hechos también con suero, so hi-
cieron igualmente para conocer los efectos preventivos ó inmu-
nizantes del suero. Y además, otros que creo inútil citar, y aun
los mismos autores no los detallan.
Inútil es decir que tomaron todas las precauciones do ri-
gor y operaron con individuos inmunes. Sus conclusiones fue-
ron:
1* La fiebre amarilla no se transmito en la naturaleza, ni
por el contacto directo con el enfermo ó sus excreciones, ni por
el de otros objetos.
2" Dicha transmisión se efectúa por la picadura de los mos-
quitos, y en Río Janeiro la única especie que puede hacerla
es el Stegomya fasciata.
3* Esta transmisión sólo so verifica de día, antes de que
el Sol so oculte bajo el horizonte.
En cuanto á los otros asuntos que fueron motivo de nume-
rosos experimentos, quedaron establecidas las conclusiones
siguientes:
Primera: El suero de un enfermo, al 3? día es virulento y
debe de serlo al 4", aun cuando exista calentura.
Segunda: La cantidad de '/lo de c.c. inyectado bajo de la
piel basta para producir la enfermedad; esta cantidad es in-
ofensiva apKcada sobre la piel despojada de su epidermis.
Tercera : El virus del suero de la sangre del enfermo, atra-
Mem. Soc. Alsate. México. T. 26. (1907-1908)-- 50.
386 Amtonio J. Caebajal.
viesa la bujía F de Ohamberland sin dilución. Y en las mis-
mas condiciones no filtra á través de la bujía B.
Cuarta: el suero virulento conservado al aire, á una tem-
peratura de 20° á 30° c, es inactivo á las 48 horas.
Quinta: en la sangre desfibrinada, conservada bajo de acei-
to de vaselina, á una temperatura de 24° á 39° o., el germen
de la fiebre amarilla está vivo al cabo de 5 días. A los 8 ya
no es activo.
Sexta: el suero virulento pierde su actividad, calentado á
55° c, durante 5 minutos.
Séptima: una inyección preventiva del suero anterior, co-
munica una inmunidad relativa que, seguida de la inoculación
de una pequeña cantidad de virus, puede ser completa. Una
inmunidad relativa se puede obtener con la inyección de san-
gre desfibrinada, conservada en el laboratorio bajo aceite de
vaselina durante 8 días.
Octava: el suero de un convaleciente, posee propiedades
netamente preventivas. Esta inmunidad es apreciable todavía
ai cabo de 26 días. Este suero también parece gozar de pro-
piedades terapéuticas.
Novena: Como lo han demostrado Reed, Carroll y Agrá-
mente, la fiebre amarilla sé produce por la picadura del 8te-
gomya fasciata: para lo cual, el insecto de haber sido previa-
mente infectado, absorbiendo sangre de un enfermo atacado
de fiebre amarilla* diirante los tres primeros días de la enfer
medad.
Décima: El piquete no comunica fatalmente la enferme-
rlad, y cuando esto ocurre no proporciona la inmunidad, con-
tra una inoculación virulenta.
Undécima : El mosquito infectado no es peligroso sino des-
pués de un intervalo do 12 días por lo menos, transcurrido des-
de que chupó la sangt-e virulenta, y estando más peligroso
cuanto más tarde pique, á partir del momento en que fué in-
fectado.
ETlOLOGfA DE LA FtKBRE AMARILLA. 387
Undécimaprimera: La picadura de dos mosquitos infecta-
dos, puede producir una enfermedad prave.
Undéeimasegunda: En la región de Río Janeiro, así como
de Cuba, ningún otro culícida produce la enfermedad del Ste-
gomya fasciata.
Undécimatercera: El oontacto con el enfermo, sus exo-efn
ú objetos de otra naturaleza, son incapaces de transmitir el
padecimiento, pues la única manera de ocasionar la enferme-
dad, aparte de la picadura por el mosquito, es la inoculación
en los tejidos de un individuo sensible, de la sangre proceden-
te de un enfermo y recogida durante los ti*es primeros días de
la enfermedad.
ündécimacuarta: La fiebre amarilla no puede afectar ca-
rácter cantagioso, sino en las regiones en donde existe el
Stegomya fasciata.
ündécimaquinta: La ))rofilaxis de la fiebre amarilla, de-
be apoyarse compUtamente en las medidas que se dolten to-
mar para impedir la picadura del Stegomifn fasciata al bomi.i-e
enfermo y al sano.
Undócimasexta: El pi'ríodo de incnbaeión suele ]>rolon-
garse hasta 13 días.
Undécimaséptima: El Stegomya fasciata T^wede ree\h\r co-
mo parásitos, hongos, levaduras y es|)orozoarios. Ninguno de
estos parásitos tiene relación con la fiebre amarill;.».
ündécimaoctava: Ni en la sangre, ni en el mosquito, pn
do descubrirse el agente causal de la enfermedad.*''
Los autores ejecutaron sus experimentos en 27 hombres
y abandonaron completamente las experimentaciones en los
animales de Laboratorio, tal vez tomando en consideración
que la enfermedad no se obst^vva de una manera f'spontánf-a
en los animales domésticos y que era inútil proseguir, sigwien-
(1) Annales de Tlnstitut Pasteur.— Novembre 17, 1903, page 1930.
388 AntoníoJ. Cabbajal
«lo este método, que ya había fracasado, tanto en sus manos,
o.omo en las de otros experimentadores.
Por su parte, el Dv. James Carrol], presentó una nota que
se publicó en 1903, con el títnlo de "The etiology of Yellow
Fever. An addendum, vol. 29, página 407. Public Health pa-
pers andreports, 1903."
I. El estado fusiforme de los llamados mixococcidium Ste-
gomya, de Parker, Beyer y Pot.hier, no tiene relación con la
fiebre amarilla.
II, Este organismo parece ser un hongo y no un protozoa-
rio. En su face fusiforme, única en la que se encuentra con
alguna constancia en el mosquito, presenta los botoiies, vacuo
los y esporas, así como las propiedades de coloración de los
blastomicetos. íáe encuentra con regularidad en los mosquitos
machos y hembras «^ue han sido alimentados con plátanos ma
duros ó pasados, á los cuales se ha añadido algún cultivo puro
de levadura silvestre.
III. No se ha encontrado dicho organismo en mosquitos
del género Stegomya que han picado á enfermos de fiebre en
el primer período de la enfermedad y han sido solamente ali-
mentados con sangre, agua y azúcar. Esta conclusión concier-
ne á los mosquitos que han reproducido la enfermedad en- los
seres humanos.
Para terminar esta exposición de todos los trabajos que
han llegado á mi noticia, sobre el asunto de este escrito, debo
mencionar la sanción pública que ha obtenido este notable des-
cubrimiento en el último Congreso do la Habana, verificado
en Enero de 1905.
Esta Asamblea f né presidida por el mi.smo Dr. Carlos Piu-
lay, quien tuvo la satisfacción de presenciarla.
El Dr. B. Lee, leyó una nota titulada: "A tribute to Carlos
Piíday for his distinguished services to Science and humanity
in the mode of propagation of Yellow Fever," y pronunció las
siguientes frases:
ETIULOatA DB LA FlJiBBB AMARILLA. 389
"Los nombres de Reed, del heroico Carroll y del mártir La-
znar, de Gorgas y Guiteras, deben inscribirse ií^nalmonte en
el blasón que conmemorará este episodio histórico de la medi-
cina, en Cuba; pero no es menos grande el honor á quien es
deudora «le la inspiración primera y que paciento y valerosa
mente ha sostenido su tesis durante largos años de lucha y
murmuraciones y burlas."
México, que proQura con efrande anhelo utilizar los adelan-
tos asombrosos de la ( -iencia, particularmentH en lo que á la
higiene se refiere, como lo atestigua la admirable campaña que
se emprendió contra la Poste bubónica y fué coronada r>ou el
éxito más lisonjero, no podía permanf*cer on la inacción, tra-
tándose de h\ fiebre amarilla, enfermedad endémica en el
puerto principal de nuestro país, Veracrnz, en donde desde ha-
ce siglos se encuentra el foco más virulento; pero que también
se extiende á otras ciu<lades como Córdoba y otras pobiaeionH.s
del mismo Estado y de los vecinos. Así fué como, á la mayor
brevedad, el Consejo Superior de Salubridad de México y por
iniciativa de su digno y esclarecido Presidente, el Sr. Dr. E.
Licéaga, se dio á conocer los trabajos verificados en la Haba-
na por la Comisión Americana, y las medidas profilácticas que
se deberían emplear para impedir la propagación dn la fiebre
amarilla, en una Memoria publicada en 1902. En el año si-
guiente, el Supremo Gobierno (Agosto de 1903) aprobó el pro
yecto que el mismo Dr. E. Licéaga dirigió á la Secretaría de
Gobernación, en el cual propuso un verdadero plan de "De-
fensa contra la fiebre amarilla," y comprendía la Organiza-
ción de un Servicio Sanitario especial para combatir la enfer-
medad en Veracrnz y que debía realizar los siguientes precep-
tos higiénicos.
1" Evitar la formación de pantanos.
390 Antonio J. Caebajal.
2° Darles corriente, siempre que sea posible, ya sea por el
drenaje ó haciéndolos desaparecer por medio del relleno.
3° Destruirlas larvas de los mosquitos, principalmente por
el uso del petróleo.
4° Evitar que se desarrollen los mosquitos en los depósi-
tos de agua tapando éstos con una red fina de alambre ó con
tapas de madera.
5? Evitar la picadura de los mosquitos, colocando en las
puertas y ventanas de las habitaciones, un doble alambrado,
tupido, y haciendo uso del pabellón ó mosquitero.
Para llevar á cabo un programa tan complicado, aunque á
primera vista parece sencillo, era necesario contar con todos
los recursos pecuniarios y de personal idóneo; así como con el
apoyo de las autoridades y la cooperación misma del público.
Todo ello se ha ido consiguiendo gradualmente, mediante la
activa é ilustrada gestión del Consejo de Salubridad. Con es-
te fin fueron redactadas por el Sr. Dr. Licéaga, varias Memo
rias y fueron perfeccionándose los detalles del programa pri-
mitivo, según las enseñanzas que la experiencia sugería.
En 1903 se publicó un nuevo plan de campaña contra la
fiebre amarilla, más vasto que el primitivo, aunque fundado
siempre en los mismos principios. Siendo importante, como
antes dijimos, la cooperación de las autoridades locales, de los
médicos que ejercen en lugares en donde existe ó puede des-
arrollarse la fiebre amarilla y de los gerentes, empleados su-
periores y Módicos de las Empresas de Ferrocarriles, de los
Hacendados y Agricultores y del público, se publicaron circu-
lares ó Instrucciones para ilustrar la opinión pública y empe-
ñarla á la i'ealización de tan noble objeto, cual es el de extin-
guir una enfermedad que ha sido una remora para el bienes-
tar y progreso de Veracruz y las otras poblaciones, en que, ya
de una manera endémica ó epidémica, existe.
Transcurridos dos años, ya pudo (^1 Sr. Dr, Licéaga anun-
Etiología dk la Fiebre Auarilla. 391
ciar anto el (.Congreso Iligienista de Bo.ston, veriHcado eu 1'JÜ5,
los notables resultados obtenidos en nuestio país.
En el año de 1904, se presentaron en varias poblaciones
do los Estados de Voracruz, Yucatán y Oaxaca, Go5 casos dv
de vómito con 197 defunciones, y en el año de 1905, de Enero
á Agosto, solamente ocurrieron, en los mismos Estados, 70 ca
sos con 33 defunciones.
En la Memoria referida, hace una exposición detallada de
la manera cómo se pra<^tican en México:
1? El aislamiento del enfermo.
2" La desinfección de las habitaciones ocupadas por el en-
fermo.
3" La destrucción de las larvas de los mosquitos.
4° La asistencia á los enfermos, incluyendo las visitas do
observación.
Termina cou las siguientes frases: "Comparando las cifras
de casos registrados en el afao anterior, con los de la iictual hay
una diferencia de 565, como resaltado de la campaña hecha
durante este período de tiempo."
"Por todo lo expuesto se verá el éxito alcanzado hasta aho
ra en México, en la lucha contra la Fiebre Amarilla, y la se-
guridad de que, en porvenir no lejano, la enfermedad quedará
detiuitivamente extinguida, como lo ha sido en la I«la de Cuba."
Como se ve por todo lo referido, ha quedado comprobada
la hipótesis del Dr. Pinlay, no sólo por los experimentos do las
(/omisiones de la Habana, Veracruz y Río Janeiro, sino por los
excelentes resultados que, tanto en la Habana como en Méxi-
co, han dado las medidas prolilácticas basadas en esta teoría,
que, como la del paludismo, se puede reputar como una ver-
dad definitivamente adquirida para la Ciencia.
No terminaré este escrito sin dar las más expresivas gra-
392 Antonio J. Cabbajal.
oias á mi buen amigo el Sr. Dr. J. E. MpnjaTaz, por la ama-
ble (let'ereucia con que se sirvió proporciouarme todos los do-
cumeutos que me han servido para redactarlo.
Bibliografía de los trabajos del Dr. Fiulay,
tomada de la Memoria del Dr. B. Lee.
1881. — Extract from tlie Pi'otocol of Session held Feb. 18,
by the Washington Sauitary Conferenee. Jan. and Febr. 1881.
— See Dr. Coronado y Pamphlet (Dr. Carlos Finlay and his
theory Engl. Text.)
1882. — Patogenia de la Fiebre Amarilla, Anales de la Aca-
demia de Ciencias de la Habana. Vol XIX, pág. 160.
1883. Sur une nouvelle theorie de la fiévre jaune. Arch.
de medie, naval, Paris, vol. XXXIX, pags, 67, 90, 307.
1884.— Fiebre Amarilla experimental comparada con la
'natural benigna. Reimpresa por la Sociedad de Estudios Clí-
nicos (1904) y con un apéndice del autor, en el cual su refie-
ren todos los experimentos de inoculación practicados desde
1900.
1886. — Yellow Feber, its transmission by meaus of the
Culex mosquito. American Journal of medical Sciences Oct.
1886, pag. 295.
1891. — luoculation for Yellow Fever by means of con-
taminated mosquitoes. Amer. Jour of Med. Science. Sep.
1891.
1893. — Climatological factors concerning the productiou
and expread of Yellow Fever. Forwarded to Dr. L. B. Hay-
mann. Seciet. of Medico-cliinatology of the Worlds Cougrcfes
Exposition as a contribution to the Congress.
1894.— Yellow Fever inmunities Med. Jour Nov. 1894.
1898. — A plausible method of vaccination agaiast Yellow
Fever. The Philad. Med. Journ. Tom. 11-1898.
1899. — Mosquitoes considered as transmitters of Yellow
Etiología de la Fiebre Amakilla. 393
Fever and Malaria. N. York Med. Record. May 27-1899, pag.
737.
1900.— Gelbes fieber. Hand der Prakt. Med*. Dr. Ebstein
and Dr. Schalbe.
1901. — Yellow Fever and its transmission Four. Amer.
Med. Ass. April 15-1901.
1901. — Finlay'.s mosqiiit Theory, before and after its ofEcial
inve.^^tigration. Med. Record. Aug. 31, 1901.
1901. — Two diferent ways by which Yellow Fever may be
transmitted by tho Culex mosquito. Jour. of Amer. Med. Ass.
April 19, 1902.
1901.— Epidemología primitiva de la Fiebre Amarilla. Cró-
nica Médico-Quirúrgica de la Habana.
1902. — Is the mosquito the only Agent from which Yellow
Fever is transmitted'? Trans. of the First General Intern. Con-
vention of the American Republics held iu Washington, D. C.
Dic. 24, 1902, pag. 67.
1902.— Method of stamping out Yellow Fever suggested
since, 1899. .Read before the Couference of State and Provin-
cial Boards of Health. New Haven, Connecticut. Oct. 28, 1902.
(Med. Phila. March. 1903).
1903. — An inedit Paper of Dr. Finlay, preliminare note
by Dr. Juan Gaiteras transmission of Yellow Fever by the
Culex Mosquito dated 1891. (See. Revista de Medicina tropi-
pical. Jul. 1903. Eugl. text, pag. 132-143).
1903. — New Aspects of Yellow Fever etiology read at 31
annual meeting of the American Public Health Association.
Oct. 29, 1903. The Journal Amer. Med. Ass. Feb. 13, 1904.
1904. — Yellow Fever Histcrical Sketch. Its etiology and
mode of propagation in reference. Hand book of the Med.
Science, 1904, vol. VIII, pag. 322-332.
Mem. Soo. Álzate. México. T. 26 (1907-1908)- 51.
394 Antonio J. Cabbajal
BIBLIOORAFIA MEXICAÍÍA.
1902. — Publicaciones del Consejo Superior de Salubridad
de México, por el Dr. E. Licéaga.
Instrucciones para precaverse de la Fiebre Amarilla y de
las intermitentes ó paludismo. México, 1902.
1903. — "Nuevo plan de campaña contra la Fiebre Amari-
lla." México, Noviembre 13 de 1903.
I. "Defensa contra la Fiebre Amarilla." México, Julio
1° de 1903.
II. La Fiebre Amarilla, Memoria leída en la reunión de
la Asociación Americana de Salubridad Pública, verificada en
Boí5ton, Mass, E. ü. A., del 25 al 29 de Septiembre de 1905,
por el Dr. Eduardo Licéaga, Delegado de la República Me-
xicana.
III. 1905. — Instrucciones á los Señores Gerentes, Em-
pleados Superiores y Médicos de las Empresas de Ferrocarril
que tienen por objeto contribuir á los trabajos emprendidos
por el Consejo Superior de Salubridad, para combatir la Fie-
bre Amarilla y procurar su extinción en la República, Noviem-
bre, 1905.
IV. Circular á los Señores Médicos que ejercen en las
localidades en donde existe y puede desarrollarse la Fiebre
Amarilla. Noviembre, 1905.
V. Instrucciones para defenderse de la Fiebre Amari-
lla, é impedir la propagación de esta enfermedad, Noviembre
1905.
VI. Circular á las autoridades locales de las poblaciones
en donde existen la Fiebre Amarilla y la Malaria, ó donde pue-
dan desarrollarse estas enfermedades. Noviembre, 1905.
Etiología de la Fiebke Amarilla. 395
VII. Instrucción á los Médicos y Agentes Sanitarios del
servicio contra la Fiebre Amarilla, Diciembre, 1905.
VIII. Instrucciones á los Señoras Hacendados y Agricul-
tores de la República Mexicana, por medio de las cuales pue-
den ayudar eficazmente á combatir el de.'^ari'olio do la propa-
gación de la Fiebre Amarilla. Noviembre de 1905.
^ m9^ »
SOClf'.TÉ SCIKNTIFtQÜE "ANTONIO ÁLZATE." MÉMOIKBS, T. 26.
Los íeooíoeiios eléctricos observados duraote los ffliraos teniWores,
POR EL PKOF.
L. G. LEÓN, M. S. A.
Durante el temblor ocurrido en la nbclie del domingo 14
de Abril de 1907, muchas personas tuvieron ocasión de obser-
var un fenómeno en extremo curioso que' consistió en que de
diversos puntos del horizonte se levantaban unas luces á ma-
nera de relámpagos que llegaban hasta cerca del zenit desapa-
reciendo súbitamente para volver á aparecer momentos des-
pués.
No tuve yo la oportunidad de observar dichos curiosos fe-
nómenos, pero voy á citar las relaciones de dos personas que
me merecen entera fe.
La Srita. Dolores Pérez Muro, que vive en esta capital, en
la calle del Hospicio de San Nicolás N° 17, tan pronto como
empezó el temblor salió á la calle y se estacionó con otras
personas en el crucero de las calles de Vanegas y de la citada
calle del Hospicio de San Nicolás. Como en esos momentos se
apagó la luz d) la calle, la ciudad (juedó sumida en la más pro-
funda obscuridad lo que favoreció la observación del fenómeno
admirable. Nos refiere la Srita. Pérez Muro que todo el tiem-
po que duró el temblor el relampagueo fué constante, tenien-
do las luces un color anaranjado.
La Sra. D^ Refugio Barragán de Toscano, antigua profe-
sora de la Escuela Normal, me dice que encontrándose sola en
398 L. G. Lkon.
SU casa, dejó abiertas^las puertas de madera de las ventanas
con objeto de levantarse alas primeras luces de la aurora. Con
los movimientos ocasionados por el temblor despertó la Sra.
Barragán y dice que lo que más le impresionó fué la luz ana-
ranjada que se desprendía á intervalos del horizonte y que ilu-
minaba fantásticamente su habitación.
En el temblor ocurrido en la noche del jueves 2ó de Marzo
próximo pasado se observaron fenómenos luminosos anál-ogos.
Yo me encontraba en una visita y en el momente del temblor
varias personas nos situamos en una puerta que comunica con
■ un pasadizo provisto de un tragaluz. Fué á travez de los vi-
drios de ese tragaluz por donde pude percibir el constante re-
lampagueo de color rojizo anaranjado.
Antes de exponer alguna teoría aceptable para explicar el
fenómeno en cuestión recordaremos un experimento de física
sitado por Gastón Planté en su intei'esaute obra titulada: "Los
fenómenos eléctricos de la atmósfera." Supongamos un vaso
lleno de agua destilada en la que se ha introducido de ante-
mano el electrodo negativo de una batería de 800 pares secun-
darios. Si se aproxima la superficie del líquido el electrodo po-
sitivo, antes de que salte la chispa se ve que el líquido se eleva
en forma de cono. Realmente es el mismo experimento veri-
ficado por los académicos de Florencia y que consistió en acer-
car una barra de cristal frotada á la superficie de una peque-
ña vasija conteniendo aceite: el aceite saltaba en diminutos
chorros. La única diferencia consiste en que en el experi-
mento de Planté se hace uso de una corriente eléctrica de alta
tensión.
Considerando á la tierra como un cuerpo electrizado en to-
da su masa y encontrándose frente á frente de nubes podero -
sámente electrizadas se establece una tensión considerable en-
tre dichas nubes y las masas líquidas que existen debajo de la
costra terrestre.
Los temblores de tierra ocurridos sobre las costas del Me-
Fenómenos obsebtados durante los últimos temblores. 399
ditercáneo, en Francia y en Italia en el mes de Febrero de 1887
fueron acompañados de fenómenos eléctricos y de perturba-
ciones magnéticas de gran intensidad. Se concibe según el ex-
perimento citado antes, que nubes de gran extensión y fuerte-
mente carinadas de electricidad puedan ejercer sobre la masa
fundida que se encuentra abajo de la delgada costra terrestre
efectos de atracción bastante intensos para producir un débil
raovimif^nto en la ma^a licuada y como resultado dé ésto deter-
minar dislocar>ion(^s de la costra terrestre.
No cabe duda que la electricidad atmosférica es una fuer-
za muy caprieho>:a y que no siempre tiene su máximo de inten-
sidad; sus manifestaciones no se producen sino cuando ese
agente físico está temporalmente acumulado en un lugar. Y si
con la electricidad artificial que producimos con nuestras má-
quinas poderíos obtener poderosos efectos mecánicos y calorífi-
cos fácilmente se comprende la extremada potencia que puede
desarrollar la electricidad atmosférica, fuerza notablemente su-
perior á la que nuestros aparatos pueden producir.
Resulta de lo anterior que la electricidad acumulada en
una gran masa de nubes, y este hecho está perfectamente re-
conocido como ocurrente en las regiones ecuatoriales y tropi-
cales donde la evaporación es muy abundante, puede ser causa
directa de algunos temblores, pero suponiendo que ésto no sea,
sí creo que pueda admitirse que esas luces fantásticas, que por
cierto jamás han estado acompañadas de truenos se deban á
una verdadera descarga lenta ó sea una serie de efluvios entre
las nubes poderosamente electrizadas y la capa líquida situa-
da abajo de la costra terrestre.
Debo hacer notar que tanto en el temblor del 14 de Abril
de 1907 como en el del 26 de Marzo próximo pasado, el cielo
ha estado enteramente nublado y por nubes del tipo nimbus
que como se sabe son nubes bajas y por lo tanto de influencia
más eficaz bajo el punto de vista eléctrico.
Para terminar indicaré cómo obtuve el seismograma que
400 L- G- León — Fenómenos obsekvados durante los últimos tembloees.
fué publicado por el Imparcial y el Diario de esta ciudad, po-
cos días después del temblor del 26 de Marzo próximo pasado.
El seismógrafo que empleo fué inventado por el Sr, Pbro.
D. Gustavo Heredia, S. J. miembro de esta sociedad, miem-
bro de la Real Sociedad Astronómica de Londres y Director
del Observatorio del Colegio Católico de Puebla.
El aparato se compone de una varilla de fierro con delica-
da suspensión á la Cardan; la varilla sostiene en su parte in-
ferior una esfera de latón llena de plomo y que lleva en su par-
te inferior una pequeña hélice de alambre muy delgado de
bierro. La extremidad del alam.bre apoya suavemente sobre
un disco de cristal muy bien nivelado y cubierto con una capa
de humo producida por la combustión de un pequeño trozo de
alcanfor. Al producirse el temblor el péndulo oscila, la punta
del espiral del alambre marca en la capa de humo la huella del
movimiento y después la lámina de cristal hace veces de nega-
tiva para sacar todas laspositivas que se desee sobre papel
sensibilizado.
México, 4 de Mayo de 1908.
Emmons (George T.)— The Chilkat Blanket. New York. Dec. 1907. 49 pl. {Ame-
ñcan Museutn of Natural Ristory. Mem. Vol. III, Anthropology, Part IV).
Fitzgerrell's Guide to México. — The Tropics and Highlands. 3d. Edition. Méxi-
co. 1907. 89 ill. (J. J. FUzfjerreU).
Galindo y Villa (J.), M. S. A. — El Panteón de San Fernando y el futuro Pan-
teón Nacional. Notas históricas, biográficas y descriptivas. — México, Imp.
del Museo Nacional. 1908. 89 láms.
González Obregón (Luis). — Época Colonial. México Viejo. Noticias históricas,
tradiciones, leyendas y costumbres. Nueva edición aumentada y corregi-
da con profusión de ilustraciones, etc. — México. París. Vda. de C. Bou-
ret. 1900. 8?
Rahe {Eilward), ?»J. S. A. — A l^ictionary of Spanish and Spanish-American
Mining, Metallurgical and allied terms to whioh some Portuguese and
Portuguese-American (Brazilian) terms are added. — London. Ch. Griffin
& Co. Litd. Exeter St. Strand. 1908. 129 Xlll-379 pp- 76 ñg.
McCalley (H.) — Report on the Goal Measures of the Plateau Región of Alaba-
ma. iucluding a Report on the Goal Measures of Blount County. by A.
M. Gibson. Montgomery (Geol. Survey of Alabama). 1891. 89 pl.
México. Seerctaría de Comunicaciones y Obras Públicas. Anales. N9 18. Abril
1906. 89 láms.
Pavimentos (Los) de la Ciudad de Mé.KÍco. Reseña documeutada. {Dirección Ge-
neral de Obras Públicas del Distrito Federal). México. 1907. 89
Toronto. Meteorological Service of Canadá. Report by R. F. Stupart. Director,
for the Year ended Dec. 1905.— Ottawa. 1907.. 49
Toulouse. — Société d'Ristoire Naturelle et des Sciences Biologiques et Énergétiqucs.
BuUetin trimestriel. XXXVIII, 1905. 89
Washington. Coast and Geodetic Survey. Report. July 1906 to June 1907. 49 pi.
Les tomes 25 et 26 des Mémoires
sont en publieatioii simultaiieineiit.
SOCIÉTÉ SCÍENTIFIQÜE "ANTONIO ÁLZATE.'
JVITÍJXICO.
FONDEE EN OCTOBRE 1884.
Membres fondatenrs.
MM. Rafael Aguilar y Santillán, Guillermo Beltrán y Puga, Ricardo E.
Cicero et Manuel Marroquín y Rivera.
Président honoraire perpétuel.
M. Ramón Manterola.
Secrétaire general perpétuel.
M. Rafael Aguilar y Santillán.
Conseil directif.— 1908.
PréSI o ent. — Ing. M. Marroquín y Rivera.
Vioe-Président. — Ing. Alejandro Prrieto.
Secrétaire. — Ing. Macario Olivares.
Vice-Secrétaire. — Prof. Ramón Mena.
Trésorier perpétuel. — M. José de Mendizábal.
La Bibliothéque de la Société (Ex-Mercado del Volador), est ouverte au
public tous les jours non feries de 4 h. á 7 h. du soir.
Les "Mémoires" et la "Revue" de la Société paraissent par cahiers in 89 de
64 pags. tous les mois.
La correspondance, mémoires et publications destines á la Société, doivent
étre adressés au
Secrétaire general k
Palma 13.— MÉXICO.— (Mexique).
Les auteurs sont seuls responsables de leur écrits.
Les membres de la Société sont designes avec M. S. A.
Tomo 26. No. 11.
MEMORIAS Y REVISTA
SOCIEDAD científica
¿¿
A.ntonio álzate
pnblicadaa bajo la dirección de
RAIHAEL AGUILAR Y SANTIL.LÁN,
Skcrktakio (iKNKUAI- Fkkpk.tüo
59
SOMMAIlíK.
(Méirioires, feuilles 52 á 57.)
Archéoiogie, — Le Monolithe d'Acatláu, par R. Mena, p. 401-405.
Géologie appliquée. — Siu* le vemplissage de quelques gisements métaJliféres, par
M. J. D Villarello, p. 423-447.
Hi8toi^e. — Tzintzunzan, par le Dr. J. M. de la Fuente, p. 413-421.
Zoologie. — Dipodomys Phillipsi Gray, par le Dr. A. Dugés, p. 407-411.
MÉXICO
(3» CALLE DE KEVTLLAGIGEDO NÚM. 3).
Mayo 1908.
Publicación registrada como articulo da segunda clase en 12 de Febrero de 1907
Dons et nonrelles pnblications rcQues pendant Mai 1908.
Les noms des donatenrs sont imprimes en italiqítes; les membres de la Soeiétó
sont» designes avee M. S. A.
Agamennone (G,), M. S. A. — Sopra un tipo di sismogi-af o a pendoli orizzontali.
— Modena (Boíl. Soc. Sism. Ital.) 1908. 89 fig.
Al-Batlani sive Albatenii Opus Astronomicum. Ad Fidem Codicia Escurialen-
sis Arabice Editum Latine versum, adnotationibus instructum a Carolo
Alpbonso Nallino. Pars Secunda. Versio tabularium omnium cum ani-
mad versionibus, Glossario, Indicibus. Mediolani Insubrum. 1907. 49 {R.
Osservatorio di Breva in Milano. Pubblicazioni. N. XL. Parte 11).
American Ephemeris and Nautical Almanac for the Year 1911. Ist. Edition.
Washington. 1907. 89 {The Nautical Almanac Office),
Astrophysical Observatory of tbe Smithsonian InsUtution. Annals. Vol. II. By
C. Gr. Abbot, Director, and F. E. Fowle, jr., Aid. — Washington. Grovern-
ment Printing Office. 1908. 49 pl.
Batavia. R. Magnetical and Meteorological Observatory. Observations. Vol. XXVIII.
1905. Containing meteorological, magnetical and seismometric observa-
tions. Batavia. 1907. Fol.
Biihm ( Josef Georg) : Die Kunst-Uhren auf der k. k. Sternwarte zu Prag. Auf
offentliche Kosten herausgegeben von Prof. Dr. Ladislau WeineJc, Direk-
tor der k. k. Sternwarte in Prag. (Mit. 21 Taf. in Lichtdruck). Prag.
1908. 49
Capitán (L.) — Cours d' Antiquites Américaines du CoUége de France (Fondation
Loubat). Legón inaugúrale le 7 Mars 1908. — Paris. Rev. del'École d'An-
thropologie, XVIIl), 1908. 89 (Le Duc de Loubat. M. S. A.)
Carta General de la Eepública á la 100,000? Hojas 11-IlI-L y U-III-X. Comi-
sión Greográfico-Exploradora. 1908. — México. Secretaría de Fomento.
Comberouse (Ch. de). — Cours de IMathématiques. — Paris. 3 vol. 89 1860-1862.
De Bilt. Institut MétéorologiqueRoyaldes Pays-Bas. Annuaire. 58e. Année. 1906.
A. Météorologie. B. Magnétisme terrestre. — Utrecht. 1907. 49
Foveau de Courmelles (Dr.) — L'Année électrique, électrothérapique et radiogra-
phique. Revue annuelle des progrés électriques en 1907. 8e. année. — Pa-
rís. Librairie Polytechnique, Ch. Béranger- 1908. 169 3 fr. 50 c.
Halsted {Prof. G. B.), M. S. A. — La sphérique non-euclidienue, — Paris (L'En-
seignement mathém. Mars. 1908. j 89
Matón de la Goupilliére ( J. N. ), M. S. A. — Note sur les axes principaux du temp.s
de parcours. — Paris (C. R. Acad. Se.) 1908.
Hecker (O.) — Seismometrische Beobachtungen in Potsdam in der Zeit vom 1.
SOCIElf. SCIKNTIKignK "ANTONIO ÁLZATE." MÉMOIEES, T. 26.
LiBRARY
NEW YORK
BOTANICAL
GAKOBN.
EL MONOLITO DE ACATLAN.
Xiuhtecuhtii-Tletl (Dios del fuego)
POR EL PROFESOR
EAMON MENA, M. S. A.
A Mrs. Zeüa Nuttall, M. S. A.
La nuera orientación de los estudios arqueológicos nacio-
nales, hace que nos aproximemos hoy más que ayei', al medio
social de nuestros antepasados.
Fruto de aquella orientación es la preferencia que se dá al
monolito, cuando entre éste y el Códice nos encoutramos; la
clasificación de la roca, la ubica ción ó locación del monumen-
to, la descripción, la interpretación, el estudio comparativo y
finalmente la clasificación.
Es procediendo así como desaparece la niebla que envuel-
ve á nuestra Arqueología, es procediendo así, como se llega á
la verdad y se facilita la discusión.
Por de contado que las galas literarias no tienen, no deben
tener cabifla en la exposición arqueológica; son ellas las que
hacen intervenir la fantasía y tornan en tortuoso el camino
recto.
Mera. Soo. Álzate. México. T. 26 (1007-1008)— 52.
402 RAMÓN MENA.
Dolorosos ejemplos nos hacen hablar así, mas nunca lo bas-
tante á destruir el edificio de la imaginación fatalmente levan-
tado en el sereno campo de la Arqueología.
Dicho esto, pasaremos á ocuparnos en el estudio de un ejem-
plar notable.
Tenemos la suerte de encontrarnos frente á un monolito.
Sus dimensiones son:
Longitud de la piedra 4 m.
Latitud „ „ „ 3 ,,
. Espesor „ „ „ , 2 „
Longitud de la figura .-, 1.20
Petrografía,
La roca de este monumento es granítica (?) y abunda en la
región; así me lo dice el Ingeniero Pablo Solís que midió y fo-
tografió este monolito. Yo no lo conozco de visu y por lo tanto,
no puedo proporcionar detalles petrográficos siempre intere-
santes.
Descripción.
La figura que tenemos al frente, es reproducción de la fo-
tografía directa del monolito.
La figura es un bajo relieve bian acabado, no obstante la
dureza de la roca. Se trata de una ñgara humana ligeramen-
te inclinada hacia delante; tiene un rico tocado que remata arri-
ba en penacho de plumas; lleva máscara, venda en los ojos,
nacochtli (orejera), un tlachicloui en la mano derecha y un chi-
malli en la izquierda.
Viste faldellín orlado de tecpatl, gasta cactli y á la espalda
una figura simbólica.
El Monolito db.Acatlák.
403
El chimalli, tiene la mi.^rua máscara y la misma venda que
la figura á que pertenece.
Atrás del penacho, derecha dnl observador, hay el gerogli-
£o de una fecha.
Locacióu.
El monoHto s.e encuentra en la Municipalidad de San Pa-
blo, jurisdicción de Acatlán, Estado de Puebla; al pie del Ce-
rro Gordo y aseguran haberse desprendido de roca mayor, en
la que se advierten restos de geroglifos.
Interpretación.
Los tecpatl, colocados unos al lado de otros, son la repre-
sentación de tletl, el fuego, y recuerdan la manera primiti-
va de obtenerlo; así pues, nuestra figura lleva su nombre en el
faldellín y ese nombre es tletl, el fuego. La máscara, el tlachi-
oloni, la venda y la figura simbólica de la espalda, nos dicen
404 ' Bauon Mena.
que se trata de una deidad, estamos por tanto, frente al Dios
del Fuego de los mexica, Dios llamado XiuMecuMU-tletl.
Los historiadores primitivos, que reccgieron los conoci-
mientos históricos y mitológicos de los nobles y tecuhtlis que
sobrevivieron á la toma de Tenuchtitlan, describieron á Xiua-
tecuhtli-tletl llevando máscara, venda, orejera, tlachieloni, en
la mano derecha y escudo en la mano izquierda y á cuestas, un
dragón fantástico.
Como se ve, todo está representado en nuestra figura y por
lo tanto, la interpretación resulta exacta.
La fecha es nahui xochitl equivalente al 20 de Junio y ha-
ce alusión á una de las fiestas de la deidad.
Es frecuente, encontrarse en las deidades, su nombre y la
fecha de sus fiestas, de modo que el Dios era juntamente para
los mexica, un libro ritual particular.
Quiero llamar la atención acerca do esta fecha, acerca de
su factura. No es desde luego el tipo del geroglifo xochitl,
es una variante que trae á la memoria la representación de tec-
pactl; no es la primera vez que encuentro este caso, frecuen-
te con el signo acatl. Se puede establecer como regla gene-
ral, que cuando el signo tecpatl va incluido en alguna fecha,
hace referencia á sacrificios humanos. Era extraño no encon-
trar tal referencia en esta d^iilad, toda vez que lleva nombre
y fecha de su fiesta.
Cabe aquí advertir, que las rayas transversales, que en los
geroglifos de divinidades, parecen sin oficio, indican así mis-
mo sacrificios, ni más ni menos que las borlas de pluma.
La palabra Xiuhtecubtli-tletl es mexica y su traducción,
vale tanto como: "'fuego: Señor del año."
El dragó a simbólico que lleva á cuestas la deidad, tiene es-
te nombre Xiulicoatl- nahualli ó sea, "la divina culebra del
año". Esta relación estrecha entre el fuego, la culebra y el año
* He respetado la escritura de esta palabra, por ser ya común. La es-
critura correcta es: xihucoatl (de xihuitl año.)
El Monolito db Acatlan. 405
es de grandísima utilidad para la interpreta'íión del soberbio
monumento conocido con el nombre de Calendario Azteca.
Arqneolo^ía comparada.
En el fondo del cuauhxicalli océlotl-tezcatUpoca, del Museo
Nacional está un Sacerdote con las vestiduras de Xiuhtecuh-
tli y podemos reconocerle los atributos de esta deidad que es-
tudiamos.
En el Tonalamatl de Aublu y f>n los Códices, aparece esta
deidad con variantes, que traen vacilaciones al que estudia,
pero es conveniente lijarse en que nunca falta el Xiubcoatl-
nahualli ni la venda, estos son constantes y para no citar con
exceso, remito al Códice Borbónico, por ser de los más claros.
En los Códices, la figura aparece con colores y son: plumas
del penacho, verdes; tlachicloni, máscara y xiuhcoatl, amari-
llo; nacochtii de varios colores, barba negra y chimalii, cuan-
do lo lleva, orlado de amarillo y al centro verde.
Clasiflcaci^u.
El monolilo en estudio, pertenece á la civilización azteca.
El año no consta en el monumento, pero averiguando bajo qué
Rey se procedió á incluir el tecpatl en otros signos, tendremos
el dato; más de aquí, sur^e nuevo estudio que reservo para
otra ocasión.
México, Mayo de 1908.
NOTA. — Quiero hacer presente mi gratitud al Sr. Dr. Peñafiel, quien
bondadosameute se ha servido facilitarme los originales de su monamental
obra iaédita: El Templo Mayor, obra que está llamada á revolucionar in-
teligentemente nuestra Arqueología.
SociíTB SciBunFiqüK "Antonio Álzate." Mémoieeb, T. 26
DIPODOMYS PHILLIPSI, Gray,
POH EL DOCTOR
A. DUaES, M. S. A.
La adaptación al salto se observa en varios mamíferos de
géneros y órdenf^s bien diferentes, y su explicación parece di-
fícel de hallar. Un lemuriano (el tareero)^ unos incectívoros (los
macrocélidos), unos roedores [gerboas hélamys. etc), entre los mar-
supiales los Jcanguros están organizados para el salto como el
Bipodomys que hace el objeto de este artículo; y sin embargo,
no se encuentra ni en las circunstancias donde viven ni en sus
costumbres, particularidades aplicables atados ellos: unos son
nocturnos, otros diurnos; éstos viven en ííra,ndes llanos, aque-
llos en reducidos espacios; los hay en parajes estériles y en
otros puntos donde la vegetación abunda; la alimentación es
á veces insectívora y otras vegetal. Si se quiere hablar de con-
vergencia, se tropieza con las mismas dificultades.* Dejaré,
pues, este punto de vista y pasaré á la descripción del Dipo-
domys. Los dibujos que acompañan esta nota, tomados con toda
exactitud, ayudarán á comprender el texto.
Este roedor pertenece á la gran sección de los simpliciden-
tados: es de la familia de los seudostomídeos ó saccomyídeos ca-
racterizados por la presencia de enormes abazones ó bolsas cu-
* El Dipodomys vive en los mismos puntos que otro gran roedor, el
Neotoma Mexicajia, que no salta y anda como las ratas comunes.
408 A. DüSES.
táneas cuya abertura simula una gran boca, mientras ésta es
al contrario muy p=>qaoña: es notabilísimo entre los de la mis-
ma familia por la gran desproporción que existe entre sus pa-
tas posteriores y las anteriores; la col i os larga y delicada. Se
difer ncía de un género muy parecido (Dipo lops) en que no
tiene más que 4 df^dos po>t(*riores. Los dipoílops,.ó mejor, por
prioridad, Perodipus, tienen cinco dedos posteriores; no ^e en-
cuentran en los mismos lugares.
Este animal es llamado Rata Jabalí ó Rata de San
Luis, por ios campesinos, pero tamV>ién a[)lican este nom-
bre á los Neotomas que difieren bajo todos aspectos. A pe-
sar de la aserción de Lydekker no tiene nada de elegan-
te como se puede ver por su retrato techo sobre el ani-
mal vivo; es al contrario recogido y se mantiene encorvado
hacia adelante, actitud que he observado siempre en los mu-
chos individuos de ambos sexos que he tenido en jaula. Sus
dimensiones ordinarias son como signe: cuerpo con la cabeza
10 cm; cola 17 cm; tarso con los dedos un poco más de 4 em.
El ojo es negro y algo pi-oeminente. La^ orejas casi desnudas,
pardo rosado claro, á vece? con el borde negro. El cuerpo es
aleonado parduzco: los flancos tiran á aleonado rojizo: las par-
tes inferiores son de un blanco puro, bien separado de los co-
lores de las regiones superiores y laterales; de este mismo co
lor son las patas anteriores con los dedos teñidos de rosa; ai
través del muslo se estiende una faja blanca que se continúa
sobre el resto del miembro posterior hasta los dedos pero el
tarso lleva por debajo una línea negra. La cola es parda por
encima y por debajo, y blanca en los lados, así como el fleco
que la termina. El pelo le forma una cresta. En derredor
del ojo y en los lados del hocico blanco algo amarillo. Una man-
cha negra encima de la punta del hocico, nariz color de rosa.
Los dos sexos y los jóvenes no difieren.
El esqueleto presenta particularidades notables que permi-
DlPODOMTS PHILLIPSI.
409
ten reconocerlo á primera vista. El cráneo (véanse las figuras)
DIPODOMYS PHILLIPSI, GRAY.
4 tamaño natural.
Cráneo, tamaño natural.
se asemeja á un triángulo cuyo ángulo anterior está adelgaza-
do y la parte posterior formada de dos gloKitos alargados y di-
vergentes que son las bulas auditivas con su orificio auditivo
externo muy ancho: los zigomas delgadísimos: la mandíbula in-
Mem. Soo. Álzate. México. T. 26 (1907-1908)— 53.
410 A. DüQES.
.ferior tiene el ángulo ancho y torcido hacia afuera. Las claví-
culas son perfectas. El tórax, de forma cónica, es muy angosto
en su porción antei-ior y se ensancha por atrás hasta voltearse
hacia afuera, y viene á ser como 1a tercera parte del tronco. El
cuello es muy corto porque las 3% 4% 5"* 6*, y 1'^ vértebras cer-
vicales son muy deprimidas y como soldadas y sin apófisis es-
pinosos. El fémur en su mitad proximal ofrece una lámina muy
saliente y filosa: el peroné, muy delgado, se suelda en la mitad
del hueso: los cuatro metatarsianos están bien distintos uno de
otro, pero en una parte de su longitud, manifiestan una tenden-
cia á la coalescencia que recuerda la soldadura de estos huesos
en el Gerboa alactaga. El cerebro es liso. El pelo, muy suave.
He recibido la Rata Jabalí de una hacienda ubicada entre
León y Silao, de Comanjilla y de la Quemada. Parece que se
ha hecho rara, pues hace años que no he podido conseguir un
solo individuo.
Estos roedores se alimentan de toda clase de semillas y de
plantas verdes, pero parece que abundan en los chilares, y se
les acusa de causar pérdidas en ellos: yo creo que, debido á la
pequenez de sus incisivos, han de ser poco nocivos, y que el
daño debe atribuirse sobre todo á los neotomas que sno muy
fuertes, voraces y numerosos, y tienen grandes incisivos.
Observados en cautividad los dipodomys son interesantes.
He visto la cópula: el macho abraza á la hembra por delante
de los muslos como lo hacen los perros, y cuando ella se niega
á sus deseos, él la muerde cerca de la cabeza: es de creer que
esta mordedura no le duele mucho porque no grita, y yo mis-
mo puedo asegurar por experiencia que es poco sensible y no
saca sangre. Estos animalitos son de una agilidad extraordina-
ria, muy juguetones y hacen saltos enormes para su tamaño,
con frecuencia hacen maromas hacia atrás. Por lo general son
mansísimos y no tratan de morder más que cuando se les mo-
lesta, pero sueltan un chorro de orina clara amarilla é inodora.
Son muy friolentos, y casi todo el día lo pasan dormidos entr^
DlPODOMYS Philupsi. 411
sus abrigos. Tienen un grito especial que parece el ruido de
un beso.
Me he extendido ún poco sobre la historia de estos roedo-
res porque no han sido estudiados hasta ahora con cuidado,
y porque sus particularidades anatomo-fisiológicas presentan
interés. Queda planteada la cuestión de las dimensiones extra-
ordinarias de las extremidades posteriores; es un problema de
biología que pide explicación y no rae parece tan sencillo si se
refiere uno á las reflexiones que encabezan esta pequeña bio-
grafía.
Guanajuato, Abrü de 1908.
^ mmm »
SUCItoK SCIENTIFigUE "ANTONIO ALZATK." MÉMÜIHKS, T. 26.
niüzeniN,
IDE nvriS T>TOT-A.S IDE -VI-A-JES.
POR EL DOCTOK
J. M. DE LA PUENTE, M. S. A.
La Capital gentílica del poderoso y floreciente Reino de
Michoacán, la populosa Corte de los Reyes Tarascos, que con-
taba en sus tiempos gloriosos con una población de 40,000 ha-
bitantes, hoy es un pueblo insignificante que apenas cuenta
con unos 3,000 vecinos que viven muy pobremente de la agri-
cultura, de la pesca y de la alfarería.
Tzintzuntzan, está situada en la margen Sur del hermoso
lago de Pátzcuaro á cuatro kilómetros de Quiroga; sus calles
son anchas, tiradas á cordel, de Sur á Norte y de Este á Oeste,
y están formadas, en su mayor parte, de altas cercas de piedra
laja sin ninguna argamasa. Inmediatos al pueblo, están dos
elevados cerros, uno al Poniente y el otro al Oriente, los que
proyectando sus sombras, mañana y tarde, sobre la población
hacen que ésta sólo disfrute de muy pocas horas de sol, de lo
que resulta que los días parecen demasiado cortos; y esta fué
precisamente una de las razones de mayor peso de las que ale-
414 J. M. DB LA POENTK.
gó el venerable Obispo D, Vasco de Quiroga para trasladar su
silla Episcopal á Pátzcuaro en 1540.
El Rey D. Felipe II, en su cédula fechada en Valencia el
28 de Septiembre de 1534, le otorgó á Tzintzuntzan el título
de ciudad y le concedió el escudo de armas que hasta hoy se
conserva en el Juzgado de la población.
En el Sur de la poblacióo, y muy inmediatas á ella, exis-
ten dos grandes Tacatas construidas de piedra laja sin labrar
y superpuestas sin ninguna argamasa. Según cuentan allí, so-
bre la Yácata del lado del Este, estaba el Templo y sobre la
del lado Oeste el Palacio del Rey; pero yo creo, que dado lo
deleznable de estas construcciones, deben haber tenido otro
objeto, pues no par.ece posible que hayan podido soportar el
peso de ningún edificio, por ligero que haya sido, y más bien
me inclino á creer que sean túmulos.
Por la calle que conduce al camino que va á Quiroga, so-
bre una barranca que atraviesa la población de Sur á Norte y
va á desaguar al lago, hay un puente de cal y canto en el que
se leen estas dos inscripciones que ostenta en sus dos cortinas
grabadas en relieve gobre dos lápidas de cantera; la del lado
Sur, dice: "SIENDO GOBERNADOR D. MIGUEL JOSEPH EN EL AÑO
DE 1736. A COSTA DEL COMÚN. T SE FINALIZÓ EL 15 DE JUNIO
DE 1756 N. S. SDO. ALCALDES D. PHEAEDO I. D. PASCUAL GUA-
CUJAN D. GENCIa" (aquí está rota la lápida y no se
puede leer lo que sigue.)
La inscripción del lado Norte, dice: "reynando EL REY N.
S. D. FERNANDO VI. Q. D. G. SE REDIFICÓ ESTE PUENTE EN LA
CIUDA DE TZINTZUNTZAN."
Esta última inscripción, me recuerda aquella famosa leyen-
da que cuentan se leía en un puente de cal y canto en Lagos,
que decía: "este puente se hizo aquí,"
De capital del ¡Reino de jMichoacán, ha venido Tzintzun-
tzan, á quedar convertido en Tenencia perteneciente á la Muni-
cipalidad de Quiroga.
TZINTZDÍPrZAIí. 415
Los elementos de vida con que cuentan actualmente los ha-
bitantes de Tzintzuntzan son tan exiguos, que apenas les bas-
tan para vivir muy pobremente, pues el comercio local está
representado por dos únicos y miserables tendajones que só-
lo giran unos cien pesos cada uuo, incluso el ramo de panade-
ría que también explotan. La industria más productiva del pue-
blo es alfarería, pues la loza que fabrican goza de gran fama,
no solo en Michoacán, sino en todos los mercados á donde se
la lleva fuera del Estado. De este artículo, se elaboran 1,440
cargas al año, las que, una con otra, según clase y tamaño, se
venden á razón de tin peso la carga, de lo que resulta un pro-
ducto anual de $1,440.
La agricultura se reduce á: 3,000 cargas maíz; 100 de frijol,
50 de haba y 200 de cebada, las que se venden: á $3.00 $8.00
$5.C0 y $2.00 carga, respectivamente, lo que da un producto
anual de $14,050 y agregando, á esta suma, el producto de la
loza, tendremos un total de $15,490: suma tan exigua, que no
se comprende cómo puedan vivir con ella los 3,000 habitantes
que tiene la población.
Los Miércoles y los Sábados, tienen lugar los tianguis los
que se efectúan en el Desembarcadero, al estilo primitivo; allí
no circula moneda de ninguna clase solo se cambian efectos
por efectos, las familias tienen que proveerse de loza, de la que
allí se fabrica, la cual les sirve de moneda para hacer sus com-
pras.
Tzintzuntzan, es curato de la Mitra de Morelia, y tiene ac-
tualmente cuatro templos abiertos al culto católico, que son:
la Parroquia, la Soledad, el Hospital y el Santuario de Gua-
dalupe.
La Parroquia, que fué el primer convento que los Francis-
canos erigieron en Michoacán, es una hermosa construcción de
cantería; en el cementerio, que es bastante extenso, se venios
cimientos de la catedral que comenzó á construir el venerable
416 J- M. DE LA Fuente.
Obispo D. Vasco de Quiroga, cuya obra abondonó cuando tras-
ladó su Silla Episcopal á Pátzcuaro. A la derecha de la puer-
ta de la Parroquia, está uua peqíieña Capilla de cantera la que
apenas mide una? cinco varas de largo por cuatro de aucbo,
en el fondo tiene un altar también de cantera: esta fué la pri-
mera Capilla que se construyó en Micboaeán, en el mismo lu-
gar donde se dijo la primera misa, y allí fué también donde su
primer Obispo D. Vasco de Quiroga tomó posesión de su Obis-
pado, pues en aquella época, era la única iglesia que había en
Tzintzuntzan. Esa pequeña Capilla, además de recordar el si-
tio donde se dijo la primera misa y el lugar donde tomó pose-
sión de su Obispado el primer Obispo de Michoacán, recuerda
también un hecho maravilloso que refiere la tradición.
Se cuenta, y yo lo refiero aquí á título de curiosidad, que
una vez en que los misioneros dispusieron que los neófitos que
estuvieran ya suficientemente instruidos recibieran la prime-
ra comunión, seleccionaron de entre ellos los más capaces y
como, por su mala estrella, no tuvo la dicha de encontrarse en-
tre estos una india llamada María Francisca, se deshizo en llan-
to, pues tenía ardientísimos deseos de recibir la primera comu-
nión; pero no había remedio, tenía que resignarse y esperar
hasta tener la instrucción requerida para el caso. Llegó por fin
el día en que los neófitos elegidos iban á recibir la primera co-
munión, y para darle á aquel acto mayor esplendor se dispuso
una solemne y magestuosa función de iglesia; mas como én la
diminuta Capilla, á duras penas cabían los sacerdotes ofician-
tes, toda la inmensa multitud de fieles ocupaba el cementerio
y confundida entre ellos, allá, entre los más lejanos, se encon-
traba María Francisca compungida y llorosa. Llegada la hora
de repartir el pan eucarístico, al toque de la campanilla, todos
los fieles se ponen de rodillas y el Sacerdote da principio á la
sagrada ceremonia; de repente, una hostia se escapa de sus de-
dos y vuela por sobre la asombrada multitud hasta la boca de
TZINTZONTZAN. " 417
María Francisca quien la recibe llena de júbilo, con unción y
recogimiento. Ante tan estupendo prodigio, los frailes se abren
paso por entre la muchedumbre, van hasta donde se encontra-
ba María Francisca y la conducen en triunfo bástala Capilla,
en seguida levantan una acta y forman un voluminoso expe-
diente con las declaraciones de los innumerables testigos que
presenciaron aquel prodigio, y con él dieron cuenta al Papa,
quien dispuso que María Francisca y todos sus descendientes,
usaran para siempre el apellido de Feliz. Con este apelativo,
conocí en Tzintzuntzan, unos tres individuos que se decían des-
cendientes de María Francisca.
En la Sacristía de la Parroquia, que es una pieza chica, y
obscura, y por lo mismo la más inadecuada para el objeto, fué
donde se les ocurrió colocar el hermoso cuadro del descendien-
te que Felipe II regaló á Tzintzuntzan, cuya pintura se atribuye
al Ticiano, loque no se puede confirmar por la falta de firma; pe-
ro sea quien fuere el autor, ella es una obra bellísima y de gran
mérito, á juicio de cuantos inteligentes la han visto, tanto na-
cionales como exti'anjeros.
El cuadro mide unas cinco varas de largó por tres de an-
cho; en segundo término, está representada la escena en que
Felipe II hace entrega del Lienzo á los frailes que lo han de
conducir á Tzintzuntzan; Felipe II está de pie y frente á él dos
frailes Franciscanos y uno de éstos tiene en la mano un ro-
llo que se supone ser el lienzo que acaba de recibir del Mo-
narca.
La igle.sia de la Soledad, está contigua ala Parroquia y es
un hermoso templo de cantera, amplio, con bastante luz y de
arquitectura más moderna que San Francisco, pues su cons-
trucción terminó á principios del siglo pasado según se ve en
una de las dos inscripciones que están á la entrada de la esca-
lera que conduce á la torre, en una de éstas dice: "SEHizo LA
DEDICACIÓN DE ESTE TEMPLO EN EL MES DE MARZO DE 1811."
Mem. Soo.Absate, México. T. 26 (1907-1008) -54
418 J. M. DE LA Fuente,
y en la otra inscripción, que está frente á ésta, se lee: "SE
BLANQUEÓ ESTA IGLESIA EN EL MES DE JULIO DE 1817."
Esta iglesia, con todos sus altares, imágenes y paramentos,
fué costeada por el Canónigo D. Manuel Leso, de la Catedral
de Morelia, quien fué originario de Tzintzuntzan.
Llama la atención en este templo, una primorosa urna de
carey armada sobre una armazón de plata y con aplicaciones
del mismo metal sobre el carey en el qu6form.an bellísimos y
artísticos dibujos. Esta rica urna encierra una magnífica es-
cultura del Santo Entierro, del tamaño natural.
En el Presbiterio, al lado del evangelio, hay una bóveda
subterránea á la que se baja por una escalera de madera, y mi-
de cinco varas de largo por cuatro de ancho y tres de alto, el
pavimento es de mezcla sin pulir, y allí, sin caja ni cosa algu-
na que lo resguarde, reposan los restos del Canónigo D. Ma-
nuel Leso cuyo cráneo sorprende, verdaderamente, por sus de-
formes y colosales dimensiones.
La iglesia del Hospital, fué fundada por el inolvidable Obis-
po D. Vasco dQ Quiroga, y de la del Santuario de Gruadalupe
no existen ningunos datos que nos den á conocer su historia
ni la época de su fundación; pero, á juzgar por su arquitectu-
ra, debe ser el templo más moderno de los que existen en Tzin-
tzuntzan.
Antiguamente, había mayor número de templos en la po-
blación según se ve por las ruinas que todavía existen en las
las iglesias del Tercer Orden, San Nicolás Tolentino y San-
tiago.
Contigua al cementerio de la Parroquia, está una casa de
adobe de construcción muy primitiva, la que se conoce por
"la KENGüERÍa" (de rengue, Mayordomo.) esta casa es la ofi-
na de los Mayordomos de los Santos y allí se reúnen al fin
de cada año los ancianos y vecinos principales del pueblo
para elegir los Mayordomos que deben funcionar en el si-
guiente.
TZINTZDNZAN, " 419
Tuve oportunidad de preseociar una de estas juntas elec-
torales, y no puedo resistir la tentación de describirla.
La sala donde se efectúa la reunión, es una pieza baja de
techo, larga, angosta y muy obscura, pues solo recibe luz por
dos diminutas ventanas, que más propiamente podrían llamar-
se troneras, el suelo es el de tierra y allí no hay sillas, me-
sas, ni mueble alguno; los electores se sientan en el suelo,
con las piernas dobladas al estilo oriental, formando dos hile-
ras á lo largo de la sala, una frente de otra; pero dejando en-
tre ellas y la pared, uu espacio suficiente para que pueda tran-
sitar libremente el mozo, quien se ocupa, durante la sesión, de
repartir cigarros á los electores y hacer circular entre ellos una
botella con aguardiente; pero parece que esto es solo una ri-
tualidad, puesto que terminada la sesión, que por cierto fué bas-
tante larga, noté que la botella conservaba más de los dos ter-
cios del aguardiente que contenía al principio; no obstante
las frecuentes libaciones que habían hecho los Señores Elec-
tores.
El peor jugado de los mayordomos que allí se eligen, es el
de Santa Elena de la Cruz (madre de Constantino) y sin em-
bargo de ello, es la mayordomía más codiciada. Este mayordo-
mo, se elige un año antes de aquel en que debe funcionar á fin
de que tenga tiempo de construir una casa enteramente nueva
en la que, según la tradicional costumbre, tiene obligación de
recibir la imagen de la Santa. .
Diez días antes de la fiesta de Santa Elena, esto es, el día
8 de Agosto, transladan la imagen, de la casa del mayordomo
saliente á la Parroquia, y allí, con intervención del Párroco y
el Mayordomo Mayor y en presencia de los demás Mayordo-
mos, hace formal entrega el Mayordomo safiente al entrante de
la imagen y todo cuanto le pertenece, incluso el numerario que
tiene en caja, y desde ese momento corren ya por cuenta del
nuevo Mayordomo todos los gastos del novenario y de la gran
420 J. M. DE LA POENTK.
función que se celebra en honor de Santa Elena, y al día si-
guiente de terminada la función, llevan con gran solemnidad,
la imagen á la casa nueva que le tiene preparada, y bien ador-
nada, el Mayordomo nuevo, y allí permanece todo el año reci-
biendo la veneración y las limosnas de los fieles.
A esta original costumbre debe Tzintzuntzan tener una ca-
sa nueva cada año, pues esas casas son propiedad de los Ma-
yordomos que las fabrican y pasados seis meses de haberlas
abandonado la imagen de la Santa, pueden disponer de ellas y
dedicarlas al uso que quieran, solo á condición de que perma-
nezca en ellas, á perpetuidad, una imagen de Santa Elena.
Algunas noches en que la Luna lanzaba sus pálidos rayos
desde el zenit sobre la rizada y cristalina superficie del lago,
solía yo embarcarme de paseo, ya rumbo á los pueblitos de
Santa Fe ó San Gerónimo, fundados por el, inolvidable Obispo
D; Yasco de Quirogaá orillas del lago, frente á Tzintzuntzan,
ó bien bogábamos ^hacía las históricas islas de Janicho ó la
Copanda; y cuando allá de lejos, dirigía la vista hacia á Tzin-
tzuntzan, débilmente alumbrada por la luz melancólica de la
Luna, y veía destacarse en el horizonte las torres de sus tem-
plos y suü blancas casas diseminadas aquí y allá sobre un fon-
do negro en el que se adivinaban sus anchas calles formadas
de altas cercas de piedra enegrecída por el tiempo, y más allá,
tras el pueblo, las gigantescas sombras de las YácataS; al con-
templar aquel cuadro, en medio del profundo silencio de la no-
che tan sólo interrumpido por el acompasado ruido de los re-
mosj veía pasar por mi mente, en tumultuoso tropel, todos los
recuerdos del pasado y se apoderaba de mi alma una pavorosa
melancolía al pensar en el porvenir de aquel pueblo que tres-
cientos años antes había sido la capital del poderoso reino de
de Michoacán, y me decía, para mí: Quién sabe, si á pesar de
la casa nueva que cada año proporciona á Tzintzuntzan la de-
voción de Santa Elena, no pasen tal vez dos siglos sin que an-
TZINTZDNTZAN. 421
den los sabios en disputas tratando de identificar el lugar don-
de se asentó la ciudad que fué la Corte de los poderosos Reyes
Tarascos, pues su actual decadencia, hace pensar, con tristeza,
que tal vez esté destinada á desaparecer para siempre, como
para siempre desaparecieron hasta los huesos de su último Mo-
narca y de sus nobles, cuyas cenizas hizo an'ojar al río el am-
bicioso é infame Ñuño de Guzmcán, después de haberles roba-
do sus tesoros.
México, Juuio 1" de 1908
^ *♦* »
SOOIÉTE SOIKNTiriQDK "ANTONIO ÁLZATE." MÉM0IBK8, T. 28
SI LE REIPLISSAGE DE IjüELIJÜES GISEMENTS ITALLIFERES,
PAR
JUAN D. VILLARELLO, M. S. A.
Ingénieur des mines.
Le.s derniéres années da XIX' siécle et les premieres du
XX" marquent, pour la géologie appliquée, une ópoque dedó-
• veloppement et de progrés, surtoutdans la partie relativa a la
"métalactogénie." '^'
Des notabilités scientifiques européennes et américaines
ont consacré toute leur énergie á Pótude de la genése des gi-
sements métalliféres et la lumíére produite par leurs savants
ouvrages nous illumine á nous tous qui, au Mexique, nous dó-
dions avec ardeur á l'ótude de cette branche de la science géo-
logique qui captive le savant et sert de guide a l'industriel.
Un travail assidu, poursuivi pendant un bon nombre d'années,
a deja indiqué le chemin qu'il faut suivre dans Pétude des
questions de géologie appliquée. Ce chemin est laborieux,
sans doute, car il exclut les généralisations absolues, mais c'est
1 Terme proposé par J. G. Aguilera. Bol. Soc. Ueol. Mex. Tome I.,
pag, 100. Note.
424 Juan D. Villabello.
le seul qui puisse iious conduire á des résultats approchant de
la vérité.
Beaucoup de théories génótiques se leven t orgueilleuses
sur l'horizon de la science géologique; bien qu'elles soientfort
diffórentes, cependant elles se trouvent baséfs sur de solides,
fondations, sont confirmées par des faits tres nonibreux, et
sont applieables á des cas particuliers. En conséquence, l'heure
n'est pas encoré venue pour les généralisations absolues, et
c'est pourquoi raujfication des idees sans distingixer les cas,
la géuéralisation des théories sans ótudier les faits locaux, ne
peut fortner la regle de nos études ou iuvestigations génétiques.
\.u contraire, chaqué cas qui se présente doit étre consideré
comme un probléme local qui demande á étre étudié á £ond
afin que de ees faits locaux ainsi observes, on puisse déduire
la théorie gónétique, claire, precise et applicable aux cas par-
ticuliers.
Les faits locaux étudiés avec attention pourront nous con-
duire á une théorie génétique acceptable pour l'explication de
ce cas particulier et, en échange, beaucoup de théories con-
nuesjusqu'iciseraientinjustementanéanties si on les forgait a-
expliquer les faits locaux observes.
L'observation directo, Pétude spéciale de chaqué gisement
métallifére et l'union entre tous ceux qui se dédient a cette
classe de recherches, voilá le chemin sur que nous devons sui-
vre pour arriver plus tard a la possession de la vérité en ce
qui concerne la genése des gisements métalliféres.
Dans ce petit travail et sans chercher á généraliser des
idees, je vais essayer d'expliquer la maniere d'aprés laquelle,
probablement, s'est formé le remplissage que nous observons
actuellement dans eertains gisements métaliiféres du Mexique.
Ces gisements ont appelé l'attention de Pindustriel, mais beau-
coup d'entre eux n'ont pas encoré été suffsamment étudiés au
point de vue scientifique.
KBMPU88AGB DES QI8EMBNT8 MÉTAIXtrERBS. 425
La théfn'ie d'aprés laquelle les minóraux inétalliques se ren-
contrent dans les magmas en fusión ignéo-aqueuse et que les
gisemfMits métalliféres se forment principalement pendant le
refroidissement et la consolidation des roches eruptivas qui
les avoisinent, est une théorie parfaitement acceptable pour
expliquer, comme on le verra plus tard, la gónése d'un grand
nombre des gisements métalliféres qui se trouvent au Mexi-
que.
Les minéraux caractéristiques du métamorphisme de con-
tact sont des silicatos dús, comme on le sait, á l'action qu'exer-
centprincipalementsur les roches sédimentaires, les liquides et
les vapeurs qui se séparent des magmas en fusión ignéo-aqueu-
se, pendant le refroidissement et la consolidation de ees der-
niers. Or, beaucoup de gisements métalliféres du Mexique
se rencontrent dans des roches sédimentaires, parfois jurassi-
ques et presque toujouis crétaciques et ils se trouvent dans
la zone métamorphisée par le contact de quelque roche
eruptivo, zone qui a soufEert le métamorphisme de silieatisa-
tion.'^^ Dans ees gisements, les minéraux métalliques se ren-
contrent unís si intimement avec les minéraux caractéris-
tiques du métamorphisme de contact que Pon peut diré qu'il
existe une relation génétíque entre tous ees minéraux et que
tous se sont formes pendant la periodo de refroidissement et
de consolidation de la roche eruptivo voisine. Comme exem-
ples de cette classe de gisements je pourrais citer entre au-
tres: les gisements cupriféres de San José, dans le Tamaulipas;
(1) C. R. Van Hise. A treatise on Metamorphism. XLVII Mono-
graph. U. S. Geol. Surv. 1904, pag. 168-205 et 677.
Mem. Soo. Álzate. México. T. 26 (1007-1908)-.55.
426 Juan D. Vii-lakello.
les gisements semblables de Aranzazu et de Santa Rosa/^' les
plombo argentiféres de ¡Salaverna, Albarradón et San Eligió,
ceux de fer de Concepción del Oro; tous ees derniers se trou-
vent dans l'Etat de Zacatecas. Oes gisements se trouvent
dans des calcaires jarassiques et crétaciques, roches qui sont
coupées par des diorites quartziféres.
Un grand nombre de gisements métalliféres se rencon-
trent au Mexique, dans des calcaires crétaciques, dans des en-
droits tres rapprochés de roches óruptives tertiaires, d'andé-
sites ou de rhyolites, en general. Dans le voisinage de ees gi-
sements, les calcaires ont soufEert parfois une simple recris-
tallisation sans aucun changement dans leur composition chi-
mique, métamorphisme connu sous le nom de marmorosis. Oe
chaugement, comme on le sait, est dú génóralement á l'action
de Peau á une temperatura élevée, ^^' comme celle qui se sepa-
re d'un magma pendant le ref roidissement de ce dernier. Ce
métamorphisme et la proximitó des i'oches éruptives f ont croi-
re qu'il existe une relation génétique entre les gisements mé-
talliféres mentionnés et les roches éruptives voisines. Comme
exemples de ees gisements je puis citer: les gisements plom-
bo-argentiféres de Mapimí'^' et de Velardeña, dans l'Etat de
Durango; ceux de mercure de la Cruz^*' et de la Bella CJnion^^'
a Huitzuco, dans PEtat de Guerrero, ainsi que ceux, aussi de
(1) J. D. Villarello. Le Mineral d'Aranzazu. Livre-Gruide du Xe.
Congrés Gréologique International. México.
(2) C. R. Van Hise. A treati.se on Metamorphism. XLVII. Mono-
graph. U. S. Geol, Sur%'. 1904. pag. 202.
(3) J. D. Villarello. Le Mineral de Mapimí. Livre-Guidedu Xe. Con-
gres Géologique International.
(4) J. D. Villarello. Yacimientos mercuriales de Palomas y Huitzu-
co. Mem. Soc. Antonio Álzate. Tomo XIX, pág. 95.
(5) J. D. Villarello. Deseription des Mines La Bella Unión. Genése
des gisements de mercuie. Mem. Soc. Ant. Álzate. Tomo XXIII, pag.
395.
REMPLISSAGK des GISBMKNTS SIÉTALLIFERES. 427
mercare de Chiquilistlan'^', dans l'Etat de Jalisco. Tous ees
gisements sont renfermés dans des calcaires mésocrétaciques,
coupós par des andésites tertiaires.
Quelques gisements métalliféres se rencontrent au Mexi-
que dans des schistes crétaciques et tres prés d'une andésíte
tertiaire, roche dans laquelle on distingue deux parties: Pune
intrusive et l'autre effusive. Oes gisements ne pénétrent pas
dans la partie effusive de l'andésite et ils ne sont pas non plus
coupés par la partie intrusive de cette roche, bien qu'elle se
se trouve tres rapprochée; c'est pourquoi on peut supposer que
les dits gisements se sont formes pendant le refroidissement
et la consolidation de la partie intrusive de l'andésite. Comme
exemples de ees gisements je puis citer: les gisements auro-
argentiféres du Mineral del Oro, dans l'Etat de México et ceux
"de méme caractére, de Santiago'-', dans l'Etat de Michoacán.
D'autres gisements métalliféres, et ils sont nombreux au
Mexique, se rencontrent dans les roches éruptives tertiaires.
Considérant que leur remplissage est postérieur á la consoli-
dation et au crevassement de quelques-unes de ees roches, et
en méme temps antérieur á l'apparition d'autres roches égale-
ment éruptives on peut diré que les gisements ci-dessus men-
tionnés se sont formes penclaut la période d'activité eruptivo
de la región. Ce fait établit une rélation génétique entre les
gisements raentionués et quelques-unes des roches éruptives
voisines. Comme exemples de ees derniers, je citerai: les gi-
sements argentiféres et auro-argentiféres du Mineral de Gua-
najuato;'^' les argentiféres et les plombo-argentiféres de Ga-
(1) J. D. Villarello. Descripción de los criaderos de mercurio de Chi-
quilistlán. Mem. Soc. Antonio Álzate. T. XX. pág. 389.
(2) J. D. Villarello. Descripción de las Minas de Santiago y Anexas.
Mem. ÍSoc. Antonio Álzate. Tomo XXII. pág. 125.
(3) J. D. Villarello, T. Flores et R. Robles. Le Mineral de Guana-
juato. Livre-Gruide du Xe. Congrés Gréologique Internat.
428 Juan D. Villabbllo.
món, la Silla, Panuco de Coronado y Avino, dans l'Etat de
Durango, lesquels sont postérieurs á la diabase et l'andósite
et sont en relation génótique avec la rhyolite mais sont an-
tórieurs au basalto de la región; les auro-argentiféres du Mi-
neral de Taviche, dans l'Etat de Oaxaca, qui sont postérieurs
á Pandésite amphibolique tertiaire de cette localité et sont
en relation génétique avec une tosca également tertiaire; les
gisements de mercure de Palomas'^' dans l'Etat de Durango,
qui sont renfermés dans la rhyolite et sont antérieurs au ba-
salto du voisiuage. enfin les gisements auro-argentiféres du
Mineral de Providencia, dans l'Etat de Guanajuato, postérieurs
á la diabase tertiaire et en relation génétique avec une roche
dacitique également tertiaire.
II est certain que tous les gisements métalliféres qui en-
richissent le sol du Mexique ne se trouvent pas en relation
génétique étroite avec les roches eruptivos qui les avoisinent
mais comme on peut le voir par ce qui precede, beaucoup de
ees gisements, et probablement la plus grande partie d'entre
eux, paraissent s'étre formes pendant la periodo de refroidis-
sement et de consolidation des roches eruptivos tertiaires du
voisinage. En suivant une clasificatiou génétique'^' j'ai donné
a ees gisements le nom de: magmatogéniques, dús á la déshy-
dratation magmatique et o'est á eux seuls que je ferai allusion
dans ce petit travail.
Pendant le refroidissement d'un magma, en fusión ignéo-
aqueuse, l'eau qu'il contient s'en separe; cette eau entraíne
fl) J. D; Villarello. Los yacimientos mercuriales de Palomas y Huit-
zuco. L. e. pág. 95.
(2) J. D. Villarello. Reseña del Mineral de Arzate. Mem. Soc. An-
tonio Álzate. Tomo XXIII, pág. 235.
RBMPUSSAOK des aiSEMENTS MÉTALL1FEBKS. 429
aveo elle, en dissolution, uon seulement une certaiue quanti-
té de sílice, mais aussi une quantité considerable d'agents chi-
miques'" et de diffórents composés métalliques solubles dans
ees eaux magmatiques.
L'état physique de l'eau, au moment oü elle se separe d'un
magma, varié aveo la terapérature et la pression miis cette
eau liquide ou en vapeur, et toujours á une haate tempóratu-
re, penetre dans les roches voisines du magma par leurs par-
tios permeables, c'est-á-dire par les parties poreuses ou frac-
túreos. A mesure que l'eau ainsi sóparóe s'avanee vers les ro-
ches avoisinantes, en s'éloiguant du magma, sa température
diminue quand elle entre en contact avec des roches plus ou
moins froides et quand elle se mélange avec les eaux d'origi-
ne mótéorique qui se rencontrent dans les fractures et les po-
ros de ees roches.
Quand les eaux magmatiques se mélent aux eaux mótóo-
riques, la température de ees derniéres s'éléve et en memo
temps les eaux météoriques s'enrichiront en composés méta-
lliques. Ctítte élévation lócale de température donuera origine
á des courants ascendants de ees eaux ainsi mélaugéjs qai
arriveront á atteindre le niveau hydrostatique de la región, et
parfois, dépasseront ce niveau. Pendant ce trajetqui estsur-
tout ascendant, bien qu'il puisse étre partiellement horizontal,
les eaux météoriques réchaufíées et enriehies, comme je l'ai
dit plus haut, déposeront des minéraux pour des causes entre
lesquelles je mentionnerai les suivantes: par leur mélange avec
des Solutions de composition différent, qui circulent dans des
fractures transversales au cours de leur trajet principal} par
des substitutions métasomatiques entre ees eaux minéralisan-
tes et les roches des épontes; et par la diminutlon de tempé-
• (l; C. R. Van Hise. L. c. pág. 1032.
430 Joan D. Villabkllo.
rature et de pression qui permet la cristallisatíon^^' de quel-
ques oomposés en dissolution auparavant jusqu'á saturation de
ees eaux, et les espéces minórales en se dóposant, incrustent,
dans ce cas, les parois des fractures.
Ce qui a étó dit antórieurement peut expliquer d'une £a-
qon genérale la maniere probable dont s'est formé le remplis-
sage primaire du plus grand nombre des gisements métalliféres
du Mexique, anquel je fais allusion dans ce travail. Mais, dans
le but d'expliquer plus en détail le procede de ce re:nplissage
et de distinguer ses différentes phases, il est nécessaire de pró-
senter ici quelques autres raisonnemeats.
Pour qu'un composé métallifére se precipite de la solution
qui le renferme et puisse se déposer dans les cavités cu frac-
tures dans lesquelles circule la solution minéralisante, il faut
que dans la dite solution se vérifie un certain changement phy-
sique ou chimique; que ce cbaugement de conditions occa-
sionne l'insolubilité de ce composé métallifére dans la dite so-
lution et par conséquent sa stabilité dans la méme solution.
Alors le mineral se déposera, constituant ainsi une partie du
remplissage métallifére du gisement. Mais ce mineral ne res-
tera pas deposé dans la fracture ou dans les cavités qui ser-
vent a la circulation des eaux, s'il n'est pas stable dans les con-
ditions auxquelles il doit rester assujetti, tant que continuera
ou que pourra continuer la circulation des eaux dans les dites
cavités. En conséquence, pour qu'un mineral reste déposé,
constituant une partie du remplissage d'un gisement, il faut
qu'il soit insoluble et inalterable dans les eaux qui circuleront
postérieurement dans la fracture ou la cavité ou il s'est dépo-
sé ou bien que ees eaux ne puissent entrer en contact avec
luí.
(1) H. F. Bain. Preliminary report on the Lead and Zinc Deposits
of the Ozark Región. 22d. Ann. Rep. U. S. Geoi. Surv. Part 2d. l^Dl.
Pag. 103.
KBMPLISSAOB oes aiSEMBKTS MÉTALLIFBREB. 431
D'un autre cóté, les agents chimiques qui se sóparent de
l'eau pendant le refroidiseraent d'un magma, varient lente-
ment, comme on a pu Fobserver dans les ómanations volcani-
ques.^^' En effet, dans les fumerolles tres chandes dominent
en general les acides fluorhydrique et clorhydrique; si la tem-
pórature est moins élevée les acides sulfureux etsulfhydrique
sont tres abondants, tandis qil'á une basse tempórature, on
trouve dans les fumerolles l'acide carbouique.*"' Cette varia-
tion lente dans la composition des eaux magmatiques séparóes
et la diminution également lente de la température de ees der-
niéres, á mesuie que le magma se refroidit, constitue un chan-
gement de conditions qui occasionne l'enlévement de quelques-
unes des especes minórales dóposées auparavant sur le trajet
que suivent ees eaux, soit seulés, soit mélangées avec celles
d'origine météorique. Ces enlévement se produiront surtout:
dans les endroits oü le remplissage métallifére n'a pas obstruó
complétement les fractures cu cavités par oú circulent les
eaux deja mentionnóes ou dans les endroits permeables de oe
remplissage.
Les enlévements antérieurs peuvent étre dús principale-
ment aux causes suivantes: l'appauvrissement des eaux ther-
mo-minórales en quelqu'un des coraposés métalliques qu'aupa-
ravant elles renfermaient en dissolution, ou á un changement
dans la quantité ou la nature des agents chimiques contenus
dans ces eaux. Dans le premier cas, les minóraux qui se sont
déposés par cvistallisation dans des solutions supersaturées
du composó relatif, cesseront d'étre stables ou insolubles dans
la solution devenue pauvre en ce composó, mais qui contient
les mémes agents chimiques permettant la dissolution du dit
composé. Dans le second cas, les minóraux dójá dóposós peu-
(1) S. F. Emmons. The Mines o£ Custer County, Colorado. 17th.
Ann. Rep. U. S. Geol. Surv. Part 2, pag. 436.
(2; C. R. Van Hise. L. c. pag. 491.
-i32 Juan D. Villaeeixo.
vent bien n'étre pas tous stables dans une solution qui eontien-
drait des agents cHímiques divers et distincts de ceux qui exis-
taient dans les premieres eaux circulant dans la fracture ou la
cavité ou se trouvent déposés ees minéraux et alors ees der-
niers seront dissous et transportes jusqu'á l'endroit oü chan-
geront les conditions chimiques ou ] hysiques de cette dissolu-
tion, ce qui permettra le dépót du nr inéral ainsi transporté, ou
bien, les minéraux déposés en premier lieu souffriront des subs-
titutions métasomatiques, quand ils seront laves par les nou-
velles eaux minéraiisantes, et cela donnera lieu á la forraation
d'autres spéces minerales.
L'émigration des minéraux dans un gisement métallifére,
ses enlévements, ses changemonts, ses concentrations et ses
substitutions métasomatiques avec les eaux minéraiisantes
qui cireulent en contact avec eux, atteindront une étendue
beaucoup plus grande et seront beaacoup plus complets dans
les caviles ou fractures supercapillaires que dans les capillai-
res, c'est-á-dire dans les roches de grande perméabilité et non
dans celles de perméabilité i-estreinte. En effet, dans ees der
niéres, comme les roches poreuse.'*, les minéraux se déposent
dans lespetites cavités, les remplissent complétement, et alors
la roche qui d'abord était poreuse et permeable devient ainsi
impermeable. Par conséquent, la circulation postérieure des
eaux minéraiisantes sera empéchée aussitót dans ees endroits
et ainsi, les minéraux qui y sont déposés ne seront plus ex-
posés a souffrir des enléve>iients postérieurs. Les eaux miné
ralisantes continueront ensuite á circuler dans des espaces
distincts des roches porevsí s et selon que c(>ntinuera á varier
la composition aussi bien que la temperatura de ees eaux, et
par conséquent leurs conditions minéraiisantes, se déposeront
des espéces minerales plus ou moins différentes sur les divers
trajets qu'elles parcouront, Comme conséquence de ce qui
vient d'étre expliqué, dans les gisements conteuus dans des ro-
KEMPUSSAGB DBS GISBMBNT8 MÉTALUFEBBS. 433
ches poreuses, il sera difficile d'établir les relations paragéné-
tiques entre les miiióraux qui y sont deposés; il en rósultera
de méme que la distribution des difEérentes espéces minóra-
les qui se rencontrenfc assooiées dans ees gisements mótallifé-
res sera tres irreguliére.
Dans les fractures étroites ou diaclases eapillaires, le rem-
plissage peut aussi s'efEectuer rapidement quaud les espéces
minerales s'y déposent et une fois que celles-ci se trouvent
séparées de la circulation des eaux minéralisantes, elles n'au-
ront plus á souffrir d'enlévements postérieures; au contraire,
les eaux minéralisantes continueront á circuler par d'autres
endroits qui seront restes libres ou vides dans les dites diacla-
ses ou par d'autres fractures de formation ultérieure aux pre-
mieres. Ces secondes fractures peuvent se remplir d'espéces
minerales tout á f ait différentes de celles qui forment le rem-
pHssage des premieres diaclases car la eomposition et la tem-
pérature des eaux minéralisantes peuvent avoir subi une mo-
dification. C'est ainsi que Pon peut expliquer pourquoi souvent
l'on rencontre une minéralisation différente dans des fractu-
res tres rapprochées les unes des autres; ainsi s'explique éga-
lement pourcjuoi est si différent le remplissage que l'on ren-
contre dans les réouvertures des gisements, si on le compare
avec le premier remplissage de ces derniers.'
Je pourrais cit&r de nombreux exemples entre les gise-
ments métalliféres du Mexique, qui ont la forme de "filons-.
diaclases étroites," et dans lesquels on ne peut établir de re-
lations paragénétiques entre les minéraux qui constituent leur
remplissage. Je me limiterai á mentionner seulement les filons
des fonds miniers Providencia et La Fortuna, dans le Miné-
ral de Zacualpan, Etat de México, ''' ensuite beaucoup de "fi-
lons-diaclases étroits" que je connais au Mexiqúe, et qui, bien
(1) J. D. Villarello. Descripción de .algunas minas de Zacualpan.
Mem. Soc. Ant. Álzate. Tomo XXIII, pág. 253.
Mem. Soo. AlzBte. México. T. 26 (1907-1908)- 56.
434 J0AN D. VlLLAEKLLO.
que paralléles et tres rapprochés les uns des autres, sont rem-
plis d'espéces minerales fort diffórents. Parmices derniers, je
puis citer les filons du Rosario et la Víbora, dans le Mineral
de Panuco de Coronado, dans l'Etat de Durango; le premier
est constitué par des pyrites de £er et des sulfoantimonites
d'argent, tandis cfue le second ne renferme que de la blende
argentifére, espéee mineral qui se rencontre dans ce filón de-
puis la surface du sol. Oes faits peurent s'expliquer par les
raisonnements que j'ai indiques plus haut.
Dans'les fractures ou cavités supercapillaires, les eaux mi-
nóralisantes peuvent circuler pendant une période beaucoup
plus longue que qaand elles parcourent des fractures capillai-
res qui se remplissent en peu de temps. C'est pour cette rai-
son que dans- la formation du remplissage métallifére d'une
fracture supercapillaire on peut distinguer diffórentes phases
dont je m'occuperai plus loin. Cette longue circulation des
eaux minóralisantes occasione, comme on la verra bientót, une
serie tres variée d'enlévemerits, de concentra tions d'espéces mi-
nerales etd'enrichissementspartant de la profondeur pouraller
vers la surface du terrain; de telle sorte que cette "différen-
ciation primaire" dans le remplissage métallifére est la plus
stable dans les derniéres conditions auxquelles fut assújetti
ce remplissage sous le niveau hydrostatique de la región et
particuliérement en ce qui concerne la composition chimique
des derniéres eaux thermo-minérales qui aient parcouru cha-
cune des parties du gisement métallifére.
Quand le refroidissement d'un magma commence, les mi-
néraux les plus basiques sont ceux qui, en general, commen-
cent á se cristalliser, parce qu'ils sont les plus insolubles dans
REMPLISSAGE des OI8EMBNT8 MÉTALLIFEBE8. éHi")
la partie fluide du magma/'' qui devient de plus en plus acide
á mesure que progresse la solidification des oomposés basi-
ques.'^' Durant cette période de la eiistalHsation d'un magma
la quantitó de sílice qui s'en separe avec l'eau doit étre tres
grande, tant en raison de la haute température de l'eau, que
parce que ees conditions sont peu favorables á la cristallisation
du quartz comme élément constitutif de la roche. Cette solu-
tion concentrée do silice, dans laquelle peuvent se trouver
des composés mótalliques separes également du magma, en
circulant par les fractures des roches voisines et en perdant
par consóquent sa température et sa pression, peut arriver á
présenter quelques fois un caractére semi-visqueux. Cette so-
lution colloidale, en se gólatinisant, remplira la fracture par •
oü circule la solution, avec un dépót de quartz amorphe, dans
lequel resteront emprisonnós les composés métalliques conte-
nues dans la dite solution. Ces espéces minerales, plus cu
moins différentes, resteront distribuées d'une maniere irrégu-
liére dans le quartz qui leur sert de matrice. C'est de cette
maniere que Pon peut expliquer la formation du remplissage
métallifére de plusieurs gisements du Mexique parmi lesquels »
je pourrais citer: les auríferas du Cerro de la Gloria, á El Pa-
rlan, dans l'Etat de Oaxaca.
Quand la température du magma baisse, les minóraux
moins basiques se cristalliseot, puis en fin le quartz.'^' Alors,
la solution de silice et des composéá métalliques, séparée du
magma, pourra devenir une solutioo aqueuse nórmale relati-
vement moins concentrée en silice que la precedente et dans
laquelle pourront se cristalliser les espéces minerales. Alors
(l) J. H. Prat. The Ocun-ence, Origiu and Chemical Composition
of Chromite with especial renference totheNorth Carolina Deposits. Trans.
Am. Inst. Min. Eng. Vol. XXIX, p. 18.
(2; J. E. Spurr. Geology of the Yukon Gold District. 18th. Ana.
Rep. U. S. Geol. Surv. Part 3d p. 309.
(3) J. E. Spurr. L. c. p, 309.
436 Juan D. Villaekllo.
aussi, le remplíssage mótallfiére, ainsi formé, presentera une
structure distincte de celle qu'il présente dans le cas antérieur.
Cette solution aqueuse nórmale circulara par les espaces vides
réunis qui seraient restes dans le remplíssage amorphe cité
plus haut dans les rénuvertures de ce remplíssage ou bien
par d'autres fractures. Dans le premier cas, le second remplís-
sage formera des lentilles plus ou moins réunies entre elles,
comme celles que Pon rencontre dans quelques-uus des gise-
ments du Mineral de Curucupaseo dans l'Etat de Michoacán.
Dans le second cas, le remplíssage postérieure formera les vei-
nules ("hilos," "cintas" ou ''cordones") que l'on rencontre sou-
vent richement minéralisées dans plusieurs des veines argen-
tiféres du Mexique et parmi lesquelles je citerai celles du Mi-
neral de Noxtepec, dans PEtatde Guerrero et, dans le troisiéme
cas, il se formera des rameaux diagonaux ou satellites, sou-
vent mieux minéralisés que la veine principale, comme on peut
l'observer dans un grand nombre de mines da Mexique.
Ainsi qu'on le volt par ce qui precede, la structure du rem-
plíssage d'un gisement métallifére dépend en partie de la tem
pérature a laquelle il s'est formé et aussi de la composition de
la roche éruplive qui se rencontre en rélation génétique avec
le dit gisement. Ea effet, les roches basiques se cristallisent
comme on le sait, a une température plus élevée que les aci-
des;'*' et par conséquent, la formation du remplíssage métalli-
fére des gisement en rélation avec les premieres roches, pou-
rra commencer á s'effeotuer á une température plus élevée que
celle des gisements qui se trouvent en rélation génétique avec
les secondes. D'aprés cela et pour les raisons indiquées anté-
rieurement, le remplíssage primaire des gisements en rélation
avec des roches basiques, pourra étre plus ordinairement dé
structure massive et, en general, plus quartzeuse que. le rem-
(1) J. E. Spurr. Loe. cit. pag. 309.
RBHPLISSAGB DBS SI6BMENTS MÉTALLTTEBBS. 437
plissage des gi.sements qui se trouvent en relation génétique
avec des roclips acides.
Le ref roí dissemen t de la partie profonde d'un magma étant
excessivement lent, il se passera nu laps de temps tres long,
pendant lequel continuera á se réaliser la séparation des eaux
magmatiques minéralisées, le réchauffement et la minéralisa-
tion des eaux d'origine météorique, par leur mélange avee les
eaux magniatiqu3s et la eirculation, dans l§s fractures des ro-
ches, de ees eaux ainsi mélangées. Tout ce qui vient d'étre
dit facilitera le remplissage complet des cavitós dans lesquel-
les s'effectue la circulation des dites eaux. D'un autre cóté,
eomme le ref roidissement d'un magma est beaucoup plus lent
dans les profondeurs qu'á la surface duterrain, la roche peut
deja étre solidifiée á la surfaco et méme fracturée, alors que
dans les profondeurs, le magma est encoré chaud et qu'il s'en
separe encoré des eaux magmatiques minóralisóes. Oes eaux
peuvent occasionner le remplissage métallifére des nouvelles
fractures formées a la surface du terrain; de méme elles peu-
vent, avec leur dópót métallifére, remplir les réouvertures des
gisements déjá formes. Ces réouvertures permettront que les
eaux minéralisantes recommencent a suivre le trajet qu'elles
parcouraieiit auparavant, pendant la premiére phase de la for-
mation du gisement. Mais, comme entre la premiére phase et
la seconde, la température et la composition des eaux minéra-
lisantes ont pu varier, les espéces minerales déposées pendant
la seconde phase, peuvent étre distinctes de celles qui se trou-
vent dans le remplissage antérieur. Comme exemples de gise-
ments métalliféres du Mexique qui se sont probablement for-
mes pendant le refroidissement de la partie profonde du mag-
ma qui occasionna la formation de la roche dans laquelle sont
renfermés les mémes gisements, je pourrais citer entre autres:
ceux de mereure de Palomas, dans l'Btat de Durango et les
438 Juan D. viliaeello.
auriféres du Mineral d'Arzate/^' également dans l'Etat de Du-
rango.
Je n'ai pas l'intention de décrire maintenant en détail les
diverses phases de la formation du remplissage d'un gisement
métallifére mais j'indiquerai simplement les changements qui
peuvent se produire dans le dit remplissage, pendant la pério-
de oü dominent dans les eaux minéralisantes l'hydrogéne sul-
furé, (acide sulfhydrique) et le bioxyde de oarbone (acide car-
bonique).
Quand les eaux magmatiques seules, ou mólangóes avec
celles d'origine météorique, eontiennent les acides sulfhydri-
que et carbonique, elles attaquent les roches feldspathiques
oucalcairesdans les cavités desquelles elles circulent, etdecet-
te attaque resulte une solution dans laquelle se trouvent, en
equilibre chimique: d'un cóté, Facide carbonique, les sulfures et
sulfhydrates alcalins et alcalino-terreux et d'un autre cóté
l'acide sulfhydrique et les carbonates alcalins et alcalino-ter-
reux.'^'
L'acide sulfhydrique étant peu soluble dans l'e?u, il faut
une température et une pression élevées pour que, dans la so-
lution antérieure, existe l'acide sulfhydrique libre, en grande
quantité. Mais alors, ,dans la dite solution pourront se dissou-
dre les sulfures de plomb, de zinc et d'argeut. Ces sulfures
sont insolubles dans les sulfures et sulfhydrates alcalins et al-
calino-terreux et, par conséquent, quand, dans la solution an-
térieure diminue la quantité d'acide sulfhydrique qu'elle con-
tient, les sulfures métalliques que je viens d'indiquer se préci-
(1) J. D. Villarello. Reseña del Mineral de Arzate. Mem. Soc. An-
tonio Álzate. Tomo XXIII, pág. 211.
(2) J. D. Villarello. Grénesis de los yacimienios mercuriales de Palo
mas y Huitzuco. L. c. pág. 98.
RKMPLISSAoB des QISEUENTS MÉTALLIKERK8. 439
piteront. Cette diminution de la quantité d'acide sulfhydrique
libre contenue dans la soluiion sera due: á la diminution de
la terapérature et de la pression, ou bien á l'action chimique
qu'exerce cet acide sur le calcaire d'oü resulte la formation de
sulfure de calcium et d'aci<le carbonique libre. Ce qui piécé-
de semble expliquer ponrquoi les gisements plombo-argenti-
féres sont plus fréquents dans les roches calcaires que dans
les roches éruptives et aussi pourquoi est si commune l'asso-
ciation de la galéne et de la hiende dans oes gisements ainsi
que dans les gisements argentiféres. Au Mexique, les gise-
ments de plomb se rencontrent gónóralement dans les calcai-
res etbeaucoup d'entre eux sont, en réalité, des gisements mix-
tos de plomb et de zinc. Cette association est si constante que
méme dans* les filons d'argent de ce pays, la prósence du sul-
fure de plomb^est un Índice certain de celle du sulfure de zinc,
et vice versa. ^*'
Quand diminue la température de la solution minéralisan-
te deja indiquée, la quantité d'acide sulfhydrique libre diminue
ainsi par conséquent que son aptitude á former des gisements
de plomb. Mais en échange, les sulfures, sulfhydrates et car-
bonates alcalins permettront la dissolution des sulfures d'ar-
senic et d'antimoine, et les sulfosels ainsi formes occasionnent
la dissolution des sulfures d'argent et de cnivre. De cette, so-
lution pourrout se précipiter des sulfoantimonites de cuivre et
d'argent, pour les causes suivantes, entre autres: par crista-
llisation, quand la solution est supersaturóe; par diminution
de température, quand la solution approche de la surface du
terrain; par oxydation de cette méme solution, quand elle se
méle aux eaux d' origine méteorique contenant de l'oxygéne et
circulant dans des fractures transversales: en effet, cette oxy-
(1) J. G. Aguilera. Geographical and Geological Distribution of the
Mineral Deposits of México. Trans. Am. Inst. Eng. Vol. XXXII. 1902,
pag. 512.
440 JüAN D. VnXABBLLO
dation transforme les sulfures et sulfhydrates alcalius et al-
calino-terreux, en thiosulfates correspondants (L.yposulfites),
dans lesquels sont insolubles les sulfures et sulfoantimonites
mótalliques déjá mentionnés.
Si la température des eaux suífureuses minéralisant